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“Independencia del Perú”.

Breve introducción.
La independencia del Perú se proclamó el 28 de Julio de 1821. Perú
había permanecido junto a España con el virrey José Fernando de
Abascal, quien incluso envió tropas y dinero a otros puntos donde la
insurrección había aparecido.

A partir de 1810, el virrey tuvo que enfrentarse a diversas


insurrecciones, casi todas surgidas en el Alto Perú (hoy Bolivia).
Abascal advirtió la debilidad de la Junta Central de 1810 e interpretó el
movimiento independentista como un complot perpetrado desde
Buenos Aires. Mantuvo de 1808 a 1813 una política hostil, pero
diplomática, contra las nuevas ideas procedentes de España. A pesar
de ello, tuvo que admitir, el 24 de septiembre de 1810, la convocatoria
para la elección de diputados. Abascal contaba con la colaboración de
los liberales peruanos y españoles, a los que no interesaba que la
mayoría nativa accediera a sufragio y a la representación política.

Las promesas de los liberales encendieron las esperanzas de poder de


los criollos, pero como no se llevaron a cabo algunos sectores criollistas
empezaron a atacarlos. Sin embargo, no se atrevieron a sublevarse,
pues tenían muy presente la reacción del gobierno virreinal ante la
insurrección de Tupac Amaru II (1780) y la de Pumacahua,
violentamente reprimidas. Las revueltas indigenas peruanas, lejos de
estimular el proceso revolucionario, lo estancaron. Hubo que aguardar
a que dos líderes militares lo dirigieran: San Martín y Bolívar, ambos
extranjeros.
Perú se encontraba densamente poblado, con sólo un 5 por 100 de
blancos y un predominio de indigenas (58 por 100) sobre los mestizos
(29 por 100) y los negros (8 por 100: 4 por 100 esclavos y 4 por 100
libres). Las divisiones raciales fomentaron la jerarquización social y
establecieron una sociedad de castas.
La clase dominante, de raza blanca, la constituían españoles y criollos
aristócratas, quienes originaron una nobleza rural privilegiada e
inmovilista que detentaba el poder económico. Los españoles
acaparaban casi todos los cargos públicos y burocráticos.
“Independencia del Perú”.

Otro sector lo formaban los criollos liberales, que tan sólo pretendían
reformar el armazón colonial y alcanzar unas reivindicaciones sociales
y jurídicas mediante su representación en los cabildos.
Los intelectuales peruanos como Jose Hipolito Unanue, José
Baquíjano y otros colaboradores del periódico El Mercurio
peruano impregnados del pensamiento de la Ilustración.

Abogaban por una libertad y una igualdad, pero español y no se


plasmaban en un movimiento de independencia.
La clase más oprimida y mayoritaria, la de los indígenas, no consiguió
representación en los cabildos, al negársela los criollos aristócratas y
liberales.

La economía peruana del siglo XVIII sufría una crisis que arrastraba
desde el siglo anterior. Perú había sido la máxima potencia americana
gracias a su comercio trasatlántico y a la explotación de los metales
preciosos. Víctima de las reformas imperiales de 1776-1778, que
acabaron con el monopolio comercial, perdió la exclusividad en su
comercio con España. La situación empeoró en 1808 cuando Chile y
Buenos Aires, rivales económicos de Perú, lograron la libertad de
comercio. El gobierno español decretó en 1812 la abolición del tributo
indio y de la mita. Con la restauración de Fernando VII en 1814, la
presión española se acentuó bajo el virreinato de Joaquín de la Pezuela,
quien derogó las medidas liberales.
La ofensiva revolucionaria de carácter militar la inició el general San
Martín, engrosando sus filas algunos patriotas alistados en la guarnición
hispánica que destacaron por sus ideas liberales y lucharon a favor de
los independentistas.
Desde que San Martín liberara Chile, gozaba de un enorme prestigio
militar. Estratégicamente advirtió la necesidad de asestar el primer
golpe contra la metrópoli por mar y para bloquear la flota española
contrató los servicios del almirante inglés Thomas Cochrane, en cuyas
manos cayeron las ciudades más ricas de la costa del Pacífico. San
“Independencia del Perú”.
Martín decidió negociar un arreglo con los realistas, quizá para ganar
tiempo y comprometer a todos los patriotas a su causa.

La ineptitud del virrey Joaquín de la Pezuela provocó su derrocamiento


aceptado por Fernando VII. Su sucesor en 1821, el general José de la
Serna conferenció con San Martín, quien intentó inducirle a unirse a los
insurgentes. Al no conseguirlo, San Martín adoptó la vía militar, logró la
victoria, entro en Lima el 10 de julio de 1821 y proclamó la
independencia del Perú el 28 de Julio de 1821. Pero los criollos no le
apoyaron porque temían que los indios libres cometieran desmanes
contra ellos y sus propiedades.
A lo largo de toda la campaña, San Martín se había afirmado como un
lider pacifista, y así lo demostró al ocupar Lima.
El 3 de agosto de 1821, asumió el título de Protector del Perú y aplicó
reformas sociales, confirmando la supresión de la mita y del tributo indio
abolidos en 1812. Decretó la expulsión de los españoles y la
confiscación de sus bienes, con el afán de atraerse a la aristocracia
criolla y al mismo tiempo, con la creación de la Orden del Sol, favoreció
a los militares criollos.

Sin embargo, los liberales peruanos se oponían a San Martín por


considerarlo demasiado teórico. Carente de apoyo, el general acudió a
Guayaquil para conferenciar con Simón Bolívar, al que pidió la anexión
de esta plaza a Perú, su ayuda militar para la causa peruana y para el
establecimiento de una monarquía constitucional en el país (julio 1822).
En ella Bolívar sólo se comprometió a prestar ayuda militar. El fracaso
de las negociaciones obligó a San Martín a dimitir (1822) y marcharse
de Perú.

Bolívar consiguió pacificar el país y dominar los reductos españoles del


interior con su ejército y la colaboración de los montoneros (grupos de
guerrilleros a caballo).
Finalmente la batalla de Ayacucho (1824) supuso el fin de la
dominación española en Perú y en el continente.
“Independencia del Perú”.

Historia de la independencia en Perú

En el intento de romper el vínculo de sometimiento con la Corona


Española, los patriotas defensores de la liberación se enfrentaron a los
realistas que pretendían mantener el Virreinato de Perú.

Si bien las manifestaciones y revueltas se sucedieron durante más de


una década, recién en el año 1820 con la llegada de José de San Martín
y su Expedición Libertadora se comenzó a pensar en la independencia
como una posibilidad.

El 15 de julio de 1821 sesionó el cabildo de la ciudad y se redactó


el Acta de la Independencia del Perú, luego de que las tropas del
virreinato abandonaran el territorio. El documento escrito fue apoyado
por más de tres mil limeños de todas las clases sociales.

Días más tarde, el sábado 28 de julio de 1821, José de San Martín


proclamó la independencia del país ante las miles de personas reunidas
en la Plaza Mayor. Sin embargo, recién en 1824 los realistas cedieron
al nuevo sistema imperante.

“Desde este momento, el Perú es libre e independiente por la voluntad


general de los pueblos y por la justicia de su causa que Dios defiende"
José de San Martín
“Independencia del Perú”.
¿Qué significó la Independencia?

La independencia implicó cortar todo vínculo con la Corona Española,


terminando con las relaciones económicas y mejorando la situación en
la que vivían los indígenas del país.

Tradiciones del Día de la Independencia en Perú

Según lo publicado en el sitio Notimerica, durante todo el mes de julio


(especialmente el Día de la Declaración de la Independencia en Lima)
las banderas peruanas se hacen presente en todo tipo de oficinas,
comercios y casas de familia. De la misma forma que sucede con otras
fiestas patrias, se realizan celebraciones locales en centros que nuclean
a los habitantes de las distintas ciudades del país.

El general José de San Martín proclama la


Independencia del Perú.

Palabras históricas del General Don José de San Martín, en medio de


la Plaza Mayor de Lima, aquel 28 de julio de 1821:"El Perú es desde
este momento libre e independiente por la voluntad general de los
pueblos, y por la justicia de su causa que Dios defiende. ¡Viva la patria!
¡Viva la libertad! ¡Viva la independencia!"

El general argentino, Don José de San Martín (1778-1850) tenía la idea


de que la única manera de consolidar la independencia en los
virreinatos sudamericanos era independizando el Perú.

Según algunos historiadores, la firma del acta de la Independencia el 15


de julio por parte de la aristocracia limeña y la posterior declaratoria el
“Independencia del Perú”.
28 del mismo mes fueron simples formalidades. La real independencia
del Perú se lograría con la derrota de las tropas realistas acantonadas
en los Andes.

La mayoría de los historiadores coincide que el proceso más antiguo


que dio origen a la independencia del Perú fueron las reformas
borbónicas. Este largo periodo en que una serie de medidas políticas y
económicas restrictivas y represivas provocó que una amplia gama de
sectores, criollos, mestizos e indios participaran en movimientos
sociales en los sectores geográficos donde las reformas afectaron de
manera más aguda. Sin embargo, las ideas reformistas que se
expusieron en la época, en los planes políticos de los levantamientos,
junto a algún discurso separatista ligado a un milenarismo indígena, no
tuvieron los resultados inmediatos esperados.

En vez de dividir a la población en españoles y peruanos o americanos,


los levantamientos y rebeliones separaron a las elites criollas y mestizas
de las masas indígenas, pues las primeras temían que un desborde
popular transformase la estructura jerárquica de la sociedad colonial.
Por último, si bien durante esta época se dieron pugnas entre la elite
limeña y la provinciana, éstas no fueron decisivas en el posterior
proceso de independencia, brindando más bien apoyo una vez que los
ejércitos libertadores ya se encontraban en territorio peruano, como en
el caso de las montoneras o las donaciones.

En la mañana del glorioso 28 de Julio de 1821, y ordenado todo por el


Excelentísimo Ayuntamiento conforme a las disposiciones de S.E. el
Señor General en Jefe Don José de San Martín, salío éste de palacio a
la Plaza Mayor de Lima, junto con el señor Gobernador Político y Militar
y acompañándole el Estado Mayor y demás generales del Ejército
Libertador.

En un espacioso tabladillo adecuadamente instalado en medio de la


“Independencia del Perú”.
Plaza Mayor el General San Martín enarboló el pendón en el que lucía
el nuevo escudo de armas, recibiéndolo de manos del señor
Gobernador, y acallado el alborozo del inmenso concurso, pronunció
estas palabra: "EL PERÚ ES DESDE ESTE MOMENTO LIBRE E
INDEPENDIENTE POR LA VOLUNTAD GENERAL DE LOS
PUEBLOS, Y POR LA JUSTICIA DE SU CAUSA QUE DIOS
DEFIENDE".

José de San Martín


(José Francisco de San Martín y Matorras; Yapeyú, hoy San Martín,
Corrientes, Argentina, 1778 - Boulogne-sur-Mer, Francia, 1850) Héroe
de la independencia americana, libertador de Chile y Perú.
La singularidad del perfil heroico de José de San Martín viene dada,
más que por sus hazañas exteriores, por la grandeza interior de su
carácter. Pocos hombres públicos pueden exhibir una trayectoria tan
limpia en la historia de América: habiendo alcanzado la máxima gloria
militar en las batallas más decisivas, renunció luego con obstinada
coherencia a asumir el poder político, conformándose con ganar para
los pueblos hispanoamericanos la anhelada libertad por la que
luchaban.
Sus campañas militares cambiaron el signo de la historia americana
durante el proceso de descolonización acaecido a principios del siglo
XIX. A su lucidez estratégica se deben los planteamientos militares que
llevarían a la independencia de Chile y de Perú, centro neurálgico del
poderío español cuya caída conduciría a la de todo el continente. Si
luego dejó en manos menos nobles las extenuantes guerras civiles y
partidistas que acabaron por malbaratar los más bellos sueños de los
patriotas, fue por esa misma pureza y rectitud de principios. Achacoso,
postergado y ciego, San Martín moriría decentemente en su cama, en
un remoto rincón de Francia, cargado de honores y exonerado de toda
responsabilidad sobre el destino tortuoso de aquellas amadas tierras
cuya independencia había ganado con el valor de su sable.
“Independencia del Perú”.
Biografía
Hijo de Juan de San Martín, teniente gobernador de Corrientes, y de
Gregoria Matorras, el pequeño José Francisco se crió en el seno de una
familia española que no tardó en preferir volver a su país a quedarse en
aquellos turbulentos estados coloniales. En 1784 pasó con su familia a
España; en 1787 ingresó en el Seminario de Nobles de Madrid, donde
aprendió retórica, matemáticas, geografía, ciencias naturales, francés,
latín, dibujo y música.
Dos años después pidió y obtuvo el ingreso como cadete en el
Regimiento de Murcia. Fue éste el origen de una brillante y vertiginosa
carrera militar que tendría su bautismo de fuego en el sitio de Orán
(1791), en la campaña de Melilla; trece años tenía entonces el futuro
libertador.
Más tarde intervino en las guerras del Rosellón (1793) y de las Naranjas
(1801), mereciendo sucesivos ascensos por su actuación; en 1803 era
ya capitán de infantería en el regimiento de voluntarios de Campo
Mayor. Cuando la invasión napoleónica de la península dio lugar a la
Guerra de la Independencia Española (1808-1814), su arrojo contra los
invasores franceses en la batalla de Bailén (1808) le valdría ser
nombrado teniente coronel de caballería.

La emancipación de América
Tras esta fulgurante carrera en el ejército español, y poco después de
estallar la revolución emancipadora en América, San Martín, que había
mantenido contactos con las logias masónicas que simpatizaban con el
movimiento independentista, reorientó su vida hacia la causa
emancipadora. El sentimiento de su identidad americana y su ideario
liberal, desarrollado en el clima espiritual surgido tras la Revolución
Francesa y en la lectura de los enciclopedistas e ilustrados franceses y
españoles, lo determinaron a contribuir a la libertad de su patria.
Inició así una nueva etapa de su vida que lo convertiría, junto con Simón
Bolívar, en una de las personalidades más destacadas de la guerra de
emancipación americana. Solicitó la baja en el ejército español y marchó
primero a Londres (1811), donde permaneció casi cuatro meses. Allí
“Independencia del Perú”.
asistió a las sesiones de la Gran Reunión Americana, fundada
por Francisco de Miranda, que fue la organización madre de varias otras
esparcidas por América con idénticos fines: la independencia y
organización de los pueblos americanos.
Desde Inglaterra se embarcó hacia Buenos Aires (1812), donde
esperaba que su experiencia militar en numerosas batallas le permitiese
rendir excelentes servicios al ideal que animaba a su país. A causa de
sus veintidós años de servicio en el ejército realista, no fue recibido con
entusiasmo por los dirigentes; pero, ante la debilidad militar del
movimiento patriota, la Junta gubernativa le confirmó en su rango de
teniente coronel de caballería y le encomendó la creación del
Regimiento de Granaderos a Caballo, al frente del cual obtendría la
victoria en el combate de San Lorenzo (3 de febrero de 1813).
El mismo año de su llegada había conocido en una tertulia política a la
que sería su esposa y compañera, doña María Remedios de Escalada,
con quien contrajo matrimonio enseguida, el 19 de septiembre, en la
catedral porteña. En 1813 renunció a la jefatura del Ejército de Buenos
Aires, y en 1814 aceptó sustituir aManuel Belgrano al frente del Ejército
del Alto Perú, maltrecho por sus derrotas. El duro revés que Belgrano
había sufrido en Vilcapugio y Ayohuma a manos de los realistas cerraba
prácticamente las posibilidades de avanzar sobre Perú, al tiempo que
hacía vulnerable esa frontera, cuya custodia encargó a Martín Miguel
de Güemes, caudillo de Salta.

La gesta de los Andes


Incómodo ante las suspicacias bonaerenses, y de acuerdo con sus
compañeros de la logia Lautaro, José de San Martín pensaba que todos
los esfuerzos debían orientarse hacia la liberación de Perú, principal
bastión realista en América. Bloqueada la ruta del Alto Perú (la actual
Bolivia), empezó a madurar su plan de conquista de Perú desde Chile;
con este objetivo obtuvo la gobernación de Cuyo, lo que le permitió
establecerse en Mendoza (1814) y preparar desde allí su ofensiva.
Mientras tanto, en Chile, Bernardo O'Higgins y José Miguel
Carrera habían unido sus fuerzas para sostener la estratégica ciudad
de Rancagua; con su derrota a manos de los realistas finalizaba la
intentona independentista chilena del periodo denominado la Patria
“Independencia del Perú”.
Vieja (1810-1814). La caída de la Patria Vieja y la llegada a Mendoza
de los refugiados chilenos complicó los planes de San Martín, que
esperaba atacar Perú desde un Chile independiente y aliado; era
prioritario, pues, liberar Chile.
San Martín decidió apoyarse en O'Higgins, con quien preparó el plan de
invasión que sería aprobado por los gobiernos de Gervasio Antonio de
Posadas y de Juan Martín de Pueyrredón. En Mendoza, durante tres
años (1814-1817) y con pobres recursos, San Martín organizó
pacientemente el ejército con la ayuda de la población de los Andes; a
la empresa se sumó también con celo su esposa, doña Remedios, que
entregó sus joyas para aliviar en algo las penurias de los patriotas. En
1816 esta abnegada mujer dio al general su única hija, Merceditas, que
sería el bálsamo de San Martín en su solitaria vejez.
Finalmente, en 1817 inició la gran campaña que habría de dar un giro
nuevo a la guerra, en el momento más difícil para la causa americana,
cuando la insurrección estaba vencida en todas partes con excepción
de la Argentina. Su objetivo era invadir Chile cruzando la cordillera de
los Andes, y su realización, en sólo veinticuatro días, constituiría la
mayor hazaña militar americana de todos los tiempos. Superadas las
cumbres andinas, el 12 de febrero de 1817 derrotó al ejército realista al
mando del general Marcó del Pont en la cuesta de Chacabuco, y el 14
entró en Santiago de Chile. La Asamblea constituida proclamó la
independencia del país y le nombró director supremo, cargo que declinó
en favor de O'Higgins.

La liberación de Perú
Pero esta gran hazaña de San Martín perseguía, como ya se ha
indicado, una meta mucho más ambiciosa, y respondía a la estrategia
continental del libertador. Desde esa perspectiva más amplia, la
conquista de Chile era sólo un paso necesario: San Martín comprendió
que para sacudir el yugo español del continente era preciso conseguir
el dominio naval del Pacífico y la ocupación del virreinato del Perú,
verdadero centro del poder realista. El mismo virrey peruano Pezuela
consideró con lucidez la situación creada tras el cruce de los Andes y la
batalla de Chacabuco, señalando que esta campaña "trastornó
enteramente el estado de las cosas, dio a los disidentes puestos
“Independencia del Perú”.
cómodos para dominar el Pacífico y cambió el teatro de la guerra para
dominar el poder español en sus fundamentos."
A partir de este momento, los esfuerzos de San Martín se centraron en
la organización de la gran escuadra que había de transportar a las
tropas libertadoras a Perú. Viajó a Buenos Aires a fin de solicitar lo
necesario para la campaña; sin embargo, lo que recibió fue la oferta de
intervenir directamente en las disputas internas del país, cosa que
rechazó.

A su regreso a Chile, las fuerzas patriotas fueron derrotadas en Cancha


Rayada por el ejército realista de Osorio. San Martín reorganizó las
desmoralizadas tropas criollas y venció a Osorio en los llanos de Maipú
(5 de abril de 1818); al término de esta batalla, con la que quedaba
asegurada la libertad chilena, tuvo lugar el célebre abrazo entre San
Martín y O'Higgins. Aún después de destruidos los últimos focos de
resistencia española, San Martín tuvo que vencer tremendos
obstáculos: la falta de dinero, las diferencias políticas y la rivalidad y
envidia de sus enemigos; pero los muchos meses dedicados a la
organización de la campaña de Perú acabarían dando su fruto.
Finalizados los preparativos, la escuadra zarpó de Valparaíso (Chile) el
20 de agosto de 1820, transportando un ejército de 4.500 hombres, y
desembarcó en la playa de Paracas (cerca de Pisco, Perú) el 8 de
septiembre. San Martín intentó una negociación con el virrey Pezuela,
y luego con su sucesor, José de la Serna, con el que se entrevistó el 2
de junio de 1821: el libertador expuso allí su oferta de un arreglo
pacífico, que incluía la independencia de Perú y la implantación de un
régimen monárquico con un rey español, ofreciendo a La Serna la
regencia interina. Fracasadas las negociaciones, San Martín ocupó
Lima y proclamó solemnemente la independencia (28 de julio), pese a
que el ejército realista aún controlaba gran parte del territorio virreinal.
Nombrado Protector de Perú, mientras enviados suyos gestionaban en
las Cortes europeas el establecimiento de una monarquía, la
incertidumbre de su situación militar contrastaba con la consolidación
de Simón Bolívar en la Gran Colombia y la total liberación de Quito tras
la Batalla de Pichincha. Hostilizado por los españoles que se habían
hecho fuertes en las montañas, con su ejército desgastado por la
“Independencia del Perú”.
prolongada campaña y con su poder minado por las disensiones entre
los patriotas, San Martín hubo de sostener una lucha constante.
La ocupación de Guayaquil, ciudad reivindicada por Perú, fue el motivo
inmediato de su célebre entrevista con Simón Bolívar (julio de 1822), en
la que había de tratarse el futuro del continente y cuyo contenido exacto
es aún objeto de múltiples discusiones, pero que sin duda debió de
desalentar a San Martín; nada más regresar a Lima, y ante la creciente
oposición peruana a su política, convocó el Congreso y presentó la
renuncia a su cargo de Protector (20 de septiembre de 1822), dos años
antes de que la victoria de Ayacucho pusiera fin definitivamente a la
dominación española en Perú y en todo el continente.

El retiro
San Martín había decidido retirarse; consideraba cumplido su deber de
liberar a los pueblos y no quiso participar en las luchas intestinas por el
poder. En octubre de 1822 llegó a Chile; en verano de 1823 cruzó los
Andes y pasó a Mendoza con la idea de establecerse allí, apartado de
la vida pública. Pero las muchas críticas adversas que le atribuían
aspiraciones de mando y el fallecimiento de su esposa lo determinaron
a partir en febrero de 1824 rumbo a Europa, acompañado por su hija
Merceditas, que en esa época tenía siete años.
Residió un tiempo en Gran Bretaña y de allí se trasladó a Bruselas
(Bélgica), donde vivió modestamente; su menguada renta apenas le
alcanzaba para pagar el colegio de Mercedes. Hacia 1827 se deterioró
su salud, resentida por el reumatismo, y su situación económica: las
rentas apenas le llegaban para su manutención. Durante esos años en
Europa arrastró además una incurable nostalgia de su patria.
Su última tentativa de regreso tuvo lugar en 1829. Dos años antes había
ofrecido sus servicios a las autoridades argentinas para la guerra contra
el Imperio brasileño; en esta ocasión, embarcó hacia Buenos Aires con
la intención de mediar en el devastador conflicto entre federalistas y
centralistas. Sin embargo, al llegar encontró su patria en tal grado de
descomposición por las luchas fraticidas que desistió de su intento, y,
pese a los requerimientos de algunos amigos, no puso pie en la añorada
costa argentina.
“Independencia del Perú”.
Regresó a Bélgica y en 1831 pasó a París, donde residió junto al Sena,
en la finca de Grand-Bourg. Gracias a la solicitud de su pródigo amigo
don Alejandro Aguado, compañero de armas en España, pudo pasar el
postrero tramo de su vida sin vergonzosas estrecheces. En 1848 se
instaló en su definitiva residencia de Boulogne-sur-Mer (Francia), donde
moriría en 1850.

José de la Serna
(José de la Serna e Hinojosa; Jerez de la Frontera, España, 1770 -
Cádiz, 1832) Militar y administrador colonial español que fue virrey de
Perú entre 1821 y 1824, año en que su derrota en Ayacucho frente a las
fuerzas independentistas de Bolívar y Sucre supuso la caída del
virreinato y el fin del colonialismo español en Sudamérica.
José de la Serna cursó la carrera militar y desempeñó un destacado
papel en la Guerra de Independencia Española. Su actuación contra los
franceses le valió el ascenso a teniente general, y en 1815 fue destinado
a las colonias americanas como general en jefe del ejército del Alto
Perú. Este territorio se había convertido, gracias a la actuación del virrey
Abascal, en un reducto realista casi inexpugnable durante todo el
período de las guerras emancipadoras americanas. Abascal ocupó
militarmente el Alto Perú, sofocó la insurrección de Chile e incrementó
su virreinato con la audiencia de Quito.
En 1816, el ejército de José de la Serna conquistó Salta, pero abandonó
este territorio al recibir noticias de la caída de Chile, después de que el
ejército mandado por el general José de San Martín cruzara la cordillera
de los Andes desde las Provincias Unidas del Río de la Plata. En 1821,
a raíz del pronunciamiento militar de Aznapuquio que culminó con la
destitución del virrey Pezuela, José de la Serna fue designado virrey del
Perú, título que más tarde fue confirmado oficialmente.
Un año antes, José de San Martín, tras desembarcar en Paracas, se
había dirigido al norte y proclamado la independencia peruana en Ica.
Constituyó también un primer Reglamento Provisional, pero José de la
Serna no aceptó la independencia del país y se enfrentó a las fuerzas
del general argentino. En 1821 llegó a un pacto con San Martín que, sin
“Independencia del Perú”.
embargo, no dio ningún resultado; meses más tarde, Lima fue ocupada
por los independentistas y San Martín se proclamó protector.
De la Serna trasladó entonces la capital del virreinato a Cuzco y
continuó combatiendo hasta la decisiva batalla de Ayacucho (1824), en
la que el ejército independentista de Simón Bolívar, bajo la dirección
de Antonio José de Sucre, se alzó con la victoria; la derrota de
Ayacucho supuso para España la pérdida definitiva de sus posesiones
en el continente americano. En el año 1825 fue repatriado a España
junto con otros militares.

Bernardo O'Higgins

Bernardo O'Higgins Riquelme

Político, militar y prócer chileno

Nació el 20 de agosto de 1778 en Chillán Viejo.

Hijo ilegítimo de Ambrosio O'Higgins, de origen irlandés, gobernador al


servicio de España en Chile y virrey de Perú. Su madre fue María Isabel
Riquelme y Meza. Sus padres nunca contrajeron matrimonio, pero ello
no implicó que el progenitor se desentendiera de su vástago. Él mismo
dispuso que fuera puesto bajo el cuidado del comerciante portugués,
Juan Albano Pereira. En 1782, fue llevado a Talca a casa del
comerciante, donde fue bautizado. En 1788, Ambrosio O'Higgins fue
nombrado Gobernador de Chile y queriendo darle a su hijo una buena
educación, lo envió al Colegio de Naturales en Chillán y luego a
aristocrático Colegio de San Carlos en Lima.

También cursó estudios en Gran Bretaña y España. El 3 de abril de


1800 se embarca en la fragata "Confianza" para regresar a Chile, pero
ésta es capturada por un buque inglés, debiendo regresar a su puerto
de origen. En Cádiz permanece dos años más. Al recibir la noticia de la
muerte de su padre en Lima, el 18 de marzo de 1801, regresa a Chile
el 6 de septiembre de 1802. Su padre al morir testó a su favor
la Hacienda de Las Canteras de 16.689 cuadras y más de 4.000
cabezas de ganado. A esta propiedad dedicó los siguientes años.
“Independencia del Perú”.

Tomó parte en la revolución de 1810, por la cual se estableció una Junta


de Gobierno en Santiago sustituyendo al gobernador general español.
Cuando en 1811 se reunió el primer Congreso Nacional chileno, es
elegido diputado. En 1813 es nombrado general del Ejército por la
segunda Junta de Gobierno nacional.

En 1814, en Rancagua, fue derrotado por tropas realistas, financiadas


por el virrey de Perú para que Chile volviera al dominio español. Escapa
con la mayoría de sus seguidores y cruza los Andes hasta el actual
territorio argentino. Los combatientes por la independencia chilena
fueron vencidos por los ejércitos realistas, y el territorio chileno se
mantuvo durante los tres años siguientes bajo dominio español.

Se unió al general José de San Martín, con quien regresó para derrotar
a los realistas en la batalla de Chacabuco el 12 de febrero de 1817. Ese
mismo mes, fue nombrado director supremo de Chile, y en febrero de
1818 formuló la Declaración de independencia chilena en Talca.

Gobernó autoritariamente durante seis años. Se hizo impopular por su


relación con las Provincias Unidas del Río de la Plata. Abdicó en el año
1823 y se trasladó al Perú arribando a El Callao el 28 de julio de 1823.
Como no disponía de otras entradas, subsistió con el producto del
cultivo de las haciendas Montalván y Cuiba que le fueron obsequiadas
por el Perú.

Bernardo O'Higgins falleció el 24 de octubre de 1842 en Lima. El 11 de


enero de 1869, las corbetas de guerra "O'Higgins", "Esmeralda" y
"Chacabuco" recalan a Valparaíso, al mando del Vicealmirante Manuel
Blanco Encalada, trayendo sus restos desde el puerto de El Callao, para
ser sepultados en el Cementerio General. En 1979 fueron trasladados
al Altar de la Patria donde su urna permanece cubierta por la bandera
nacional y alumbrado por la llama de libertad.
“Independencia del Perú”.

José de la Serna
(José de la Serna e Hinojosa; Jerez de la Frontera, España, 1770 -
Cádiz, 1832) Militar y administrador colonial español que fue virrey de
Perú entre 1821 y 1824, año en que su derrota en Ayacucho frente a las
fuerzas indezpendentistas de Bolívar y Sucre supuso la caída del
virreinato y el fin del colonialismo español en Sudamérica.
José de la Serna cursó la carrera militar y desempeñó un destacado
papel en la Guerra de Independencia Española. Su actuación contra los
franceses le valió el ascenso a teniente general, y en 1815 fue destinado
a las colonias americanas como general en jefe del ejército del Alto
Perú. Este territorio se había convertido, gracias a la actuación del virrey
Abascal, en un reducto realista casi inexpugnable durante todo el
período de las guerras emancipadoras americanas. Abascal ocupó
militarmente el Alto Perú, sofocó la insurrección de Chile e incrementó
su virreinato con la audiencia de Quito.
En 1816, el ejército de José de la Serna conquistó Salta, pero abandonó
este territorio al recibir noticias de la caída de Chile, después de que el
ejército mandado por el general José de San Martín cruzara la cordillera
de los Andes desde las Provincias Unidas del Río de la Plata. En 1821,
a raíz del pronunciamiento militar de Aznapuquio que culminó con la
destitución del virrey Pezuela, José de la Serna fue designado virrey del
Perú, título que más tarde fue confirmado oficialmente.
Un año antes, José de San Martín, tras desembarcar en Paracas, se
había dirigido al norte y proclamado la independencia peruana en Ica.
Constituyó también un primer Reglamento Provisional, pero José de la
Serna no aceptó la independencia del país y se enfrentó a las fuerzas
del general argentino. En 1821 llegó a un pacto con San Martín que, sin
embargo, no dio ningún resultado; meses más tarde, Lima fue ocupada
por los independentistas y San Martín se proclamó protector.
“Independencia del Perú”.
De la Serna trasladó entonces la capital del virreinato a Cuzco y
continuó combatiendo hasta la decisiva batalla de Ayacucho (1824), en
la que el ejército independentista de Simón Bolívar, bajo la dirección
de Antonio José de Sucre, se alzó con la victoria; la derrota de
Ayacucho supuso para España la pérdida definitiva de sus posesiones
en el continente americano. En el año 1825 fue repatriado a España
junto con otros militares.

Alejandro María Aguado


(Alejandro María Aguado y Rodríguez de Estenoz, marqués de las
Marismas del Guadalquivir; Sevilla, 1784 - Gijón, 1842) Político, militar
y financiero español. Adherido a los afrancesados durante la guerra de
Independencia, fue ayudante de campo del mariscal Soult.
Posteriormente fue agente financiero de Fernando VII, quien le concedió
el título nobiliario, y fundó en París una casa de banca que operó a
escala internacional. En 1828 adquirió la nacionalidad francesa.
Edecán del mariscal francés Soult durante la ocupación napoleónica, al
terminar la guerra se trasladó a Francia y fundó una banca en París. En
1823 Alejandro Aguado se hizo cargo de una parte de los empréstitos
(10 millones de pesetas al 60,5% de interés y un 2,5% de comisión)
negociados por el ministro de Hacienda, López Ballesteros, para
enjugar las deudas contraídas durante el Trienio Liberal (1820-1823),
que no fueron reconocidas hasta 1831.
En 1825, con parte de las obligaciones que se encontraban en sus
manos, emitió títulos por valor de 547,1 millones de pesetas y una
garantía de poco más de 250.000 pesetas. Se atribuyó a Fernando
VII una lucrativa participación en la citada operación financiera que, por
otra parte, pudo ser el origen del enfrentamiento entre López Ballesteros
y el banquero. Alejandro María Aguado realizó otros empréstitos en los
años 1827, 1828 y 1830.
La última transacción financiera la hizo directamente con Fernando VII
con el fin de cancelar los bonos emitidos durante el Trienio Liberal, de
los que una quinta parte se destinaban a convertirse en títulos de renta
perpetua. En 1834 negoció empréstitos con el gobierno griego. En 1829
“Independencia del Perú”.
fue ennoblecido con el título de marqués de las Marismas del
Guadalquivir.

Se declara la independencia del Perú


28-07-1821 D.C.
Ante una multitud reunida en las plazas de Lima, San Martín proclama
la independencia peruana. Días antes las tropas patriotas habían
entrado en la ciudad ante la huida del virrey y sus soldados hacia el
Callao. En sucesivas ceremonias realizadas a lo largo de ese día, en la
Plaza Mayor, en la plazuela de La Merced y frente al Convento de los
Descalzos, San Martín proclamó la emancipación peruana ante miles
de limeños. Ese día dijo "El Perú desde este momento es libre e
independiente por la voluntad general de los pueblos y por la justicia de
la causa que Dios defiende. !Viva la patria! !Viva la libertad!"

José Fernando Abascal y Sousa


(Oviedo, 1743-Madrid, 1827) Militar y administrador español. Virrey del
Perú (1806-1816), al comenzar los estallidos independentistas, hizo de
Lima el centro de la resistencia realista. Ocupó el Alto Perú, sofocó los
levantamientos en Chile y Ecuador y reorganizó la flota del Pacífico. Le
sucedió Pezuela en 1816.

http://www.biografiasyvidas.com/biografia/a/abascal_y_
sousa.htm
“Independencia del Perú”.

Joaquín de la Pezuela
Nació en Naval (Huesca), de familia hidalga oriunda de Santander.
Marqués de Viluma (1761-1830), desciende del linaje Pezuela que tiene
casa-palacio blasonada en Entrambasaguas (Cantabria).
Luchó contra los franceses en Guipúzcoa y Navarra entre 1793 y 1794.
En 1805 pasó a América como jefe del ejército del Alto Perú. Marchó
luego al Perú como oficial de artillería y debido a sus méritos ocupó
cargos de brigadier, capitán general y Virrey del Perú.
Defendiendo a la corona española, lucho contra los independentistas,
derrotando a las tropas de Belgrano, en 1813, en las batallas de
Vilcapugio y Ayohuma.
En 1814 invade el norte argentino pero debe desistir y retirarse luego
del constante asedio de las fuerzas del Gral. Güemes.
En 1815 hace frente al ataque de las fuerzas patriotas, combatió contra
José Rondeau, a quien venció en Sipe-Sipe (Viluma) por lo que, un año
después, ascendió a teniente general y le fue concedido el título de
Marqués de Viluma.
La batalla de Sipe-Sipe (Viluma) tuvo lugar cerca de Cochabamba
(Bolivia), el 29 de noviembre de 1815. Supuso una de las derrotas más
graves de la guerra de la independencia latinoamericana. El ejército
español avanzó, con casi 4.000 hombres derrotando a los
independentistas, que tuvieron cuantiosas pérdidas: 2.000 hombres y
toda la artillería.
Nombrado virrey del Perú en 1816 ocupó dicho cargo hasta 1821
derrocado por quien fuera su lugarteniente, el Mariscal José de La
Serna.
De vuelta a España, en 1825, fue capitán general de Castilla la Nueva.
Murió en 1830
en Madrid.
http://www.portaldesalta.gov.ar/pezuela.htm

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