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Breve introducción.
La independencia del Perú se proclamó el 28 de Julio de 1821. Perú
había permanecido junto a España con el virrey José Fernando de
Abascal, quien incluso envió tropas y dinero a otros puntos donde la
insurrección había aparecido.
Otro sector lo formaban los criollos liberales, que tan sólo pretendían
reformar el armazón colonial y alcanzar unas reivindicaciones sociales
y jurídicas mediante su representación en los cabildos.
Los intelectuales peruanos como Jose Hipolito Unanue, José
Baquíjano y otros colaboradores del periódico El Mercurio
peruano impregnados del pensamiento de la Ilustración.
La economía peruana del siglo XVIII sufría una crisis que arrastraba
desde el siglo anterior. Perú había sido la máxima potencia americana
gracias a su comercio trasatlántico y a la explotación de los metales
preciosos. Víctima de las reformas imperiales de 1776-1778, que
acabaron con el monopolio comercial, perdió la exclusividad en su
comercio con España. La situación empeoró en 1808 cuando Chile y
Buenos Aires, rivales económicos de Perú, lograron la libertad de
comercio. El gobierno español decretó en 1812 la abolición del tributo
indio y de la mita. Con la restauración de Fernando VII en 1814, la
presión española se acentuó bajo el virreinato de Joaquín de la Pezuela,
quien derogó las medidas liberales.
La ofensiva revolucionaria de carácter militar la inició el general San
Martín, engrosando sus filas algunos patriotas alistados en la guarnición
hispánica que destacaron por sus ideas liberales y lucharon a favor de
los independentistas.
Desde que San Martín liberara Chile, gozaba de un enorme prestigio
militar. Estratégicamente advirtió la necesidad de asestar el primer
golpe contra la metrópoli por mar y para bloquear la flota española
contrató los servicios del almirante inglés Thomas Cochrane, en cuyas
manos cayeron las ciudades más ricas de la costa del Pacífico. San
“Independencia del Perú”.
Martín decidió negociar un arreglo con los realistas, quizá para ganar
tiempo y comprometer a todos los patriotas a su causa.
La emancipación de América
Tras esta fulgurante carrera en el ejército español, y poco después de
estallar la revolución emancipadora en América, San Martín, que había
mantenido contactos con las logias masónicas que simpatizaban con el
movimiento independentista, reorientó su vida hacia la causa
emancipadora. El sentimiento de su identidad americana y su ideario
liberal, desarrollado en el clima espiritual surgido tras la Revolución
Francesa y en la lectura de los enciclopedistas e ilustrados franceses y
españoles, lo determinaron a contribuir a la libertad de su patria.
Inició así una nueva etapa de su vida que lo convertiría, junto con Simón
Bolívar, en una de las personalidades más destacadas de la guerra de
emancipación americana. Solicitó la baja en el ejército español y marchó
primero a Londres (1811), donde permaneció casi cuatro meses. Allí
“Independencia del Perú”.
asistió a las sesiones de la Gran Reunión Americana, fundada
por Francisco de Miranda, que fue la organización madre de varias otras
esparcidas por América con idénticos fines: la independencia y
organización de los pueblos americanos.
Desde Inglaterra se embarcó hacia Buenos Aires (1812), donde
esperaba que su experiencia militar en numerosas batallas le permitiese
rendir excelentes servicios al ideal que animaba a su país. A causa de
sus veintidós años de servicio en el ejército realista, no fue recibido con
entusiasmo por los dirigentes; pero, ante la debilidad militar del
movimiento patriota, la Junta gubernativa le confirmó en su rango de
teniente coronel de caballería y le encomendó la creación del
Regimiento de Granaderos a Caballo, al frente del cual obtendría la
victoria en el combate de San Lorenzo (3 de febrero de 1813).
El mismo año de su llegada había conocido en una tertulia política a la
que sería su esposa y compañera, doña María Remedios de Escalada,
con quien contrajo matrimonio enseguida, el 19 de septiembre, en la
catedral porteña. En 1813 renunció a la jefatura del Ejército de Buenos
Aires, y en 1814 aceptó sustituir aManuel Belgrano al frente del Ejército
del Alto Perú, maltrecho por sus derrotas. El duro revés que Belgrano
había sufrido en Vilcapugio y Ayohuma a manos de los realistas cerraba
prácticamente las posibilidades de avanzar sobre Perú, al tiempo que
hacía vulnerable esa frontera, cuya custodia encargó a Martín Miguel
de Güemes, caudillo de Salta.
La liberación de Perú
Pero esta gran hazaña de San Martín perseguía, como ya se ha
indicado, una meta mucho más ambiciosa, y respondía a la estrategia
continental del libertador. Desde esa perspectiva más amplia, la
conquista de Chile era sólo un paso necesario: San Martín comprendió
que para sacudir el yugo español del continente era preciso conseguir
el dominio naval del Pacífico y la ocupación del virreinato del Perú,
verdadero centro del poder realista. El mismo virrey peruano Pezuela
consideró con lucidez la situación creada tras el cruce de los Andes y la
batalla de Chacabuco, señalando que esta campaña "trastornó
enteramente el estado de las cosas, dio a los disidentes puestos
“Independencia del Perú”.
cómodos para dominar el Pacífico y cambió el teatro de la guerra para
dominar el poder español en sus fundamentos."
A partir de este momento, los esfuerzos de San Martín se centraron en
la organización de la gran escuadra que había de transportar a las
tropas libertadoras a Perú. Viajó a Buenos Aires a fin de solicitar lo
necesario para la campaña; sin embargo, lo que recibió fue la oferta de
intervenir directamente en las disputas internas del país, cosa que
rechazó.
El retiro
San Martín había decidido retirarse; consideraba cumplido su deber de
liberar a los pueblos y no quiso participar en las luchas intestinas por el
poder. En octubre de 1822 llegó a Chile; en verano de 1823 cruzó los
Andes y pasó a Mendoza con la idea de establecerse allí, apartado de
la vida pública. Pero las muchas críticas adversas que le atribuían
aspiraciones de mando y el fallecimiento de su esposa lo determinaron
a partir en febrero de 1824 rumbo a Europa, acompañado por su hija
Merceditas, que en esa época tenía siete años.
Residió un tiempo en Gran Bretaña y de allí se trasladó a Bruselas
(Bélgica), donde vivió modestamente; su menguada renta apenas le
alcanzaba para pagar el colegio de Mercedes. Hacia 1827 se deterioró
su salud, resentida por el reumatismo, y su situación económica: las
rentas apenas le llegaban para su manutención. Durante esos años en
Europa arrastró además una incurable nostalgia de su patria.
Su última tentativa de regreso tuvo lugar en 1829. Dos años antes había
ofrecido sus servicios a las autoridades argentinas para la guerra contra
el Imperio brasileño; en esta ocasión, embarcó hacia Buenos Aires con
la intención de mediar en el devastador conflicto entre federalistas y
centralistas. Sin embargo, al llegar encontró su patria en tal grado de
descomposición por las luchas fraticidas que desistió de su intento, y,
pese a los requerimientos de algunos amigos, no puso pie en la añorada
costa argentina.
“Independencia del Perú”.
Regresó a Bélgica y en 1831 pasó a París, donde residió junto al Sena,
en la finca de Grand-Bourg. Gracias a la solicitud de su pródigo amigo
don Alejandro Aguado, compañero de armas en España, pudo pasar el
postrero tramo de su vida sin vergonzosas estrecheces. En 1848 se
instaló en su definitiva residencia de Boulogne-sur-Mer (Francia), donde
moriría en 1850.
José de la Serna
(José de la Serna e Hinojosa; Jerez de la Frontera, España, 1770 -
Cádiz, 1832) Militar y administrador colonial español que fue virrey de
Perú entre 1821 y 1824, año en que su derrota en Ayacucho frente a las
fuerzas independentistas de Bolívar y Sucre supuso la caída del
virreinato y el fin del colonialismo español en Sudamérica.
José de la Serna cursó la carrera militar y desempeñó un destacado
papel en la Guerra de Independencia Española. Su actuación contra los
franceses le valió el ascenso a teniente general, y en 1815 fue destinado
a las colonias americanas como general en jefe del ejército del Alto
Perú. Este territorio se había convertido, gracias a la actuación del virrey
Abascal, en un reducto realista casi inexpugnable durante todo el
período de las guerras emancipadoras americanas. Abascal ocupó
militarmente el Alto Perú, sofocó la insurrección de Chile e incrementó
su virreinato con la audiencia de Quito.
En 1816, el ejército de José de la Serna conquistó Salta, pero abandonó
este territorio al recibir noticias de la caída de Chile, después de que el
ejército mandado por el general José de San Martín cruzara la cordillera
de los Andes desde las Provincias Unidas del Río de la Plata. En 1821,
a raíz del pronunciamiento militar de Aznapuquio que culminó con la
destitución del virrey Pezuela, José de la Serna fue designado virrey del
Perú, título que más tarde fue confirmado oficialmente.
Un año antes, José de San Martín, tras desembarcar en Paracas, se
había dirigido al norte y proclamado la independencia peruana en Ica.
Constituyó también un primer Reglamento Provisional, pero José de la
Serna no aceptó la independencia del país y se enfrentó a las fuerzas
del general argentino. En 1821 llegó a un pacto con San Martín que, sin
“Independencia del Perú”.
embargo, no dio ningún resultado; meses más tarde, Lima fue ocupada
por los independentistas y San Martín se proclamó protector.
De la Serna trasladó entonces la capital del virreinato a Cuzco y
continuó combatiendo hasta la decisiva batalla de Ayacucho (1824), en
la que el ejército independentista de Simón Bolívar, bajo la dirección
de Antonio José de Sucre, se alzó con la victoria; la derrota de
Ayacucho supuso para España la pérdida definitiva de sus posesiones
en el continente americano. En el año 1825 fue repatriado a España
junto con otros militares.
Bernardo O'Higgins
Se unió al general José de San Martín, con quien regresó para derrotar
a los realistas en la batalla de Chacabuco el 12 de febrero de 1817. Ese
mismo mes, fue nombrado director supremo de Chile, y en febrero de
1818 formuló la Declaración de independencia chilena en Talca.
José de la Serna
(José de la Serna e Hinojosa; Jerez de la Frontera, España, 1770 -
Cádiz, 1832) Militar y administrador colonial español que fue virrey de
Perú entre 1821 y 1824, año en que su derrota en Ayacucho frente a las
fuerzas indezpendentistas de Bolívar y Sucre supuso la caída del
virreinato y el fin del colonialismo español en Sudamérica.
José de la Serna cursó la carrera militar y desempeñó un destacado
papel en la Guerra de Independencia Española. Su actuación contra los
franceses le valió el ascenso a teniente general, y en 1815 fue destinado
a las colonias americanas como general en jefe del ejército del Alto
Perú. Este territorio se había convertido, gracias a la actuación del virrey
Abascal, en un reducto realista casi inexpugnable durante todo el
período de las guerras emancipadoras americanas. Abascal ocupó
militarmente el Alto Perú, sofocó la insurrección de Chile e incrementó
su virreinato con la audiencia de Quito.
En 1816, el ejército de José de la Serna conquistó Salta, pero abandonó
este territorio al recibir noticias de la caída de Chile, después de que el
ejército mandado por el general José de San Martín cruzara la cordillera
de los Andes desde las Provincias Unidas del Río de la Plata. En 1821,
a raíz del pronunciamiento militar de Aznapuquio que culminó con la
destitución del virrey Pezuela, José de la Serna fue designado virrey del
Perú, título que más tarde fue confirmado oficialmente.
Un año antes, José de San Martín, tras desembarcar en Paracas, se
había dirigido al norte y proclamado la independencia peruana en Ica.
Constituyó también un primer Reglamento Provisional, pero José de la
Serna no aceptó la independencia del país y se enfrentó a las fuerzas
del general argentino. En 1821 llegó a un pacto con San Martín que, sin
embargo, no dio ningún resultado; meses más tarde, Lima fue ocupada
por los independentistas y San Martín se proclamó protector.
“Independencia del Perú”.
De la Serna trasladó entonces la capital del virreinato a Cuzco y
continuó combatiendo hasta la decisiva batalla de Ayacucho (1824), en
la que el ejército independentista de Simón Bolívar, bajo la dirección
de Antonio José de Sucre, se alzó con la victoria; la derrota de
Ayacucho supuso para España la pérdida definitiva de sus posesiones
en el continente americano. En el año 1825 fue repatriado a España
junto con otros militares.
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/a/abascal_y_
sousa.htm
“Independencia del Perú”.
Joaquín de la Pezuela
Nació en Naval (Huesca), de familia hidalga oriunda de Santander.
Marqués de Viluma (1761-1830), desciende del linaje Pezuela que tiene
casa-palacio blasonada en Entrambasaguas (Cantabria).
Luchó contra los franceses en Guipúzcoa y Navarra entre 1793 y 1794.
En 1805 pasó a América como jefe del ejército del Alto Perú. Marchó
luego al Perú como oficial de artillería y debido a sus méritos ocupó
cargos de brigadier, capitán general y Virrey del Perú.
Defendiendo a la corona española, lucho contra los independentistas,
derrotando a las tropas de Belgrano, en 1813, en las batallas de
Vilcapugio y Ayohuma.
En 1814 invade el norte argentino pero debe desistir y retirarse luego
del constante asedio de las fuerzas del Gral. Güemes.
En 1815 hace frente al ataque de las fuerzas patriotas, combatió contra
José Rondeau, a quien venció en Sipe-Sipe (Viluma) por lo que, un año
después, ascendió a teniente general y le fue concedido el título de
Marqués de Viluma.
La batalla de Sipe-Sipe (Viluma) tuvo lugar cerca de Cochabamba
(Bolivia), el 29 de noviembre de 1815. Supuso una de las derrotas más
graves de la guerra de la independencia latinoamericana. El ejército
español avanzó, con casi 4.000 hombres derrotando a los
independentistas, que tuvieron cuantiosas pérdidas: 2.000 hombres y
toda la artillería.
Nombrado virrey del Perú en 1816 ocupó dicho cargo hasta 1821
derrocado por quien fuera su lugarteniente, el Mariscal José de La
Serna.
De vuelta a España, en 1825, fue capitán general de Castilla la Nueva.
Murió en 1830
en Madrid.
http://www.portaldesalta.gov.ar/pezuela.htm