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Narbys Sangronis
C.I.V.- 18.430.091
II año de Filosofía
Cátedra: Historia de la Cultura I
Profa. Mariana Iribarren
CONTENIDO PÁG.
Introducción .......................................... 03
De la República al Imperio .............................. 04
Orígenes de Roma ..................................... 05
Roma Monárquica ..................................... 06
Roma Republicana .................................... 07
Organización Política de la República ............... 08
Organización Social de la República ................ 11
Guerras Púnicas ................................. 11
I Guerra Púnica ............................ 13
II Guerra Púnica ............................ 14
III Guerra Púnica ............................ 18
Crisis de la República ............................ 22
Roma Imperial ........................................ 26
Reflexión Personal .................................... 26
Anexos .............................................. 00
Referencias .......................................... 00
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Introducción
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ROMA DE LA REPÚBLICA AL IMPERIO
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Orígenes de Roma
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Roma Monárquica
Durante esta etapa, Roma tuvo siete reyes: los cuatro primeros de
origen latino o de la Dinastía Latina, de los cuales se detalla a continuación
su periodo de gobierno: Rómulo (753 – 716 a.C.); Numa Pompilio (715 –
674 a.C.); Tulio Hostilio (673 – 642 a.C.) y Anco Marcio (642 – 617 a.C.).
Los tres últimos, etruscos o pertenecientes a la Dinastía Etrusca: Tarquino el
Antiguo (616 – 579 a.C.); Servio Tulio (578 – 535 a.C.) y Tarquino el
Soberbio (535 – 509 a.C.). Para ese entonces, el rey tenía los máximos
poderes: administraba justicia, dirigía el ejército y era el sumo sacerdote,
aunque su poder era limitado en el ámbito legislativo, ya que gobernaba con
la ayuda de un Senado (compuesto por los miembros de las grandes familias
aristocráticas) y este Senado o Consejo de Ancianos, tenía el derecho de
veto y sancionar las leyes hechas por el Rey. En esta etapa, la economía se
basaba en la agricultura y la ganadería principalmente.
Fue la primera forma política de gobierno de la ciudad estado de
Roma. Y todos los reyes, excepto Rómulo (por haber sido el fundador de la
ciudad), fueron elegidos por la Gente de Roma para gobernar de Forma
vitalicia, y ninguno de ellos usó la fuerza militar para acceder al trono.
Los historiadores antiguos afirman que el rey era elegido por sus
virtudes y no por su descendencia. El séptimo y último rey fue Tarquino el
Soberbio, que intentó gobernar como un déspota, con su propia voluntad
como única ley. Usó la violencia, el asesinato y el terror para mantener el
control sobre Roma como ningún rey anterior los había utilizado. Según la
leyenda se produjo una revuelta que acabó con la monarquía.
Los reyes etruscos llegan a su fin, por los continuos ataques de los
galos por el norte, y las guerras con los griegos, por el sur. Los plebeyos
aprovechan y se rebelan, logrando derrocar a los reyes etruscos. Así
comienza una nueva etapa: La República.
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Roma Republicana
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Organización Territorial
En la etapa de la República, la organización territorial, se llevaba a
cabo de la siguiente manera; los territorios conquistados fueron organizados
en: PROVINCIAS. Al frente de ellas estaba el gobernador o “procónsul”
(después de ser cónsul). Este representante, organizaba el territorio y se
encargaba de explotar económicamente la provincia (extraía el máximo
posible de riquezas de ese territorio para el beneficio propio). El procónsul
tenía a sus órdenes al ejército. También se enriquecía enormemente.
Durante la República, Roma conquista todos los territorios de la península
itálica e inicia la expansión marítima. Para ello se enfrentó a la ciudad de
Cartago, potencia que dominaba el comercio del Mediterráneo.
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El Senado: Era un órgano asesor, ya existente durante la monarquía,
fue modificado al ingresar en él los plebeyos, convirtiéndose en un órgano
fundamental de poder que declaraba la guerra y firmaba la paz, establecía
alianzas con otros estados extranjeros, decidía la fundación de colonias y
gestionaba las finanzas públicas. El senado, debía ser consultado en todos
los asuntos y disponía de las finanzas (el dinero público).
Los Magistrados: eran los encargados de ejercer el gobierno. Los
Magistrados, eran aquellos funcionarios que se encargaban de una
determinada tarea (gobierno de la ciudad, cobro de impuestos, organización
del ejército, representar al pueblo de clase baja para defenderlo, etc.).
El conjunto de la ciudadanía elegía anualmente a dos magistrados,
conocidos como pretores (o jefes militares) que presidían la República y
mandaban el ejército. Estos recibieron más tarde el título de cónsules. La
participación dual en el ejercicio del poder supremo y la limitación a un año
de permanencia en la magistratura evitaban el peligro de la autocracia.
Además, formaban parte de las magistraturas o tareas administrativas:
Los pretores (encargados de administrar justicia), Los censores (realizaban
los censos de población), Los ediles curales (Ejercían una misión de policía
urbana. Tenían a su cargo el cuidado de los edificios públicos) Los cuestores
(quienes administraban las finanzas).
El Derecho Romano
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Esta diferencia de situación social provocó un conflicto que duró dos
siglos, desde el año 496 al 302 a.C., y culminó con el triunfo de los plebeyos
que obtuvieron el reconocimiento de sus derechos y la igualdad con los
patricios.
Fue en el año 496 a.C., cuando los patricios, para amedrentar a los
plebeyos crearon la dictadura, hasta entonces desconocida, por lo cual éstos
resolvieron abandonar la ciudad de Roma y establecerse en una colina
situada a corta distancia de la ciudad: el monte Sacro. Entonces, los patricios
enviaron a un hombre elocuente, el cónsul Menenio Agripa que, según la
tradición, les refirió el apólogo de los miembros y el estómago y logró que
regresaran a Roma, con la promesa previa de la creación de dos nuevos
magistrados, los tribunos de la plebe, que serían los defensores de sus
derechos.
Menenio Agripa les había dicho que los miembros del cuerpo humano,
cansados de alimentar al estómago, que aparentemente no trabajaba,
tramaron una conspiración y se rebelaron, negándose a llevar alimento a la
boca, pero al poco tiempo el cuerpo se debilitó y los miembros cayeron en un
estado de postración. Entonces los miembros comprendieron que el
estómago no permanecía ocioso y mediante la digestión de los alimentos
mantenía a todo el cuerpo en actividad. En consecuencia, Menenio Agripa
les explicó que los plebeyos eran los miembros y el Senado el estómago y
para que toda la sociedad funcionara en armonía, era necesaria la concordia.
La ley de las XII tablas o Ley de Igualdad romana es el reflejo de la
victoria de las rebeliones de plebeyos sobre los patricios. Se trata de la
primera ley escrita de roma. Recogía las normas que regulaban la
convivencia del pueblo romano y las reglas para impartir justicia.
Es el código más antiguo de Derecho Romano.
Para poder gobernar tan amplio territorio de una manera organizada
desarrollaron un conjunto de leyes conocidas como el derecho romano.
Estas leyes perduraron tantos siglos que las actuales se basan en ellas.
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Organización Social
Guerras Púnicas
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Causas de las Guerras Púnicas
La principal causa de las guerras púnicas fue el conflicto de intereses
entre el Imperio Cartaginense y la por entonces República de Roma, en
plena expansión y camino de convertirse en el vasto imperio en que se
convirtió.
Inicialmente, los romanos estaban interesados en expandirse vía
Sicilia, parte de cuyo territorio estaba bajo control cartaginés que, al iniciarse
la primera guerra, era el poder dominante al oeste del Mediterráneo con un
gran dominio marítimo. Roma era una fuerza que ascendía rápidamente en
Italia, pero carecía del poder marítimo de Cartago.
Sin embargo, al finalizar la tercera guerra tras más de cien años de
luchas y la consecuente pérdida de cientos de miles de soldados por ambas
partes, Roma logró conquistar el imperio cartaginés, destruyó su ciudad
capital y se convirtió en la civilización más poderosa del Mediterráneo y del
mundo.
Al finalizar las guerras macedonias, que ocurrieron de forma
simultánea a las púnicas, y con la derrota del rey Antíoco III el Grande, en la
guerra entre Roma y Seléucida en el mar oriental, Roma emergió como el
poder más dominante en el Mediterráneo y una de las ciudades más
poderosas en la antigüedad clásica.
Antecedentes
A mediados del siglo III a.C., Cartago era una gran ciudad ubicada en
la costa de lo que hoy conocemos por Túnez. Fundada por los fenicios a
mediados del siglo XIX a.C.. Fue una poderosa ciudad-estado con una
inmensa red comercial y a la que solo Roma, en toda la región, podía emular
en cuanto a población, riquezas y poder.
Aunque Cartago ostentaba el mayor poderío naval del mundo antiguo,
no mantenía un ejército grande permanentemente. Prefería contratar
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mercenarios, sobre todo indígenas de Numidia, para que libraran sus
batallas. No obstante, la mayoría de los oficiales que comandaban sus tropas
sí eran ciudadanos naturales.
Los cartagineses eran reconocidos por sus habilidades para navegar.
Muchos provenientes de las clases bajas escogían la marina para servir, lo
que les proveía de ingresos estables y les permitía hacer una buena carrera.
En el año 200 a. C. la República Romana había tomado control de la
parte sur de la península itálica. A diferencia de Cartago, la República
Romana no disponía de una flota que le permitiera ser competitiva en
batallas navales contra la armada cartaginesa. Sin embargo, aunque los
comandantes romanos sabían que la batalla marítima estaría perdida incluso
antes de comenzar, también eran conscientes de la superioridad del Ejército
de Roma sobre los mercenarios de Cartago de modo que decidió atacar
Sicilia por tierra.
Tras la victoria en la Primera Guerra Púnica, los romanos comenzaron
a construir navíos similares a los cartagineses que les permitieran plantar
cara a su armada en el Mediterráneo.
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oficiales cartagineses aceptaron los términos romanos sin oponer mucha
resistencia ni trazar una estrategia. Este hecho trajo consigo la crucificción
por incompetencia del comandante de la guarnición de Cartago en Mesina.
Durante los años 262 y 261 a.C., las tropas romanas avanzaron sobre
Sicilia y capturaron Agrigento tras un prolongado sitio. Pero su conquista no
constituyó una ventaja convincente sobre los cartagineses, cuyo dominio
marítimo les permitió recuperar regiones costeras de Sicilia e incluso saquear
asentamientos costeros de Italia.
Como resultado de esto, en el 260 a.C., el Senado de la República
tomó una decisión trascendental: Cartago sería desafiado en su propio
terreno y Roma, hasta ese momento poderosa solamente por tierra,
comenzaría a armar una flota competitiva.
Tras una serie de derrotas en el mar, los romanos obtuvieron una gran
victoria naval el año 242 a.C. en la isla de Sicilia. La guerra acabó en el 241
a.C. con la cesión a Roma de la zona cartaginesa de Sicilia que se convirtió
en una provincia romana, la primera posesión exterior de Roma. Poco
después, Cerdeña y Córcega fueron arrebatadas a Cartago y anexionadas
como provincias. La primera (264-241 a.C.) de las Guerras Púnicas tuvo
como causa principal la posesión de Sicilia y supuso el nacimiento de Roma
como una gran potencia naval.
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proceso expansivo chocó de nuevo con Roma derivando en la Segunda
Guerra Púnica.
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Lago Trasimeno – 217 a.C.
Luego de invernar en Bolonia, Aníbal se desplazó al sur en la
primavera del año 217 a.C. En mayo logró atraer fuerzas romanas hacia una
trampa. Era una mañana neblinosa y los romanos se desplazaron hacia una
estrecha llanura, adyacente al lago Trasimeno, desconociendo que en las
colinas que rodeaban el lago se encontraba apostado el ejército cartaginés.
Cuando este último atacó, los romanos estaban desprevenidos y carentes de
defensa alguna.
La emboscada en Trasimeno tiñó el lago de sangre y más de 15 mil
soldados perdieron la vida, con un saldo muy favorable para el ejército de
Cartago. Las mieles del éxito consolidaron la voluntad de Aníbal de continuar
su marcha sobre Roma. Esperaba que sus triunfos militares animaran a
muchos de los aliados romanos, a menudo descontentos, a acompañarlo.
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gobierno de los césares, lo que supuso a la larga la derrota de Cartago.
Aníbal logró reunir el ejército más poderoso de la península itálica, pero sin
que fuera suficiente para subyugar a Roma.
La República Romana ejecutó una estrategia devastadora, promovida
por Quinto Fabio Máximo. El éxito de la política de este último le mereció el
título de Cunctator (el que retrasa). Su técnica consistió en molestar
continuamente al ejército de Aníbal, cortándole las líneas de suministros e
impidiéndole un tránsito fácil, pero siempre evitando los enfrentamientos
directos y masivos. Gradualmente, en doce años la estrategia romana
fructificó. Las tropas de Aníbal fueron perdiendo su fuerza con los continuos
enfrentamientos.
No obstante, actualmente sigue resultando extraordinario para los
estudiosos del tema la gran cantidad de tiempo que Aníbal permaneció
dentro de Italia como una fuerza extranjera, prácticamente aislada y que
apenas recibió unos pocos refuerzos de Cartago durante el conflicto.
Desde su llegada a través de los Alpes en el 218 a.C., el ejército
cartaginés no abandonaría el suelo romano hasta el año 203 a.C., cuando
debió partir para defender Cartago, amenazada en ese momento por un
ejército romano. En el año 202 a.C. Aníbal, sufrió en Zama la primera gran
derrota de su vida y también la primera derrota cartaginesa en la Segunda
Guerra Púnica.
El líder cartaginés nunca trató de destruir la capital del Imperio
Romano aunque era un movimiento que tenía al alcance de su mano debido
a que consideraba más importante tratar de lograr el apoyo de las tribus y
poblaciones conquistadas en años anteriores por Roma y obligar a esta a
pactar por la paz.
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las islas que le quedaban en el Mediterráneo, además de contraer el
compromiso de pagar durante 50 años una indemnización masiva y elevada.
De igual forma, Cartago accedió a subordinarse a Roma en todas las
materias relacionadas con la guerra y política exterior. Políticamente, esto
representaba el fin para Cartago, pero a nivel comercial, los descendientes
de los fenicios demostraron que no estaban acabados y para mediados del
siglo su esplendor volvió a despertar los celos y temores de Roma.
“Delenda est Carthago” (Cartago debe ser destruido), fue la frase
obsesiva de Cato, un líder orador de Roma por ese entonces. La tercera
guerra entre las dos partes comenzaba a asomar.
La última de las tres guerras púnicas fue de menor duración que sus
predecesoras (149–146 a.C.). Estuvo enfocada principalmente en el territorio
de lo que hoy conocemos por Túnez y el escenario fundamental fue el cerco
o sitio a Cartago por parte de Roma.
Como resultado de esta guerra, Cartago fue completamente destruida
y sus territorios anexionados por Roma, con lo que su independencia llegaba
a su fin. De igual forma, su población sobreviviente fue sometida a régimen
de esclavitud.
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indemnización a Roma, contemplada en el tratado de paz de la Segunda
Guerra Púnica.
En el Senado romano, centraba habitualmente acalorados debates
debido a que algunos oradores como Cato el Mayor eran partidarios de
destruirla completamente y otros abogaban por vías diferentes de
coexistencia que no contemplaran su destrucción.
De igual forma, el tratado de paz establecía que todas las disputas
fronterizas que envolviesen a Cartago serían intermediadas y resueltas por el
Senado romano, entidad que además aprobaría si Cartago podía ir a la
guerra o no. Como consecuencia de esto, en los 50 años entre la Segunda y
la Tercera Guerra Púnica, todas las disputas entre Numidia, un aliado de
Roma, y Cartago fueron resueltas en Roma, mayormente en favor de la
primera.
Pero la situación cambió gracias a la eficiencia comercial y económica
de Cartago. Para el año 151 a.C. ya su deuda con Roma estaba saldada y
esto fue interpretado por los cartagineses que los términos del tratado de paz
llegaban a su fin. Sin embargo, para los romanos el tratado era una
declaración permanente de subordinación de Cartago hacia Roma.
Además, la culminación del pago de la indemnización favorecía
intereses hegemónicos y expansivos, pues Roma podía lanzarse a la
conquista de Cartago sin necesidad de interrumpir entradas considerables y
continuas de dinero. Otra arista que explica el interés que se impuso en
Roma por conquistar Cartago es de índole económica. Para mediados del
segundo siglo a.C. la población de la ciudad romana rondaba los 400.000
habitantes e iba en ascenso, lo cual significaba un aumento de la necesidad
de alimentos y mercancías. En ese sentido, las tierras que rodeaban Cartago
eran las más productivas, accesibles y quizás las de mayor rendimiento
agrario, entre todas las que hasta ese momento estaban bajo el control
romano.
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Transcurso de la Tercera Guerra Púnica
En el año 151 a.C. Numidia emprendió otra disputa fronteriza contra
Cartago y sitió el pueblo cartaginés de Oroscopa. En respuesta Cartago
lanzó una gran expedición militar de 25.000 soldados pero ello no evitó que
sufriese una derrota militar y le fuese impuesta otra indemnización durante
50 años.
De manera inmediata, Roma mostró su desaprobación a la decisión
de Cartago de emprender la guerra con uno de sus aliados sin su
consentimiento y le impuso la condición para evitar una tercera guerra entre
ellos de “satisfacer al pueblo romano”.
Dos años después Roma declaró la guerra contra Cartago. Para tratar
de apaciguarla, los cartagineses hicieron varias gestiones y obtuvieron la
promesa de que si 300 muchachos de la clase alta eran enviados como
rehenes a Roma, podrían mantener los derechos sobre su tierra y su propio
gobierno.
Tras esto, la ciudad de Útica, un aliado púnico, declaró su desafecto
hacia Roma y esta congregó allí un ejército de 80.000 hombres. Entonces los
cónsules demandaron a Cartago que depusiera todas sus armas y luego de
esto le ordenó que moviese sus fronteras 16 kilómetros, mientras la ciudad
principal iba a ser incendiada. Cuando Cartago comprendió las intenciones
romanas decidió abandonar las negociaciones. La ciudad fue sitiada,
iniciándose así la Tercera Guerra Púnica.
Después de que la principal expedición romana se apostase en Útica,
los cónsules Manius Manilius y Lucius Marcius Censorius lanzaron un ataque
por dos flancos a Cartago, que fue eventualmente rechazado por el ejército
de los generales cartagineses Asdrúbal el Boeotarch y Himilco Phameas.
Censorius perdió más de 500 hombres cuando fue sorprendido por la
caballería de Cartago mientras recolectaba madera en las cercanías del lago
Tunis.
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Un desastre mayor cayó sobre los romanos cuando su flota fue
abrasada por las bolas de fuegos lanzadas desde barcos cartagineses.
Ante los fracasos, Manilius fue reemplazado por el cónsul Calpurniues
Piso en el año 149 a.C. después de una severa derrota del ejército romano
en Nepheris, al sur de la ciudad principal, donde había una fortaleza
cartaginesa.
En el otoño del año siguiente Piso tuvo que retirarse luego de fallar en
su intento por tomar la ciudad de Aspis, cerca de Cape Bon. Esto no le hizo
cesar en su empeño y cargó contra el pueblo de Hippagreta en el norte, pero
su ejército fue incapaz de derrotar a los púnicos allí antes de la llegada del
invierno y tuvieron que retirarse nuevamente. Cuando estas noticias llegaron
a Roma, Piso fue sustituido como cónsul por Scipio Aemilianus conocido
como Escipión el Africano.
Los cartagineses resistieron las embestidas romanas desde inicios del
año 149 a.C. hasta la primavera del 146 a.C., cuando Escipión invadió con
éxito la ciudad. Aunque el pueblo púnico peleó valientemente, fueron de
manera gradual cediendo terreno ante la supremacía de la fuerza militar
romana, hasta ser derrotados completamente.
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fue reconstruida como una ciudad romana por Julio César, y poco tiempo
después se convirtió en una de las principales poblaciones Imperio en el
continente africano.
Crisis de la República
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Conflicto de los Gracos
Para cuando Tiberio y Cayo Graco fueron elegidos como tribunos de
la plebe en el año 134 a.C., todo parecía ir bien en la República. El principal
problema eran las enormes diferencias sociales que provenían de un cambio
en el modelo de cultivar las tierras.
Hasta el periodo de conquistas, la agricultura en Roma se basaba en
pequeños cultivadores que trabajaban sus propias tierras y obtenian
beneficios vendiendo sus productos en la ciudad. Con la llegada de las
conquistas, el terreno para cultivar se amplió y los patricios más adinerados
adquirían grandes superficies de cultivo. Contrataban un gerente y a un
grupo de esclavos para que trabajaran gratis sus tierras y así obtener el
máximo beneficio, los patricios se convirtieron en terratenientes y la
agricultura estaba basada en los latifundios.
La situación para los pequeños cultivadores era lamentable, es por
eso que con la llegada de los Gracos al poder, propusieron la realización de
una reforma agraria que acabara con esta injusticia. El objetivo era repartir
mejor las tierras para que los ciudadanos romanos pudieran competir en el
mercado agrario.
En respuesta a la propuesta de los Gracos, que iba tomando forma y
camino de hacerse realidad, un grupo de nobles asesinaron a los hermanos
desatando una serie de guerras civiles y revueltas.
Guerras Civiles
Tras el violento asesinato de los hermanos Graco, comenzó el siglo I
a.C. un siglo de crisis dominado por un gran número de revueltas de
esclavos y guerras civiles que desangraron Roma.
La República Romana se había creado para evitar concentrar el poder
en una sola persona. Sin embargo los generales, con las conquistas de la
República habían conseguido mucho poder gracias a las riquezas de los
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nuevos territorios y al apoyo de sus legiones. Así, los generales pugnaban
por hacerse con el poder en solitario.
Los primeros en enfrentarse fueron Lucio Cornelio Sila y Cayo Mario,
apoyados por las facciones del senado Optimates y Populares
respectivamente, por el honor de liderar la guerra contra Mitrídates VI rey de
Ponto. Esta fue la Primera Guerra Civil de la República Romana entre 88 y
81 a.C., de la que Sila resultó vencedor y encargado de la guerra contra
Ponto, mandó al exilio a Mario. Cuando volvió de Asia, Sila se estableció
como dictador de Roma.
Entre las revueltas producidas en este siglo, cabe destacar también la
Tercera Guerra Servil o Guerra de los Gladiadores que tuvo lugar entre el 73
y el 71 a.C. Durante estos años un pequeño grupo de 70 gladiadores
liderado por Espartaco se fugó y comenzó a deambular por Italia asaltando
las poblaciones de la península. Este grupo acabó estando formado por
cerca de 120.000 hombres, mujeres y niños en su mayoría esclavos. De
entre ellos los adultos capacitados constituyeron un potente ejército al que
las legiones romanas le costó batir.
Primer Triunvirato
Es la alianza política formada por el caudillo Cneo Pompeyo Magno, el
general Marco Licinio Craso y el general Julio César. El primero había
combatido a los piratas en el mar, el segundo terminó con la revuelta de
Espartaco y el tercero que al comienzo del tirunvirato no tenía mucho
reconocimiento fue más tarde, el gran general que sometió a las Galias.
En el 70 a.C. Pompeyo y Craso eran cónsules y se opusieron a Sila.
Más tarde Julio César es apoyado por los cónsules en su propuesta de
reforma agraria conformándose así el primer triunvirato. Pompeyo se quedó
en Roma, Craso partió a gobernar la provincia romana de Asia Menor donde
murió y Julio César se encargó de la guerra de las Galias.
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Con Craso muerto, Pompeyo solo en Roma comenzó a temer el poder
que Julio César estaba adquiriendo con sus victorias en la Galia. El Senado
presiona a Pompeyo a que mande volver a Julio César para ajusticiarlo, sin
embargo este se da cuenta de que una vez en Roma sería juzgado y se
dirige con sus tropas a Roma iniciando de este modo la Segunda Guerra
Civil de la República Romana.
La batalla de Farsalia supone la derrota de Pompeyo frente a Julio
César que una vez terminada la guerra se estableció como máximo
mandatario dejando al senado con un papel meramente consultivo.
Finalmente Julio César fue asesinado el 44 a.C. por un cuantioso grupo de
senadores partidarios de Pompeyo en el episodio conocido como los Idus de
Marzo.
Segundo Triunvirato
Tras el asesinato de Julio César, existe un vacío de poder en la
República Romana. Se forma el Segundo Triunvirato, alianza que perduró
desde el 43 a.C. hasta el 27 a.C. La alianza estaba constituida por Marco
Antonio, César Octaviano y Marco Emilio Lépido.
Tras la muerte de Julio César a manos de Casio y Bruto entre otros,
Marco Antonio expulsó a sus asesinos y se hizo con el poder. Sin embargo,
César había nombrado sucesor a su sobrino Octaviano. El senado apoyó al
segundo puesto que estaba en contra de Marco Antonio, pero Octaviano
sabiendo que el senado solo queria utilizarlo se reunió con Marco Antonio y
con Lépido para firmar el Pacto de Bolonia que significaría la constitución del
Segundo Triunvirato
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Roma Imperial
Fin de la República
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retirada de la vida pública, tras ella el pueblo romano unido (tanto nobleza
como proletariado) cansados de las interminables guerras civiles concedieron
todo su apoyo a Octavio que ofrecía paz a cambio del poder absoluto de
Roma.
Así, en el año 27 a.C. el Senado condecora a Octavio con el título de
Augusto o “divino” y lo nombra Imperator Caesar Augustus que significaba
comandante de todos los ejércitos. Esta es la fecha en la que se suele fijar el
inicio del Imperio Romano sin embargo lo que da comienzo es una lenta pero
magnífica transición llevada a cabo por Octavio a esta nueva forma de
gobierno.
REFLEXIÓN PERSONAL
Para mí, fue muy importante reconocer el legado que hemos heredado
de parte de los romanos. Pudiera decir, que son grandes aportes que
aquéllos han realizado para el enriquecimiento de nuestro ser social. Es
necesario entender, que nuestro funcionamiento como sociedad, lo debemos
en gran parte a estas civilizaciones la romana y la griega; y en cuanto a estos
últimos, quienes sucumbieron finalmente al dominio de Roma. Pero que de
igual forma, contribuyó en gran parte al patrimonio del cual hoy día somos
herederos.
A las civilizaciones griega y romana, debemos lo que somos hoy
realmente. La primera, por idear, pensar y reflexionar acerca de cómo debe
organizarse y cómo debe vivir el hombre. La segunda, por llevar a cabo todo
este cuerpo teórico y ponerlo en práctica; hacerlo vida. Debemos entender
que somos parte de una herencia. Unos nos indicaron o nos invitaron a
reflexionar y pensar acerca de nuestro comportamiento, mientras otros nos
mostraron, como este sí se podía llevar a la vida cotidiana.
También, es necesario hacer mención a la vida de la república de
Roma, ese modelo de república ideal, contrastado con las repúblicas
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actuales. En aquél entonces, el gran número de soldados en el ejército
romano, hacía de esta república la más formidable. Se observa también, que
el auge de esta república se debió en gran parte al trabajo de su enorme
ejército. En el caso de Venezuela, nuestra actual república, observamos con
dolor cómo unos pocos, valiéndose de la fuerza militar; se sigue
manteniendo en pie.
En pleno siglo XXI, vemos como inconcebible aún la figura de
monarcas; pero ¿qué decir de los dictadores que usen la fuerza militar para
proseguir en el poder?
Nuestra reflexión debe llevarnos, a entender que la fortaleza de una
república, tal y como la concibieron nuestros filósofos griegos radicaba en un
buen ciudadano, y no en la fuerza bruta de un cuerpo militar. Es momento de
dejar de creernos patricios y plebeyos, y comenzar a reflexionar
verdaderamente sobre el rumbo de nuestra república, lo que queremos sus
ciudadanos, los de la vida cotidiana y no dejar que otros decidan sobre
nosotros o que por el hecho de pensar distinto, haya que sucumbir ante una
fuerza, casi inexistente. La verdadera república, es y será construida por
ciudadanos valerosos, honestos e inteligentes, cuya capacidad permita
mantener el rumbo de una sociedad más justa en la que la concordia sea la
máxima de vida.
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REFERENCIAS
www.romaimperial.com/republica-romana/
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