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El ejercicio de la Orientación

Mariela Irene Arteaga Rietveldt

La orientación profesional es también un elemento de aprendizaje permanente


efectivo y de políticas activas de empleo. A medida que se reforman los sistemas
educativos y de formación nacionales para reflejar los cambiantes requisitos de
competencias, la orientación profesional se vuelve cada vez más importante. Sin
embargo, el desafío es ofrecer orientación profesional a una escala y de una
calidad que aborde dichas metas mientras toma en cuenta el contexto cultural, la
estructura del mercado laboral y las capacidades institucionales de un país.

La revisión de políticas de orientación profesional de la OCDE (La Organización


para la Cooperación y el Desarrollo Económico) recomienda que quienes formulan
las políticas en países de altos ingresos estudien siete cuestiones de política:

1. Dar prioridad al desarrollo de sistemas que fomenten la autogestión de


competencias profesionales e información profesional, y asegurar que los
sistemas de provisión de servicios establezcan correspondencias entre los
niveles de ayuda personal y las necesidades y circunstancias personales,
en lugar de presuponer que todos necesitan orientación profesional
personal intensiva
2. Asegurar una mayor diversidad en los tipos de servicios existentes y en las
modalidades en que se entregan, incluida una mayor diversidad en las
estructuras de personal, una utilización más extendida de las técnicas de
autoayuda y un enfoque más integrado del empleo de tecnología de la
información y comunicaciones (TIC).
3. Facilitar e incentivar el desarrollo de servicios de orientación profesional
dentro de los sectores privados y voluntarios.
4. Trabajar más estrechamente con asociaciones profesionales y organismos
de capacitación para mejorar la educación y la formación de especialistas
en orientación profesional.
5. Mejorar la evaluación de los servicios de orientación profesional para
cumplir con objetivos claramente definidos.
6. Desarrollar mejores mecanismos para el logro de alta calidad y vincularlos
al financiamiento de servicios. (Watts,2004)
7. Desarrollar estructuras más sólidas para el liderazgo estratégico. (Hansen,
2006)

En el mismo sentido, la Recomendación Nº 195 sobre el Desarrollo de los


Recursos Humanos: Educación, Formación y Aprendizaje Permanente (2004)
formulada por la Conferencia Internacional del Trabajo (Artículo VIII, adoptada por
la Conferencia Internacional del Trabajo, 92a. Sesión, Ginebra, 17 de junio de
2004) destacaba las tareas clave para la orientación profesional y los servicios de
apoyo para la formación en la promoción del desarrollo de los recursos humanos:

(a) Asegurar y facilitar, durante toda la vida de la persona, la participación y el


acceso a la información y la orientación profesional, a los servicios de colocación y
a las técnicas de búsqueda de empleo, así como a los servicios de apoyo a la
formación;
(b) Promover y facilitar el uso de las tecnologías de la información y la
comunicación, así como las buenas prácticas tradicionales en relación con los
servicios de información y orientación sobre la trayectoria profesional, y servicios
de apoyo a la formación;
(c) Determinar, en consulta con los interlocutores sociales, las funciones y las
responsabilidades respectivas de los servicios de empleo, los prestadores de
formación y otros prestadores de servicios pertinentes en lo que atañe a la
información y la orientación profesional, y
(d) Proporcionar información y orientación en materia de capacidad empresarial,
promover las competencias empresariales y sensibilizar a educadores e
instructores acerca del importante papel que desempeñan las empresas, entre
otros, en lo que atañe al crecimiento y a la creación de empleos decentes.
Los profesionales de este campo poseen diferentes tipos, niveles y
experiencias de formación, lo cual conduce a que interpreten su función
orientadora de modo diverso. Por ello, al intentar definir este concepto clave se
presenta una situación similar a la de un grupo de ciegos ante un elefante. Cada
uno lo concibe según sus percepciones. Para uno es una pata enorme, para otro
una cola, para otro una trompa. Esta fábula sirve para ilustrar las diversas
concepciones que tienen las personas ante un mismo hecho. Esto es lo que puede
pasar ante la definición de la Orientación. Si se tienen distintas concepciones para
un mismo término, se tendrá serias dificultades para la comunicación científica y
para la construcción de teorías. La comunicación científica requiere un lenguaje
común, con un vocabulario propio y unas expresiones técnicas que puedan ser
comprendidas con precisión por la comunidad de científicos. (Rondón, 2005).

Las funciones que adopta el profesional de la orientación en la actualidad, tanto


en Estados Unidos como en gran parte de los países occidentales y desarrollados,
son las siguientes:

• La función orientadora se realiza conjuntamente con el docente de aula, en el


desarrollo de las destrezas del alumno relacionadas con: el conocimiento de sí
mismo, la socialización, el proceso de toma de decisiones vocacionales y de
clarificación de valores.

• La función de asesoramiento y consulta para los docentes, personal directivo y


de apoyo de la institución educativa. En tal sentido, el orientador: colabora en el
diseño y desarrollo curricular de la institución; ayuda a la interpretación de los
resultados de la evaluación de los estudiantes; participa en el seguimiento de las
recomendaciones derivadas de los resultados de esa evaluación; realiza estudios
sobre las necesidades de Orientación vocacional de los alumnos, para buscar
correctivos o reforzar la función de asesoramiento y consulta, entre otros

El modelo de Asesoramiento y Consulta como el orientador en contacto directo


con el alumno, han privilegiado siempre una perspectiva psicologista,
vigorosamente individual, dejando de lado los asuntos socio – culturales que
rodean la vida de la institución educativa y de la vida cotidiana de los beneficiarios.
Casado (2003), considera que la práctica de la Orientación en Venezuela se ha
apoyado fundamentalmente en una concepción individualista, psicologista que
pretende comprender o explicar el comportamiento humano partiendo sólo del
espacio psicológico interior, dejando de lado, no reconociendo o hasta negando
los aspectos constructivos de la dimensión sociocultural, suponiendo o creyendo
que cambiando a los individuos uno por uno se puede lograr el cambio de toda
una sociedad.

En tal sentido, Casado dice: "Un enfoque psicosocial hace referencia a un nivel
de explicación de los fenómenos del comportamiento humano que intenta integrar
el desarrollo interdependiente entre los contenidos, procesos y productos
psicológicos y los contenidos, procesos y productos socioculturales". Se trata,
entonces, de concebir la Orientación como una acción que se dirige no solamente
a los aspectos psicológicos de los sujetos sino también a los elementos del
contexto social y cultural que los circundan. Así, los procesos de comunicación y
de interacción social resultan nucleares en la práctica orientadora. Dichos
procesos constituyen nichos de intervención para la Orientación en los distintos
niveles de organización social: interindividual, grupal, intergrupal y organizacional
(Calonge, S., y Casado, E., 1998, a y b). Este enfoque comienza a dar sus frutos
en la investigación y en su desarrollo teórico, pero aún no ha llegado a las
instancias gubernamentales encargadas de la toma de decisiones.

La evolución del concepto de la orientación permite concretarla como una


disciplina, un área de conocimiento enmarcado en las ciencias sociales dirigida al
desarrollo del potencial del ser humano a través de la consulta y asesoría
psicosocial en forma individual y/o grupal en cualquier etapa del ciclo vital.

Como disciplina la orientación se sustenta de diversas áreas del conocimiento,


entre otras: la educación, la sociología y la psicología; de esta última toma los
enfoques psicológicos y los teóricos que describen y explican la personalidad;
acoge los paradigmas de estos enfoques la estructura y la dinámica de la teorías,
asumiéndose desde la perspectiva de la educación y la sociología.

Como profesión, la orientación expresamente esta conformada por un conjunto


de funciones y tareas dirigidas a satisfacer los requerimientos procedentes de los
argumentos donde el Orientador u Orientadora se desempeña en forma ética,
ajustado a los valores asociados a perfeccionar las condiciones de vida de los
involucrados en el aumento de los recursos propios de las personas, argumentos
u organizaciones donde este ejerce su profesión, partiendo de la existencia y el
respeto a las diferencias individuales contextuales. Es importante la existencia de
lineamientos generales que orienten y normen la conducta ética del profesional de
la orientación, a fin de proteger y mantener su ejercicio profesional.

Estos lineamientos se concretan en el Código Ético propuesto para los


Orientadores y las Orientadoras de la República Bolivariana de Venezuela; siendo
su objetivo primordial: constituir los parámetros del deber ser profesional de la
Orientación, regulando su actuación en el desempeño de la misión orientadora, y
de esta manera garantizar la eficiencia, eficacia y efectividad profesional.

Promover acuerdos internos dentro del gremio, proteger al orientador en caso


de presentar dificultades en el ejercicio de la profesión, incentivarlos a
comprometerse y responsabilizarse con el mejor cumplimiento de su labor, revisar
permanentemente la visión de la profesión, y en consecuencia de la formación de
los profesionales, para dar respuesta oportuna y pertinente a los requerimientos
de la sociedad y de limitar su campo de acción.

Los principios éticos tienen significados, solo cuando son interpretados a la luz
de los valores básicos y en el contexto de las circunstancias en las cuales se
aplican.
David Pérez Ruiz, del Área de Investigación y Proyectos de la Secretaría de
Formación de UGT-CEC, identifica las competencias más destacadas
clasificándolas en cuatro áreas:

 Competencias Técnicas. Implica dominar la información sobre estudios y


profesiones, así como base teórica aprendida a lo largo del proceso
formativo: estudios, conocimientos en mercado de trabajo, autoempleo,
legislación, evaluación y diagnóstico, recursos, TIC, etc.

 Competencias Profesionales. Son aquellas relacionadas con la aplicación


práctica de la formación adquirida: Planificación y organización, gestión de
la información, investigación y prospección, diseño e implementación de
contenido y estrategias para el desarrollo profesional y la búsqueda de
empleo, etc.

 Competencias Sociales. En este bloque se incluirían las competencias


necesarias para interactuar: Comunicación, trabajo en equipo, negociación,
etc.

 Competencias Personales. Por último, se incluyen las competencias que


permiten al orientador avanzar en su desarrollo profesional: Habilidades
sociales, resolución de problemas, aprendizaje permanente, toma de
decisiones, creatividad, resistencia, a la tensión, capacidad de síntesis, etc.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

Código de Ética (2001) aprobado en la Asamblea General de la Federación de


Asociaciones Venezolanas de Orientación (FAVO) el día 15-06-2001, en el
marco del XXI Encuentro Nacional de Orientadores y Orientadoras de
Venezuela. en Guanare, Capital del Estado Portuguesa.

Hansen, E. (2006). Orientación Profesional. Un manual de recursos para países


de bajos y medianos ingresos. Montevideo: CINTERFOR.
http://www.cinterfor.org.uy/public/spanish/region/ampro/cinterfor/publ/hansen/
index.htm

OCDE y Comisión Europea (2005). Career guidance: A handbook for policy


makers, París: Publications UE, 10

Rondón, María Elizabeth. (2005) LA ORIENTACIÓN COMO PRÁCTICA SOCIAL Y


DISCIPLINA PROFESIONAL Profesora de la Cátedra de Orientación
Educativa de la Escuela de Educación. UCV

Watts, A.G. y Sultana, R. G. (2004). Career guidance policies in 37 countries:


Contrasts and common themes, en International Journal for Educational and
Vocational Guidance, Vol. 4, (2-3), 105-122.

http://www.educaweb.com

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