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En esta ruta hacia tu crecimiento personal hay tres elementos importantes que harán tu

jornada mucho más fácil:

Conciencia o Entendimiento
Mira detenidamente aquello que cruza por tu mente. Presta atención a cuáles son tus
preocupaciones y qué las causan. Escucha a tus sentimientos y pregúntate porque
sientes esto o lo otro, que te produce ira o miedo.
Es muy importante conocernos. Mirarnos como se mira a otra persona. Analizarnos como
se analiza un libro.
Obsérvate y píllate tal vez haciendo cosas que sabes son destructivas, o pensando ideas
negativas. A este nivel no es preciso ejecutar ningún cambio, solamente contémplate y
nota como reaccionas, como eres. Cuando hagas del estar alerta de ti mismo un hábito,
una rutina, entonces el cambio se producirá solo.

Hábitos
La segunda forma para trabajar con tu crecimiento personal es crear buenos hábitos
mentales y físicos, por ejemplo:
No dejes que tu mente vague y vague saltando de una idea a otra sin sentido y sin
rumbo. Tu mayor riqueza es tu cerebro, no lo dejes suelto por ahí como a un perro
vagabundo. Enfócate en ideas concretas, en planes palpables. Toma un libro,
concéntrate y lee. Renta una buena película o un documental. Trata de mantener
conversaciones interesantes.
Así mismo con tu cuerpo, no lo dejes tirado frente al televisor o sobre la cama. Levántate.
Camina. Ve a dar un paseo y toma aire.

Herramientas
La tercera es usar herramientas para reparar tu espíritu y tu mente; por ejemplo:
-Técnicas de relajación: Cierra los ojos, respira profundamente por la nariz y exhala por
la nariz. Repítelo por seis veces. Luego abre tus ojos. Inmediatamente vas a notar una
hermosa calma interior.
-Técnicas de autoprogramación y afirmaciones: Abajo te presento algunas afirmaciones
que las puedes escribir en pequeñas tarjetitas. Lleva estas tarjetitas a donde vayas,
sácalas y léelas, repítelas en tu mente o en voz alta durante el día. Ya verás como te
sentirás mejor y como tu vida dará un giro positivo.

Hoy voy a ser feliz.


Me gusta existir.
Mi vida tiene sentido.
Me llevo bien con el mundo.

Por desarrollo personal o crecimiento personal se entiende la actualización de las


potencialidades humanas (psicológicas y espirituales) que la persona puede hacer más
allá de su desarrollo natural en función de la edad. Con el trabajo de crecimiento
personal la persona aprende, a través de la conciencia de sí mismo, a aprovechar sus
posibilidades de pensar, sentir y actuar para:
Usar el pensamiento libre o autónomo.
Dominar una libertad responsable, siendo líder de sí mismo.
Tener salud emocional.
Es un trabajo distinto al que puede hacerse con la psicoterapia, destinada a resolver
problemas puntuales. Sin embargo, a veces, ambos tipos de trabajo coinciden y se
complementan.
Se podría decir que la psicoterapia trata de ordenar algo que está desordenado, es decir,
es el paso de la desorganización a la organización, del caos al equilibrio, mientras que el
crecimiento personal trata de llegar a la plenitud, es decir, una vez que ya se tiene la
organización y el equilibrio, desarrollar la propia capacidad para el gozo, la vitalidad y la
creatividad.
Una metáfora que puede ayudar a diferenciar el trabajo de psicoterapia del trabajo de
crecimiento personal, es imaginar que cada persona tiene su propio jardín y es
responsable de cuidarlo. El trabajo de psicoterapia consiste en limpiarlo de piedras,
matojos y malas hierbas, remover la tierra, tapar los hoyos, etc., o sea, en dejar el
terreno en buenas condiciones, mientras que el trabajo de crecimiento personal consiste
en, estando ya limpio el terreno, regar y cuidar lo mejor posible las plantas y flores para
que crezcan sanas y hermosas, expresando toda su belleza para deleite propio y de los
demás.

Objetivos del desarrollo personal


Básicamente Conocerse a sí mismo, con honestidad, ubicando virtudes y defectos.
Evaluar que quiere conservarse, mejorase o cambiarse, y ubicar las herramientas para
hacerlo.
Librarse de los obstáculos interiores y exteriores que alguna vez o de alguna manera
impidan el liderazgo y el buen desempeño como trabajador y como líder.
Ser quien se quiere ser; donde el pensar, el sentir y el actuar sean una unidad coherente
o guardar relación con la actitud personal y responsabilidad.

Herramientas para el desarrollo personal


Utilizar la propia experiencia, notando el sentido y el sentimiento que le damos a
nuestras vivencias.
Ser consciente o darse cuenta de las propias acciones y comportamientos.
Aprender a comunicar, a uno mismo y a otros, los descubrimientos sobre sí mismo.
Tener su propia personalidad y no copiar otra.

I. Crecer en inteligencia
En su dimensión intelectual, el crecimiento se manifiesta en un proceso de progresiva
comprensión de la realidad.
El conocimiento de la realidad se inicia ya antes de nacer con las experiencias
sensoriales intrauterinas del embrión y del feto, y prosigue mucho más deprisa después
del nacimiento. A medida que el sistema nervioso gana en complejidad, el niño mejora el
conocimiento de si mismo y del entorno, siempre y cuando disponga de una oferta
suficiente de estímulos sensoriales y afectivos.

Desarrollo del sistema nervioso


A lo largo de la tercera semana del embarazo se forma la placa neural en la superficie
del ectodermo8 del embrión, la primera estructura específica y exclusiva del sistema
nervioso, de la que surgirán en seguida dos nuevas formaciones: el tubo neural, que
originará el sistema nervioso central, y la cresta neural, que dará lugar al sistema
nervioso periférico. A partir de este momento, el sistema nervioso irá perfilando nuevas
estructuras e incrementando su masa.
Hacia la mitad del embarazo las células transmisoras del impulso nervioso (neuronas)
comienzan a cubrirse de una grasa denominada mielina. Este proceso, llamado
mielinización, proseguirá a lo largo del primer y segundo año de edad. Posteriormente
continua a buen ritmo el crecimiento de las prolongaciones neuronales (axones y
dendritas) y la elaboración de interconexiones entre las células nerviosas (sinapsis).

Maduración neurológica y dominio del cuerpo


El conjunto de esos cambios hace posible lo que conocemos como “desarrollo
sicomotor”, es decir, la capacidad del niño para elaborar reacciones motoras
progresivamente más adecuadas, en respuesta a los estímulos que percibe, gracias a su
dominio cada vez más preciso de la unidad funcional formada por el nervio y el músculo.
Esta destreza en los movimientos creciente se aprecia inicialmente en cabeza y cuello, y
prosigue en dirección descendente: cintura escapular (brazos, manos), columna, cintura
pelviana (caderas), y finalmente piernas y pies.
En el niño pequeño puede determinarse la edad promedio aproximada para cada uno de
los avances: al mes devuelve la sonrisa, y sonríe de forma espontánea a los 3 meses a
los 3 meses observa sus manos; juega con sus pies a los 4-5 meses a los 3 meses
mantiene la cabeza y la levanta activamente a los 4 meses se apoya sobre sus
antebrazos a los 3 meses; sobre sus manos a los 6 meses permanece sentado
apoyándose por delante en sus manos (6 m); se sienta sin apoyo a los 8 meses se pasa
un cubo de una mano a otra, asiéndolo primero con toda la palma (6 m); más tarde sólo
con algunos dedos (8 m); finalmente de forma correcta (12 m) gatea a los 10 meses
camina como un oso sobre la suela del pié y sobre las manos (1 año) camina agarrado
de la mano (1 año); camina solo a los 13 meses corre a los 2 años
Este orden descendente refleja el de la propia maduración neuronal.
Dentro de cada área anatómica, el progreso motor sigue una secuencia fija. El niño no
puede andar antes de aprender a sentarse, ni puede sentarse antes de dominar la
musculatura del cuello.
A pesar de seguir un orden fijo, la velocidad con que van apareciendo las nuevas
adquisiciones puede variar de un niño a otro, en dependencia de diversos factores: la
inteligencia innata (en general, cuanto más elevada, más rápido el desarrollo) patrones
familiares; en algunas familias son frecuentes los retrasos para empezar a andar, para
hablar o para controlar el esfínter urinario factores ambientales (la ausencia de una
estimulación adecuada puede impedir un desarrollo normal) factores físicos, como la
sordera o la hipotonía (tono muscular disminuido).
Gracias al dominio cada vez más preciso de la motricidad relacionada con la mímica, el
desarrollo neurológico permitirá la expresión cada vez más detallada de los afectos y de
la emoción, pasando de las expresiones generalizadas (como los movimientos amplios
de todo el cuerpo para manifestar contento) a respuestas específicas (como responder
con cambios limitados a la mímica facial).

Interacción con el entorno


Cuando más tarde el niño finaliza su maduración motora, y siguiendo una tendencia
innata, desplaza su aprendizaje hacia el exterior, hacia fuera de sí mismo. Va tomando
poco a poco conciencia de la realidad en un radio cada vez más amplio, siguiendo un
proceso rápido de incorporación de nuevos conocimientos teóricos (imágenes,
experiencias) y prácticos (maneras de enfrentarse al entorno, destrezas). Este
aprendizaje, que al principio es predominantemente pasivo, le exigirá cada vez más su
colaboración activa.
El niño progresa en conocimientos y adquiere destrezas y aptitudes, produciéndose los
adelantos con diferencias poco marcadas de uno a otro. Una vez completada la
maduración neurológica, el niño sigue aprendiendo y continua aumentando su capacidad
de comprensión de la realidad y su aptitud para interaccionar con ella, aspectos diversos
de la inteligencia.
Cualquier individuo dotado de buena salud y en situación familiar y social de normalidad
consigue finalmente un nivel aceptable de desarrollo intelectual que le permite integrarse
en la sociedad, desempeñando un rol profesional, familiar y social adecuados. La
cuestión acerca de si este nivel de inteligencia depende más de la herencia (los genes) o
del ambiente (estimulación, salud, nutrición) ha sido debatida. En cualquier caso, parece
claro que, en las fases iniciales, el niño desempeña un papel predominantemente pasivo
en su propio desarrollo intelectual.
Más adelante el desarrollo de la inteligencia dependerá también del esfuerzo del propio
individuo, el cual puede aprovechar mejor o peor las oportunidades que se le presenten o
que él mismo provoque. Eso quiere decir que puede desarrollar más su inteligencia si
hace un uso mejor de su libertad.

II. Desarrollo moral y personal


Las primeras etapas
Es un hecho que todos tenemos conciencia del deber, de aquello que hemos de hacer
en cada momento para obrar de forma correcta. Sin embargo, esta conciencia del deber
no existe desde el nacimiento. Durante los primeros años, el niño es esclavo de su propia
inmadurez corporal y de las propias necesidades y tendencias instintivas. Podríamos
afirmar que en los momentos iniciales se va consolidando la estructura biológica y
psicoafectiva más básica del niño, se desarrolla como un “sí mismo” (Polo), como
individuo.
Aprende después poco a poco a interaccionar con el entorno tratando de influir en él y de
dominarlo. Primeramente intenta adquirir un cierto dominio sobre el propio cuerpo; más
tarde busca extender su influencia a las cosas del entorno. Así se va formando su
conciencia, el ego, el yo. En este proceso, la actividad del niño se agota en él mismo, en
el propio sujeto: es un período egocéntrico.

El crecimiento personal
Si al principio el niño procura disponerlo todo de acuerdo con su propio interés, en
etapas más avanzadas de maduración (y de manera definitiva en la adolescencia) el ser
humano se interesa por los otros, ya sea en tanto que personas individuales o como
colectividad. Entonces deja de contemplar a los demás como meros instrumentos para
beneficio propio, para considerarlos valiosos en sí mismos, dignos de estima.
El individuo comprende por fin la conveniencia de renunciar a un ideal egoísta para dar
entrada a los demás en la propia existencia. Es un momento de exigencia, un reto
importante y decisivo que ya no ve resuelto por las fuerzas innatas de la evolución psico-
biológica, sino que depende plenamente de la libertad. El descubrimiento del otro
comporta también un nuevo descubrimiento: el del deber moral de la solidaridad y de la
justicia en las relaciones con los demás. La respuesta que el chico o la chica den a esta
nueva exigencia impulsará un proceso de alejamiento del egocentrismo y de
consolidación del ser personal.
De hecho, no todos decidirán seguir adelante en esta línea de desarrollo. Algunos
volverán a etapas anteriores. Sin embargo, sólo una respuesta positiva hará posible que
la persona se dirija hacia el desarrollo moral completo. La conducta egocéntrica inicial
dará paso a una conducta personal, caracterizada por una actitud de respeto a la
dignidad de cada ser humano y por la aceptación de las exigencias éticas que de esta
actitud se deriven.
Todo ser humano tiene una serie de necesidades según se va desarrollando y es preciso
satisfacerlas para poder crecer, además cada persona ha de tener un proyecto de vida
autónomo e independiente que muchas veces no son logrados debido a que la persona
no tiene la fuerza mental suficiente para que todo lo que desee le sea otorgado, existen
muchos aspectos o sentimientos que nos generan limitaciones en contra nuestro
crecimiento como por ejemplo: el ego, la empatia, la falta de autoestima, el miedo, las
frustraciones todo esto nos origina serios conflictos que a los largo atrasan nuestra
evolución deterioran nuestra autentica personalidad haciendo que nuestra la conducta
este orientada a la satisfacción del mundo físico (placeres, egocentrismo, etc).
La mayoría de la personas se preocupan por lucir bien, estar a la moda, poseer riquezas
incalculables; un psicoterapeuta de San Francisco, señalo que para algunos que se han
enriquecido a temprana edad, el dinero es la raíz del estrés y la confusión, se compran
dos o más casas, gastan el dinero a manos llenas y cuando eso no ha conseguido
hacerlos felices; se deprimen, se sienten vacíos y se quedan vacilantes sin saber que
hacer con su vida. Una bienaventuranza indica " Felices son los que tienen conciencia de
su necesidad espiritual".
Lo cierto, que es sabido, que la psicología humanística se fue desarrollando a lo largo del
siglo XX, a diferencia de las dos grandes corrientes psicológicas del mismo siglo; como
son el psicoanálisis y conductismo, la psicología humanística sitúa a las personas en el
centro de interés tomando como principios los siguientes:

• - La persona tiene derecho a satisfacer sus necesidades.


• - La persona tiene derecho a ser única
• - la persona tiene derecho a realizarse.

En este contexto Maslow hablo de la pirámide de necesidades en las cuales se


encuentran:
• 1- Necesidades biológicas
• 2- Necesidades de seguridad
• 3- Necesidades de pertenencia
• 4- necesidades de reconocimiento

Existen otros autores que han dado aportaciones significativas en cuanto a crecimiento
personal se refiere como son.

Alejandro Jodorowky; quien nos comenta, que toda persona recibe lo que su mente
acepta y quiere, la imaginación activa es al clave para una visión amplia, permite enfocar
la vida desde punto de vistas que no son los nuestros, pensar y sentir a partir de ángulos
diferentes. Cuando seamos capaces de salir de una mismo atravesar los limites del
pequeño mundo personal para abrirse al universo.

Thomas Moore, por su parte, autor del conocido cuidado del alma nos dice que cuando
se vive de acuerdo a la magia dejamos que la naturaleza siga su misterioso curso,
utilizamos medios modestos para conseguir grandes resultados.

Enrique Barrios, autor del best seller AMI, el niño de las estrellas y otros más, comenta
que el liberarnos de las limitaciones que nuestra mente occidental nos ha puesto, nos
permite tener un acceso mayor a la realización de nuestros proyectos, para lo cual
deberemos entregar también nuestra ayuda al mundo manifestado y contribuir a la
disminución de su sufrimiento

Al respecto, nos recuerda, que por desarrollo personal, o crecimiento personal, se


entiende la actualización de las potencialidades humanas (psicológicas y espirituales)
que la persona puede hacer más allá de su desarrollo natural en función de la edad. Con
el trabajo de crecimiento personal la persona aprende, a través de la conciencia de sí
mismo, a aprovechar sus posibilidades de pensar, sentir y actuar para:
• Usar el pensamiento libre o autónomo.
• Dominar una libertad responsable, siendo líder de sí mismo.
• Tener salud emocional.

Es un trabajo distinto al que puede hacerse con la psicoterapia, destinada ésta a resolver
problemas puntuales concretos. Sin embargo, a veces ambos tipos de trabajo coinciden
y se complementan.

Se podría decir, que la psicoterapia trata de ordenar algo que está desordenado, es
decir, es el paso de la desorganización a la organización, del caos al equilibrio, mientras
que el crecimiento personal trata de llegar a la plenitud, es decir, una vez que ya se tiene
la organización y el equilibrio desarrollar la propia capacidad para el gozo, la vitalidad y la
creatividad.

Una metáfora que puede ayudar a diferenciar el trabajo de psicoterapia del trabajo de
crecimiento personal, es imaginar que cada persona tiene su propio jardín y es
responsable de cuidarlo. El trabajo de psicoterapia consiste en limpiarlo de piedras,
matojos y malas hierbas, remover la tierra, tapar los hoyos, etc., o sea, en dejar el
terreno en buenas condiciones, mientras que el trabajo de crecimiento personal consiste
en, estando ya limpio el terreno, regar y cuidar lo mejor posible las plantas y flores para
que crezcan sanas y hermosas, expresando toda su belleza para deleite propio y de los
demás.

Las etapas emocionales del ser humano


Es de vital importancia pedagógica comprender que el ser humano en su desarrollo
emocional pasa por varios estadios del amor antes de llegar al amor maduro.

Algunos de esos amores pueden ser: amor a los padres, a sus amigos, a sus juguetes, al
perro, al gato, enseres de la casa, amor de adolescente, entre otros. Veamos solo
algunos de ellos.

Cada persona construye su escala de valores personales. Esto quiere decir que las
personas preferimos unos valores a otros.

Usted por ejemplo, ¿En qué orden de importancia colocaría los siguientes seis valores?:
Dignidad, Honestidad, Amistad, Salud, Solidaridad y Educación.

Los valores más importantes de la persona forman parte de su identidad. Orientan sus
decisiones frente a sus deseos e impulsos y fortalecen su sentido del deber ser.

Los valores se aprenden desde la temprana infancia y cada persona les asigna un
sentido propio.

Cada persona, de acuerdo a sus experiencias, conocimientos previos y desarrollo


cognitivo, construye un sentido propio de los valores. Aunque a todos nos enseñen que
la honestidad es algo deseable, y aunque todos lo aceptamos como cierto, la
interpretación que haremos de este valor, el sentido que le encontraremos en nuestra
vida, será diferente para cada persona.

Los valores están relacionados con los intereses y necesidades de las personas a lo
largo de su desarrollo.
Los valores de los niños pequeños están definidos en buena medida por sus
necesidades de subsistencia y por la búsqueda de aprobación de sus padres: sustento
biológico, amor filial.

Los adolescentes guían sus valores personales por su necesidad de experimentación y


autonomía: amistad, libertad.

Mientras que en la edad adulta se plantean nuevas prioridades: salud, éxito profesional,
responsabilidad y algunos valores permanecen a lo largo de la vida de las personas.

En cuanto a lo que se refiere a Normas, Las Normas son reglas de conductas que nos
imponen un determinado modo de obrar o de abstenernos. Las normas pueden ser
establecidas desde el propio individuo que se las auto impone, y en este caso son
llamadas normas autónomas, como sucede con las éticas o morales. Así, una persona
ayuda a un necesitado porque se lo ordena su propia conciencia, y cuyo castigo también
es personal, y está dado por el remordimiento.

Otro punto importante es el Comportamiento el modo en el que el animal media


dinámicamente con su medio ambiente, tanto animado como inanimado, y cómo éste
puede afectarlo, toda vez que el comportamiento animal cambia a medida que lo hace su
medio ambiente inmediato. Comportamiento es, por lo tanto, la expresión de los cambios
que se producen tanto dentro como alrededor del animal, en respuesta a ambientes
externos e internos, eventos o procesos; conformándose como una mezcla de
componentes innatos o heredados y adquiridos.

Desarrollamos creencias, mapas o modelos del mundo precisamente para darle sentido
al mundo. Nuestros mapas mentales nos ayudan a reducir el tamaño y la complejidad del
mundo en que vivimos. Esto nos hace sentirnos en control de nuestra "realidad."

Los mapas y las creencias nos ayudan a borrar una gran cantidad del desborde caótico
de información a nuestro alrededor, dirigiendo nuestra atención a un marco de referencia
organizador. Nuestro cerebro borra la mayoría de la información y luego generaliza esos
datos en forma de mapas mentales o creencias, basados en los cuales actuamos.

Demás está decir que este proceso distorsiona las cosas, creando una interpretación
(mapa) de un hecho. A veces de forma útil (el mapa, creencia, o modelo nos provee con
una interpretación funcional que nos beneficia) y otras veces de forma inútil (la nueva
creencia es limitante o restrictiva.)

Seguidamente podemos decir que un Evento es una variante de las propiedades para los
campos cuyos tipos sean delegados. Es decir, permiten controlar la forman en que se
accede a los campos delegados y dan la posibilidad de asociar código a ejecutar cada
vez que se añada o elimine un método de un campo delegado.

Y finalmente hablamos que existen Paradojas de obediencia, en las que se le pide al


cliente que continúe adelante o incremente sus síntomas, y paradojas de desafío, en las
que se espera que el cliente se enfrente a las prescripciones, pero al hacerlo se salga de
las respuestas que hasta ese momento había estado dando al problema.

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