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John Stuart Mill

UTILITARISMO Y LIBERALISMO
EN STUART MILL.

El criterio utilitarista fundamental


para justificar la adhesión o el rechazo
a un determinado comportamiento
moral es la cantidad de felicidad
conseguida por el sujeto y por la
mayor cantidad de gente posible.
Se puede diferenciar el utilitarismo
de las acciones del utilitarismo de las
normas. El primero sería más propio
de Bentham, el segundo de Stuart
Mill. Para este último, el criterio de la
utilidad debe ser aplicado a las
normas morales más que a las
acciones; lo cual le aproxima a la idea
kantiana del deber respecto del cumplimiento de las normas morales. De hecho el
utilitarismo de las acciones justificaría el incumplimiento de las normas si con ello
se consiguiera una mayor felicidad.
El utilitarismo de Stuart Mill aceptaría la existencia de una naturaleza humana,
basada principalmente en su carácter social, y en los sentimientos que éste
conlleva, tal como la simpatía, la compasión o la solidaridad. Esto no significa que
las acciones o sentimientos morales sean innatos o se basen en a-prioris; pero esto
no quiere decir que no sean naturales. Es como el lenguaje, o el mismo carácter
sociable de las personas, que, aunque naturales, sólo pueden desarrollarse
mediante aprendizajes. El sentimiento moral es natural en los humanos, pero su
desarrollo y definición depende principalmente de la educación.
El utilitarismo moral se aleja del formalismo kantiano principalmente en dos
aspectos: no puede haber un imperativo categórico racional y a-priori,
independientemente de las circunstancias reales y concretas en las que la acción
moral se desarrollo. La máxima “no se debe mentir” no puede afirmarse de
manera universal sin tener en cuenta las consecuencias, principalmente con
relación a la felicidad o el dolor, que su cumplimiento puede provocar. El segundo
aspecto, deducible del anterior, es el hecho de dar más importancia a las acciones
que a las intenciones: una determinada conducta es tanto más buena cuanto más
felicidad produzca al agente y a sus destinatarios, y está en relación secundaria
respecto de las intenciones del agente.
La ética utilitarista no es “esencialista”: las personas no actúan en razón de
cómo “son”, sino que son en razón de cómo actúan. Nadie es o deja de ser de
determinada manera, sino más bien actúa de una forma u otra; y son sus acciones,
y las consecuencias de éstas, las que cuentan para valorar moralmente a alguien.
Esta perspectiva resulta especialmente interesante si se la vincula con el
reconocimiento del derecho a la rehabilitación del que gozaría cualquier persona,
por muy negativo que haya sido su comportamiento.
La felicidad o el bienestar de las personas sólo puede conseguirse en una
sociedad donde se respete el máximo posible la libertad de los individuos.
Stuart Mill separa el ámbito de lo público y el ámbito de lo privado. La acción
reglamentadora del Estado, como así también el juicio moral de los demás sujetos,
sólo puede aplicarse al ámbito de lo público. Ninguna acción debería ser
reglamentada o sancionada, si su ejercicio no afecta o perjudica a otras personas.
Los gustos, las tendencias o las costumbres no pueden ser, en sí mismas, criterios
de persecución o sanción. Lo que debe primar sobre todas las cosas es el respeto a
la individualidad; y lo que se debe evitar es la manipulación, la coacción o la
presión sobre las ideas o las decisiones de los demás, aunque se esté convencido
de que esto es lo que realmente les convendría o que se hace por su propio bien.
No se debe confundir el valor de las leyes o de las normas como garantes del
cumplimiento de los derechos individuales, de los principios o valores que se
derivan de la “opinión pública”. Nadie tiene la obligación de actuar conforme a la
opinión público, y todo el mundo tiene el derecho a la “extravagancia” o a la
“excentricidad”, siempre que no perjudique de manera efectiva a otras personas.
Por ejemplo, nadie puede ser castigado por estar borracho, salvo que su estado de
ebriedad pueda poner en peligro, en el caso de conducir en este estado, la vida de
los demás.
Estos principios prefiguran una sociedad basada en el máximo respeto a la
libertad de los individuos y, consecuentemente, en la tolerancia a la diversidad de
opciones y comportamientos.

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Vida y Obra.

John Stuart Mill (Londres, 20 de mayo de 1806 — Aviñón, Francia 8 de mayo de


1873)
Filósofo, político y economista inglés representante de la escuela económica
clásica y propagandista del utilitarismo, teoría ética propuesta por su padrino
Jeremy Bentham.
John Stuart Mill nació en Pentonville (Londres). Fue el mayor de los hijos del
filósofo e historiador escocés James Mill. Mill fue educado por su padre, con el
consejo y la ayuda de Jeremy Bentham . Le dieron una educación extremadamente
rigurosa y fue deliberadamente apartado de los chicos de su misma edad. Su
padre, un seguidor de Bentham y un adherente del asociacionismo, tenía como
objetivo explícito el crear un genio intelectual que pudiera continuar la causa del
utilitarismo y su puesta en práctica tras la muerte de Bentham y la suya propia.
Sus hazañas como niño eran excepcionales. Alrededor de los ocho años ya había
leído las Fábulas de Esopo, la Anabasis de Jenofonte y todas las obras de
Herodoto, en su idioma original; al mismo tiempo ya conocía a Lucian, Diógenes,
Isócrates y seis diálogos de Platón. Para entonces ya había leído mucha Historia en
inglés.
A la edad de ocho años empezó a estudiar Latín y álgebra. Fue designado como
profesor de los niños más pequeños de su familia. Su principal lectura continuaba
siendo la Historia, pero estudió también a todos los autores latinos y griegos
comúnmente leídos en las escuelas y universidades de aquel entonces. A la edad
de diez años ya leía a Platón y Demóstenes con facilidad. La Historia de la India de
su padre fue publicada en 1818; inmediatamente después, a los doce años, John
comenzó el cuidadoso estudio de la lógica escolástica al tiempo que leía los
tratados lógicos de Aristóteles en su lengua original. Al año siguiente lo
introdujeron en la economía política y el estudio de Adam Smith y David Ricardo.
Pero a los 20 años, en 1826, sufrió una “crisis mental”, descrita detalladamente en
su Autobiografía (1873). Se rebeló contra su estricta educación, contra el
utilitarismo (aunque sin romper con él), y se abrió a nuevas corrientes
intelectuales como Comte, al pensamiento romántico y al socialismo.
Mill trabajó para la Compañía de las Indias Orientales y fue al mismo tiempo
miembro del Parlamento por el partido Liberal. Mill abogó por aligerar las cargas
sobre Irlanda y básicamente trabajó por lo que él consideró oportuno. En
Consideraciones sobre el gobierno representativo, Mill propuso varias reformas del

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Parlamento y del sistema electoral, especialmente trató las cuestiones de la
representación proporcional y la extensión del sufragio.
En 1851 Mill se casó con Harriet Taylor (Harriet Taylor Mill) tras 21 años de
amistad. Taylor fue una importante influencia sobre su trabajo e ideas tanto
durante su amistad como durante su matrimonio. La relación con Harriet Taylor
inspiró la defensa de los derechos de las mujeres por parte de Mill.

Obra
Un libro fundamental sobre el concepto Libertad de expresión
de libertad fue Sobre la libertad, acerca de
la naturaleza y los límites del poder que Hemos reconocido que para el bienestar
puede ser legítimamente ejercido por la intelectual de la humanidad (del que
depende todo otro bienestar), es necesaria
sociedad sobre el individuo. Un la libertad de opinión; y esto por cuatro
argumento que Mill desarrolló más que motivos que ahora resumiremos. Primero,
cualquier otro filósofo previo fue el una opinión, aunque reducida al silencio,
Principio de indemnidad, esto es, que puede ser verdadera. Negar esto es aceptar
nuestra propia infalibilidad. En segundo
toda persona debería ser libre para lugar, aunque la opinión reducida a
comprometerse a realizar las conductas silencio sea un error, puede contener, y
que desee siempre y cuando no dañe a con frecuencia contiene, una porción de
verdad; y como la opinión general o
los demás. prevaleciente sobre cualquier asunto rara
vez o nunca es toda la verdad, sólo por la
Mill habla solamente de la libertad colisión de opiniones adversas tiene
negativa en Sobre la libertad, un concepto alguna probabilidad de ser reconocida la
verdad entera. En tercer lugar, aunque la
formado y bautizado por Isaiah Berlin
opinión admitida fuera no sólo verdadera,
(1909-1997). Isaiah Berlin sugiere que la sino toda la verdad, a menos que pueda ser
libertad negativa es la ausencia o carencia y sea vigorosa y lealmente discutida, será
de impedimentos, obstáculos o coerción. sostenida por los más de los que la
admitan como un prejuicio, con poca
Esto contrasta con su otra idea de libertad comprensión o sentido de sus fundamentos
positiva, la capacidad de comportarse, y sociales. Y no sólo esto, sino que, en
la presencia de condiciones para ejercer cuarto lugar, el sentido de la misma
doctrina correrá el riesgo de perderse o
tal libertad: sea mediante recursos
debilitarse, perdiendo su vital efecto sobre
materiales, cierto nivel de ilustración o la el carácter y la conducta; el dogma se
oportunidad para la participación convertirá en una profesión meramente
política. formal, ineficaz para el bien, pero llenando
de obstáculos el terreno e impidiendo el
desarrollo de toda convicción real y
Así, Mill razonó que el papel del sentida de corazón, fundada sobre la razón
Gobierno es solamente eliminar barreras, o la experiencia personal.
tales como leyes, a los comportamientos
que no dañen a otros. Crucialmente, sintió que la ofensa no constituía daño, y por
tanto apoyó la casi total libertad de expresión, limitándola solo en casos donde la
libertad de expresión condujera a un daño directo. Por ejemplo, en su sistema, no

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se defendería el proferir una incitación airada para atacar a alguien. Mill
argumentó que la libertad de expresión era vital para asegurar el progreso, que no
podríamos estar seguros nunca de que una opinión silenciada no contenía una
parte de verdad. Ingeniosamente, también razonó que incluso las opiniones falsas
tienen valor, puesto que refutando las opiniones falsas, los partidarios de las
opiniones verdaderas aumentan su confianza en las mismas. Sin la necesidad de
defender nuestras creencias, precisó Mill, estas morirían y olvidaríamos por qué
las abrazábamos. Esto es, según él, lo que le ocurrió a la Cristiandad.

Otra obra importante de Mill fue Utilitarismo, que razona sobre la filosofía del
Utilitarismo, creada principalmente por Jeremy Bentham, aunque el padre de
Stuart, James Mill, también fue partidario de la misma. El Utilitarismo sostiene
que las acciones son buenas en proporción a la cantidad de felicidad producida y
al número de personas afectadas por la felicidad. La principal innovación al
Utilitarismo es la idea de la jerarquía de placeres. Bentham consideró todas las
formas de felicidad al mismo nivel, mientras que Mill arguyó que los placeres y
desarrollos morales e intelectuales eran superiores a otras formas de placer más
físico.

Muchos han apuntado que la doctrina del derecho absoluto a la libertad


subrayada en Sobre la libertad y el pragmatismo absoluto del Utilitarismo son
difíciles de conciliar. Por ejemplo, bajo un Utilitarismo estricto, la libertad de
expresión podría ser violada si se generase más felicidad de esa manera. La
mayoría de intentos de poner a salvo estos dos aspectos del pensamiento de Mill
se han basado en el Utilitarismo regulado, que es lo que parece que Mill tenía en
mente cuando escribió Sobre la libertad.

Mill abogó principalmente por dejar hacer en la economía, pero se mostró


dispuesto a aceptar intervenciones, tales como un impuesto sobre el alcohol, si
había suficientes motivos utilitarios.

La obra maestra de Mill fue Sistema de la lógica inductiva y deductiva, revisada y


editada en numerosas ocasiones. Una influencia primordial para esta obra fue la
Historia de las ciencias inductivas (1837) de William Whewell. La reputación de la
obra de Mill estriba principalmente en el análisis de la prueba inductiva, que se
contrapone a los silogismos aristotélicos, de naturaleza deductiva. Mill formula
cinco métodos de inducción que han pasado a conocerse como los Métodos de
Mill: el método del acuerdo, el método de la diferencia, el método común o doble
método de acuerdo y diferencia, el método de residuos y el de variaciones
concominantes. La característica común de estos métodos, el verdadero método de
la investigación científica, es el de la eliminación. El resto de métodos están, por lo
tanto, subordinados al método de la diferencia. Otro intento de Mill fue postular
una teoría del conocimento del estilo de John Locke.

5
Obras principales

1843: A system of Logic

1844: Ensayos sobre algunas cuestiones disputadas en economía política.

1848: Principios de economía política; con algunas de sus aplicaciones a la filosofía


social.

1859: Sobre la libertad.

1860: Considerations on Reoresentative Government.

1863: El utilitarismo.

1869: The Subjection of Women.

1873: Autobiografía

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