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ESTRATEGIAS DE INTERVENCIÓN FONOAUDIOLÓGICA EN NIÑOS

RETROALIMENTACIÓN
El impacto que tenga la retroalimentación o feedback que el adulto le proporciona al niño va a depender del
objetivo con que se utilice esta estrategia. Los refuerzos positivos son útiles a la hora de mantener la
motivación del niño o si se desea mantener una conducta (por ejemplo, ¡Muy Bien!, ¡Esa es una excelente
idea!). La retroalimentación también se puede utilizar para estimular el auto monitoreo (por ejemplo, ¿Cómo
sonó eso?, ¿Crees que lo estás haciendo de forma correcta?) o para realizar requerimientos de clarificaciones
(por ejemplo, ¿Quisiste decir plato?).

PREGUNTAS DE ALTERNATIVA FORZADA


Otra técnica que puede utilizarse para ayudar a los niños a aprender nuevas estructuras, es la de las
alternativas forzadas. En este caso, el terapeuta hace preguntas que imponen la elección de una respuesta y
entregan el modelo adecuado. Por ejemplo: a un niño que está ampliando el uso de verbos se le puede
preguntar: ¿vas a pintar o vas a comer? Él responderá: “¡Pintar!”. Asimismo en vez de preguntar ¿Cuál
quieres? puede decir: ¿Cuál quieres: la casa grande o la casa chica? De esta forma, facilita el acceso a la forma
que se espera que el niño adquiera” (Cleave y Fey, 1997; Jean, 2000).

USO DE PREGUNTAS ABIERTAS


Las realización de preguntas abiertas proveen un apoyo para que el niño logre describir y hablar acerca de
objetos y acontecimientos (por ejemplo, ¿Qué están haciendo esos niños?; ¿Qué está pasando aquí?; ¿Qué
crees que pasó?); planificar acciones (por ejemplo, ¿Qué cosas necesitarías para hacer un sándwich?) y
relacionar las situaciones nuevas con la experiencia previa (por ejemplo: ¿alguna vez te ha pasado algo
similar?) (Acosta, 2006).

MODELADO / MODELING
El objetivo principal es proporcionarle al niño un patrón lingüístico correcto o “modelo”. En la estrategia de
modelado el niño construye un enunciado inicial que el adulto reelabora entregándole un nuevo enunciado
de forma fonológica, morfológica o sintácticamente correcta, de este modo, se pretende instaurar una nueva
conducta verbal corregida (Acosta, 1999). Aguado (1999) y Leonard (1975) agregan que el objetivo de esta
estrategia no implica pedirle al niño una repetición. El modelado consiste en “repetir un enunciado o forma
lingüística producida por el niño en forma correcta” y sólo se requiere que el aprendiz observe el lenguaje del
modelo sin emitir ninguna respuesta. Usa un formato altamente estructurado, refuerzo extrínseco y un
contexto interactivo formal. No pretende que el niño modifique una estructura previa de forma inmediata,
presuponiendo que el niño debiera encontrar el patrón de la forma que se le está presentando (Paul, 2001).
De acuerdo a la definición planteada, las expansiones podrían ser consideradas un tipo de modelado, pero el
modelado es más amplio porque también considera las reelaboraciones de producciones fonológicamente
“incorrectas”.

En cambio, la estrategia conocida como modeling propuesta por Fey (1986), promueve la utilización de una
tercera persona que realizará la labor de mostrarle al niño el modelo lingüístico apropiado. Inicialmente, la
tercera persona (que debe ser una persona cercana al menor) establece un diálogo, con el niño y el
terapeuta, utilizando siempre el mismo modelo lingüístico de forma que el niño pueda escucharlo varias
veces. En esta técnica, se promueve que el niño inicialmente sólo escuche y no que repita inmediatamente el
modelo proporcionado. Posteriormente, a partir de una pregunta dirigida por el terapeuta, se elicita en
el niño la producción de un enunciado, con ello se espera que el menor sea capaz de elaborarlo a partir de la
estructura utilizada por la tercera persona o “third–person–model”(Paul, 2001).
Se podría decir que el modeling es una variante del modelado. Más allá de su denominación, ambas se basan
en la teoría del aprendizaje social de Bandura. A partir de estos postulados se ha utilizado el modelado con el
fin de ampliar el repertorio lingüístico de los niños con trastorno de lenguaje. Los procedimientos del
modelado no sólo son útiles para demostrar el contenido y la forma de los enunciados, sino también las
condiciones contextuales apropiadas para su uso (Sharakis y Woodall, 1988).

ESTIMULACIÓN FOCALIZADA
“En la estimulación focalizada, el terapeuta utiliza una forma o regla lingüística de forma intensiva en una
gama de contextos donde es semántica y pragmáticamente apropiado(Fey, 1986; Johnston, 1985). En ningún
momento se requiere de la respuesta del niño, sin embargo, se realizan esfuerzos para manipular el contexto
lingüístico y no lingüístico, de manera de incentivarlo a usar esta nueva forma” (Cleave y Fey, 1997).

El uso de esta estrategia requiere que el terapeuta haga uso de una estructura lingüística determinada
(generalmente morfosintáctica o léxica) de manera repetitiva para estimular al niño a usarla. Esto se realiza
generalmente durante una actividad lúdica y motivadora (McKibbin, 2000) como durante juegos, horas de
alimentación y aseo personal (Cleave y Fey, 1997).

Debido a que se utiliza en contextos naturales es considerada como “parte de las estrategias usadas bajo los
modelos de intervención en el medio” (Mendoza, 2001). Su nombre deriva de la premisa de exponer al niño
de forma reiterativa a una determinada estructura semántica, léxica, fonológica o morfosintáctica en
particular. Su utilidad se sustenta en la alta frecuencia con que se presenta la forma lingüística, lo que se
traduce en una alta atención prestada por el niño al modelo lingüístico proporcionado por el terapeuta sobre
la estructura estimulada. (Aguado, 1999).

EXTENSIONES
Son comentarios que agregan información semántica a lo que el niño ha dicho. A diferencia de las
expansiones, las extensiones ponen su énfasis en proporcionar nueva información léxica al niño. Siguiendo
con el ejemplo utilizado anteriormente, si el niño dice “perro casa”, el adulto hará uso de la extensión
diciendo: “sí, entró” o “sí, tenía frío” (Puyuelo, 1999; Paul, 2001). Esta extensión puede ser simple, como en el
ejemplo, o más compleja (por ejemplo si el adulto dijera: “sí tenía frío, su casa está calentita. Tú también
entras a tu casa si te da frío) dependiendo de la cantidad de información añadida. El enunciado producido por
el adulto, puede o no incluir elementos del enunciado original, pero no es obligatorio.

EXPANSIONES
Esta técnica hace alusión a la adición lingüística innata que hacen los padres sobre los enunciados deficientes
de sus hijos pequeños. Así, el terapeuta completa o expande una producción del niño que es considerada
telegráfica o incompleta, agregando nuevos elementos gramaticales y detalles semánticos que promueven un
enunciado aceptable para el adulto (Puyuelo, et al. 2002). Por ejemplo, si el niño dice “perro casa”, el adulto
puede decir “el perro está en la casa” (Paul, 2001). Es decir, la expansión tiene una gran utilidad
específicamente como una estrategia para el abordaje de aspectos morfosintácticos. Se ha observado que el
uso de esta estrategia incrementa la probabilidad de que un niño imite, espontáneamente al menos, parte de
la expansión (Scherer y Olswang en Paul 2001)

HABLA PARALELA
“En esta estrategia nosotros hablamos acerca de las acciones que realiza otra persona, realizando
comentarios acerca del juego en curso. Por ejemplo, mientras el niño construye una torre, el terapeuta dice:
“Tú estás construyendo una torre, tú pusiste un bloque. Tú lo hiciste de nuevo, pusiste otro bloque” (Paul,
2001). Es importante destacar que tanto el habla paralela como la autoconversación, son descritas por Rhea
Paul como “estrategias que son especialmente útiles para niños que no hablan en la consulta”. Ellas
maximizan las posibilidades de que el niño use la forma requerida en contextos espontáneos y reales.

AUTOCONVERSACIÓN
Corresponde a una estrategia en la que el terapeuta describe lo que él está haciendo mientras está realizando
una acción con el niño, utilizando estructuras gramaticales que son apropiadas para ese niño. Por ejemplo,
mientras juegan a las muñecas (contexto) se le relata la acción al niño: “Mira, le estoy poniendo el vestido a la
muñeca, ¿Ves? Le estoy poniendo su vestido…” (McKibin, 2000).

“Esta técnica se usa preferentemente con niños pequeños. Proporciona una visión organizada de cómo otros
relacionan el lenguaje con los hechos verdaderos del contexto. La madre o el terapeuta le hablan en voz alta
al niño acerca de lo que está pensando y/o haciendo. Esto le permite al niño conectar el pensamiento, a los
procesos de lenguaje atingentes junto con todo lo que se está haciendo en un contexto determinado. A
través de esta técnica el niño relaciona el lenguaje con situaciones, hechos concretos en un aquí y ahora”
(Barbieri, 1994). “En la intervención, el terapeuta describe sus propias acciones cuando participa en un juego
paralelo con el niño. Si el niño está construyendo una torre de bloques, nosotros hacemos nuestra propia
torre y decimos “Yo estoy haciendo una torre, una torre con bloques. ¿Ves mis bloques? Yo estoy
construyendo”. Lo que se pretende es establecer una relación entre las acciones y las palabras” (Paul, 2001).
MADRESÍA
La madresía es una forma de comunicarse que adoptan los adultos al dirigirse a los niños pequeños (habla
de tipo infantil o Child Directed Speech, por su sigla en inglés, CDS). “El bebé parece desencadenar un
estilo especial de habla en el adulto, que no se observa en la comunicación entre adultos” (Plotkin, 1997). Al
respecto, Soprano (2001) plantea que:
“Cuando un adulto le habla a un niño pequeño, su discurso es diferente del que adoptaría para formular ese
mismo mensaje a un niño mayor o a otro adulto. De esta forma, se propone que al dirigirse a un niño con
trastorno de lenguaje, se debería acentuar aún más estas características: mayor relieve de la entonación,
discurso enfático y repetitivo, lenguaje afectivo, onomatopeyas, etc. propias del lenguaje utilizado por las
madres al comunicarse con sus hijos pequeños”. Otros autores señalan: “la madresía es una manera simple y
organizada de comunicarse en la que el niño se aproxima al lenguaje de manera reiterativa, desde un patrón
sencillo que tiene referentes específicos, contextualizados y que se relaciona con acciones del ámbito
cognoscitivo” (Maggiolo, 1994) y corresponde a un mecanismo innato de adaptación del registro que poseen
los humanos al dirigirse a los más pequeños (Mendoza,2001).
Los autores enfatizan su utilidad en la comunicación con niños pequeños. De Barbieri (1994) señala que: “Se
conoce como madresía porque es una de las estrategias naturales a través de las cuales el niño aprende el
lenguaje y se refiere a la forma en que se comunica la madre con su hijo. Esta es una manera muy
simplificada, organizada, inflexiva y redundante de presentar los elementos básicos del lenguaje (referidos a
la fonología semántica y sintaxis). Con esto se pretende que el niño oiga un lenguaje simplificado y de fácil
comprensión, de manera de facilitarle la tarea de aprendizaje. Esta técnica es bastante usada en niños con
trastornos severos del lenguaje y en estimulación de niños pequeños”. El manejo de esta estrategia implica
por parte del terapeuta la utilización no sólo de un lenguaje sencillo, sino también, con cambios importantes
en los aspectos no segmentales del habla, tales como: tono vocal más elevado, una entonación más
exagerada, un ritmo más lento, el uso de pausas y una mayor inteligibilidad.

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