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LA PRESCRIPCIÓN EN EL PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO

Heward Layme Zapata[1]

I.- FACULTAD SANCIONADORA DE LA ADMINISTRACIÓN

En doctrina reiterada el Tribunal Constitucional ha establecido que el derecho al


debido proceso reconocido en el artículo 139°, inciso 3) de la Constitución Política del
Perú no sólo tiene una dimensión “jurisdiccional”; sino que además se extiende
también a sede “administrativa” y, en general, como la Corte Interamericana de
Derechos Humanos ha sostenido:

“(...) cualquier órgano del Estado que ejerza funciones de carácter materialmente
jurisdiccional, [el que] tiene la obligación de adoptar resoluciones apegadas a las
garantías del debido proceso legal, en los términos del artículo 8° de la Convención
Americana”[2].

Esta garantía Constitucional [debido proceso] se encuentra reconocida y recogida en


la Ley de Procedimientos General en su artículo IV numeral 1.2 del Título Preliminar,
del siguiente modo: “El procedimiento administrativo se sustenta fundamentalmente en
los siguientes principios (…) 1.2. Principio del debido procedimiento.- Los
administrados gozan de todos los derechos y garantías inherentes al debido
procedimiento administrativo (…)” [3]

Asimismo, en lo concerniente a los límites de la potestad administrativa disciplinaria, el


supremo Interprete de la Constitución señaló que tal potestad:

(...) está condicionada, en cuanto a su propia validez, al respeto de la Constitución, de


los principios constitucionales y, en particular, a la observancia de los derechos
fundamentales (...), [debiendo] resaltarse la vinculatoriedad de la Administración en la
prosecución de procedimientos administrativos disciplinarios, al irrestricto respeto del
derecho al debido proceso y, en consecuencia, de los derechos fundamentales
procesales y de los principios constitucionales (v.gr. legalidad, razonabilidad,
proporcionalidad, interdicción de la arbitrariedad) que lo conforman [Exp. N.º 1003-
1998-AA/TC, fundamento 12].

II.- LÍMITES A LA FACULTAD SANCIONADORA DEL PROCEDIMIENTO


ADMINISTRATIVO

La doctrina mayoritaria reconoce que el denominado ius puniendi estatal, se subdivide


en dos grandes sectores de actuación: i) el derecho penal y ii) el derecho
administrativo sancionador. Por consiguiente, ambos gozan de una identidad de
sustancia y de materia, compartiendo su estructura y sus principios; En dicha medida
el derecho administrativo sancionador se sustenta en los principios y las bases
funcionales del derecho penal.

Al respecto, es conveniente precisar que la Sentencia recaída en el Expediente Nº


2192-2004-AA/TC[4], establece que:

“El principio de legalidad constituye una auténtica garantía constitucional de los


derechos fundamentales de los ciudadanos y un criterio rector en el ejercicio del poder
punitivo del Estado Democrático. La Constitución lo consagra en su artículo 2º, inciso
24, literal d), con el siguiente tenor: “Nadie será procesado ni condenado por acto u
omisión que al tiempo de cometerse no esté previamente calificado en la ley, de
manera expresa e inequívoca, como infracción punible; ni sancionado con pena no
prevista en la ley”
Por ello, el artículo 229 inciso 1 de la Ley N° 27444 que establece: “Las disposiciones
del presente Capitulo disciplinan la facultad que se atribuye a cualquiera de las
entidades para establecer infracciones administrativas y las consecuentes sanciones
del administrado”, debe ser entendido como el punto orientador del sistema represivo
administrativo, dado que regula la facultad de establecer infracciones administrativas y
sus sanciones.

Es por tal motivo que al Procedimiento Administrativo Sancionador [disciplinario] se le


aplican las garantías y principios que históricamente fueron creadas para el derecho
penal. En consecuencia, la Ley N° 27444, Ley de Procedimientos Administrativo
General, innova al regular por vez primera una serie integral de principios aplicables al
Procedimiento Administrativo Sancionador, dentro de los cuales tenemos a:

- Razonabilidad: El cual se define como una expresión del principio contenido en el


numeral 1.4 del Artículo IV de la Ley N° 27444, se refiere a que las entidades cuando
ejerzan la potestad administrativa sancionadora, deben adaptarse dentro de los límites
de la facultad atribuida, y mantener la debida proporción entre los medios a emplear y
los fines públicos que debe tutelar, a fin que éstos respondan a lo racionalmente
necesario para el cumplimiento de sus finalidades, y la

- Proporcionalidad: Es en la actuación de la Administración donde el principio de


proporcionalidad cobra especial relevancia, debido a los márgenes de discreción con
que actúa la Administración para atender las demandas de una sociedad en constante
cambio, pero también, debido a la presencia de cláusulas generales e indeterminadas
como el interés general o el bien común, que deben ser compatibilizados con otras
cláusulas o principios igualmente abiertos a la interpretación, como son los derechos
fundamentales o la propia dignidad de las personas.

III.- NATURALEZA JURÍDICA DE LA PRESCRIPCIÓN

La prescripción es una institución jurídica en virtud de la cual el transcurso del tiempo


genera ciertos efectos respecto de los derechos o facultades de las personas o en
cuanto al ejercicio de ciertas facultades de parte de la administración pública, como el
ejercicio de su facultad punitiva que tiene efectos respecto de los particulares.

Los plazos de prescripciones generados en los procesos administrativos


sancionadores (PAS), son de 2 clases:

1.- Prescripción de la facultad de la administración para iniciar proceso administrativo


sancionador, contados desde la comisión de la infracción; y

2.- Prescripción de la acción administrativa, para perseguir la inconducta funcional.

Los administrados (investigados) inmersos en un Procedimiento Administrativo


Sancionador pueden hacer uso de ella como medios técnicos de defensa, en la
medida que la administración no los mantenga de manera indefinida en una situación
de determinación en cuanto a la calificación de sus conductas cuestionadas, por ende
vulneratoria del derecho a ser investigado dentro de un plazo razonable.

Asimismo, la presencia de un término prescriptorio obliga a la administración a actuar


de manera más ágil, a fin de evitar que el mismo transcurra sin haber ejercido su
facultad punitiva, y esta manera tutelar los derechos fundamentales de la persona.

IV.- REGULACIÓN NORMATIVA DE LA PRESCRIPCIÓN EN EL DERECHO


ADMINISTRATIVO SANCIONADOR

De acuerdo a lo dispuesto por el artículo 61° de la Ley de la Carrera Judicial, el “plazo


para interponer la queja contra los jueces, caduca a los seis (6) meses de ocurrido el
hecho …”.

La caducidad constituye una sanción para el quejoso, que es aquella persona que
siendo parte en un proceso judicial, esto es, que por su posición privilegiada del
conocimiento del trámite del proceso judicial, no obstante tener pleno conocimiento de
un comportamiento irregular por parte de un Magistrado o Auxiliar Judicial, no lo pone
en conocimiento del órgano contralor dentro del plazo previsto, cuya sanción legal no
resulta aplicable a los terceros o a la potestad oficiosa del órgano contralor, siendo que
para estos supuestos la ley a previsto el plazo de prescripción de la acción previsto en
el artículo 233.1 de la Ley General de Procedimientos Administrativos.

En la regulación de la Ley de Procedimiento Administrativo General, modificado por


Decreto Legislativo N° 1029, se establece la figura de prescripción de la acción
administrativa en el artículo 233.1, que:

“La facultad de la autoridad para determinar la existencia de infracciones


administrativa prescribe en el plazo que establece las leyes especiales, sin perjuicio de
los plazos para la prescripción de las demás responsabilidades que la infracción
pudiera amerituar. En caso de no estar determinado, prescribirá en cuatro años
computados a partir de la fecha en que se cometió la infracción o desde que cesó, si
fuera una acción continuada”.

El artículo 111° del Reglamento de Organización y Funciones de la OCMA aprobado


mediante Resolución Administrativa N° 164-2009-CE-PJ[5], desarrolla la prescripción
de la acción y del procedimiento, estableciendo los siguientes plazos de prescripción:

Ø “Prescripción de la Acción.- el plazo de prescripción de la acción disciplinaria, es de


cuatro años de producido el hecho, conforme al artículo 233.1 de la Ley N° 27444,
modificada por el Decreto Legislativo N° 1029.

En los casos en que la conducta funcional irregular sea continuada, el plazo de


prescripción de la acción se computa a partir de la fecha de cese de la misma.

Se entiende por prescripción de la acción a la imposibilidad por razones del transcurso


del tiempo, instaurar la acción persecutoria por el órgano contralor.”

Ø Prescripción del Procedimiento.- El plazo de prescripción del procedimiento


disciplinario es de dos años una vez instaurada la acción disciplinaria.

Asimismo, cabe indicar que la interrupción y/o suspensión de los plazos de


prescripción se encuentra regulada del siguiente modo:

La Ley de Procedimientos Administrativo General, establece que:

"233.2 EI cómputo del plazo de prescripción de la facultad para determinar la


existencia de infracciones comenzará a partir del día en que la infracción se hubiera
cometido o desde que cesó, si fuera una acción continuada.

EI cómputo del plazo de prescripción sólo se suspende con la iniciación del


procedimiento sancionador a través de la notificación al administrado de los hechos
constitutivos de infracción que les sean imputados a título de cargo, de acuerdo a lo
establecido en el artículo 235, inciso 3 de esta Ley. Dicho cómputo deberá reanudarse
inmediatamente si el trámite del procedimiento sancionador se mantuviera paralizado
por más de veinticinco (25) días hábiles, por causa no imputable al administrado."

De cuyo texto, debemos entender que el plazo de la prescripción de la acción


disciplinaria se suspende una vez que se haya notificado al juez o auxiliar
jurisdiccional investigado con la resolución que da inicio al procedimiento sancionador,
lo que se condice con lo dispuesto por el artículo 16 del mismo cuerpo legal[6], que
dispone que los actos administrativos son eficaz a partir de que la notificación
legalmente realizada surte sus efectos.

Por consiguiente, cabe indicar que el cómputo del plazo de prescripción del
procedimiento se realiza a partir del día siguiente de la notificación de la resolución
que dio inicio al procedimiento disciplinario, cuyo plazo se interrumpe con el primer
pronunciamiento de fondo.

Al respecto de la prescripción del procedimiento, el Consejo Ejecutivo del Poder


Judicial, mediante Resolución Administrativa N° 164-2009-CE-PJ del 21 de mayo de
2009, en cuyo artículo quinto, hizo una importante precisión al artículo 112 del
Reglamento de Organización y Funciones de la Oficina de Control de la Magistratura,
concerniente a la prescripción del procedimiento:

“(…) el primer párrafo del artículo ciento doce del Reglamento de Organización y
Funciones de la oficina de Control de la Magistratura del Poder Judicial, aprobado
mediante Resolución N° 129-2009-CE-PJ (…), está referido al plazo de prescripción
del procedimiento, el cual se interrumpe con el primer pronunciamiento sobre el fondo,
emitido por la instancia correspondiente del órgano Contralor”

Sobre este último punto, cabe indicar que debe entenderse por prescripción del
procedimiento administrativo sancionador como una sanción por la falta de ejercicio
oportuno de un derecho. Lo que se busca mediante esta institución es poner fin a
largos procedimientos administrativos sancionadores que afectan el plazo razonable y
la seguridad jurídica de los particulares [trabajadores judiciales y magistrados], al tener
la certeza de que las autoridades no podrán ejercer sus facultades disciplinarias al
pasar el tiempo establecido por la ley correspondiente, esto es, consiste en la pérdida
del derecho de la autoridad administrativa, para pronunciar resolución alguna en el
procedimiento administrativo disciplinario, donde resuelva la situación del servidor
público sujeto a dicho procedimiento por dejar transcurrir el plazo establecido en la ley
correspondiente.

En este contexto, se debe entender por el primer pronunciamiento de fondo a la


resolución que decida en primera instancia la cuestión de fondo y ponga fin al
procedimiento disciplinario en su primera etapa, esto es, la resolución expedida por la
jefatura de la OCMA en casos de amonestación, multa y suspensión y del CEPJ sobre
destitución, en rigor, porque la opinión del magistrado investigador y la resolución del
jefe del órgano de línea de la OCMA son meros dictámenes u opiniones, que en
definitiva no deciden sobre la responsabilidad o no del investigado, y además, en
modo alguno, ponen fin al procedimiento administrativo en su primera instancia, lo que
si sucede con la resolución sancionatoria, que contiene los análisis de fondo y forma, y
es recurrible ante la instancia superior[7]; asimismo, se debe indicar para que
configure esta interrupción se requiere además, de la expedición de la resolución
sancionatoria, que ésta sea eficaz poniéndose en conocimiento del investigado tal
como se desprende del artículo 16 de la Ley de Procedimientos Administrativo General
– Ley 27444, que señala que “el acto administrativo es eficaz a partir de que la
notificación legalmente realizada produce sus efectos …”[8], y es que solamente de
esta manera se puede afirmar que el acto trasciende del ámbito meramente interno del
emisor hacia el resto de personas circundantes.

Por otro lado, cabe señalar que este acto de interrupción del plazo de prescripción del
procedimiento sancionador [primer pronunciamiento de fondo] provoca la ineficacia de
la fracción del tiempo transcurrido, conforme se desprende del artículo 317° del Código
Procesal Civil, de aplicación supletoria en virtud de lo dispuesto en su primera
disposición final y por el numeral 1.2 del artículo IV del Título Preliminar de la Ley de
Procedimiento Administrativo General – Ley N° 27444 [La regulación propia del
Derecho Procesal Civil es aplicable sólo en cuanto sea compatible con el régimen
administrativo]; por consiguiente, desaparecida la citada causal de interrupción,
empieza a correr un nuevo plazo prescriptorio, sin que sea de cómputo el tiempo
anteriormente transcurrido, razonamiento que se infiere de lo dispuesto en el artículo
1998 del Código Civil. En este contexto, debemos indicar que en caso se anule la
resolución sancionatoria de la Jefatura de la OCMA o del CEPJ, que contiene el primer
pronunciamiento de fondo, se debe empezar a computar un nuevo plazo de
prescripción del procedimiento.

Además, el numeral 1.4. de la Ley de Procedimiento Administrativo General enuncia el


principio de razonabilidad, según el cual, las decisiones de la autoridad administrativa,
cuando creen obligaciones, califiquen infracciones, impongan sanciones o establezcan
restricciones a los administrados, deben adaptarse dentro de los límites de la facultad
atribuida y manteniendo la debida proporción entre los medios a emplear y los fines
públicos que se deba tutelar, a fin de que respondan a lo estrictamente necesario para
la satisfacción de su cometido.

La razonabilidad implica que el acto estatal debe mantener su justificación lógica y


axiológica en los sucesos o circunstancias que fueran. Así, la doctrina exige que se
produzca una consonancia entre el hecho antecedente “creador” o “motivador” del acto
estatal y el hecho consecuente derivado de aquél; en consecuencia, la razonabilidad
comporta una adecuada relación lógico-axiológica entre la circunstancia motivante, el
objeto buscado y el medio empleado.

Por ello, el principio de razonabilidad, implícitamente derivado del “principio de


igualdad”, y expresamente formulado en el artículo 200° de la Constitución Política del
Estado, no tolera ni protege que se realicen o expidan actos o normas arbitrarias, por
consiguiente, no obstante que la anulabilidad del primer pronunciamiento de fondo
provoca un nuevo cómputo del plazo de prescripción del procedimiento administrativo,
en este nuevo periodo se debe observar obligatoriamente el plazo razonable.

A lo que se debe agregar, que el derecho de obtener resolución en un plazo razonable


(STC 24/1981, de 14 de junio), esto es, sin dilaciones indebidas. La convención
Europea para la Protección de los Derecho Humanos y de las Libertades
Fundamentales establece en su artículo 6 inciso 1 que: “Toda Persona tiene derecho a
que su causa sea oída equitativamente, públicamente y dentro de un plazo razonable,
por un Tribunal independiente e imparcial…”

Este plazo razonable se extendió, por el TEDH, a los procedimientos ante las
jurisdicciones administrativas[9] en el sentido de que el carácter razonable de la
duración de un procedimiento debe apreciarse según las circunstancias de cada caso
y teniendo en cuenta fundamentalmente “la complejidad del asunto, el comportamiento
del recurrente y la forma en que el asunto haya sido llevado por las autoridades
administrativas”. Por consiguiente, no necesariamente debe agotarse el nuevo plazo
de prescripción del procedimiento, sino, que este plazo puede extenderse únicamente
para actuar determinado acto procesal dentro de un plazo razonable, lo que vendría a
ser el plazo necesario, superado el cual también corresponde archivar el
procedimiento por prescripción.

V.- CONCLUSIONES

- Al Procedimiento Administrativo Sancionador [disciplinario] se le aplican las garantías


y principios que históricamente fueron creadas para el derecho penal.

- El plazo de la prescripción de la acción disciplinaria se suspende una vez que se


haya notificado al juez o auxiliar jurisdiccional investigado con la resolución que da
inicio al procedimiento sancionador, lo que se condice con lo dispuesto por el artículo
16 de la Ley 27444, que dispone que los actos administrativos son eficaz a partir de
que la notificación legalmente realizada surte sus efectos.

- Se entiende por prescripción del procedimiento administrativo sancionador como una


sanción por la falta de ejercicio oportuno de un derecho. Lo que se busca mediante
esta institución es poner fin a largos procedimientos administrativos sancionadores
que afectan el plazo razonable y la seguridad jurídica de los particulares [trabajadores
judiciales y magistrados], al tener la certeza de que las autoridades no podrán ejercer
sus facultades disciplinarias al pasar el tiempo establecido por la ley correspondiente,
esto es, consiste en la pérdida del derecho de la autoridad administrativa, para
pronunciar resolución alguna en el procedimiento administrativo disciplinario, donde
resuelva la situación del servidor público sujeto a dicho procedimiento por dejar
transcurrir el plazo establecido en la ley correspondiente.

- Se debe entender por el primer pronunciamiento de fondo a la resolución que decida


en primera instancia la cuestión de fondo y ponga fin al procedimiento disciplinario en
su primera etapa, esto es, la resolución expedida por la jefatura de la OCMA en casos
de amonestación, multa y suspensión y del CEPJ sobre destitución, en rigor, porque la
opinión del magistrado investigador y la resolución del jefe del órgano de línea de la
OCMA son meros dictámenes u opiniones, que en definitiva no deciden sobre la
responsabilidad o no del investigado, y además, en modo alguno, ponen fin al
procedimiento administrativo en su primera instancia, lo que si sucede con la
resolución sancionatoria, que contiene los análisis de fondo y forma, y es recurrible
ante la instancia superior; asimismo, se debe indicar para que configure esta
interrupción se requiere además, de la expedición de la resolución sancionatoria, que
ésta sea eficaz poniéndose en conocimiento del investigado tal como se desprende del
artículo 16 de la Ley de Procedimientos Administrativo General – Ley Nº 27444, y es
que solamente de esta manera se puede afirmar que el acto trasciende del ámbito
meramente interno del emisor hacia el resto de personas circundantes.

VI.- BIBLIOGRAFÍA

1. Constitución Política del Estado

2. Ley Nº 27444, Ley de Procedimiento Administrativo General

3. MORÓN URBINA, Juan Carlos; Comentarios a la Ley de Procedimientos


Administrativos General;

4. Resolución Administrativa N° 164-2009-CE-PJ, Reglamento de Organización y


Funciones del Consejo Ejecutivo del Poder Judicial.

5. Resoluciones del Consejo Ejecutivo del Poder Judicial


6. Sentencias del Tribunal Constitucional

7. Sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

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[1] Egresado de la UANCV – Juliaca-Puno; Estudios de Maestría y Doctorado en la


UNFV; Ex Secretario de Confianza de Vocal Supremo; Actualmente Asesor del
Consejo Ejecutivo del Poder Judicial.

[2]Caso Tribunal Constitucional del Perú, párrafo 71

[3] Ley 27444

[4] Expediente Nº 02192-2004-AA/TC; Tumbes; Gonzalo Antonio Acosta Gómez de


fecha 11-10-2004.

[5] Vigente desde el 02 de mayo de 2009

[6] Ley de procedimiento Administrativo General

[7] Criterio adoptado en múltiples resoluciones por el Consejo Ejecutivo del Poder
Judicial.

[8] MORÓN URBINA, Juan Carlos; Comentarios a la Ley de Procedimientos


Administrativos General; pag. 169; Para la eficacia del acto administrativo, requiere ser
puesto en conocimiento de los sujetos a los cuales se dirige, a quienes pretende
obligar, y a lo que tengan interés en el asunto, o a quienes por cualquier otra razón
sea pertinente hacérselo conocer.

[9] caso könig, Corte Interamericana de Derechos Humanos.

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