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simismo, amplió la condena haciendo lugar al reclamo por ausencia de aportes de capitales
genuinos, reintegro del I.V.A. hasta el 24 de abril de 1985, aportes previsionales y
exenciones arancelarias de la ley 18.575 y lucro cesante. Contra tal pronunciamiento se
interpuso el recurso extraordinario, cuya denegación motiva la presente queja.
2º) Que el tema sustancial de controversia en estos autos giró en torno a los términos
del contrato firmado entre las partes los que -según el demandado- se ajustaron
exactamente a las condiciones del pliego y -según la actora- se integraron con las
especificaciones y tiempos determinados en la nota acompañada al presentar la oferta.
3º) Que tanto el juez de primera instancia como la Cámara consideraron que fue probada la
existencia y tenor de la nota cuya copia acompañó la actora y que los tiempos y condiciones
en ella establecidos para el cumplimiento de las obligaciones del Estado respecto de la
construcción de las obras de infraestructura y desgravaciones impositivas, fueron aceptadas
al adjudicar la oferta. Sobre esa base contractual se apoyaron luego las argumentaciones de
los a quo en la consideración de los reclamos indemnizatorios.
4º) Que el recurrente tacha de arbitraria la sentencia porque desconoce las normas que rigen
la contratación y otorga al silencio de la Administración efectos contrarios a los previstos
en la ley 19.549. Sostiene que sólo la adjudicación en los términos autorizados por el pliego
fija las estipulaciones contractuales de la venta del terreno en el que se edificó el hotel.
8º) Que, por otra parte, el silencio de la administración es una conducta inapta para ser
considerada como una manifestación positiva de voluntad, pues salvo disposición expresa
del orden normativo, el silencio debe ser interpretados en sentido negativo (artículos 913.
918, 919, 1145, 1146, del Código Civil y artículo 10 de la ley 19.549). Nada debe tomarse
como concedido sino cuando es dado en términos inequívocos o por una implicancia
igualmente clara.
La afirmativa necesita ser demostrada, el silencio es negación y la duda es fatal para el
derecho del concesionario (doctrina de Fallos: 149:218 -último considerando-).
9º) Que, además, es una regla consagrada por el derecho administrativo que en materia de
franquicias o concesión de privilegios por el Estado a personas o individuos, en caso de
duda la interpretación debe ser en contra de los concesionarios, porque la presunción más
aproximada a la verdad es que el Estado ha acordado sólo lo que en términos expresos
resulte de ellos (Fallos: 149:218 -último considerando-).
10º) Que el a quo consideró que la nota del 23 de noviembre de 1972, cuya copia se
agregó como anexo 7, referente a las obligaciones asumidas por el organismo estatal
en el concurso, fue presentada, formó parte de la oferta de la actora y, en consecuencia, el
decreto de adjudicación Nº 1714/73 perfeccionó el vínculo contractual de acuerdo con las
pautas allí fijadas.
Consideró probada la existencia de dicha nota y su tenor, por la constancia de recepción del
escrito de presentación de la oferta que hacía mención de ella y por la comunicación del
Director General de Planeamiento y Desarrollo, fechada el 31 de mayo de 1973, elementos
que constituían -a juicio del a quo- principio de prueba por escrito y que junto a la
testimonial eran suficientes para acreditar la autenticidad de la nota, ante la imposibilidad
de la contratista de obtener la prueba designada por la ley a raíz de la pérdida del
expediente administrativo imputable a la negligencia del Estado (arts. 1191, 1192 y 1193
del Código Civil).