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B. 1892. XXXII.

Baro, Angel c/ E.F.A. s/ ley 9688.

Buenos Aires, 22 de diciembre de 1998.


Vistos los autos: "Baro, Angel c/ E.F.A. s/ ley 9688".
Considerando:
Que el recurso extraordinario no cumple con el
requisito de fundamentación autónoma.
Por ello, se lo declara improcedente, con costas.
Notifíquese y remítase. JULIO S. NAZARENO - EDUARDO MOLINE
O'CONNOR (en disidencia)- CARLOS S. FAYT - AUGUSTO CESAR
BELLUSCIO (en disidencia)- ENRIQUE SANTIAGO PETRACCHI -
ANTONIO BOGGIANO (en disidencia)- GUILLERMO A. F. LOPEZ -
GUSTAVO A. BOSSERT - ADOLFO ROBERTO VAZQUEZ (en
disidencia).
ES COPIA
DISI-
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B. 1892. XXXII.
2 Baro, Angel c/ E.F.A. s/ ley 9688.

-//-DENCIA DE LOS SEÑORES MINISTROS DOCTORES DON AUGUSTO


CESAR BELLUSCIO Y DON ANTONIO BOGGIANO
Considerando:
1°) Que la Sala II de la Cámara Federal de Apela-
ciones de La Plata, al revocar lo resuelto en primera
instancia, declaró que la parte actora tenía derecho a la
percepción de los bonos de consolidación de deudas en
moneda estadounidense por la suma que resulte de la
liquidación a practicar sobre la base de las pautas que,
para situaciones como las debatidas en autos, prevé la ley
24.283 y sus normas reglamentarias. Contra dicho
pronunciamiento la parte demandada interpuso el recurso
extraordinario que fue concedido a fs. 304/305.
2°) Que para así decidir, por mayoría, el a quo
consideró que, conforme con lo dispuesto por el art. 10 de
la ley 23.982 y el art. 2, inc. g, del decreto
reglamentario 2140/91 la conversión de la deuda debía
hacerse -tal como lo postulaba la demandada- de acuerdo con
el tipo de cambio vigente a la fecha de origen de la
obligación, extremo éste que se configuró el 31 de julio de
1983, fecha en que se extinguió la relación laboral que
ligó a las partes. Pero entendió que la aplicación de ese
criterio conducía a una significativa mengua del crédito,
lo cual resultaba injusto y estaba reñido con el principio
de la primacía de la realidad económica, que debe ser
resguardado de acuerdo con reiterada doctrina de esta
Corte. Por ello, estimó que correspondía hallar una
solución adecuada al litigio, para lo cual no era necesario
declarar la inconstitucionalidad de las citadas
disposiciones. En ese orden de ideas, sostuvo que resultaba
-//-
-//- adecuado aplicar la ley 24.283, con sustento en que
dicha norma derogó los preceptos del régimen de emergencia.
3°) Que si bien el recurso extraordinario no con-
tiene una crítica pormenorizada de todos los argumentos desa-
rrollados por la cámara, los agravios que trae la apelante a
la consideración de esta instancia son suficientes, toda vez
que plantean de modo claro el problema y la ofensa constitu-
cional que la decisión le causa (Fallos: 310:450 y sus citas,
entre muchos otros).
4°) Que el remedio federal fue bien concedido pues
la recurrente cuestionó la inteligencia del art. 10 de la ley
23.982 y del art. 2, inc. g, del decreto reglamentario
2140/91 y la decisión apelada fue contraria al derecho que
aquella parte fundó en dichos preceptos. Por lo demás, el
tema objeto de controversia tiene suficiente trascendencia
para justificar la apertura de la instancia de excepción
(Fallos: 316:1775).
5°) Que por amplias que sean las facultades judi-
ciales en orden a la interpretación y aplicación del derecho,
el principio de la separación de poderes, fundamental en el
sistema republicano de gobierno adoptado por la Constitución
Nacional, no consiente a los jueces el poder de prescindir de
lo dispuesto expresamente por la ley respecto al caso, so
color de su posible injusticia o desacierto (Fallos: 234:82,
310; 241:121; 250:17; 263:460).
6°) Que, a la luz de dichos principios, el Tribunal
no advierte que las razones dadas por el a quo justifiquen el
haber dejado de lado la solución prevista por las
-//-
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3 Baro, Angel c/ E.F.A. s/ ley 9688.

-//- normas que rigen el caso, pese a entender que su


sentido era claro e inequívoco. En efecto, resulta
insuficiente la línea argumental seguida con apoyo en la
realidad económica, pues el legislador la ponderó al fijar
un sistema distinto de emisión de bonos en razón de la
moneda, atendiendo a que una de ellas -la estadounidense-
no estuvo sometida desde la fecha de origen del crédito a
un fenómeno de progresivo envilecimiento similar, siquiera
remotamente, al que afectó a la otra. Por iguales motivos,
la norma establece la opción con el objeto de prever
contingencias futuras vinculadas con circunstancias que
pudieran afectar el mantenimiento de la actual equivalencia
entre el peso y el dólar. Este es, pues, el fundamento de
la alternativa que se concede al acreedor, que está en
condiciones de elegir lo que crea conveniente sobre la base
de las razonables estimaciones financieras que tiene a su
alcance al momento de manifestar su preferencia. En ese
contexto, se advierte que no es posible dejar librada la
aplicación del sistema a la voluntad discrecional del
acreedor para que mediante un repentino cambio de conducta
reñido con sus propios actos (Fallos: 310:884, 2117;
311:1880; 312:245, entre otros), obtenga una posición más
favorable combinando dos métodos de emisión de bonos que el
legislador contempló en forma diferenciada en virtud de su
naturaleza específica.
7°) Que también resultan insuficientes los
argumentos dados con apoyo en la índole del crédito
reclamado, toda vez que las obligaciones laborales y las
indemnizaciones por accidentes y enfermedades profesionales
no escapan al sistema general de consolidación de deudas,
tal como lo ha resuel-
-
//-
-//-to esta Corte en Fallos: 318:198, 318, 1091 y 2064, a los
que cabe remitir en razón de brevedad.
Por otro lado, es necesario precisar que la refe-
rencia al art. 260 de la Ley de Contrato de Trabajo tampoco
alcanza para fundar lo resuelto, ya que el debate de autos no
gira alrededor del efecto cancelatorio de un pago insufi-
ciente, sino del modo de calcular la cuantía de un crédito
alcanzado por disposiciones específicas del régimen de emer-
gencia.
8°) Que, por otro lado, no pueden asignarse a la
ley 24.283 efectos derogatorios del sistema previsto por la
ley de consolidación 23.982 y su decreto reglamentario 2140/
91 en lo atinente a la emisión de bonos en dólares estadouni-
denses. Ello es así, por cuanto la norma en cuestión contem-
pla el supuesto de actualización por aplicación de índices,
estadísticas u otro tipo de mecanismos y, en cambio, el art.
10 de la ley 23.892 y su reglamentación regulan un modo de
cálculo retroactivo en razón de la cotización de moneda ex-
tranjera. En otros términos, una ley prescribe sobre valores
presentes y la otra sobre un tipo de cambio pasado, es decir
el vigente a la fecha de origen de la obligación.
Por ello, se declara procedente el recurso extraordina-
rio y se revoca la sentencia apelada. Costas por su orden en
atención a la naturaleza de la cuestión debatida (art. 68,
segundo párrafo, del Código Procesal Civil y Comercial de la
Nación). Vuelvan los autos al tribunal de origen a fin de
que, por quien corresponda, se dicte un nuevo fallo con arre-
glo al presente. Notifíquese y remítase. AUGUSTO CESAR
BELLUSCIO - ANTONIO BOGGIANO.
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4 Baro, Angel c/ E.F.A. s/ ley 9688.

-//-DENCIA DEL SEÑOR VICEPRESIDENTE DOCTOR DON EDUARDO


MOLINE O'CONNOR
Considerando:
Que el suscripto coincide con los fundamentos del
voto de los doctores Belluscio y Boggiano con exclusión de
los considerandos 4°, 6° y 7° que expresa en los siguientes
términos.
4°) Que el remedio federal fue bien concedido
pues la recurrente cuestionó la inteligencia del art. 10 de
la ley 23.982 y del art. 2, inc. g, del decreto
reglamentario 2140/91 y la decisión apelada fue contraria
al derecho que aquella parte fundó en dichos preceptos. Por
lo demás, el tema objeto de controversia tiene suficiente
trascendencia para justificar la apertura de la instancia
de excepción (Fallos: 316:1775).
Asimismo, la resolución apelada, aun cuando
decide acerca de cuestiones suscitadas en el marco del
trámite de ejecución de sentencia, es equiparable al
pronunciamiento definitivo exigido por el art. 14 de la ley
48, pues la apelante se encuentra impedida en el futuro de
replantear sus quejas fundadas en el ordenamiento referido,
las cuales le ocasionan un agravio de imposible reparación
ulterior.
6°) Que, a la luz de dichos principios, el Tribu-
nal advierte que las razones dadas por el a quo no justifi-
can el haber dejado de lado la solución prevista por las
normas que rigen el caso -confr. esp. art. 10, segundo
párrafo de la ley 23.982-, pese a entender que su sentido
resulta claro e inequívoco. En efecto, resulta inadecuada
la línea argumental seguida con apoyo en la realidad
económica pues,
-//-
-//- precisamente, el legislador la ponderó al fijar distin-
tos sistemas de emisión de los bonos según el tipo de moneda
en que ella se efectúe -en moneda nacional o en moneda esta-
dounidense-. En ese contexto, sin que corresponda aquí abrir
juicio sobre la posibilidad de un cambio en la opción inicial
desde que la cuestión no se plantea en el sub examine en esos
términos, no es posible aceptar una aplicación fragmentada de
uno de los sistemas previstos por el legislador con
manifiesto apartamiento de aquello que en él se establece en
lo referente al procedimiento de reexpresión del crédito.
7°) Que también resultan insuficientes los argumen-
tos dados con apoyo en la índole del crédito reclamado, toda
vez que las obligaciones laborales y las indemnizaciones por
accidentes y enfermedades profesionales no escapan al sistema
general de consolidación de deudas, tal como lo ha resuel-
to esta Corte en Fallos: 318:1091 y 2064, a los que cabe re-
mitir en razón de brevedad.
Por otro lado, es necesario precisar que la refe-
rencia al art. 260 de la Ley de Contrato de Trabajo tampoco
alcanza para fundar lo resuelto, ya que el debate de autos no
gira alrededor del efecto cancelatorio de un pago insufi-
ciente, sino del modo de calcular la cuantía de un crédito
alcanzado por disposiciones específicas del régimen de emer-
gencia.
Por ello, se declara procedente el recurso extraordina-
rio y se revoca la sentencia apelada. Costas por su orden en
atención a la naturaleza de la cuestión debatida (art. 68,
segundo párrafo, del Código Procesal Civil y Comercial de la
-//-
B. 1892. XXXII.
5 Baro, Angel c/ E.F.A. s/ ley 9688.

-//- Nación). Vuelvan los autos al tribunal de origen a fin


de que, por quien corresponda, se dicte un nuevo fallo con
arreglo al presente. Notifíquese y remítase. EDUARDO MOLINE
O'CONNOR.
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6 Baro, Angel c/ E.F.A. s/ ley 9688.

-//-DENCIA DEL SEÑOR MINISTRO DOCTOR DON ADOLFO ROBERTO


VAZQUEZ
Considerando:
1°) Que en autos se condenó a la Empresa Ferroca-
rriles Argentinos a pagar al actor una indemnización
fundada en la ley de accidentes del trabajo 9688, cuyo
monto fue objeto de una liquidación, aprobada a fs. 131,
que lo determinó en la cantidad de $ 62.203,71, comprensiva
del capital actualizado desde el 31 de julio de 1983 hasta
el 1° de abril de 1991, con más los intereses devengados en
igual período a la tasa del 6% anual.
Que el pago de tal indemnización quedó sujeto a
las previsiones de la ley 23.982.
2°) Que a efectos de lograr la acreditación en su
favor de los pertinentes Bonos de Consolidación de Deuda,
el actor manifestó optar por la suscripción de aquellos
emitidos en dólares estadounidenses, a cuyo fin entendió
procedente reexpresar en dicha divisa la aludida suma de $
62.203,71 valiéndose para ello de la paridad vigente a la
fecha de la liquidación aprobada a fs. 131 (confr. escrito
de fs. 199/ 204).
Que a esto último se opuso la demandada por
entender que no correspondía la conversión del crédito en
la forma indicada, sino que procedía realizar la
reexpresión teniendo en cuenta lo dispuesto por el art. 10,
segundo párrafo, de la ley 23.982, es decir, considerando
el tipo de cambio vendedor en el mercado libre o su
equivalente que correspondía a la "fecha de origen de la
obligación", entendida esta última en los términos
interpretativos que resultan del
-//-
-//- art. 2, inc. g, del decreto 2140/91 (confr. escrito de
fs. 211/212).
3°) Que, en lo que aquí interesa, la Sala II de la
Cámara Federal de Apelaciones de La Plata sostuvo, en conclu-
sión aceptada por todos sus miembros, que de acuerdo con la
normativa aplicable, la conversión de la deuda debía ser rea-
lizada -tal como lo sostenía la demandada- con referencia a
la paridad vigente en la "fecha de origen de la obligación",
es decir, el 31 de julio de 1983 (confr. considerando 10 de
fs. 259 vta./260; y considerando 5.4. de fs. 283 vta.).
Que, sin embargo, la mayoría de los jueces del tri-
bunal sostuvo que la mera aplicación de esa solución conducía
en el caso a un resultado divorciado de la realidad económica
vigente por razón de que "...la 'reexpresión'...contemplada
encierra la ficción de que el poder adquisitivo de la divisa
estadounidense ha permanecido inalterable entre el nacimiento
de la obligación y la actualidad, con independencia de la
evolución de la variación de precios de las cosas con las que
aquel poder adquisitivo está relacionado y, en definitiva, la
indemnización destinada..." (confr. considerando 14 de fs.
261 vta.). En ese sentido, precisó el voto mayoritario que la
aplicación de la ley de consolidación y de su decreto
reglamentario provocaba una injustificada disminución de la
indemnización a cuyo pago fue condenada la demandada, que de
$ 62.203,71, equivalente a igual cantidad de dólares
estadounidenses al 1° de abril de 1991, quedaba reducida por
efecto de la "reexpresión" a la suma aproximada de U$S 14.000
a valores del 31 de julio de 1983, lo que implicaba una
licuación de aquélla que la reducía a un 22%
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7 Baro, Angel c/ E.F.A. s/ ley 9688.

-//- de su monto (fs. 270). Frente a ello, y como


pretendido correctivo de la situación descripta, los
indicados jueces de la mayoría, sin declarar la
inconstitucionalidad de los arts. 10, segundo párrafo de la
ley 23.982 y 2, inc. g, del decreto 2140/91 (confr.
considerando 23, fs. 271 vta.), dejaron de lado ese marco
normativo haciendo jugar en su lugar una solución que
derivaron de la ley 24.283, la que entendieron derogatoria
de los referidos preceptos por ser especial y posterior
(confr. considerandos 27 a 29). Sobre esa base
interpretativa, concluyeron que el actor tenía derecho a la
percepción de bonos de consolidación de deudas en moneda
estadounidense por la suma que resultaría de una
liquidación que mandaron practicar en la instancia de
origen con sujeción a las pautas previstas en la ley 24.283
y sus normas reglamentarias (confr. considerando 34, y
parte dispositiva de fs. 291 vta./292).
4°) Que contra ese pronunciamiento la demandada
interpuso el recurso extraordinario previsto por el art. 14
de la ley 48, el que fue concedido por mayoría de los
jueces del tribunal a quo.
En su apelación federal, la demandada cuestiona
la sentencia del tribunal a quo por entender que ha
formulado una interpretación derogatoria de las normas
federales que regulan los efectos que se derivan de la
opción por la suscripción de bonos de consolidación en
dólares estadounidenses, excepcionando de tal modo al actor
de las consecuencias de un régimen al cual voluntariamente
se había sometido, y dejando sin efecto alguno
disposiciones que son de orden
-
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-//- público.
5°) Que el recurso extraordinario es formalmente
admisible porque se ha puesto en tela de juicio la interpre-
tación y aplicación de normas de naturaleza federal, y la
decisión del superior tribunal de la causa ha sido contraria
al derecho invocado en función de ellas.
6°) Que el art. 10, segunda parte, de la ley 23.982
señala que los acreedores de deuda consolidada en el Estado
Nacional pueden optar por recalcular su crédito en moneda de
curso legal para reexpresarlo en dólares, valorizado al tipo
de cambio vendedor en el mercado libre o su equivalente que
correspondía a la fecha de origen de la obligación, con el
fin de suscribir con tal crédito reexpresado en dólares Bonos
de Consolidación emitidos en esa moneda. Todo ello en las
condiciones que determina la reglamentación.
Que, por su parte, el art. 14, inc. b, del decreto
reglamentario 2140/91 concordemente establece que "...Las
obligaciones en moneda nacional se convertirán a dólares
estadounidenses aplicando el tipo de cambio vendedor corres-
pondiente a la fecha de origen de la obligación... A tales
efectos, se utilizarán los tipos de cambio que determine el
Banco Central de la República Argentina. El importe resultan-
te en dólares estadounidenses se consolidará a la fecha de
corte...".
7°) Que en el sub lite el actor hizo expresa opción
por suscribir en pago de su crédito Bonos de Consolidación de
Deudas en dolares estadounidenses (confr. fs. 199, punto I),
manifestación de voluntad esa que mantuvo ante el tribunal a
quo (confr. escrito de fs. 225/228) y que no fue
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8 Baro, Angel c/ E.F.A. s/ ley 9688.

-//- retractada tampoco en la instancia extraordinaria


(confr. fs. 299/303).
Que esa opción, hecha sin reservas, implicó un
sometimiento voluntario al régimen de emisión de tales
títulos de la deuda pública y, en lo que aquí interesa, no
sólo a la necesaria "reexpresión" en dólares
estadounidenses que la ley ordena hacer con carácter
previo, sino también de modo especial a las pautas
reglamentariamente establecidas para tal propósito.
Que el hecho de que el actor hubiera pretendido
en autos que su crédito se "reexpresara" con referencia a
una paridad cambiaria que no es la admitida por el art. 10,
segunda parte, de la ley 23.982, en nada cambia o altera
las cosas, ya que el referido es un aspecto accesorio de la
cuestión principal determinada por la voluntad de recibir
Bonos de Consolidación en dólares estadounidenses, y porque
está en juego la aplicación de una ley de orden público,
siendo clara en consecuencia la imposibilidad que tienen
las partes de apartarse de sus términos.
8°) Que, de otro lado, bien se advierte que las
consecuencias económicas de la opción voluntariamente
realizada por el actor en base a una norma que no ha sido
tachada de inconstitucionalidad, no es cuestión cuya
ponderación corresponda al órgano judicial.
En tal sentido, el interesado es juez de su
conveniencia y responsable por las contingencias de la
índole indicada que de su elección se deriven, máxime en
casos como el presente en donde es evidente que el actor ha
ponderado
-//-
-//- las ventajas y desventajas que, cada una por su lado,
ofrecen las dos alternativas reguladas por el art. 10 de la
ley 23.982 en cuanto a sus posibilidades especulativas de
futuro, teniendo en cuenta la personal visión que se tenga
sobre la marcha de la economía nacional. En concreto, se
desprende de la lectura de fs. 227 vta. que el actor eligió
que su crédito se cancelara en Bonos de Consolidación emiti-
dos en dólares estadounidenses, porque entendió que ante una
eventual crisis del plan económico que acompañó a la sanción
de la ley 23.928, sería más conveniente poseer esos títulos
que los análogos emitidos en moneda nacional. Y siendo ello
así, es obvio que el criterio judicial no puede subrogar al
del interesado en tal apreciación, como tampoco subsanar los
defectos de apreciación en que el interesado pudiera incurrir
sobre el particular.
9°) Que, por lo demás, a contrario de lo señalado
por la mayoría del tribunal a quo, la ley 24.283 no tuvo por
efecto derogar lo dispuesto por el art. 10, segunda parte, de
la ley 23.982, y ni siquiera modificarlo o alterarlo en su espíritu.
Que ello se infiere claramente de la mera lectura
del decreto 483/95, de fecha posterior a la ley 24.283, por
cuyo art. 5°, párrafo cuarto, no sólo se mantuvo expresamente
el sentido y alcance del art. 10, segundo párrafo, de la ley
23.982, sino que inclusive se aclararon aspectos vinculados a
la denominada "reexpresión" que por hipótesis podían suscitar
alguna duda.
En tal sentido, dicha norma determinó que "...en
caso que a opción del acreedor corresponda reexpresar la
-//-
B. 1892. XXXII.
9 Baro, Angel c/ E.F.A. s/ ley 9688.

-//- deuda en dólares estadounidenses, para la suscripción


de Bonos de Consolidación en esa moneda, se aplicará el
tipo de cambio vendedor correspondiente a la fecha origen
de la obligación definida en el art. 2°, inciso g), del
decreto n° 2140/91, siguiendo a su respecto la metodología
establecida en el art. 14, inc. b) de dicho cuerpo legal.
El importe resultante en dólares estadounidenses se
consolidará sin intereses ni actualizaciones al 1° de abril
de 1991, y se cancelará mediante la entrega de los citados
bonos a su valor norminal...". Por su parte, el último
párrafo del citado art. 5 del decreto 483/95 precisó que
"...a los fines de la reexpresión de la deuda a dólares
estadounidenses, será de aplicación el Comunicado 'A' 1912
del Banco Central de la República Argentina de fecha 18 de
diciembre de 1991...".
Puede verse, pues, que si el decreto 483/95 repi-
tió las soluciones contenidas en la ley de consolidación y
su decreto reglamentario, es porque ellas no se encuentran
desplazadas, modificadas o alteradas por la ley 24.283.
10) Que, a todo evento, no es ocioso destacar que
la adopción del procedimiento previsto por el art. 10, se-
gundo párrafo, de la ley 23.982, es contrario a los presu-
puestos fácticos que suponen la aplicación de la ley 24.283
(invocada oficiosamente por el tribunal), pues una vez que
el crédito se reexpresa en dólares según la paridad vigente
en la fecha de origen de la obligación, queda desde
entonces cristalizada la deuda en una cantidad determinada
de divisas extranjeras, por lo que el supuesto queda
naturalmente fuera de las previsiones de la ley de
desindexación para cuya operatividad se requiere la
existencia de una suma que sea el
-//-
-//- resultado de mecanismos de una actualización monetaria,
lo que obviamente no se da en la especie indicada.
11) Que, por lo demás, la naturaleza irrenunciable
del crédito del actor de que hizo mérito la mayoría del tri-
bunal a quo para abonar el sentido de la solución que propi-
ció, no resulta decisiva en el asunto, pues el actor no ha
hecho renuncia alguna a su acreencia, sino que ha formalizado
una opción que, como se desprende de sus propias palabras de
fs. 227 vta., juzgó más provechosa para sus intereses desde
un punto de vista especulativo. Cabe insistir, en este punto,
que no toca a los jueces juzgar las bondades de la elección
realizada, ni subsanar los errores de apreciación que
pudieron fundarla.
12) Que, en las condiciones desarrolladas, la de-
cisión apelada ha sido contraria a la validez de las normas
federales vigentes que especialmente rigen la cuestión, por
lo que se impone su pertinente descalificación (art. 14, inc.
3, de la ley 48).
Por ello, se declara admisible el recurso extraordinario
y se deja sin efecto el pronunciamiento recurrido. Vuelvan
los autos a la instancia de origen para que, por quien
corresponda, se dicte nuevo fallo con arreglo al presente.
Las costas se imponen por su orden en atención a la naturale-
za de la cuestión decidida (art. 68, segundo párrafo, del
Código Procesal Civil y Comercial de la Nación). Notifíquese
y remítase. ADOLFO ROBERTO VAZQUEZ.
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