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EXAMEN PARCIAL 2023-2

Curso: Pensamiento político clásico (POL206)


Horario: 0589
Profesor: Gonzalo Gamio Gehri
Alumna: Alexa Jael Fernández Gavilano
Código: 20216513

Pregunta 3
Explique y comente cómo se plantea el conflicto entre la justicia cósmica y la justicia pública
(diferencias en el contexto) examinado en La Orestiada de. Esquilo. Precise el rol de la
deliberación y del Areópago en la superación del conflicto.

La Orestiada de Esquilo, como muestra idónea de las tragedias griegas, nos aproxima a la
purificación del juicio político en su fin magnánimo: la pedagogía, la cual -en este caso- nos
confronta simbólicamente a la justicia a través de una historia plagada de venganza y
violencia. Además, lo que hace relucir el conflicto entre la justicia cósmica (dike) y la justicia
pública (dikaiosyne) es la resolución en el espacio y figura del Areópago para dar cabida a
otro punto de partida para la cimentación del discurso razonable: la deliberación.
Bajo la óptica de los protagonistas de la tragedia, la consecución de asesinatos en nombre de
la venganza para aplacar la ira del muerto colinda en el entendimiento de justicia en función
de la violencia, la sangre y la exigencia de las leyes en contra de la desmesura (hybris), es
decir, el desequilibrio del orden cósmico, por ello, lo que recae en nuestro análisis está
encaminado a una situación que llega a tomar fondo y clama un cambio desde lo divino: la
persecución de las Erinias sobre Orestes en la apertura de una mejor forma de ejercer justicia
dentro de un espacio que acrecentará aún más su significado con el desenlace de la obra.
Orestes, totalmente atormentado por la tortura de las Erinias, es conducido por Apolo al
Tribunal Superior que preside Atenea para dar apertura al juicio. Los diversos argumentos
que se postulan a favor del proceder de Orestes (seguimiento de los consejos del Oráculo
sobre lo que debía pagar la madre y la defensa de la autoridad del rey, la casa, la política bajo
la legitimidad otorgada por Apolo) tienen un desenlace positivo para el matricida, pues la
decisión de Atenea -diosa insensible ante los bienes de la maternidad, pero no a los de la
paternidad- lo liberó del terrible castigo sangriento que le tenían preparado las Erinias.
En el cambio de paradigma de la justicia propiciado por esta tragedia a la luz de la diosa del
tribunal sale a relucir el conflicto entre la justicia cósmica y la justicia deliberativa, pues los
personajes de la trilogía representan y defienden su forma de procesar la justicia y, por
consecuencia, juzgar a Orestes. La justicia cósmica entendida como aquella que restituye el
orden de las relaciones humanas a través de la justificación de la cadena de venganzas y el
derramamiento de sangre, así sea de la propia, se muestra tal cual en la familia real de
Micenas: Clitemnestra asesina a Agamenón por el sacrificio de este sobre su hija Ifigenia y
Clitemnestra es asesinada junto a su amante en manos de Orestes -su hijo- en venganza por el
padre. La aparición de las guardianas del castigo surge como símbolo de un orden sagrado
inmutable en el equilibrio del kósmos, el cual es articulado jerárquicamente (estamentos
sociales) para dar un lugar preciso e inalterable en el orden que debe tener; por lo tanto, la
preservación de la armonía en esta interacción de fuerzas responde a lo que cada uno
condicionalmente le corresponde hacer.
La condena a la espiral de violencia con el desenlace de la muerte ya no es más la forma de
resolver el castigo de los criminales, sino un salto al debate público, cuya solución sería
analizar la sucesión de hechos para que el jurado, compuesto por ancianos notables de la
polis, escuchade las versiones de los testigos. Esta forma racional de abordar los conflictos
supone un paso a la comprensión global que cambie lo que hasta ese momento se entendía
como la violenta confrontación de fuerzas para que el litigio haga relucir la palabra; así, la
solución de problema se conduce por el proceso de la deliberación.
El debate público no solo afronta a las partes afectadas, sino la presencia de un tercero, que
en el caso de la tragada corresponde al jurado, pero que luego de la constitución del propio
tribunal, pasaría por una especie de institución judicial y el estado de derecho. Asimismo,
respecto a las relaciones humanas también supone una restauración de la civilidad para que se
posicione la nueva forma de justicia de conversión integral comunitaria. Este nuevo orden se
posiciona como aquel que genera, en sintonía con el desenlace positivo para las Erinias, como
la instauración de las instituciones civiles en la práctica racional de la justicia. Luego de
examinar detalladamente los rasgos del debate sumamente complicado, se decide absolver a
Oreste por la votación de desempate de Atenea -quien hizo realizar al procesado un acuerdo
de paz con Atenas-; sin embargo, las Erinias prosiguen con su ira, terriblemente enfurecidas
por el resultado del litigio, pero por la gran retórica política empleada por la diosa son
declaradas guardianas de la ley y ascienden virtuosamente ante el culto de los ciudadanos,
empodera aún más la fuerza de la palabra en el ejercicio de la racionalidad pública y la nueva
cosmovisión democrática.
El Areópago, como espacio donde se ejerce la justicia pública, representa no solo el paso por
la deliberación sobre cuestiones judiciales, sino una apertura completa al diálogo sobre
situaciones que competen a lo ciudadano: asambleas generales y debates filosóficos, a fin de
dirimir políticamente lo que a través de las relaciones humanas se pueden presentar en forma
de conflictos que inevitablemente tenemos que resolver. Como seres humanos, requerimos el
juicio práctico que se rija bajo instituciones para impulsar reglas que nos garanticen como
sociedad la seguridad y la libertad que a su vez sean deliberadas en espacios como este, el
escenario es más que el contexto, representa la superación del conflicto en manos de la sangre
para evocar la confrontación de los dilemas razonablemente.
La reflexión trascendental sobre la Orestiada y este cambio de perspectiva hacia una justicia
de tribunales y espacios públicos en la praxis de la racionalidad dio apertura a un desarrollo
de la misma con el propósito de dar el paso a la purificación del juicio político (Gamio 2005:
383). Sin embargo, cuando abordamos el ámbito relacional en el dolor que deja huellas a la
luz de la injusticia que muchas veces siente la parte afectada, no corresponde a un
entendimiento propio de justicia, sino a la impunidad que bajo las leyes débiles en las
instituciones que rigen los tribunales. De tal modo, la justicia cósmica, basada en la venganza
y el derramamiento de sangre para sentir alivio no ofrece una “reconciliación sociopolítica”
(Gamio 2005: 378) para el presente de Latinoamérica. Como evidencia de ello se puede
comentar que la población indignada, bajo la justicia popular, deciden proceder con el
linchamiento y la calcinación de los delincuentes que, bajo crímenes terribles como violación,
robo a mano armada y los crímenes organizados atentan contra la sociedad.
En México, un pederasta acusado de violación y asesinato fue quemado por los vecinos que
tomaron esta justicia violenta por el daño que le ocasionó a una niña de seis años, quien fue
hallada al interior de una bolsa de basura con los signos de haber sido brutalmente abusada
(El Confidencial 2020). Esta muestra de venganza refleja lo que actualmente podríamos
aseverar sobre la justicia pública, su inminente debilitamiento y retroceso a las prácticas
sangrientas como estas que solo sucumben en más muerte y dolor dentro de lo que puedo
haber sido un proceso judicial para el merecido castigo del violador y asesino. En cambio, ya
no es más una tentación el uso de la fuerza, es una opción válida cargada del dolor, injusticia
dentro de la justicia deliberativa que recae en la desconfianza de los ciudadanos sobre la
convivencia social que cada vez más se convierte en una irrealidad. La muestra de la tragedia
refleja que el camino hacia formas más razonables en espacios comunicativos en el escenario
magnánimo para el logos y el entendimiento son una mejor alternativa frente a la fuerza
violenta de la sangre, pero, ¿realmente esta aproximación a la purificación tiene una
legitimidad ciudadana?, ¿cómo esta justicia pública podría retomar la validez bajo situaciones
complejas como los crímenes de violación y asesinato cada vez más comunes en la
actualidad? Probablemente estas preguntas sean el desafío más fuerte de la política: Impulsar
un nuevo paradigma de justicia a favor de la credibilidad y el debido castigo a los criminales.
Bibliografía
EL CONFIDENCIAL

2020 “Queman vivo al pederasta que violó y decapitó a una niña de seis años en México”.
El Confidencial. Chiapas, 17 de enero

https://www.elconfidencial.com/mundo/2020-01-17/video-queman-vivo-pederasta-
violo-nina-mexico_2416747/

GAMIO GEHRI, Gonzalo

2005 “La purificación del Juicio Político. Narrativas de Justicia, Políticas de


reconciliación”. Derecho & Sociedad . Lima, 24, 378-389.

https://revistas.pucp.edu.pe/index.php/derechoysociedad/article/view/16995/17294
Pregunta 5
Explique y comente el problema del discernimiento de la medida correcta planteado en Las
Suplicantes de Eurípides con ocasión de la campaña de Teseo en Tebas. Precise en qué
medida esta reflexión se propone establecer una conexión entre la prudencia, la justicia y la
piedad en el desarrollo de la guerra.

La mesura y la desmesura han sido aspectos ampliamente abordados desde las tragedias en
torno al desarrollo de la guerra en medio de la justicia -ya discutida a la luz de Esquilo y su
Orestiada- y la piedad como artífice trascendental en la campaña de Teseo en Tebas. El
desarrollo del juicio moral y las reacciones emocionales juegan un papel trascendental en el
desarrollo de esta tragedia tan humana en comprensión de los matices que nos componen
como tal; así, la reflexión crítica sobre la historia reciente de nuestro país se asienta sobre la
desgarradora época entre 1980 y 2000: El CAI y, más allegada al hoy, la guerra entre Israel y
Palestina. El dolor sucumbido en Las Suplicantes de Eurípides parece en cuestión de épocas,
una comparación lejana, pero que permanece -así como el dilema sobre la justicia pública y el
renacer de la justicia cósmica- en la memoria colectiva.
Teseo, como el héroe de esta obra, representa esa capacidad de elegir, discernir y planificar
razonablemente el sentido de la justicia en las secuelas que puedan dejar los enfrentamientos
bélicos y sus efectos orientados -en manos de Creonte- a la violencia ensañada con los
cuerpos de los derrotados. Las mujeres imploran al rey ateniense -Teseo- apoyo e intercesión
por ellas para que puedan rescatar los cuerpos de sus familiares muertos y abatidos en
combate en Tebas. La vulnerabilidad y fragilidad humana resaltan en esta parte de la tragedia,
las mujeres extranjeras, aquejadas por el dolor y la pérdida de sus hijos, esposos y familiares
buscan apoyo sobre este claro asunto humano para, finalmente, tener el consuelo de velar y
enterrar a sus muertos como se predispone para su reconciliación con la tierra. El aprendizaje
a la luz del ético y el político es fundamental para poder posicionar a Teseo en la
construcción de una ciudadanía que responde a la igualdad y a la justicia en la legalidad del
bien público y la acción que se toma dentro de la guerra justa.
Lo justo de la guerra emprendida por Teseo se orienta a la recuperación de los cadáveres, no
a una encarcelación del círculo viciosa de la violencia procediendo, como el perpetrador de la
crueldad hacia los derrotados, a la hybris. Esta actuación por parte del rey de Atenas
manifiesta la piedad que a través de su madre, Etra, le infunde y persuade para que entre en
defensa de estas pobres mujeres, además de hacer cumplir las leyes divinas de la Hélade en
los ritos fúnebres que finalmente le dan sus familiares, pues Creonte -en un acto en demasía
de la crueldad- dispuso la exposición de estos cuerpos a la descomposición en la intemperie
y, por consecuencia, a la vista y ataque de aves rapaces, lo cual les impide descender al
Hades. Esta desmesura propagada por el ganador de la batalla no supuso, en primera
instancia, una preocupación o interés sobre la comunidad que Teseo defiende, pero el sentido
de justicia de la mano de la compasión y la prudencia que el protagonista mostrará en su
camino, como jefe de tropas para el discernimiento en cada momento, mantener la prudencia
en las circunstancias está en sintonía con lo que cualquier hombre justo tendría que
proponerse a lo largo del ejercicio de la racionalidad pública a fin de la justicia y alivio de
estas mujeres.
La prudencia en la medida correcta por parte del guerrero se enfoca en la decisión de no
saquear y propagar atropellos a los inocentes, a pesar de que constituye algo inevitable, pero
no estaba dentro del juramento que él les había hecho a las suplicantes. De tal modo, el rey
ateniense tuvo la opción de someter a la ciudad, pero no lo hizo, pues la finalidad era
expresamente precisa, la campaña para recuperar los cadáveres. Teseo participa de primera
mano en el levantamiento de los cuerpos, pero ya estaban profundamente en detrimento por
la inminente descomposición y exposición, así que decide cremarlos; el alivio ya inunda a las
madres y esposas que pueden, en presencia de los restos de los guerreros caídos en batalla,
realizar otra etapa de su vida: la fase del duelo.
La pérdida la desesperación y la incertidumbre por no poder despedir a sus seres queridos es
lo que conmueve a Etra, a su vez que la reflexión sobre la violencia injustificada en la hybris
son las que decantan en la meditación que realiza el rey para evitar que sus acciones
justamente recaigan fatalmente en faltas contra las leyes divinas como la humillación para los
parientes en la ferocidad innecesaria propiciadas por Creonte. Los excesos se ven superados
por el ejercicio de la virtud para no ser rechazado por lo divino, pues Teseo establece una
relación directa entre la deliberación y la justicia por encima de la violencia cósmica; no
recae en otra venganza, las represalias sangrientas, fomentando la guerra que a la luz de sus
virtudes solo producen llanto, familias destruidas, sangre y dolores que no tienen nombre,
como el de perder a los hijos.
La invitación al ejercicio de la política, la apertura al logos en la racionalidad que propone el
ateniense es ir en contra la dinamización a lo que nos conduce los conflictos tropezando en
horrores desmesurados. La aguda deshonra del orden justo, es decir, desacatamiento de las
leyes de la Hélade constituyen la discusión entre las ciudades griegas y el devenir del
enfrentamiento entre Teseo y Creonte. Por lo tanto, sustituir la violencia para entrar a la
comprensión de los conflictos humanos y asumirnos como seres capaces de poner en práctica
la sabiduría moral son los elementos sustanciales en la tragedia de Eurípides.
Aproximándonos a la realidad nacional y lo que hasta el día de hoy persiste en las víctimas
del CAI, podemos aseverar que personas como mamá Angélica no pudieron, así como las
Suplicantes, encontrar el alivio y la paz consigo mismas de saber que pudieron velar y rezar
por la asunción de sus almas al cielo o saber dónde están sencillamente. Poder reconocerlos,
sepultarlos, llevarles flores en fechas especiales y saberse de su descanso eterno no pudieron
ser para ella y para muchas madres que hasta el día de hoy no encuentran a sus hijos y
completamente atormentadas por las condiciones en las que las investigaciones suponen que
se deben encontrar, completamente inhumanas, o en la ya descomposición que no hace
posible el reconocimiento y legitimación de identidad. La desaparición en manos de los
grupos armados y la respuesta por parte de Israel en la que guerra que azota actualmente el
Medio Oriente ahonda el resquebrajamiento de las células de dichas sociedades en lo injusta
que puede ser la guerra, a pesar de que cronológicamente estamos muy lejos de lo que
presenta Eurípides, no dejamos que la desmesura, la hybris y la impunidad propiciada en el
escenario de Perú durante uno de sus capítulos más oscuros y doloroso y lo que en este
momento podemos observar por ambas parte en el conflicto bélico entre Israel y Palestina, el
llanto de los inocentes, el dolor de las madres y esposas, un pasado que nos sigue
persiguiendo y atacando para desatar los males humanos en contra de lo que por años
también hemos tratado de cambiar: la violencia y la falta de compasión en su máxima
expresión.

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