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EL DEPORTE COMO ESPECTÁCULO

Introducción

No podemos obviar el enorme impacto social que actualmente y a lo largo de la


historia ha protagonizado el deporte. Todos nosotros recibimos a diario un bombardeo
masivo de este fenómeno. Es una realidad cada vez más importante en la sociedad actual.
Promovido a diario por los medios de comunicación se ha convertido en un fenómeno de
masas. En torno a él se organizan amplios espectáculos. Sin lugar a dudas, el deporte se ha
convertido en uno de los acontecimientos más relevantes de las sociedades occidentales
contemporáneas, alzándose en uno de los elementos más influyentes, decisivos y centrales
de la cultura popular.

Desde sus diferentes perspectivas inunda las iniciativas de muchas personas por la
actividad física, mueve grandes cantidades de dinero, crea trabajo mediante procesos
profesionales, posee su espacio propio dentro de los medios de comunicación, además de la
prensa deportiva.

El deporte es un fenómeno social y económico, los grandes eventos deportivos se


alzan como un escaparate en el que mostrar simbólicamente el poderío de las naciones. Por
ello, definir el deporte como una mera práctica física resulta limitado y sesgado, ya que es
una actividad mediatizada por un sistema complejo de reglas y materiales, genera bienes y
servicios producto de la aplicación de las nuevas tecnologías

Definiciones: ¿Qué es el deporte?, ¿qué se entiende por espectáculo?

Según la RAE estas son las definiciones que nos encontramos para deporte y
espectáculo:

Deporte

1. m. Actividad física, ejercida como juego o competición, cuya práctica supone


entrenamiento y sujeción a normas.
2. m. Recreación, pasatiempo, placer, diversión o ejercicio físico, por lo común al aire
libre.

Espectáculo

(Del lat. spectacŭlum).

1. m. Función o diversión pública celebrada en un teatro, en un circo o en cualquier


otro edificio o lugar en que se congrega la gente para presenciarla.
2. m. Cosa que se ofrece a la vista o a la contemplación intelectual y es capaz de
atraer la atención y mover el ánimo infundiéndole deleite, asombro, dolor u otros
afectos más o menos vivos o nobles.
3. m. Acción que causa escándalo o gran extrañeza.

El deporte espectáculo se caracteriza por su condición de distracción, fiesta,


representación, función y diversión de las personas que asisten a él (Otañez).

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El deporte como consumo y espectáculo de masas

Siguiendo a García Ferrando el deporte como espectáculo de masas, ha ido


cobrando máxima relevancia con el paso del tiempo. Cada vez se hace más patente el
protagonismo de los espectáculos de carácter deportivo, especialmente en la televisión.

Hay que destacar la importancia del deporte como uno de los mayores espectáculos
de nuestro tiempo, y como uno de los medios más asequibles y económicos de
entretenimiento de la sociedad de masas. (García Ferrando, 2005). A lo largo de las
encuestas realizadas por García Ferrando para el CSD sobre hábitos deportivos desde
1985, quizás lo único nuevo que se pueda decir ahora es que el deporte, como gran medio de
entretenimiento social, no ha alcanzado todavía los límites en los que se detenga su
crecimiento.

En la evolución de la sociedad española ha cobrado un peso especifico la


importancia del tiempo de ocio, incrementándose además el valor cultural de su disfrute.
Ahora el ocio se ha convertido en “mercancía de consumo”, y dentro de este, el deporte
juega un papel fundamental (Rivadeneyra, 2002).

En esta línea, podemos hablar de un consumo deportivo y del deporte, se puede


entender como un servicio y como satisfacción de aspiraciones, como relajación y diversión,
como acontecimiento y aventura, y como presentación de uno mismo, de aceptación y
prestigio. Desde esta perspectiva teórica, un producto de consumo significa además, que es
beneficioso económicamente, objeto de intereses económicos, comercialmente atractivo y
con capacidad para competir en mercados dinámicos. (García Ferrando, 2005)

Asistencia a espectáculos deportivos

El deporte continúa conservando su tremenda capacidad de entretenimiento y de


ilusión, que son las bases del éxito del espectáculo deportivo. En una sociedad de masas
cada vez más urbanizada y sometida buena parte de su población a trabajos de carácter
sedentario y rutinario, el deporte se ha convertido, en una actividad que produce excitación
en unas sociedades poco o nada excitantes (Elias y Dunning, 1992 citado en Garcia
Ferrando, 2005). El gran espectáculo del deporte gira, como ya es sabido, alrededor de la
amplificación de la ilusión básica del espectador, que no es otra que la de creer realmente
que el resultado de un encuentro deportivo es algo importante (Koppet, 1981 citado en
García Ferrando, 2005).

Un espectáculo deportivo, ejerce no solo sobre quienes los visitan, sino también sobre
quienes lo observan o escuchan, notables efectos psicosociales, éticos, estéticos y hasta
biológicos, pues ante la situación de estrés a que están sometidos, se movilizan sus
recursos energéticos. Las victorias o las derrotas en un número significativo de
espectadores provocan cambios que se conservan durante cierto tiempo, e influyen
notablemente en la forma de actuar de ellos

Con el fin de conocer la importancia de la asistencia a espectáculos deportivos en el


contexto de los hábitos deportivos de la población española, hemos escogido esta tabla
(Garcia ferrando) en la que se incluyen datos referentes a la asistencia a espectáculos
deportivos desde 1980 a 2005

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Grado de asistencia a espectáculos deportivos, 2005-1980 (García Ferrando, 2005)

Asiste a espectáculos 2005 2000 1995 1990 1985 1980


deportivos
Frecuentemente 8 8 9 8 9 9
De vez en cuando 15 17 17 19 20 19
Pocas veces 23 23 25 21 25 23
Nunca 54 52 49 51 45 48
- - - - - -4.493
8.170 4.625 4.271 4.625 2.008

Tras observar esta tabla realizada por García Ferrando en las diferentes encuestas
sobre hábitos deportivos realizadas sobre hábitos deportivos desde 1980 nos encontramos
con que, no se ha producido apenas variación en los últimos veinticinco años en los
porcentajes de población que asisten con diverso grado de frecuencia a espectáculos
deportivos. El segmento de población que asiste con frecuencia, y que por lo tanto
constituye el núcleo básico de las personas que regularmente siguen en directo los
espectáculos deportivos, se sitúa prácticamente en las seis encuestas entre el 8 y el 9% de
la población, en tanto que el segmento más numeroso de los que asisten de vez en cuando
oscila entre el 15% y el 20%, habiendo alcanzado el valor más bajo, 15%, en la encuesta
correspondiente a 2005.

• Según la práctica del deporte

Asistencia a espectáculos deportivos según la práctica de deporte, 2005-1995 (Garcia


Ferrando, 2005)

Practica deporte
Sí No
Asistencia a espectáculos deportivos 2005 1995 2005 1995
Frecuentemente 13 14 5 6
De vez en cuando 21 26 12 12
Pocas veces 29 30 19 22
Nunca 37 30 63 61
-3.019 -1.666 -5.164 -2.605

Al segmentar la población según que practiquen o no deporte, aparecen dos pautas


diferentes de relación con el espectáculo deportivo, de tal manera que entre los que
practican deporte la proporción de los que asisten con frecuencia a espectáculos
deportivos es más del doble, con respecto a la correspondiente frecuencia entre los que no
practican deporte.

Y cosa parecida ocurre cuando prestamos atención a la categoría de los que asisten
de vez en cuando a espectáculos deportivos, que con el 29% superan en más del doble a la
respectiva proporción entre los que no practican deporte. Y, correspondientemente, al
comparar los porcentajes de los que nunca asisten a espectáculos deportivos, la proporción
de los que así lo hacen entre los que no practican deporte, el 63%, es casi el doble de la
correspondiente proporción entre los que practican deporte, el 37%. Son resultados muy

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similares a los obtenidos en la encuesta de 1995, lo que pone de manifiesto la estabilidad
de este rasgo de la estructura social del deporte en España.

Se puede concluir, pues, que se produce un refuerzo entre la asistencia a


espectáculos deportivos y la práctica de un deporte, aunque evidentemente este refuerzo o
relación positiva no significa ni mucho menos una relación de tipo causa efecto, ya que los
factores que conducen a la práctica deportiva no dependen tan sólo del grado de influencia
del deporte profesional y de alta competición, aunque evidentemente se encuentran
íntimamente relacionados.

Los hijos y el deporte de alta competición como referente ideal

Cuando el deporte de elite de un país triunfa a nivel internacional, los efectos más
visibles desde el punto de vista capitalista son el de la "gran suerte" que se les atribuye a
aquellos deportistas que ganan grandes cantidades de dinero. Los padres recalcan este
hecho, y los chicos piensan "yo de grande quisiera llegar a ser como él/ellos". La realidad,
sin embargo, demuestra que sólo un ínfimo porcentaje de los que se dediquen al deporte
llegarán a las altas esferas competitivas, y entre estos, la mayoría se dará cuenta de que lo
que encuentran allí "arriba" es muy diferente a lo que soñaron de niños... (Ferrero, 2006).

Como es bien conocido en las actuales sociedades deportivizadas de masas, son


muchos los padres que se esfuerzan por hacer de sus hijos deportistas de alto nivel o
profesionales, influidos quizás por la popularidad y recompensas económicas que alcanzan
algunos de estos deportistas. (García Ferrando, 2005).

Según García Ferrando, el deporte no es un fenómeno de origen en la escuela, hace


su introducción en ella como una emulación de la practica de los adultos y del deporte
espectáculo y elitista. Así es como se distorsiona la practica deportivo escolar y pierde, a
veces, su verdadero valor educativo por la intromisión de especialistas en el deporte,
entrenadores, técnicos deportivos, entrenadores, profesores de educación física, etc.,
distorsionan los objetivos educativos y solo buscan resultados a cualquier precio.

Resulta también una forma de reaccionar en los espectadores la devoción que


sienten sobre los grandes deportistas, convirtiéndolos en ídolos, además éstos le brindan
su apoyo, le muestran su simpatía, buenos sentimientos, son bien recibidos en cualquier
lugar que estén, les muestran confianza por sus futuras presentaciones, pues de sus
hazañas han sido fieles testigos, además son alagados, admirados, también cuestionados.
Esas estrellas deportivas tienen por lo general un gran círculo de amigos, (que pueden o no
ser conocidos por ellos) que les dan opiniones, consejos sobre su forma de actuar; además
algo muy importante es que estos espectadores sienten el deseo de imitarlos, seguramente
pensarán “Si yo fuera él”, ”Cuando yo sea así” (Galván, 2003).

Por eso el verdadero valor del deporte no es incentivar a la creación de fenómenos,


cracks, astros, campeones o como se los quiera llamar. El verdadero valor educativo del
deporte como espectáculo pasa, precisamente, por logra que la gente haga deporte.

Lo importante del deporte, ya sea recreativo o competitivo, es orientarlo al


disfrute de la actividad física en sí, por los beneficios que trae para la salud del cuerpo y el
alma, y no por los resultados que "deberían" obtenerse, y que podrían (si no se llegan a

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alcanzar) frustrar al deportistas...o, lo que es peor, enemistarlo para siempre con la
práctica deportiva por no tener "madera de campeón (Ferrero, 2006).

Medios de comunicación, televisión y deporte: la audiencia de programas


deportivos

Todo el aparato publicitario que gira en torno al deporte tiene como objetivo
principal el de encontrar formas para crear y mantener la ilusión en un juego de polaridades
en las que el deporte se mueve entre categorías y conceptos extremos, es decir, entre el
ataque y la defensa, entre la violencia y el aburrimiento, entre la cooperación y la tensión,
entre la agresión y el respeto, entre la elasticidad y la fijeza de las reglas, entre, en suma,
el interés de los jugadores y el interés de los espectadores (Dunning, 1999 cit. en García
Ferrando, 2005).

Siguiendo a García Ferrando (2005) de los diferentes medios de comunicación de


masas, el que probablemente más ha contribuido a la difusión, popularización y desarrollo
del deporte contemporáneo, es la televisión. Y es que de los diferentes medios de
comunicación, la televisión es el que aparte de constituir un medio poderoso de información,
también tiene una capacidad de entretenimiento como no la tienen la radio ni los medios de
comunicación escritos (Martín Ferrán, 91). El deporte ha estado presente en la pequeña
pantalla a través de la retransmisión de partidos, campeonatos, festivales y exhibiciones
deportivas de toda índole. De este modo, el impacto original de la televisión ha sido, desde
entonces, la promoción del interés y del desarrollo del deporte. (Greendorfer, 1981).

El deporte y la televisión han llegado con el transcurso del tiempo a depender


estrechamente entre sí, ya que si bien es cierto que el deporte se ha popularizado gracias a
la televisión, no es menos cierto que la televisión ha encontrado en el deporte uno de los
medios más sencillos y asequibles para incrementar la audiencia. Y esto es lo que en
realidad importa a la televisión, que un número creciente de espectadores conecten el
aparato de televisión para seguir en este caso las retransmisiones deportivas, ya que a
mayor audiencia, más elevados son los ingresos por publicidad. Es de este modo como el
deporte ha alcanzado un papel estelar en la programación televisiva, porque utiliza una
forma de comunicación universal, el lenguaje corporal del deporte, que va acompañado de
reglas y rituales fácilmente reconocibles.

El deporte se transmite fácilmente, como hemos dicho anteriormente, porque


utiliza un lenguaje universal, el cuerpo en movimiento, en un contexto fácilmente
reconocible como es el de un encuentro deportivo, sea de fútbol, de gimnasia, de balonmano
o de cualquier otra especialidad deportiva. Por todo ello, las retransmisiones deportivas
necesitan por lo general de pocas palabras, con lo cual son asequibles a cualquier tipo de
público, culto o inculto, rico o pobre (Greendorfer 1981 citado en García Ferrando, 2005).

Con la tabla recogida por García Ferrando podemos seguir la evolución de la


audiencia de programas deportivos televisados desde 1985 a 2005.

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Grado de frecuencia de audiencia de los programas deportivos que se emiten por televisión,
2005-1995

Audiencia de programas deportivos en 2005 2000 1995 1990 1985


TV
Los ve todos o casi todos 8 9 11 12 22
Ve bastantes programas 20 21 19 25 30
Ve sobre todo los partidos de fútbol 14 12 14 12 12
Sólo ve algunos programas 35 35 33 28 20
Nunca los ve 24 23 23 23 16
- - - - -2.008
8.170 4.625 4.271 4.625

Según los resultados de la encuesta de 2005 se puede dividir a la población adulta


española en cinco grandes segmentos, al igual que hemos hecho en las anteriores encuestas
desde 1985, según su relación con la audiencia de programas deportivos. Un grupo
minoritario del 8% está integrado por los mayores consumidores de programas deportivos,
ya que reconocen que ven todos o casi todos los programas que se emiten o que pueden ver;
un grupo más amplio del 20% reconoce que ve bastantes programas deportivos, y otro grupo
del 14% admite que se interesa preferentemente por los partidos de fútbol. El resto de
población se divide entre el grupo más amplio, el 35%, que reconoce que sólo ve algunos
programas deportivos en la televisión, y otro grupo del 24% que afirma que nunca ve
programas de este tipo.

En consecuencia, al incrementarse la oferta de programas de televisión en gran


parte de los hogares españoles, se ven en términos relativos menos programas deportivos,
ya que la saturación que ha alcanzado la programación diaria de retransmisiones deportivas,
hace que sea imposible prácticamente verlas todas o una buena parte de ellas. De ahí que
en términos relativos los porcentajes referentes sobre todo a la categoría de los que sólo
ven algunos programas, tienen un significado diferente en la encuesta de 2005 que en la de
1985, ya que en la actualidad la oferta de programas deportivos es mucho mayor, y el ver
algunos programas puede significar en la práctica ver un número mayor de ellos en términos
absolutos que los que se veían según los datos de 1985.

Violencia en espectáculos deportivos

Siguiendo la Ley contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el


deporte existe una radical incompatibilidad entre deporte y violencia, cualquier forma de
violencia, incluida la verbal o aquella otra más sutil, fundamentada en la trampa, el engaño y
el desprecio del juego limpio. Desde hace décadas esta idea central orienta el trabajo que,
de forma concertada, vienen desarrollando la Unión Europea y sus instituciones, los
poderes públicos competentes en materia de deporte de cada uno de sus países miembros,
así como el Comité Olímpico Internacional y las distintas organizaciones que conforman el
sistema deportivo internacional. El objetivo central que cohesiona la acción diversificada de
tan amplio espectro de actores públicos y privados es erradicar la violencia del deporte,
además de prevenir, controlar y sancionar con rigor cualquier manifestación violenta en el
ámbito de la actividad deportiva, muy especialmente cuando adquiere connotaciones de
signo racista, xenófobo o intolerante.

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A pesar de ello y en un sentido amplio, la violencia consiste en aplicar la fuerza
sobre el entorno. Por ello, el deporte conlleva siempre y en diversa medida violencia, en
tanto que uso de la fuerza, que se aplica bien sobre los elementos (tierra, agua y aire), bien
sobre las personas que devienen adversarios en el ámbito deportivo. La violencia en el
deporte, aplicada de conformidad con las reglas del mismo, supone una aplicación
autorizada de la fuerza. Por el contrario, si la fuerza se aplica contraviniendo las normas
deportivas, constituye una infracción o una agresión antirreglamentaria. Así, es el propio
mundo del deporte el que, al establecer las reglas del mismo en cada modalidad, determina
el nivel de violencia aceptable y cuándo esta aplicación de fuerza es inadmisible por ser
contraria a los reglamentos deportivos. En este ámbito, un primer objetivo de las
instituciones públicas es promover que el propio ámbito deportivo, mediante su propia
autorregulación, gestione y limite la aplicación de la fuerza en el deporte, de modo que su
uso sea compatible con el respeto a la persona y con una conciencia social avanzada.

Por lo demás, la violencia en el deporte es un elemento estrechamente relacionado


con el espectáculo, por la propia atracción que genera el fenómeno de la violencia. Ésta, por
dichos motivos, tiene a menudo una gran repercusión en los medios de comunicación, que, en
ocasiones, reproducen hasta la saciedad los incidentes violentos, sean de palabra, sean de
hecho. Esta presencia de la violencia deportiva en los medios de comunicación llega a
empañar, cuando no a poner en duda o a contradecir, los valores intrínsecos del deporte
como referente ético y de comportamientos.

La realidad de la violencia en el deporte y su repercusión en los medios de


comunicación es un reflejo de la clara permisividad social de la violencia, permisividad que
se retroalimenta con la intervención de todos los agentes del entorno deportivo sobre la
base inicial de la aplicación reglamentaria o no de la fuerza en el deporte y del encuentro
entre adversarios, sean deportistas, técnicos o dirigentes.

Así, el fenómeno de la violencia en el deporte en nuestra sociedad es un fenómeno


complejo que supera el ámbito propiamente deportivo y obliga a las instituciones públicas a
adoptar medidas que fomenten la prevención e incidan en el control cuando no en la sanción
de los comportamientos violentos. Una gestión adecuada de la violencia conlleva un enfoque
global, fundado en los derechos y libertades fundamentales, la limitación del riesgo y la de
los bienes y de las personas. Sobre estos principios, al margen de fomentar una adecuada
gestión y autorregulación por el propio mundo del deporte, las instituciones públicas deben
proveer al mundo del deporte del marco legal adecuado que permita la persecución de daños
y agresiones, la atribución de las responsabilidades civiles que correspondan y la adopción
de las medidas de seguridad.

La violencia en el deporte es, por lo demás, un aprendizaje que se inicia en las


categorías inferiores incidiendo de manera directa en el proceso de educación infantil y
juvenil. Un enfoque global contra el fenómeno de la violencia en el deporte conlleva
asimismo la cooperación entre todas las administraciones públicas y el respeto al ámbito de
sus específicas competencias, en tanto que el tratamiento de este fenómeno supone la
concurrencia de diversas administraciones, tanto en el ámbito deportivo como en el de la
seguridad y en el de los espectáculos públicos.

Asimismo, la preocupación por fomentar la dimensión social del deporte como


educador en valores forma parte, también, del acervo común europeo a la hora de promover
iniciativas conjuntas de los poderes públicos y de las organizaciones deportivas para lograr

5
que el deporte sea una escuela de vida y de tolerancia, especialmente en la infancia, la
adolescencia y para los jóvenes, que eduque y no deforme.

Un encuentro en el que prime el espíritu de una competición justa, limpia y entre


iguales, en vez de la trampa, el engaño y la violencia.

En España y en Europa, el deporte, en suma, es una actividad de personas libres, en


una sociedad abierta, basada en el respeto de la diversidad e igualdad entre las personas.
Por esta razón, y de modo singular, el marco deportivo de la competición profesional en el
marco del deporte profesional y de alta competición está obligado a ser un referente ético
en valores y en comportamientos para el conjunto de la sociedad.

Por estas razones, la práctica deportiva es un recurso educativo, que genera un


contexto de aprendizaje excepcionalmente idóneo para el desarrollo de competencias y
cualidades intelectuales, afectivas, motrices y éticas, que permite a los más jóvenes
transferir lo aprendido en el deporte a otros ámbitos de la vida cotidiana. Esta dimensión
contrastada del deporte hace de él una herramienta educativa particularmente útil para
hacer frente a fenómenos inquietantes y amenazas comunitarias, como son el aumento de
las conductas antisociales; la existencia de actitudes vandálicas y gamberrismo entre
jóvenes; el incremento de actitudes y de comportamientos racistas y xenófobos; la
marginación académica y el fracaso escolar; el consumo de drogas y alcohol; o el avance
preocupante del sedentarismo y de la obesidad a edades cada vez más tempranas.

El imparable éxito del deporte como fenómeno social también posibilita multiplicar
su dimensión como factor de integración enormemente efectivo. El deporte es un lenguaje
universal que se entiende en todos los idiomas, por eso constituye en sociedades
multiétnicas un poderoso factor de integración intercultural, que favorece el desarrollo de
identidades múltiples e incluyentes, que refuerzan la cohesión y la convivencia social de
sociedades pluralistas y complejas.

Conclusión

El deporte en su faceta de espectáculo mueve una gran cantidad de dinero y está


presente en todos los ámbitos de nuestra sociedad. Por ello como ya se ha visto, los medios
de comunicación se hacen eco de su poder de atracción para su propio beneficio. Ya no solo
nos lo encontramos como un apartado más dentro de la prensa, si no que hasta existe la
propia prensa especializada, que utiliza la simpatía que el deporte despierta en las personas
para vender.

Por otro lado el deporte está tan extendido en la sociedad, que hasta se crean
normas para regular la violencia que se puede producir en los espectáculos deportivos
basados en el respeto de los valores que el deporte intenta crear y fomentar. Esto es
debido a que en muchos de los casos el propio deporte se contradice y rompe estas reglas.

Para terminar decir que el deporte como espectáculo y todo lo que ello conlleva
debe servir como una motivación para las personas para realizar deporte, en especial para
los niños y niñas, de manera que se oriente al disfrute de la actividad física en sí, por los
beneficios que trae para la salud, y no por los resultados que podrían obtenerse.

5
Vemos cual es el gran aporte social de que una selección de fútbol, de baloncesto o
del deporte que sea gane un campeonato: el que los chicos, los adultos y los jóvenes se
animen a practicar el deporte "estrella" de la temporada a su propio nivel.

BIBLIOGRAFÍA

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