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PAOLA ROJAS
MEDICO ESPECIALISTA EN MEDICINA CRITICA Y TERAPIA
INTENSIVA
REUMATOLOGIA
TEMAS A TRATAR
ARTROPATÍAS Clínicamente, la gota se caracteriza por presentar episodios de artritis aguda, que al
MICROCRISTALI principio suelen ser autolimitados y recurrentes pero que, en ausencia de
diagnóstico y/o tratamiento adecuado, llegan a ser poliarticulares y persistentes.
NAS
En el curso de la gota pueden aparecer nódulos palpables formados por cristales de
urato que se conocen como tofos.
Durante los períodos intercríticos existe inflamación clínicos como el dolor, que
puede también estar relacionado con problemas mecánicos, y de alteraciones en
las técnicas de imagen que pueden persistir durante meses.
FISIOPATOLOGÍA
• DEFECTOS ENZIMÁTICOS
• Se han descrito dos defectos enzimáticos asociados a aumento acusado de la síntesis de ácido
úrico, incremento de la excreción renal y nefrolitiasis.
• AUMENTO DEL CATABOLISMO DE LAS PURINAS
• En la mayoría de los pacientes con hiperuricemia por aumento de síntesis de ácido úrico, la
anomalía subyacente es un aumento del catabolismo de las purinas.
• La ingestión de alcohol, además de reducir la excreción renal de ácido úrico, eleva el nivel de
uricemia en mayor medida al aumentar su formación y acelerar el catabolismo del ATP.
• La ingestión de cerveza aumenta la uricemia todavía en mayor medida que otras bebidas
alcohólicas por su alto contenido en guanosina.
CUADRO CLÍNICO
• ARTRITIS GOTOSA
• La descripción clásica de una artritis aguda, localizada en una mitad de los casos en la articulación metatarsofalángica del dedo gordo del pie, que origina la clásica
podagra, o bien en el tarso, el tobillo, la bolsa preaquílea o prerrotuliana, la rodilla, la muñeca (donde se puede asociar a edema de la mano, probablemente por
dificultades de drenaje linfático) o alguna articulación metacarpofalángica o interfalángica de la mano o en la bolsa olecraneana, es válida para la mayoría de las
ocasiones y suele ser la forma de inicio de la enfermedad.
• En ocasiones, la gota comienza con inflamación simultánea en más de una articulación.
• Es habitual que los primeros ataques de gota tengan un comienzo agudo, en ocasiones nocturno, y que la intensidad máxima se alcance en pocas horas.
• La inflamación articular suele ser intensa y las articulaciones afectadas pueden ser muy dolorosas, hasta que en ocasiones no soportan ni la más ligera presión; sin
embargo, esta no es una regla estricta.
• También puede haber eritema local intenso, que más tarde resulta en descamación cutánea.
• La evolución en diferentes pacientes es diversa; así, mientras algunos presentan rápidamente ataques de gota intensos y frecuentes, en otros transcurren años entre
ataques y nunca llegan a tener manifestaciones importantes.
• Cuando la inflamación afecta una articulación mayor y es intensa, o si la gota es poliarticular, pueden aparecer signos generales de enfermedad, fundamentalmente
leucocitosis y fiebre, lo que simula un proceso infeccioso.
CUADRO CLÍNICO
• GOTA TOFÁCEA
• Los tofos son nódulos formados por cristales de urato monosódico rodeados por una reacción granulomatosa, y que cuando son superficiales
resultan palpables.
• Pueden ser la primera manifestación de la enfermedad, tal y como ocurre en los tofos que aparecen sobre las articulaciones interfalángicas
distales artrósicas (nódulos de Heberden) de personas mayores tratadas con diuréticos o en pacientes trasplantados tratados con ciclosporina
A.
• Cuando la uricemia se normaliza, los cristales depositados en los tofos se disuelven lentamente, disminuyen de tamaño y finalmente
desaparecen.
• Clínicamente pueden apreciarse en la superficie de extensión de los codos, en la proximidad de diversas articulaciones de la mano a lo largo
de algunos tendones, como el aquíleo, en diversas localizaciones de los pies o cerca de las rodillas.
• A menudo, el color blanco de los tofos se aprecia a través de la piel; también pueden aparecer tofos cutáneos.
• Una localización singular es el borde externo del pabellón auricular, donde son fácilmente apreciables como pequeños agregados
blanquecinos y opacos a la transiluminación.
• Con escasas excepciones, los tofos son una manifestación tardía de la gota y casi siempre indican ausencia de diagnóstico o de tratamiento, o
tratamiento inadecuado.
CUADRO CLINICO
• Nefropatía úrica
• Función renal
• En la mayoría de los enfermos con hiperuricemia o gota, incluso tras una larga evolución, la función renal no
suele alterarse de forma significativa, pero cuando esta se deteriora suele ser atribuible a alguna enfermedad
asociada como hipertensión, diabetes mellitus, dislipemia o arteriosclerosis.
• El tratamiento adecuado de la hiperuricemia causante de la gota tiene una influencia favorable sobre la función
renal.
• Litiasis renal
• Los enfermos con gota padecen con más frecuencia que los controles litiasis renal por cálculos de ácido úrico.
• Nefropatía úrica aguda
• Sin relación con la gota, se debe a un depósito masivo de cristales de ácido úrico en los túbulos excretores renales
como consecuencia de un aporte masivo de ácido úrico al riñón.
DIAGNÓSTICO
• IDENTIFICACIÓN DE CRISTALES
• Diferenciar los cristales de urato monosódico de otros cristales, fundamentalmente los de pirofosfato cálcico dihidratado), la identificación de estos cristales es rápida y
simple, y por su fiabilidad constituye el procedimiento de elección para el diagnóstico.
• INTERPRETACIÓN DE LA CONCENTRACIÓN SÉRICA DE ÁCIDO ÚRICO
•
Al interpretar una elevación de la concentración sérica de ácido úrico como prueba diagnóstica de gota debe tenerse en cuenta que aproximadamente un 7% de los
varones adultos sanos tiene niveles de ácido úrico sérico superiores a 7 mg/dL (420 mmol/L).
• Cuando no hay artritis o litiasis renal asociada, esta hiperuricemia se denomina asintomática y no requiere tratamiento (aunque es juicioso evaluar la posible presencia
de un síndrome metabólico).
• Valoración de las manifestaciones clínicas
• Un ataque típico de podagra se considera muy característico de gota; sin embargo, no debe olvidarse que existen otras causas de inflamación de esta articulación.
• OTRAS ALTERACIONES ANALÍTICAS CONCOMITANTES
• Los episodios de artritis gotosa aguda se acompañan de una reacción de fase aguda, manifestada por elevación de la VSG, la PCR y otros reactantes de fase aguda.
También pueden tener una leucocitosis intensa.
• ALTERACIONES EN LAS PRUEBAS DE IMAGEN
• El papel de la radiología en el diagnóstico de la gota es casi nulo.
DIAGNOSTICO DIFERENCIAL
• OBJETIVO
• Al planificar el tratamiento debe considerarse que la gota se tiene por curable, ya que el depósito de
cristales de urato monosódico es reversible dado que se disuelven y desaparecen cuando se normaliza la
uricemia.
• ELIMINACIÓN DE LOS CRISTALES DE URATO MONOSÓDICO
• La concentración más baja de uricemia produce una disolución más rápida de los cristales; parece
adecuado conseguir disminuir la uricemia a los valores más bajos razonablemente alcanzables (en todo
caso, debe reducirse por lo menos por debajo de 5 mg/dL).
• En pacientes con gota de corta evolución los cristales pueden desaparecer del líquido sinovial tras 6 meses
a 1 año de control eficaz de la uricemia.
• Cuando la enfermedad es de mayor duración, y la cantidad de cristales mayor, el tiempo requerido puede
ser de 2 o 3 años.
TRATAMIENTO
• CONCEPTO
• El término «artritis infecciosa» hace referencia al proceso inflamatorio originado por la colonización de la
articulación por parte de un microorganismo.
• Artritis séptica se utiliza a menudo como sinónimo de artritis infecciosa, pero debe reservarse para la artritis
ocasionada por microorganismos piógenos.
• La artritis séptica constituye una urgencia médica, ya que su existencia determina una acentuada destrucción
articular y puede comportar, especialmente en situaciones de inmunodepresión, un riesgo vital para el
paciente.
• ETIOLOGÍA
• Cualquier microorganismo puede colonizar una articulación.
• Las artritis producidas por microorganismos piógenos son las más frecuentes, aunque en España
Mycobacterium tuberculosis y Brucella mellitensis desempeñan todavía un papel relevante
• ARTRITIS PRODUCIDA POR MICROORGANISMOS PIÓGENOS
• La importancia relativa de los diversos microorganismos varía en relación con la edad y el
grupo de población considerado.
• Además cabe mencionar que los cocos grampositivos poseen una mayor capacidad de
colonización de la sinovial que los bacilos gramnegativos.
• Globalmente, Staphylococcus aureus es el microorganismo más frecuente (es el responsable
del 50%-60% de los casos); en los últimos años se constata un aumento de los casos
producidos por S. aureus resistente a la meticilina (SARM), fundamentalmente en el
contexto de infección nosocomial o en pacientes institucionalizados.
• La infección por bacilos gramnegativos, enterobacterias y Pseudomonas aeruginosa
aumenta notablemente en los pacientes de edad avanzada con una enfermedad debilitante de
base.
• ARTRITIS PRODUCIDA POR MICROORGANISMOS NO PIÓGENOS
• La infección por HIV ha tenido secundariamente un impacto notable en la incidencia de tuberculosis y de las
infecciones debidas a otras micobacterias, con posible tropismo osteoarticular, como Mycobacterium
kansasii.
• Las artritis fúngicas son raras y los agentes causales son Candida albicans y, en menor medida, Criptococcus
neoformans. C. albicans afecta fundamentalmente a drogadictos o bien produce artritis en el contexto de una
candidiasis sistémica, en enfermos crónicos sometidos a cateterizaciones prolongadas y a antibioticoterapia
de amplio espectro.
• Las artritis víricas suponen una forma especial de artritis infecciosa. Se expresan esencialmente en forma de
poliartritis con afección preferente de las pequeñas articulaciones de las manos y los pies, tienen un curso
autolimitado y no producen destrucción articular.
• Parvovirus B19, el virus de la rubéola, el virus de la parotiditis y los virus de la hepatitis B y C son los
agentes más habituales.
FISIOPATOLOGÍA
• De hecho, en las fases iniciales del proceso infec-cioso el estudio radiográfico puede ser normal o poner de manifiesto signos muy inespecíficos como osteopenia periarticular y tumefacción de partes blandas.
• A partir de la tercera semana se observa una disminución del espacio articular y con posterioridad aparecen lesiones erosivas que traducen la existencia de una osteítis subcondral.
• Estudios isotópicos
• Hacen posible un diagnóstico precoz, ya que se observan cúmulos patológicos del trazador en las primeras 48 h de evolución de la infección.
• Ecografía
• Su utilidad radica en la confirmación de la presencia de líquido articular en las articulaciones profundas, como las coxofemorales, y en guiar la práctica de artrocentesis en ellas.
• La RM, en virtud de la gran definición anatómica que proporciona, puede ser útil en la planificación preoperatoria de algunos pacientes cuando se ha decidido practicar un desbridamiento quirúrgico.
PRONÓSTICO
• Dependen del microorganismo causal, de las características del huésped y, fundamentalmente, de la rapidez con que se establezca
el diagnóstico y se instaure el tratamiento.
• Las artritis gonocócicas y las artritis sépticas que comprometen a las articulaciones axiales en adictos suelen curar sin secuelas.
• En las demás, se estima que queda una alteración residual, más o menos intensa, en aproximadamente un 30% de los casos. La
mortalidad de las artritis sépticas no gonocócicas se sitúa en un 10%.
• Constituyen factores de mal pronóstico:
• a) la existencia de una inmunodepresión de base.
• b) la edad avanzada (más de 60 años).
• c) el compromiso poliarticular.
• d) la presencia previa de lesiones articulares de naturaleza destructiva (artritis reumatoide).
• e) el retraso diagnóstico.
• f) la presencia de la infección articular en un contexto de gran afección general.
TRATAMIENTO
• El tratamiento adecuado de una artritis infecciosa debe conjugar una antibioticoterapia adecuada, el drenaje de la cavidad articular y una
correcta inmovilización de la articulación en posición funcional.
• El tratamiento de una artritis séptica debe iniciarse lo antes posible, ya en el área de urgencias del hospital, una vez se han llevado a cabo las
correspondientes maniobras diagnósticas.
• Se iniciará una antibioticoterapia empírica por vía intravenosa, preferiblemente a partir de los resultados de la tinción de Gram del líquido
sinovial.
• La antibioticoterapia debe reconsiderarse a las 48-72 h, al disponer de los resultados de los cultivos y antibiograma del agente causal.
• La duración del tratamiento variará según el microorganismo responsable y de las características del huésped.
• El período adecuado es de 7-10 días para la artritis gonocócica y de 3 semanas para las artritis estreptocócicas o por Haemophilus spp.
• Para las artritis producidas por S. aureus se recomienda un mínimo de 4 semanas y en las debidas a bacilos gramnegativos es preferible
mantener la terapéutica antibiótica durante 6 semanas.
• El tratamiento de las artritis tuberculosas, brucelares y fúngicas no difiere en general del que se utiliza habitualmente para estas infecciones
en otras localizaciones.
TRATAMIENTO