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II.

- EL HOMBRE EN
CUANTO PERSONA
HUMANA
Para ser persona es
necesario ser viviente
¿QUÉ ES UN
VIVIENTE?

La vida puede ser definida de distintas maneras pero, al


menos, se caracteriza por describir el famoso “ciclo
vital”: un ser vivo nace, crece, se reproduce y muere
(operaciones vitales básicas). Los objetos inertes, por
cierto, carecen de estas cualidades, a no ser que se
hable en sentido figurado.
CUALIDADES DEL
VIVIENTE

1.- Unidad e individualidad. Se trata de la cohesión


interna de las partes que conforman al viviente. De la
unidad se sigue la individualidad, es decir, la distinción
del viviente respecto de otros seres (por medio de una
membrana, una capa de piel, etc…).
CUALIDADES DEL
VIVIENTE

2.- Organicidad. Hace referencia a la homeostasis, es


decir, la tendencia o dinámica del viviente, según la
cual sus partes, heterogéneas, funcionan en una
relación estrecha a partir de la cual el viviente subsiste.
Por eso se habla de organismos.
CUALIDADES DEL
VIVIENTE

3.- Automovimiento. Esta es quizás la cualidad más


evidente para nosotros porque, en efecto, somos
particularmente capaces de detectar distintos tipos y
grados de movimiento. Ya sea el movimiento
homeostático o un movimiento de traslación, el
viviente muestra una dinámica autónoma que le es
propia.
CUALIDADES DEL
VIVIENTE

4.- Capacidad de adaptación. Esta cualidad hace


referencia a la capacidad de los vivientes de
interactuar con su entorno y subsistir a partir de los
elementos circundantes.
CUALIDADES DEL
VIVIENTE

5.- Inmanencia. Aristóteles distinguía entre


operaciones transeúntes (aquellas cuyo resultado o
repercusión es externa al viviente) y operaciones
inmanentes (in-manere, permanecer), acciones cuyo
resultado permanece en el viviente (vivir, sentir,
conocer).
¿QUÉ ES UNA PERSONA?
A.-ORIGEN ETIMOLÓGICO DE LA PALABRA PERSONA

A) Prósopon. En el teatro griego clásico se utilizaban máscaras (“lo que se pone en frente”)
con dos objetivos. El primero de ellos era representar distintos personajes sin la necesidad
de cambiar de vestimenta o maquillaje. Pero, además, tenía la utilidad de amplificar la voz
de los actores.

B) Per se sonans. Un concepto jurídico, heredado del Derecho Romano, que hace la
referencia a la capacidad que de un individuo de “tener voz”. Esto traslada el concepto de
persona a su vinculación con el medio social.

Observación. A partir de este doble origen etimológico es posible inferir que la idea de
dignidad asociada al concepto de persona proviene de su capacidad de representación y la
posibilidad de ocupar un lugar en sociedad.
MANIFESTACIONES DEL SER PERSONAL

1) Autoconciencia. El entendimiento humano, singularizado en cada miembro de la


especie, nos permite comprender y experimentar subjetivamente el “yo” que
somos, y que nadie más puede interpretar ni experimentar completamente. Esta
autoconciencia es, también, un autoconocimiento: desarrollamos progresivamente
un mundo interior, que puede ser más o menos robusto en la medida en que
decidamos expandirlo (adquiriendo mayor experiencia y conocimiento).
MANIFESTACIONES DEL SER PERSONAL

2) Libertad. Desde una perspectiva antropológica, el ser humano posee una libertad
trascendental o fundamental (distinta de la libertad política o social) que no se ve
constreñida ni siquiera por las restricciones físicas más brutales. El hecho de que
poseamos libertad nos vuelve responsables de nuestras acciones, ante nosotros y el
resto de los seres humanos. Esta responsabilidad respecto de nosotros se concreta en
la autorrealización, es decir, en el despliegue autónomo de aquello que queremos
ser (felicidad).
MANIFESTACIONES DEL SER PERSONAL

3) Intimidad. Es el espacio privado mental o espiritual, en el que el ser humano


construye una identidad propia. Ese mundo interior es comunicable, según
disposición del sujeto que comunica (de allí que exista el pudor). Este mundo
interior puede pasar desapercibido durante bastante tiempo (por ejemplo, la
infancia), y puede encontrarse más o menos latente dependiendo del individuo (la
diferencia entre personas más introspectivas y menos introspectivas). De esa
introspección proviene la autoconciencia.
MANIFESTACIONES DEL SER PERSONAL

4) Diálogo o intersubjetividad. El ser humano es un “yo”, pero convive en un


“nosotros”. Podemos, decir, junto a Aristóteles, que el ser humano es un “animal
[naturalmente] político”, pues necesitamos de otros en nuestra primera infancia para
la supervivencia, el desarrollo del lenguaje y, más tarde, por afecto o afinidad
colaborativa (el trabajo, por ejemplo). La elección de la soledad es posible, pero la
condición social es imborrable.
MANIFESTACIONES DEL SER PERSONAL

5) Donación. A través de la intersubjetividad (diálogo), el ser humano descubre la


posibilidad de donación personal. En estricto rigor, nadie posee a nadie (es un error
común, por ejemplo, creer que el amor vincula como posesión mutua, pues nadie
puede poseer a nadie en términos trascendentales). Pero el ser humano es capaz de
entregar su afectividad, mundo interior e intimidad a un “otro” elegido
libremente. La donación se encuentra asociada, usualmente, al amor, pero no agota
el término. Donación es también sacrificio y entrega de tiempo y esfuerzo (como es
el caso de quien entrega servicios de salud a personas con enfermedades
contagiosas).
MANIFESTACIONES DEL SER PERSONAL

Observación. Aunque las manifestaciones de la persona humana suelen ser


resumidas en estas cinco categorías, no es necesario que ellas se encuentren
presentes activamente y todo el tiempo. Por eso, nos rehusamos a quitarle la
condición de persona (y por ende, la dignidad), a quien por una grave enfermedad ve
deteriorado su intelecto (Alzheimer). Por eso mismo, también, reconocemos a los
infantes como personas, a pesar de que difícilmente se puede decir que posean
autoconciencia o intimidad.
B.-LAS FACULTADES SUPERIORES DEL SER HUMANO

“(…) El hombre, con toda su debilidad, posee un arma terrible:


la inteligencia. Es incomparablemente más inteligente que
ningún otro animal, aun el más alto de la escala zoológica. Cierto
que hallamos también vislumbres de inteligencia en los monos,
gatos y elefantes. Pero son insignificancias al lado de lo que
posee el hombre, aún el más sencillo. Esto explica su triunfo
sobre la tierra. (…) El hombre no sólo parece tener más
inteligencia que los otros animales, sino también otra especie de
inteligencia, o como se la quiera llamar. Así se ve por el hecho de
que el hombre, y sólo él, ostenta una serie de cualidades
completamente particulares. Las más notables son las cinco
siguientes: la técnica, la tradición, el progreso, la capacidad
de pensar y, finalmente, la reflexión.” [BOCHENSKI, J. M.:
Introducción al pensamiento filosófico (Barcelona: Herder,
2006). p. 83]
JÓSEF MARIA BOCHENSKI
(1902-1995)
Grado de vida racional

Grado de vida sensitivo

Grado de vida vegetativo


Cada grado de vida (y, por ende,
cada tipo de alma) posee sus
propias facultades. Desde una
perspectiva antropológica,
entendemos facultad como una
“capacidad” o “potencia”.
Facultades racionales: llamadas también
“facultades superiores”, la inteligencia (que tiende
ENTEND hacia la verdad) y la voluntad (que tiende hacia el
ER bien).

Facultades sensitivas: los sentidos (vista, olfato,


SENTI gusto, oído y tacto) y parte de la estimativa
(instintos).
R
Facultades vegetativas: operaciones
SUBSIST elementales y necesarias para la subsistencia
IR (nutrición, desarrollo, reproducción).
SENTIDOS, SENSACIÓN Y
PERCEPCIÓN

El conocimiento sensible constituye el primer grado de conocimiento para el


ser humano. Este conocimiento “tiene por objeto el aspecto particular y sensible
de las cosas materiales, es decir, lo que denominamos “imagen” sensible”
[GARCÍA-CUADRADO, J. A.: Antropología Filosófica. Una introducción a la
Filosofía del Hombre (Pamplona: EUNSA, 2019), p. 55]. En Antropología, se
suele dividir la sensibilidad en externa e interna. La sensibilidad externa es
aquella que nos permite captar los estímulos del entorno y convertirlos en
conocimiento sensible (uso de los sentidos). La sensibilidad interna es aquella
que nos permite sintetizar el conocimiento sensible en verdadero conocimiento,
es decir, nos entrega información sensible a través de procesos internos.
SENSIBILIDAD EXTERNA

“La sensación (o acto de sentir) es la recepción intencional de una forma sensible y


particular. Es decir, a través de la sensación el ser vivo capta cualidades sensibles de los
cuerpos, que son los aspectos de esos cuerpos que impresionan nuestros sentidos
externos; por ejemplo, el ruido de un motor, el azul del cielo, etc. En el lenguaje común
decimos que “veo un hermoso cuadro” o que “disfruto escuchando una pieza musical”. Sin
embargo, en sentido estricto, esto no es así, porque con los sentidos externos no captamos
las cosas mismas, sino tan sólo aspectos parciales sensibles de las cosas. Los ojos ven las
luces coloreadas de un cuadro; el oído capta los sonidos graves y agudos de una música, etc.
Las cualidades sensibles captadas en la sensación se llaman en la psicología experimental
cualidades secundarias y en la tradición clásica sensibles propios. Estas cualidades solo
pueden ser sentidas por un único sentido externo, y son principalmente el color, el olor, el
sabor, el sonido y el gusto (el color es el sensible propio de la vista; el sonido lo es del oído,
etc.).” [GARCÍA-CUADRADO, J. A.: Antropología Filosófica, p. 56].
ETAPAS DE LA SENSIBILIDAD
EXTERNA

1.- Estimulación física del órgano: modificación material y pasiva del órgano a partir de la
realidad que lo estimula.

2.- Transmisión de información que los órganos especializados envían a las áreas
correspondientes del cerebro.

3.- Reelaboración de la información por la facultad cognoscitiva de manera inmaterial. En


este momento, la facultad se encuentra “activada”, de modo que conocer sensiblemente no es mera
pasividad, hay un componente activo.

OBSERVACIÓN: para conocer sensiblemente la realidad se precisa la alteración de los órganos receptivos
correspondientes; pero el sentir no se reduce a un proceso fisiológico neuronal. De hecho, se puede estimular
parte del sistema nervioso en un cadáver produciendo excitaciones neurológicas similares a las que ocurren
en la percepción sensible. Pero, sabemos que esto no significa que el cadáver “siente”. El potencial de
conocimiento inmaterial (alma como acto vital) en el cadáver ya no está presente.
SENSIBILIDAD INTERNA

“La vida de los seres más desarrollados requiere no sólo que se reciba la realidad presente,
sino también la captación de realidades ausentes, ya que si no fuera así el ser vivo no
podría realizar movimientos de búsqueda. Es preciso, además, que las sensaciones no se
presenten de modo disperso, sino unificado en el sujeto, de tal modo que sea posible la
percepción de la realidad de modo unitario. Por otro lado, los animales dotados de instintos
captan el valor de conveniencia o disconveniencia de la realidad exterior con respecto a su
propia subjetividad. Estas razones muestran la insuficiencia de los sentidos externos para dar
cuenta de la conducta de los seres vivos más perfectos (…)”. [GARCÍA-CUADRADO, J. A.:
Antropología Filosófica, p. 60].
SENTIDO COMÚN O SENSORIO
COMÚN

El sensorio común es una facultad orgánica con locación cerebral cuyo propósito es la
síntesis sensorial. Esta síntesis sensorial es fundamental para poder procesar los
estímulos del entorno de manera unificada: no percibimos solo el color amarillo, la
estructura de una silla, la madera, el aroma del barniz cada uno por su cuenta, sino que
unificamos la percepción en un solo objeto, a saber, una silla amarilla. Esta síntesis sensorial
posibilita la captación de, en psicología experimental, se llama cualidades sensibles
primarias (sensibles comunes para la tradición clásica): número, movimiento o reposo,
figura, magnitud o cantidad, que son cualidades que se perciben por varios sentidos a la
vez. Es en este punto cuando se capta, realmente, un objeto: es la primera captación e la
unidad sustancial.
SENSIBILIDAD INTERNA: LA
IMAGINACIÓN

La imaginación o fantasía es la facultad sensible que tiene por objeto el volver a considerar
o hacer presente de nuevo (re-presentar) algo que estuvo presente a los sentidos externos.
La imaginación funciona relativamente al margen de la realidad presente pues mira más bien
hacia el pasado. Por otra parte, la imaginación cumple la función de una “continuación de la
sensibilidad”, porque efectúa sobre ella una primera integración espacio-temporal. A la
forma unificada espacio-temporalmente se le da propiamente el nombre de “imagen”.
Además, la imaginación o fantasía completa la percepción de los objetos presentes con
síntesis pasadas (por ejemplo, ver la nieve de color celeste en una noche iluminada y
despejada: nuestra imaginación corrige constantemente la imagen para ver la nieve blanca).
SENSIBILIDAD INTERNA: LA ESTIMATIVA ANIMAL Y LA COGITATIVA HUMANA

La estimación es una cierta anticipación del


futuro: la estimación rige el comportamiento
que voy a tener respecto del objeto valorado. A
partir de la estimación se produce una
emoción (positiva o negativa) a la que los
escolásticos llamaban pasión. Esta valoración
de la realidad exterior es el primer paso de la
dinámica instintiva: la captación de la
conveniencia o disconveniencia de lo
aprehendido guía al animal en su acción
práctica. El animal descubre relaciones de
condiciones y consecuencias, es decir, una
lógica asociativa o causal, siempre en un plano
particular sensible.
SENSIBILIDAD INTERNA: LA ESTIMATIVA ANIMAL Y LA COGITATIVA HUMANA

En el conocimiento humano la facultad


estimativa está revestida de una mayor riqueza
porque está impregnada de racionalidad y
libertad. Por eso, en el hombre esta facultad
se denomina cogitativa (de cogito, que significa
“pensar”). Esta facultad le permite a los seres
humanos comparar percepciones singulares, que
posibilita el juicio prudencial.
SENSIBILIDAD INTERNA: LA MEMORIA

El sensorio común requiere el “archivo” de la imaginación. La imaginación o fantasía es la


facultad que posibilita síntesis unificadas constantes en la percepción sensible (incluso sin
objetos sensibles presentes). Por su parte, la estimativa o cogitativa necesita su propio
archivo: la memoria. “Mediante la conservación de las valoraciones de la estimativa el ser
vivo adquiere experiencia sobre las cosas singulares externas y sobre cómo comportarse ante
ellas: sabemos si nos gustan o no, si nos convienen o no, y las preferimos o rechazamos
conforme a esa experiencia. La experiencia se suma al instinto y lo refuerza, por ejemplo:
el león adquiere mayor habilidad para cazar después de diversas experiencias exitosas. La
adquisición de la experiencia se hace posible gracias a la memoria” [GARCÍA-CUADRADO,
J. AL.: Antropología Filosófica, p. 64]. A diferencia de la estimativa, la memoria humana está
ligada particularmente a la voluntad (podemos ejercitar la memoria y, además, somos más
proclives a memorizar algo cuando está asociado a cosas que nos apetecen).
FACULTADES SENSITIVAS

SENSIBILIDAD EXTERNA (CUALIDADES SECUNDARIAS O SENSIBLES PROPIOS):

Es la percepción de los estímulos externos a la corporalidad del ser humano a través de


los sentidos (vista, gusto, olfato, tacto, oído). Es una percepción orgánica que se transmite
desde el órgano específico al sistema nervioso central y al cerebro.

SENSIBILIDAD INTERNA (CUALIDADES SENIBLES PRIMARIAS O SENSIBLES COMUNES):

Contempla la unificación de las percepciones en una imagen (número, magnitud,


reposo, movimiento, etc.), cuyo “archivo” es la imaginación, facultad que nos permite re-
presentar objetos. A su vez, los sentidos internos se caracterizan por la presencia de la
facultad estimativa —o cogitativa, en el ser humano—, que antecede la acción humana y
predispone a la acción según conveniencia o inconveniencia. El “archivo” de la estimativa
es la memoria, que posibilita la experiencia.
DINÁMICA TENDENCIAL: APETITO

El apetito (appetere; petere-ad: “dirigirse hacia”) en un ser vivo es la tendencia o


inclinación a la propia perfección vital. En otras palabras, es una búsqueda de bien,
no necesariamente en un sentido moral, sino como algo conveniente para el ser vivo.
En este sentido, se puede hablar de un apetito natural, es decir, intrínseco a la
naturaleza del ser vivo y que, con frecuencia, no requiere de ningún conocimiento
para ser satisfecho. Pero, además, existen también apetitos elícitos, que son los
apetitos mediados por el conocimiento. Pero el conocimiento puede ser sensible o
intelectual. La tendencia hacia un bien sensible se realiza mediante la estimativa o
cogitativa y el apetito sensible, y la inclinación hacia el bien intelectual se lleva a
cabo mediante la razón práctica y la voluntad. Cuando el apetito sensible y el
apetito intelectual chocan, se habla de un “conflicto de tendencias”.
LAS TENDENCIAS SENSIBLES: DESEOS E IMPULSOS

En el caso de los animales, cuyo horizonte de posibilidad (o intensidad vital)es el “sentir”, los
conflictos de tendencias suelen estar relacionados con el tipo de satisfacción sensible que se
puede conseguir ante distintas alternativas sensibles (el perro puede sentir un conflicto entre ir
a comer su comida o sentarse junto su amo para que le hagan cariño). Esto se debe a que las
tendencias sensibles están diseñadas para satisfacer las necesidades más básicas de la
conservación y reproducción, y se dividen en dos grandes tipos: deseos e impulsos. Los
deseos son tendencias referidas al presente del sujeto y tienen carácter de placentero por la
posesión misma de lo apetecido. Los impulsos, por su parte, se dirigen al bien difícil que
exige apartar los obstáculos que se interponen entre el sujeto y el bien: el impulso es la
tendencia de rechazo a esos obstáculos. En este sentido, se puede decir que el impulso es
superior al deseo (en perfección) , porque implica un esfuerzo.
La dinámica tendencial humana respecto de
deseos e impulsos tiene un carácter especial:
los seres humanos somos, aparentemente, los
únicos seres vivos capaces de revivir deseos
constantemente sin una necesidad orgánica
intermediaria (en neurociencias se intenta
generar adicciones a los animales, replicando
una conducta más bien humana). Pero, además,
en nosotros los impulsos involucran la
voluntad: pueden ser actos tremendamente
deliberativos, como es el caso de estudiar una
carrera de larga duración para ejercerla, o correr
una maratón (por eso se habla de “fuerza de
voluntad”). Eso hace que el resultado sea aún
más satisfactorio.

“Bacanal” (1634-1635)
NICOLAS POUSSIN
(1594-1665)
¿QUÉ SON LOS INSTINTOS ANIMALES?

Los instintos son inclinaciones naturales predeterminadas hacia cierta conducta


genérica (por ejemplo, el instinto de huir o de nutrir a la prole); o, también, la
mediación cognoscitiva e impulso-motora de las funciones vegetativas básicas, es
decir, la autoconservación y la reproducción. La existencia de instintos en los
animales es lo que los separa del reino vegetal: como mínimo, el animal posee
instintos y, por ende, una conducta. La conducta animal se caracteriza por los
siguientes elementos: 1) conocimiento sensible del entorno; 2) valoración
subjetiva del valor o peligro de lo conocido; 3) despliegue de la estrategia
(agresividad, huida, ocultamiento, etc.) [SERANI, A.: El viviente humano (Pamplona:
EUNSA, 2000), 98-99]. Esto significa que el instinto tiene un aspecto cognoscitivo
(captado por la estimativa) y otro tendencial, que mueve a la acción concreta.
PROPIEDADES DE LOS INSTINTOS ANIMALES

1.- Es una tendencia compleja porque intervienen las facultades motrices y cognoscitivas (al menos en el nivel
sensible).

2.- Es una habilidad o tendencia innata transmitida de generación en generación. Este innatismo no excluye
aprendizaje ni necesidad de socialización, sino que los presuponen (no existe la conducta innata pura).

3.- Son conductas específicas. Precisamente por ser una habilidad innata, se trata de una tendencia propia de todos
los individuos de una especie. Esto hace que el instinto permanezca estable en la especie en el transcurso de los
siglos, con eventuales variaciones leves.

4.- Es una conducta estereotipada, es decir, permanente y estable a pesar de las modificaciones funcionales y la
diversidad de las situaciones externas. Pero mientras más complejo el animal, las respuestas pueden ser menos
estereotipadas. Por eso, existen instintos primarios (más básicos y difíciles de modificar) y secundarios (más
modificables).

5.- Es una tendencia con cierto automatismo, porque el animal realiza con gran perfección lo que hace por instinto,
pero no sabe lo que hace ni cómo lo hace, es decir, no elige ni los fines ni los medios que le impone la naturaleza (no
hay reflexión sobre el acto).
INSTINTOS SECUNDARIOS Y APRENDIZAJE

Koko es conocida como la primera gorila


en aprender a hablar lenguaje de señas.
Nacida y criada en cautiverio, fue
adiestrada y cuidada por un grupo de
científicos de la Universidad de Stanford,
liderado por la doctora Francine Patterson.
Koko llegó a comprender unas dos mil
palabras de inglés en lenguaje de señas.
Hasta la fecha, los científicos
especializados en lingüística y conducta
animal se encuentran divididos en una
cuestión fundamental: ¿aprendió Koko,
realmente, a hablar inglés?
KOKO LA GORILA
(1971-2018)
SER HUMANO E INSTINTOS
Al igual que el resto de los animales, el ser
humano tiene instintos primarios muy marcados y
difíciles de corregir. Las respuestas ante el peligro
inminente y el daño vital son espontáneas. No
necesitamos que un perro rabioso nos muerda para
saber que hay que correr de un perro rabioso. Con
todo, los instintos humanos están mediados por
la inteligencia y la voluntad (cogitativa) y, por
consiguiente, es más fácil para nosotros modificar
o educar los instintos. Pero este dominio general
sobre nuestras tendencias es “político” y no
“despótico”.

Leopardo suelto ataca transeúntes


en India, 2011.
PLASTICIDAD DE LAS TENDENCIAS HUMANAS vs. CONDUCTA
ANIMAL

1.- El número de percepciones de realidades que pueden tener interés para el


hombre es potencialmente infinito, porque no se limitan a la satisfacción de instintos
de conservación y reproducción. El hombre añade unas finalidades más altas de tipo
artístico, cultural moral o religioso que explican su actuación.

2.- El ser humano es capaz de captar el valor objetivo de la realidad, es decir, el


significado real del objeto en sí mismo considerado, y no solo por el interés
personal. El agua no solo sirve para satisfacer mi sed, sino que posee en sí misma una
estructura objetiva (por ejemplo, desde el análisis de su composición química).
PLASTICIDAD DE LAS TENDENCIAS HUMANAS vs. CONDUCTA
ANIMAL

3.- Una vez captado algo de interés para el hombre, la respuesta a ese estímulo no
es inmediata ni automática, sino que permanece el circuito abierto para dar o no
respuesta al estímulo. El instinto está dominado por la razón y la voluntad libre.

4.- En el hombre no están determinados los medios para satisfacer los fines
biológicos. Es decir, la manera concreta de satisfacer sus necesidades tiene que ser
“inventada” por el hombre, porque no está instintivamente predeterminada, sino que es
la inteligencia la que determina el modo concreto de realizarlo.
PLASTICIDAD DE LAS TENDENCIAS HUMANAS vs. CONDUCTA
ANIMAL

5.- Las finalidades no instintivas a las que el hombre es capaz de dirigirse pueden
constituirse también en objeto de tendencia mediante una inclinación llamada
hábito: esta tendencia es aprendida por repetición de actos. El hombre adquiere
hábitos mediante el aprendizaje libremente asumido. Los hábitos desplazan cada vez
más la carga instintiva del individuo.
AFECTIVIDAD HUMANA

“El ‘sentimiento’ se distingue del simple ‘sentir’, propio de la sensibilidad


externa o interna, en cuanto que mientras el sentir transmite contenidos
objetivos, el sentimiento reproduce la situación del sujeto, por ejemplo, de
satisfacción o insatisfacción; se puede decir que el sentimiento como tal es puro
testimonio de sí, es decir, que no exige una referencia concreta a las cosas
reales” [GARCÍA-CUADRADO, A.: Antropología filosófica, p. 114]. Así, un
primer problema de los afectos es que son irreducibles a la objetivación
intelectual porque, en estricto rigor, son materia de experiencia. Por eso,
para transmitir emociones específicas, solemos recurrir a melodías o palabras
que, unidas, representen de algún modo aquello que sentimos. Lo que
caracteriza a los afectos es, por consiguiente, la subjetividad.
Sobre el campo el agua mustia
“Tarde en el hospital” cae fina, grácil, leve;
con el agua cae angustia:
llueve…

Y pues solo en amplia pieza


yazgo en cama, yazgo enfermo,
para espantar la tristeza,
duermo.

Pero el agua ha lloriqueado


junto a mí, cansada, leve.
Despierto sobresaltado:
llueve…

Entonces, muerto de angustia


ante el panorama inmenso,
CARLOS PEZOA
mientras cae el agua mustia,
VÉLIZ
pienso.
1879-1908
AFECTIVIDAD HUMANA

El fenómeno afectivo posee una dimensión somática de un hecho psíquico


al que llamamos emoción. En otras palabras, el cuerpo da señales de la
afectividad humana, pero las reacciones neuronales no terminan de explicar lo
que implica, por ejemplo, para una madre, el amor que siente hacia un hijo.
Con todo, el organismo no puede ser separado de la afectividad: en muchas
ocasiones demostramos lo que sentimos a través del cuerpo. Pero los afectos
no solo son procesos subjetivos internos: son valoraciones de la realidad
(externa e interna) que poseen un grado notorio de espontaneidad. Por eso,
cuando estamos conformes con nuestras acciones y el rumbo que hemos
tomado, sentimos bienestar y satisfacción, y malestar e insatisfacción cuando
esto no ocurre.
ELEMENTOS COMUNES DE LA AFECTIVIDAD HUMANA

1.- Objeto desencadenante. Siempre


hay una causa que pone en marcha el
mecanismo emocional. El miedo, por
ejemplo, suele aparecer en
circunstancias en que el individuo
percibe que hay algo en el entorno que
amenaza su vida.
ELEMENTOS COMUNES DE LA AFECTIVIDAD HUMANA

2.- Perturbación anímica. Es la impresión


subjetiva de la realidad externa. Ante el objeto
desencadenante el sujeto siente algo
igualmente específico. Esa realidad exterior
posee un valor positivo o negativo con
respecto a la propia subjetividad. La
captación de ese valor corresponde a la
cogitativa humana.
3.- Alteración orgánica o síntomas físicos.
La perturbación anímica provoca en el sujeto
unos síntomas físicos que muestran la unidad
indisociable entre el cuerpo y el alma.
ELEMENTOS COMUNES DE LA AFECTIVIDAD HUMANA

4.- Conducta práctica. Las emociones se


manifiestan en la conducta, que se rige,
básicamente, por el esquema
atracción/rechazo con respecto a la
realidad exterior captada por los sentidos
y valorada por la cogitativa. Las
emociones o afectos son impulsos que
nos llevan a actuar, programas de
reacción automática: pero en el caso del
ser humano, ese automatismo viene
mediado por la voluntad.
AFECTIVIDAD HUMANA: EMOCIONES, PASIONES Y
SENTIMIENTOS
En general, en filosofía se suele hablar de pasión (pathos, passio) para
referirse al acto del apetito sensible: “actividad del apetito sensible que
resulta del conocimiento y que se caracteriza por las alteraciones corporales que
produce” [AQUINO, T. d.: Summa Theologiae, I-II, q. 22 a.1]. Pero
actualmente, en términos psicológicos, la palabra pasión se utiliza para retratar
estados de cólera o amor (que responden al apetito irascible y el apetito
concupiscible). Además, se utilizan los términos de “sentimiento” y
“emoción” para referirse a los apetitos descritos antes como “pasiones”.
Coloquialmente se usan estas palabras como sinónimos, pero no significan lo
mismo.
AFECTIVIDAD HUMANA: EMOCIONES

La emoción (movere) se caracteriza por una perturbación brusca y profunda


de la vida psíquica y fisiológica, medible a través de las modificaciones
orgánicas (cardiógrafo). Estas perturbaciones pueden ser 1) viscerales, cuando
hay aceleración o retardo de la respiración, del aparato circulatorio o, incluso,
modificaciones en los aparatos cardiovasculares y glandulares; 2) musculares,
cuando hay escalofríos, temblores, y contracción de los músculos torácicos; y
3) expresivas, cuando se delatan por las expresiones del rostro y del cuerpo
(como la risa). Cada emoción predispone al cuerpo a un tipo distinto de
respuesta. Usualmente, las reacciones emocionales son un reflejo y, por
consiguiente, no hay control sobre ellas (no dependen directamente de la
voluntad).
AFECTIVIDAD HUMANA: SENTIMIENTOS

Los sentimientos excluyen un desorden psíquico o corpóreo en el ser humano. “A diferencia


de lo que sucede en las emociones, (…) ejercen una acción reguladora sobre la vida
individual, estableciendo un estado de equilibrio entre las diferentes atracciones y
repulsiones” [JOLIVET, R.: Psicología (Buenos Aires: Lohlé, 1956), 317]. Con todo, sí
producen reacciones concretas:

1) Actitudes y expresiones en el rostro. Por su carácter moderado, los sentimientos dejan


un mayor margen de acción a la voluntad para regular las reacciones específicas a
sentimientos presentes.

2) Reacciones cinestésicas. Todo estado de sentimiento provoca hechos subjetivos que


hacen variar la respiración, el pulso, etc. Estos fenómenos orgánicos suelen ser muy
débiles.
AFECTIVIDAD HUMANA: TEMPERAMENTO Y CARÁCTER

Los afectos son una parte importante de nuestra personalidad psicológica. La personalidad
psicológica es el conjunto de características constantes y duraderas típicas de cada persona, esto
es, los rasgos diferenciales que hacen predecible un modo determinado de obrar en la dinámica
tendencial-afectiva. En términos generales, se puede decir que el nivel afectivo de la personalidad se
construye partiendo de una base genética heredada y de una educación determinada (la unidad
temperamento/carácter).

a) Temperamento. Es el conjunto de inclinaciones innatas determinadas biológicamente,


ligadas a factores bioquímicos, que imprimen unos rasgos distintivos en el modo de ser y
actuar de una persona en su emotividad, actividad y sociabilidad.

b) Carácter. Es el conjunto de cualidades mentales y de comportamiento que se


adquieren por aprendizaje, especialmente durante los primeros años de vida. El carácter
se encuentra fuertemente influenciado por la educación recibida y el entorno cultural del
sujeto.
ELEMENTO MORAL DE LA AFECTIVIDAD

El hecho de que exista una dimensión “educable” de la afectividad hace


referencia a una dimensión moral: voluntariamente podemos corregir y
perfeccionar aquello que nos viene dado por temperamento, orientando
nuestra afectividad hacia una autorrealización personal. Nuestra capacidad
racional no gobierna despóticamente nuestra afectividad, pero puede orientarla
hacia un estado beneficioso a nivel personal y social. En este sentido, la
asistencia psicológica es una forma de alcanzar dicho estado: nadie va a al
psicólogo o al psiquiatra para seguir igual, sino para cambiar positivamente. Y
eso es un ejercicio que complementa el dominio racional con la introspección
afectiva.
VALOR COGNOSCITIVO DE LA AFECTIVIDAD

La afectividad posee un carácter cognoscitivo, en la medida en que nos


informa individual y subjetivamente de lo real. Un mismo escenario puede
ser percibido de múltiples formas, dependiendo del espectador “que siente”. A
grandes rasgos, podemos decir que el ser humano funciona con “dos mentes”:
una racional y otra emocional. Esta última es mucho más veloz que la mente
racional y se pone en funcionamiento sin consideraciones detalladas: lo hace a
un nivel pre-racional y pre-reflexivo. Nos indica el grado de
“perfeccionamiento personal” (anhelo y consecución de la felicidad) y nos
ayuda a preservarnos a través de las reacciones de atracción y rechazo
(cogitativa).
FACULTADES SUPERIORES DEL SER HUMANO
El ser humano ocupa un lugar particular en el mundo debido a sus facultades racionales. Por
una parte, la inteligencia le permite captar la verdad a través de la razón especulativa
(abstracción, juicio y razonamiento), y el bien a través de la razón práctica (simple
aprehensión, juicio, consideración, consejo e imperio). Este último uso de la razón
constituye un “puente” entre la inteligencia y la voluntad, pues la voluntad se orienta
naturalmente hacia el bien, pero requiere de la inteligencia para discernirlo y
conseguirlo (volición, decisión, acción externa). De la confluencia entre inteligencia y
voluntad nace una comprensión moral de la realidad: en tanto que voluntario (es decir,
comprendido y querido), el acto humano es objeto de la ética y posee una naturaleza
eminentemente política (nuestros actos morales no solo nos afectan a nosotros, sino que
también moldean nuestro entorno).
LA TENSIÓN CUERPO-MENTE DE DESCARTES
Descartes es un filósofo francés, conocido por sus
estudios matemáticos, de óptica y por sus obras
filosóficas más notables: Discurso del método (1637) y
Meditaciones metafísicas (1641). En ambas exhibe una
postura mecanicista respecto del cuerpo, distinguiendo
radicalmente entre la mente (res cogitans) y el
cuerpo orgánico (res extensa). Con este quiebre (un
replanteamiento de la perspectiva platónica, si se
quiere), comenzó una visión reduccionista de lo que
constituye “lo humano”: en resumen, el hombre es la
mente (cual sea el significado de esto).

RENÉ DESCARTES
1596-1650
JOHN SEARLE Y LA MENTE

John Searle es un filósofo contemporáneo que


representa, con matices, el dualismo cartesiano. Si bien
su teoría de la mente se sostiene, principalmente sobre
una teoría del lenguaje (inspirada en Wittgenstein), ha
hecho importantes contribuciones en la investigación
sobre inteligencia artificial y la posibilidad de que la
inteligencia humana sea reemplazada por tecnología
de almacenamiento e interpretación de data
(algoritmos). Entre otras ideas famosas, propuso la
alegoría de la “habitación china” (popularizada por
Roger Penrose) para rebatir el “Test de Turing” (quien
propuso que un computador podía hacerse pasar por un
ser humano).
JOHN SEARLE
1932-
El TEST DE ALAN TURING
Alan Turing fue un matemático y científico inglés,
conocido principalmente por colaborar con los aliados
durante la II Guerra Mundial, descifrando códigos del
Eje (Enigma) y por su trabajo académico respecto de la
inteligencia artificial. Para Turing, una máquina es
inteligente cuando puede engañar a un ser humano y
hacerle pensar que es otro ser humano (Test Estándar de
Turing). El experimento es el siguiente: el sujeto “S”
tiene al frente dos monitores, “A” y “B”, a los que
puede plantear preguntas escritas de cualquier tipo. Uno
de los monitores está manejado por un ser humano, el
otro es un computador con respuestas automáticas.

ALAN TURING
1912-1954
LA HABITACIÓN CHINA DE SEARLE
USOS DE LA RAZÓN: RAZÓN ESPECULATIVA

Tiene por objeto la verdad y aquello que es “necesario” (lo que no puede ser
de otro modo). En el conocimiento especulativo la realidad “mide al sujeto”: el
sujeto adecuándose a la realidad alcanza la verdad. Su misión es “reflejar” la
realidad (speculum, espejo). Por eso, cuando un investigador científico descubre
una nueva ley de la física no la crea, sino que desvela un comportamiento
constante que ya estaba presente en la naturaleza.
USOS DE LA RAZÓN: RAZÓN PRÁCTICA
Tiene por objeto dirigir la acción práctica del sujeto. En ese sentido se dice que el objeto de la
razón práctica es la “verdad práctica”, que es lo mismo que decir que es el bien que puede ser
conocido. El bien a realizar por el sujeto es algo contingente porque puede ser de otro modo,
precisamente porque el sujeto debe hacerlo y no se encuentra ya “dado”. En el uso práctico
de la razón, el sujeto “mide” a la cosa porque depende de la razón. Esto se puede dar de dos
maneras distintas.

a) En orden a la producción (poiesis). La razón se dirige al saber técnico y artístico en tanto que producción.
La elaboración del producto perfecciona al productor en la tarea productiva (artesano).

b) En orden a la acción (praxis). La razón se dirige al bien del obrar mismo, que puede perfeccionar al sujeto
(acción moral, sabiduría).
OPERACIONES DE LA RAZÓN TEÓRICA
1.- ABSTRACCIÓN: la capacidad de generar un concepto (una “idea” o “forma”) a partir de la experiencia
sensible. Cuando ya he visto y tocado muchas sillas, me es más fácil reconocer una cuando la veo, aún cuando existen
distintos tipos de sillas y algunas pueden resultar muy exóticas. El concepto puede ser verdadero o falso, en la medida
en que se ajuste a la experiencia o, por el contrario, no lo haga.

2.- JUICIO: es la unión de dos conceptos, lo que permite agregar información al concepto original. “La silla es
verde” es un ejemplo de juicio. Un concepto es “silla” y otro es “verde”. Al decir que la silla “es” verde, estamos
constatando un hecho de la experiencia. Al igual que el concepto, el juicio puede ser verdadero o falso, dependiendo
de la adecuación que el juicio tenga con la realidad.

3.- RAZONAMIENTO: es la unión de dos o más juicios y su respectiva conclusión. Por ejemplo: “Todos los
hombres son racionales”/”Sócrates es hombre”//”Sócrates es racional”. Nuevamente, se agrega información más
compleja a los conceptos unidos. Y al igual que en los casos del juicio y la abstracción, el resultado del razonamiento
puede ser verdadero o falso (en la medida en que el razonamiento sea correcto y sus premisas se sostengan en la
realidad).
OPERACIONES DE LA RAZÓN PRÁCTICA

1.- SIMPLE APREHENSIÓN DEL BIEN: tiene por objeto la complacencia en el bien que se propone la voluntad
(lo que “se presenta” como bueno).

2.- JUICIO ACERCA DEL BIEN: razonamiento acerca de lo conveniente y posible.

3.- CONSIDERACIÓN INTELECTUAL ACERCA DE LOS MEDIOS: es una comparación entre los distintos
medios que se aparecen como posibles para conseguir el fin deseado.

4.- CONSEJO O DELIBERACIÓN: es un juicio práctico mediante el cual la inteligencia se inclina hacia el
medio más apto. En los juicios prácticos, a diferencia de los teóricos, no existe la evidencia; por esta razón, el juicio
de la razón práctica termina con una decisión de la voluntad, y no con el conocimiento de la verdad que se presenta al
entendimiento.

5.- IMPERIO: ordenación intelectual de las acciones humanas encaminada a la consecución del bien propuesto.
Esta ordenación es realizada por la inteligencia movida por la voluntad.
EL HÁBITO INTELECTUAL

Ya hemos visto como “opera” la inteligencia en los “usos” de la razón. Pero lo que
se adquiere a través de operaciones, permanece en el sujeto como hábito, tal como
dice Tomás de Aquino (ST, I-II, q. 51, a.1). A grandes rasgos, se puede definir el
hábito como la disposición estable en el sujeto que actúa y predispone para
obrar. El pensar que nace como operación es el pensar operativo (puntual y
“pasajero”), mientras que el pensar que permanece son los hábitos intelectuales.
El pensamiento habitual es duradero, permanece de modo estable en el sujeto. Por
ejemplo: el conocimiento que tiene un matemático para resolver problemas
algebraicos complejos.
PENSAMIENTO Y LENGUAJE

Es una pregunta no resuelta entre especialistas si acaso el lenguaje determina al


sujeto o, a la inversa, el sujeto determina el lenguaje. En cualquier caso, parece
existir evidencia de ambas disposiciones. Lo que es más seguro afirmar es que
el lenguaje constituye el vehículo y expresión del pensamiento. Es decir, el
pensamiento es la “forma del lenguaje”: comprender el significado de una
palabra es, en efecto, conocer. Pero, además, en tanto que los seres humanos se
relacionan entre sí, el lenguaje es un mecanismo comunicativo de
conocimiento que nos permite acceder a ciertos “universales”, o conceptos
abstractos comprensibles por todos (en estricto rigor, el lenguaje privado no
existe).
LA VOLUNTAD: DESEAR Y QUERER

Si la inteligencia constituye una apertura a la verdad, la voluntad constituye una


apertura hacia el bien. Podemos definir la voluntad como la tendencia espiritual
hacia un bien concebido por la inteligencia. En antropología filosófica se suele
distinguir entre el simple deseo (que es un apetito o afecto causado por el
conocimiento sensible) y aquello que se quiere (que es un apetito racional, es decir,
captado por la inteligencia y anhelado por la voluntad). En este sentido, se ha
distinguido entre la fórmula “actos del hombre”, que hace referencia a todos aquellos
movimientos realizados por el ser humano que no involucran su voluntad (digestión),
y “actos humanos”, que son aquellos que sí involucran el uso de la voluntad (y, por
ende, se consideran más o menos libres).
EL OBJETO DE LA VOLUNTAD

En palabras simples, se puede decir que el objeto de la voluntad es el bien


captado previamente por la inteligencia. Ahora bien, ya que el conocimiento
humano es imperfecto, es necesario considerar que aquello que el conocimiento
presenta a la voluntad como bueno puede no ser realmente el bien. Por eso
los filósofos clásicos distinguían entre el bien real y el bien aparente. En términos
generales, de esto se infiere que la voluntad requiere una constante educación
del intelecto para operar conforme al bien y que, a su vez, la inteligencia
requiere una constante educación en la verdad y el bien para inclinar a la
voluntad hacia su objeto propio real.
OPERACIONES DE LA VOLUNTAD

1.- VOLICIÓN: para que la voluntad se ponga en movimiento se requiere que la inteligencia le
muestre un bien deseado por sí mismo (real o aparente). El bien deseado debe aparecer, a su vez,
como conveniente y posible.

2.- DECISIÓN: deliberación acerca de los medios más adecuados para conseguir el fin
deseado como bien.

3.- ACCIÓN EXTERNA: o ejecución. El sujeto ha seleccionado la acción que realizará y


precede a un ordenamiento racional de las facultades que serán desplegada (sensitivas, memoria,
reflexión, etc.).
LA NATURALEZA POLÍTICA DEL ACTO
HUMANO

Si en efecto hemos tratado suficientemente de esos [temas] y de las virtudes, y


de la amistad y del placer, en grandes líneas, ¿debemos pensar que nuestro
propósito llega a su fin? ¿O, como se suele decir, en las cuestiones prácticas el
fin no consiste en el estudio teórico y en el conocimiento de cada clase de
cosas, sino más bien en realizarlas en la acción? Entonces, tampoco en
materia de virtud es suficiente el saber, sino que debemos procurar
poseerla y usarla, o volvernos, si acaso, buenos de otra manera
[ARISTÓTELES: Ética a Nicómaco, 1179a33-1179b4].
LA NATURALEZA POLÍTICA DEL ACTO
HUMANO

Pero es difícil tener desde joven una guía correcta hacia la virtud si uno no se
educó bajo leyes así, pues al común de los hombres no le es grato vivir con
moderación y fortaleza, y menos aún cuando son jóvenes. Por eso la
educación y las costumbres deben estar ordenadas por las leyes; pues lo
que se vuelve habitual no será ya penoso [ARISTÓTELES: Ética a
Nicómaco, 1179b30-35].
LA NATURALEZA POLÍTICA DEL ACTO
HUMANO

Puesto que vemos que toda ciudad es una cierta comunidad y que
toda comunidad está constituida con miras a algún bien
(porque en vista de lo que les parece bueno todos obran en
todos sus actos), es evidente que todas tienden a un bien, pero
sobre todo tiende al supremo la soberana entre todas y que incluye
a todas las demás. Esta es la llamada ciudad y comunidad cívica
[ARISTÓTELES: Política, 1252a-9].
ORIGEN ETIMOLÓGICO DE LA PALABRA PERSONA

A) Prósopon. En el teatro griego clásico se utilizaban máscaras (“lo que se pone en frente”)
con dos objetivos. El primero de ellos era representar distintos personajes sin la necesidad
de cambiar de vestimenta o maquillaje. Pero, además, tenía la utilidad de amplificar la voz
de los actores.

B) Per se sonans. Un concepto jurídico, heredado del Derecho Romano, que hace la
referencia a la capacidad que de un individuo de “tener voz”. Esto traslada el concepto de
persona a su vinculación con el medio social.

Observación. A partir de este doble origen etimológico es posible inferir que la idea de
dignidad asociada al concepto de persona proviene de su capacidad de representación y la
posibilidad de ocupar un lugar en sociedad.
LA DEFINICIÓN DE BOECIO

Boecio fue un filósofo u político italiano, conocido


principalmente por su obra La consolación de la
filosofía, que escribió justo antes de ser ejecutado. Era
un pensador cristiano (aunque se discute si acaso murió
como cristiano) que se involucró en discusiones acerca
de la Trinidad (¿cómo puede Dios ser trino?). En Liber
de persona et duabus naturis, definió el concepto de
persona en los siguientes términos: Persona est naturae
rationalis individua substantia, es decir, “persona es
una sustancia individual de naturaleza racional”.
Este definición, la primera en su especie, fue
largamente discutida durante la Edad Media.
BOECIO
480-520/4
IMPLICANCIAS DE LA DEFINICIÓN DE BOECIO

1) La persona es sustancia. Esto significa que la persona es sustrato (forma y esencia) de accidentes (cosas
que pueden cambiar, y que no terminan de comunicar el sustrato, como el color de pelo, la altura, etc.). En este
sentido, la persona es incomunicable o intransferible (el ser de uno no puede pasar a otro).

2) La persona es sustancia individual. Siguiendo el pensamiento de Aristóteles, esto significa, a grandes


rasgos, que en la noción de persona hay una particularidad dentro de la especie. En otras palabras, en tanto
que miembro de una especie, la persona posee ciertas cualidades que la distinguen de cualquier otra persona
(usualmente distinguibles superficialmente a través de los accidentes).
IMPLICANCIAS DE LA DEFINICIÓN DE BOECIO

3) La persona posee una naturaleza. Nuevamente recurriendo a Aristóteles, Boecio sostiene que la persona
posee una naturaleza, que en la Metafísica es abordada como forma (eidos) y esencia. La esencia es, en términos
simples, aquello que hace que una cosa sea de un modo y no de otro (y que la determina sustancialmente).

4) La naturaleza de la persona es racional. Siguiendo el pensamiento de Aristóteles, esto significa, a grandes


rasgos, que en la noción de persona hay una particularidad dentro de la especie. En otras palabras, en tanto
que miembro de una especie, la persona posee ciertas cualidades que la distinguen de cualquier otra persona
(usualmente distinguibles superficialmente a través de los accidentes).
CARACTERÍSTIAS DE LA PERSONA EN TOMÁS DE AQUINO

3) Racionalidad y vida intelectual. Como ya se ha visto en numerosas ocasiones a lo largo del curso, el ser
humano se distingue del resto de los seres vivos por su racionalidad, es decir, por sus facultades superiores, la
inteligencia y la voluntad. Del uso individual que cada sujeto da a esta condición surgen la autoconciencia
(percepción subjetiva del “yo”) e intimidad (el “contenido” del “yo”).

4) Individualidad. En términos generales, se ha planteado al ser humano como una unidad sustancial, toda vez
que está “compuesto” por materia y forma. Pero, además, la persona es una peculiaridad sustancial: la
subsistencia del ser humano es superior a la de cualquier otro ser vivo, en la medida en que, sin agotar la
especie, cada ejemplar humano constituye una singularidad.
CARACTERÍSTIAS DE LA PERSONA EN TOMÁS DE AQUINO

1) Subsistencia. Tomás de Aquino critica la definición de Boecio particularmente desde la noción de


subsistencia, que hace referencia a la capacidad que tiene una entidad de existir separada y por sí misma.
Este punto hace más sentido si se toma en consideración la manera en que Tomás trabaja el alma (en tanto que
forma sustancial del cuerpo).

2) Incomunicabilidad. Esta cualidad no debe ser considerada en su sentido coloquial, sino, más bien, en un
sentido más profundo. En efecto, mediante el lenguaje los seres humanos son capaces de comunicar su
interioridad pero, al mismo tiempo, la experiencia subjetiva del “yo” (de la condición personal individual) es
tan intensa y extensa que difícilmente podría ser comunicable en su totalidad. Además, desde una
perspectiva metafísica, la incomunicabilidad de la persona dice relación con el hecho de que es una condición
que no se “comparte”, como si fuera un objeto material divisible (en estricto rigor, yo no puedo “transferirle” mi
personalidad a nadie, sino como mera ficción).
LA DIGNIDAD DE LA PERSONA HUMANA

La dignidad de la persona humana puede


ser entendida como una condición especial
que le compete a la persona en tanto que
persona. Es un respeto que merece la persona
por su mera existencia. La idea de dignidad es
particularmente clara en Fundamentación de
la metafísica de las costumbres (1785), de
Immanuel Kant, obra en la que el autor
plantea su imperativo categórico de tres
modos distintos, enfatizando la importancia
de la racionalidad y la libertad
(autodeterminación).

IMMANUEL KANT
1724-1804
PRIMERA FORMULACIÓN DEL IMPERATIVO
CATEGÓRICO

«Obra solo según una máxima tal, que


puedas querer al mismo tiempo que se
torne en ley universal»
SEGUNDA FORMULACIÓN DEL IMPERATIVO
CATEGÓRICO

«Obra de tal modo que trates a la


humanidad, tanto en tu persona como en
la de cualquier otro, siempre como un
fin y nunca solamente como un medio»
TERCERA FORMULACIÓN DEL IMPERATIVO
CATEGÓRICO

«Obra como si por medio de tus máximas


fueras siempre un miembro legislador en
un reino universal de los fines»
RESUMEN DE LA UNIDAD

1.- El ser humano es animal y, por consiguiente, posee cualidades compartidas con el resto de los
animales. Sin embargo, lo que lo distingue en el reino animal es su inteligencia privilegiada.

2.- En la tradición filosófica, se ha planteado una “escala de grados de vida”, que permite distinguir
entre tres intensidades en el modo de extinguir: el grado de vida vegetativo, el sensitivo y el racional.

3.- Cada grado de vida posee un horizonte de posibilidades que le es propio. En el caso del grado de
vida racional, el horizonte es el entender. Esto implica, por supuesto, la confluencia de la inteligencia
y la voluntad, las llamadas “facultades superiores” del ser humano.

4.- Las facultades superiores del ser humano son la inteligencia y la voluntad. Es por ellas que
logramos conocer en un nivel completamente distinto al del resto de los seres vivos.
RESUMEN DE LA UNIDAD

5.- A pesar de que nuestro conocimiento intelectual parece ser determinante para nuestra especie,
poseemos otro tipo de conocimiento que debe ser igualmente reconocido. La vida sensorial y la
vida afectiva son formas de conocimiento que pueden ser mediadas por el entendimiento o,
incluso, racionalizadas.

6.- Una cualidad relevante del conocimiento sensible es que, al igual que el conocimiento
racional, posee un carácter inmaterial: el ordenamiento de los estímulos es independiente de los
estímulos sensoriales concretos.

7.- Existen sentidos externos y sentidos internos. Los externos son básicamente los sentidos. Los
internos son aquellos que nos permiten conocer el mundo sensible y asimilarlo (sensorio común,
imaginación y memoria).

8.- Parte de la vida animal. (y, por ende, la vida humana) depende de los instintos: conductas
intencionales condicionadas por cierto estímulo y con trasfondo específico (genético,
perteneciente a patrones propios de una especie).
RESUMEN DE LA UNIDAD
9.- En tanto que animales, los seres humanos poseen apetitos que les inclinan hacia ciertos
objetos. Esta tendencia puede estar mediada por los instintos, como mecanismo para
aproximarse sistemáticamente a dichos objetos.

10.- Existen apetitos naturales (surgen espontáneamente para satisfacer necesidades más
elementales) y apetitos elícitos (mediados e incluso estimulados por el conocimiento).

11.- Entre los apetitos sensibles (gestionados principalmente por nuestras facultades sensibles)
el ser humano manifiesta deseos e impulsos. Los deseos están referidos usualmente al
presente, son intensos y requieres satisfacción inmediata. Los impulsos son un anhelo de lo
futuro y, usualmente, requieren planificación y esfuerzo.
RESUMEN DE LA UNIDAD
12.- Todos los animales tienen instintos, es decir, un conjunto de respuestas específicas para ciertos
estímulos, que están asociados a la supervivencia. En tanto que el ser humano comparte
características con los animales, podemos decir que también posee instintos, pero se encuentran
mediados por la razón para controlarlos, orientarlos o, en efecto, darles rienda suelta. En este sentido,
se puede hablar de una “plasticidad” en la conducta humana.

13.- La afectividad humana no se limita al conocimiento sensorial y la cogitativa, sino que incorpora
también el mundo sentimental. Por consiguiente, la afectividad constituye una valoración de las
dimensiones externa e interna del sujeto. Por lo mismo, tiene un carácter marcadamente subjetivo.

14.- Las pasiones humanas pueden clasificarse en emociones y sentimientos. Las emociones son
intensas y de corta duración. Los sentimientos son más estables y duraderos.
RESUMEN DE LA UNIDAD
15.- La tradición filosófica ha enfatizado que la condición de persona es algo que nos vuelve aún más
distintivos en nuestra naturaleza. Si por el hecho de formar parte de la especie humana nos llamamos
“seres humanos”, en nuestra individualidad y subjetividad más puras somos “personas”. De allí que una
serie de discusiones surjan con el reconocimiento (o desconocimiento) de la noción de persona.

16.- La primera noción de persona de la que disponemos en la cultura occidental es la propuesta por
Boecio: “sustancia individual de naturaleza racional”. Mas adelante, Tomás de Aquino realizó algunas
observaciones a la definición de Boecio, indicando que la noción de persona debe implicar subsistencia,
incomunicabilidad, racionalidad e individualidad.

17.- Debido a una larga discusión en Occidente respecto de la noción de persona (de la cual, dicho sea de
paso, se deriva la noción de dignidad humana), se ha fomentado una visión más práctica de la misma a
partir de sus manifestaciones: autoconciencia, libertad, intimidad, diálogo y donación. Lo relevante aquí
es que la persona puede serlo incluso cuando alguna de estas manifestaciones se encuentra suspendida o
en desarrollo.

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