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LOGOTERAPIA DE VIKTOR FRANKL

DIEZ TESIS SOBRE LA PERSONA.

(I-i-n-e-e-Y-b-d-animal no es persona-comprende desde su


trascendencia)
1) La persona es un individuo: refiere a que la persona es única, singular y no admite participación, por tales
motivos, no se puede dividir, subdividir, escindir, porque es una unidad. Se podría mencionar que es algo
análogo a la idea de persona estratificada en donde los estratos no se pueden separar.
2) La persona no es solo un in-dividuum, sino también es insumable: refiere al hecho de que la persona no
solamente no se puede partir, sino que tampoco se puede agregar, esto porque además de ser unidad es
también totalidad. En contraposición a la persona se encuentra lo orgánico, el cual puede partirse y
amalgamarse, entonces, solo el organismo se propaga a partir del organismo de los padres.
3) Cada persona es absolutamente un ser nuevo: se parte de la idea de que la persona, la existencia
espiritual, no puede ser propagada por el hombre, pues, cada persona que viene al mundo se inserta en la
existencia un nuevo ser. La existencia espiritual no puede propagarse, no puede pasarse de padres a hijos.
Como decía Frankl “lo único propagable son los ladrillos, pero no el constructor”
4) La persona es espiritual: alude a que dada la capacidad de expresividad la persona necesita de su
organismo para actuar y expresarse en el mundo. Por lo tanto, el organismo posee una función instrumental, en
efecto tiene un valor utilitario. Cabe destacar que lo inverso a lo utilitario es la dignidad, la cual es exclusiva de la
persona no solo por los valores que posee, sino en razón de los valores que ha realizado.
5) La persona es existencial: refiere al hecho de que el hombre como persona no es fáctica, ni pertenece a la
facticidad, sino que es facultativo, es decir, su existencialidad se desarrollo en un movimiento hacia afuera.
6) La persona es Yoica: la persona no responde ante los impulsos, es decir, que no se halla bajo la dictadura
del ello. Entonces, el yo instintivo es rechazado. No obstante, la persona así mismo es inconsciente y
precisamente es allí en donde tiene sus raíces lo espiritual, por tales motivos, se señala un inconsciente
espiritual.
7) La persona no es solo unidad y totalidad en sí misma, sino que la persona brinda unidad y totalidad: ella
presenta la unidad físico-psíquico-espiritual y la totalidad representada por el hombre. Esta unidad y esta
totalidad solo será brindada, fundada y dispensada por la persona. Entonces, conocemos a la persona espiritual
solo en coexistencia de su organismo psicofísico.
8) La persona es dinámica: justamente por su capacidad de distanciarse y apartarse de los psicofísico (salirse
de sí mismo y enfrentarse consigo mismo) es que se manifiesta lo espiritual. Pues, el salirse de sí mismo y
enfrentarse consigo mismo en su carácter psicofísico es lo que lo hace persona espiritual.
9) El animal no es persona puesto que no es capaz de autotrascenderse y de enfrentarse a sí mismo: el
animal carece de auto-trascenderse y autodistanciarse, por lo tanto, no percibe al mundo como lleno de
sentidos y valores, sino que solo observa un medio ambiente; en cambio la persona es capaz de
autotrascenderse e ir al encuentro con el otro.
10) La persona se comprende a si misma sino desde la trascendencia: el hombre es tal solo en la medida que
se comprende desde la trascendencia, y también es solo persona en la medida en que la trascendencia lo hace
persona: resuena y reverbera en él llamado a la trascendencia.

LEYES DE LA ONTOLOGIA DIMENSIONAL


Desde un inicio, Frankl se basa desde una antropología tridimensional del hombre. Ahora bien, desde este punto
formula dos leyes de la ontología dimensional:
 Primer ley: un solo e idéntico fenómeno proyectado fuera de sus dimensiones, hacia otra dimensiones
inferiores a las suyas, origina figuras diversas en claro contraste entre sí.
 Segunda ley: distintos fenómenos proyectados fuera de la propia dimensión, en una misma dimensión
inferior a la propia, dan origen a figuras que parecen ambiguas.

TRES PILARES DE LA LOGOTERAPIA.


Voluntad de sentido: en el ser humano existe una tensión o tendencia natural a la búsqueda de un
sentido, pues, el ser humano no es solo motivado a la búsqueda y poder del placer, sino que también
está motivado por la búsqueda y la posibilidad de hallar el sentido de la propia existencia. Ahora bien,
tanto la consciencia, como la voluntad de sentido en la vida, se encuentran en una dimensión humana.
Este sentido de la vida se encuentra en relación íntima con la autotrascendencia, ya que “ser humano”
significa estar dirigido hacia algo que no es uno mismo, sino a alguien más o algo más, algo distinto de
uno mismo.
Libertad de sentido: Viktor Frankl menciona la libertad como cualidad exclusiva del hombre. En
efecto, la esencia del hombre está constituido por la libertad, y esta última no puede separarse de la
responsabilidad. Ahora bien, el hombre no se halla libre de los condicionamientos internos (factores
biológicos o psicológicos) o externos (factores sociológicos), pero a partir de su característica de
autodistanciamiento – entendida como la capacidad de tomar distancia no solo de una situación, sino
también de sí mismo – este es capaz de elevarse por encima de todo condicionamiento, y así forjar su
propio destino teniendo en sus manos su propio camino, dicho de otro modo, tiene la capacidad de
plantearse ante sí mismo y adoptar una determinada actitud ante sí mismo. Por lo tanto, el hombre
puede definirse como un ser que sabe liberarse de aquello que lo determina y permitir realizarse libre
y consciente No obstante, el hombre no está excepto de errores, pues, la conciencia, nuestro órgano
de sentido, se encuentra ligada a la finitud psico-física, por tales motivos, sus decisiones pueden ser
falibles.
Sentido de la vida: parte del hecho de que la vida humana tiene siempre un sentido, de hecho, el
ser humano en su existencia intenta resolver la pregunta de ¿Cuál es el sentido en su vida?, esta es una
pregunta de una dimensión genuinamente humana. Ahora bien, el significado no es conferido o dado,
sino únicamente descubierto, este es de carácter subjetivo y relativo, porque se refiere a cada
individuo como personalidad única y a una situación concreta e irrepetible. Por tales motivos, se puede
deducir que no se da un significado universal de la vida, sino que existen significados únicos. Cabe
destacar la importancia de la conciencia en esta búsqueda de encontrar el sentido de la vida, pues, la
conciencia es el órgano de sentido. Esta brinda al hombre la posibilidad de intuir el significado único e
individual de la situación única y concreta, se señala que se descarta la posibilidad de ser cognoscible
de manera racional. No obstante, la conciencia está marcada por la finitud, por el hecho de ser un
fenómeno específicamente humano, por lo tanto, la fiabilidad de la conciencia llega a tal punto que
hasta el último momento de la vida el hombre no puede saber si efectivamente se ha realizado el
sentido de la vida. Si bien el significado descubierto por la conciencia es único, es también trans-
subjetivo, pues, detrás de la conciencia hay una dimensión totalmente trascendente.

LOS CAMINOS PARA DESCUBRIR EL SENTIDO DE LA VIDA.


Viktor Frankl menciona la oportunidad de encontrar y descubrir el sentido de la vida a través de tres caminos
o medios: de creación (dar), de experiencia (recibir) o de actitud.
 Valores de creación (dar): el sujeto humano es capaz de encontrar el sentido de su vida a partir de
aquello que da al mundo a través de su trabajo, pues, en su labor se encuentra su sello personal y está
dirigido hacia la sociedad, entonces, se logra una autotrascendencia en donde se manifiesta la misión
de estar en-el-mundo. Como se menciono, el trabajo es un canal de realización del ser humano y le
ofrece una posibilidad de que este realmente sea único. En efecto, cuando se es capaz de descubrir lo
único y lo insustituible de la existencia propia se puede descubrir el sentido de la propia vida. Un
ejemplo puede ser el médico, en su labor se haya inherente su huella personal, y a partir de su
autotrascendencia se puede dirigir sanamente (aportando su sello de humanidad) hacia alguien más,
en consecuencia el ser se autorraliza.
 Valores de experiencia (recibir): refiere al hecho de que el ser humano puede encontrar su
sentido a partir de aquello que recibe de parte del mundo, cosmos y otros seres humanos. Pues, la
sensibilidad humana puede emocionarse con el regalo inmenso del contacto con la naturaleza en sus
manifestaciones. Ahora bien, Frankl menciona que la experiencia más profunda es la del amor, pues
posibilita a la persona a acercarse a un “tú” en todo peculiar y singular, o en lo que tiene de único,
irrepetible, libre responsable y finito. Hilando más fino, la relación amorosa permite al yo abrir todo su
espacio interior para captar lo único e irrepetible y lo libre del ser a quien ama. A la vez, se manifiesta
que el encanto del amor que se siente por un “tu” consta de una fuerza y energía capaz de movilizar en
la persona la afinación de su sensibilidad para captar más profundamente la riqueza del cosmos y de
los valores.
Ahora bien, Frankl distingue tres dimensiones presentes en el ser humano hacia la coronación del
amor. 1) Actitud sexual: es la capa más primitiva, en donde la estampa física moviliza al ser humano
para que este responda corporalmente, es decir, la presencia física es lo que emana el encanto y el
atractivo sexual. Dicha actitud tiene como meta la corporalidad del otro 2) Actitud erótica: esta capa
incluye la tendencia sexual comprendiéndola e integrándola, pero se encuentra un fondo ahora más
atractivo, pues, la persona se siente más atraído por las cualidades anímicas especificas del tu 3) Amor:
generalmente denominado “ágape”, es la más alta forma posible de amor, señala la orientación y
vinculación directa hacia la persona espiritual del otro, en cuanto ese otro se convierte en un tú,
entrañablemente amado como persona, con su unidad, irrepetibilidad. En síntesis, el amor es la
coronación de un proceso donde el tú (objeto) se convierte en un tú (sujeto, persona).
 Valores de actitud: se actualiza ante la postura activa del ser humano que está avasallado y
confrontando por algo más allá de él, entonces, la actitud es ante algo o ante alguien. El modo en que
el hombre acepta su destino y el sufrimiento que este conlleva, le da muchas oportunidades para
añadir a su vida un sentido más profundo.
Ahora bien, los valores de actitud se develan generalmente frente a la triada trágica (+). Esta hace
alusión a situación limites el cual el ser humano debe atravesar al menos una vez en su existencia,
estas situaciones son la culpa, muerte y sufrimiento. Mientras que la triada trágica (-) o síndrome del
taxi, hacen alusión a las situaciones planteadas por consecuencias de un avasallamiento de factores
sociales, estas situaciones son: adicción, agresión, suicidio.
Con respecto a la triada trágica positiva (culpa, muerte y sufrimiento), se puede lograr un sentido a la
vida si la persona modifica su postura existencial frente a ella.
El sentido del sufrimiento
Sucede una confrontación directa con una de las dimensiones que revelan la indigencia, pobreza e
impotencia. Esta confrontación no es solo para entender el problema, sino más bien para tomar
actitud ante él, y más aun, para actuar de tal modo que el sufrimiento se convierta en una fuente de
crecimiento. Para empezar, el sufrimiento es parte constitutiva de nuestro modo humano, está inscrito
radicalmente en nuestro ser, por lo tanto, una vida humana no puede ser pensada al margen de esta
dimensión. El sufrimiento humano ostenta la potencialidad de manifestar una dimensión de
crecimiento, de desarrollo, de humanización, de fortaleza de espíritu, que a veces las más óptimas
condiciones de vida no lograrían despertar en el ser humano. Ahora bien, el sufrimiento humano
puede penetrar en la conciencia humana desde distintos campos: 1) somático: en forma de
padecimiento orgánico o perdidas (amputación) 2) psicológico: en forma de padecimiento que
implican los trastornos emocionales no neuróticos y todo tipo de psicosis 3) espiritual: cuando la
persona sufre por problemas de índoles espiritual, conflictos morales o éticos.
El sentido de la culpa
El análisis existencial concibe la culpa como la conciencia de haber obrado incongruentemente con
nuestra libertad. Entonces, la culpa es consecuencia de una decisión libre y contraria a la ley moral y al
valor ético. Esta muestra otro rostro del sufrimiento en la falibilidad de nuestras acciones y decisiones.
Podemos decir que la culpa puede ser incidir en dos dimensiones. 1) En su dimensión de temporalidad,
la cual se refiere al pasado y puede fomentar que el ser humano se centre en su pasado y se
desconecte del presente y de su proyecto vital 2) En su dimensión psicológica, puede impedir el
crecimiento de la persona, porque al no ser asimilada ni integrada por el ser-humano éste se fija en
una etapa a la que se vincula por la formación de un circulo vicioso.
El sentido de la muerte
En primera instancia es significativo mencionar que la muerte es la manifestación más diáfana de la
radical finitud psico-física, no obstante, la muerte no conlleva a la dimensión espiritual. Ahora bien, se
entiende que el ser humano es un ser-para-la-muerte, ante esto, Frankl manifiesta que el ser humano
es el ser-ante-la-muerte, pues, ante ella se decide y toma una actitud. Cabe destacar que la muerte
posee un significado algo diferente para cada persona, por eso, está en manos del ser humano la
capacidad de decidir cómo quiere vivir, pero también que quiere que signifique para él su propia
muerte. Por último, la muerte no se puede separar de la dimensión de temporalidad, pues, de no ser
radicalmente finitos y limitados en-el-tiempo, no existiría exigencia de responder a las preguntas que
el vivir formula.

NOODINAMICA
La noodinámica es comprendida como dinamismo, movimiento, tensión para afrontar las crisis, crecer y
existir. Pues, la búsqueda humana de sentido y de valores puede nacer de dicha tensión interior y no de un
equilibrio interno, por lo tanto, la tensión es una cualidad de la dimensión existencial y es un requisito
indispensable de salud mental, ya que sin ella se corre riesgo de entrar en desesperación, entendida como
sufrimiento menos sentido alguno. Por último, se infiere que la noodianamica es la base de una voluntad de
sentido.

CONCEPTO DE HOMBRE
El hombre en primer lugar es un Yo, una persona, un modo de existir totalmente particular. Es un yo que
existe por sí, que funda la unidad y la totalidad del ser humano. Ahora bien, ser hombre significa ser
completamente distinto de cualquier otro ser, dado que la estructura intima de este ser es la singularidad e
irrepetibilidad de la existencia humano, por lo que nos basamos en la idea de que cada ser es un ser distinto.
Por último, ser hombre significa estar dirigido hacia algo o alguien más.

AUTOTRASCENDENCIA
Dicha cualidad es perteneciente a la esencia del hombre, pues, señala que estamos abiertos hacia el mundo,
significa trascenderse a uno mismo. Porque ser hombre significa, por si mismo, estar orientado hacia más allá
de sí mismo, es decir, apuntamos por encima de sí mismo, hacia algo o hacia un sentido que cumplir o hacia
otro ser humano cuyo encuentro va con amor.

AUTODISTANCIAMIENTO
Es la capacidad de distanciarse de uno mismo, de salirse de sí mismo, y enfrentarse consigo mismo, y eso lo
hace la persona espiritual, se enfrenta a su persona psico-física, por lo tanto, solo el autodistanciamiento
como organismo psico-físico constituye a la persona espiritual como tal. Sin esta capacidad el hombre podría
ser libre, pero nunca sería responsable. En efecto, el hombre tiene la capacidad de plantearse ante sí mismo y
adoptar determinada actitud ante sí mismo.

TESIS DEL INCONSCIENTE ESPIRITUAL


Desde hace mucho tiempo se manifiesta que el inconsciente es perteneciente a la impulsividad. No obstante,
desde la logoterapia se devela que ya no se trata de un mero inconsciente impulsivo, sino también de un
inconsciente espiritual. En consecuencia, desde ahora, el inconsciente mismo es clasificado en impulsividad
inconsciente y espiritualidad inconsciente – para esto, la logoterapia engloba lo espiritual dentro del
inconsciente, se conforma así el Icc espiritual –. Por esta división acontece una confrontación entre lo
impulsivo y lo espiritual dentro del Icc.
Ahora bien, lo espiritual es inconsciente, pero también es consciente. A esto se observa que la frontera entre
consciente e inconsciente es sumamente vaga, o, también dicho, porosa: de una parte a la otra se pasa con
mucha frecuencia. Esta cuestión lleva a la logoterapia a atenerse a la represión planteada por el psicoanálisis.
No obstante, cuando se habla de confrontación entre inconsciente espiritual e inconsciente impulsivo no se
puede servirse de una idea como la de la frontera porosa, puesto que en esta división se encuentra una
nitidez rotundamente marcada. Siendo más explicito, la frontera que divide los dos campos fundamentales
del inconsciente es denominada Hiato ontológico, esta constituye una línea divisoria sumamente rigurosa en
donde se divide existencia misma facultativa y facticidad. Por un lado, la existencia es algo esencialmente
espiritual en donde se encuentran los valores éticos, estéticos y religiosos, intencionalidad, amor, libertad,
responsabilidad y la escala de valores; mientras que la facticidad se compone de elementos psicológicos como
así también fisiológicos, es válido aclarar que dentro de esta facticidad no hay frontera clara entre lo psíquico
y físico. Pero el problema psicofísico queda en segundo plano, pues, el problema de la existencia espiritual
tiene más dignidad ontológica y más relevancia terapéutica que el de la facticidad psicofísica. Entonces, la
psicoterapia trata de hacer valer lo espiritual, y frente a la facticidad es elemental despertar la conciencia de
libertad, de esa libertad y responsabilidad que constituyen lo propio del ser humano.
Por otro lado, el ser humano no es solamente un ser-que-decide, sino también un ser-separado, por lo tanto,
ser hombre es ser individuo, existir como individuo. En efecto, la cuestión es saber ¿Qué es lo que lo centra?
¿Se halla siempre centrado a un medio? Bueno, Max Scheler define a la persona como portadora, pero
también centro de actos espirituales, y si bien la persona es aquello de que proceden los actos espirituales,
también es el centro espiritual en torno al cual se agrupan todo lo psicofísico. Entonces, ya no hablamos de
existencia espiritual y facticidad psicofísica, sino que ahora aludimos a la persona espiritual y sus elementos
psicofísicos, es decir, la persona tiene un elemento psicofísico, mientras que ella misma es espiritual.
Ahora bien, por estar el ser-hombre centrado en una persona (como centro espiritual existencial) solo a partir
de él el ser humano es también ser integrado, pues, solo la persona espiritual viene a fundar la unidad y
totalidad del ente humano. Y la funda como totalidad corpóreo-anímico-espiritual. A esta totalidad pertenece
lo espiritual, y le pertenece como lo más proprio, por tales motivos, si se habla solo de cuerpo y alma va haber
unidad, pero jamás totalidad. Siendo más explicito con la estructura ontológica, esta se encuentra
estratificada de forma concéntrica en vez de escalonada, por lo tanto, se habla de estratos concéntricos. Pero
para complementar se toma la idea del escalonamiento inconsciente-preconsciente-consciente. En efecto, se
habla de una construcción tridimensional en donde se halla un núcleo alargado (el cual constituye el centro
espiritual-existencial) con capas psicofísicas que lo rodean, y van atravesando el consciente, preconsciente e
inconsciente. Por tales motivos, tanto el núcleo como cualquiera de las capas psicofísicas pueden tener
manifestaciones aisladas que tengan lugar en el plano consciente, preconsciente o inconsciente.
Ahora bien, teniendo en cuenta lo anterior, se puede manifestar la persona profunda como un Yo espiritual
inconsciente que es en realidad la persona espiritual-existencial, pero en su profundidad más inconsciente, ya
que solo ella es una verdadera persona profunda. Esto se diferencia del psicoanálisis, pues su persona
profunda aludía al sentido de facticidad psicofísica. En conclusión, la verdadera persona profunda, es decir, lo
espiritual-existencial, es siempre inconsciente, por lo tanto, es irreflexionable y en consecuencia solamente
ejecutable, es decir, solo existe en sus realizaciones.

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