Está en la página 1de 13

TEXTO N ° 1

Filosofía- Adela Cortina. Edit. Santillana. Año 2010

Adela Cortina nace en Valencia, en 1947. Es catedrática de Ética y


Filosofía Jurídica, Moral y Política de la Universidad de Valencia desde 1986,
además de directora de la Fundación ÉTNOR, para la ética de los negocios y las
organizaciones. En 1969 ingresa en el departamento de Metafísica de la
Universidad de Valencia. La concesión de una beca le permite ampliar sus
estudios en las universidades de Munich y Fráncfort, donde entra en contacto
con la filosofía de Jürgen Habermas y Karl-Otto Apel. De vuelta en la recién
estrenada España democrática, en la segunda mitad de la década de 1970, le
hace plantearse la necesidad de buscar una “ética para todos”, convirtiendo
desde ese momento esta ciencia en materia de su estudio y dedicación. Entre
su abundante producción, cabe citar “Ética mínima” (1986), “Alianza y Contrato”
(2005), “La escuela de Fráncfort: crítica y utopía” (2008).

ESPECIFICIDAD DEL SER HUMANO

Para descubrir la especificidad del ser humano resulta útil empezar comparándolo con los animales
y determinar las semejanzas y las diferencias entre ellos.

DIFERENCIAS CON LOS ANIMALES

Partiendo de que el ser humano pertenece al conjunto de los organismos vivientes podemos
encontrar un conjunto de características que comparte con el mundo animal. Como todo organismo
viviente constituye un sistema estructurado de actividades que tiende a mantener su dinamismo. Esta
posibilidad está condicionada por la relación que mantiene con el medio en que vive, informándose
sobre él y actuando, en función de la información recibida, para satisfacer las necesidades que genera
su propio mantenimiento y el de la especie. La diferencia radicaría en que en los animales el
repertorio de acciones viene determinado por su constitución biológica, existe una adecuación entre
su organismo y el entorno, entre el modo en que perciben y las reacciones con las que responden de
forma ajustada a las situaciones vitalmente importantes.

El animal tiende a vivir plácidamente en su medio, ajustado a él; y cuando este plácido gustar es
perturbado por algún peligro o alguna carencia, el animal se orienta por las inclinaciones instintivas
propias de su especie. El animal rige su conducta por leyes física o biológicas, en cambio el hombre
no está completamente determinado por estas leyes, por eso se lo puede considerar como un ser no
determinado.

Formación Ética y Ciudadana –Año 2020- ISFD N°1 Página 1


En el caso de los seres humanos se produce una ruptura ente la información que tienen del medio,
sus tendencias e impulsos y sus respuestas, el hombre aparece como un ser que no se ha adaptado a
ningún nicho ecológico determinado. Este “desajuste” respecto a su entorno determina algunas de las
características específicas que le definen como un “ser abierto al mundo”: su libertad, que le permite
elaborar un programa de vida propio, programa que no sería posible sin la inteligencia que le permite
captar la realidad y manipularla, el lenguaje, factor determinante que hace posible una vida
específicamente humana, puesto que no se limita (como pudiera ser el caso en los animales) a
informar sobre lo que hay sino que permite crear un mundo de significaciones tal que parece
constituir la marca distintiva de la vida del hombre.

En este sentido se ha podido afirmar (E. Cassirer) que el hombre ha descubierto un nuevo método
para adaptarse a su ambiente. Esta nueva adquisición transforma la totalidad de la vida humana.
Comparado con los demás animales, el hombre no sólo vive en una realidad más amplia, sino, por
decirlo así, en una nueva dimensión de la realidad, no vive solamente en un universo físico, sino en
un universo simbólico, de tal modo que ya no puede enfrentarse a la realidad directamente, sino a
través de la red constituida a lo largo de la historia de sus propias creaciones

DIFERENCIAS DE COMPORTAMIENTO:

Respecto al comportamiento, el ser humano tiene los rasgos propios de la vida animal, que son la
independencia respecto del medio y el control específico sobre él, pero además goza delos siguientes
rasgos distintivos:
La capacidad de simbolización: Lo propio del ser humano es la comunicación mediante símbolos,
mientras que el animal se comunica solo mediante signos naturales, por ejemplo, el ladrido del perro
y el canto del ruiseñor. Por eso, filósofos como Cassirer han calificado al ser humano como “animal
simbólico”.
La vida en la realidad: Nuestra inteligencia nos permite captar las cosas como realidades, es decir,
como algo distinto a nosotros pero en relación con nosotros, mientras que los animales captan lo que
los rodea como estímulos a los que han de responder. De ahí que Zubiri haya caracterizado al
hombre como un “animal de realidades”, abierto a la realidad del mundo y a su propia realidad por
la inteligencia. Sólo el ser humano percibe la realidad, la representa o la conoce, y además a la vez,
es consciente de que la percibe, la representa o la conoce. Incluso se percibe a sí mismo, a su
interior, dentro de su mente. Es decir, que el ser humano es autoconsciente. El ser humano posee
autoconciencia.
El sentimiento de su propio cuerpo: Para cobrar un cabal conocimiento de la realidad humana es
necesario conocer el cuerpo. Pero no solo desde afuera, es decir, las características anatómicas, sino
también desde dentro, de donde obtengo noticias de mi existencia, mi situación, mis impulsos, mis
pretensiones, mis limitaciones y mi poder. Este conocimiento lleva consigo un sentimiento, una toma
de conciencia.
La apertura al mundo: Por su inteligencia es capaz de entender cosas que están más allá de la
situación en la que se encuentra en el espacio y en el tiempo, y por su voluntad es capaz de quererlas.

Formación Ética y Ciudadana –Año 2020- ISFD N°1 Página 2


Por eso no está encerrado en su medio vital o medio ambiente, como si lo está el animal, sino que
está abierto al mundo, entendiendo por “mundo” el medio que él transforma con su acción, al que da
sentido con su conocimiento y que a su vez modifica.
El libre albedrío: El ser humano es el único animal capaz de decir “no” a la satisfacción de sus
apetencias instintivas y de elegir su futuro. El ser humano como ser libre, elige entre diversas
alternativas.
La inconclusión: el ser humano nunca está acabado, concluido. Por el contrario, siempre siente el
deseo de “más” y de otra cosa. Aparece como un ser “necesitado de…”. Solemos expresarlo
claramente con frases como “Quiero llegar a ser…”, “Necesito realizarme…”, etc. Pero esta
realización no aparece establecida ni garantizada en forma determinística. Es en esta precisa
dimensión donde se define “lo humano” aparece como “Proyecto Abierto”, es decir, como un ser no
terminado, que va configurando su vida mediante las decisiones que toma y la experiencias que
realiza.
El hombre ha trascendido el nivel de la materia, es un “Ser Espiritual” .Por eso es un proyecto
abierto, porque su dimensión espiritual lo habilita para:
-Conocerse y conocer racionalmente y no superficialmente por la imagen sensorial.
-Elegir responsablemente entre las diversas alternativas que ha podido descubrir o inventar con su
capacidad de conocimiento racional
-Y comprometerse y realizar voluntariamente el proyecto elegido.
Y en esto radica la condición “tensional” y “dramática” del ser humano:
-Tensional, porque está siempre necesitado de ir hacia un proyecto, una “esperanza” que justifique
su camino y le dé sentido a su vida.
-Dramático, porque siempre está necesitado de elegir entre distintas alternativas, cargadas cada una
de diferentes valores. Y no siempre le es fácil elegir lo verdaderamente bueno para su condición de
ser humano.
El ensimismamiento: El ser humano, en el interior de su conciencia, posee una serie de contenidos,
recuerdos, puntos de vista, imágenes, en las que puede sumergirse. Toda persona puede refugiarse
en su yo interior, en el interior de su conciencia, olvidándose del mundo exterior. De ahí la expresión:
“fulano esta ensimismado”. No está atendiendo en clase, aunque su cuerpo está aquí, su mente no lo
está, porque se encuentra “sumergida en sí misma”, esto es ensimismada.
La capacidad de imaginar y la de razonar: La fantasía o imaginación es la capacidad innovadora que
nos permite crear proyectos e ideales; la razón es la capacidad con la que ordenamos tales proyectos
e ideales y construimos la vida humana.

LA VIDA CULTURAL

Junto al comportamiento, la vida cultural es el rasgo diferencial más llamativo del ser humano.
Mientras la vida biológica está basada en la transmisión de la información genética (ADN) , como el
resto de los animales, la cultura es posible por un conjunto de capacidades que no tienen los demás

Formación Ética y Ciudadana –Año 2020- ISFD N°1 Página 3


animales, incluso los más semejante al ser humano. De ese conjunto de capacidades específicas de su
comportamiento podemos destacar: la capacidad de comunicar y transmitir experiencias vitales, de
imaginar o anticipar el futuro y de explorar alternativas.

El animal cultural: El ser humano es un animal particular, cuya naturaleza biológica se abre al orden
cultural: al lenguaje, la técnica, la moral, el derecho, el arte, la ciencia y la religión. Es por
consiguiente un animal cultural.
La cultura introduce un modo de adaptación eficaz que aporta mecanismos como el lenguaje simbólico
y la técnica, que permiten orientarse en el mundo, reducir la complejidad de la experiencia y lograr
cierta seguridad y confianza ante los peligros.
Por lo tanto, el mundo de la cultura, creado por la capacidad humana de invención y anticipación,
sirve para disminuir el miedo a lo casual e imprevisto, para reducir la incertidumbre.
La técnica: la nueva adaptación al mundo: Al poder ensimismarse, el ser humano es capaz de
transformar las cosas y crear a su alrededor un margen de seguridad. Esta creación específicamente
humana es la técnica.
El ser humano es un “animal técnico”, porque puede fraguar planes desde su mundo interior para
modificar el entorno según su convivencia. Desde su sí mismo se siente protagonista e impone su
voluntad y sus designios, interviniendo y transformando la realidad. La técnica es un producto de la
inteligencia humana, en el que se muestra no solo la capacidad de innovación creativa, sino también
el poder sobre la realidad.
El lenguaje simbólico: apertura a un mundo compartido: El lenguaje humano es, en principio, un
sistema de comunicación interpersonal que, según la ya clásica teoría Bühler, ejerce tres funciones
básicas:
Representativa: los signos lingüísticos son símbolos que sirven para representar estado de cosas.
Expresiva: Los signos lingüísticos son síntomas que manifiestan los estados interiores del hablante.
Apelativa: Gracias a esta triple función del lenguaje es posible la comunicación humana y, desde ella,
la creación de un mundo compartido.

DIMESIONES DE LA REALIDAD HUMANA

La especie humana se compone de individuos que conviven formando sociedades, las cuales son
herederas de sociedades anteriores y germen de las futuras de las futuras. Puede decirse, pues, que el
ser humano tiene tres dimensiones: individuales, social e histórica.

Dimensión Individual: las personas somos en principio individuos, es decir, seres que dentro de la
especie gozamos de independencia. Pero, en nuestro caso, cada individuo no es simplemente un
“uno” sino un “quién” único e irrepetible.

Dimensión Social: esta dimensión social es de la convivencia, la que ha conducido a caracterizar al


ser humano como un “animal cívico”. Tal dimensión presenta dos vertientes:

Formación Ética y Ciudadana –Año 2020- ISFD N°1 Página 4


-La de la relación personal, es decir, la de aquellas relaciones entre amigos o conocidos en las que hay
una conexión entre dos personas que se reconocen como insustituibles.

-La de las relaciones impersonales, propias de las instituciones, la economía, el Estado o la burocracia.
Aquí las personas no se conocen como tales, sino que se trata como individuos perfectamente
intercambiables por otros.

Aunque las dos dimensiones son inseparables, para vivir, la creciente desaparición de las primeras
sociedades complejas está dando lugar a un mundo de individuos anónimos, mutuamente
desinteresados.

Dimensión Histórica: las personas no solo son diversas y conviven, sino que esta diversidad y
convivencia tiene carácter histórico.

Transmisión y tradición:

Cuando nacemos recibimos de las generaciones anteriores, no solo la vida biológica, sino también un
cierto modo de estar en la realidad, de interpretar lo que los rodea para desenvolvernos. Y como esto
ocurre de unas generaciones a otras, se han ido creando poco a poco las tradiciones. En este proceso
histórico las generaciones anteriores van entregando las posteriores también poder, posibilidades.
Las personas estamos abiertas a realizar múltiples posibilidades, de forma que en nuestra vida nos
vamos apropiando de unas y renunciando a otras. La tradición es una forma de autoridad que en
ocasiones parece que nos limita y condiciona, hasta el punto de que ha llegado a considerar como la
contrapartida de la libre autodeterminación y, por tanto, opuesta a la razón y al progreso, hemos de
reconocer que siempre somos libres de aceptarla o rechazarla. Pero las tradiciones se mantienen si
son aceptadas, reafirmadas y cultivadas, si no las conservamos desaparecen.

Así, por ejemplo, podemos optar por distintos modelos de hombre, característicos de determinados
momentos históricos y de diversos modos de vida. Tradicionalmente se ha ido entendiendo al ser
humano como homo faber, capaz de producir, de fabricar, o como homo ludens, que juega y jugando
crea, o como homo sapiens, reflexivo e investigador. Hoy se habla también del homo videns, que da
primicia a la imagen. De estos modelos podemos elegir libremente entre ellos, podemos potenciar
uno u otro según el que mejor responda a nuestras aspiraciones, deseos y posibilidades.

De ahí que para saber lo que realmente es el ser humano sea preciso conocer los vaivenes históricos
hasta de sus impulsos y pasiones básicas, como el deseo de dinero y posesiones, el deseo de poder y
el deseo sexual, y también descubrir la posible transformación cultural de los mismos.

VIVIR MORALMENTE

NO HAY PERSONAS AMORALES

Formación Ética y Ciudadana –Año 2020- ISFD N°1 Página 5


Las personas somos inevitablemente morales, porque, a la hora de actuar, imaginamos distintas
posibilidades, entre las que nos vemos obligadas a elegir, y además hemos de justificar nuestra
elección, si queremos comportarnos como seres racionales. Imaginar posibilidades, tener que elegir
entre ellas y justificar la elección son tres momentos de la estructura moral de las personas, que
hacen que ninguna sea amoral.
Un ser es amoral cuando actúa automáticamente y, por lo tanto, no es dueño de sus actos ni
responsable de ellos. Éste es el caso de los animales. Las personas, por el contrario, podemos
comprometernos moral o inmoralmente en relación con normas de conductas determinadas, pero no
somos amorales.

LA RACIONALIDAD ÉTICA: SER, DEBER SER Y DEBER HACER

A diferencias de los animales los seres humanos son conscientes, inteligentes y libres. Pero, por reunir
estas características, en primer lugar son capaces de apercibirse tanto de su propia realidad personal
como de la realidad que lo rodea.; en segundo lugar, pueden esforzarse por comprender ambas
realidades, y, en tercer lugar, deben asumir la responsabilidad de ordenar y dirigir su propia
conducta.
Así pues, los hombres y las mujeres, por ser conscientes, inteligentes y libres, son dueños de sus
actos y de su propio destino. Es así que se encuentra en la coyuntura moral de tener que decidir lo
que debe hacer y no es suficiente tomar cualquier decisión sino que ésta ha de ser siempre justificada
racionalmente.

EL ESFUERZO MORAL: ACTOS, HÁBITOS Y CARÁCTER

Los seres humanos por ser libres vamos formando nuestro carácter (es decir la manera habitual de ser
y obrar) mediante nuestros actos; ahora bien, la formación del carácter humano presenta una doble
dimensión, a saber: en primer lugar, con cada acto elegimos una entre varias posibilidades; por
ejemplo, en este momento puedo elegir continuar estudiando o emplear mi tiempo en otra actividad;
y en segundo lugar, con cada acto vamos configurando la conducta habitual: quien roba
reiteradamente, se hace ladrón, quien estudia, se hace estudiante.. Si obramos mal, adquirimos
hábitos negativos (vicios) y nos hacemos personas viciosas; obrando bien, adquirimos hábitos
positivos (virtudes) y nos hacemos personas virtuosas.

De este modo, nuestras realidades morales (los actos, los hábitos, el carácter) configuran una
estructura circular: nuestros actos engendran nuestros hábitos, el conjunto de los cuales, a su vez,
contribuyen a formar nuestra manera de ser o carácter.
Es decir, nuestro carácter, por una parte es fruto de nuestra manera de obrar, pero, por otra parte,
nuestros actos y nuestros hábitos no son otra cosa que manifestaciones de nuestro carácter, esto es,
casi siempre actuamos de acuerdo con lo que somos.

Formación Ética y Ciudadana –Año 2020- ISFD N°1 Página 6


¿Qué hábitos pueden considerarse virtudes y cuáles vicios? Para responder a esta pregunta hemos de
recurrir a la Conciencia Moral.

LA CONCIENCIA MORAL

Funciones de la Conciencia Moral:

“Conciencia”, en general, significa “capacidad de percatarse de algo”. La “Conciencia Moral”, en


concreto, es la capacidad de percatarse de que unas formas de vida, valores o principios son más
humanidazores, moralmente mejores, que otros; es pues, en primer lugar, la capacidad de captar los
principios por los que distinguimos entre lo moralmente bueno y malo.
Ahora bien, para tomar decisiones necesitamos pasar de los principios generales a los juicios
concretos sobre una situación dada. La conciencia realiza también esta segunda función, la de
formular juicios prácticos, teniendo en cuenta los principios generales y los datos de la situación.
La mejor forma de comprender lo que exige un principio moral es tratar de aplicarlo. En el caso de la
mentira, lo importante no es que me quede tranquilo por haber dicho la verdad, sino ser consciente
de que la mentira rompe la relación con otros y conmigo mismo, los instrumentaliza y me
instrumentaliza.
Otra cosa es que al actuar sigamos el juicio de la conciencia o que la desatendamos. En estos casos la
conciencia cumple una tercera función, que es la función autocrítica: actúa como juez que alaba unas
acciones y desaprueba otras, castigándolas en este último caso con el remordimiento.
Si un ser carece de conciencia moral, como los animales, o personas disminuidas en sus facultades
mentales, es absurdo recriminarle por alguna acción, como si fuera responsable de ella. De
responsabilidad, solo se puede hablar en seres libres y conscientes que han tenido la capacidad de
optar y el conocimiento moral necesario para ser dueños de sus actos.

EL DESARROLLO DE LA CONCIENCIA MORAL

Algunos psicólogos como Jean Piaget y Lawrence Kohlberg, han interpretado la


conciencia moral como la capacidad de formular juicios sobre lo justo y lo injusto, y han estudiado
cómo se desarrolla esta capacidad en los niños, llegando a resultados como los siguientes.
Piaget realizó una de las investigaciones psicológicas más importante del siglo
XX, de la que se ha demostrado la universalidad cultural de sus resultados.
Está circunscripta casi exclusivamente al desarrollo cognitivo que es una entre las muchas líneas
evolutivas. En estas investigaciones Piaget demostró que cada nivel de desarrollo posee una visión
diferente del mundo.
Jean Piaget (1896-1980) estudia en sus trabajos sobre el criterio moral en el niño el origen social del
desarrollo: la lógica es la moral del pensamiento como la moral es la lógica de la acción. Describió el
desarrollo moral como un cambio desde la conducta moral heterónoma a la autonomía. Esta

Formación Ética y Ciudadana –Año 2020- ISFD N°1 Página 7


descripción de la conducta moral se apoya en el modelo que Piaget propuso para explicar las
conductas sociales en los niños y que, en último extremo, sigue las mismas pautas que el desarrollo
cognitivo. Las diferencias entre la moral heterónoma y la moral autónoma giran básicamente en
torno al realismo moral (o su superación) y al concepto de justicia.
- La moral heterónoma está basada en la obediencia, en el principio de la autoridad y en el
respeto unilateral. Se da generalmente hasta los siete años y está orientada al castigo y la obediencia.
La justicia retributiva de la moral heterónoma está basada en la sanción, que es proporcional para
expiar la falta cometida.
- La moral autónoma se basa en el principio de igualdad, de respeto mutuo y en las relaciones de
cooperación. El igualitarismo, la justicia distributiva basada en la igualdad, sustituye a los conceptos
de autoridad, obediencia o expiación de la moral heterónoma.

Primer estadio: Moral de Presión Adulta: De los dos a los seis años los niños son capaces de
representar las cosas y las acciones por medio del lenguaje, esto les permite recordar sus acciones y
relatar sus intenciones para el futuro. Sin embargo, no pueden aún realizar razonamientos abstractos,
por lo que no pueden comprender el significado de las normas generales. Esto hace que las vean
como cosas concretas imposibles de variar que se han de cumplir en su sentido literal. Estas normas
son, además, exteriores a los niños, impuestas por los adultos, por lo tanto la moral se caracteriza en
esta fase de desarrollo por la heteronomía.

Segundo estadio: Moral de solidaridad entre iguales: De los siete a los once años, los
niños adquieren la capacidad de realizar operaciones mentales con los objetos que tienen delante. No
pueden aún hacer generalizaciones abstractas pero se dan cuenta de la reversibilidad de algunos
cambios físicos y de las posibilidades del pensamiento para detectar relaciones entre las cosas. Las
normas dejan de ser vistas como cosas reales que tienen su origen en una autoridad absoluta y
exterior -los adultos- y comienzan a basarse en el respeto mutuo entre los compañeros de juego, los
iguales. De aquí surge la noción de la convencionalidad de las normas o reglas de los juegos, que son
vistas como productos de acuerdos entre los jugadores. Surgen sentimientos morales como la
honestidad -necesaria para que los juegos funcionen- y la justicia. El respeto a las normas se deriva
del respeto al grupo y la necesidad de un cierto orden en el mismo para el mantenimiento del juego,
sin embargo, la aplicación de estas normas y de los conceptos y sentimientos morales es poco flexible.
Las normas no son ya cosas, pero siguen estando ligadas a las cosas y situaciones concretas,
probablemente porque la capacidad intelectual de los niños no ha llegado aún al desarrollo del
pensamiento abstracto y de la generalización.

Tercer estadio: Moral Equidad: De los doce años en adelante los niños sufren cambios
biológicos y psicológicos radicales. Se produce la maduración sexual, pero también una maduración
biológica general que potencia el desarrollo intelectual y moral. Los niños, en esta etapa, se
convierten en adolescentes y sus estructuras de conocimiento permiten ya las generalizaciones y la
realización de operaciones mentales abstractas. Los conceptos se integran en sistemas de

Formación Ética y Ciudadana –Año 2020- ISFD N°1 Página 8


proposiciones y se aprende a pasar de lo particular a lo general y de lo general a lo particular.
En esta etapa surgen sentimientos morales personalizados, como la compasión o el altruismo, que
exigen la consideración de la situación concreta del otro como un caso particular de la aplicación de
las normas. Gracias a esto, la rigidez de aplicación de las normas y conceptos morales, propia del
estadio anterior, desaparece, completándose el paso de la presión adulta al control individual de la
propia conducta. El adolescente formula principios morales generales y los afirma de un modo
autónomo frente a las normas exteriores. El respeto a estas últimas se realiza de un modo personal.

En primer lugar, la moralidad en L. Kohlberg se define en términos de razonamiento moral y hace


referencia a juicios basados en principios morales universales. En segundo lugar, su idea básica es la
existencia de seis estadios psicológicos de desarrollo moral, como secuencia del desarrollo de la
personalidad.
Estos estadios forman una secuencia invariante, por los que los individuos pasan de uno en uno. A
través de estos estadios se mueven todos los seres humanos, aunque en diversos grados y puntos
finales de desarrollo. El desarrollo moral es un proceso interactivo que no depende de la cultura y se
puede comprobar universalmente.
Para la evaluación del desarrollo moral Kohlberg se sirve de entrevistas sobre dilemas morales. En
entrevistas individuales y siguiendo las bases del método clínico propuesto por Piaget, plantea
Kohlberg a sujetos de diferentes edades y culturas una serie de dilemas hipotéticos que contienen
valores en conflicto y les hace razonar para separar la estructura del contenido. Lo importante no es
la decisión que se sugiere como correcta, sino los argumentos que se dan para justificarla
moralmente.
Estadios de desarrollo moral de Kohlberg

Prolongando los trabajos de Piaget, Kohlberg propone la siguiente secuencia evolutiva de


razonamiento moral: nivel pre-convencional, nivel convencional, nivel post-convencional. Los seis
estadios morales evolutivos estructurales de Kohlberg, o tipos ideales evolutivos como los definió
inicialmente, son los siguientes:
Nivel pre-convencional: es un nivel pre-moral, en el que las reglas son externas al yo. Nivel de
la mayoría de los niños hasta aproximadamente los nueve o diez años de edad, algunos adolescentes
y muchos delincuentes adolescentes y adultos. El individuo en este nivel no comprende ni defiende
las reglas y expectativas convencionales o sociales.
Las considera como algo externo al yo y trata de evitar el castigo. El valor moral reside en
acontecimientos externos (perspectiva individual concreta).
Estadio 1. Orientación hacia la obediencia y el castigo
Es el estadio de la moralidad heterónoma. Es la moral de la obligación, del deber y de la obediencia.
En este estadio el castigo se ve como algo importante, la persona obedece porque si no lo hace,
considera que será castigada.
Se le presenta al niño dilemas morales, y se le pregunta qué haría en esa situación, cómo resuelve el
conflicto y cuáles son los motivos que justifican su respuesta. Un ejemplo de relato-problema: “En una

Formación Ética y Ciudadana –Año 2020- ISFD N°1 Página 9


situación de guerra, en una ciudad determinada, a un soldado se le ha asignado la tarea de vigilar desde una
torre la posible llegada de aviones enemigos. Estando en servicio y no habiendo amenaza inminente de ataque
aéreo, advierte que a unas cuadras de distancia su mujer y sus hijos están en situación de peligro inmediato,
como por ejemplo, de ser asaltados”. El dilema que se le presenta: ¿Debe dejar su puesto para salvar la
vida de sus seres queridos? ¿O debe cumplir con su obligación asignada al servicio de la comunidad?
Las respuestas que suelen afirmar son: “si no se queda en su puesto lo van a fusilar o encarcelar” o, “si no
ayuda a su esposa, ella se va a separar de él”. Es decir, predominan respuestas que surgen de la
obediencia o del castigo.
Estadio 2: Orientación relativista instrumental o ingenuamente egoísta
Es el estadio del ingenuo hedonismo instrumental, de la moralidad individualista instrumental
concreta, del egoísmo instrumental. Hay un reconocimiento de que cada persona tiene sus propios
intereses y un respeto por la legitimidad moral de perseguir los intereses propios de uno mismo. Es
una perspectiva pragmática: maximizar la satisfacción de las necesidades y deseos propios, a la vez
que minimizar las consecuencias negativas para uno mismo.
Al contestar el dilema presentado se identifica con los interese del personaje principal y responde,
por ejemplo: “si quiere a su mujer y a sus hijos, debe salvarlos” o, “si le importa más la gente del pueblo no
debe abandonar su puesto” .Así distingue al actor respecto de la situación total, además considera a
dicho actor como un sujeto que también posee necesidades definidas.
Nivel convencional, es el nivel de la moralidad de conformidad con el rol convencional, en el
que el yo se identifica con las reglas morales de los demás, especialmente de las autoridades. Nivel
de los niños mayores de 10 años y de la mayoría de adolescentes y adultos, por el que se someten y
defienden reglas, expectativas y convenciones de la sociedad. Perspectiva de miembro-de-la-
sociedad, perspectiva social: preocupación por la aprobación social, preocupación por la lealtad a
personas y preocupación por el bienestar de los otros y de la sociedad. El valor moral reside en
interpretar roles buenos o correctos, en mantener el orden y las expectativas de los demás.
Estadio 3: Conformidad interpersonal u orientación del “buen muchacho”
Es el estadio de la moralidad de mantenimiento de buenas relaciones y aprobación por parte de
otros. Es la moralidad de la normativa interpersonal. Hay un énfasis de rol bueno, altruista o pro-
social. El individuo tiene una orientación de agradar y aprobar a los demás, así como de ayudar.
Toma conciencia que la sociedad posee reglas y expectativas respecto de cada rol a las que debe
conformarse para ser apreciado y aceptado. El individuo está particularmente preocupado por
mantener la aprobación social y la confianza personal. Las operaciones de justicia se basan en la
regla de oro: haz a los demás lo que te gustaría que los otros te hicieran.
De modo que el yo pasa de las modalidades egocéntricas y pre-convencionales a las etnocéntricas y
convencionales.
Ante el relato-dilema antes mencionado responde por ejemplo: “debe salvar a la esposa e hijos, sino la
gente va a pensar que está loco” o, “si abandona su puesto sería un traidor y su familia no quiere a un traidor”.
Es decir, la respuesta sigue en torno del personaje principal, pero ahora lo enmarca dentro de un
contexto social. Es decir, el sujeto fantasea que adecuándose a lo solicitado por la sociedad, logra ser
ese “muchacho bueno” valorado y aceptado por todos.
Formación Ética y Ciudadana –Año 2020- ISFD N°1 Página 10
Estadio 4. Orientación hacia la autoridad y el orden social
Es el estadio de la moralidad del sistema social, del mantenimiento de la autoridad, del orden
público. El individuo en este estadio tiene una orientación a “cumplir el deber” y a mostrar respeto
por la autoridad y la norma, y mantener el orden social dado, el orden público, por sí mismo. Es el
estadio de la mayoría de adultos. El individuo toma la perspectiva de un miembro de la sociedad
generalizado. El perseguir intereses individuales se considera legítimo solo cuando es consistente
con el mantenimiento del sistema socio-moral como un todo. La sociedad está concebida como
basada en la cooperación y el acuerdo social. Una estructura social que incluye instituciones formales
y roles sociales sirve para mediar intereses en conflicto y promover el bien común. Cuando se le
presenta el relato-dilema responde: “los superiores deben saber dónde está”, “no debe abandonar su
puesto porque es desertar”, o “debe pensar lo que su jefe le ordenaría, si éste supiera qué es lo que sucede”.
Estas respuestas están centradas en la autoridad y el deber social más que en el protagonista como
era la característica de los estadios anteriores.
Nivel post-convencional, es el de la moralidad de principios morales autoaceptados. Se
caracteriza porque el yo define los valores en función de principios construidos por él mismo,
aunque solo lo alcanza una minoría de adultos y generalmente a partir de los 20 o 25 años. Acepta las
reglas pero lo hace por los principios morales en que se basan las reglas. En caso de conflicto el
individuo juzga por el principio, más que por la convención e inclusive, se suele presentar conflicto
entre el modo de orientar su conducta y lo sostenido por las normas sociales.
Estadio 5: Orientación legalista. Contrato social
Es el estadio de la moralidad de compromiso social, de bienestar social, de derechos humanos
individuales y de la ley democráticamente aceptada. Por tanto, el foco principal puede estar en los
derechos o en el bienestar social.
El deber se define en términos de contrato, evitando la violación de derechos de otros y según la
voluntad y bienestar de la mayoría. Se trata de un contrato social o utilidad y derechos individuales
con leyes basadas en cálculo racional de utilidad total: “lo mejor posible para el mayor número de
gente”. En el relato-dilema responde: “la población y también su familia sobrevivieron porque cada uno hizo
lo que debía hacer, el vigía debe tener en cuenta que los demás esperan que proteja a la comunidad y a su
familia”, o “los demás esperan que ayude a su esposa e hijos, porque está obligado a por el casamiento a cuidar
de los mismos”.
Estadio 6: Orientación hacia principios basados en la conciencia abstracta (moral autónoma)
Es el estadio de la moralidad de principios individuales de conciencia, de principios éticos generales,
universalizables, reversibles y prescriptivos: universalismo.
En este estadio, la orientación no sólo se da hacia reglas sociales ordenadas sino a principios de
elección que requieren la llamada a una consistencia y universalidad lógica, a la conciencia como un
agente dirigente y a un mutuo respeto y confianza. Es la orientación del “punto de vista moral”, una
orientación de principio moral que de forma ideal todos los seres humanos deberían tomar para con
otros como personas libres y autónomas. La obligación es definida en función de unos principios
éticos de justicia de carácter universal. Esto significa una igual consideración de los intereses o
puntos de vista de cada persona afectada por la decisión moral a tomar. Se expresa en la actitud de
Formación Ética y Ciudadana –Año 2020- ISFD N°1 Página 11
respeto o cuidado por las personas como fines en sí mismas, no solo como medios para alcanzar
otros valores, por muy deseables que sean, tales como el bien de la sociedad o la supervivencia y el
desarrollo humano.
Responde al relato-dilema: “se debe garantizar el bienestar general sobre el d unos pocos, aunque sean
familiares cercanos”, o “toda vida humana debe ser salvada, por lo tanto debe acudir a ayudar a su esposa e
hijos, si los demás no están realmente amenazados”.
Es decir, que ya juzga con independencia de cualquier matriz social específica, pero a la luz de los
principios universales, de las verdades válidas para todos los seres humanos.

Formación Ética y Ciudadana –Año 2020- ISFD N°1 Página 12


Formación Ética y Ciudadana –Año 2020- ISFD N°1 Página 13

También podría gustarte