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La transición del sistema prehispánico al sistema colonial pasó por ejes que se refieren tanto a la
organización de los medios de producción, como a la circulación de bienes y servicios.
La ruina del antiguo sistema de redistribución provoca en 1er término una reorientación
fundamental del espacio económico.
Entre estos dos polos, el Cuzco no juega más que un papel intermedio.
La desorientación del espacio se manifiesta igualmente a escala regional y local.
A veces son los españoles quienes, desconociendo el sistema, atentan directamente contra le
principio de complementariedad al repartirse las encomiendas y separar las “colonias”.
1. Una adquisición directa, por la cual los españoles, se atribuyen oficialmente la tierras
por el cabildo de la ciudad de la que son vecinos.
Las posibilidades agrícolas de la región son así variadas. Al maíz y a la papa se añade el cultivo del
algodón, mientras en la montaña se asegura la recolección de coca.
En 1562, los chupachos fueron confiados en encomienda a Gómez Arias Dávila.
En donde estos se refieren al tributo debido al encomendero; todos los curacas interrogados
insisten en la diferencia existente entre el tributo actual el inca, todos se quejan del rigor del
sistema español, tanto más duro, pues estos son ahora menos numerosos.
Aún la mayor parte del valle Yucay constituye el dominio del 10° Inca: Huayna Capac, quien tenía
inmensos terrenos cultivados, donde los productos eran almacenados en graneros.
¿Cómo se cultivaban las tierras de Huayna Capac? Se sabe que era por medio de yanas, que aún
seguían viviendo en el lugar en 1570, los cuales tenían un origen muy diverso.
Los autóctonos (organizados en ayllus) disponían su subsistencia por medio de tierras comunitarias.
Después de la conquista ¿cuál es la suerte de los indios de Yucay? Se descubrió que Francisco
Pizarro, erigiéndose heredero del Inca, se los atribuyó en encomienda. Los indios sirvieron al nuevo
señor de la misma manera que al Inca.
Según testimonios de 1972, después de la conquista los indios pagaban tributo bajo la forma de
servicios personales (como en tiempos del Inca) no se menciona ningún pago en tributos en forma
de productos o dinero.
La situación del valle Yucay perece, en conjunto, excepcionalmente favorable, si se le compara
con otras regiones.
¿Cuáles son las causas de tan feliz coyuntura local? Se relacionan evidentemente, con el carácter
particular del valle antes de la conquista, y luego con su agitada historia bajo los españoles
(sucesión de regímenes de encomienda a la administración real, rivalidad de los curacas)
circunstancias que los indios supieron aprovechar para escapar de un tributo demasiado pesado.
El Valle de Huaura
Estos valles albergaron a las primeras civilizaciones andinas, las cuales se fundaron sobre grandes
trabajos de irrigación.
Es posible que en el momento de la conquista española, los oasis de la costa figuraran como las
zonas más altamente pobladas de Perú, pero por desgracias las fuentes son escazas, de ahí cobra
real importancia un manuscrito de 1583, que habla sobre el régimen de la encomienda al cual
estaban sometidos los indios, y que nos relata a la sociedad indígena con signos de una completa
y trágica descomposición.
Se describen a los indígenas que trabajan en las tierras del encomendero, incluso los domingos y
días de fiesta, cultivan las tierras de los curacas también.
A penas terminan una mita regresan agotados a sus casa, vuelven a buscarlos a golpe de látigo
para otra mita; si intentan escapar, son severamente castigados.
Se trata, sin duda, de un trabajo forzado, en sentido estricto, casi todos los indios repiten que
lo hacen contra su voluntad, sometidos por la violencia. E incluso los indios cada vez están más
desposeídos, pues el encomendero se apodera de los campos comunitarios
CRONOLÓGICAMENTE, UNA EVOLUCIÓN SE MANIFIESTA EN LAS DIFERENTES FORMAS DE TRIBUTO
(AUNQUE DE MODO CONFUSO E IRREGULAR):
1) De 1532 a 1548. Ninguna tasación oficial fija las obligaciones de los indios. El encomendero
impone la arbitrariedad, no se contenta con beneficiarse del trabajo de los indios y exige
además productos naturales, ya sean naturales (maíz, trigo o artesanales (tejidos, piezas de
enajenamiento)
2) De 1549 a 1570 bajo el gobierno de Gasca, hacia 1550, se redactan las 1eras tasas oficiales. Éstas
contiene listas de obligaciones tan numerosas como diversas. Las tasas evolucionan poco a poco en
el sentido de una simplificación de las obligaciones y un aumento en tributo de dinero.
3) En los años de 1570 el virrey Toledo sigue una política de uniformización del tributo y hace
redactar nuevas tasas. A partir de entonces se hace predominante el tributo en dinero.
¿QUÉ REPRESENTA EL TRIBUTO ESPAÑOL CON RELACIÓN AL TRIBUTO INCA?
1. La ideología que justificaba el sistema inca se ha derrumbado; en el mundo dominado por los
españoles, las nociones de reciprocidad y redistribución carecen de sentido.
2. El español ha ocupado el lugar del inca, ha heredado su papel centralizador, pero ya no asegura
la redistribución de las riquezas en beneficios de todos.
3. En definitiva, mientras el tributo inca funciona según una estructura equilibrada y circular, el
tributo español se caracteriza por una estructura desequilibrada y unilateral.
3. LA MONEDA
La conquista conlleva la introducción de la moneda en un país que carecía por completo de
ella. Los indígenas se hallan ante un sistema que les era extraño, y muy pronto llevan todo el
peso de la producción de las minas de plata.
En tiempo del Inca, el oro y la plata eran ciertamente objetos preciosos, pero entraban en los
sistemas de dones, pues por la generosidad del donante, quien recibía debía responder con
un don igual o superior.
Entran en juego las nociones de prestigio, poder, generosidad y ley social, las relaciones
económicas se impregnan de connotaciones morales y religiosas.
Entonces el metal precioso no juega, como en la economía de los europeos, el papel
abstracto y especifico de equivalente universal, no sirve para medir el valor de los productos,
simplemente es una riqueza como las otras.
Esta representación mental, determina, después de la Conquista, la enorme incomprensión de
los indios ante el sistema español.
Por ejemplo cuando los comerciantes pasan por las provincias ofreciendo sus productos
europeos, los indígenas lo aceptan, pues creen que se trata de “dones”, mas cuando estos
cobran, a los indios se les obliga a hacerlo, sin tener los medios son encarcelarlos o huir.
En cuanto a los intercambios entre los indios, éstos revisten casi siempre la forma de trueque.
Pero con los productos españoles, los indígenas se ven enfrentados a otra realidad, donde los
intercambios pasan por la mediación abstracta de una evaluación monetaria.
La difusión del tributo en dinero obliga a los indios a salir del sector que les es familiar. Esta
difusión tiene lugar en los años de 1560, donde las relaciones geográficas permiten trazar un
cuadro de obligaciones de los indios hacia 1582-1583, donde si bien el tributo comprende,
según las regiones, prestaciones en trigo, maíz, papas o ropas, también se menciona siempre en
dinero,
LOS OBRAJES
• Durante el período colonial existieron obrajes de pólvora, cabuyas, pitas, sombreros, vidrios,
lozas y otros.
• Al hablar del sector manufacturero de la economía colonial, fuera de las tejeduras de carácter
doméstico y artesanal, nos estamos refiriendo al obraje que era su unidad productiva básica.
• Sabemos que los más numerosos y representativos de la época fueron los textileros que,
precisamente, son los que nos interesan en esta ocasión, por su producción de sayales,
cordellates, bayetas, pañetes y frazadas; tejidos que, a diferencia de los prehispánicos, se
caracterizaban por su superficie lisa y por la sencillez en el tramado.
LA DISTRIBUCIÓN DE LOS OBRAJES
En el Perú colonial, la expansión de la actividad textil obrajera se debió a la magnificencia en el
arte del tejido de sus pobladores, a la abundancia de algodón, pelo de camélido, cabuya,
maguey, así como a la rápida adaptación a estas tierras de las ovejas, cáñamo, lino, añil, etc.
Muchas veces se fundaron obrajes en zonas altamente ganaderas ubicadas en las punas sobre los
4,000 msnm, para aprovechar racionalmente el recurso lanero; sin embargo, en el área andina, la
mayoría de obrajes se ubicó principalmente en la región quechua a 3,300 msnm, por muchas
razones.
EN ZONAS QUECHUA:
• En primer lugar, porque esa zona era más templada que la puna y poseía más recursos, incluidos los
ganaderos.
• En segundo lugar, porque esta región estaba densamente poblada a ambos lados del hemisferio por
gente que dominaba el arte textil, con el que desde un principio se les obligó a pagar parte del
tributo.
• En tercer lugar, porque corrían caídas de agua por la accidentada quechua, que abastecían todas las
actividades fabriles y movían las pesadas ruedas de piedra del batán, con el que debía contar todo
obraje que se preciase.
• En cuarto lugar, porque los productos de sus tierras que incluyeron frutos de diferentes pisos
ecológicos, en especial trigo y cebada, sirvieron para enviar a rescatar, a cambio de ellos, lanas en las
punas frías; y, luego, con el auge textil desde mediados del siglo XVII, se emplearon para alimentar
a los yanaconas, cuando la gran exigencia de lanas obligó a comprarlas en los enormes bolsones
laneros de las punas alto andinas.
Por los condicionamientos geográficos, los obrajes se configuraron como unidades de producción
de tipo mixto.
En ellos, se combinó la agricultura con la ganadería al servicio de la manufactura textil y se hizo
uso de la excelencia textil de los habitantes de los Andes, a quienes desde un principio se les
obligó a pagar parte del tributo con tejidos.
LOS ENCOMENDEROS Y LA FUNDACIÓN DE OBRAJES
Como cualquier actividad económica emprendida en el siglo XVI, los primeros obrajes tuvieron
como fundadores a los encomenderos, es decir, a aquellos conquistadores que fueron premiados
con un grupo de indios porque habían destacado por su heroicidad en los campos de batalla frente
a los inkas o porque, una década más tarde, defendieron los intereses de la Corona en las guerras
civiles contra antiguos encomenderos, a quienes buscaban reemplazar.
control de la mano de obra y del mercado— les permitieron fundar empresas de diferentes clases,
como agrícolas, ganaderas, mineras y manufactureras, entre las que se encontraban los trapiches
azucareros, los molinos y los obrajes; y, finalmente, empresas mercantiles,
Los encomenderos de la región de Ancash, Huamanga, Trujillo, Arequipa y el
Cuzco acostumbraron como el resto de encomenderos del virreinato del Perú a
montar diferentes tipos de empresas, llámense: ganaderas, agrícolas, manufactureras,
mineras y mercantiles.
Antonio de Oré en Huamanga es un claro ejemplo de ello, así como Diego Hernández de
Ancash que tenía un trapiche y cañaveral en la yunga, y una estancia y un obraje en
Huaraz.
Los primeros pasos hacia el obraje aparecen en la propia encomienda, cuando
las exigencias en especies a los indios tributarios marcó, fuera de otras, el pago
con tejidos de lana, algodón e inclusive alpargatas.
Para apurar y magnificar la producción, se comenzó a encerrar a las indias en cuartos y corrales
para que hilen y tejan piezas en diferentes materiales.
Una cédula real de 1549 prohibió este tipo de exigencia y determinó que esas tareas fueran
realizadas en sus casas, la misma que fue recogida por Solórzano y Pereira en su Política Indiana.
ESTRUCTURA FÍSICA DE LOS OBRAJES Y TÉCNICA APLICADA
• los obrajes hispanoamericanos formaban un conjunto en que todas las oficinas quedaron unidas a
través de un patio que actuaba de eje y que estaban destinadas a albergar secuencialmente el
trabajo de los operarios obrajeros.
• La unidad del obraje, calificada como taller-cárcel, implicó acondicionar tierras labrantías como
tierras anexas que incluían diferentes pisos ecológicos, así como construir el batán y el molino
necesario para moler el grano.
• El batán era el elemento identificador de un obraje. Este, por lo general, se ubicaba a orillas de
algún río o caída de agua, para que su fuerza le diera vueltas a sus pétreas ruedas que, a su vez,
movían intermitentemente los mazos que golpeaban las telas para desengrasarlas y atenuar la
diferencia entre la urdimbre y la trama.
o En Huamanga, Ancash y Huánuco, los obrajes quedaron ubicados dentro de algún poblado o
dieron origen a un pueblo, por la concentración de la masa laboral alrededor de sus instalaciones.
o Los edificios de los primerísimos obrajes fueron erigidos por los indios encomendados.
o Los nuevos señores les exigieron la construcción de esos novedosos edificios, donde se iniciaría
una nueva forma de producción textil.
El obraje estaba amurallado y fundado en un sitio desolado, aunque dentro de la jurisdicción de
la encomienda, como una forma eficiente de abastecerlo de mano de obra y materias primas, así
como del terreno necesario para su instalación.
A los cuatro o seis años de la Conquista, el capitán Salamanca introdujo, por primera vez,
ovejas en el Perú. Según el padre José de Acosta en su obra Historia natural y moral de las
Indias, en los primeros años la lana no se aprovechaba hasta que se fundaron los primeros
obrajes.
En la sierra, además, tanto en la región quechua como en la puna, los hatos de ovejas fueron
desplazando y arrinconando a las manadas de auquénidos de su hábitat natural, aunque los propios
encomenderos gustaron de tener rebaños de este tipo de animales.
RGANIZACIÓN DEL TRABAJO, MANO DE OBRA Y SALARIOS
Cuando los primeros obrajes abrieron sus puertas, no existía ningún tipo de reglamentación
salarial, como tampoco la hubo en ningún párrafo de las primeras
licencias de funcionamiento de los obrajes signadas por el virrey, Real Audiencia
o Cabildo, aunque se hacía alusión a los operarios que les darían sustento.
Los primeros obrajes se ubicaron al interior del hábitat de los indios encomendados
para utilizar su fuerza motriz.
MEDIOS DE TRANSPORTE
En el siglo XVI la maquinaria obrajera usada en el acarreo de los insumos necesarios
para la producción y para la conducción de las piezas de telas al mercado
consistía en llamas, caballos, mulas y las propias espaldas de los indios obrajeros.
Las caravanas de animales guiadas por los indios obrajeros atravesaban caminos
tortuosos ubicados a la vera de barrancos que se desprendían de empinadas montañas
para alcanzar punas heladas y desérticas, así como parajes más cálidos en la
ceja de selva, quechua o en la costa. Aunque, en la sierra en el siglo XVI, cuando la
presencia de mulas no era aún frecuente, las llamas eran las reinas de los
caminos.