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ANTROPOLOGIA

FILOSOFICA

LA VOLUNTAD
La Voluntad

Entre los griegos se llamó deseo (orexis).


La existencia de la voluntad es un
descubrimiento medieval.

A lo largo de la Edad Media se la denominó


voluntad, voluntad de la razón, apetito
racional, apetito intelectivo, apetito de la
voluntad racional, mente desiderativa,
potencia motiva, apetito superior, facultad
apetitiva, fuerza apetitiva, virtud apetitiva,
alma apetitiva, afectiva superior, etc.
Definición

Es el apetito racional por el que nos


inclinamos al bien conocido por la
Inteligencia (es decir, el bien espiritual no
el bien sensible).
Acto: Amar

No actúa al margen de la razón, sino


simultáneamente con ella. No se ama lo que no
se conoce.

Amar es su acto propio, distinto de apetecer


(apetitos), sentir (sensación o sentimientos) y
conocer (el intelecto), querer (afecto sensible).

Lo que los deseos o impulsos son a la


sensibilidad es la voluntad a la vida intelectual.
Objeto: El Bien

Conocemos el bien con la razón práctica.


Hay una jerarquía en los bienes, unos son más
altos que otros, esta es la razón de que existan
bienes que colman más que otros el ansia de
felicidad.
Los bienes materiales no hacen plenamente
feliz porque son inferiores a la persona en la
escala del ser.
La Voluntad: Potencia Pasiva

No actúa por iniciativa propia

Es pasiva respecto a su fin propio: la


felicidad

De entrada, no ama en acto nada, ha de ser


movida por la inteligencia

El crecimiento de la voluntad es la virtud.


Espiritualidad De La Voluntad

Como carece de soporte orgánico


puede crecer indefinidamente.
Se puede pensar y amar lo que no es
materia. Se puede conocer que
conocemos y se puede querer querer.
Se puede conocer que la voluntad
quiere y se puede querer conocer.
Inteligenica y voluntad susceptibles de
crecimiento irrestricto. Pueden
conocer y querer cada vez más y mejor.
1. Voluntad Natural

Es pura potencia, no ha sido actualizada


por la inteligencia
Es el estado de la voluntad antes de
conocer el bien
Antes de la intervención de la inteligencia
nada puede amar la voluntad.
Es tendencia al bien correspondiente a su
dimensión espiritual y a su posesión que
es la felicidad.
Voluntad Natural

Está abierta al fin último, a ser


enteramente feliz. Negarlo es ateísmo.

Todo hombre desea, por naturaleza, ser


feliz.

Respecto al deseo natural de ser feliz


nadie se puede equivocar, sí cabe el error
en la elección de los medios –conocidos
por la Inteligencia- que conducen a ella.
Voluntad Natural

No se dirige la voluntad de entrada a


Dios (fin último), pues
ESTE NO HA SIDO CONOCIDO AUN POR
LA INTELIGENCIA.

La voluntad puede quedarse inédita,


en puro deseo de felicidad, sin elegir
(es el caso de los niños abortados).
2. Voluntad Racional
Sigue a los actos de la razón
práctica que descubre muchos
bienes mediales o fines que no son
el “Fin Último”.

Tendencia espiritual iluminada por


la inteligencia, que despierta en
ella el conocimiento del bien.
Libertad En La Voluntad

Se manifiesta cuando interviene la


inteligencia.

La inteligencia apoya con motivos


la actuación libre de la voluntad, si no existe
ese apoyo no hay libertad.

Es más libre cuando, después de la


intervención de la inteligencia, la voluntad
refuerza la tendencia con las virtudes.
Compañera de la Inteligencia

La Voluntad, en sus actos, está abierta al bien o al


mal que le presenta la inteligencia.
La apertura de la Voluntad natural es
manifestación de libertad.
Los actos de la Voluntad que siguen a la razón son
actos deliberados.
Querer los medios amando el fin, es propio sólo
del hombre porque sólo él puede universalizar.
Fin Y Medios

Los medios son lo útil. Aquello en vistas a lo


cual utilizamos todos los medios es el fin.
Todos los medios se ordenan al bien común. Ese
bien lo es socialmente. Pero el bien social no es el
fin último porque el hombre no se reduce a ser
social.
Lo que plenifica al hombre es el mayor bien
personal. A saber Dios.
Dios es bien común pues es el que establece el
orden en el universo. Es bien personal porque
ordena a sí a cada persona y entre ellas sin
homogeneizarlas.
Fin Ultimo De La Voluntad

El fin último de la voluntad es Dios.

Que Dios es el fin último de la voluntad se


conoce de modo intelectual, no por la
voluntad: esta ama o no ama, pero no conoce
ni demuestra nada.

La Voluntad puede querer a Dios como fin


último por su apertura al bien irrestricto,
pues es potencia espiritual.
RESPONSABILIDAD

La voluntad se plasma en la conducta;


dando origen a acciones voluntarias.
Una acción voluntaria es una acción
conscientemente originada por mí,
es una acción mía.
El hecho de tener voluntad implica
responsabilidad: al hombre se le pueden pedir
cuentas de lo que hace porque lo hace
queriendo. El hombre es responsable de sus
acciones ante los demás, ante la ley, ante la
comunidad.
PASOS EN EL EJERCICIO DE LA
VOLUNTAD

1° el deseo es el sentimiento producido por el bien


no poseído, resultado del conocimiento sensible (si
el bien es sensible) o intelectual (si se trata de un
bien espiritual).

2° la deliberación que sopesa las distintas


posibilidades o caminos para llegar a lo querido
(intervención de la razón práctica).

3° la elección que consiste en decidir cómo y con


qué medios llevar a cabo la acción que me permita
alcanzar el fin querido.
Distinción Entre Desear, Querer y
Amar

Es distinto desear, querer y amar.


Desear es el afecto producido por el bien no poseído. El animal solo
puede desear bienes sensibles fruto de su conocimiento sensible. El
hombre puede desear además bienes espirituales; en él ese deseo
será un acto de la voluntad.
Querer es el afecto fruto del conocimiento sensible que despierta el
bien. Quiere el animal y quiere el hombre lo mismo (bienes materiales).
Amar es el acto de la voluntad por el que amamos el bien espiritual y
hacemos el bien a otras personas.

La confusión surge porque -en general- desear, querer y amar son –


en el caso del ser humano- concomitantes y concurrentes, porque el
mismo objeto puede ser es a la vez deseado y querido. Por ejemplo:
una pizza puede ser a la vez deseada y querida. Otro caso: un hijo
por nacer que es a la vez deseado y amado por los futuros padres.
El Amar En El Ser Humano

Tanto el amar como el desear se ponen en


movimiento a partir de un conocimiento previo.
“Nada es amado si no es antes conocido”.

Recordemos que el Apetito tanto de índole


sensible como intelectual surge a partir del
conocimiento.

En el ser humano, se dan juntos el conocimiento


sensible y el intelectual.
Ejemplo de Intervención De Los
Sentidos Y De La Inteligencia

El olor que despide un postre lo percibe nuestro


olfato como agradable.
El sentido común envía esa percepción a la
memoria que recuerda haberlo sentido antes, y lo
desea (apetito concupiscible).
Este apetito surge de modo inmediato tanto en el
animal como en el ser humano.
Su objeto (el bien) es captado por el intelecto
como el postre que más nos gusta y quiere
comerlo o no (sólo en el hombre).
Ejemplo: Intervención De La
Voluntad

En el animal no hay conocimiento intelectual ni


intervención de la voluntad, sino que surge el
deseo que desencadena siempre un movimiento
hacia el bien conocido o de huida del mal
percibido.

El hombre es el único que puede, una vez


percibido el bien decidir el movimiento hacia él o
la huida de él, actitud que depende de la
voluntad.
La Volición de Bienes no Sensibles

También se puede ilustrar la diferencia entre el


desear y el amar, cuando el bien percibido
intelectualmente no es sensible.
El animal no puede desear la justicia, la igualdad,
la fraternidad, la paz, porque no las conoce el
hombre sí.
Propiamente decimos que el hombre ama la paz,
la justicia, etc. porque son bienes que sólo
pueden ser conocidos por la inteligencia.
Otro Ejemplo:

Vemos una bebida de un color atractivo. Lo


normal es que deseemos beberla, sin embargo,
al descubrir en la etiqueta que dice “veneno”,
no querremos hacerlo aunque el deseo sea
muy intenso.
Muchas veces es la inteligencia la que rectifica
el deseo sensible ya que éste discierne sólo
sobre lo conveniente a la naturaleza animal, y
es la inteligencia la que completa la
información.
Aplicación Práctica
Pongamos el caso de los libros, nuestros
sentidos pueden sentirse atraídos por la
apariencia de la portada, por la fama del
escritor, a por el deseo de “estar al día”, o
hacer alarde de que leímos el último “best
seller”, pero nuestra inteligencia es la que
debe juzgar sobre la conveniencia de ese
deseo para nuestra persona (puede ser un
veneno) como la bebida a que nos referíamos
en el ejemplo anterior.

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