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Caso Clínico

Nombre de los alumnos: Danna Estefanía Gutiérrez Montejo

Lic. En Psicología
UNIVERSIDAD JUÁREZ AUTÓNOMA DE TABASCO
Materia: Pruebas Psicométricas de la Personalidad
Profesor: Lenin Blé Vázquez
Semestre y grupo: 5to “D”
Caso clínico del MMPI
Datos generales:
• Ficha Técnica de identificación
• Edad: 19 años
• Sexo: Femenino
• Escolaridad: Bachillerato
• Estado Civil: Soltera
• Ocupación: Estudiante
• Religión: Católica
Motivo de consulta del reporte Psicológico:
El psiquiatra tratante la envía a evaluación psicológica con el fin de
explorar los aspectos psicodinámicos de su personalidad para orientar
sobre el tratamiento a seguir.
Descripción del paciente:
Se presenta a consulta un sujeto del sexo femenino, de 1.60 metros de
estatura, morena de pelo negro lacio, que impresiona por su extremada
delgadez (35 kilogramos). Su arreglo personal es bastante cuidadoso,
aunque la ropa se ve notablemente holgada sobre el cuerpo, lo que le
da una apariencia extraña. La edad aparente coincide con la que
cronológicamente dice tener.
Observaciones y comentarios:
La paciente se presenta puntualmente las citas que se le dan. En todas
las ocasiones acude sola y verbaliza que ha buscado ayuda por ella
misma, porque quiere saber qué le sucede, sin que su familia sea la que
le dé órdenes y le imponga soluciones: Estoy harta de la
sobreprotección de mi mamá, creo que nunca le he dado gusto quería
que adelgazara, ahora quiere que engorde, pero lo que importa es qué
quiero yo, pero sucede que no lo sé. Estoy confundida, no sé ni si estoy
bien en la carrera que he escogido, no sé podré, quisiera que me ayudara
en todo eso.
La paciente proviene de un hogar que se desintegró poco después.
La paciente proviene de un hogar que se desintegró poco después del
nacimiento de ésta. Ella es la menor de tres hermanos (dos hombres y
ella).
El padre se volvió a casar y tiene otros hijos con su nueva esposa.
Las relaciones de la paciente con su madre han sido experimentadas
como muy problemáticas, al parecer matizadas de resentimiento y culpa.
La relación con el padre ha sido lejana y poco estable, viviéndolo a
veces como el causante de los problemas de la familia, pero al mismo
tiempo tratando de comprenderlo y acercarse él, aun contra la oposición
de la madre.
Actualmente la paciente hace esfuerzos por acercarse cada vez más a su
padre.
Con sus hermanos la relación es mejor, aparentemente en especial con el
mayor de ellos, por quien se siente protegida y apoyada. Algunos
recuerdos de su infancia, de su relación con otros miembros de la
familia (abuelos y tíos), se aprecian claramente en su familia. La actitud
de la paciente hacia las técnicas psicológicas es de bastante interés y
colaboración. En ocasiones trata de presionar a la entrevistadora para
continuar con la aplicación de las técnicas, para acabar antes. Se
establece una buena relación con ella, lo que facilita obtención de una
gran abundancia de datos acerca de su vida. Como un ejemplo de esto se
sugiere revisar el material autobiográfico, cual es espontáneo y bastante
completo.
En el examen mental de la paciente se encuentra un discurso lógico y
congruente. El pensamiento es normal en su curso y contenido. No se
observan alteraciones en la percepción y se le encuentra bien orientada
en cuanto a persona, tiempo y espacio. Se le aprecia ligeramente
lentificada en algunos de sus movimientos. Durante la aplicación de las
técnicas, la paciente no estuvo sometida a ningún tipo de medicación.
Autobiografía
A continuación presentamos el relato que nos presentó la sujeto L. T.
Mis primeros recuerdos se relacionan con el divorcio de mis padres; al
separarse ellos fuimos a vivir mi mamá, mis hermanos y la casa de mi
abuelita; ahí vivían también mi abuelo y unos solterones. Mi mamá nos
ha dicho que nunca quiso separarse de mi papá se creía con derecho
para ello); por eso mi papá nos visitaba determinadas veces a la semana
y nos llevaba a dar un paseo. Recuerdos de la casa son: una ocasión en
que mis tías me quitaron las aletas que me iba a comer y se las
aventaron al perro; una vez que mi abuela sufrió un accidente y se
fracturó la pelvis; las veces en que mi abuelo, que es muy enojón, me
perseguía y decía que les quitaría los ojos a mis muñecas.
Recuerdo que mi papá iba por nosotros los sábados y nos llevaba al
parque durante toda la mañana. Cuando entramos a la escuela mi papá
nos revisaba la tarea, nos ayudaba a estudiar y en ocasiones nos
regañaba y le pegaba a mi hermano el grande (recuerdo que era mucho
más severo con él).
A los seis años o antes mi mamá decidió que nos fuéramos de la (casa de mi
abuelita, porque mi abuelo regañaba mucho a mis hermanos; ocupamos un
departamento cerca de donde habíamos vivido. Recuerdo que ahi, un mediodía,
mi hermano mayor le preguntó a mi mamá, como lo venía haciendo
continuamente, por qué mi papá no vivía con nosotros. Mi mamá nos contó toda
una historia, misma que más tarde vi como su versión. Mi mamá nos dijo que
mi papá trabajaba en una oficina donde se había enamorado de una compañera
de trabajo, una mujer muy joven y libertina. Nos dijo que ella (mi madre) hizo
varios intentos para salvar la situación, hablando con la familia de O. (la amiga
de mi papá) y hablando con él, pero los últimos días que vivieron juntos, mi
padre la humilló mucho y por eso se divorciaron (para mi no quedó claro sino
hasta bastante tiempo después, que ella promovió el divorcio).
Al terminar ella su explicación, mis hermanos y yo estábamos llorando y así
continuamos durante varias horas. A partir de ese momento cambié totalmente mi
actitud hacia mi padre; lo veía literalmente como el culpable de toda nuestra tristeza y,
sobre todo, veía a mi mamá como la víctima de él y de su "nueva esposa“ (compañera
de trabajo). Toda la familia de mi mamá también lo veía como una persona
despreciable. Al decir/ellos esto, a mi me lastimaban mucho, pues sonaba como no se
tratara de un ser extraño y malo. Por su parte, mi papá decía que era insoportable tener
que aguantar las groserías que mi abuelo le hacía y que algún día se las pagaría si
seguía así. Creo que también por eso nos fuimos de la casa de mi abuela; yo cada día
sentía más. Llena por mi madre (condolencia y cierto coraje hacia mi padre). Llegué
a tomar el papel (porque así lo sentía yo) de defensora y partidaria de mi madre, al
mismo tiempo que no aceptaba ni hacía ningún cariño a mi papá
Mi mamá me decía y repetía que no fuera así con él, pero yo seguía en mi
papel y me ufanaba de estar* totalmente de parte de ella. Mis hermanos,
por el contrario, lo seguían* mucho y llegamos a hablar de dos grupos:
ellos y mi padre contra mi madre y yo. Se volvió un tabú en la casa el
nombre de "O" y todo lo que se refiriera al segundo matrimonio de mi
papá. Después de varios años mi papá tuvo un hijo, "]". Esto fue como una
tormenta dentro del "diario padecer". Mi papá se alejó bastante de
nosotros y ya no prestó tanta atención a mis hermanos, quienes lloraban
mucho. Mi mamá (esto creo que fue un gran error suyo) permitió que mi
papá nos frecuentara, pero a la vez hablaba mal de él siempre que podía.
Los paseos se volvieron una rutina de ir con mi papá, comprar Topa para
nosotros y algunas cosas de comida, etcétera.
Yo tenia en mente la idea de hacer que mi papá me comprara o nos comprara lo más
posible, a lo que él se negaba cada día más. Nos dio siempre una pensión, que nunca
aumentó. Yo sentía que salía con él sólo para que me comprara cosas o me diera
dinero. Siempre me sentí avergonzada tanto en la escuela como en la casa de mis
primos por el divorcio de mis padres. El mundo de mi escuela (el Colegio Americano)
y el de mis parientes eran dos muy distintos para mí. Hacía una verdadera
diferenciación de clases, tomando a mi familia como de una clase inferior (quizá
económicamente). Jamás invité en un mismo día a mis primas y amigas de la escuela.
Esto se veía como un hecho materialmente imposible, pero también inconfesable. Sin
embargo, me llevaba muy bien tanto con mis primas como con mis amigas del
colegio. Puedo decir que pasé la primaria feliz, sin angustias. Tuve siempre
magníficas calificaciones y me portaba muy bien con mi mamá. Recuerdo que cuando
empecé a cambiar mi mamá me recordaba lo "buena" que había sido antes.
Al final de la primaria me gustaba un niño y eso era una especie de "amor ideal"
que sentía correspondido (tenía casi 13 años). El me propuso ser su novia y yo me
negué, porque me daba miedo que mi mamó. lo supiera (este miedo era casi
pánico), y entonces él, rápidamente cambió de opinión y dejó de y hablarme. Sin
embargo, puedo decir que yo tardé años en olvidarlo. Al pasar a la secundaria
teníamos que cambiar de plantel, aunque era el mismo colegio. Mis amigas de la
primaria (algunas de ellas) se enojaron conmigo por aquello de mi "'amor ideal"
(me parece que hubo malos entendidos) y me dijeron que ahora en la secundaria
tendría la fama de ser una "perdida' Mi hermano mayor, que ya estaba en ese
plantel, me dijo: "La fama de las niñas no depende de cómo se porten sino de qué
tan bonitas son. Tú eres bonita, pero lo que importa es cómo sean las demás
niñas de tu salón".
Recuerdo que los dos meses de vacaciones antes de pasar a
la secundaria fueron insoportables para mí. Dormía mal pensando
que podía llegar a tener fama de "perdida" en la escuela y que
mis hermanos y mi mamá se enterarían de ello. Esperaba la llegada del
día de principio de clases con miedo, pero también con ansia por saber
si estaba en lo cierto o eran falsos temores. La secundaria fue muy
distinta de lo que yo esperaba. Ahí era yo una de tantas muchachas y
sentí, desde un principio, que había otras mucho más bonitas que yo. No
sé si fue entonces o un poco antes que empecé a aumentar de peso, lo
cual provocó que me acomplejara mucho.
Además me sentía muy presionada en las clases. Había una clasificación
por grupos, de los mejores hablando inglés a los peores. Yo estaba en el
grupo de los "americanitos", sabía que no estaba ahí por mi inglés sino por
mis notas en general, pues me daba pena hablar inglés, además de que
nunca quise practicarlo. Mi menstruación se inició a los doce años, más o
menos regular- mente, pero después empecé con irregularidades, hasta que
a los quince años se suspendió totalmente. Yo seguía sintiendo
atracción por aquel muchacho que me había gustado desde la primaria,
pero él mientras tanto ya había tenido varias novias. Todavía ahora
me cuesta trabajo hablar con él (pienso que aún me gusta), y él, por
su parte, se convirtió en el chico más buscado por las demás
compañeras (todas querían ser sus novias o amigas).
Una cosa que me dolió mucho y que no olvido fue un día/ que frente al espejo estaba
ensayando un maquillaje nuevo y probándome unos pantalones apretados; mi mamá me
sorprendió y me dijo que me veía vulgar, que eso sólo lo hacían las mujeres de esos
cabarets baratos. Esto me dejó impresionada por mucho tiempo (no recuerdo qué edad tenía).
Creo que fue partir de entonces que empezaron realmente mis problemas (hasta podría decir
que me siento bien al recordar y escribir sobre esto). En la secundaria me sentía en total
desventaja y muy acomplejada. No sé si lo exagere o no, pero era una verdadera competencia
entre las más bonitas de la escuela. Yo, en cuanto a calificaciones, estudiaba cada día más,
pero me volvía más introvertida, más triste seria. A la mitad de la secundaria ya había
aumentado mucho da peso y me sorprendió el darme cuenta que mi menstruación se
había interrumpido. Mis hermanos me molestaban diciéndome que "ya mes iban a comprar
una faja o un aparato de esos que se anunciaban para adelgazar". A mí me dolía esto y diario
me proponía ponerme dieta, pero no lo lograba. Mi mamá no me había dicho nada al respecto,
pero un día me comentó: "No me había dado cuenta, pero ya te ves muy gordita". Esto me
afectó tanto como lo que me habían dicho de esas mujeres de cabarets baratos.
Pensé que si ella me decía, era realmente porque estaba ya muy gorda.
Después de esto me llevó a ver a un doctor para lo de mi menstruación
(tenía casi un año sin reglar). El doctor dijo que quizá disminuyendo de
peso recobraría mi regla y me puso a dieta. En las primeras semanas
bajé 5 kilogramos y el médico me dejó la dieta por un mes más hasta
que llegué al peso que él quería que tuviera. No obstante, en cuanto dejé
la dieta inmediatamente volví a engordar, y esto me hacía sentir muy
apenada. Después de algunos intentos por volver a bajar de peso y de
recobrar la menstruación, mi mamá habló con mi papá acerca de eso. Él
me llevó con una doctora "súper especialista" que aseguró que yo
bajaría rápidamente de peso y me dio otra dieta.
Algo que me lastimó otra vez fue el hecho de que mi papá me dijera que
esperaba que este tratamiento sí me sirviera, porque le había costado muy caro y
no tenía dinero para tirar. Esto lo dijo frente a la recepcionista cuando le estaba
pagando. Con dicho trata- miento volví a bajar bastante, pero después recuperé
el peso de inmediato. En la casa ya nadie me decía nada. Recuerdo que no me
gustaba ir de paseo con la familia (con primos, tíos, abuelos, etcétera). Se
suponía que yo no podía comer lo mismo que los demás, y si lo hacía, me sentía
muy triste, así que no lo quería y ya no gozaba el paseo; me sentaba lejos y me
ponía a llorar. Mi mamá me decía que yo estaba cambiando mucho, que
antes era tan buena, tan dulce y cariñosa y por qué ya no me llevaba con los
demás. Yo me iba a la cama a llorar y le decía que no me preguntara más.
Cuando tenía unos 15 años fui a la fiesta de 15 años de una amiga.
Todas las muchachas llevaban vestidos escotados y se veían delgadas y
bonitas, y sentí que yo no me podía poner ningún vestido así, ni verme
tan bien. Entonces decidí ponerme a dieta por mi cuenta, haciendo una
mezcla de las que me habían dado los dos médicos. En cinco meses
había perdido ya muchísimo peso. Me sentía muy bien, aunque bastante
débil. Sentia que al fin había vencido, aunque no sabía si a mí misma o a
los demás. Me dedicaba sólo a estudiar y obtenía muy buenas
calificaciones. Tenía la impresión de que mis compañeras se reían de mí
por ser tan estudiosa.
Antes, al verlas comer una golosina o algo, me daba entre tristeza
y coraje porque yo no tenía derecho a eso, pero cuando veía mi propia
disciplina para estudiar o no comer, me sentía superior q cualquiera de
ellas, Dejé de ir a los paseos familiares, ponía de pretexto que tenía
mucho que estudiar, pero realmente, mi temor era el pensar que iba a
comer, que se me antojaría la comida de los demás y se burlaban de mi
dieta. Esta época fue la más terrible de mi vida; mis metas eran sacar
buenas calificaciones y bajar de peso. Me quedé sin amigas, pero me
sentía feliz bajando de peso.
Llegué a pesar 38 kilogramos. y me quedé más o menos estacio nada
ahí. Al terminar la secundaria y empezar la prepa me enamoré de
un muchacho y él me pidió que fuera su novia. Yo sentía que él
era como más abierto de lo que yo estaba acostumbrada e inclusive
él quería que tuviéramos relaciones sexuales. Le platiqué esto a
mi mamá y se escandalizó él, le hice caso a y me exigió que de
inmediato terminara con mi mamá, pero creo que fue una gran estupidez
de mi parte, porque sinceramente quería a mi novio. En ese tiempo sufrí
mucho, porque inclusive lo veía salir con otra muchacha que se hizo su
novia.
Un día él regresó y me pidió que volviéramos a ser novios; yo acepté con miedo
y felicidad. Él insistía en que tuviéramos relaciones sexuales pero yo tenía
miedo; lo más que llegamos a tener fueron acercamientos un poco íntimos, pero
un tiempo después él me dijo que mejor termináramos la relación para siempre.
Volví a sufrir mucho, pero me dije a mi misma que no me importar. tenía
que Para esa época mi mamá y mis hermanos insisten ahora en que tenía que
subir de peso. Para tranquilizarlos dije que sí, pero decidí entonces seguir
otro tipo de dieta y en los siguientes meses llegué a pesar 30 kilogramos. En una
ocasión mi hermano mayor, con el que más me llevaba, me vio y se puso a
llorar y dijo que si me moría él se dejaría morir también; sinceramente no me
daba cuenta de mi figura, pero fue/tan dramática aquella escena, que le juré que
aumentaría de peso; sin embargo, no hice nada al respecto.
Mi mamá se desesperó tanto que un día me internó en un hospital y me
sorprendí al ver que el médico que llegó a mi cuarto era un psiquiatra.
Éste sí me inspiró mucha confianza y por primera vez le conté algo que
no le había dicho nunca a nadie. No sé cuánto tiempo llevaba haciendo
esto, creo que todo empezó cuando en mi casa me vieron muy delgada y
me obligaron a comer; yo me provocaba vómitos metiéndome el dedo a
la boca; en esta forma me comía todo lo que me daban, pero después iba
al baño y lo vomitaba,/No era fácil, porque me sentía sucia y triste y
muy culpable hacia mi familia. Creo que mi mamá llegó a darse cuenta,
pero no me dijo nada, y cada vez que embargo no hacía nada la veía
llorar creía que era por mi culpa; sin por cambiar la situación.
El psiquiatra me recetó algunos medicamentos que me hicieron cambiar mi manera de
pensar; vi que mi actitud era muy negativa y por primera vez me esforcé por no vomitar.
Creo que mi cuerpo estaba ya muy lastimado con las dietas, y con las nuevas medicinas
empecé a tener colitis, estreñimiento y una sensación de fatiga que no se me quitaba. Mi
hermano mayor, que era como mi consejero, me dijo que tal vez era por las medicinas del
psiquiatra y entonces sin consultarle este decidí que ya no las tomaría. Sorprendentemente
me sentí muy bien y así estuve por casi seis meses, pero ahora nuevamente me siento muy
mal. En mi familia, mi papá ha insistido en buscarnos a mis hermanos y a mí después de
estar alejado de nosotros bastante tiempo. ÉL también ha sufrido, lo he visto muy
desmejorado y tal vez tiene problemas con su nueva familia. El psiquiatra me hizo
comprender un poco más la situación de mi papá y creo que hemos reanudado una
relación más estrecha y amigable. Creo que mi mamá ha cambia- do un poco, ya no trata
de obligarme a nada, pero ahora me siento más capaz de separar sus ideas de las mías y de
ver que muchas veces ha sido muy injusta conmigo, con mis hermanos y con mi padre.
RESULTADOS DEL MMPI
Interpretación y comentarios al MMPI

El sujeto se mostró espontánea al responder al inventario (F). Da la impresión


de vivir sus problemas intensamente, sintiéndose incapacitada para enfrentarlos
y resolverlos por sí misma (K). Podría decirse que aunque no parece ser muy
severa para auto- describirse (L), percibe en sí misma una gran carga de
problemas. Da la impresión de ser una persona insegura e inconforme
consigo misma (2), sintiéndose muy angustiada (7) ante el reconocimiento
de sus impulsos (4), lo cual parece incrementar sus sentimientos de
culpa, desvirtuando así la imagen idealizada que tiene de sí misma, (7,
8), establecida a través de la introyección de las exigencias parentales. Sin
embargo, este mismo reconocimiento de esas exigencias la lleva a percibir muy
problemático a su núcleo familiar (8, 9), culpandolo de sus propios problemas.
Las demandas de afecto de la sujeto se establecen a nivel muy infantil (3),
experimentando una gran necesidad de ser aceptada y aprobada. Estas necesidades
parecen entrar en pugna con sus intentos autoafirmativos (4), a través de los cuales se
muestra rebelde y oposicionista, pero que la ponen en el riesgo de perder el afecto y
la aceptación que recibe. Es por esto que, para conciliar estas dos tendencias, aparece
como manipuladora, canalizando su enojo y hostilidad en una forma pasiva y
socialmente aceptada en apariencia (4, 8), pero que la hace sentir culpable y ocasiona
que esta agresividad se vuelva hacia sí misma (2, 4). En sus relaciones interpersonales,
al buscar ser aceptada, intenta aparecer tolerante ante las expectativas sociales (3--5),
tendiendo a exagerar las características de su femineidad, apareciendo frágil
y vulnerable, pretendiendo con esto ser protegida (4-5). No obstante, sus esfuerzos
autoafirmativos (4) la llevan a ser muy sensible ante las situaciones de limitación, por lo
que paradójicamente, al sentirse protegida o querida, rompe con violencia la
relación establecido (4, 6-5). que ha establecido
Su reducida tolerancia a la frustración (2, 3, 4) le hace buscar constantemente
satisfactores. inmediatos, evitando comprometerse de manera profunda. Muchas de sus
conductas parecen ser muy infantiles, intentando compensar sus sentimientos de
inseguridad a través de la aprobación que recibe (2, 3), lo que la leva a ser
dependiente. En cuanto a su capacidad de logros, parece ser una persona bastante
ambiciosa, dinámica y emprendedora, que se esfuerza por alcanzar lo que se propone
en el aspecto intelectual (4, 9), mostrándose muy competitiva en lo que se ve como un
esfuerzo más por compensar su inseguridad (4, 9, 2). El contacto con la realidad se
encuentra conservado, aunque la búsqueda de autoafirmación la lleva a tratar de realizar
muchas actividades simultáneamente, desorganizando su conducta. En este sentido,
muchas de sus metas son desmedidas y fuera de la realidad (89). La capacidad de
insight tiende a reducirse al tratar de reconocer sus problemas (2, 7, 0-K), ya que
principalmente utiliza esta capacidad para dar gran importancia a sus a fallas y fracasos
(2, 0), lo cual incrementa su angustia (7).
Referencias
Integración de estudios psicológicos (1st ed.). (1987). Editorial Diana.
file:///C:/Users/Gardu%C3%B1o/Downloads/Integraci%C3%B3n%20d
e%20Estudios%20Psicol%C3%B3gicos..pdf

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