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OBJETIVO: CONOCER LA IMPORTANCIA DEL

CONTROL DE ESFINTERES EN MENORES


Es la capacidad de orinar y
defecar voluntariamente en
el momento apropiado y en
el sitio correcto, en el
inodoro o la bacinilla.
 El control de esfínter es uno de los
grandes hitos en el desarrollo infantil.
Es un proceso biológico, determinado
por la maduración neurológica del niño
o niña, pero que afecta el aspecto
emocional y en el desarrollo
psicológico. El control que el niño/a
adquiere sobre su propio cuerpo y sus
funciones tiene relación con el control
que tendrá en otros aspectos de su
vida, con su sensación de logro, la
percepción de sí mismo y la confianza
en sus recursos personales.
 observar al niño o niña e identificar las
señales que indiquen si está en proceso
de adquirir el control o aún no. Por lo
general, entre los 2 años y los 3 años y
medio, los niños/as empiezan a
demostrar que tienen conciencia de
haber mojado los pañales. Es decir,
sienten y luego pueden comunicar a
través de verbalizaciones o movimientos
que han hecho pipí.
 El gran error de los adultos es pensar que, por
el hecho de identificar la sensación de haber
orinado, el niño o niña “avisa” y por lo tanto
está listo para sacarse los pañales. Esta es
solo la primera etapa del proceso, luego
viene la etapa en la que el niño o niña
identifica el hecho de estar orinando. Luego
es capaz de identificar la señal corporal por
orinar y, más tarde, además de identificar la
señal, es capaz de aguantar hasta llegar al
baño. Este proceso completo varía de
niño/a , pudiendo tomar semanas o meses.
Por lo tanto, no es raro que un niño o niña no
complete el proceso hasta los 4 años e incluso
más
 Los párvulos de los niveles Medios y
de Transición presentan importantes
avances en su autonomía y
habilidades para explorar y conocer
el mundo que los rodea.
Considerando su desarrollo
emocional, se debe prestar atención
a su necesidad de mantener la
privacidad en torno a su cuerpo,
orientarlos en el respeto de su género
y entregarles aprendizajes con
respecto al cuidado personal.
El entrenamiento del niño debe iniciarse
cerca de los dos años de edad, debe
ajustarse a las necesidades de cada niño,
respetando su propio paso, y no debe ser
forzado, sino más bien orientado hacia los
aspectos positivos.
“No tenga prisa por empezar”
Un principio precoz significa que el proceso
durará más tiempo, si empieza
más tarde aprenderá más rápido.
 Hay niños que tardan más y de que en el
caso de niños con discapacidad intelectual
y Síndrome de Down en particular hay que ir
sin prisa pero sin pausa en la intervención.
Una mejor higiene
corporal que se
traduce en que el
niño esté limpio,
seco y a salvo de
enfermedades como
irritaciones y
rozaduras de la piel
producidas por la
humedad de los
pañales.
 Una mejor
independencia física
y emocional del
niño que no
necesita ahora de
los cuidados y
vigilancia de la
madre para realizar
estas funciones
corporales.
 Un grado más alto de
madurez y desarrollo
del niño que se
traduce en la
capacidad de realizar
actos voluntarios, en
poder distinguir y
valorar la diferencia
entre la suciedad y la
limpieza y en
responsabilizarse, en
el nivel que le
corresponde a su
edad, de sus procesos
de auto cuidado.
 Permite y alienta un
avance en el
desarrollo personal
del niño que
significa más
independencia
física, emocional y
social de los adultos
y más
responsabilidad.
Para la madre
significa un ahorro
de tiempo
considerable, el que
ya no dedicará al
cambio de
pañales.
En términos monetarios un ahorro considerable
en el gasto familiar.
1. FASE DE
ACERCAMIENTO.

-Hacer pipí o caca es


natural.
-Modelos: papá,
mamá, hermanos.
-En un ambiente
relajado, agradable,
divertido.
Es necesario conocer la frecuencia, y el intervalo
de tiempo entre una micción/defecación y la
siguiente.
FASE 3: ENTRENAMIENTO
 Como en la fase anterior hemos observado el
tiempo que aguanta el niño/a sin hacer pipí,
tendremos que ponerlo periódicamente para
que el pipí lo haga en el baño y no se lo haga
encima, de esa manera estamos consiguiendo
nuestro objetivo, que consiste en que haga
pipí en el baño. Si siempre se estuviese
haciendo pipí encima, y después se le llevase
al baño, no existiría la oportunidad de
reforzarle una cosa buena, y aunque no se le
regañase, se daría cuenta de que no lo está
haciendo bien.
 Ser paciente, cada niño madura a su ritmo,
presionarle sólo conducirá a frustraciones y
dificultades.
 No lo amenace, no le riña, no lo regañe, no gritarle,
ni lo castigue, cuando no logra controlar los
esfínteres.
 No lo ridiculice en público, por ejemplo,
comparándolo con otros niños más “adelantados”
 No lo obligue a usar el inodoro (la mayoría de los
niños tienen miedo, temen caerse).
 Vista al niño con ropa que sea de fácil manejo para
él.
 Acompáñelo al inodoro cuando lo requiera o le
recuerde continuamente.
 Ante todo se requiere de una actitud de compresión
hacia el niño, mostrándose paciente.
 Darle de cenar y beber temprano para que vaya
al baño antes de acostarse.
 Pasar de la excitación a la relajación, bañándolo
y poniéndole una música tranquila, disminuyendo
la actividad y los sonidos en la casa.
 Leerle un cuento corto.
 Acostarlo con pañal.
 Al despertar, revisarle el pañal que tan pesado
está.
 Después de un tiempo prolongado de amanecer
seco, se puede quitar el pañal.

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