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Uno de los procesos más importantes en los niños pequeños y que más puede
afectar la rutina diaria en casa y la calidad de vida en general de las familias es el
aprendizaje del control de esfínteres; nuestro interés con este documento es
compartir con ustedes, padres de familia, información relevante y concreta que los
oriente en el entrenamiento, facilite su enseñanza y responda a las principales
dudas y necesidades que suelen aparecer durante este.
La imagen representa el funcionamiento fisiológico del control de esfínteres (en este caso de la
vejiga), muestra la relajación y contraccion de los músculos esfinteres que ocurren al llenar y vaciar
la vejiga de pipí y que son necesarias para su control.
Al igual que para comer y dormir, en el control de esfínteres tiene mucho que
ver la voluntad del niño, por lo que es fundamental asegurar que el entrenamiento
se trate de un proceso que su hijo disfrute, evitando experiencias desagradables o
estresantes durante este. La meta final del entrenamiento del control de esfínteres,
de manera concreta, es lograr que su hijo reconozca la necesidad de hacer pipí y
popó, controle dicha necesidad hasta llegar al baño y que pueda comunicarla para
avisar o pedir ayuda.
PLANEACIÓN
B) Como padres, son las personas mejor indicadas para acompañar en este
proceso
Como padres, son las personas que mejor logran entender y conocer a su hijo, y
por lo tanto podrán acompañarlo y considerar los apoyos necesarios que faciliten
este aprendizaje. Comiencen por observar y detectar el comportamiento de su hijo,
vean si busca un rincón o un cuarto específico de la casa, si se queda tranquilo, se
Durante estas primeras observaciones llévenlo también al baño, que los acompañe
y los vea usarlo, intenten sentarlo en la taza y observen sus respuestas ante cada
paso, vean sus reacciones al jalar la cadena, lavarse las manos, etc., así podrán
tomar en cuenta todos los recursos que deberán ajustar para que el baño sea
totalmente atractivo, cómodo y accesible para él.
Una vez que hayan evaluado estos puntos deberán comenzar con el entrenamiento
del control de esfínter vesical, es decir la pipí, se inicia con esta necesidad debido
1. CONTROL EXTERNO
Inicialmente su hijo comenzará con un control totalmente externo, es
decir que ustedes lo van a llevar y él se irá adaptando a las invitaciones
que le hagan, estas se irán a la vez prolongando en cuanto a tiempo y
serán cada vez menos frecuentes.
2. CONTROL EXTERNO
Cuando él ya logre esperar a que ustedes lo lleven al baño para hacer
pipí el control se volverá interno, significa que su hijo identifica la
necesidad y se aguanta, aunque aún no la comunique.
3. CONTROL Y AUTONOMÍA
Después, él comenzará a ir por su propia cuenta al baño y a realizar
algunos de los pasos sin ayuda de ustedes.
4. AUTONOMÍA Y COMUNICACIÓN
Finalmente pasará a la fase donde deberá aprender a comunicar que
necesita ir al baño para pedir permiso o ayuda para ir.
PRIMERA FASE
CONTROL EXTERNO
Quiten el pañal de manera definitiva y vistan a su hijo con prendas de fácil manejo,
es decir, que él se pueda bajar y subir sin dificultad, como short o pantalones
holgados, y pónganle chanclas en vez de zapatos en esos días, así será más fácil
cambiarlo. Al quitar el pañal, se busca favorecer el proceso sensorial también, esto
significa que su hijo se dé cuenta de cuándo está mojado o que esto le incomode al
estar en contacto la ropa mojada directamente con su piel, pero procuren cambiarlo
en poco tiempo para evitar que se acostumbre a estar mojado y que esto deje de
incomodarle.
Durante un fin de semana o varios días seguidos (de 3 a 7 días) anoten cada
momento del día en el que su hijo hace pipí y popó, para poder identificar sus
horarios. Usen el registro de frecuencia que a continuación les presentamos:
Anoten el tiempo que tarda entre que toma algún líquido y hace pipí.
Regulen el tipo, cantidad y horarios de líquidos y comidas, para identificar de
manera clara los horarios en que hace del baño.
Anoten la hora en la que su hijo hace del baño y si hace pipí o popó.
Registren la cantidad de veces que hace cada necesidad al día.
Anoten también la cantidad de agua que bebe a lo largo del día.
Anexo 2. Material tomado directamente del documento “Orientaciones para el control de esfínteres.” Región de Murcia
Consejería de Educación Formación y Empleo.
Una vez que encuentren el tiempo en el que su hijo suele hacer pipí comiencen con
las invitaciones al baño, cada vez que vean que está a punto de hacer pipí, llévenlo,
procuren ser muy precisos con los horarios para estar al pendiente de estas señales.
Si identifican mediante el registro de frecuencia que por ejemplo su hijo hace pipí
cada hora, lo deben llevar diez minutos antes de esta, es decir cada 50 minutos,
con la intención de que la invitación al baño se haga antes de que tenga un
accidente en su ropa, pero asegurando que va a tener la necesidad de hacer pipí al
estar ya en el baño, y así aumentar la posibilidad de que esto ocurrirá sólo allí y que
con mayor frecuencia haga pipí en cada invitación, para que relacione la sensación
y las acciones realizadas cada vez que lo llevan.
Red de Atención a la Neurodiversidad AC www.rediversidad.com
Lic. Mónica Steny Cedillo Castillo, Lic. Lourdes Eugenia Rodríguez Virgen, Lic. Edelweiss Margot Díaz Alerhand, Lic. María Inés Moreno González, Lic. Guadalupe Samantha
Guerrero Gómez, Lic. Claudia Velazco Trejo, Lic. Maricruz Martínez Morales, Lic. Laura Verónica García Uribe, Lic. Laura Amanda Zepeda Sánchez, Lic. Gabriela Sánchez Jiménez
Coordinación General Lic. Edel López Aguiar
Pueden considerar también intentar darle más agua para beber en poco
tiempo, darle uno o dos vasos de alguna bebida que le guste como jugos o
leche en no más de 20 minutos, para llevarlo al baño unos 10 o 15 minutos
después de que lo tomó, buscando más oportunidades de entrenamiento;
tomen en cuenta que si su hijo no quiere tomar más líquidos no es necesario
obligarlo, ésta es sólo una opción para aumentar la cantidad de ensayos para
usar el baño.
Desde que empiecen a llevarlo al baño, es importante elegir las palabras
clave que usarán siempre para anticiparle a su hijo que lo llevarán, con la
intención de que logre ir relacionando lo que escucha con lo que pasa,
díganle: “baño” o “pipí” junto con algún gesto o imagen que le ayude a
comprender según su nivel de comunicación y el tipo de apoyo al que esté
acostumbrado.
Ya en el baño cuando sienten a su hijo en la taza, es importante no dejarlo
allí por más de 5 minutos, estos son suficientes para que, si tiene ganas de
hacer pipí, haga, la acción no ocurre por pedírsela sino sólo si tiene la
necesidad. Este tiempo sentado debe ser placentero, propongan cantar
canciones, contarle un breve cuento o juegos simples como cosquillas o
escondite para entretenerlo.
Hagan uso de recursos estimulantes como dejar correr el agua, que él la
toque, o que vea a alguien más usar el baño, para estimular o provocar que
haga pipí. Si no hace pipí, sólo completen la rutina del uso del baño (vestirlo,
lavarle las manos) y llévenlo de nuevo más tarde.
Una parte fundamental del proceso, es el uso de reforzadores, estos son
todos los objetos, alimentos o actividades favoritas de su hijo que sirven para
motivarlo, den alguno de estos cuando haga pipí en el baño, ya que pueden
ayudarle a entender qué es esto lo que se espera de él y lo adecuado, y por
lo tanto que este logro se repita. Procuren que el uso de reforzadores vaya
siendo cada vez menor, eviten darlos con la misma frecuencia que al inicio
hasta que ya no sean necesarios al lograr la motivación interna y
comprensión del uso del baño por parte de su hijo.
Por otro lado, deben considerar que los accidentes también se esperan y por
supuesto con mayor frecuencia en esta fase, luego deberán ser menos, pero
es fundamental que eviten reaccionar con enojo, regaños, gritos o castigos
cuando su hijo tenga accidentes, sólo háganle notar que está mojado y
recuérdenle que debe hacer pipí en el baño llevándolo a este o mostrándole
una imagen del mismo, después ayúdenlo para cambiarse de ropa y hagan
Red de Atención a la Neurodiversidad AC www.rediversidad.com
Lic. Mónica Steny Cedillo Castillo, Lic. Lourdes Eugenia Rodríguez Virgen, Lic. Edelweiss Margot Díaz Alerhand, Lic. María Inés Moreno González, Lic. Guadalupe Samantha
Guerrero Gómez, Lic. Claudia Velazco Trejo, Lic. Maricruz Martínez Morales, Lic. Laura Verónica García Uribe, Lic. Laura Amanda Zepeda Sánchez, Lic. Gabriela Sánchez Jiménez
Coordinación General Lic. Edel López Aguiar
que les ayude a limpiar y colocar su ropa en el cesto, estas consecuencias
naturales son suficientes para que entienda que hacer pipí fuera del baño no
es una conducta esperada o adecuada.
Registro de resultados
(Ejemplo de llenado):
SEGUNDA FASE
CONTROL EXTERNO
Busquen aumentar el tiempo en el que su hijo se mantiene seco y que sea menor
la cantidad de veces que hace pipí en el día, de manera específica que él logre
controlar la necesidad de hacer pipí hasta que ustedes lo llevan al baño. Ya no
deberán llevarlo en base a sus horarios, sino que deberán esperar y retarlo a que
se vaya aguantando, en este momento del proceso él ya debe mostrar gestos o
conductas claras que les permiten a ustedes notar su incomodidad por querer o
tener que hacer pipí. Significa que él ya identifica bien la sensación, la controla y se
espera, aunque aún no vaya solo al baño ni avise que quiere ir.
Practiquen una rutina simple que considere todas las medidas higiénicas
y de seguridad (limpiarse, lavarse las manos, cerrar la puerta, no correr o
jugar en el baño, entre otras).
Elaboren el material visual necesario (imágenes o fotos) con sus propios
hábitos y prioridades para usar el baño, más adelante les compartimos
una propuesta de secuencia de rutina que les puede servir.
Anexo 4. Material elaborado por Red de Atención a la Neurodiversidad con imágenes de ARASAAC
En esta segunda fase el apoyo físico deberá ser menor ya que su hijo ha tenido
muchas experiencias ya para practicar las habilidades, las ayudas que le den para
subir su pantalón, limpiarse, etc. deben irse retirando de manera invertida, es decir,
si primero le bajaban por completo el pantalón para sentarlo, sólo se le bajará
entonces hasta las rodillas, más tarde será sólo a la cadera para que finalmente él
lo baje solo después de varios ensayos, poco a poco deben dejar que su hijo lo
intente, provocando que participe más y se esfuerce para lograrlo. De esta manera
deberán trabajar con cada paso de la rutina para lograr que sea más independiente.
TERCERA FASE
CONTROL Y AUTONOMÌA
En la tercera fase su hijo logra ir solo al baño en ambientes familiares como su casa
o la escuela, en esta aún no logra comunicar o avisar para ir al baño, pero ya
comprende todos los pasos de la rutina, esto pueden notarlo si ya ha logrado varias
veces usar el baño sin apoyos. Es necesario que lo apoyen con supervisión y le
enseñen a usar los aparatos o accesorios diferentes a los que usa en su casa, como
pueden ser el secador de manos, los baños automáticos, otro tipo de cadenas u
aparatos para conseguir papel y jabón.
Es fundamental en este momento que dediquen tiempo para aclarar y enfatizar las
medidas de higiene, seguridad y pudor, ya que pronto su hijo empezará a usar solo
otros baños sin que ustedes lo acompañen, por lo que deben asegurarse que
cumple con los cuidados necesarios para proteger y cuidar su cuerpo. Con el apoyo
de herramientas como las historias sociales (que son representaciones con
Deberán lograr que su hijo ahora use diferentes baños y pueda hacerlo igual de
independiente que como lo hace en casa.
CUARTA FASE
AUTONOMÍA Y COMUNICACIÓN
Si utiliza gestos, palabras sueltas o imágenes para pedir, deben usar apoyos
visuales, estos son una herramienta fundamental tanto para apoyar, como
para desarrollar la comunicación, ya que pueden ser una pista en situaciones
nuevas o en las que su hijo no sabe usar la palabra (pipí, baño) o gestos
clave de forma espontánea para conseguir lo que quiere, como puede ser el
no ubicar o reconocer el baño o la rutina en espacios nuevos o materiales
diferentes.
Pueden colocar imágenes, gafetes o letreros, al alcance visual inmediato
y accesible en el camino hacia el baño, para que su hijo lo muestre a la
persona indicada en cada contexto (escuela, casa), lo entregue o lo coloque
en algún tablero o lugar específico antes de ir al baño y así avisar que irá a
este.
Si su hijo ya utiliza más palabras y llega a armar frases o comprenderlas, otra
estrategia son las preguntas de invitación o insinuaciones, deberán
preguntarle ¿qué quieres hacer? o ¿qué necesitas? cuando vean los
comportamientos que indiquen que se está aguantando.
Finalmente, el último paso será que su hijo logre indicar, sin pistas, la necesidad de
hacer pipí, pueda pedir permiso o preguntar dónde hay un baño; y al estar en este
logre completar todos los pasos de la rutina de manera independiente debido a que
la ha comprendido y dominado, logrando así la generalización para el uso
espontáneo, flexible y autónomo de cualquier baño.
Una vez que se logra el total control de esfínteres en la rutina diurna, es decir,
que su hijo ya no tiene accidentes durante todo el día; dos de los procesos que
quedan pendientes por lograr es el control nocturno y el control intestinal, que a
continuación se describen de manera breve.
CONTROL NOCTURNO
Este se define como la habilidad del niño para mantenerse seco durante toda la
noche. El entrenamiento nocturno necesita de la ejercitación previa los músculos
esfínteres, por lo que será una meta a tomar en cuenta después de lograr el
completo control por el día. Para iniciar con el entrenamiento será necesario que en
casa:
CONTROL INTESTINAL
CONCLUSIONES
Esperando que este documento haya cumplido con el objetivo de orientar y otorgar
información precisa e importante para ustedes y las personas que participan en el
entrenamiento con su hijo, es necesario recordarles que en el control de esfínteres
se debe trabajar a partir de la motivación.
Tomen en cuenta que mientras más tiempo se deje pasar y más grande sea
el niño, mayores dificultades pueden presentarse para el logro de la conducta al
estar involucradas ya otras limitaciones y hábitos que pueden condicionar el
proceso, así que asegúrense de proponerlo en el momento indicado y evitar
postergarlo.
Anexo 1
La siguiente tabla contiene algunos de los problemas más comunes que dificultan
el proceso de enseñanza del control de esfínteres junto con diferentes alternativas
de solución para cada situación.
Registro de frecuencia