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La diferencia surge cuando un sujeto internacional hace valer ante otro una reclamación
concreta basada en un incumplimiento de una obligación y la parte a la que va dirigida la
rechaza.
Para llegar a este momento ha sido necesario un período más o menos largo, en que se haya
ido delimitando la diferencia que, por otro lado, generalmente apareció bajo la forma de una
situación.
Las partes en una diferencia tienen que ser sujetos del Ordenamiento internacional.
Preferentemente las diferencias se dan entre Estados, pero esto no quiere decir que no sean también
diferencias internacionales las que se planteen entre un Estado y una OI o entre dos OI o entre Estados u
Organizaciones y otros sujetos del DI. Las diferencias entre personas privadas o entre éstas y los Estados
no son diferencias internacionales.
La diferencia supone una discrepancia entre las partes, que se refiera, no sólo a cuestiones propiamente
jurídicas (interpretación de una o varias cláusulas de un tratado), sino también a cuestiones de hecho
(límites entre los Estados o sobre el trazado de un punto concreto de una frontera).
Para que exista una diferencia internacional hace falta
que la misma haya sido fijada por las partes mediante
conversaciones directas, actos unilaterales u otros medios
capaces de delimitar su verdadero contenido y que
objetivamente sea identificable.
Clases de diferencias
• Sin embargo, la distinción radical entre unas y otras debe ser rechazada, pues toda
discrepancia entre Estados reúne a la vez un matiz político y una dimensión jurídica. En este
sentido cabe decir que salvo casos excepcionales, la inmensa mayoría de las diferencias
entre Estados tienen un carácter mixto, predominando, según los casos, el político o el
jurídico.
•Diferencias jurisdiccionables y no jurisdiccionables
El art. 2.3 de la Carta de las N.U., al enumerar los propósitos de la Organización, dice que “Los miembros
de la Organización arreglarán sus controversias internacionales por medios pacíficos, de tal manera que no
se pongan en peligro la paz y la seguridad internacionales ni la justicia”. De esta forma se condena
implícitamente a los medios no pacíficos de arreglo dentro del derecho de las Naciones Unidas, que hoy
obliga, por la práctica universal de la Organización, a casi todos los Estados de la Tierra.
https://www.youtube.com/watch?v=9q3zpkF5TUc
https://www.youtube.com/watch?v=Iif7oclg0mo
Clasificación que seguimos: medios diplomáticos y medios jurídicos
Otra clasificación de los medios de arreglo, que es la seguida en esta presentación, distingue
los medios diplomáticos de los jurídicos.
Medios diplomáticos
Los medios diplomáticos son aquellos en que intervienen los órganos normales de las
relaciones internacionales, como los agentes diplomáticos, ministros de Asuntos Exteriores,
etc. Dentro de estos medios están las negociaciones diplomáticas, los buenos oficios y la
mediación, las comisiones de investigación y de conciliación.
Los medios jurídicos son el arbitraje y el arreglo judicial, lo que supone someterse voluntariamente
las partes a un órgano judicial, creado ad hoc en el arbitraje o a un órgano preexistente en el arreglo
judicial, que solucione la diferencia generalmente sobre la base del Derecho Internacional y se
contenga dicha solución en una sentencia arbitral o judicial vinculante para las partes.
Los sujetos internacionales son generalmente libres, salvo que previamente se hayan comprometido
a otra cosa, para escoger cualquier medio de arreglo, sea diplomático o judicial. Dentro de estas
categorías, también son nuevamente libres de aceptar cualquier medio concreto de arreglo.
La libertad de elección del medio para solucionar la controversia
internacional aparece reconocido en el art. 33, párrafo 1º, de la Carta
de las N.U., donde se indica que “Las partes en una controversia,
cuya continuación sea susceptible de poner en peligro el
mantenimiento de la paz y la seguridad internacional, tratarán de
buscarle solución, ante todo, mediante la negociación, la
investigación, la mediación, la conciliación, el arbitraje, el arreglo
judicial, el recurso a organismos o acuerdos regionales u otros medios
pacíficos de su elección”.
Los medios diplomáticos
Los medios diplomáticos fueron los primeramente utilizados en el tiempo, especialmente las
negociaciones diplomáticas directas y siguen utilizándose con gran amplitud pese a la
institucionalización del arreglo judicial con carácter de permanencia.
Se trata del método diplomático por excelencia, que se realiza a través de los servicios
diplomáticos normales o bien en el seno de una Conferencia Internacional, convocada o utilizada
para este fin. Es, sin duda, el medio más importante de arreglo cuantitativamente hablando, ya que
a través de él se han solucionado la mayoría de las diferencias entre Estados. Reúne las
siguientes características: inmediatez, rapidez, discreción y secreto.
.
•Inmediatividad: Las conversaciones son directas entre las partes.
Este procedimiento concede un amplio margen de maniobra a los Estados parte, tan sólo
limitado por la obligación de negociar de buena fe.
Las negociaciones diplomáticas directas se llevan a cabo por los métodos normales de la
diplomacia: conversaciones directas, intercambio de notas diplomáticas, de propuestas, etc. y
finalizan mediante declaraciones comunes o generalmente por acuerdos entre las partes. Con
frecuencia, las negociaciones directas están previstas en los tratados de arreglo de diferencias
como un medio previo a la vía arbitral o a la judicial.
Los buenos oficios y la mediación
Característica de estas dos instituciones jurídicas es la intervención en el arreglo de la
diferencia de un tercer sujeto internacional (Estado u Organización internacional) o un
grupo de ellos (mediación colectiva). La función del tercero varía según se trate de los
buenos oficios o de la mediación:
En el caso de los buenos oficios, el tercero se limita a ser un simple intermediario sin
formular ninguna solución. Se trata de la acción amistosa del tercer Estado u
Organización Internacional, para poner de acuerdo a las partes en desacuerdo mediante
una intervención discreta. Cada vez es más frecuente que el Secretario General de las N.U.
o alguno de sus representantes presten sus buenos oficios en el contexto de muy diversas
controversias internacionales y recientemente el Rey de España ha desarrollado una labor
de buenos oficios en el conflicto entre Uruguay y Argentina.
https://www.youtube.com/watch?v=rffusvpFC-s
El funcionamiento de las Comisiones se prevé en los arts. 17 a 36 del Convenio de La Haya de 1907.
Entre dichas reglas de funcionamiento podemos resaltar las siguientes: que la investigación tendrá
carácter contradictorio; que la Comisión tiene la facultad de trasladarse momentáneamente a sitios
donde juzgue útil acudir como medio de información; que la Comisión tiene derecho a solicitar de
cualquiera de las partes las explicaciones o informes que considere convenientes; que las partes se
comprometen a procurar a la Comisión de Investigación todos los medios y todas las facilidades
necesarias para el conocimiento completo y la apreciación exacta de los hechos; que las deliberaciones
serán secretas; el informe de la Comisión será firmado por todos sus miembros y leído en sesión
pública; finalmente, el “Informe”, limitado a la comprobación de los hechos, no tiene ningún
carácter de sentencia arbitral.
La conciliación internacional
La conciliación internacional puede definirse como la intervención en el arreglo de una
diferencia internacional de un Órgano sin autoridad política propia que, gozando de la confianza
de las partes en litigio, está encargado de examinar todos los aspectos del litigio y de proponer
una solución que no es obligatoria para las partes. Su interés radica en que permite tener en
cuenta consideraciones tanto jurídicas como económicas, políticas y sociales y conduce a una
solución orientada hacia el futuro, que no busca declarar un vencedor, sino más bien lograr
un acercamiento entre las partes.
Una controversia surgida entre sujetos internacionales puede ser sometida por éstos a un tercero
independiente para que adopte, después de un procedimiento contradictorio, una decisión fundada en
derecho obligatoria para las partes por la que se ponga fin a la misma. Estaremos en estos casos ante
los denominados medios jurídicos de solución pacífica de diferencias, que son dos: el arbitraje
internacional y el arreglo judicial. En este apartado vamos a examinar exclusivamente el arbitraje
internacional.
El arbitraje internacional es una institución jurídica internacional de gran tradición histórica, que ha cumplido
una importante función al servicio de la paz y de la justicia a lo largo de los tiempos y que pervive en la
actualidad, donde, a pesar de haber perdido la importancia que tuvo en otros tiempos, está conociendo un
claro fenómeno de revitalización, encontrando en el ámbito de las soluciones de controversias fronterizas
un campo especialmente apropiado para su desarrollo.
Concepto y caracteres
Según el art. 37 del Convenio de La Haya de 1907 sobre Arreglo Pacífico de Diferencias, el
arbitraje “Tiene por objeto arreglar los litigios entre los Estados mediante jueces elegidos
por ellos y sobre la base del respeto al Derecho. El compromiso de arbitraje implica la
obligación de someterse de buena fe a la sentencia arbitral.” De la definición y de la
disposición citadas, extraemos los siguientes rasgos principales que caracterizan al
arbitraje:
Los jueces son elegidos por las partes en litigio, lo que supone que no están predeterminados
como sucede en el arreglo judicial y que sean verdaderos jueces, lo que distingue también al
arbitraje de otros medios de arreglo diplomático de diferencias.
El órgano arbitral es por regla general un órgano ad hoc y temporal, esto es, creado para resolver un
determinado litigio y llamado a desaparecer una vez dictada la sentencia. No obstante, en la historia
del arbitraje internacional encontramos un ejemplo de un Tribunal de carácter permanente.
Órganos arbitrales temporales
Dentro de los órganos arbitrales temporales, esto es, destinados a resolver una controversia o
grupo de controversias similares, se pueden distinguir tres tipos:
•El formado por un árbitro único, normalmente un Jefe de Estado
• Tuvo gran importancia en el nacimiento del arbitraje y conoció una amplia utilización
en el siglo XIX y comienzos del XX. Actualmente este órgano único es difícil de
encontrar, aunque no ha desaparecido totalmente.
•El conocido por Comisiones mixtas
• Este tipo de órgano está constituido por Comisarios designados por las Partes
entre sus nacionales, soliendo contar con la presencia de un superárbitro llamado
a intervenir tan sólo en caso de desacuerdo de los miembros designados por las
partes. Este arbitraje por comisiones tuvo una gran importancia en el siglo XIX.
Por lo que se refiere a los gastos de funcionamiento, cada parte soportará lo que le corresponda
a su delegación y los gastos comunes serán divididos en partes iguales entre las Partes.
El Tribunal Permanente de Arbitraje
Según el Convenio de La Haya de 1907, el Tribunal Permanente de Arbitraje tiene las siguientes
características:
•Tiene como objetivo facilitar el recurso inmediato al arbitraje; es decir, hace más fáciles los trámites
para llegar a constituir el órgano arbitral.
•Su sede está en La Haya y allí radica la Oficina internacional, que sirve de Secretaría, cuidándose de
transmitir todas las comunicaciones referentes a sus reuniones, custodiar los archivos y gestionar los
asuntos administrativos.
•La lista de árbitros tienen reconocido el título de “Miembros del Tribunal”.
•Para la constitución del tribunal cada parte nombrará a dos árbitros, uno solo de los cuales podrá ser
nacional suyo. Estos cuatro eligen de común acuerdo un superárbitro.
El Tribunal Permanente de Arbitraje continúa con sus servicios en funcionamiento en su sede de La
Haya. Sus locales albergaron recientemente la fase inicial del Tribunal especial de reclamaciones
Irán-EEUU, así como diversos arbitrajes mixtos.
El procedimiento arbitral
Contra la sentencia no cabe recurso de apelación o casación, pues no hay tribunal u órgano
superior, salvo que así se acuerde por las partes. La razón de ello radica en la propia naturaleza del
procedimiento arbitral, ya que en el compromiso de arbitraje las partes limitan los términos
materiales y formales de dicho procedimiento.
No obstante, caben tres tipos de recursos: