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Derecho a la vida

Derecho a la Salud
MVP
Universidad Nacional de Río Negro, Río Negro, Argentina
Derecho a la Vida
Reconocimiento constitucional:
 Mención en el art. 29*.
Artículo 29.- El Congreso no puede conceder al Ejecutivo nacional, ni las
Legislaturas provinciales a los gobernadores de provincia, facultades
extraordinarias, ni la suma del poder público, ni otorgarles sumisiones o
supremacías por las que la vida, el honor o las fortunas de los argentinos queden a
merced de gobiernos o persona alguna. Actos de esta naturaleza llevan consigo una
nulidad insanable, y sujetarán a los que los formulen, consientan o firmen, a la
responsabilidad y pena de los infames traidores a la patria.

 Derechos implícitos, art. 33 CN.


 Nuevos fundamentos constitucionales a partir de la reforma de 1994.
Artículo 42.- Los consumidores y usuarios de bienes y servicios tienen derecho, en la relación
de consumo, a la protección de su salud, seguridad e intereses económicos; a una información
adecuada y veraz; a la libertad de elección, y a condiciones de trato equitativo y digno.
 Instrumentos y tratados de derechos humanos
 Grupos especialmente vulnerables
Dimensiones de la responsabilidad del Estado en materia de derechos humanos respecto
de la protección de la vida:

“El derecho a la vida y su garantía y respeto por los Estados no puede ser
concebido de modo restrictivo. El mismo, no sólo supone que a nadie se
le puede privar arbitrariamente de la vida (obligación negativa).
Exige de los Estados, todavía más, tomar todas las providencias
apropiadas para protegerla y preservarla (obligación positiva)”.

Corte IDH Gangaran Panday vs Surinam, 1994


 Negativa: Artículo 18.- …Quedan abolidos para siempre la pena de
muerte por causas políticas, toda especie de tormento y los azotes.
Las cárceles de la Nación serán sanas y limpias, para seguridad y no
para castigo de los reos detenidos en ellas, y toda medida que a
pretexto de precaución conduzca a mortificarlos más allá de lo que
aquélla exija, hará responsable al juez que la autorice
Casos

 Saguir y Dib, Claudia Graciela s/ autorización. 06/11/1980 - Fallos: 302:1284.


Saguir y Dib, Claudia Graciela s/ autorización.
06/11/1980 - Fallos: 302:1284.

Los padres de una menor, próxima a cumplir 18 años, solicitaron autorización


judicial a fin de que se realizara la ablación de uno de sus riñones para ser
transplantado en su hermano, con fines terapéuticos.
Primera y segunda instancia denegaron la pretensión con fundamento en la edad de la
donante y fundamentos legales.
La Corte, por mayoría, y en atención a la gravedad del caso, dejó sin efecto la
sentencia recurrida y autorizó a que se practicara a la menor la ablación de uno de sus
riñones para ser implantado en su hermano.
La misión judicial no se agota con la remisión a la letra de la ley sino que,
de acuerdo a las particularidades de la causa, debe velar por la vigencia real
y efectiva de los principios constitucionales; ponderar las circunstancias a
fin de evitar que la aplicación mecánica e indiscriminada de la norma
conduzca a vulnerar derechos fundamentales de la persona y a prescindir de
la preocupación por arribar a una decisión objetivamente justa en el caso
concreto; lo cual iría en desmedro del propósito de “afianzar la justicia”
enunciado en el Preámbulo de la Constitución Nacional. -
Considerando 12.
El derecho a la vida es el primer derecho natural de la persona humana preexistente
a toda legislación positiva que resulta garantizado por la Constitución Nacional y las
leyes. Ciertamente la integridad corporal es también un derecho de la misma naturaleza
aunque secundario respecto al primero por lo cual el art. 13 de la ley 21.541 (11) se
ocupa de las condiciones que debe reunir el dador.
Deben conciliarse los derechos personalísimos de dos hermanos, el derecho a la vida
del receptor y el derecho a la integridad corporal de la dadora, en relación a las
circunstancias de la causa y en el conjunto orgánico del ordenamiento jurídico.
Del art. 13 de la ley 21.541 surge que ésta tiende a proteger el núcleo familiar más
íntimo y natural, lo que tiene su raigambre constitucional en el art. 14 bis de la
Constitución Nacional en cuanto enuncia la garantía de “la protección integral de la
familia”
“Asociación Benghalensis y otros c.
Estado nacional”, 2000
El juzgado de primera instancia y la Cámara Nacional de Apelaciones en
lo Contencioso Administrativo Federal hicieron lugar a la acción de
amparo interpuesta por la Asociación Benghalensis, y otras entidades
no gubernamentales que desarrollan actividades contra el virus del
SIDA, solicitando que se cumpla con la obligación de asistencia,
tratamiento, en especial, de suministro de medicamentos —en forma
regular, oportuna y continua— a los enfermos de ese mal registrados
en los hospitales públicos y efectores sanitarios del país. El Estado
Nacional interpuso recurso extraordinario federal, que fue concedido
“…la vida de los individuos y su protección –en especial el derecho a la
salud- constituyen un bien fundamental en sí mismo que, a su vez, resulta
imprescindible para el ejercicio de la autonomía personal (art. 19 de la
Constitución Nacional). El derecho a la vida, más que un derecho no
enumerado en los términos del art. 33 de la Constitución Nacional, es
un derecho implícito, ya que el ejercicio de los derechos reconocidos
expresamente requiere necesariamente de él. A su vez, el derecho a la
salud, máxime cuando se trata de enfermedades graves, está íntimamente
relacionado con el primero y con el principio de la autonomía personal
(art. 19 de la Constitución Nacional), toda vez que un individuo
gravemente enfermo no está en condiciones de optar libremente por su
propio plan de vida -principio de autonomía-.
El derecho a la salud, desde el punto de vista normativo, está
reconocido en los tratados internacionales con rango constitucional
(art. 75 inc. 22 de la Constitución Nacional), entre ellos, el art. 12 inc.
c del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales; inc. 1 arts. 4 y 5 de la Convención sobre Derechos
Humanos -Pacto de San José de Costa Rica- e inc. 1 del art. 6 del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos, extensivo no sólo a la
salud individual sino también a la salud colectiva” (considerando X.
del dictamen fiscal).
“…esta Corte desde sus inicios entendió que el Estado Nacional está
obligado a “proteger la salud pública” … pues el derecho a la salud está
comprendido dentro del derecho a la vida que es “el primer derecho
natural de la persona humana preexistente a toda legislación positiva que,
obviamente, resulta reconocido y garantizado por la Constitución
Nacional.” (Fallos: 302:1284; 310:112).

La CSJN entendió que en el Preámbulo de la Constitución Nacional “ya se


encuentran expresiones referidas al bienestar general, objetivo
preeminente en el que, por cierto, ha de computarse con prioridad
indiscutible, la preservación de la salud” (… considerando 15) (…)
Normas del derecho internacional de los derechos humanos
aplicables
“…a partir de la reforma constitucional de 1994, el derecho a la salud se
encuentra expresamente reconocido con jerarquía constitucional en el art.
75 inc. 22. En este sentido, el art. XI de la Declaración Americana de los
Derechos y Deberes del Hombre establece que toda persona tiene derecho
a que su salud sea preservada por medidas sanitarias y sociales, relativas a
la alimentación, el vestido, la vivienda y la asistencia médica,
correspondientes al nivel que permitan los recursos públicos y los de la
comunidad
El art. 25 de la Declaración Universal de Derechos Humanos dispone que
toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así
como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la asistencia
médica y los servicios sociales necesarios.
El art. 12 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales estableció que entre las medidas que los estados partes deberían
adoptar a fin de asegurar la plena efectividad del derecho de toda persona
al disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental, deberían
figurar la prevención y el tratamiento de las enfermedades epidémicas,
endémicas, profesionales y de otra índole, y la lucha contra ellas (inc. c) y
la creación de condiciones que aseguren a todos asistencia médica y
servicios médicos en caso de enfermedad” (considerandos 9 y 10 del voto
de los doctores Moliné O’Connor y Boggiano).
...y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales,
en su art. 12, prescribe que entre las medidas que los estados parte
deberían adoptar a fin de asegurar la plena efectividad del derecho de toda
persona al disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental
deberían figurar “...la prevención y el tratamiento de las enfermedades
epidémicas, endémicas, profesionales y de otra índole, y la lucha contra
ellas; “(inc. c) y, “la creación de condiciones que aseguren a todos
asistencia médica y servicios médicos en caso de enfermedad” (inc. d).
Cuadra agregar a esta lista, la afectación de la calidad de vida de la población infectada
por el virus VIH, dado que la falta de respeto del derecho a la salud (equilibrio físico
psíquico y emocional) acarrea inexorablemente esta consecuencia” (considerando 7º del
voto del doctor Vázquez).

“…el derecho a la salud si bien es autónomo, deriva del derecho a la vida y no se reduce
a la abstención de daño sino que trae aparejado la exigencia de prestaciones de dar y
hacer, las que fueron delimitadas a los diferentes niveles de gobierno en el texto legal,
por ser la lucha contra el SIDA un tema -común de todos ellos-, que requiere un
tratamiento adecuado y eficaz a fin de proyectar los principios de la seguridad social, a la
que el art. 14 nuevo de la Constitución Nacional confiere un carácter integral así como
también, asegurar el debido respeto de los derechos humanos y la libertades
fundamentales -elementos imprescindibles de toda democracia-.” (Considerando 19º del
voto del doctor Vázquez).
 Responsabilidad del estado Nacional
“…la atribución de una responsabilidad específica al Estado nacional
en este contexto: el Estado Nacional es el responsable del
cumplimiento de la ley frente a terceros, sin perjuicio de la
responsabilidad que les cabe a jurisdicciones provinciales o a
instituciones privadas”.
“Campodónico de Beviacqua”, 2000

La madre de un menor, que padecía una disminución de sus defensas


inmunológicas dedujo acción de amparo contra el Ministerio de Salud y
Acción Social, la Secretaría de Programas de Salud y el Banco de Drogas
Antineoplásicas para que cesara la privación de la entrega de medicamentos
para su hijo con menoscabo de los derechos a la vida y a la salud, garantizados
A. S. B. nació el 26 de junio de 1996 con un padecimiento grave en su médula
ósea que disminuye sus defensas inmunológicas -enfermedad de Kostman o
neutropenia severa congénita-, cuyo tratamiento depende de una medicación
especial (de nombre comercial “Neutromax 300”) que le fue suministrada sin
cargo por el Banco Nacional de Drogas Antineoplásicas, dependiente del
Ministerio de Salud y Acción Social, hasta el 2 de diciembre de 1998, fecha en
que ese organismo puso de manifiesto a sus padres que entregaba el fármaco
“por última vez”.
“…el tribunal ha considerado que el derecho a la vida es el primer derecho
de la persona humana que resulta reconocido y garantizado por la
Constitución Nacional (Fallos: 302:1284; 310:112). También ha dicho que
el hombre es eje y centro de todo el sistema jurídico y en tanto fin en sí
mismo -más allá de su naturaleza trascendente- su persona es
inviolable y constituye valor fundamental con respecto al cual los
restantes valores tienen siempre carácter instrumental (Fallos:
316:479, votos concurrentes)” (considerando 15º).
…a partir de lo dispuesto en los tratados internacionales que tienen
jerarquía constitucional (art. 75 inc. 22, Ley Suprema), ha reafirmado en
recientes pronunciamientos el derecho a la preservación de la salud –
comprendido dentro del derecho a la vida- y ha destacado la obligación
impostergable que tiene la autoridad pública de garantizar ese derecho con
acciones positivas, sin perjuicio de las obligaciones que deban asumir en su
cumplimiento las jurisdicciones locales, las obras sociales o las entidades
de la llamada medicina prepaga (Fallos: 321:1684 y causa A.186 XXXIV
“Asociación Benghalensis y otros c. Ministerio de Salud y Acción Social -
Estado nacional s/amparo ley 16.986” del 1° de junio de 2000, mayoría y
votos concurrentes y dictamen del procurador general de la Nación a cuyos
fundamentos se remiten).
Hasta el máximo de los recursos
disponibles
19. Que los estados partes se han obligado “hasta el máximo de los recursos”
de que dispongan para lograr progresivamente la plena efectividad de los
derechos reconocidos en dicho tratado (art. 2° inc. 1°). En lo que concierne al
modo de realización en estados de estructura federal…
Cláusula federal
20. Que, asimismo, la “cláusula federal” prevista en la Convención Americana sobre
Derechos Humanos impone al gobierno nacional el cumplimiento de todas las
obligaciones relacionadas con las materias sobre las que ejerce jurisdicción legislativa
y judicial, y el deber de tomar “de inmediato” las medidas pertinentes, conforme a su
constitución y sus leyes, para que las autoridades componentes del Estado federal
puedan cumplir con las disposiciones de ese tratado (art. 28 incs. 1° y 2°). La
Convención sobre los Derechos del Niño incluye, además, la obligación de los
estados de alentar y garantizar a los menores con impedimentos físicos o mentales el
acceso efectivo a los servicios sanitarios y de rehabilitación, de esforzarse para que
no sean privados de esos servicios y de lograr cabal realización del derecho a
beneficiarse de la seguridad social, para lo cual se debe tener en cuenta la legislación
nacional, los recursos y la situación de cada infante y de las personas responsables de
su mantenimiento (arts. 23, 24 y 26).
).
21. Que el Estado nacional ha asumido, pues, compromisos
internacionales explícitos encaminados a promover y facilitar las
prestaciones de salud que requiera la minoridad y no puede desligarse
válidamente de esos deberes so pretexto de la inactividad de otras
entidades públicas o privadas, máxime cuando ellas participan de un
mismo sistema sanitario y lo que se halla en juego es el interés superior
del niño, que debe ser tutelado por sobre otras consideraciones por
todos los departamentos gubernamentales (art. 3°, Convención sobre
los Derechos del Niño, ya citada
31. Que la existencia de una obra social que deba cumplir el Programa Médico
Obligatorio -res. 247/96, MS y AS, ya citada-, no puede redundar en perjuicio de la
afiliada y menos aún del niño, pues si se aceptara el criterio de la
recurrente que pretende justificar la interrupción de su asistencia en
razón de las obligaciones puestas a cargo de aquella entidad, se
establecería un supuesto de discriminación inversa respecto de la
madre del menor que, amén de no contar con prestaciones
oportunas del organismo al que está asociada, carecería
absolutamente del derecho a la atención sanitaria pública, lo que
colocaría al Estado nacional en flagrante violación de los
compromisos asumidos en el cuidado de la salud.
34. Que la resolución de la alzada ha sido suficientemente explícita en cuanto ha
asignado a la demandada responsabilidad subsidiaria y ha dejado a salvo sus
atribuciones para encauzar la entrega del medicamento con la urgencia y oportunidad
que el caso exige, sin liberar al gobierno provincial o la obra social de sus obligaciones
legales, y es inconcebible que puedan invocarse perjuicios derivados de las gestiones
encomendadas en la sentencia, cuando es el Estado nacional el encargado de velar por
el fiel cumplimiento de los derechos constitucionales que amparan la vida y la salud del
niño y de asegurar la continuidad de su tratamiento.
"Bahamondez", de 1993

Una persona perteneciente al culto “Testigos de Jehová” fue internado en


el Hospital Regional de la ciudad de Ushuaia en razón de estar afectado
por una hemorragia digestiva. En esas circunstancias se negó a recibir
transfusiones de sangre por considerar que ello hubiera sido contrario a
sus creencias.
La Cámara, al confirmar el pronunciamiento de la instancia anterior que
autorizó la práctica, sostuvo que la decisión constituía un “suicidio
lentificado, realizado por un medio no violento y no por propia mano,
mediante un acto, sino por la omisión propia del suicida” que no admitía
tratamiento y de ese modo se dejaba morir. Señaló el tribunal que, al ser
el derecho a la vida el bien supremo, no resulta posible aceptar que la
libertad individual se ejerciera de un modo tal que extinguiera la vida
misma.
Contra esa decisión se interpuso recurso extraordinario federal. El apelante
considera, en primer lugar, erróneo lo afirmado por el a quo en el sentido de
que la negativa a recibir una trasfusión de sangre resultaba equiparable a un
“suicidio lentificado”. Por el contrario, sostiene el recurrente, el paciente no
quiere suicidarse sino que desea vivir, mas no desea aceptar un tratamiento
médico que resulta contrario a sus más íntimas convicciones religiosas.
Fundado en los arts. 14 y 19 de la Constitución Nacional, el recurrente
considera que la transfusión de sangre, ordenada en contra de la voluntad
del paciente representa un acto compulsivo que desconoce y avasalla las
garantías const
"Albarracini Nieves", 2012

Pedido del padre de una persona que estaba gravemente enferma, que
profesaba la religión de Testigo de Jehová y había dejado testimonio su
decisión de no dejar someterse a transfusiones de sangre. El padre
inicia la causa.
La Corte dice que la posibilidad de aceptar o rechazar un tratamiento o de
seleccionar una forma alternativa de tratamiento, hace a la
autodeterminación o autonomía personal. Los pacientes tienen derecho a
hacer opciones de acuerdo a sus propios valores o puntos de vista aunque
éstos parezcan, a la vista de un observador externo, como irracionales o
imprudentes.

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