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MAYORDOMÍA SER BUENOS

MAYORDOMOS PARA DEL


CRISTIANA SEÑOR
¿QUÉ ES MAYORDOMÍA
CRISTIANA?
a) Mayordomía, es un reconocimiento que el Dios a quien adoramos, es Creador de
todo lo que existe (Gén. 1:1; Éx. 20:11; Ap. 14:7) y por lo tanto es dueño de todo
cuanto podemos disfrutar en el cielo y en la tierra (Sal. 24:1; 50:10, 11; 89:12)
incluyendo “nuestro” dinero (Hag. 2:8) y nuestros cuerpos (1 Co. 6:20). Por eso no
podemos jactarnos ni siquiera de lo que conseguimos con “nuestros esfuerzos” (Deut.
8:17,18).
b) Mayordomía es la administración sabia de la vida que nuestro Creador nos dio
cuando creó a nuestros primeros padres en el jardín del Edén. Esta vida lo resumimos
en las cuatro T.: Templo; Tiempo; Talento y Tesoros.
c) Mayordomía es un reconocimiento y aceptación de que Cristo es nuestro Señor y
nosotros sus siervos (2 Corintios 4:5).
d) Mayordomía, es una ENTREGA TOTAL de nuestra vida al Señor, a fin de ser
moldeados y restaurados a la imagen del que nos creó.
LOS DOS MAYORES DESAFÍOS DE
LOS MIEMBROS DE LA IGLESIA SON:
a) Reconocer a Cristo como el Creador, Dueño, Señor y Redentor de su vida. En el
AT encontramos las palabras de Dios a su pueblo cuando ellos estaban entrando a la
tierra prometida. “Cuídate de no olvidarte de Jehová tu Dios, para cumplir sus
mandamientos, sus decretos y sus estatutos que yo te ordeno hoy; no suceda que
comas y te sacies, y edifiques buenas casas en que habites, y tus vacas y tus ovejas
se aumenten [...] y se enorgullezca tu corazón, y te olvides de Jehová tu Dios...”
(Deut. 8:11-14).
b) Aprender a andar diariamente con Dios por fe a través del estudio de la Biblia y la
oración y el trabajo personal.
LA MAYORDOMÍA SE FUNDAMENTA
EN PRINCIPIOS BÍBLICOS:
a. El fundamento bíblico de propiedad: (Salmos 24:1; 50:9-15); Dios es el Creador y
Dueño de todo cuanto existe; nosotros solamente somos sus mayordomos.
b. El fundamento bíblico del señorío de Cristo: (Marcos 12:29, 30; Romanos 10:9; Col.
2:6; 2 Cor. 4.5). Para el cristiano, hay un solo Señor, no hay otro; Cristo es el Señor de
todo, y nosotros somos sus siervos y el lazo que une este relacionamiento es el amor.
c) El fundamento bíblico de que Dios está en primer lugar: (Prov. 3:9; 1 Cor. 16:2). Por
lo tanto, debemos buscar en primer lugar a Dios (Mat. 6:33). Cualquier cosa o persona que
pongamos en primer lugar será idolatría. Colocando a Dios en primer lugar todo será
consecuencia de su voluntad.
d) El fundamento bíblico de su presencia: (Éx. 33:14; Mt. 28:20; Col. 3:3). Cristo
prometió estar con nosotros (Juan 14:16-20); el Espíritu Santo trae la presencia de Cristo.
Nosotros aceptamos su presencia por fe.
LA MAYORDOMÍA SE FUNDAMENTA
EN PRINCIPIOS BÍBLICOS:
e) El fundamento bíblico que somos peregrinos: (Heb. 11:13-16; Fil. 3.20). Somos peregrinos, ésta tierra
no es nuestro hogar (2 Pedro 1:3). Vivimos mirando la luz de la eternidad. El cielo ya es nuestro.
f) El fundamento bíblico del dador alegre: (2 Cor. 9:7; 8:9). La mayordomía es actitud más que acciones.
La mayordomía comienza amando, no dando. Dios nos dio el ejemplo dando a su Hijo (Juan 3:16).
g) El fundamento bíblico de la multiplicación: (Juan 6:5-13). Dios multiplica todo aquello que le
entregamos. De acuerdo como practico la mayordomía, crece en mí: la confianza en Él; los dones
espirituales; capacidad para donar y mi relación con mi Señor y Dios.
h) El fundamento bíblico de la visión: (2 Cor. 4:18; Heb. 11:26, 27; Col. 3:2). Teniendo la mirada puestos
en las cosas que no se ven. Mirando el galardón que los hombres de Dios miraban. Mirando las cosas donde
Cristo está sentado, y no en las de la tierra.
i) El fundamento bíblico de unión con Cristo el Señor: (Fil. 4:13; Ef. 3:6). Somos parte de una entidad
mayor: el cuerpo de Cristo. Cristo no nos pide que trabajemos para Él, pero si con Él.
j) El fundamento bíblico de la restauración de la imagen divina: (1 Juan 3:1,2; Col. 3:10; Fil. 3:21).
MITOS EN LA MAYORDOMÍA
CRISTIANA:
1. “Mayordomía cristiana es dinero”. Esto no es verdad. Mayordomía cristiana es el señorío de Cristo en la vida, es un asunto de corazón,
no es un asunto meramente financiero. Para el cristiano, dinero, es sinónimo de ofrenda y está relacionado con el culto y adoración; mientras
que para el profano, dinero está relacionado con materialismo y consumismo.
2. “Yo sustento a la iglesia con mis diezmos y ofrendas”. Esto no es verdad. El texto bíblico dice: “Dios extiende su mano sobre donativos
y las ofrendas, y dice: Esto me pertenece. Cuando os confié mis bienes especifiqué que una parte debía ser vuestra, para suplir vuestras
necesidades, y otra porción debía devolvérseme”. (CSM “Consejos Sobre Mayordomía Cristiana, Ellen G. White, pág. 50). Esto es verdad:
Los diezmos y las ofrendas pertenece a Dios y es parte de nuestra adoración a Él. Por lo tanto, no es el hombre quien sustenta a la iglesia. Es
Dios quien sustenta a la iglesia.
3. “Yo trabajo para Dios, soy un obrero voluntario”. Esto no es verdad. Es una interesante declaración pero... ¿eso es verdad?
¿Trabajamos como voluntarios para Dios? ¿Cuál es nuestra relación con Dios? Esto es verdad: El término voluntario no es apropiado para
aquellos que hemos aceptado a Cristo como nuestro Señor. Al aceptar a Cristo como nuestro Señor, nos consideramos sus siervos, pero
siervos por amor (Romanos 10:9; 2 Co. 4:5).
4. “La Fidelidad es buen negocio con Dios”. Esto no es verdad. Esto parece correcto, pero el punto de vista bíblico no es. Nuestro
razonamiento egoísta nos impulsa a decir: “Yo le doy, por lo tanto el Señor tiene que darme”. El dar o devolver al Señor lo que es de Él es
asunto de fidelidad, no de un buen negocio. Doy, no para recibir, sino porque ya recibí.
5. “Predicar muchos sermones de mayordomía conduce a los miembros a ser fieles mayordomos”. Esto no es verdad. Los sermones
pueden ayudar, pero no resuelven el problema. Si bien es cierto que los sermones bíblicos fortalecen nuestra vida espiritual porque: “la fe es
por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Romanos 10:17). Sin embargo, debemos recordar que la fidelidad es el resultado de una entrega
total de nuestras vidas a nuestro Creador y Salvador Jesucristo.
Raúl Gómez
EL MAYORDOMO ES UN
ADMINISTRADOR
Por tal motivo, hablaremos de la administración del tiempo, de los talentos, de la creación y del dinero, como dones confiados
por Dios para nuestro cuidado. Las palabras de Jesús en el evangelio que nos presenta un modelo de mayordomía. Lucas 16:
1-13.
Debemos considerar que:
La mayordomía cristiana abarca tres aspectos básicos, que son:
1. La enseñanza de la mayordomía,
2. La promoción de la mayordomía y
3. La práctica de la mayordomía.
Debemos prestar toda nuestra atención a estas tres importantes fases:
• La Biblia enseña la mayordomía.
• La promoción tiene que ver con lo que hacemos para despertar en los creyentes una clara comprensión y un sincero deseo por
la mayordomía.
• La práctica de la mayordomía es qué aplicamos y cumplimos en la vida y en nuestra relación con la iglesia los principios de
ella.
TODOS SOMOS MAYORDOMOS
Dios es Dueño de todo
Cuando los hombres y mujeres nacimos, ya todo estaba aquí.
La Biblia dice:
o “De Jehová es la tierra y su plenitud; el mundo y los que en él habitan” (Sal. 24:1).
o “Mía es la plata y mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos” (Hageo 2:8).
o “He aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre, así el alma del hijo
es mía...” (Ezequiel 18:4).
El dueño es el que posee algo y lo posee por derecho propio. Nosotros somos
“dueños”, pero sólo en un sentido muy relativo. Dios es el dueño absoluto.
Dios nos ha confiado todo
Desde el comienzo de la historia, Dios le dio al hombre un derecho limitado, a usar y
disfrutar las cosas y le impartió también órdenes de cuidar y de trabajar lo que puso en
sus manos. Así, pues, el hombre recibió ciertos privilegios y asumió ciertas
responsabilidades (Gén. 1:28; 2:15).
En todo el Antiguo Testamento, especialmente en la Torá o el Pentateuco, dio
instrucciones precisas, abundantes e insistentes a Israel, el pueblo escogido, para que le
reconociese como su Dios; le sirviese y rindiese culto. Y este servicio y culto debían
expresarse a través de ofrendas y sacrificios, los cuales representan la entrega de la vida
toda del pueblo de Dios. Para sentar su soberanía, Dios pidió de un pueblo creyente una
parte de todo. En el centro, pues, de la religión de los hebreos estaba el principio de la
mayordomía, al reconocimiento de todo procede de Dios y todo el hombre devolvérselo
en expresión de fe, adoración, de gratitud y gozo.
¿De dónde nace la idea del Diezmo?
En base a lo que Dios nos ha confiado, existe la oportunidad de administrar y ser mayordomos de lo material
que él ha dispuesto para nuestras vidas. Desde esa concepción las Sagradas Escrituras hablan de un concepto
difícil de hablar, incluso sensible en nuestras iglesias, la práctica del Diezmo.
Es necesario revisar que nos dicen las Escrituras acerca de esto:
-Primero, el primer diezmo registrado en la Biblia se encuentra en Génesis 14:20, donde el patriarca Abraham
entrega al Sacerdote Melquisedec en acción de gratitud la décima parte de sus bienes. “Y le dio Abram los
diezmos de todo”
-Ya en la memoria de Jacob, existía el uso del concepto DIEZMO, según narra el Génesis (28:18-28), el relato
bíblico cuenta:
“Y se levantó Jacob de mañana, y tomó la piedra que había puesto de cabecera, y la alzó por señal, y derramó
aceite encima de ella. Y llamó el nombre de aquel lugar Bet-el, aunque Luz era el nombre de la ciudad
primero. E Hizo Jacob voto, diciendo: Si fuere Dios conmigo, y me guardare en este viaje en que voy, y me
diere pan para comer y vestido para vestir, y si volviere en paz a casa de mi padre, Jehová será mi Dios. Y esta
piedra que he puesto por señal, será casa de Dios; y de todo lo que me dieres, el diezmo apartaré para ti”
Ambas afirmaciones son anteriores a la práctica instaurada para sustentar la tribu de Leví.
¿Qué significa la palabra DIEZMO?
Décimo, la décima parte de.
Gráficamente, sería algo así:

1 2 3 4 5
6 7 8 9 10

1 de 10 = el 10% de un 100%
El diezmo era la manera de sustentar a la tribu de Leví, que no podía poseer herencia de tierras,
si no que su sustento era el 10% de lo que rindiera lo producido en los cultivos y los ganados de
las otras tribus de Israel. La labor de la tribu de Leví era administrar el tabernáculo del Señor.
Ya no ofrendamos el diezmo sino también nuestra vida
Este mismo principio prevalece en el Nuevo Testamento y aun más es ampliado y
sublimado allí, porque ahora, como cristianos, realmente no debemos dar solo una
parte, sino que nuestra vida entera debe ser nuestra ofrenda a Dios. En el Nuevo
Testamento el principio de la mayordomía está englobado en Romanos 12:1-2: “Así
que hermanos, os ruego por la misericordia de Dios, que presentéis vuestros cuerpos
en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os
conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro
entendimiento, para que comprobéis cuál es la voluntad de Dios, agradable y
perfecta”.
“DOS TIPOS DE
MAYORDOMÍA QUE
OLVIDAMOS”
1. Seremos llamados a cuenta en cuanto a nuestra mayordomía.
Una cosa es clara en el Nuevo Testamento, Dios espera de nosotros que seamos buenos
mayordomos y tendremos que responder a Él sobre esto. En el pasaje de Lucas, cap. 16: 1-13, nos
relata la parábola del mayordomo infiel. Este mayordomo fue acusado de disipar los bienes de su
señor. Entonces, tuvo que confrontar las consecuencias inevitables de su mala administración “da
cuenta de tu mayordomía”, le dijo su amo. Así Dios, nuestro Padre, se acercará un día a nosotros
y nos dirá: “da cuenta de tu mayordomía” y tendremos que dar cuenta. Qué bueno es que nos
podamos sentir tranquilos cuando se nos haga tal reclamo, porque nos hemos esforzado por dale
“a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César” (Mc. 12:17).
Vemos entonces, que la Biblia nos enseña abundantemente sobre la mayordomía. La vida
cristiana se empieza precisamente en ser buenos mayordomos de lo que Dios nos ha confiado. Ser
mayordomos debe ser nuestro modo natural de vida. Él es el Señor de todo o sino, Él no es Señor
de nada.
2. ¿De qué somos mayordomos?
Ya hemos dicho que somos mayordomos de todo. No hay tal cosa de que esto le pertenece a
Dios, pero lo otro no. Dios debe tener prioridad en todos los departamentos de nuestra vida.
Pero para aclarar esa aplicación de la mayordomía, mencionaremos algunas áreas en las que
debemos ser mayordomos.
 Somos mayordomos del tiempo
El tiempo es, por así decirlo, el lienzo sobre el cual pintamos nuestras acciones. El tiempo es la
oportunidad que todos tenemos de desempeñarnos en la vida. El tiempo es, por consiguiente,
un tesoro inapreciable. ¿Qué hacemos con nuestro tiempo? Pablo, nos da una exhortación al
respecto. Dice: “Aprovechad bien el tiempo porque vienen los días son malos” (Ef. 5:16).
El tiempo se le aprovecha usándolo en y para cosas buenas. Especialmente cuando empleamos
nuestro tiempo para, de algún modo impulsar la obra del Reino de Dios, es cuando lo
aprovechamos. Ser mayordomo del tiempo, es ser administrador de la vida realmente. El
tiempo de trabajar se debe aprovechar.
 Somos mayordomos de nuestros talentos
A sus hijos Dios les ha dotado de ciertos talentos o habilidades especiales para la
actuación de ellos en la iglesia, en la obra del Señor, en la causa del Evangelio, en el
Reino de los Cielos. En 1 Corintios, el apóstol Pablo los llama “Dones Espirituales”.
Cuando hacemos buen uso de nuestros talentos, en la armonía del Espíritu Santo, damos
impulso de avance a la obra de nuestro Señor. Contribuimos, además, a la adoración
edificante y a la atmósfera de compañerismo cristiano.
Dos son los deberes que tenemos en cuanto a nuestros talentos: descubrir cuáles son y
usarlos dentro del contexto del Reino de los Cielos para la gloria de Dios.
¿Qué está haciendo usted con sus talentos? No los esconda; no los use mal; no los
exhiba para hacer satisfacción personal. Hay algo que usted y todos pueden hacer en pro
de la causa cristiana. Entonces, use sus talentos; sé un buen mayordomo de ellos.

Juan Wesley
EJEMPLOS DE LA PERFECTA MAYORDOMÍA
El dar empieza con Dios. Su expresión sobrenatural de dar fue en el sacrificio de Su Hijo
Unigénito para que recibiéramos perdón por nuestros pecados, para que llegáramos a ser Sus
hijos, y así gozar de la vida eterna. Dios continúa dando de sí mismo hoy. Él nos da amor,
gozo, paz, poder y propósito. A través de esto, Él nos capacita para vivir vidas plenas y llenas
de significado.
Dios el Dios el El dar fue el estilo de vida de nuestro Señor
Padre Padre Jesús. Una descripción concisa de su estilo de
Envió vida aparece en el libro de los Hechos, donde
Envió a al dice: “Y anduvo haciendo bienes...” (Hch.
su Hijo Espíritu 10:30). Jesús dio al alimentar a las multitudes,
Santo dio al sanar a los enfermos. El dio al enseñar a
Entonces sus discípulos, dio al llenarlos de poder para
Quien predicar el evangelio. Dio al tener compasión
Quien obra por los pobres, dio al ofrecer descanso para el
cumplió esta
en nosotros cansado. Dio cuando se ofreció a sí mismo en la
obra en la
hoy cruz por nuestros pecados. Dio al enviar a Su
tierra
Espíritu Santo. Bill Bright
Entonces, seamos buenos mayordomos de nuestro tiempo, cuerpo, dinero y de la
creación de Dios. Todos somos mayordomos, y esa mayordomía se debe reflejar en
la vida diaria y será de ejemplo para otras personas.
Dios nos pide que seamos buenos mayordomos como siervos por amor y siervos
fieles dispuestos para trabajar para Él.
El Espíritu Santo nos guiará para ser buenos mayordomos, siempre y cuando nos
encontremos a disposición de ser siervos fieles al Señor. Abramos nuestros
corazones para que esto suceda.

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