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SEXUALIDAD
UNA PERSPECTIVA CATÓLICA
El matrimonio
VOCACIÓN Y SACRAMENTO
«El contrato matrimonial es un acto de la
voluntad, mediante el cual cada una de
las dos partes contrayentes entrega y
acepta, respectivamente, el derecho
perpetuo y exclusivo al cuerpo del otro
en orden a aquellos actos de por sí aptos
para engendrar hijos» (Canon 1081).
El matrimonio
¿CUÁL ES LA FUNCIÓN DE LA ACTIVIDAD SEXUAL?
El fin primario del matrimonio es,
ciertamente, la generación y
educación de los hijos (can. 1013);
pero no constituyen los hijos el fin
único, ni menos indispensable, pues
si así fuera no podrían contraer
válidamente matrimonio los ancianos
y estériles (can. 1063).
El matrimonio
¿CUÁL ES LA FUNCIÓN DE LA ACTIVIDAD SEXUAL?
Hay otros fines que, aunque subordinados al fin
primario, son también fines del matrimonio, tales como
la ayuda mutua y remedio de la concupiscencia
(apetito del placer), que, por sí solos, justifican el
contrato matrimonial individualmente considerado,
pues en un orden superior y trascendente es indudable
que todo lo que signifique placer (en nuestra
sexualidad) está puesto por Dios como medio para la
propagación de la especie humana, y, por tanto, el fin
primario no debe ser excluido positivamente de la
voluntad, causa del contrato matrimonial.
El matrimonio
SACRAMENTO
Es importante recalcar la diferencia radical entre el Canon 1031
del Derecho Canónico (anterior al Concilio vaticano II) con el
nuevo Canon (1055) del Nuevo Derecho canónico, concluido por el
antipapa Juan Pablo II: «La alianza matrimonial por la que el
varón y la mujer constituyen entre si un consorcio de toda la vida,
ordenado por su misma índole natural al bien de los cónyuges y a
la generación y educación de la prole, fue elevada por Cristo
nuestro Señor a la dignidad del sacramento entre bautizados»
Evidentemente ya no se considera un fin primario ni secundario,
además de poner en el mismo nivel jerárquico el «bien» de los
cónyuges y la generación y educación de la prole.
No es de extrañar, que oficialmente publican en el progresismo
como derecho único (y no divino) para los esposos, el decidir el
número de hijos a tener, pues es una decisión que afecta el
«bienestar» de la pareja.
Actividad sexual ilícita
La Iglesia requiere que sus miembros no
practiquen la masturbación, la fornicación, el
adulterio, la pornografía, la prostitución, la
violación, los actos homosexuales, y el uso de
métodos anticonceptivos.