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El Padre B Häring en su obra “Libertad y fidelidad en Cristo” [T. III, cap. II, D, 6]
hace los siguientes planteamientos sobre terapia de las desviaciones sexuales:
En los últimos tiempos la terapia sexual se ha convertido en una nueva disciplina.
Exige una visión global e implica una terapia general encaminada a crear
relaciones más saludables, una aceptación de sí mismo más plena y la aceptación
de los otros como son.
El funcionamiento sexual meramente externo no es una sexualidad sana. La
relación sexual saludable y plenamente humana exige crecer en el amor y respeto,
en la capacidad para amar y ser fiel.
Existen desviaciones sexuales tales como el sadismo, el masoquismo, el
fetichismo y la bestialidad, que afectan y hieren la totalidad de la persona y llevan
a relaciones trastornadas. El sádico encuentra satisfacción sexual en actos de
crueldad sobre otras personas, mientras que el masoquista se excita sexualmente
aceptando que otros le traten con crueldad. El fetichista sexual, que no debe ser
confundido con el fetichista mágico, despierta su excitación sexual con objetos
inanimados, tales como prendas de vestir de otras personas. Estos son casos
graves de patología.
La bestialidad es una aberración que manifiesta que la persona no ha alcanzado
una plena comprensión y realización de su dignidad humana. Como una de las
causas de esta aberración se señala una autocomplacencia y una orientación
sexual completamente desvinculada del crecimiento en el amor humano.
En todas estas situaciones poco podrá ayudar una severa postura de juicio moral.
Se puede pensar que se trata de trastornos psíquicos, a veces debidos a la
influencia de un ambiente depravado. Las víctimas de estos males muchas veces
sufren y están necesitadas de comprensión.
El proceso de curación exigirá apelar a estos pacientes para que usen toda la
libertad de que dispongan para crecer en la madurez por el camino de una
comprensión verdaderamente humana de la sexualidad y de su integración en la
totalidad de su relación con Dios, consigo mismo y con sus semejantes.
Una de las desviaciones sexuales más frecuente es la homosexualidad, llamada
lesbianismo en el caso de las mujeres, nombre que proviene de la Isla de Lesbos,
dado que Safo, poetisa de Lesbos, la practicaba; por esto esta desviación también
es llamada “safismo”. En una cultura en la que el sexo es un artículo más de
consumo, es de esperar que se dé un alto porcentaje de homosexualidad.
Frecuentemente las tendencias homosexuales aparecen combinadas con otras
psicopatologías, o se unen a ellas. En tales situaciones la terapia tiene que
orientarse hacia las causas más profundas. Es posible que determinados casos de
homosexualidad provengan de la herencia, caso en el cual se debe considerar
como irreversible. No obstante, muchos estudiosos se muestran de acuerdo en
afirmar que la mayoría de los problemas de homosexualidad son ocasionados o al
menos agravados por comportamientos descarriados en el entorno familiar o en el
ambiente social próximo.
Si un niño tiene que pasar por la dolorosa experiencia de ver a sus padres como
amenaza recíproca; si, además, se le advierte constantemente acerca del otro
sexo como amenaza o peligro, no será de extrañar que desarrolle una tendencia
homosexual como postura inconsciente de autodefensa.