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Todos los pecados – y los pecados sexuales no son una excepción --,
comienzan con la siembra de una semilla en la mente, en forma de
pensamiento. Esa mala semilla empieza a crecer junto a la buena semilla.
De repente, una mirada, un toque físico, una palabra de ánimo o halago,
activa el deseo carnal y sensual, cuyo paso culminante lleva a la acción.
• Las cuatro obras de la carne. La biblia detalla que hay cuatro obras
de la carne, de las cuales se derivan todas las otras prácticas
sexuales pecaminosas: adulterio, fornicación, inmundicia y lascivia
(vea Gálatas 5:19).
Las diez prácticas sexuales ilícitas más comunes se derivan de las cuatros
obras de la carne (adulterio, fornicación, inmundicia y lascivia), que ya
vimos anteriormente.
• La fornicación
• El adulterio
• Homosexualismo/lesbianismo
• El sexo oral y anal
• Bestialismo
• El masoquismo sexual (perversión sexual de quien goza viéndose
humillado o maltratado por otra persona; esto incluye y el uso de la
violencia y el dolor para obtener placer)
• Sadomasoquismo (tendencia sexual morbosa de quien goza causando
y recibiendo humillación y dolor)
Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya
adulteró con ella en su corazón. Mateo 5:28
• Pedir al Señor que llene todas las áreas vacías con Su presencia.
• Destruir y echar a la basura todo material pornográfico: videos,
revistas y cualquier objetos que pueda conducir a la persona a caer
otra vez en el mismo pecado, teniendo cuidado que estos no puedan
ser usados por otras personas.
• Apartarse de personas y lugares que nos lleven a caer en el mismo
pecado.
• Ore al Señor para que borre todas las memorias del pecado.
• Huya del pecado. Las tentaciones y los pecados sexuales no se
resiten ni se reprenden.
• Si está viviendo fornicación, busque la dirección de Dios y cásese o
termine esa relación.