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PENSAMIENTO SOCIAL

IDENTIDAD DEL YO
SOCIAL

LIC. PSIC. VALERIA OVANDO


HERNÁNDEZ
EL YO SOCIAL
Los seres humanos somos una especie preocupada por la autoimagen,
que frecuentemente sobrevaloramos nuestra notoriedad, teniendo la
creencia de que los demás ponen mayor atención en nuestra apariencia
y comportamiento de lo que en realidad sucede; tendemos a vernos en
el centro del escenario creando así el Efecto del centro del universo, sin
dar crédito que quizá en muchas ocasiones pasemos desapercibidos o
incluso que los demás están tan ensimismados como nosotros mismos.
Análogamente acontece con las emociones, tenemos la
sensación de que nuestro estado de ánimo se revela
fácilmente y puede ser leído por los otros sin necesidad de
expresarlo verbalmente, a lo cual se le conoce como Ilusión
de trasparencia. Estos dos fenómenos se presentan debido
a la importancia que tiene la interacción humana, ya que
los pensamientos y sentimientos acerca de la propia
persona afectan en cómo se interpreta, se procesa y se
responde a los acontecimientos sociales y que estos a su
vez nos ayudan a moldear el sentido del yo.

Para hablar acerca del Yo social es necesario aclarar que las


relaciones sociales, y lo que conllevan, comienzan a
estructurarse desde la propia percepción, desde la imagen
que se tiene de uno mismo, ya que es la propia persona el
punto de referencia que se posee para iniciar una
interrelación.
AUTOCONCEPTO

David Myers plantea que el autoconcepto está constituido por tres elementos, en primer lugar se
encuentran los Esquemas de sí mismo que se refieren a las creencias específicas con las que nos definimos,
son patrones mentales por los que organizamos y procesamos la información relevante para la persona,
entendiéndolos como los adjetivos con los cuales nos calificamos; en segundo lugar está el Efecto de
Autorreferencia siendo la tendencia de procesar de manera eficiente y recordar fácilmente la información
relacionada con uno mismo, a saber, todo comentario o situación que tenga que ver con la propia persona; y
por último los Posibles yos, en los cuales se incluyen tanto la imagen del YO que anhelamos ser como la
imagen que tememos ser en el futuro, sirviéndonos como estímulos motivantes para crear una noción de la
vida que deseamos.
DESARROLLO DEL YO SOCIAL
Los papeles que adoptamos. 
Es decir, cuando representamos un nuevo rol o papel, al inicio somos muy conscientes de las
conductas que realizamos sobre este rol, estamos al pendiente de nuestro proceder, pero con el
paso del tiempo, de manera gradual, el sentido del yo lo va absorbiendo hasta hacerlo parte de
nuestro autoconcepto y dando como resultado la automatización de acciones que conllevan
dicho rol.

Identidad social. 
Además de la identidad personal, el autoconcepto contiene una identidad social; para ésta, el
autor habla de grupos sociales (raza, religión, género, especialidad académica, etc.) que implica un
sentido de pertenencia, por un lado está el Endogrupo, refiriéndose a aquel grupo social al cual
pertenecemos; y al Exogrupo, entendido como el grupo social al cual no pertenecemos,
“nosotros” y “ellos” respectivamente.
Comparaciones sociales. 
En esta parte, los esquemas de sí mismo que constituyen el autoconcepto son adquiridos
a través de los otros, pues son ellos un parámetro por el cual nos definimos al identificar
las diferencias, verificando y/o confirmando aquellos adjetivos a través de los cuales nos
miramos y evaluamos.

Éxito y fracaso. 
Los seres humanos al emprender metas desafiantes  pero realistas y tener éxito en ellas,
nos hace sentir más competentes, tener mayor confianza y poder. El éxito alimenta la
autoestima, que a su vez se ve reflejada en el autoconcepto. No obstante también sucede
lo opuesto, los problemas y fracasos causan baja autoestima, ya que la valía y evaluación
propia está fundamentada en los fallos.
Los juicios de los demás.
Se refiere al reconocimiento de los logros por parte de los otros hace que mejore el
autoconcepto, pues nos vemos a través de la evaluación positiva de los demás,
ayudando a tener una buena opinión de nosotros mismos.

Por lo tanto, es gracias a la influencia social, a las experiencias que se tienen con los
demás que el autoconcepto se construye y reconstruye a lo largo de la vida, aun
cuando se trata de la propia percepción puede crearse sólo a través del contacto e
interacción con los otros, de ahí que se proclama la existencia de un Yo social.
LA AUTOESTIMA

Esta relacionada con el autoconcepto. El autoconcepto es la percepción y el conocimiento que la persona tiene
de sus características, la autoestima refleja la valoración que realiza de sí misma a partir de ese conocimiento.
Influye en nuestras vidas y en la relaciones que mantenemos con los demás.

• Alta autoestima: son más precisas a la hora de conocer cómo les ve su pareja y ven en ella una fuente de
apoyo y autoconcepto.

• Baja autoestima: tienen más dudas y temor al rechazo de su pareja.


Según la teoría de la autoafirmación, las personas con alta autoestima tienen una visión del yo con
muchos atributos positivos que les pueden servir como medio para mejorar su autoimagen. Sin
embargo las personas con baja autoestima, no cuentan con ese tipo de recursos.

La autoestima depende de las comparaciones sociales. La diferencia entre cómo pensamos y que
somos y los estándares que nos sirven de guías, va a influir en nuestra autoestima. La autoestima alta
está relacionada con el bienestar físico, social y psicológico.
AUTOREALIZACIÓN
La autorrealización surge de cada individuo,
en su afán por descubrir cuáles son sus
objetivos y metas en la vida y su constante
lucha. Es decir, cada uno de nosotros tenemos
una serie de aspiraciones y un potencial para
conseguirlo. No promoverlo o directamente
frenarlo nos lleva a la frustración.

Hablar sobre la autorrealización es hacerlo, de


forma inequívoca, de Abraham Maslow,
considerado como uno de los fundadores de
la psicología humanista, y de su famosa
pirámide.
LA PIRAMIDE DE MASLOW
Esta teoría mantiene que el ser humano tiene
una serie de necesidades en su vida, partiendo
de unas muy básicas a otras mucho más
complejas en su realización. Así, el ser humano,
una vez cumplidas o satisfechas sus necesidades
básicas, “pasa a un nivel superior”.

Sus deseos son mayores y se busca cumplir


necesidades superiores. Evidentemente, en
ciertas situaciones, las necesidades de diferentes
niveles pueden encontrarse al mismo nivel. 

Por eso, adquiere una forma de pirámide, donde


las necesidades más vitales o básicas se
constituyen en la base, escalando hacia una
cúspide: la autorrealización
AUTOCONTROL
El autocontrol es la capacidad que tienen las personas para regular su
conducta o sus propios impulsos de una forma voluntaria. En otras palabras,
se podría decir que es la capacidad que tienen las personas para incidir en
ellas mismas; en sus emociones, en sus deseos, en sus comportamientos,
etc.

Las personas que no son capaces de autocontrolarse son personas que


tienen problemas de control de impulsos. Es decir, personas que no son
capaces de limitar o inhibir su propia conducta.
FALTA DE CONSTROL DE
IMPULSOS
La falta de control de impulsos se asocia en algunos casos con un trastorno psicológico dónde la persona
no puede resistir el deseo de realizar las cosas que quiere (aunque sean peligrosas para ella o para los
demás).
En el DSM-5 (manual diagnóstico de los trastornos mentales de la asociación americana de psiquiatría)
existe un apartado denominado “trastornos destructivos del control de los impulsos y de la conducta”
donde se enumeran una serie de trastornos que están relacionados con el bajo autocontrol. A
continuación, mencionamos los más importantes:

• Trastorno negativista desafiante.


• Trastorno explosivo intermitente.
• Trastorno de la conducta.
• Onicofagia (morderse las uñas).
• Tics nerviosos.
• Trastorno de la personalidad antisocial.
• Piromanía.
• Cleptomanía.
BIBLIOGRAFÍA
● https://www.uaeh.edu.mx/scige/boletin/atotonilco/n1/r2.html

● https://psikipedia.com/libro/psicologia-social/1154-valoracion-del-yo-la-autoestima

● https://www.rafaelsalaspsicologo.com/autorrealizacion-teoria-maslow

● https://www.psiquion.com/psicologia/autocontrol

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