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AUTOCONCEPTO

El autoconcepto es la opinión que una persona tiene sobre sí misma, que lleva asociado un
juicio de valor. representa la imagen que tenemos de nosotros mismos. Se crea a partir de una
serie de variables, pero es particularmente influenciado por nuestras interacciones con las
personas importantes en nuestras vidas.
El autoconcepto incluye la percepción de nuestras capacidades y nuestras flaquezas, y a
medida que envejecemos estas percepciones de nosotros mismos se vuelven mucho más
organizadas, detalladas y específicas. Cuando esta valoración de nosotros mismos es positiva,
la autoestima es alta, pero cuando la valoración es negativa, la autoestima es baja.
Según la teoría de la identidad social, el autoconcepto se compone de dos partes
fundamentales: la identidad personal y la identidad social.
Nuestra identidad personal incluye cosas como los rasgos de personalidad y otras
características que hacen a cada persona única. La identidad social por su parte incluye los
grupos a los que pertenecemos dentro de la comunidad, la religión, la universidad o la propia
familia.

AUTOESTIMA
La autoestima es la valoración que una persona tiene de sí misma y que puede ser positiva o
negativa. Es un concepto psicológico que se elabora en base a las emociones y no sobre
cuestiones racionales. La construcción de la autoestima se relaciona con la aceptación o no del
propio individuo, su manera de ser, su carácter, sus rasgos físicos y su estilo de vida. La
autoestima se caracteriza por manifestarse en diferentes niveles que pueden variar según cada
persona y la etapa de la vida que se esté transitando. Incluso, pueden convivir diferentes
niveles de autoestima en una misma persona, según el ámbito en el que se desempeñe. Por
ejemplo: Una persona puede sentirse muy segura y exitosa en el trabajo y, a la vez, muy
desdichada o insatisfecha en las relaciones afectivas.

CONVIVENCIA
La convivencia es la coexistencia física y pacífica entre individuos o grupos que deben
compartir un espacio. Se trata entonces de la vida en común y de la armonía que se busca en la
relación de personas que por alguna razón deben pasar mucho tiempo juntas. Cuando dos
personas están dispuestas a convivir es necesario establecer de antemano las reglas de
convivencia.

No da buen resultado dejar una casa sin timón ni organización haciendo cada uno lo que le
parece según sus hábitos, porque toda convivencia exige compartir no sólo un espacio común
sino todas las tareas que se requieren en el ámbito donde vive.

La psicología se encarga de determinar los trastornos de la convivencia que pueden tener los
individuos y ayuda a solucionarlos, tratando de interpretar si hay alguna causa interna que
lleve a esa situación.
INTRAPERSONAL
La inteligencia intrapersonal es el conocimiento de los aspectos internos de una persona: el
acceso a la propia vida emocional, a la propia gama de sentimiento, la capacidad de efectuar
discriminaciones entre ciertas emociones y, finalmente, ponerles un nombre y recurrir a ellas
como medio de interpretar y orientar la propia conducta.

Las personas que poseen una inteligencia intrapersonal notable poseen modelos viables y
eficaces de sí mismos. Pero al ser esta forma de inteligencia la más privada de todas, requiere
otras formas expresivas para que pueda ser observada en funcionamiento.

La inteligencia interpersonal permite comprender y trabajar con los demás; la intrapersonal, en


cambio, permite comprenderse mejor y trabajar con uno mismo. En el sentido individual de uno
mismo, es posible hallar una mezcla de componentes intrapersonal e interpersonales.

AUTOCONTROL
El autocontrol es la capacidad que tienen las personas para regular su conducta o sus propios
impulsos de una forma voluntaria. En otras palabras, se podría decir que es la capacidad que
tienen las personas para incidir en ellas mismas; en sus emociones, en sus deseos, en sus
comportamientos, etc.

Las personas que no son capaces de autocontrolarse son personas que tienen problemas de
control de impulsos. Es decir, personas que no son capaces de limitar o inhibir su propia
conducta. La falta de control de impulsos se asocia en algunos casos con un trastorno
psicológico dónde la persona no puede resistir el deseo de realizar las cosas que quiere
(aunque sean peligrosas para ella o para los demás).

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