Las circunstancias, técnicas y desarrollo del discurso
improvisado La improvisación
Se ha dicho que los discursos se preparan; pero
sucede que a veces existen situaciones ineludibles que nos obligan a improvisar: la alusión en una asamblea, la necesidad de fijar una posición en un directorio, o un inesperado giro en el debate jurídico en una audiencia. Lo que se debe saber sobre la improvisación
En realidad NO EXISTE IMPROVISACION, nadie puede
hablar de algo que no conoce. Lo que sí existe es la improvisación de la forma y orden en que se va a exponer. Si conocemos un tema, por lo tanto no nos preocupemos, y pongámonos a organizar en minutos o segundos lo que tendremos que decir ante el inminente uso de la palabra Estructurar el discurso
En el discurso improvisado lo que tenemos que hacer
exactamente lo mismo que en un discurso preparado, sólo que sin días u horas para estructurarlo. Los días se convierten en minutos y las horas se convierten en segundos. Definamos una introducción, lo que sea importante en la parte media y utilicemos una técnica de finalización. Superar la actitud derrotista
La mente condiciona la conducta y el
comportamiento. El principal obstáculo para un discurso preparado o improvisado exitoso, a veces es nuestra actitud insegura. Asumamos alegres el privilegio de hablar, sintamos la tensión que significa aventurarse a entrar a la mente y los corazones de los que nos escuchan, digamos algo útil, y todos los demás argumentos serán innecesarios. DECISIÓN
Einstein sostenía que no había poder más fuerte que
una voluntad decidida. La voluntad es la fuerza que precede a cualquier realización, al margen de su dimensión. Si decidimos que vamos a hablar, hablemos. Andar en bicicleta requiere decisión, se cae uno de la misma cuando duda, quien no duda, se desplaza con seguridad y firmeza. Preparémonos mentalmente para hablar
Una vez se sabe que tenemos que hablar, mientras
subimos al escenario o nos pasan el micrófonos definamos dos cosas: 1.- La idea fuerza o ideas fuerza de lo que vamos a decir. 2.- Definir cuál es nuestro objetivo que pretendemos lograr con el discurso. Imágenes de lucha, de firmeza, de inspiración o de lucha
Recordemos o imaginemos imágenes
sublimes… …o heroicas Prepararse para hablar
Estar en una actitud de apronte Comencemos con un incidente
En circunstancias en que exista Empecemos en lo posible con
probabilidad que tengamos una técnica, y mejor si es un que hablar, sigamos las ejemplo o un aparente inicio anteriores intervenciones, incidental fijando permanentemente nuestra posición. Los oradores expertos le llaman a esta acción «seguimiento». Vigor y energía
Está comprobado que nuestra mente está
influenciada por lo que hace nuestro cuerpo. El psicólogo William James sostiene que si sonreímos, aunque estemos tristes vamos a mejorar nuestro estado de ánimo. Empezar con vigor y energía nos dará fuerza mental para arropar al discurso con el ánimo que se necesita para que nuestra intervención sea efectiva AQUÍ Y AHORA
Seamos conscientes que del orador depende el
resultado del discurso, por lo tanto concentrémonos en el mismo. Dale Carnegie recomienda que se hables sobre lo que le interesa al auditorio, sobre la circunstancia de la reunión o continúe y amplíe lo que el orador precedente dijo
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