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MÁXIMO EL CONFESOR

( 1 9 9 7 ) . T R ATA D O S
ESPIRITUALES.
INTRODUCCIÓN,
T R A D U C C I Ó N Y N O TA S
D E PA B L O A R G Á R AT E .
MADRID: CIUDAD
N U E VA .

ESTUDIANTE: JESÚS
A L B E RTO O RT E G A A U D O R
A) Diálogo Ascético

B) Centurias sobre la Caridad

C) Interpretación del Padre nuestro


A) Diálogo Ascético:

En esta obra el autor expone su originalidad en el momento de plasmar su honda captación sobre el
misterio de la caridad, este dialogo “está tejido por la Palabra de Dios y eco de toda la tradición,
sobresale por su candor y simplicidad. En este diálogo se pone de relieve un evangelismo sin
pretensiones especulativas”, es decir, se buscaba que el oyente, no simplemente se quedara con
conocimientos teóricos sino que llevara a su vida practica las enseñanzas que allí se brindaban.

Máximo el Confesor (1997). Tratados espirituales. Introducción, traducción y notas de Pablo Argárate. Madrid:
Ciudad Nueva. p. 36
B) Centurias sobre la Caridad:
Este tratado del Confesor, se remonta a sus primeros años en el monasterio, por lo que, pronuncia
una fortaleza de fe y una ascesis muy marcada en su discurso; son cuatro centurias, de cien breves
capítulos cada una, en sentido simbólico representa a los cuatro Evangelios, que se une todos en un
“discurso sobre la caridad” desplegando así el autentico y verdadero significado del primordial
mandamiento: el Amor.
En la primera centuria, se realiza un recorrido por lo que significa la caridad, las formas de vivirla
y lo que implica testimoniarla por el reino.
En la segunda centuria, nos comenta lo relacionado con el intelecto “el amor de Dios cuando
domina al intelecto, lo libra de los lazos, persuadiéndolo de despreciar no solo las cosas sensibles,
sino también nuestra misma vida temporal”

Máximo el Confesor (1997). Tratados espirituales. Introducción, traducción y notas de Pablo Argárate. Madrid:
Ciudad Nueva. p. 115
La tercer sentencia presenta más recomendaciones acerca de la experiencia de la caridad; enuncia
lo que no agrada a Dios: el apego al dinero y a las cosas materiales, el rencor, la ira, la gula, la
intemperancia y todo aquello que hace crecer estas iniquidades y pecados
La cuarta centuria tiene una carga intelectual alta, haciendo referencia a la caridad desde la
antropología, la filosofía y la escritura. Un tema central es la sustancia Divina y la humana, a saber:
“El Creador cuando quiso, dio sustancia y existencia al conocimiento de los seres eternamente
preexistentes en Él” y añade “única sustancia, simple, uniforme, sin cualidad, pacifica e inmutable es
la sustancia infinita, omnipotente y creadora de todas las cosas.

Máximo el Confesor (1997). Tratados espirituales. Introducción, traducción y notas de Pablo Argárate. Madrid:
Ciudad Nueva. p. 167
C) Interpretación del Padre nuestro:
en esta interpretación Máximo el Confesor, como un representante de la Iglesia de los Padres, nos
presenta la oración dentro de un compendio de su visión teológica, centrada en el misterio del Dios
encarnado en Cristo; en este sentido, él nunca separa el dogma de la espiritualidad, cada parte es
fundamental dentro de su discurso de fe y sapiencial a la vez.
En la primera parte, encontramos la conexión que existe entre la oración del Señor, con este mismo
designio que viene de Dios, la relación y el dialogo intimo con Dios “aparece no solo como el
designio, que es la divinización del hombre, sino también como la petición de este bien, estimulando
el deseo de apropiarnos de él.
La segunda sección, se analizan los misterios que en esencia, constituyen el misterio de la
divinización: en primer lugar, enseña teología, como misterio trinitario, que únicamente será devela
por la Encarnación de Cristo; en segundo lugar nos muestra la filiación divina, aunque el hombre
nace en el Espíritu Santo a la gracia, también esta filiación tiene se lee en clave cristológica “el
hombre es divinizado, vaciándose (Kénosis) de sus pasiones tanto cuanto, en la medida en que el
Lógos de Dios se vació en su Encarnación”

Máximo el Confesor (1997). Tratados espirituales. Introducción, traducción y notas de Pablo Argárate. Madrid:
Ciudad Nueva. p. 195
La tercera parte introduce la cuarta y última parte del tratado, la cual se adentra detalladamente en
cada una de las peticiones que se presentan en el Padre nuestro.

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