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¿CREACIÓN? ¿PECADO?

Barbara Andrade

Estudiante: Jesús Alberto Ortega Audor


Si, “creación” ha de ser comprendida como la creación de salvación histórica y
escatológica del pecado, esto significa que
1) El pecado sólo puede ser enfocado desde la experiencia de salvación, es decir:
desde la experiencia de la fe;
2) Esta experiencia de la fe es sinónimo del perdón;
3) Si la creación ha de ser comprendida como proceso histórico - salvífico, el pecado
sólo puede ser abordado al interior de un proceso de conversión. (Pág. 138)
En primer lugar seguiremos la línea bíblica que sugiere que el pecado es una realidad
total, dinámica de carácter universal. preguntaremos, por consiguiente por esta
realidad, y no específicamente por el ,pecado original'. En segundo lugar, si
queremos tomar en serio el dato del 'misterio' del pecado que encontramos en la
Sagrada Escritura, debemos estar dispuestos a admitir que nunca sabremos dar una
respuesta satisfactoria a la pregunta ¿qué es el pecado? Sólo podrá haber siempre
nuevos intentos de acercamiento y cada uno de ellos, una vez llevado a cabo, se
convertirá en un nuevo punto de partida para otro nuevo intento. Si esto fuera cierto
habremos verificado ya negativamente el marco procesual de la discusión sobre el
pecado.
¿No tendría el acercamiento siempre nuevo a la comprensión del pecado algo
que ver con la búsqueda siempre nueva del encuentro con Cristo?
1) El encuentro con Cristo y la experiencia del pecado perdonado.
El encuentro entre dos personas es identificación mutua entre el yo y el tú, entrega
incondicional que transforma no solamente la autopresencia de cada uno, sino
también su realidad entera, tal como le aparece al yo autoconsciente. No puedo
encontrarme contigo, convertirme en alguien que es 'para ti', recibir el don de que ‘tu
eres para mí, sin que esto cambie mi captación de toda mi realidad. (pág. 139)
Sólo pueden encontrarse hoy el Resucitado y el pecador. A continuación, conviene
considerar este mismo encuentro primero desde Cristo, y luego desde el hombre.
Cristo:
Encuentra al hombre sólo en el poder del Espíritu, enviado por Él desde el Padre a
los hombres (pág.140)
Aquí se hace particularmente transparente que la 'santificación' del hombre consiste
en hacerlo partícipe de la relación entre el Padre y el Hijo. Todo encuentro verdadero
con Cristo es, pues, como ya habíamos constatado al hablar de la creación, gracia que
inserta al hombre en la vida intratrinitaria.
Hombre:
Todo hombre es triple relacionalidad: es relación a Dios y por eso autoconciencia
trascendental, relación a los demás hombres y relación histórico-mundana. (pág. 140)
¿Qué significa esto de parte de Cristo?
Ofrece al hombre entrar en su relación al Padre; convertirse en co-mediador y co-
salvador respecto a los demás hombres; y convertirse en participe de la creación de
la realidad histórico-mundana y escatológica del Reino’. (pág. 141)
Lo que cambia es lo que el hombre ve y comprende, es decir cambia su
autoconciencia. (pág. 142)

El camino del hombre encontrado por Cristo no puede ser el mismo que antes: no es
el camino agobiante en la pobreza y la opresión en el que todos los días sin esperanza
se parecen, sino que es el camino que en la esperanza de la transformación por el
Espíritu lleva por Cristo al Padre. (pág. 42)
Tratemos de comprender esta triple relacionalidad desde los datos bíblicos ya
estudiados: la dimensión trascendental - la relación de dependencia de Dios y de
referencia a él - está llenada por el hombre-sarx referido a si mismo y ’gloriándose'
en sí mismo (1 Cor. 1,29; 4,7; 2 Cor. 11, 18).
¿Cómo se llega a designar esta realidad descrita como pecado?

Para que pueda reconocer una realidad de 'pecado’ realmente como mia, sentirme
responsable de ella, este ’pecado’ necesita estar presente dentro de mi autoconciencia
y, así, haberse convertido en parte integrante de mi realidad personal. (pág. 144)
¿De qué manera está presente el 'pecado 'en la autoconciencia del hombre?
No puede pertenecer como dato a la autoconciencia misma, de manera que 'ser
hombre' será siempre y necesariamente lo mismo que ser consciente de ser pecador
(pág. 144)
1) Tonto el pecado “personal” como el llamado pecado “original” existen a nivel
de la autoconciencia, sencillamente porque sin esto no podría 'existir’ como
realidad humana. La diferencia entre ambos sólo podrá discutirse en términos
del cómo de su pertenencia a la autoconciencia.
2) No tiene sentido hablar de 'pecado’ en términos universales o impersonales.
Dentro de una antropología existencial sólo cabe el pecado como realidad
concreta. El pecado no se convierte en universal porque todos los hombres lo
experimentan, sino que algo que le es propio a cada uno de modo concreto se
convierte en característica humana porque es verdad de todos los hombres.
(pág. 145)
¿Cómo el hombre puede reconocer el pecado?
El reconocimiento del pecado pertenece al encuentro mismo con Cristo,
precisamente porque tal encuentro sólo existe como llamada y conversión. (pág. 145)
Por ende, el reconocimiento del pecado es un elemento constitutivo del acto de fe.
Aquí, sin embargo, hay que aclarar la característica más importante de la
comprensión del pecado: “el pecado solo existe como pecado perdonado” (pág.
146)
¿Por qué el pecado solo existe como pecado perdonado?
Nuestro planteamiento de la creación como proceso de salvación histórica y
escatológico del pecado condiciona el planteamiento de pecado original en el
siguiente sentido: el punto de arranque sólo puede ser la salvación siempre nueva e
inagotable que brota de la Encarnación del Hijo del Padre. Sólo el mensaje salvífico
del Reino que empieza con la persona de Jesús identifica el pecado como identidad
universal, a la vez que supera una vez por todas esta misma realidad. Pero
precisamente desde este punto de partida, cualquier realidad de pecado, si se trata del
pecado personal o del pecado original, siempre ya está superada por la victoria de
Cristo en la cruz y en la resurrección. (pág. 147)
¿Cómo se apropia el hombre la victoria de Cristo sobre el pecado?
La respuesta está en lo dicho sobre el proceso de Creación: creación en, por y para
Cristo como proceso trinitario-inserción en la vida intratrinitaria - vence el pecado en
la medida, en la que crea la nueva identidad del hombre como “yo soy pecador
perdonado”. (pág. 147)
2) La experiencia histórica del pecado:
Los datos que en adelante condicionan nuestra reflexión sobre el pecado son los
siguientes:
1) Todo pecado, en sentido propio e impropio, personal o original, de alguna
manera pertenece a la autoconciencia del hombre pecador. Si no fuera así, no
podría llamarse una realidad humana;
2) La dimensión óntica, clásicamente predicada del pecado, en realidad pertenece a
la gracia del perdón. Si no fuera así, no podríamos afirmar la superioridad de la
gracia sobre el pecado. Nos faltaría, de hecho, la categoría antropológica
(trascendental) para poder hacer comprensible la salvación histórica y sobre
todo escatológica del pecado.
El Pecado original, según Schoonenberg y por Lohfink:
Se le presenta al hombre desde fuera, aunque no necesariamente en su realidad de
pecado. Independientemente de las teorías sociológicas que se empleen para
determinar el tipo y el dinamismo de condicionamiento del entorno y de la sociedad
concreta sobre cada hombre que se desenvuelve en ellos, es innegable que lo
conflictivo, violento, manipulador, y truncante que todo hombre encuentra en su
ambiente, contribuye a la manera concreta en la que este hombre se desarrolla como
persona (pág. 150)
El pecado personal:
brota de la autoconciencia libre y consciente y, a partir de este nivel trascendental,
alcanza las relaciones y se objetiva en el mundo.
Precisamente porque tiene su origen en la autoconciencia trascendental, este pecado
es capaz de trascender una realidad tanto de pecado ya dada, social o personal, como
una realidad de salvación ya existente. (pág. 154).
Diferencia entre pecado original y pecado personal:
El pecado original alcanza la autoconciencia del hombre desde la inserción social,
mientras que el pecado personal alcanza la inserción social desde la autoconciencia
(pág. 154)
Lo que llamamos 'pecado' es un aspecto integrante de la realidad total de los sistemas
sociales en sus múltiples aspectos sociológicos, tanto de sus 'valores', como de sus
'antivalores'
¿Qué pasa con esta realidad histórica de pecado cuando penetra en la
autoconciencia del hombre?
Si es apropiada de manera que forma parte atemática de la autoconciencia, es decir si
el hombre no desenmascara esta realidad como violenta e injusta sino que a recibe
como norma válida de su propia existencia, personaliza este pecado y usa su impulso,
en siempre nuevas series de actos personales, para crear una realidad de pecado
personal.
3. El proceso del perdón y de la conversión
El hombre es autónomo, es decir propiamente hombre, sólo como totalmente
dependiente de Dios, un hecho que también puede expresarse así: cuanto más
dependiente se experimenta el hombre respecto a Dios, tanto más es auténticamente
humano.
Lo nuevo, divino de la creación consiste en que empieza a devenir un hombre capaz
de romper la cadena esclavizante de una violencia siempre nueva y otra injusticia
siempre nueva, porque el hombre encontrado en el Espíritu de Cristo, por Cristo
empieza a existir para el padre. El encuentro con Cristo es una novedad óntica, una
capacitación histórica y escatológica para el Reino, cuyo sujeto es un nuevo hombre
en camino hacia la creación última de la humanidad del Dios Trino.
¿Qué sería la salvación (creación)?
la salvación (creación) es, pues, superación de la misteriosa realidad del hombre que
consiste en que se convierte siempre, y siempre de nuevo, en propagador y víctima
de la violencia y de la injusticia.
1. Creación y salvación, concepciones que designan la novedad del hombre a partir
de cristo, son inseparablemente conversión en varios aspectos: 'convierten' al hombre
en algo que no fue antes'; lo capacitan para una realidad nueva; hacen que este
hombre 'se dé’ la vuelta, hacia Cristo para existir sólo ,gracias, a él; hacen que este
hombre ‘convierta' su sociedad y su mundo en anticipación del Reino;
2. Precisamente a causa de los rasgos que acabamos de enumerar sabemos que el
'pecado' (original o personal) sólo puede ser captado en toda su magnitud desde el
perdón experimentado como nueva creación.
¿Cómo ha de comprenderse esta enseñanza si afirmamos que toda salvación es
necesariamente un proceso (de configuración a Cristo) que tiene su fundamento
en la autocomunicación del Dios tripersonal y en la creaturalidad-historicidad
del hombre? (pág. 159)
El bautismo crea una realidad nueva, la de la configuración a Cristo y de su victoria
sobre el pecado y la muerte. Esto es realmente creación, porque convierte al
bautizado en alguien que empieza a existir en Cristo, por Cristo y para Cristo, lo cual
es sinónimo de salvación. Ahora bien, esta nueva realidad salvífica es la que sólo
puede darse en forma de proceso. Esto, en este contexto, no puede menos de
significar que también el 'pecado original’ es transformado en pecado perdonado sólo
paulatina y progresivamente. (pág. 160)

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