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UNIVERSIDAD 

CATÓLICA DE EL
SALVADOR
DESARROLLO PEROSNAL
LCDA. EVA LUISA ESTRADA
Reflexión 
OBJETIVO: 

Conocer las dimensiones de mi yo personal


para comprenderme mejor.
El yo personal

Agenda  1. La conciencia y el
inconsciente

2. El yo como núcleo
último de la persona
EL YO
PERSONAL
¿Quién es?
Todos somos un yo, con ello hacemos referencia a lo más profundo del
ser, la identidad personal.

Soy consciente de mí, de mi ser corporal, espiritual, de mi intelecto, de


mi libertad. 

Soy cuerpo, soy alma, soy inteligencia, soy libre.

Y ese “YO”, núcleo último con el que realmente nos identificamos, es lo


que vamos a considerar a continuación.
La conciencia y el
inconsciente 
UN BREVE RECORRIDO HISTÓRICO

El camino que nos lleva hasta el “YO” es la


conciencia entendida como subjeti vidad.
La fi losofí a no ha profundizado en el “YO” en
cuanto tal.
La fi losofí a clásica, y especialmente la
medieval se ocuparon de la conciencia
fundamentalmente desde el punto de vista de
la acción y de su moralidad.
Para que una acción  tuviera
califi cación moral era
necesaria la advertencia por
parte del sujeto  y la
refl exión se enfocó desde la
perspecti va de la conciencia,
como advertencia de la
acción, como darse cuenta de
que estoy actuando y de que
esa acción es voluntaria.
La Escolástica estaba centrada en el objeto y, por eso mismo, le
resulto generalmente muy difícil ser consciente del sujeto y de su
interioridad.

La reflexión sistemática sobre la conciencia en cuanto tal es obra


propiamente de la modernidad y se puede considerar a DESCARTES
como su iniciador.

El cogito, “pienso luego existo” , se sitúa ya en la perspectiva


propia de la conciencia, es decir en el interior del sujeto. 
La conciencia de DESCARTES no estaba radicada en el ser y, por eso
con el paso de los siglos y los desarrollos, y las elaboraciones de
diversos pensadores (Kant y Hegel) acabo convirtiéndose ella misma
en el ser, en el absoluto.

La conciencia pasó de ser una propiedad de la persona, a ser


conciencia pura en el racionalismo y, posteriormente, en Hegel,
autoconciencia absoluta.
En el siglo XIX se puso de manifi esto la existencia del
inconsciente, y con ello se estableció las bases de la
postura vigente sobre la persona:

El hombre no es un ser autotransparente frente a su


propia inteligencia. Sino un sujeto carnal, oscuro, con
una conciencia  de sí, solo parcial.

Con esto fi nalizamos el breve recorrido histórico.


El sentido más evidente y más directo de conciencia es el de SER
CONSCIENTE.

LAS DIMENSIONES
DE LA CONCIENCIA.
Cuando actúo, por ejemplo: soy consciente de que estoy actuando.
 

No realizo una acción de modo irreflexivo y oscuro, sino que al ponerla


en acto de modo misterioso me doy cuenta de que estoy poniendo esa
acción, de que está surgiendo de mi interior y de que está allí
existiendo.
En este senti do, como dice Wojtyla: esta dimensión de la
consciencia es como poner los objetos (acciones,
experiencias, las vivencias) en la luz; la conciencia los
ilumina y puedo verlos y decir: Están ahí, están
sucediendo y yo soy consciente de ello.

La conciencia entendida de este modo ni es intencional, ni


es cognosciti va, es decir en senti do estricto:
La consciencia no conoce el objeto,
(esto es misión de la inteligencia),
sino lo que hace es iluminar para que
la persona se dé cuenta de lo que
está conociendo, experimentando o
viviendo.
Dicho de otro modo, puedo llorar o reír, gozar o sufrir, conocer o
querer, pero la consciencia no hace nada de eso.

Su misión primera y fundamental es permiti r darse cuenta de que


río o lloro, de que estoy conociendo o de que estoy amando, es
decir, permiti rme ser consciente de mi propia vida.

Esto es la conciencia como ser consciente de.


LA CONCIENCIA COMO LUGAR DE LA
SUBJETIVIDAD.

LA CONCIENCIA DEL ACTO

Soy consciente de que actuó y por eso, entre otras cosas, soy
moralmente responsable.

El papel esencial de la conciencia consiste en consti tuir el lugar


del “YO” y de la subjeti vidad.

 ¿QUÉ SIGNIFICA ESTO EXACTAMENTE?


Signifi ca que somos personas no solo porque
seamos conscientes de nuestra acti vidad, sino
por algo mucho más profundo que posibilita ese
darse cuenta, por la existencia de un espacio
interior en el que vivimos y habitamos, en el
que introducimos y arraigamos nuestras
experiencias, del que surgen nuestros
senti mientos, nuestros amores y nuestros odios
y al que vuelven una vez mezclados y
enfrentados con el mundo.
OTRAS CARACTERÍSTICAS DE LA CONCIENCIA.
 
La conciencia no es inalterable o constante, por esta razón se produce el
escándalo de los idealistas.

Hay momentos en que desaparece por completo (sueño, perdida de


consciencia por golpes o debilidad, etc.) y otros en los que puede aumentar o
disminuir (somnolencia, ebriedad o cansancio.) no siempre es clara o lúcida.

La claridad de la consciencia explica Jaspers: 

Exige que tenga claramente ante mí lo que pienso, lo que sé y lo que quiero,
lo que hago, lo que siento, mi vivencia, la vinculación a mi “YO”, y que se
mantenga en conexión por el recuerdo.
La conciencia no es homogénea.

No tengo conciencia de todo del mismo modo y con la misma intensidad.

Se focaliza su haz de luz y que, por eso, lo vivo con particular intensidad.

Algunos autores han hablado de una tercera dimensión de la conciencia: la del


AUTOCONOCIMIENTO o conocimiento de la conciencia en torno a sí mismo.
En este caso, estamos frente a una actividad del intelecto.

Cuando el sujeto se conoce a sí mismo (esto es el autoconocimiento), realiza una actividad


intelectual que no depende directamente de la conciencia, ya que no es cognoscitiva ni
intencional.

La conciencia de esta actividad, de ese autoconocimiento, se reduce a las dos dimensiones que
ya hemos descrito:

Ser consciente de ese autoconocimiento y vivirlo.


EL INCONSCIENTE.
 
EXISTENCIA Y DESCUBRIMIENTO DEL
INCONSCIENTE
 ¿Cómo se puede tener experiencia, es
decir, consciencia, de algo que es
inconsciente?
Ejemplo: el arti sta puede trabajar con
denuedo para crear en la belleza, pero para
ello necesita un impulso decisivo pero
incontrolable: la inspiración, que se oculta
en las profundidades del espíritu y surge y
se manifi esta de modo inesperado.
Existe dentro de nosotros una dimensión
de naturaleza psíquica que escapa al
menos parcialmente al dominio de
nuestra conciencia.

Ejemplo: un sujeto hipnoti zado puede


realizar acciones que luego no recuerde
llegando incluso, cuando ha vuelto al
estado consciente, a cumplir órdenes
que se le imparti eron durante el estado
de hipnosis sin darse cuenta de ello.
Desde un punto de vista descripti vo
podemos considerar las siguientes
dimensiones o estratos del inconsciente: 
DESCRIPCIÓN
Subconsciente: lo comprenden todos los
TOPOGRÁFICA
aspectos de la realidad de los que nos
DEL damos apenas cuenta por estar centrados
INCONSCIENTE en otras cuesti ones, pero que, volviendo
sobre ellos podemos fácilmente identi fi car
Preconsciente: lo consti tuyen todos los procesos o contenidos
psíquicos que habitualmente existen de manera inconsciente y
que solo con un gran esfuerzo o mediante procedimientos
sofi sti cados (terapias, hipnosis) se pueden elevar a la
conciencia como, por ejemplo, recuerdos olvidados hace
ti empo que se despiertan por algún acontecimiento imprevisto
e intenso o mediante hipnosis
Inconsciente profundo: lo consti tuye la acti vidad psíquica
de la persona que nunca sale a la superfi cie y que, por
tanto, solo conocemos de modo indirecto.
EJEMPLO DE SUBCONSCIENTE

Está constituida en buena medida por procesos que realizamos de manera


automatizada.

Procesos que alguna vez realizamos de modo plenamente consciente,


pero por su repitencia la psique lo automatiza. 

Por ejemplo, secarse el cuerpo después de bañarse, dar llave la puerta,


lavarse las manos antes de comer. 
EJEMPLO DE PRECONSCIENTE

El recuerdo de un rostro, una dirección, un apellido, un nombre, un


número telefónico, las fechas importantes, etc.

EJEMPLO DE INCONSCIENTE PROFUNDO

El significado de regalarle chocolates a la novia o regalarle una rosa.


En conclusión, resulta darse cuenta de que prácticamente la totalidad de la vida y de
la acción humana es una mezcla de aspectos conscientes e inconscientes.

La persona es dueña de sí a través de la conciencia, pero esta siempre actúa


acompañada de una sombra necesaria y elusiva.

Necesaria porque sin el inconsciente la mente humana no podría liberarse de multitud


de tareas repetitivas y triviales que lo condenaría al fracaso y a la rotura psíquica, y
elusiva porque lo que se escapa a nuestra conciencia es siempre oculto y misterioso.
Freud comparó la
mente humana a
un iceberg
PROPIEDADES DEL YO.

AUTOCONCIENCIA.

EL YO COMO
AUTOPOSESIÓN.
NÚCLEO ÚLTIMO
DE LA PERSONA INTIMIDAD.

A su vez en dependencia de la posesión encontramos el


AUTODOMINIO, del que tratamos de hablar de la libertad.
Por ser dueño de mí, puedo
disponer de mí y decidir mi
desti no tanto desde un punto de
vista moral como existencial.
FUNCIÓN DEL “YO” EN EL CONJUNTO DE LA
ACTIVIDAD PERSONAL

1.FUENTE DE ACTIVIDAD

2. Unicidad

3.PERMANENCIA EN EL TIEMPO.

4.- SER SUJETO.

5.-PERSONALIDAD E IDENTIDAD.
BÚSQUEDA DE LA IDENTIDAD PERSONAL

EL “yo” el centro de la persona y es por eso también el lugar radical de


la identidad, de mi identidad.

La identidad es lo que soy en concreto, como persona específica y


única.

Todos los hombres y mujeres tenemos las mismas características


esenciales, pero, al mismo tiempo, todos somos distintos y esa
especificidad es lo que constituye nuestra identidad.
La persona se enfrenta con cambios radicales que la dejan
desconcertada y perpleja y la obligan a tomar decisiones
importantes.

Niñez 

Juventud 

vejez

En conclusión:

La vida humana aparece, así como una compleja mezcla  de presente


y futuro, estabilidad y acción, inti midad y relación con los demás,
éxito y fracaso, felicidad y frustración.
Bibliografía

Burgos, J.M. (2005). Antropología:


una guía para la existencia. (2da.
Edición) Madrid España. Ediciones
Palabra. (20 ejemplares)

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