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LA ESPIRITUALIDAD EN EL HOMBRE.
Desde la perspectiva logoterapéutica de Víktor Frankl
Como si existiesen una serie de capas: las más externas permiten y son
necesarias para la expresión del núcleo.
Sintetizando:
En Frankl aparece la idea de un inconsciente espiritual (Frankl, 1979, pág. 21).
(Inconsciente espiritual por la incapacidad de autoconciencia reflexiva del
espíritu).
El hombre que ha llegado a entender su vida como misión puede dar un nuevo
paso: Vivir la misión como mandato. Se descubren los rasgos esenciales del
Homo religiosus: un hombre cuya conciencia y responsabilidad se da junto a la
misión que él se impone.
Del mismo modo que el hombre no puede ser comprendido sin Dios, no
se puede acceder a Él sino desde el hombre mismo. Lo racional es insuficiente
y deja paso a lo emocional, a ese anhelo irresistible que no puede referirse sino
a Dios.
Nosotros, sólo nosotros somos los seres que buscamos sentido a la vida.
Pero no lo hallaremos a menos que nos abramos a una dimensión
profunda, a menos que todo lo que vivimos, experimentamos, obramos,
elaboramos, esté impregnado de la confianza en algo que no nace de
nosotros mismos.
BIBLIOGRAFÍA
Son:
Del cristianismo:
Inexactitudes teológicas:
Sin embargo:
Sí, es compatible:
Cita que ante un pensamiento de Frankl él dijo “esto es cristiano, cien por
ciento”. Frankl respondió “anima naturaliter cristiana” (expresión de Tertuliano).
Frankl usa esa expresión para hablar del anhelo de todo hombre por Dios y la
Religiosidad.
Gómez Prieto M. (2002). La espiritualidad en el hombre desde la perspectiva logoterapéutica de Viktor Frankl. Psicología y
Psicopedagogía. Año III, Nº 10, Junio 2002. Disponible en: http://www.salvador.edu.ar/psic/ua1-9pub03-10-03.htm
2. Resumen:
Marina Gómez Prieto hace una descripción de la dimensión espiritual del hombre a partir de visión logoterapéutica de Viktor Frank.
Según él, la persona es un ser espiritual que utiliza la mente y el cuerpo para expresarse. Su espíritu atraviesa al consciente, al
preconsciente y al inconsciente; es algo único e indivisible que permite superar los condicionamientos biológicos, psíquicos y
sociales para distanciarnos de éstos y de nosotros mismos en la búsqueda de un sentido de vida que nos trasciende. El espíritu
toma como objeto de su reflexión y acción al mundo que le rodea y sus valores, pero no puede hacerse consciente de sí mismo, por
lo cual habla de un “incosciente espiritual”, entendiéndolo como una capacidad innata y no intencional de relacionarse con Dios y
como un lugar donde nace y desarrollan la moralidad, la creencia y la actitud religiosa, también de forma inconsciente.
Frank considera a la persona como un ser libre, porque no está sujeta a la dictadura de los impulsos y puede decidir la actitud que
tomará ante el futuro o el sufrimiento; y a la vez lo considera un ser responsable ya que, al tener que enfrentar la necesidad o el
anhelo de los valores y del sentido (de cumplir con una tarea, papel o misión en la vida), debe también rendir cuentas ante “alguien”
sobre la búsqueda y realización de los mismos. Tarde o temprano, el ser humano se ve interpelado en su conciencia por lo limitado
y fragmentario de la existencia y por la necesaria existencia de un Sentido Ultimo, un ser Trascendente, ante lo absurdo de una vida
sin estas convicciones o presupuestos. Cuando descubrimos esto, Frank dice que empezamos a entender nuestra misión o sentido
de vida en el mundo como “un mandato” que hay que cumplir pero que, en definitiva, cada quien decide si realizarlo o no. Una
persona que no alcanza a identificar su fin último con un ser Trascendente (Dios), también puede alcanzar en parte su realización
ampliando su visión de los valores existenciales, no como elementos morales o religiosos, sino como actitudes vitales ante uno
mismo, los demás y el mundo, aunque lo ideal sea lo primero.
Al final del artículo, se deja en claro la posición personal de Frank ante la Trascendencia: Dios existe y no es un simple producto
primitivo de la psiquis humana ante el miedo a la muerte o a las fuerzas naturales que le superan. La aceptación o no de este hecho
está más en el plano existencial-teológico de la fe que en el plano intelectual-antropológico de la ciencia. Llegamos a la fe por
revelación personal del Amor de Dios a nuestras vidas. Sólo podemos aceptar a Alguien si le conocemos y confiamos en El. Para
Frank, Dios es el Primero y el Ultimo, la Súper Persona, el Súper Sentido, el Fin Último que sólo podremos buscar en esta vida y
encontrar plenamente en la otra, pero cuya búsqueda desde ya nos realiza auténticamente. Su Logoterapia busca facilitar a la
persona este proceso de conocimiento, superación y encuentro personal del Sentido.
4. Comentarios y opiniones:
El planteamiento de Victor Frank es cada día más actual. Ante una sociedad occidental pos moderna que dejó de lado los valores
religiosos y trascendentales, desde mediados del siglo XX hemos visto resurgir el interés en estos temas a través de innumerables
manifestaciones religiosas o pseudocientíficas, artísticas y literarias. Precisamente el materialismo y el bienestar económico como
ideales de progreso, desarrollo y felicidad han dejando un gran vacío en las sociedades y personas que corren tras ellas como fin
principal de sus esfuerzos y políticas de acción. Frank descubre por experiencia propia, tras haber vivido las dos guerras mundiales,
que el sentido de la existencia es el Amor, y aún cuando los lazos humanos más cercanos desaparezcan (pues en su caso, a los 30
años, había perdido a sus padres, hermanos y esposa en campos de concentración nazis), el ser humano tiene “una tarea” en este
mundo, un sentido y una responsabilidad. El decidió sobrevivir y compartir su experiencia a quienes sufren y ven debilitada su
voluntad de luchar. Me parece que, como neurólogo, psiquiatra y persona espiritual resiliente, Frank es uno de los personajes más
representativos de una espiritualidad contemporánea; desde sus raíces y religión judía, se nos presenta como un gigante del sentido
de la vida y de la esperanza. Independientemente del credo o actitud ante la trascendencia, Frank comparte a toda la humanidad
una gran verdad: Dios existe y nos ama incondicionalmente… vale la pena vivir confiando plenamente en El y ponerlo como
prioridad a todos nuestros demás valores. Debemos buscarlo activamente para que nuestro ser se ilumine con una nueva claridad
que nos hará más libres, responsables y felices, ya que por naturaleza le necesitamos y somos capaces de conocerle y de amarle.