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Ponencia del Juan José Bustamante, Profesor del Centro de Estudios Orientales de la Pontificia Universidad Católica del Perú al II Congreso Nacional de ALADAA Asociación Latinoamericana de Estudios de Asia y Africa - Sección Perú
Título original
LA REALIDAD ÚLTIMA ES NO DUAL Visión del Vedanta en el Hinduismo y del Dzogchén en el Budismo del Tíbet
Ponencia del Juan José Bustamante, Profesor del Centro de Estudios Orientales de la Pontificia Universidad Católica del Perú al II Congreso Nacional de ALADAA Asociación Latinoamericana de Estudios de Asia y Africa - Sección Perú
Ponencia del Juan José Bustamante, Profesor del Centro de Estudios Orientales de la Pontificia Universidad Católica del Perú al II Congreso Nacional de ALADAA Asociación Latinoamericana de Estudios de Asia y Africa - Sección Perú
Profesor del Centro de Estudios Orientales en el Congreso de ALADAA
¡Dedico esta ponencia a la memoria de mi
querido y admirado maestro el Dr. José León Herrera, Namaskar Ji!
LA REALIDAD ÚLTIMA ES NO DUAL
Visión del Vedanta en el Hinduismo y del Dzogchén en el Budismo del Tíbet
¿Qué es la Realidad? Queremos conocer la Realidad que ES, más allá de la mera existencia condicionada, aparente y cambiante, para distinguir lo absoluto de lo fenoménico y relativo. ¿Cuál es el Ser absoluto y cuál es la Verdad última para el ser humano? No debemos confiar enteramente en la percepción sensorial, inconsistente y sesgada, que imputa solidez y permanencia a fenómenos transitorios y aparentes. A la percepción sensorial la intervienen y modifican memorias y expectativas, sesgos conceptuales proyectados sobre los fenómenos. Necesitamos sistemas de análisis poderosos no limitados por la interpretación conceptual, sino 2
basados en la experiencia profunda del
preguntador.
VISIÓN DE LA REALIDAD DEL
VEDANTA, EN EL HINDUISMO El Vedanta es uno de los seis puntos de vista del Hinduismo sobre la Realidad, que nos enseñan a discernir lo real de lo aparente. Vedanta, de Veda, de la raíz sánscrita Vid, que significa visión, ‘conocimiento, sabiduría’, por parte de los sabios (rishis, videntes, no porque hayan visto algún fenómeno en particular sino porque “han visto la Realidad” en sí), es la ‘culminación’ de la sabiduría, en su sentido más absoluto, sabiduría sobre la verdadera naturaleza de los fenómenos y del más importante de entre ellos, el ser humano. No es que los rishis o “videntes” sólo hayan pensado o discurrido con la razón sobre lo absoluto, sino que han tenido una experiencia trascendente de “lo Real”. La trascendencia es concebida como superación de los límites. Esta visión es Advaita, en sánscrito ‘No-dos’, no dual o no dualista. No es un monismo, porque no se afirma una unidad, más bien se afirma que no hay dos, pues el Ser, Brahman, 3
es la única Realidad. Es el Conocimiento – la
consciencia. Y el Ser Individual, Atman, no es diferente del Ser Absoluto: “Ese Ser, esa Esencia, eso eres tú”. Y se responde, “Yo soy Eso, el Ser Absoluto”. El Ser es indefinible, inefable, incognoscible, inasible. El Uno sin segundo (sólo hay Ser, no hay otra cosa). Sobre él encontramos los ‘grandes dichos’ o Mahavakyas, encontrados en las Upanishad: “Eso eres tú” ‘El Ser eres tú’. Yo soy el Ser’ “El Conocimiento es el Ser” “Este Ser individual es el Ser” El Ser es uno, sin segundo. yo soy Eso. Todo esto es Ser. Esto, verdaderamente, es Eso
El término Tat, “Eso”, proviene de la misma
raíz indoeuropea que da el inglés “that”, y pretende ser una referencia a lo inexpresable, aquello de lo que no se puede afirmar ni negar nada. Es decir, en verdad sin referencia alguna. 4
De lo que podemos dar referencia es sólo de lo
relativo a algo, ‘esto’.
“Eso” es lo que está ‘más allá’ de todo ‘esto’.
La naturaleza del Ser, se dice en sánscrito SAT
– CHIT – ANANDA: Ser – Consciencia – Plenitud. Realidad del ser, lo que en verdad es, que es verdad. Consciencia en cuanto que es puro conocimiento. Plenitud en cuanto que es todas las posibilidades que están incluidas en su infinita potencialidad. Esta ilusión de las apariencias es Maya, Lila, un juego de los sentidos que imputa realidad a las experiencias, cuando sólo son relatividades y apariencias: los entes nos aparecen como reales, pero eso es sólo una confusión, la de tomar por real lo que no lo es. Afecta nuestra consciencia, vistiendo de quimeras, de multiplicidad y de impermanencia, lo que en verdad es Real, Uno y Permanente. El mundo, el samsara, el yo, es sólo un reflejo cambiante del Ser inmóvil, o más bien un espejismo del Ser. 5
Siendo el Ser nuestra verdadera identidad, el
objetivo de este camino espiritual y filosófico es la liberación del sufrimiento implicado en el “yo” personal y limitado, disolviendo el espejismo del ego y de la mente ordinaria. Por lo tanto, la liberación significa un cambio en el estado de consciencia alcanzado a través de la práctica introspectiva de la indagación, que permite obtener el conocimiento realizado, jñana, y descubrir nuestra verdadera identidad como consciencia perfecta. Es entonces que el jivatman, el ser vivo, se transforma en el jivanmukti, el liberado en vida: la mente mirando la mente se ha disuelto a sí misma y a toda apariencia personal. La limitación de la experiencia humana como espacio de dolor ha sido trascendida y sólo el Ser Es. 6
VISIÓN DE LA REALIDAD DEL
DZOGCHÉN EN EL BUDISMO DEL TÍBET El Dzogchén El Dzogchén es una enseñanza que se encuentra en el Budismo. Sin embargo, no es una escuela filosófica o de pensamiento, es más bien una enseñanza sobre la Realidad y cómo reconocerla o des-cubrirla. El nombre de esta visión es Dzogchén, en tibetano, compuesto de dos partículas: Dzogpa, completo, pleno, y Chenpo, grande. Gran Completud. Es un camino particular de realización de las potencialidades humanas. Pero aún más importante, Dzogchén es nuestra verdadera naturaleza, nuestra Realidad última, Pura e Inteligente. La verdadera naturaleza de la mente es la Plenitud, la compleción, nuestra calidad de completo, de no carencia. El Dzogchén es entonces un camino radical para Conocer la Realidad del mundo y de los seres en su naturaleza más absoluta, no dual. 7
No niega sin embargo la perspectiva relativa, la
incluye, sólo afirma que ésta es una percepción fragmentaria de una Realidad más completa, que no se percibe como evidente y que por ello se ignora. Y vivir en la ignorancia es lo que causa incomodidad, dolor, sufrimiento.
La existencia condicionada y la mente
humana En la sabiduría, la mente abre las puertas de su percepción a lo ilimitado, concibiéndose a sí misma como un espacio mental, una vacuidad espaciosa pero llena de pura consciencia. Vacuidad quiere decir que todas las formas mentales que surgen en la mente no permanecen en ella, sino que se disuelven al surgir, simultáneamente, como escritura en el aire o el agua, auto liberándose y dejando la mente libre y fresca. Por lo general no nos damos cuenta de ello y creemos que las experiencias permanecen en la mente (confundiéndola con la memoria) y llegan a configurar contenidos mentales ‘sólidos’ y persistentes, tendencias del deseo y el pensamiento, que pueden llegar a ser obsesivos, 8
generando sensaciones de malestar, frustración
y hasta de las llamadas heridas psicológicas. La mente es un potencial de sufrimiento si no reconocemos ese proceso, pero también un potencial de liberación, si es que descubrimos la verdadera naturaleza de los contenidos y procesos mentales. El conocimiento de la mente tiene una importancia capital para conocer la verdadera Realidad, sin sesgos culturales, emocionales o psicológicos.
La Verdadera Naturaleza de la Mente
El Dzogchén es entonces el Conocimiento (o la no ignorancia) de la Verdadera Naturaleza de la Mente, la Realidad, la Base impersonal de la mente instrumental y personal del yo. Este Yoga reconoce y constata que todos sus contenidos surgen de su Base autoperfecta, y retornan a ella, se Auto Liberan. Lo que surge de la perfección es también auto perfecto, aunque tenga formas aparentes imperfectas, pues en esencia es perfecto ya, es decir que no tiene una existencia inherente y constituye sobre todo una forma pasajera que 9
adopta la capacidad cognitiva de la mente. Es el
poder creativo de la mente. Para el Dzogchén, lo que verdaderamente surge en la mente ordinaria es la luminosidad natural de la Consciencia, Ödsel, su inteligencia innata o capacidad de darse cuenta, aun cuando esta sea luego utilizada para fines contingentes no inteligentes. La Verdadera Naturaleza de la Mente o Realidad es entonces experimentada como ese espacio mental, vacío, libre y puro, que es la “la Base” o Ghzi, un espejo en el que aparecen los reflejos de su energía, “la clara luz de la mente” o thukllé. Esta luz, aunque no posee una forma específica, se manifiesta continuamente en la mente instrumental bajo el aspecto de la multiplicidad de las formas mentales, conceptuales, emocionales y corporales, namtog (S. vikalpa). Son manifestaciones de la Base hechas de espacio y luz mentales, puras, aunque configuradas en formas diversas por la fuerza de las propensiones psíquicas de la mente convencional, que resultan de las propias acciones, el karman.. 10
El Camino del Dzogchén
Para llegar a descubrir la Mente completa del nirvana, ponemos en práctica dos actitudes: el relajarnos para “Cortar a través de las tensiones”, el Tregchöd, y el ver claro para “Cruzar Saltando Directamente”, el Thögyal. Puesto que las tensiones son solamente aparentes, podemos, en primer lugar, relajarlas para ir a través de ellas y penetrar hasta la pureza original, kadag, mediante una Apertura no referencial, Sin Objeto, soltando el control, las ataduras y las resistencias. Al soltar el control, se transfiere todo al espacio absoluto de la consciencia – se le suelta y se le permite que se auto libere. Luego, descubrimos la mente vasta mediante el “Cruzar Saltando Directamente”, el Thögyal, en el cual se unen los surgimientos o formas mentales que surgen nítidamente en la mente como ‘clara luz’, con el espacio mental vacío de la consciencia pura, donde esos surgimientos se disuelven y se auto liberan en la expansión espaciosa en la Apertura Natural. Es espacio mental con forma disolviéndose en espacio mental sin forma. 11
Al liberarse todo surgimiento, se deja al
descubierto la llamada Mente Vajra – término que significa rayo o diamante, representando la naturaleza de la realidad última, que es invulnerable, indestructible, real, incorruptible, estable, inobstruída e invencible. Todo es puro en la consciencia pura. Las apariencias impuras no lo son en realidad. Por eso tomamos la aparente mente impura como el camino, no para transformarla en pura, sino para reconocer su pureza primordial. Así se descubre que la llamada Base o Fuente tiene en realidad la misma pureza que la mente llamada ‘ordinaria’, donde consideramos que toda aparición mental y emocional es pura, porque esté hecha de espacio mental primordialmente puro. Y descansamos allí, sin observar, sin enfocar la atención en un solo punto – con la mente descansada y sin esfuerzo. Así nos mantenemos en un estado contemplativo, en Consciencia de la Consciencia, en Rigpa: Consciencia consciente. El sujeto no es el yo, es la consciencia, sin que tengamos que abandonar al yo convencional, 12
puesto que, siendo ilusorio, ¿qué vas a
abandonar? El yo es el medio para conocer la sabiduría, es un despliegue espontáneo del espacio mental puro y lleno de potencialidades, el Poder Creativo de la Mente. Un despliegue de la pura consciencia. Reconociéndolo, ponemos en práctica la no- meditación, sólo la mente cómoda. El tiempo es abolido. ¡Sólo queda el instante! Eso es todo.