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Imágenes y palabras.

Escritos sobre cine y teatro.


ALAIN BADIOU
Teatro y filosofía

Badiou comienza planteando en su texto la compleja relación entre el


teatro y la filosofía. En este sentido señala que: “hay que partir de las
categorías a través de las cuales la filosofía aprehende el arte en general y
el teatro en particular. ‘Filosofía’ será tomado aquí como aquello cuyo
concepto central, sea cual fuere su nombre singular, es en definitiva la
verdad.”

Distingue tres figuras o formas canónicas de la comprensión filosofante


del arte, que llama: didáctica, clásica y romántica.
Didáctica

Esta figura establece como tesis que la verdad es exterior al arte dado que su
registro es el de la apariencia. En este sentido, se vuelve tanto más
sospechoso dado que su potencia emotiva se aleja del proceso racional de la
búsqueda de la verdad. La función de la filosofía será lograr que la eficacia
subjetiva del arte permanezca al servicio de las verdades eliminando
ambigüedades.

“La filosofía instituye una didáctica teatral por crítica y rectificación de los
equívocos y de las imposturas”.
Clásica

Según el autor la tesis de esta figura establece también que la verdad es


exterior al arte, pero que esa exterioridad es inocente y no sospechosa.
Esto resulta claro dado que para el clásico la función del arte no es
cognitiva sino práctica “el teatro capta al sujeto en una operación de
identificación y de transferencia por la cual él proyecta y depone sus
pasiones.”

La imitación (mímesis) que pone en marcha la transferencia no tiene


estructura de verdad simulada sino que se encuentra dentro de la
categoría, propiamente imaginaria, del verosímil.
Romántica

En esta figura la tesis es que el arte sólo es capaz de verdad concreta. El


arte es la manifestación sensible de la Idea infinita.

“El teatro es legitimado en relación con la abstracción del concepto como


mezquindad del mundo real, en tanto que mediación sensible”.
De estas figuras, el siglo XX no hizo más que renovaciones sin ser
ninguna reemplazada: “Digamos que el siglo saturó a las tres relaciones
heredadas entre teatro y filosofía. Innovó, por cierto, pero desde el
interior de una saturación categorial.”
“El propósito más contemporáneo es entonces el de la posibilidad de una
cuarta relación […] Llamaré a esta relación: inmanentista. Y la entenderé
así: el teatro no tiene la verdad fuera de sí mismo, ni debe contentarse
con una catarsis de las pasiones o de las pulsiones, ni es el absoluto que
descendió en la finitud escénica. El teatro produce en sí mismo y por sí
mismo un efecto de verdad singular, irreductible.”
1) “El teatro es un acabamiento. El texto de teatro, o si se quiere el
poema teatral es absolutamente virtual o abierto […] El teatro es la
virtualidad de la idea advenida en la actualidad perecedera del
escenario […] Es lo que se llamará a la dimensión de
acontecimiento de la verdad teatral.”

2) “El teatro hace que se encuentre la eternidad y el instante en un


tiempo artificial […] Voces y cuerpos son cruciales, pero sólo por el
hecho de ser las materias del tiempo [...] Es lo que llamaré la
dimensión experimental de la verdad teatral”
3) “El teatro organiza por su montaje temporal, una destinación
colectiva de la idea. Es una actividad esencialmente pública. [...]
Es lo que llamaré la dimensión cuasipolítica de la verdad teatral.”

4) El teatro indica dónde nos situamos en el tiempo histórico, pero


lo hace en una suerte de amplificación legible que le es propia.
Clarifica nuestra situación. [...] Es lo que llamaré la función
amplificante de la verdad teatral.
Tesis sobre el teatro

1) El teatro piensa, es un agenciamiento de componentes materiales


e ideales cuya existencia es la representación. Este agenciamiento
produce ideas que son Ideas-Teatro, la idea adviene en la
representación y por ella.
2) Una Idea-teatro es un esclarecimiento. El teatro es una
experiencia material y textual de la simplificación. Separa lo que
está mezclado y confuso y así guía verdades de las que él es capaz.

La idea-teatro, como el esclarecimiento público de la Historia o de


la vida, sólo adviene en la culminación del arte.
3) La inextricable vida es dos cosas: el deseo que circula entre los
sexos y las figuras del poder político y social. El Teatro piensa en el
espacio abierto entre la vida y la muerte, el nido del deseo y de la
política en forma de acontecimiento, es decir, de intriga o
catástrofe.
4) La Idea-Teatro está en el texto o en el poema incompleta,
retenida en una suerte de eternidad. La Idea-Teatro sólo adviene en
el tiempo de la representación. El acto teatral es una
complementación singular de esa idea.

Una idea eterna incompleta en la prueba instantánea de su


acabamiento.
5) La prueba temporal contiene una parte considerable de azar. El
Teatro siempre es la complementación de una idea eterna por un
azar un poco gobernado.

Una representación de Teatro jamás abolirá el azar.


6) En el azar hay que contar al público porque forma parte de lo que
completa la Idea.

El público representa a la humanidad en su inconsistencia misma,


en su variedad infinita.
7) La crítica tiene a su cargo el cuidado del carácter azaroso del
público. Su oficio es llevar la Idea-Teatro tal como la recibe hacia
lo ausente y lo anónimo. Ella convoca a la gente a que vaya a
completar la Idea.

La crítica también trabaja entonces, en el multiforme advenimiento


de las Ideas-Teatro
. Lo que el crítico debe vigilar no es su parcialidad, que es
requerida, sino el seguimiento de las modas, la copia, el parloteo
social, el espíritu o el servicio de la audiencia demasiado
comunitaria.

. No se le pedirá al crítico que sea justo, se le pedirá al crítico que


sea un representante instruido del azar público.
8) No creo que la principal cuestión de nuestro tiempo sea el horror,
estamos saturados de esas cuestiones y la fragmentación de eso en
Ideas-Teatro es incesante. Nuestra cuestión es menos la de una
tragedia moderna que la de una comedia moderna.

Nuestro tiempo exige una invención, lo que anuda en la escena la


violencia del deseo y los roles del pequeño poder local, la que
transmite en idea-teatro todo aquello de lo que la ciencia popular es
capaz.
9) El teatro tiene por deber recomponer en el escenario situaciones
vivas articuladas a partir de algunos tipos esenciales, y proponer
para nuestro tiempo gente excluida e invisible que de pronto, por el
efecto de la Idea-Teatro, es en el escenario la inteligencia y la
fuerza, el deseo y el dominio.
10) Hace falta, para mantener ante el Estado la necesidad del
advenimiento de las Ideas-Teatro, una Idea. Esa Idea es por el
momento imprecisa.

El teatro debe pensar su propia Idea. El público va al teatro para ser


sorprendido por las Ideas-Teatro, no sale cultivado sino aturdido.

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