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Aristóteles (384 a.

C), analizo estos dos conceptos: “mimesis y tragedia” en su


obra “La Poética”, la cual básicamente, consta de un trabajo de definición y
caracterización de la tragedia y otras artes imitativas, pero centrándose
principalmente en la tragedia.

Aristóteles tiene la idea de que todas las artes son imitación. Considerando a la
tragedia como el mejor modo de imitar, la manera más perfecta de representar
la realidad, tiene como finalidad provocar ciertas emociones en el espectador y
su posterior catarsis.

Mimesis, diversos fueron los filósofos y pensadores que hablaron sobre la


mimesis. Según Demócrito, mimesis significaba tomar ejemplo de las obras de
la naturaleza. Pero el primero en introducir el término mimesis, como imitación,
en un sentido estético, fue Sócrates, imitación significo para él “copiar la
apariencia de las cosas”.

Concepto este que tuvo su origen en la reflexión que éste hizo sobre las bellas
artes (pintura y escultura). Formulando así la teoría de la imitación, la cual
sostenía que; “la imitación es la función básica de artes como la pintura y la
escritura” (Tatarkiewicz, 1975, 302). Esta teoría se convirtió por muchos siglos,
en unas de las principales teorías de las artes, estas fueron aceptada por
Platón y por Aristóteles los que a su vez, cada uno le dio un diferente sentido a
esta teoría.

Platon: el arte no imita a la realidad para el a través de la imitación no


se llega a la realidad. Aristóteles al contrario de Platón, la imitación para él no
era “una copia fidedigna, sino un libre enfoque de la realidad; el artista puede
presentar la realidad de un modo personal.” (Tatarkiewicz, 1975, 303). Siendo
así, vemos que imitar para Aristóteles no significaba hacer una copia original,
autentica, la cual trataba de ajustarse lo máximo posible a la realidad, sino que
el artista podía hacer una expresión libre de sus obras de arte, basándose en
los elementos de la naturaleza. Debido a que según el concepto aristotélico la
imitación era primeramente, una imitación de las actividades humanas, la cual
se fue convirtiendo poco a poco en la imitación de la naturaleza.
Esta teoría mimética qué fue un produjo en clásica Grecia (siglos IV, V
a.C), perduro por muchísimos siglos más, con teóricos que apoyaban la
postura de Platón, y otros que apoyaban la postura aristotélica, Se puede decir
que la teoría mimética gozo su auge en el Renacimiento, siendo aceptada por
las artes visuales, se sostenía que la imitación de la naturaleza era la forma
más segura de alcanzar la belleza, la perfección. En esta época surgen
diversas ideas al respecto de la imitación, como por ejemplo, que ésta era una
tarea demasiado difícil para el arte, debido a que la imitación no podría nunca
igualarse al modelo, otros la consideraban una tarea insignificante. También
estaban los que apoyaban la idea de que el arte podía ser más perfecto que la
naturaleza.

Concluyendo la teoría mimética perduro aproximadamente veinte siglos,


transitando por varias etapas y periodos.

Aristóteles trabajó el concepto de mimesis en los primeros capítulos de su


obra “La Poética”. Del capítulo I al V plantea el tema principal en una discusión
entre la poesía y sus clases. Hay que aclarar que cuando Aristóteles habla de
poesía, está hablando de arte en general.

Para Aristóteles la “Poética” es una forma de crear belleza, aunque el


término “belleza” no es nombrado en la obra, debido a que se considera que
está sobrentendido, hablar de arte, es hablar de belleza. había que reproducir,
representar, crear algo nuevo utilizando una técnica, y partiendo de un modelo
(la naturaleza) al cual se imita, es decir recrea algo que ya existe.

En el capítulo I Aristóteles plantea que todas las artes son miméticas,


pero que se diferencian entre si debido a sus tres formas de mimesis, que son:
los medios de la imitación, el objeto que es imitado, y la manera de imitar.

Por los medios se entiende, aquellos medios materiales que son


empleados para imitar a sus objetos, como por ejemplo, la música utiliza
sonidos para imitar, la danza utiliza movimientos y ritmos, la poesía se vale de
las palabras, el ritmo y la armonía.

Ya los objetos imitan a las acciones hombres de condición noble o de baja


condición (si los hombres son de condición noble, estamos frente a la tragedia,
ya si son de baja condición, estamos frente a la comedia). Siempre que se
imita a las acciones de los hombres es en el sentido de reproducciones de la
vida humana (ethos).

Y por último el modo o manera en que son imitados cada uno de los
objetos. Dice Aristóteles que “es posible imitar con los mismos medios los
mismos objetos” haciéndolo de forma dramática o narrativa. Hay dos modos de
imitar: de forma indirecta, como lo hace Homero por ejemplo, el cual va
contando lo que va ocurriendo, como actúan y lo que sienten los personajes, o
sea, hay alguien que se pone entre lo que se cuenta y a quien se cuenta. Y la
otra de forma directa, como el teatro por ejemplo, no existe nadie que narre,
sino es el espectador que lo ve de forma directa, como Sófocles, por ejemplo,
que representa a través de la acción, sus personajes representan la
dramatización (o sea la acción).

En el capítulo V Aristóteles habla sobre comedia y la define, prestando


claras pautas de por qué ésta se diferencia de la tragedia. La comedia imita la
parte inferior del ser humano, los comediantes eran poetas poco dignos, la
acción de lo que ellos imitaban, eran acciones de hombres vulgares, de una
calidad moral inferior, esas acciones vulgares no dejaban nada digno, no
educaban al ciudadano. Siendo así, la diferencia entre una y otra es
básicamente que, la tragedia representa a personajes superiores, a lo que en
realidad son, mientras que la comedia intenta representarlos aún peores de lo
que ya son.

Más de la mitad de la “Poética” está dedicada a la tragedia, y solamente tres


capítulos están dedicados a la epopeya, los cuales los compara con la tragedia.
Aristóteles considera a la tragedia, como el mejor modo de imitar, la manera
más perfecta de representar la realidad.

El origen de la tragedia “…se originó con los autores de los


ditirambos…” (Poética, 1449b) podría derivar de un canto en honor a Dionisos,
Considerando así a la tragedia como un género bien desarrollado para su
época.
En el capítulo VI Aristóteles define a la tragedia como; “imitación de
una acción elevada y también, por tener magnitud, completa en sí misma;
enriquecida en el lenguaje, con adornos artísticos adecuados para las diversas
partes de la obra, presentada en forma dramática, no como narración, con
incidentes que excitan piedad y temor, mediante los cuales realizan la catarsis
de tales emociones.” (Poética, 1450a). Siendo así, como ya lo hemos
mencionado, la tragedia, es pues un arte imitativo, que tiene como objeto de
imitación, a las acciones de carácter virtuoso y esforzado. y utiliza para ello los
medios, como por ejemplo el ritmo, la métrica o la música, y tiene como
finalidad provocar ciertas emociones en el espectador y su posterior catarsis

las partes de la tragedia, se pueden analizar desde dos puntos de vista,


de su cualidad y de su cantidad. Desde el punto de vista de su cualitativo,
Aristóteles en el capítulo VI, distingue seis partes que componen la tragedia; la
fábula, los caracteres, la elocución, el pensamiento, el espectáculo y la
melopeya. Las cuatro primeras son las partes verbales, y las últimas dos, el
espectáculo y la melopeya, son las partes no verbales.

Aunque el filósofo no se detiene a analizar individualmente cada una de


estas partes, destaca la importancia de la fábula, señala que esta es la
principal y más importante, “la vida y el alma por así decir, de la tragedia es la
fábula” (Poética, 1450b). El termino fábula, corresponde al griego “Mythos”,
término éste, que Aristóteles lo utiliza para referirse a la fábula, otra traducción
que también se puede usar es la de trama o argumento. El teatro griego, la
fábula, utiliza un mito, el cual está arraigado en el tiempo, sin importar si éste
tiene o no un carácter extraordinario. Siendo así el mito logra asegurar,
verosimilitud y credibilidad de los hechos. La fábula es entonces la imitación de
una acción, la composición, estructuración u ordenación de los hechos, ésta es
entera, debido a que tiene un comienzo, un medio y un fin. Como podemos
observar la fábula es una parte indispensable para la tragedia, sin ella no hay
tragedia.

La fábula a su vez está integrada por dos partes, las cuales


representan “…los más poderosos elementos de atracción en la tragedia…”
(Poética, 1450b), estos son: la peripecia y el reconocimiento. En el capítulo XI
el Aristóteles realiza una definición de peripecia, “…es un cambio de un estado
de cosas a su opuesto, el cual concuerda (…) con la probabilidad o necesidad
de los acontecimientos.” (Poética, 1452b), este concepto remite a que en la
acción, que se produce un giro en sentido contrario de los que venía
sucediendo. Como lo afirma Palialunga, la peripecia es un “cambio en la
situación dramática o argumento” (Palialunga, 2001, 77).

El reconocimiento o anagnórisis es definida por Aristóteles como, “un


cambio de la ignorancia al conocimiento, y así lleva al amor o al odio en los
personajes signados por la buena o la mala fortuna” (Poética, 1452b). Este
concepto alude a que se pasa del desconocimiento de un hecho por ejemplo, al
conocimiento del mismo llevando así el paso de una amistad a una enemistad,
o viceversa. La mejor forma de reconocimiento es la que va acompañada de
peripecia. Debido a que "…ambos incrementan el temor y la compasión”
(Palialunga, 2001, 78).|

Continuando con las otras partes de la tragedia, El carácter y el


pensamiento se trabajan de forma conjunta por esa posibilidad de manifestar
algo universal ante una elección. El pensamiento es pues “el poder de lo que
se debe decir o lo que es adecuado para la ocasión” (Poética, 1451a). Quiere
decir que consiste en la capacidad de decir lo que se debe y lo que conviene
decir, y Aristóteles afirma que esto es tarea del discurso político y retórico.

En el capítulo VI Aristóteles dice que el carácter “…es lo que nos incita


a adscribir ciertas cualidades morales a los protagonistas…” (Poética, 1450b).
“El carácter en un drama es lo que revela el propósito moral de los
protagonistas” (Poética, 1451ª). El personaje forma su carácter por haber
elegido repetidas veces unas cosas y no otras. En el capítulo XV Aristóteles
establece cuatro requisitos que deben cumplir los caracteres de en la tragedia.
Primeramente menciona a la bondad, “Primero, y sobre todo, que deben ser
buenos.” (Poética, 1454b). Si las elecciones que los personajes realizan son
buenas, su carácter será bueno y viceversa. En segundo lugar habla de la
adecuación, o sea el carácter debe de ser adecuado al tipo de personaje del
cual se está tratando. Luego nombra a la semejanza, según señala Palialunga
se puede relacionar esta exigencia con el fin de la tragedia, provocando “temor
y compasión” en los espectadores. Y por último la coherencia, que significa que
el personaje debe mantener su carácter a lo largo de la obra, por ejemplo
siendo siempre un personaje de carácter bueno y con elecciones buenas.

Desde el punto de vista cuantitativo, Aristóteles también señala seis


partes en la tragedia, que la caracterizan de un modo externo, es decir, las que
componen la estructura de la tragedia. Estas son, prólogo, episodio, éxodo,
canción coral, estásimo y “commoi”.

El prólogo es la parte que antecede a la entrada del coro, tiene como función
realizar un resumen de la situación dramática, pueden participar tres actores,
pero solo hablan dos, o puede ser un monologo,

El episodio es la parte recitada por los actores entre cantos corales. El éxodo,
es el que daba el final a la tragedia, después de la cual no hay canto del coro.

el párado es el canto de entrada del coro, éstos entraban bailando y


cantando, hasta ocupar su lugar en la orquestra. Y la estásima es la
intervención del coro entre cada episodio. Y por último, el commos, que es un
lamento en el que interviene el coro junto con los actores.

Otras dos ideas muy importantes dentro de la tragedia son, la del héroe
trágico y la de catarsis, las cuales son trabajadas por Aristóteles en los
capítulos XIII y XIV de la “Poética”. El capítulo XIII, aclara que para que la
trama sea buena esta no debe ser simple, sino que debe ser compleja y
además argumenta que esta; “…debe de imitar acciones que provoquen temor
y piedad” (Poética, 1453a), acotando también que este es el fin de la tragedia.
Aristóteles señala tres posibilidades que son contrarias a este fin y por lo tanto
deben de ser evitadas en una “bella” trama.

Acota primeramente que los hombres virtuosos no pueden aparecer


felices en la trama y luego pasar a la desdicha, ya que esta no es una situación
que inspire piedad o temor al espectador. Tampoco los hombres malos pueden
pasar de la mala fortuna a la dicha, a la felicidad, esto tampoco provocaría
temor o compasión, sino que sería más bien una situación despreciable. Y por
último, tampoco puede “…un hombre malo en extremo deslizarse de la
felicidad a la miseria.” (Poética, 1453a), debido a que siendo así, esto no es
nada trágico, teniendo en cuenta que esta situación no provocaría ningún
sentimiento en el público, o como lo señala Palialunga; “…no suscita ni temor
ni compasión, ya que (…) el temor se experimenta ante quienes son
semejantes a nosotros.” (pág. 79).

Como resultado de lo visto por estas tres posibilidades y


anteponiéndose a ellas, el héroe trágico para Aristóteles, es un hombre “… no
virtuoso en extremo, ni justo cuya desdicha se ha abatido sobre él, no por el
vicio ni la depravación, sino por algún error de juicio, como es el caso de
quienes gozan de gran reputación y prosperidad (…) el cambio en la fortuna
del héroe no ha de ser de la miseria a la felicidad, sino al contrario de la
felicidad a la desdicha, y la causa de esta transformación no ha de residir en
ninguna depravación, sino en algún error de su parte, más el hombre mismo ha
de ser tal como lo hemos descrito, o mejor…” (Poética, 1453b).

A partir de esta definición encontramos los atributos específicos que debe tener
un héroe trágico, noble, un hombre que se domina el principio de la mesura, ya
que no es ni virtuoso al extremo y tampoco malvado, no cae en la desdicha por
algún desvió propio, sino porque en el transcurso de la obra, comete una falla
de carácter, sufriendo así, una caída trágica.

La catarsis, que es considerada la finalidad de la tragedia, se logra a


través de los efectos que la tragedia ejercer sobre los espectadores. Según
Aristóteles a través de la piedad y el temor, el espectador purifica sus propias
pasiones, y eso será considerado catarsis.

Aristóteles plantea que la trama debe de estar debidamente ordenada,


para lograr así, que el público sienta “…horror y piedad ante los incidentes”
(Poética, 1453a). Alude a que por medio de la piedad y el temor se produce el
“placer trágico”

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