tratos infantiles Los niños sobrevivientes del desamor desarrollan estrategias de supervivencia para obtener como sea los nutrientes básicos para no morirse, así como una práctica de supervivencia que les predispone a desarrollar todo tipo de conductas, afectos, creencias para mantenerse vivos. Los derechos del niño
1. Igualdad 2. Protección
Todos los niños son iguales, La ley debe velar por la
por lo que no se debe realizar protección especial del diferencias entre ellos. Por este desarrollo físico, material, mismo principio los niños no social, mental y moral del pueden ser discriminados ni niño. por su religión, edad, sexo, educación, ni por la condición social, física ni cultura 3. Identidad 5. Integración
Los niños tienen derecho a un Los niños con alguna
nombre y nacionalidad. discapacidad tienen derecho a educación y cuidades especiales 4. Calidad de vida para su condición.
El niño tiene derecho a una 6. Amor y comprensión
alimentación, vivienda y Los niños necesitan el amor y atención médica adecuada para comprensión por parte de los sus necesidades. En este derecho padres y de la sociedad. En el caso se incluyen a las madres en el de que los niños no puedan estar tiempo antes y después del con los padres, las autoridades nacimiento de la guagua deben preocuparse de su cuidado 7. Educación y juego 9. Amparo Todo niño tiene el derecho a recibir Todos los niños deben ser educación gratuita y obligatoria por lo menos en las primeras protegidos en caso de etapas de su vida. Además, tienen abandono y de explotación del el derecho de difrutar de juegos y trabajo. diversiones que esten orientados a su educación. 10. Solidaridad 8. Auxilio El niño debe ser formado en Los niños deben ser los primeros un espíritu de solidaridad, en recibir ayuda en caso de amistad, comprensión, desastre tolerancia, paz y justicia El ciclo transgeneracional de la violencia familiar Riesgo de la repetición de la violencia a través de las generaciones. Los niños maltratados que no reciben una protección adecuada y coherente pueden manifestar sus sufrimientos con comportamientos violentos hacia los demás o hacia ellos mismos muchos años después. En todas las regiones del mundo existe una deuda con las víctimas de la violencia porque sus sufrimientos no han sido reconocidos y porque los recursos para apoyarles han sido insuficientes. El adultismo
Se ha denominado “adultista” a la posición referencial que
impide a ciertos adultos conectarse con el niño que vive en sus corazones. Esta postura los mantiene emocionalmente lejos de los niños necesitados de apoyo y protección. A los adultos se les olvida que los niños tienen necesidades específicas y son sujetos de derecho, por lo que se crea una insensibilidad desde el mundo adulto. El hecho de que cada adulto lleve su infancia en la memoria debería permitirle la empatía necesaria para identificarse con los niños y sus necesidades. Esto ocurre naturalmente cuando el paso de la infancia hacia la vida adulta es resultado del amor, de los cuidados, de la protección y la educación que los adultos son capaces de proporcionar a los niños. Cada persona en mayor o menor medida ha sufrido en algún momento el dolor, las humillaciones y la impotencia de ser maltratado por un adulto. Un ejemplo del adultismo es el hecho de que muchas medidas judiciales destinadas a proteger a los niños son tomadas por jueces o responsables de servicios sociales que ni siquiera conocen a los niños, sino que lo hacen a través de expedientes. Este abuso de poder conlleva el riesgo de agravar el sufrimiento de los niños. Los diferentes niveles de la etiología de los malos tratos infantiles
Los factores determinantes en el surgimiento de los malos
tratos infantiles son:
Los contextos familiares: la negligencia, el maltrato, la
violencia física y psicológica y los abusos sexuales intrafamiliares.
Los sistemas sociales de protección infantil: los efectos
dañinos de intervenciones de protección tardías, intempestivas o inadecuadas.
El sistema judicial: la victimización de niños en los procesos
judiciales. Los contextos familiares
Los malos tratos como fenómenos trasgeneracionales:
casi siempre son expresión de historias de sufrimiento de los adultos que los provocan. Los malos tratos como consecuencia de un déficit o falta de competencias parentales: las historias de malos tratos, la falta de modelos de parentalidad sana y los fenómenos de institucionalización en la infancia explican que los padres que producen los malos tratos no hayan podido desarrollar las competencias parentales para asegurar el bienestar de sus hijos. Los malos tratos como expresión de una injusticia relacional: cuando los niños no han recibido los cuidados necesarios o son víctimas de violencia o abuso crecen con la esperanza de que la vida les reparará esta clase de injusticias. Muchas veces esto no sucede y esperan que sean sus hijos los que reparen estas injusticias. Como esto no ocurre, pueden sentirse engañados y frustrados, lo cual desencadena el nuevo ciclo de los malos tratos. Los malos tratos como expresión de contextos de pobreza y exclusión social: este tipo de contextos favorecen la emergencia de todo tipo de malos tratos en la familia. Los malos tratos como manifestación del abuso de poder: los malos tratos son siempre una perversión de la asimetría del poder existente entre los adultos y los niños. Los malos tratos como violación de los derechos de las personas y transgresión de la ley: atentan contra los derechos humanos y contra los derechos de los niños. Los sistemas sociales de protección infantil Detección tardía de las situaciones de los malos tratos. Prolongación de los periodos diagnósticos.
Demora e incoherencia de las medidas de
protección. Desconocimiento de los instrumentos para evaluar las competencias de los padres y sus posibilidades de rehabilitación en un tiempo razonable. Falta de programas estructuraos para la rehabilitación de las competencias parentales. Insuficiencia de recursos de acogida residencial y de acogimiento familiar que tengan en cuenta todas las necesidades de los niños. Síndrome del “peloteo”.
Criterios arbitrarios en la regulación de visitas de los niños
con sus padres biológicos. Alienación sacrificial de los niños, tanto para obtener la colaboración de los padres como para recoger elementos probatorios para su condena. Procedimientos judiciales El niño es utilizado como testigo, tiene que acusar a sus propios padres.
La dificultad de probar la causalidad del daño y ser reconocido como
víctima. El carácter adultista y por lo tanto incomprensible para los niños de los procedimientos judiciales. La ausencia de un abogado que defienda los derechos e intereses de los niños , así como la falta de asistencia y apoyo psicológico para el niño durante el proceso judicial. Protección de los derechos de los padres en desmedro de los derechos de los niños. Los procesos de victimización múltiple durante los peritajes u contraperitajes, resultado de los interrogatorios y exámenes para verificar los testimonios infantiles. Malas prácticas educativas y terapéuticas La falta de vínculos afectivos e implicación relacional de los profesionales con los niños, a menudo, acompañada de una falta de continuidad en las relaciones terapéuticas o educativas. Dificultades para sentir empatía por el sufrimiento de los niños (sobretodo cuando es expresada a través de conductas disruptivas). La ausencia de espacios de reflexión sobre el papel de las representaciones (de cada profesional a la hora de intervenir en relación con la “familia”). La apropiación de los niños (demolición moral de los padres de los niños). Dificultades en el manejo de la autoridad en los procesos educativos y terapéuticos (autoritarismo v/s permisividad). Escasez de modelos y recursos terapéuticos adecuados. Además de la escasez de terapeutas especializados en el trabajo con traumas, resultado de los malos tratos. Ausencia o insuficiencia de programas destinados a la capacitación parental.