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Liderazgo y visión empresarial

Unidad 1

Generalidades
Psicología de las personas
Una de las ramas de la psicología más famosas es la Psicología de las diferencias
individuales, también conocida como Psicología Diferencial. 
Esta se encarga de investigar acerca de las diferencias psicológicas que existen entre
los individuos y, en ocasiones, acerca del modo en el que estas se relacionan con
otras características individuales de tipo no psicológico. Nos permite distinguir entre
tipos de personas atendiendo a diferentes características de su cuerpo o de su
comportamiento.

Diferentes tipos de personas


1. Extrovertidas
Este tipo de persona está definido por la necesidad constante de buscar fuentes de activación
a través de la interacción con el entorno. A la práctica, eso significa que las personas
extravertidas disfrutan de la compañía de los demás, porque el diálogo (verbal o no verbal) es
una fuente de estímulos constantes. Del mismo modo, acostumbran a preferir moverse a
permanecer en un mismo lugar.
2. Introvertidas
Aunque con frecuencia se confundan, los introvertidos no son, técnicamente, personas
tímidas, aunque con mucha frecuencia son ambas cosas. Lo que define a los introvertidos es
que no necesitan estar expuestos a estímulos externos constantemente, y que si estos son
muy intensos o se prolongan en el tiempo, acostumbran a causarles molestias antes que al
resto de personas.
Los introvertidos viven volcados hacia su vida mental, su imaginación y sus recuerdos, es
decir, hacia las acciones que se pueden realizar solamente mediante procesos mentales que
no producen movimientos de músculos.
3. Estables emocionalmente
Este es uno de los tipos de personas con una mayor capacidad para gestionar los momentos
difíciles o estresantes, ya que este tipo de experiencias no producen un impacto tan notorio en
su manera de pensar, sentir y actuar. Sin embargo, esto no significa que necesariamente
deban ser alegres. De hecho, en algunos casos podrían parecer todo lo contrario y presentar
aplanamiento emocional.
4. Rebeldes
Aunque estos días parece que la palabra "rebelde" solo se utilice en campañas de publicidad y
estrategias de marketing, también forma parte de uno de los instrumentos de medición de la
personalidad más utilizados. Este tipo de persona tiende a mostrarse más receptiva a formas
de pensar y de hacer que resultan chocantes e innovadoras, y muestra mucho menos respeto
por la autoridad que el resto.

5. Conservadoras
Son la antítesis de las rebeldes. Tienden a dar por buenas las costumbres
y los modos de hacer que han sido practicados durante mucho tiempo y desconfían de las novedades.
6. Ciclotímicas
La ciclotimia es un concepto que se usa para hacer referencia a una alta afectividad y a una gran
sensibilidad en general. Este tipo de personas son capaces de experimentar las emociones más
intensas a partir de las experiencias más cotidianas e insignificantes. Por ejemplo, podrían llegar a
llorar con cierta facilidad al recordar una película.
7. Esquizotímicas
Este tipo de personas son la cara opuesta de las ciclotímicas, y experimentan las emociones de un
modo muy débil. Además, muestran una tendencia al aislamiento, entre otras cosas porque la
interacción informal con los demás no les aporta tanta sensación de bienestar.
Esta es una característica que, cuando es muy extremada, está vinculada con la esquizofrenia, aunque
no en todos los casos se tiene por qué producir el paso a esta enfermedad.
8. Astutas
Las personas astutas se caracterizan por tener la capacidad de ver las cosas con un
distanciamiento que les permite descubrir explicaciones alternativas sobre lo que está pasando
y sobre lo que puede pasar. De este modo, no pensarán a partir de un marco mental que les
llega desde otras personas, sino que construyen el suyo propio.
9. Ingenuas
Las personas ingenuas son todo lo contrario que las astutas. Son mucho más confiadas y dan
por buenas las ideas y las propuestas de los demás, pensando a partir de esta clase de
discursos impuestos desde fuera. Esto hace que puedan ser manipuladas con relativa
facilidad, o que incluso lleguen a disculparse por aquello que no es su culpa. También son
sensibles a un tipo de engaño llamado gaslighting.
10. Obsesivas
Las personas obsesivas tienden a quedarse atrapadas en bucles de pensamientos de los que
les cuesta salir, un fenómeno conocido como rumiación. Por ese motivo les cuesta más tomar
decisiones y llevar a la práctica sus propuestas, o bien quedan estancadas a causa de
la parálisis del análisis.

11. Hostiles
Las personas hostiles experimentan rabia con mayor facilidad que el resto, y su umbral de
tolerancia a la frustración tiende a ser bajo. Por consiguiente, son especialmente proclives a
crear situaciones conflictivas y a expresar su desacuerdo ante las opiniones, intenciones o
actitudes de los demás. Esta es una característica de la personalidad que suele ser alta en
personas con trastornos como el Trastorno Explosivo Intermitente, aunque esta es una
categoría claramente patológica.
12. Cínicas
Este es uno de los tipos de personas que podrían ser relacionados con el pesimismo, aunque
no son exactamente lo mismo. Las personas cínicas tienden a pensar que los demás tienen
motivaciones poco nobles que quieren esconder, aunque sin caer en el extremo de la manía
persecutoria, ya que no se sitúan en el centro de una narración específica acerca de lo que
ocurre a su alrededor.

13. Neuróticas
El neuroticismo es un concepto amplio que agrupa varias características
psicológicas relacionadas con las emociones y el modo en el que se
experimenta el estrés, algunas de las cuales ya quedan representadas en el
resto de dimensiones de la personalidad. En concreto, las personas neuróticas
son aquellas que tiene una baja tolerancia a la frustración, experimentan enfado
con facilidad, son propensas a los estados depresivos y a la ansiedad, cambian
de estado de ánimo con facilidad y con frecuencia sienten emociones
desagradables como por ejemplo el miedo. 
Características generales de los seres humanos
Somos seres egoístas por naturaleza
Cuesta aceptarlo pero nuestra naturaleza es egoísta, siempre que hacemos algo buscamos
que nos den algo a cambio, nunca damos si no tenemos una recompensa.
Tal vez me digas que existe gente solidaria en el mundo que da sin pedir nada a cambio, y no
voy a negarlo, pero quienes donan y ayudan también reciben una retribución por lo que hacen,
y esa retribución  son las emociones que se generan en ellos cada vez que hacen algo por
otras personas.  
En las relaciones humanas, nos preocupa más que nos amen en vez de amar. Todo lo que
hacemos tiene un fin y ese fin se centra en uno mismo. Queremos ser importantes, valorados,
nos gusta pensar que somos necesitados, que somos el centro del universo, es una de las
tantas necesidades de los seres humanos.
 

Nos apegamos a casi todo


Una de las similitudes que encontré en la psicología de las personas es que la mayor parte de
los seres humanos se apegan a lo que les gusta.
Nos apegamos a personas, lugares, hábitos. Todo aquello que nos reporta buenas emociones
lo transformamos en algo esencial para nuestras vidas, y nuestra mente lo asocia
automáticamente con algo indispensable, casi tan indispensable como el agua o la comida.
Es por eso que cuesta tanto separarnos de una persona, mudarnos o dejar de ir al trabajo.

Nos guiamos por nuestras emociones


Tal y como explico en el artículo desarrollando la inteligencia emocional, la gente se guía por
emociones.
Si tenemos que tomar una decisión lo hacemos siempre desde el instinto emocional, rara vez
podemos usar el razonamiento, voy a ponerte un ejemplo de lo más simple.
Si tuvieras que elegir entre salvar la vida de una persona que amas, por ejemplo tu hijo, y a un
completo descocido ¿A quien salvarías? Y si, así es, elegirías a tu hijo, porque entre tu hijo y
tú hay emociones involucradas, y son esas emociones las que te llevaran a decidir.
Nada nos conforma, siempre nos sentimos incompletos
Aquí hay otra verdad, es que nada nos conforma, nunca llegamos a sentirnos completos y
realizados.
Cuando estamos frustrados o nos sentimos mal comenzamos a movilizarnos para satisfacer
un deseo o calmar una necesidad,  pero cuando conseguimos lo que queremos, pronto
deseamos más, no hay nada que nos llegue a conformar.
Tal vez podemos sentirnos conformes durante algunas etapas, pero con el tiempo
necesitamos más y más. Muchas veces escuché decir a la gente “Cuando tenga dinero seré
completamente feliz”. 
Lo que sucede es que, una vez que tienen ese dinero no son felices, van a querer aún más, y
cuando obtuvieron más dinero tampoco fueron felices, la necesidad nunca acaba.
Esta es otra de las observaciones más destacadas que hice, en casi todas las personas que
fueron analizadas. El sentimiento de estar incompleto era prácticamente un patrón fijo que se
repetía, me atrevo a decir que fue el único patrón que se repitió siempre. 
 

No valoramos lo que es fácil de obtener


Veamos este ejemplo, imaginemos que una persona desde que nace lo tiene todo, una
hermosa casa, coches, ropa, comida en abundancia y todo lo que te puedas imaginar.
¿Crees que esta persona valoraría su riqueza? No, y tampoco lo estoy culpando ya que
algo muy popular que se dice es “No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes”. !Que gran
verdad!.
En los humanos se cumple, en general valoramos lo que nos cuesta conseguir. Le damos más
valor al oro que a la madera porque es más difícil de conseguir, y esta ley se aplica en la
psicología de las personas.
 
Nos criticamos constantemente
No considero que toda la gente se dedica a criticar, pero la mayoría lo hace.
En general quienes son perfeccionistas sufren en mayor medida este fenómeno. El noventa por
cierto de sus pensamientos es ofensivo hacia ellos mismo.
“Hago mal las cosas podría haberlas hecho mejor” “Estoy gordo” “Estoy muy flaco” “Nadie me
aprecia” “Nadie me toma en serio” “Es cierto todo lo que dicen de mi, no sirvo para nada”.
Aquí nombré las más toxicas y las que más efecto causan en la psiquis de una persona.
 
Tenemos mucho ego y poca autoestima
Confundimos demasiado autoestima con ego.
Cuando estuve analizando personas me topé con algunos que decían tener su autoestima
muy alta, lo curioso fue que estas personas eran las mas soberbias, pesimistas, violentas,
quejosas y con problemas de ira. 
Sin embargo todo ellos me aseguraban que su autoestima era alta. Con el tiempo llegue a la
conclusión de que estaban confundiendo dos cosas que son extremadamente diferentes y que
una no tiene nada que ver la otra. Me refiero a la autoestima y al ego que son dos cosas
completamente diferentes.
Recomiendo leer el artículo Autoestima y ego para profundizar más en este tema.

Buscamos siempre aprobación de la gente


Si, aunque te cuesta admitirlo, eres una persona que necesita sentirse aprobada, y cada vez
que no te aprueban te sientes pésimo.
Yo creo que a todos nos gusta la aprobación, el problema reside cuando se vuelve una
necesidad y no puedes aceptar que haya personas que no te aprecien, que estén en
desacuerdo contigo, que te critiquen y que lamentablemente nunca podrás caerle bien.
 Recomiendo leer el artículo: Tú no necesitas la aprobación de nadie.
Somos esclavos de la vergüenza
La vergüenza es y será siempre una emoción que te congela.
Observé que la gente siente demasiada vergüenza, no se animan a hacer nada y pierden
muchas oportunidades en su vida por tener vergüenza.
Se utilizó durante años la vergüenza como un medio manipulativo para regular y controlar el
comportamiento del ser humano.
Se popularizó la idea de que la vergüenza es necesario para encajar en esta sociedad, pero
esta emoción ha traído a mi vida y la verdad millones de personas la incapacidad para
relacionarse con los demás o perseguir un sueño.
 

Tenemos una mente orientada al pesimismo


Puedo decirte que este si es un patrón que se repitió demasiadas veces, la falta
de optimismo era una característica sobresaliente.
Considero que el pesimismo es aprendido, es algo que tomamos de la sociedad y así como lo
aprendimos también podemos desaprenderlo. Pude ver pesimismo con preguntar simplemente
si tenían sueños o metas en su vida y la respuesta era que si, aunque siempre había
un “pero” en lo que me decían, orientaban todo a que podían salir las cosas mal y que no
estaban seguros de que lo lograrían.
Tipos de personalidad
Vamos a descubrir los 8 tipos de personalidad más frecuentes. Seguro que te sentirás
identificado con alguno de ellos y te animamos a que nos lo dejes en comentarios. Pues hoy
descubrirás aquello que desconocías sobre tu tipo de personalidad.

1. El indeciso
Suelen tener muchas dudas y ser inseguros, de modo que requieren mucha atención y
dedicación para que nos interpreten de forma correcta. Son personas que buscan tener
muchas opciones a la hora de actuar para evitar el arrepentimiento. Por ejemplo, comparan
muchos productos en el supermercado antes de decidirse a comprarlo.
Puede ser complicado relacionarnos con ellos. No es adecuado imponer un punto de vista
adecuado o mostrar excesiva seguridad, pues se aferrarán a esto y frenarán su desarrollo. Lo
mejor es fomentar la tranquilidad y confianza con palabras que favorezcan la cooperación, la
empatía y la escucha.

2. El silencioso
Este tipo de personas no nos ofrecen información sobre sus emociones, ni positivas ni
negativas. Se lo guardan para ellos, al igual que gran parte de sus opiniones. Suelen
reflexionar mucho sobre la situación en la que está, nos observan y analizan cuáles son
nuestras características principales.
La actitud que más facilitará nuestra relación con ellos es una disposición empática y
amable. La mejor forma de que perciban que nos interesamos por ellos y se sientan cómodos
es que hagamos preguntas cerradas, es decir, que favorezcan respuestas de Sí o No.
El hecho de que sean personas que hablan poco o nada, nos puede hacer pensar que no nos
escuchan y, por ello, favorecer que elevemos la voz. Esto resulta bastante incómodo y
debemos evitarlo. Además, si se animan a hacer algún comentario es mejor que no les
interrumpamos.
3. El egocéntrico
Se trata de una persona que cree que sabe de todo y que nos hace creer que tiene una
opinión firme y fundada sobre cualquier tema del que hablemos. Se muestra superior, no
acepta consejos e intenta controlar siempre la situación.
Se trata de uno de los tipos de personalidad tóxica para sí mismo en primer lugar. Solo le
agradan los elogios y en todo momento hace alusión a sus grandes conocimientos sobre lo
que se esté hablando en la conversación, menospreciando lo que los demás dicen.
Si consideramos que es superior a nuestras fuerzas, debemos de retirarnos de forma sutil sin
cerrar la puerta del todo. Evitaremos interrumpir de forma radical una conversación, discutir o
mostrar impaciencia o desconocimiento.

4. El reflexivo
Este tipo de personas tienden a buscar gran cantidad de información sobre un tema tratado. A
la hora de relacionarnos con ellos es necesario que seamos pacientes y aportemos la
información de la que dispongamos de forma objetiva y completa.
Es importante que les dejemos pensar y nos adaptemos a su ritmo si queremos tener una
comunicación fluida. Debemos evitar las prisas, pues son malas consejeras y es inadecuado
que les obliguemos a decantarse por una u otra opción, les forcemos a hablar o les pongamos
nerviosos.

5. El conversador
A este tipo de personas les gusta hablar de cualquier cosa, da igual el tema tratado en el
inicio. Puede saltar de una conversación a otra de forma constante, por lo que requieren que
les prestemos atención constante.
Siempre se interesan y tienen en cuenta lo que los demás tienen que decir. Por eso, a la hora
de relacionarnos con ellos, es importante que seamos concretos y vayamos por puntos. Es
necesario procurar que el entusiasmo no decaiga y no debemos mostrarnos cansados o
abatidos.
6. El discutidor
Estamos otra vez ante otro de los tipos de personalidad que puede ahogarnos. Este tipo de
personas, en su afán por contrastar y discutir sobre todo, puede resultarnos pesada, hacernos
dudar o responsabilizarnos.
Ante estas personas nos envuelve una nube tóxica con aires de superioridad y de grandeza
que puede poner límite a nuestra paciencia. Es importante que nos mantengamos firmes y
aportemos datos que refuercen nuestras opiniones para que éstas no sean engullidas por su
ego. No es conveniente que entremos a discusiones o mostremos debilidad, así como
tampoco es adecuado dejarse impresionar por sarcasmos o críticas personales.

7. El tímido
Las personas reservadas no suelen mirar a los ojos y ponen grandes distancias entre ellos y
los demás. La postura que mantienen suele ser encorvada y sugieren inseguridad. Les cuesta
mucho preguntar por miedo a hacer el ridículo y sentirse temerosos o ansiosos.
Es clave que el contexto sea tranquilo y favorezca el contacto visual progresivo, así como una
comunicación no verbal que no invada la intimidad del otro. No es aconsejable la mirada fija,
pues implica cierto reto que perjudicará que esta persona se abra ante nosotros.

8. El incrédulo
De nuevo nos topamos con personas que vampirizan la comunicación. Mantienen una
actitud defensiva constante, maximizan lo negativo y minimizan lo positivo.
Suelen estar predispuestos a no cambiar de opinión, por lo que no tienen interés en discutir y
tienden a hacer alusión a un intento de manipulación por parte de su interlocutor.
Es importante que seamos muy objetivos a la hora de hablarles para no darles opción de que
nos malinterpreten. Dada su tendencia de hacer una montaña con un grano de arena,
seremos cautelosos, asertivos, empáticos y seguros.
Relaciones de negocio con las personas
Toda actividad humana está basada en la interrelación entre individuos. Cada empresa, cada proyecto depende de más de una persona. Siempre tendremos que
interactuar con otros y es la calidad de estas relaciones, su correcto enfoque el lo que garantiza el éxito de nuestra visión. Por el contrario las pobres relaciones nos
llevan inevitablemente al fracaso.
Por otro lado, al emprender en el mundo de los negocios, inevitablemente nuestras relaciones con los demás se ven afectadas. A veces positivamente y muchas veces
negativamente. Sí, todo comienza  dentro  de  nosotros.  En el momento  en el  que experimentamos  esta  auto transformación comenzamos a tener resultados positivos
en nuestro entorno.

El respeto
El primer paso para desarrollar buenas relaciones es el respeto. Hay que respetar las
opiniones de los demás, sus decisiones, sus gustos, etc. no debemos imponer nunca nuestro
criterio
Resistir la tentación de opinar mal de los demás
Es una tarea difícil para muchos pero no hay mejor práctica que reservarnos opiniones
negativas de los demás. Cada quien tiene sus defectos y virtudes, todos estamos creciendo y
por lo tanto nadie tiene autoridad para juzgar a otros sobre sus decisiones.
Evitar los prejuicios
Cómo es posible que pretendamos conocer a las personas antes de tratarlas, o por la forma
de vestir o hablar, o por la gente con la que se junta. Nuestras experiencias pasadas son útiles
para prevenirnos de cometer los mismos errores pero son un estorbo para fomentar relaciones
saludables con los demás. Si consideramos que nosotros somos buenos y no merecemos que
nos juzguen antes de conocernos, debemos ser justos y aplicar este principio a los demás
también.
El servicio
Servir es nuestra carta de presentación. Para esto, necesitamos identificar cuáles son
nuestros puntos fuertes y nuestras debilidades. A qué tenemos acceso y a qué no. Porque
servir no significa crear falsas expectativas sobre cosas que podemos conseguir o hacer por
los demás.
Servir es un acto genuino de solidaridad con las necesidades reales de nuestros clientes y
hacia éste debemos orientar los bienes que comercializamos.
El círculo íntimo
Para  realizar  grandes  proyectos  necesitamos  personas  comprometidas  con  nuestra 
visióna nuestro lado. Pero esas personas no se comprometen con nosotros porque sí. Son las
relaciones que vamos creando con éstas las que incentivan su colaboración y sobre todo
permiten que nos ayuden a crecer y ser mejores personas. Y es el ser mejores personas, no
mejores vendedores, o mejores ingenieros, o mejores doctores, ser mejores personas es la
clave para el verdadero éxito en la vida.
Destacar ventajas con relación a la competencia
Tener una buena idea de negocio puede llegar a ser relativamente sencillo, pero ponerla en
marcha y conseguir destacar sobre tus competidores es una tarea bastante más complicada.
Con la feroz competencia que existe en cualquier sector, y la crisis económica que asola al
mundo, solo unos pocos logran vencer con sus rivales y sobrevivir en el mundo de los
negocios.
Todas las empresas tiene un mismo objetivo: meterse al cliente en el bolsillo. Ser capaz de
comerse literalmente a la competencia es uno de los desafíos que se plantea cualquier
negocio, independientemente de su magnitud

Situarse por delante de nuestros competidores debe ser el principal objetivo que nos
marquemos como empresa. Pero antes, tenemos que determinar cuál es esa competencia a la
que nos enfrentamos por copar un nicho de mercado concreto.
Cuando hablamos de competencia estamos haciendo referencia a tres tipos de competidores:
1.- Competidores existentes. Son las empresas con las que coexistimos y ofrecen servicios
dentro de nuestro mismo ámbito de negocio.
2.- Competidores potenciales. Son las empresas que todavía no están dentro de nuestro nicho
pero que podrían estarlo. Este tipo de competencia es aquella que trata de encontrar ventajas
competitivas para hacerse hueco en nuestro ámbito.
3.- Sustitutivos. Este tipo de competidor es aquel que, a través de diferente
metodología/servicio/producto, ofrece los mismos resultados que nosotros.
Claves para vencer a tu competencia.
a.- Aporta algo diferente
La novedad siempre es la clave. Hacer algo diferencial, que sea útil y cubra una necesidad insatisfecha del cliente es una garantía de éxito para cualquier negocio, ya
sea relacionado con el mundo online o el mundo offline.
b.- Innova
Un sector en crisis no debe ser un obstáculo si tienes una buena idea. No tengas miedo a arriesgarte. Si tienes claro un concepto novedoso ve a por él y consigue
desmarcarte del resto.
c.- Conquista al público
Captar la atención del cliente y conseguir fidelizarlo es una parte fundamental de las fórmulas para vencer a tu competencia. No basta con ser pionero en un sector
para triunfar, sino que hay que hacer las cosas muy bien. El cliente debe ser nuestra principal preocupación. Aprende las mejores técnicas para fidelizar clientes y
conseguir diferenciarte de la competencia.
d.- Diversifica
Ampliar tu gama de productos y servicios. Buscar cautivar a un público que no es tu target (objetivo), es otra de las fórmulas para vencer a tu competencia.
e.- Sé solvente
Más allá del producto o servicio, si de verdad quieres hacer sombra a tu competencia nunca despistes tu cuenta de ingresos y gastos, es el termómetro de tu
empresa. Tener un balance saneado (para poder presumir de ello) es el mejor aval para ganarse la confianza de los clientes y ser la envidia de tus principales
competidores en el sector.
f.- Comunicación
Aunque el producto o servicio que vendas sea de calidad, necesitarás saber cómo venderlo. Aprende a vender lo que tienes de la mejor manera posible. Diseña
una estrategia publicitaria, apoyada en campañas online y offline, para lograr un impacto directo en los usuarios y conseguir hacer marca en poco tiempo.
Paralelamente a estas acciones, define una estrategia de contenidos que te ayude a posicionarte de forma orgánica en los buscadores. De tal modo que empieces a
tener mayor presencia en las búsquedas de tus usuarios.
g.- El miedo es para los cobardes
Si has conseguido triunfar en un sector determinado, aunque en el momento de crear tu negocio no tuvieras competencia, te van a salir competidores de bajo de las
piedras. En este caso será prácticamente inevitable que te copien. No tengas miedo, tú les sacas ventaja, aunque tampoco te relajes. Intenta hacer frente a los nuevos
rivales apostando por una estrategia de innovación muy sólida que te permita ser uno de los líderes del mercado.
Capacidades y efectividad
Lo que realmente importa en el mundo de los negocios es quien eres y lo que haces. Todo es
mejorable y simplemente hay que trabajar constantemente en las capacidades personales que
ayudan avanzar en el mundo profesional.

Principales capacidades
1. Tener empatía: sin duda hay personas que tienen más empatía que los demás. Esta
capacidad es como un talento porque sin necesidad de utilizar palabras y casi de manera
telepática una persona es capaz de sentir lo que siente la otra.
2. Comunicar con disciplina: Requiere disciplina comunicar bien porque hay que tomarse el
tiempo de analizar las frases y mensajes para conseguir un radio alto de comprensión y
reducir el riesgo de mala interpretación.
3. Desarrolla tu creatividad: Igual tienes la mala suerte de no ser un afortunado que se te de
bien generar nuevas ideas. Todo, absolutamente todo se puede entrenar. Ser creativo no
significa ser caótico. Como con muchas cosas en la vida es cuestión de comprometerse con
ello.
4. Ser feliz: Requiere tomar constantemente decisiones que duelen a corto plazo. Nadie es
feliz durante toda su vida.
La diferencia es que unos actúan y otros no. Es disfrutar del camino. Tanto el éxito como el
fracaso son únicamente estaciones
temporales.
5. Organizarse bien: Lo más valioso que tenemos es nuestro tiempo porque es muy limitado.
La gran mayoría de nosotros no es capaz de organizarse bien y alarga tareas de manera
innecesaria. El objetivo es lograr hacer más cosas en menos tiempo.
6. Aprender continuamente: El conocimiento no vale mucho sin la puesta en práctica por lo
que llega el momento en el que tarde o temprano hay que dar el salto al vacío y mojarse.
7. Salir de la zona de confort: Afróntate a situaciones desagradables y resuélvelas.
Efectividad en los negocios
La desconfianza, la confrontación, la falta de compromiso, el engaño y la mentira, los
prejuicios, el pesimismo y la pérdida de entusiasmo, la impotencia, la poca claridad en la
definición de objetivos, las luchas internas por tener razón y el malestar, tienen un enorme
impacto en las posibilidades de crecimiento de una organización.

Cuán efectivos y humanos estamos siendo:


1.- Dimensión de las relaciones con los demás: crear relaciones de colaboración basadas en la
confianza,
2.- La autenticidad y el respeto mutuo es nuestro objetivo.
3.- Dimensión de la tarea: nuestro objetivo es alcanzar ciertos resultados.
4.- Dimensión de la relación conmigo mismo: sentirme bien, en paz conmigo es aquí el
objetivo.
5.- Dimensión del aprendizaje: aquí el objetivo es aumentar la efectividad futura en las otras
tres dimensiones.

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