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TEMA 3. EL TEATRO A PRINCIPIOS DE SIGLO. R.

Mª DEL VALLE-
INCLÁN Y F. Gª LORCA

A principios del siglo XX aún perviven algunas tendencias teatrales del último cuarto
del siglo anterior, como el drama neorromántico de Echegaray o el teatro realista-
naturalista de Galdós. Además, el teatro está muy sujeto a condicionamientos
ideológicos y comerciales. Ello obliga a diferenciar entre un teatro comercial, con éxito
en los escenarios, y un teatro, menos popular, que, al igual que otros géneros, también
se acogió a los movimientos de renovación con la llegada del nuevo siglo.

Veamos las principales tendencias en el teatro anterior a la Guerra Civil,


distinguiendo entre el teatro comercial, que triunfó en los escenarios, y el teatro más
innovador, que, por lo general, no gozó de éxito comercial.

1. EL TEATRO COMERCIAL

Podemos distinguir tres tendencias principales:

1. La comedia burguesa. Es un género hecho a la medida de la burguesía. Está


protagonizada por personajes de clase social elevada que escenifican sus conflictos
típicos (infidelidades, desamor, hipocresía…), con un desarrollo hábil, pero sin
cuestionar en ningún caso el orden social.
El máximo representante de este género fue Jacinto Benavente (1866-1954).
Comienza con un teatro de denuncia (El nido ajeno, obra que gira en torno a la falsa
sospecha de adulterio y en la que critica la opresión de la mujer casada en la
sociedad burguesa; esta obra fue aplaudida por su novedad por la juventud
intelectual); sin embargo, acabó cediendo a los gustos del público y limitó la carga
crítica en obras posteriores.
Su obra más notable es Los intereses creados (estrenada a finales de 1907); se trata
de una farsa1 que encierra una crítica visión de los valores burgueses, pero sin
traspasar lo admisible y lo considerado de buen tono. La obra contrapone
materialismo y espiritualismo, el mundo del interés y el mundo del amor, pero no
para reivindicar éste a la manera romántica, sino desde un escepticismo cínico y
pragmático.
También cultivó el drama rural en Señora ama (1908) y La malquerida (1913). Es
un tipo de teatro situado en un ambiente campesino que desarrolla un violento
mundo de pasiones dominado por la fatalidad y los prejuicios ancestrales y que será
llevado a su más alta cima artística por Valle-Inclán y Lorca.
El mérito de Benavente radica, sobre todo, en acabar con el lenguaje grandilocuente
del teatro anterior. Fue miembro de la Real Academia Española y Premio Nobel en
1922.

2. El teatro en verso o histórico-modernista. En un principio, dentro del ideal del


Modernismo de romper las fronteras entre géneros, este tipo de teatro intenta
aproximar el género dramático a la poesía lírica para construir un drama lírico. Con
los años, y una vez que el Modernismo es integrado socialmente como una moda
bien considerada, triunfa un teatro histórico en verso que renuncia al
cosmopolitismo modernista para plegarse al más puro casticismo. Reivindica una
1
Pieza teatral, generalmente breve, de carácter cómico y satírico.

1
vuelta a la tradición teatral española, se recrean asuntos de la historia nacional y se
utiliza un verso sonoro, efectista y retórico. Cuenta con el apoyo de las instancias
oficiales y está asociado a una ideología conservadora. En él destacan:
• Francisco Villaespesa: El alcázar de las perlas (1911).
• Eduardo Marquina: En Flandes se ha puesto el sol (1910).
• Los hermanos Manuel y Antonio Machado. También cultivaron el teatro en
verso, aunque con un enfoque distinto, más moderno: La Lola se va a los
puertos (1929).

3. El teatro cómico-costumbrista. Es el predilecto de las clases populares y se da en


géneros como la comedia costumbrista y el sainete, basados en la reproducción de
ambientes y tipos castizos y pintorescos. En él destacan:
• Carlos Arniches, autor de sainetes de costumbres madrileñas, de gran
comicidad verbal (El santo de la Isidra) y de tragedias grotescas, en las que se
funden lo cómico y lo patético (La señorita de Trevélez).
• Los hermanos Álvarez Quintero (Serafín y Joaquín), que escriben sainetes y
comedias (como El genio alegre), normalmente de ambiente andaluz muy
tópico.
• Pedro Muñoz Seca, creador del astracán, subgénero cómico que se caracteriza
por un humor basado especialmente en equívocos y juegos lingüísticos. El más
conocido es La venganza de don Mendo.

2. EL TEATRO INNOVADOR

Durante este período hubo interesantes intentos de renovación a los que, salvo
excepciones, no acompañó el éxito de público:
Así, entre los miembros de la generación del 98 y modernista, Unamuno compuso
densos dramas de ideas y también Azorín cultivó un teatro muy personal, aunque el
gran dramaturgo de esta generación es Valle-Inclán, que trataremos más adelante.
El teatro de Jacinto Grau despertó interés fuera de España. Escribe tragedias (El conde
Alarcos) y farsas (El señor de Pigmalión).
De una generación posterior, Ramón Gómez de la Serna escribió obras muy
innovadoras y originales, como Los medios seres, muy vanguardista, en la que los
personajes, que se sienten incompletos en sus vidas, reflejan plásticamente ese vacío
pintando en negro la mitad simétrica de su cuerpo.
Dentro de la generación del 27, Alberti y Salinas cultivaron el teatro, si bien fue
Lorca, sin duda, quien triunfó en este género.
Por último, dentro del teatro innovador, es destacable el teatro de humor, representado,
sobre todo, por Enrique Jardiel Poncela (1901-1952), quien supo fundir en sus obras
el humor de la comedia convencional con rasgos propios del arte vanguardista: uso de
imágenes sorprendentes, primacía de la fantasía, humor intelectual, personajes
excéntricos, diálogos incongruentes… De entre su producción anterior a la Guerra Civil,
merecen destacarse Usted tiene ojos de mujer fatal y, especialmente, Cuatro corazones
con freno y marcha atrás.
En la misma línea, Miguel Mihura (1905-1977) compone en los años treinta su
espléndida comedia Tres sombreros de copa, aunque no se representó hasta veinte años
después.

2
Ambos representan una comicidad innovadora, alejada del humor fácil y costumbrista.
Un humor basado en la creación de situaciones absurdas o inverosímiles y diálogos
cargados de ingenio; un humor intelectual, próximo al de las comedias del absurdo.

3. RAMÓN MARÍA DEL VALLE-INCLÁN (18366-1936)

3.1. Vida

Ramón María del Valle-Inclán (Villagarcía de Arosa, Pontevedra, 1866 - Santiago de


Compostela, 1936) representa un ejemplo singular de vida bohemia. Siempre mostró
una total aversión a los valores burgueses. Al principio, desde posturas tradicionalistas
que ensalzaban aquella sociedad rural y arcaica en que se había formado; a partir de
1915, y dando un giro radical, desde posturas abiertamente revolucionarias.

3.2. Obra dramática

La obra literaria de Valle-Inclán es amplia y variada: novelas, cuentos, teatro, poesía…


En todos estos géneros se advierte una misma evolución que lo lleva desde el
Modernismo inicial hasta su gran creación, el esperpento. Veámoslo centrándonos ya en
su obra dramática, que podemos dividir en los siguientes ciclos:
1. Ciclo Modernista. Los comienzos de su teatro se inscriben en una línea de
Modernismo simbolista que pronto abandonará. Destacan Cuento de abril y Voces
de gesta, ambas en verso.
2. Ciclo mítico o galaico. Este camino más personal se inicia con las llamadas
“Comedias bárbaras” (Águila de Blasón -1907-, Romance de lobos -1908- y,
mucho más tarde, Cara de Plata -1922-). Son obras situadas en el ambiente rural
gallego, con toda su miseria, por donde se mueven personajes extraños y violentos,
guiados por la violencia, la lujuria, la avaricia y otras pasiones de fuerza alucinante.
Las dos primeras tienen por protagonista a don Juan Manuel Montenegro, un señor
feudal bárbaro y lujurioso que reina en un medio social rural en el que abundan
seres marginales. Don Juan tiene que hacer frente a sus seis siniestros hijos (los
lobos), uno de los cuales termina con su vida. Los antecedentes de esta historia son
presentados en Cara de Plata.
Se trata ya de un teatro irrepresentable al modo convencional, con multitud de
personajes y de escenarios, acotaciones plenamente literarias, etc., pero de
indiscutible fuerza dramática.
El mismo mundo dramático de las “Comedias bárbaras” lo encontraremos en otras
obras, como Divinas palabras (1920), otra de sus grandes obras, ya próxima al
esperpento, localizada en la misma Galicia mítica. Presenta un mundo mezquino y
miserable, dominado por la avaricia y la lujuria, en el que un pueblo ignorante y
supersticioso es finalmente sometido por el efecto de unas palabras evangélicas2 (las
divinas palabras) dichas en latín, idioma que no entienden.
3. Ciclo de la farsa. Otra de las vías seguidas por Valle en su teatro es el de la farsa.
Se trata de obras en las que domina la visión satírica y caricaturesca y que anuncian
ya la llegada del esperpento. Destacan las siguientes obras:
• Farsa infantil de la cabeza del dragón (estrenada en 1909). Combina elementos
folclóricos de diversa procedencia, tomados muchos de ellos de los cuentos de
Grimm.

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Esas divinas palabras son: “Qui sine peccato est vestrum, primus in illan lapidem mittat” (Jn, 8, 7b).

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• La marquesa Rosalinda (estrenada en 1912). Se desarrolla en un aristocrático
marco dieciochesco, en el que abundan elementos típicos del Modernismo: la
marquesa frívola, el cisne, el paje enamorado, el ruiseñor…
• Farsa italiana de la enamorada del rey (publicada en 1920). Aparecen
abundantes reminiscencias cervantinas.
• Farsa y licencia de la reina castiza (estrenada en 1931). Se trata de una
caricaturización de la corte de Isabel II.
4. Ciclo del esperpento. En 1920, Valle-Inclán publica Luces de bohemia, primera
obra a la que da el nombre de “esperpento”. En Luces de bohemia encontramos ya
todas las características del “esperpento”:
• Deforma o distorsiona la realidad con un propósito crítico.
• Para ello degrada a los personajes (que son “animalizados” y “cosificados”,
hasta convertirse en meros fantoches carentes de humanidad).
• Hay fuertes contrastes entre lo doloroso y lo grotesco, lo patético y el humor
mordaz y amargo.
• El lenguaje está caracterizado por su riqueza y la variedad de registros: lo
literario, lo coloquial, lo castizo conviven magistralmente. Sorprende tanto el
arte del diálogo como el arte de las acotaciones, plenamente literarias.

En Luces de bohemia asistimos a las últimas horas en la vida de Max Estrella, poeta
ciego y fracasado, y a su peregrinaje por distintos escenarios de la noche madrileña,
acompañado por don Latino de Hispalis. Este viaje nocturno nos lleva por diferentes
ambientes (la calle, la cárcel, las tabernas y cafés, el Ministerio, el periódico…) por
donde desfilan los más variados personajes (taberneros, bohemios, prostitutas,
policías, políticos, etc.).
Esta obra no está dividida en actos, sino en quince escenas que, por lo general, se
corresponden con escenarios diferentes. La muerte del protagonista se produce en la
escena XII, siendo las tres últimas una especie de epílogo. Es precisamente en la
escena XII en la que Valle-Inclán, a través de las palabras de un Max Estrella que ya
presiente su muerte, explica los fundamentos del esperpento como una deformación
sistemática y degradante de la realidad.
Esta técnica se advierte en la caracterización de los personajes, muchos de los cuales
son meros fantoches. No es el caso de Max Estrella, personaje complejo y de
indudable grandeza. Orgulloso y fracasado a la vez, destaca en él su furia contra la
sociedad y su sentimiento de fraternidad hacia los oprimidos. Está inspirado en el
escritor Alejandro Sawa3, si bien presenta rasgos del propio Valle-Inclán. Como
contrapunto, don Latino se muestra como un personaje miserable por su deslealtad.
Muchos de los personajes restantes quedan reducidos a fantoches que quedan
caricaturizados y degradados: los burgueses, los policías, los pedantes, los
políticos…
La obra constituye una dura crítica contra el sistema político, social y cultural del
momento en una España injusta y absurda. La política, la represión policial, el poder
del dinero, la religiosidad vacía, las instituciones literarias… Todo es objeto de la
mirada mordaz y desencantada de Valle-Inclán.
Luces de bohemia destaca por la riqueza de su lenguaje y estilo. Es asombrosa la
variedad de registros empleados por los personajes, que quedan perfectamente
individualizados por su lenguaje. Es asimismo admirable el valor literario de las

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Poeta y novelista español (1862-1909) y al que se considera uno de los precursores de la generación
finisecular.

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acotaciones, de una gran calidad pictórica en la descripción de ambientes y
personajes.

A las mismas características de esta obra responden otros tres esperpentos


posteriores recogidos bajo el título “Martes de Carnaval”. Las tres obras que
integran esta trilogía son:
• Los cuernos de don Friolera (1921), deformación esperpéntica de los dramas de
honor calderonianos. Ambientada en la profunda crisis que vive la sociedad
española en 1921.
• Las galas del difunto (1926), sobre el tema de don Juan. Situada en los años de
la guerra de Cuba.
• La hija del capitán (1927), denuncia violenta y esperpéntica de los golpes de
estado (incluido, claro está, el de Primo de Rivera). La obra fue prohibida en
nombre de las “buenas costumbres”.

3.3. Significación e importancia del teatro de Valle-Inclán

Valle-Inclán abrió nuevos caminos que sólo más tarde habrían de ser seguidos. Fue
mucho más allá de lo que permitían las convenciones escénicas de su tiempo y no se
doblegó a los prejuicios estéticos o sociales de entonces. Ello condenó a sus obras a la
simple lectura y sólo al cabo de los años han sido llevadas a la escena.
Hoy se le considera la máxima figura del teatro español de este siglo, así como un
verdadero vanguardista que se anticipó considerablemente a nuevas tendencias del
teatro mundial.

4. FEDERICO GARCÍA LORCA (1898-1936)

4.1. Vida

Nace en Fuentevaqueros (Granada) en 1898. En Granada inicia estudios de Música,


Derecho y Letras, que proseguirá en Madrid. Allí, en la famosa residencia de
Estudiantes se relaciona con poetas y artistas del momento. Su obra y su personalidad le
otorgan pronto un lugar de excepción. En 1929 está como becario en Nueva York,
experiencia importante como veremos. En 1932 funda el grupo teatral “La Barraca”,
que lleva teatro clásico y moderno por los pueblos de España y con el que, como
director, irá de gira por Argentina. Se gana la máxima admiración. Pero también odios.
Tras el estallido de la guerra civil es asesinado en Granada, en agosto de 1936.
Su personalidad ofrece un doble rostro: de un lado, su vitalidad y simpatía arrolladoras;
de otro, un íntimo sentimiento de frustración que parece presagiar su trágico destino.
Será precisamente ese sentimiento de frustración uno de los ejes temáticos que
vertebren su obra, tanto poética como dramática.

4.2. Obra dramática

En la producción dramática de Lorca (1898-1936) se perciben algunas características


comunes:
• El tema fundamental es la frustración o insatisfacción que nace del choque entre
dos fuerzas: el deseo de libertad (encarnado casi siempre en personajes femeninos
-como Adela en La casa de Bernarda Alba y Rosita en Doña Rosita la soltera-) y la
realidad (la sociedad, la tradición, el destino…) que se opone a su cumplimiento.

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• El empleo del verso y la prosa. Mariana Pineda está en verso, mientras que en
Bodas de sangre y en Yerma se alternan el verso y la prosa.
• La importancia de los signos no verbales -música, danza, vestuario, etc.-, desde una
concepción del teatro como espectáculo total.
• El uso de un lenguaje intensamente poético, lleno de símiles, metáforas y símbolos,
también habituales en la obra lírica lorquiana.

En su producción teatral se distinguen tres etapas, que integran distintos ciclos:


• Etapa inicial. Experimenta distintas formas teatrales:
Drama simbólico: El maleficio de la mariposa (1920), que plantea el amor
inalcanzable.
Ciclo de las farsas: incluye “farsas para guiñol” (El retablillo de don
Cristóbal, de 1931) y “farsas para personas” (Amor de don Perlimplín con
Belisa en su jardín -de 1929- y La zapatera prodigiosa, de 1930).
Mariana Pineda (estrenada en 1927), drama histórico en verso sobre la heroína
granadina, ejecutada por el monarca absolutista Fernando VII.
• Etapa vanguardista. Es un teatro experimental y simbólico próximo al
Surrealismo:
Así que pasen cinco años (1931), que trata algunos de temas característicos
lorquianos: el amor, la frustración íntima, la muerte, la amargura existencial.
El público (1933), que desarrolla el tema del amor homosexual.
Comedia sin título, que plantea la necesidad de un teatro revolucionario.
• Etapa del ciclo de las grandes tragedias y dramas. En el que, a partir de historias
particulares, se exponen temas universales:
Tragedias. Mezcla prosa y verso, introduce muchos elementos simbólicos, y
utiliza coros, como en la tragedia griega, para comentar la acción:
o Bodas de sangre (1932): trata del amor imposible impedido por el honor
social. En la obra, Leonardo huye con la Novia recién casada; perseguidos
por el Novio, los dos hombres mueren al enfrentarse en una reyerta.
o Yerma (1934): trata del amor estéril frustrado por la naturaleza y la moral
social. En la obra, Yerma no consigue quedarse embarazada; desesperada y
llena de resentimiento hacia su marido, termina matándolo.
Dramas. Son más realistas que las tragedias y presentan una mayor
preocupación social:
o Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores (1935) es un drama
urbano que trata de las señoritas de provincias condenadas a esperar
inútilmente el amor en un mundo burgués mediocre que ahoga sus deseos de
felicidad.
o La casa de Bernarda Alba (1936) es una de las cumbres del arte dramático
de su autor. En ella se desarrollan temas habituales lorquianos: la libertad
frente a la autoridad, las pulsiones eróticas y los instintos naturales
enfrentados a las normas sociales y morales, la esterilidad y la fecundidad, la
frustración vital, la condición sometida de la mujer, la crítica social, etc. Pero
es, sobre todo, una reflexión sobre el poder, sobre cómo se interiorizan los
mecanismos de poder en la vida privada. En este sentido, es precisamente
una mujer, Bernarda, quien de modo viril asume e impone por la fuerza un
código de conducta represivo a sus hijas, las cuales, con excepción de la
menor, aceptan esas reglas que su madre ha recibido de la tradición heredada
y que ellas están resignadas a perpetuar.

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