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Apuntes asignatura Psicología Clínica. 2021.

Profesor de la asignatura Dr. Miguel A. Simón

TEMA 4: ENCOPRESIS
Considerada durante décadas como un equivalente fecal de la enuresis, en la actualidad, y gracias al extraordinario impulso de la
investigación psicofisiológica del canal anal y del recto, han generado importantes contribuciones tanto en el ámbito de la
comprensión de su origen como de su diagnóstico y tratamiento eficaz.

En esta línea los estudios realizados en torno a los mecanismos psicofisiológicos y conductuales de la continencia y la defecación
han identificado diversos factores que son necesarios para un adecuado control de la evacuación intestinal evidenciando como la
incontinencia puede estar motivada por disfunciones en cualquiera de ellos.

Este desarrollo llevado a la consideración de la encopresis como un trastorno psicofisiológico del tracto gastrointestinal el que se
constata la existencia de una importante interacción entre eventos ambientales, hábitos conductuales, experiencia emocional y
fisiología ano-rectal.

¿Qué es?
La encopresis del griego en-kópros-osis etimológicamente: proceso patológico no inflamatorio que afecta a la defecación. Es el
término tradicionalmente utilizado en la literatura especializada para referirse a la dificultad, que algunos niños tienen, para
controlar adecuadamente la evacuación intestinal.

Más concretamente la encopresis puede ser definida como la falta de control sobre los mecanismos responsables de la evacuación
intestinal, en ausencia de patología orgánica y más allá de un límite de edad arbitrario.

Se trata de la regulación de la evacuación intestinal, que abarca tanto problemas de defecación involuntaria como retención de
heces o estreñimiento crónico. De hecho, como veremos seguidamente, en un alto porcentaje de casos estas dos condiciones
aparecen estrechamente relacionadas en lo que se ha venido a llamar incontinencia por rebosamiento.

La encopresis es por tanto de una variedad de incontinencia fecal que se produce en la infancia, más concretamente es el tipo de
incontinencia fecal más prevalente en estos niveles de edad. En general, con independencia de la teología del problema, la
incontinencia fecal es un trastorno gastrointestinal que se caracteriza por la ausencia o pérdida de control sobre los mecanismos
psicofisiológicos y conductuales implicados en el sistema de evacuación de las heces de forma que se eliminan involuntariamente.

Este trastorno gastrointestinal da lugar a numerosas alteraciones secundarias, un gran número de repercusiones psicosociales y
numerosos costes , tanto para el sistema como para el individuo que la padece y su familia.

Incontinencia fecal
A nivel general, entre las etiologías más importantes de la incontinencia fecal, destacan:

• Cirugía ano-rectal, (por ejemplo: la hemorroidectomía la fístulectomía)


• Traumatismos obstétricos
• Trastornos sistémicos, (como por ejemplo: la diabetes)
• Alteraciones neurológicas, (como por ejemplo: los accidentes cerebrovasculares síndrome de mielomeningocele,
esclerosis múltiple, ACV)
• Déficit e integración de las conductas que conducen a la defecación (encopresis)

Criterios diagnósticos encopresis (DSM-5)


Según él DSM-5 para efectuar el diagnóstico de encopresis, deben cumplirse 4 criterios:

• La eliminación de heces repetida en lugares inadecuados.

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• Por lo menos un episodio de pérdida de control al mes durante un mínimo de 3 meses.
• La edad cronológica del niño debe ser por lo menos de 4 años o un nivel de desarrollo equivalente.
• La incontinencia no puede deberse exclusivamente a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (por ejemplo: un
laxante) ni a una enfermedad médica, excepto a través de un mecanismo que implique estreñimiento.

Tipos de encopresis
En el DSM-5 se dan dos modalidades básicas de encopresis:

Con estreñimiento e incontinencia por rebosamiento, qué es lo que denominamos encopresis retentiva: Entre el 75 y el 90% de
los niños con encopresis presenta subtipo designado como encopresis retentiva. En estos casos, representan al 9 de cada 10 niños,
la exploración física y la historia clínica van a poner de manifiesto la existencia de estreñimiento: las deposiciones son poco
frecuentes y hay impactación fecal, rebosamiento de líquido en torno a las heces parcialmente endurecidas y escape de dicho
líquido a la ropa, igualmente se ha observado que estos niños con encopresis y estreñimiento presentan un tiempo de tránsito
colónico más elevado, por tanto un peristaltismo intestinal más lento que los niños con encopresis no retentiva.

• Sin estreñimiento ni incontinencia por rebosamiento lo que se denomina encopresis no retentiva

Esta diferenciación es esencial no solo para explicar la génesis del problema sino también para seleccionar el tratamiento más
oportuno a cada caso.

Epidemiología
La prevalencia de encopresis en la población pediátrica se sitúa en torno al 1,5% se trata por tanto de un problema menos
frecuente que la enuresis y al igual que esta, disminuye con la edad y es raro en la adolescencia.

Respecto al sexo es de destacar que el problema es significativamente más frecuente en varones que en mujeres alcanzando una
relación que oscila según las diferentes investigaciones desde un mínimo de 3 a 1 hasta un máximo de 6 a 1.

En relación con este predominio de los varones y teniendo presente que la encopresis retentiva es mucho más frecuente que la
no retentiva, es curioso recordar el hecho de que el mero estreñimiento, es decir, sin incontinencia acompañante, tenga una
distribución similar entre hombres y mujeres.

Finalmente, variables tales como estatus socioeconómico, tamaño de la familia, posición ordinal del niño dentro del grupo de
hermanos y edad de éstos, no guardan ninguna relación con la incidencia de encopresis, por el contrario, existe una relación muy
directa con la enuresis la cual puede atribuirse a los efectos de la retención fecal y de la distensión rectal sobre la vejiga contigua.
De hecho, el 25% de los niños con encopresis presenta también.

Algunas razones que explican la ocurrencia de encopresis


• Intentos de aprendizaje prematuro del control de la evacuación intestinal.
• Entrenamiento particularmente exigente o coercitivo, incluso con uso frecuente de castigo.
• Evitación de la incomodidad y/o del dolor asociado a la evaluación debido bien a la existencia de figuras, bien a la
cantidad y a la calidad de la materia fecal (heces demasiado grandes y duras)
• Miedo del niño a la defecación debido a fracasos en intentos previos de control.
• Abuso en la utilización de laxantes o enemas.
• Acontecimientos vitales estresantes en la vida cotidiana del niño.

En definitiva, la encopresis es un trastorno de marcada etiología multifactorial. No obstante, tal como acabamos de sintetizar,
factores tales como el estreñimiento crónico, un entrenamiento inapropiado por ser particularmente prematuro o por ser
demasiado exigente, por utilizar procedimientos coercitivos y las propias experiencias de malestar dolor o incomodidad asociadas
a la defecación, aparecen como a las variables de mayor peso a la hora de explicar la génesis de este trastorno.

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El aparto digestivo
El aparato digestivo está formado por el tracto gastro intestinal,
también llamado tracto digestivo, y el hígado, el páncreas y la
vesícula biliar.

El tracto gastro intestinal son una serie de órganos huecos unidos


en un tubo largo y retorcido que va desde la boca hasta el ano. Los
órganos huecos que componen el tracto gastro intestinal son la
boca, el esófago, el estómago, el intestino Delgado, el intestino
grueso y el ano.

El hígado, el páncreas y la vesícula biliar son los órganos llamados


órganos sólidos del aparato digestivo.

Como es sabido, la digestión es muy importante porque el cuerpo


necesita los nutrientes provenientes de los alimentos y bebidas
para funcionar correctamente y mantener sano el organismo. Este
aparato digestivo va a descomponer químicamente los nutrientes
en partes lo suficientemente pequeñas como para que el cuerpo
pueda absorber los nutrientes y usarlos para la energía,
crecimiento y reparación de las células. Cada parte del aparato
digestivo va a ayudar a transportar los alimentos y líquidos a través
del tracto gastrointestinal, a descomponer químicamente los
alimentos y líquidos en partes más pequeñas, o ambas cosas. Una
vez que los alimentos han sido descompuestos químicamente en
partes lo suficiente más pequeñas, el cuerpo podrá absorber y
transportar los nutrientes a dónde se necesite.

El intestino grueso absorbe agua y los productos de desecho de la digestión se convierten en materia fecal (en heces) los nervios
y las hormonas van a ayudar a controlar todo este proceso digestivo.

Los alimentos son transportados a través del tracto gastrointestinal gracias a un proceso llamado peristalsis, los órganos grandes
y huecos del tracto gastrointestinal contienen una capa muscular que permite que sus paredes se muevan. El movimiento empuja
los alimentos y los líquidos a través del tracto gastrointestinal y va a mezclar el contenido dentro de cada órgano.

El músculo de detrás de los alimentos se contrae y empuja los alimentos hacia adelante, mientras que el músculo que está frente
a los alimentos se relaja para permitir que los alimentos se movilicen.

El intestino grueso (Colón), que es la parte que anatómicamente más nos interesa en este momento, en este intestino grueso, los
productos de desecho del proceso digestivo van a incluir partes no digeridas de los alimentos líquidos y células viejas del
revestimiento del tracto gastrointestinal, este intestino grueso absorbe el agua y transforma los desechos convirtiéndolos en
heces, ayudando, como decíamos antes, este movimiento peristáltico a movilizar las heces hacia su centro de almacenaje hacia el
recto.

Este colon tiene una longitud media aproximada de 135 cm y un calibre que disminuye gradualmente ese sentido distal, desde un
diámetro máximo a la altura del ciego (su parte más superior 8 cm y medio aproximadamente) hasta un diámetro mínimo en el
segmento sigmoideo (de alrededor de 2 cm y medio) aunque se dilata en la porción más inferior del recto, situada inmediatamente
por encima del canal anal.

Aunque anatómicamente no hay no existe ninguna diferenciación pero el colon se suele dividir en 3 partes o segmentos:

• El colon ascendente: va desde el ciego hasta este ángulo el llamado ángulo hepático.
• El colon transverso: va desde el ángulo hepático al ángulo esplénico.
• El colon descendente: va del desde el ángulo esplénico hasta la Unión con el gesto.

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Área rectoanal y detalle del ángulo anorrectal (corte sagital)
En esta porción terminal del tracto gastrointestinal, el area anorectal,
se encuentran los mecanismos responsables, del control intestinal, del
control defecatorio. Entre los más importantes destacan, en primer
lugar, un complejo esfinteriano formado por el esfínter anal externo y
el esfínter anal interno.

• El esfínter anal externo, como su propio nombre indica está situado


en la porción externa del canal anal. Es un esfínter que bordea el anillo
subcutáneo y se introduce ligeramente hacia adentro. Es un músculo
estriado, esta por tanto inervado por el sistema nervioso central y se
contrae o relaja a voluntad, es decir que, el individuo aprende a
contraerlo libremente. Su estado normal es relajado.
• Por su parte, el esfínter anal interno está situado en la parte interna
del canal anal.
Por el contrario del esfínter anal interno, está formado por músculo
liso, inervado por el sistema nervioso autónomo de tal manera que es
un mecanismo puramente reflejo y no está sujeto a control voluntario
por parte del individuo. El estado normal del esfínter anal interno es
contraído, haciendo las heces no puedan ser desalojadas del recto. Es
muy importante la disposición anatómica de estos esfínteres, porque
se trata como de 2 tubos 1 interno introducido dentro de otro esfínter
anal externo esto permitirá que cuando el esfínter anal externo se
contraiga cierre completamente todo el canal anal, estrangulando al esfínter anal interno.

Además de este complejo esfinteriano, existen otros músculos en el suelo de la pelvis que tienen también importancia de cara al
control defecatorio, destaca el músculo puborrectal. Es el principal responsable de este ángulo, el ángulo anorrectal, ángulo que
forman el eje del recto y el eje del canal anal, este ángulo será más abierto o más cerrado dependiendo solo de 2 cosas: la posición
del individuo y la contracción correcta. Cuando el músculo puborrectal se relaja este ángulo se abre, cuando el musculo puborectal
se contrae este ángulo se cierra, lo que va a dificultar la evacuación. Por su parte, además del músculo puborrectal, la posición del
sujeto también induce cambios en este ángulo, de ahí que lo normal en humanos será la defecación en posición de cuclillas.

Fisiología de la continencia
Como destacábamos hace unos minutos las fuerzas propulsivas colónicas, es decir los movimientos peristálticos del colon, van a
hacer avanzar el contenido intestinal hacia el recto. Pues bien, la entrada de materia fecal en el interior del recto va a dar lugar a
una distensión de este, produciéndose una serie de respuestas sincronizadas. En primer lugar, cuando el recto se distiende, esto,
en condiciones normales va a ser percibido por el individuo, dando lugar a lo que se conoce con el nombre de deseos de defecar.
Es decir que los deseos se producen como resultado de la percepción por parte del individuo de la distensión de su recto.
Los deseos de defecar van a disminuir pasados unos segundos o minutos, gracias a un mecanismo que denominamos acomodación
del recto, este tiene un cierto grado de elasticidad, unas propiedades viscoelásticas, y digamos que se amolda para ser capaz de
contener en su interior volúmenes crecientes de materia fecal, sin que por ello los niveles de presión tengan que dispararse de
manera muy significativa. El grado de acomodación del recto no es infinito, de tal manera que llega un momento en que,
inevitablemente, esta distensión va a poner en marcha el reflejo defecatorio.
Por tanto, la entrada de materia fecal en el recto produce una distensión de este y da lugar a una serie de respuestas sincronizadas.
Cuando el recto se distiende, el individuo percibe sus deseos de defecar, y el esfínter anal interno se va a relajar de manera refleja,
habíamos dicho anteriormente que el estado normal del esfínter anal interno era contraído, pues bien, la distensión del recto va
a dar lugar una relajación del esfínter anal interno y a la contracción consecutiva del esfínter anal externo (naturalmente relajado).
Este último se contrae porque el individuo percibe los deseos de defecar, cuanto más potentes sean los deseos (mayor o menor
distensión rectal) más potente será la contracción del esfínter anal externo, así como también la contracción del músculo
puborrectal que cerrará el ángulo anorrectal.
Conforme el recto intenta adaptarse al contenido interno, este mecanismo de acomodación va a hacer que los niveles de presión
sean menores, el deseo de defecar disminuya un poco, y por tanto, disminuir también el grado de contracción del EAE y del
músculo puborrectal.
La relajación del EAI como consecuencia de la distención rectal recibe el nombre de reflejo rectoanal inhibitorio. Por su parte, la
contracción del EAE consecutiva a la distensión del recto, recibe el nombre de reflejo rectoanal excitatorio.

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Hay que aclara que la contracción del EAE no es una respuesta refleja, sino un hábito sobreaprendido, tan practicado que parece
un automatismo.
Además de este mecanismo de contracción, el individuo ha aprendido que sí existe un momento y un lugar adecuado para defecar,
de tal forma que espera a que llegue el momento oportuno para acudir al lugar socialmente establecido para defecar. Una vez
que ha llegado, el individuo se desviste, adopta una determinada posición y ahora relaja el músculo puborrectal, para que el
ángulo anorrectal se abra, relaja el EAE, y contrae la musculatura abdominal para propulsionar las heces hacia el exterior. Este
mecanismo también es aprendido.
Por tanto, el individuo ha aprendido también a relajar, cuando el esfínter se relaja y el músculo puborrectal también, las heces
entran en el canal anal, hay ahí unos receptores especializados en el epitelio sensorial del canal anal, que permiten que el individuo
pueda discriminar el contenido de la materia fecal que va a expulsar (si es un sólido, un líquido o un gas) y en ese momento pues
las heces saldrían hacia el exterior.

Todo esto ocurre en situaciones fisiológicas normales, en los niños con encopresis todos estos mecanismos también funcionan
correctamente. Pero donde puede existir un problema a este nivel es que en un 40-60% de los niños con encopresis, cuando ya
están en el servicio, he intentan expulsar las heces, en lugar de relajar el EAE lo contraen aun más, es decir, defecación disinérgica,
lo cual propiciará que las heces no se expulsen.

Actualmente disponemos de una serie relativamente amplia de procedimientos y técnicas de evaluación de la encopresis,
susceptibles de ser utilizadas ante un paciente concreto. En primer, lugar mediante la entrevista elaboraremos una historia clínica
detallada en la que merece especial atención la detección de posibles factores de riesgo y el establecimiento de las condiciones
de aparición del problema. Igualmente, gracias a los autorregistros diarios, obtendremos información relevante acerca de
diferentes aspectos del proceso defecatorio del niño, mientras que, mediante la utilización de diversas técnicas exploratorias de
carácter objetivo, tales como la manometría ano rectal y la electromiografía anal, podremos estudiar los mecanismos
psicofisiológicos implicados en el sistema de evacuación de las heces y sus posibles disfunciones a este nivel.

• Entrevista clínica y exploración física: En primer lugar, la realización de una entrevista clínica detallada es, como en todo
problema o trastorno de salud, sumamente importante, ya que nos permitirá una primera aproximación al problema y
nos sugerirá posibles causas del mismo.
Durante la entrevista, el terapeuta deberá obtener información específica acerca de los hábitos alimenticios del niño, por
su influencia en el estreñimiento, de su actividad física; así como de los hábitos intestinales con una descripción además
del patrón de incontinencia, el cual incluirá aspectos tales como: frecuencia de los episodios de incontinencia, cantidad
y consistencia de la materia fecal no controlada, posible relación de los episodios de pérdida de control con ciertas
comidas y actividades, factores que incrementan o disminuyen la probabilidad de aparición del problema, entre otros.
Adicionalmente es muy importante que, durante la entrevista, tanto los padres, como el propio niño, tengan la
oportunidad de poder hablar acerca de las consecuencias psicosociales del trastorno.
Esta entrevista ha de complementarse con una exploración física meticulosa, que debe ser realizada por un médico
especialista en aparato digestivo o por un terapeuta especialmente entrenado para inspeccionar el suelo pélvico, para
descubrir la presencia de dermatitis, lesiones cutáneas relacionadas con la incontinencia, con la higiene. Habrá que
valorar también si existen o no alteraciones morfoestructurales en el margen anal y en el canal anal para lo cual debe
procederse a la realización de tacto rectal. En todos los casos, deberá practicarse además una exploración endoscópica a
nivel del recto y sigma, para descartar la existencia de procesos orgánicos, tales como enfermedades inflamatorias,
neoplasias etc.
• Registros conductuales: Los registros conductuales son muy útiles en el ámbito de la evaluación de la encopresis. También
denominados sencillamente autorregistros, son un procedimiento sencillo de obtención de información particularmente
útil en los niños con encopresis.
Mediante su utilización vamos a poder establecer
-Una medida de la frecuencia de los episodios de pérdida de
-Conocer otros numerosos aspectos clave del mismo tales como la consistencia tamaño y cantidad de las heces que se
escapan
-Cuál es el contexto social y ambiental en el que se producen esos episodios de incontinencia
-Momento del día donde se producen y quién o quiénes estaban presentes
-Cuál es la conducta del niño tanto durante el episodio como después del episodio
-Cómo reacciona el entorno ante la pérdida de control por parte del niño: si lo ignora, si castiga el episodio…
-Cuál es la secuencia de conductas, tanto propias como inapropiadas, que ejecuta el niño en el aseo

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Estos registros conductuales deben también valorar las defecaciones voluntarias:

-Con qué frecuencia se producen estas controladas

-Cuál es el grado de dificultad experimentado por el niño para defecar

-Si existe malestar y/o dolor durante la expulsión de materia fecal

-Cuál es la consistencia del tamaño y cantidad de las heces expulsadas en las defecaciones apropiadas

Todas estas cuestiones como vemos para valorar la presencia de estreñimiento y tener una medida del mismo.

Manometría anorrectal y la electromiografía anal:


De cara a una adecuada evaluación de la encopresis, es muy importante la realización de una evaluación psicofisiológica muy
pormenorizada, para evaluar la integridad funcional de todos los mecanismos que participan en el control defecatorio, en
definitiva, para evaluar todas y cada una de las respuestas psicofisiológicas implicadas y ver si existe o no disfunciones a este nivel.
Como señalamos anteriormente existen dos técnicas susceptibles de ser utilizadas para llevar a cabo esta evaluación
psicofisiológica:

-En primer lugar, la manometría anorrectal : el registro manométrico pueden definirse por tanto como un conjunto de
procedimientos utilizados para determinar la presión en órganos o cavidades huecas. En gastroenterología las técnicas de registro
manométrico se refieren a un grupo de procedimientos utilizados para la evaluación de la motilidad y los cambios de presión en
diversos segmentos del tracto gastrointestinal. Especialmente de cara al diagnóstico de los trastornos de la motilidad esofágica y
del recto. Con esta finalidad, las técnicas manométricas emplean globos o balones de tamaño variable, micro transductores de
presión, catéteres múltiples perfundidos con líquido conectados a transductores de presión y un equipo de registro multicanal.
Son numerosos los parámetros que pueden ser medidos a través de manometría ano rectal, los principales de cara a la evaluación
de la encopresis son los siguientes: respuestas del canal anal en estado de reposo los reflejos recto anales ante la distensión del
recto el volumen umbral de percepción de distensión rectal el grado de acomodación del recto y la contracción esfínterica
voluntaria. Además de estos, es muy importante en el ámbito de la valoración de la encopresis la determinación de la capacidad
de relajación del esfínter anal externo durante los intentos de expulsión de las heces para determinar la posible existencia de
defecación desinérgica.

Es uno de los métodos más importantes y más usados, pues permite realizar un estudio funcional completo de la región recto anal
de cara a localizar y cuantificar posibles disfunciones motoras y/o sensitivas, más concretamente la ventaja principal de la
manometría ano rectal es que posibilita registrar los cambios de presión que se producen en los esfínteres anales interno y externo
en una situación experimental de distensión rectal que simula el proceso preliminar que conduce en último término a la
defecación. Permite también evaluar la capacidad de acomodación del recto y la percepción de distensión rectal.

Pues bien la técnica original consiste en 3 balones de látex,


adheridos alrededor de un tubo hueco que se introduce
dentro del canal recto anal, el balón superior (balón rectal)
dentro de la ampolla rectal (dentro del recto) el segundo a
nivel del extinto canal interno y el tercero rodeado por el
anillo subcutáneo del este interno externo. Los cambios de
presión ejercidos por las diferentes estructuras anatómicas
(esfínter externo, interno, recto…) sobre los 3 balones se
registran mediante micro transductores de presión que
están emplazados en la superficie de los mismos y se
registran directamente en un polígrafo (en un registro
multicanal).

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La electromiografía anal o intra anal:
Hacen referencia al registro de la actividad bioeléctrica de los músculos esqueléticos de los músculos estriados por tanto se trata
de una técnica que nos va a permitir registrar la actividad bioeléctrica del esfínter anal externo y ello se llevará a cabo tanto en
condiciones de reposo como de contracción sostenida relajación gracias a la electromiografía podemos evaluar por tanto la
capacidad efectivamente del niño para contraer el E.externo del ano de una forma sostenida durante cierto período de tiempo
para valorar su capacidad retención de control cuando tenga deseos de defecar, vamos a ver si efectivamente puede contraer y
sostener en un tiempo razonable puede contraer dicho el esfínter externo del ano.

La electromiografía va a detectar la defecación disinérgica. En la evaluación de la encopresis el uso de las técnicas y procedimientos
que hemos descrito hasta el momento suele ser más que suficiente para un adecuado diagnóstico diferencial del problema. No
obstante, existen algunas situaciones especiales de las cuales el clínico no puede llegar al diagnóstico diferencial de encopresis y
necesita acudir a otros procedimientos y técnicas de evaluación para obtener información complementaria. Son numerosas las
técnicas de evaluación susceptibles de ser utilizadas en este ámbito. Entre ellas, destacan las técnicas de diagnóstico por imagen.
Estas hacen referencia a un conjunto de procedimientos que se utilizan para obtener imágenes del cuerpo que no son accesibles
a la inspección visual entre las técnicas de diagnóstico para imagen más utilizadas en la evaluación de la encopresis se encuentran
la ultrasonografía anal ha alterado de forma radical la comprensión de la patogénesis de las diversas modalidades de incontinencia
fecal así como su investigación y manejo. Esta técnica permite la obtención de imágenes de los esfínteres anales interno y externo
producidas por la reflexión de ondas sonoras (ultrasonidos). Se trata de un procedimiento rápido que presenta un alto grado de
sensibilidad y que permite detectar en un 100% de los casos defectos anatómicos y otras anomalías. Teniendo en cuenta lo que
hemos estudiado sobre la encopresis, sus criterios, diagnósticos, etc. la realización este tipo de prueba en niños o niñas con
encopresis deberían dar lugar a una imagen completamente normal. (cuando hay una integridad anatómica se aprecian
perfectamente estos dos esfínteres, cuando cuando hay un problema se apreciarían cortes o discontinuidades).

Tratamiento de la encopresis
1. Tratamiento dietético
2. (BF-M, BF-EMG)
3. Entrenamiento en hábitos defecatorios
4. Técnicas operantes (refuerzo positivo, control de estímulos, economía de fichas, ensayo conductual)

Es posible, y en cuchos casos recomendable, la acción conjunta de varios de ellos.

Tratamiento dietético: Se trata de poner en marcha un programa de modificación de conducta en el cual vamos a utilizar técnicas
operantes (como el refuerzo positivo, control de estímulos, economía de fichas, ensayo conductual) para modificar los hábitos
alimenticios del niño, se trata de un entrenamiento de modificación de la conducta y de los hábitos alimenticios, no tanto del
seguimiento de una dieta. Todos los hábitos se adquieren durante mucha práctica y entrenamiento. Se requiere especificar qué
conductas se quieren instaurar, cuáles se quieren disminuir, qué objetivos se van a plantear, en qué secuencia temporal, qué
técnicas se van a poner en marcha para alcanzarlos …objetivos: incremento del consumo de agua, frutas, verduras, cereales,
hortalizas frescas …

Técnicas de biofeedback: hace referencia a una técnica o conjunto de técnicas de autocontrol fisiológico que proporcionan al
individuo feedback o retroalimentación sobre un parámetro fisiológico de interés, para que, utilizando esta información y con la
ayuda del terapeuta, vayan modificándose esa respuesta fisiológica en el sentido deseado. La utilización de las técnicas de
biofeedback a este nivel estaría circunscrita al manejo de la defecación disinérgica. Sea a través de la manometría o a través de
electromiografía, vamos a proporcionar información directa, precisa, constante de la respuesta del esfínter anal externo cuando
el niño intenta defecar, proporcionándole información sobre su actividad, para que vaya viendo como realmente lo que hace es
contraer el esfínter en vez de relajarlo, con esa información y nuestra orientación como guía, el niño va a ir aprendiendo
gradualmente a relajarlo en lugar de contraerlo, este es el tratamiento de elección de la defecación disinérgica en los niños con
encopresis.

Entrenamiento en hábitos defecatorios: probablemente sea el procedimiento de tratamiento más utilizado en clínica .

Se dirige a la prevención del estreñimiento e instauración de conductas conducentes a la regularización e iniciación voluntaria del
proceso defecatorio. Se trata de un programa multicomponente que utiliza diferentes procedimientos y técnicas para alcanzar
una serie de objetivos específicos, con un objetivo final de alcanzar un patrón defecatorio regular, de instaurar unos hábitos defeca
torios adecuados en los niños con encopresis .

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El condicionamiento temporal es un tipo de condicionamiento que explica que cuando una conducta o serie
de conductas se practican todos los días a la misma hora o en torno a la misma hora una y otra vez llega un
momento en que basta que llegue esa hora para que esa conducta aparezca.
De hecho, en nuestro entorno, las personas con un patrón defeca torio regular y sin estreñimiento crónico
defecan prácticamente todos los días minutos después de las comidas. Esto es así entre otras cosas por la
acción del “reflejo gastrológico” es un reflejo que se caracteriza por un incremento de la motilidad Colón ica
consecutivo a la ingesta de alimento. Es decir que cada vez que digerimos alimentos ese estímulo produce
una respuesta refleja. Al aumentar la motilidad del colon si hay materia fecal estaba avanzar dirección distal
hasta el recto por lo que es más fácil la evacuación. Este reflejo se debe a la acción de una encima la gastrina
que actúa sobre el colon cada vez que comemos y que produce un incremento en su motilidad.

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