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Diez Urretavizcaya, Andrés Ética II Grado en Filosofía

Tarea 3, tema 7:
Argumento contra el utilitarismo en el deber de la promesa.1

En el presente trabajo se va a proceder a comentar el argumento del filósofo William


David Ross en contra de la ética utilitarista en el caso concreto del cumplimiento de una
promesa. En este argumento el autor escocés enfrentará su teoría de los derechos prima
facie, según la cual el deber de cumplimiento de una promesa proviene del mismo hecho
de haber prometido, a la teoría utilitarista anteriormente mencionada, según la cual el deber
de cumplimiento de una promesa proviene de las buenas consecuencias que éste trae
consigo.

En un inicio, Ross refiere a un ejemplo anterior en el que parece partir de la versión


más simplista del utilitarismo. En dicho ejemplo, y teniendo en cuenta que el utilitarismo
tan solo tiene en cuenta la cantidad de bien o placer que provocan nuestras acciones, Ross
se pregunta si estaría justificado incumplir una promesa si la cantidad de unidades de bien
que con tal incumplimiento se producen (1001 en su ejemplo) es mayor que la cantidad de
unidades de bien que se producirían con su cumplimiento (1000) siendo en todo lo demás,
referente a bien traído al ser, iguales ambos actos. En esta última igualdad se encuentra la
simplificación del argumento utilitarista, como el propio Ross señala. Según los
utilitaristas, tal igualdad nunca se da, pues el incumplimiento de una promesa afectaría al
sistema de confianza mutua en el que los humanos necesitamos vivir, mientras que su
cumplimiento ayuda a fortalecer dicho sistema. Esto supondría que además del bien
inmediatamente obtenido en el acto de cumplimiento o incumplimiento de una promesa
hay un traer el bien al ser no inmediato ni evidente, que ha de tenerse en cuenta a la hora
de estimar si se debe o no cumplir una promesa.

Para facilitar la explicación de esta última posición utilitarista y la crítica que Ross le
hará, parece conveniente utilizar algunas equivalencias y divisiones que procedemos a
indicar a continuación: A la situación en la que se cumple una promesa se le llamará en
adelante A, a la situación en la que una promesa se incumple se le llamará B; en una
situación se distinguirá entre el bien inmediato que produce, en adelante B.I., y la
producción de bien de forma indirecta y no evidente, que será la referida al beneficio o
perjuicio del sistema de confianza mutua; la cantidad de bien producida por un acto se

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ROSS, W. D., Lo correcto y lo bueno. Salamanca, Ed. Sígueme, 1994, pp. 52-54.

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medirá en unidades de bien y el perjuicio se representará como un número negativo de


unidades de bien; a la diferencia entre el B.I. producido en la situación B y en la A,
sabiendo que en esta exposición siempre se supondrá mayor la cantidad producida
inmediatamente en B, se le denominará bien inmediato agregado, en adelante B.I.A..

Una vez introducidas estas aclaraciones el argumento que hemos referido como
simplista quedaría de esta forma: En la situación A el B.I. es de 1000 unidades de bien
frente a las 1001 unidades de B.I. producida en la situación B, lo que nos daría un B.I.A.
para la situación B de 1, que sería suficiente para justificar la ruptura de una promesa. La
complejización que los utilitaristas proponen a Ross quedaría así: En la situación A, a las
1000 unidades de B.I. se le debe añadir una cantidad de unidades de bien adicional que
haría referencia al fortalecimiento de la confianza mutua y que denominamos x, por lo
tanto la cantidad de unidades de bien traídas al ser en A sería igual a 1000 de B.I. más x; en
la situación B, a las 1001 unidades de B.I. se le debe restar alguna cantidad en virtud del
perjuicio que supone tal situación para la confianza mutua y que denominamos y, de este
modo la cantidad de unidades de bien que conllevaría la situación B sería de 1001 de B.I.
menos y. Así, los utilitaristas concluyen que el B.I.A. (bien inmediato agregado), que en
este caso tiene el valor de una unidad de bien, sería insuficiente para compensar los efectos
en la confianza mutua y por lo tanto la situación A sería la más óptima, pues si 1 < x+y,
entonces 1000+x > 1001-y.

Aceptando, por el momento, esta visión más compleja, Ross reformula su argumento,
de modo que ahora el B.I.A. ya no sea de una unidad de bien, ni siquiera una cantidad
concreta, sino una cantidad expresada en relación a los términos x e y, de modo que no
pueda concluirse que la situación A es más óptima que la B. El nuevo B.I.A. será igual a la
cantidad de bien que produce el refuerzo de la confianza mutua en A (x), más la cantidad
de unidades de bien que son sustraídas en B en concepto de pérdida de confianza mutua
(y), más una cantidad de unidades de bien cualquiera pero mayor que cero (z). Así nos
quedaría que necesariamente el B.I.A. > x+y, puesto que B.I.A. es igual a x+y+z, y por lo
tanto está justificado B puesto que (1000+x+y z)-y es siempre mayor que 1000+x. En este
nuevo caso, el utilitarismo aceptaría sin reparos el incumplimiento de la promesa como la
más óptima de las elecciones y por tanto como la elección más ética, sin embargo Ross no
está de acuerdo.

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Una de las críticas del filósofo a la conclusión expresada en el anterior párrafo es que
no importa ni lo pequeño que sea la z, ni quién vaya a disfrutar de ese leve incremento del
bien a la hora de romper una promesa. Para Ross la promesa es una cuestión entre dos
personas concretas, esa concreción sitúa el cumplimiento de la promesa por encima de la
producción de un bien algo mayor para un sujeto abstracto. Además Ross pone en duda, y
por eso aquél "por el momento" al inicio del anterior párrafo, la visión que los utilitaristas
tienen sobre el efecto en el total del edificio de la confianza que tiene el cumplimiento o
incumplimiento de una promesa. Por último Ross se plantea si, en coherencia con las
posiciones utilitaristas, una promesa entre dos individuos que agonizan en soledad, cuyo
cumplimiento o incumplimiento no va a tener ningún efecto sobre aquel edificio de la
confianza mutua al que antes nos referíamos, no tiene ningún motivo para ser cumplida.

En este párrafo voy a intentar expresar esta última crítica en los términos de x, y y z
que veníamos utilizando e intentando generalizarla a una situación menos concreta que la
de los dos individuos agonizando. El problema que en mi opinión está intentando
transmitir Ross es que en tal visión utilitarista la promesa no tiene ningún valor intrínseco.
Estamos hablando de una situación en la que z es igual a cero, es decir, una situación en la
que tanto el incumplimiento como el cumplimiento de una promesa son equivalentes en
términos de unidades de bien producidas. En tal situación el utilitarismo te diría que es
igual que cumplas tu promesa o que la incumplas, aunque con el incumplirla ni siquiera
hayas logrado producir mayor bien que con su cumplimiento. Esto para Ross, y para el
sentido común, es algo inaceptable.

Sin embargo, quiero también aquí reflexionar sobre una de las salidas que el
utilitarismo tendría al argumento de Ross. En mi opinión, sería legítimo que el utilitarismo
contemplase como imposible la situación que Ross propone en su versión más compleja,
aquella en la que el B.I.A. es mayor que x e y. Esto se debe a que Ross supone que las
variables x e y son independientes del B.I.A., lo que le permite poner éste en función de
aquéllas. Sin embargo, considero razonable una defensa de las variables x e y como
dependientes del B.I.A., esto querría decir, por ejemplo, que la confianza mutua se refuerza
más cuanto mayor es el B.I.A. al que se estaría renunciando a causa del cumplimiento de
una promesa. Un ejemplo sería que, habiendo prometido compartir unos boletos de lotería
con alguien pero sin que ese alguien tenga nunca los boletos, la confianza mutua se
reforzará mucho más cuando se cumple la promesa con unos boletos gruesamente
premiados que cuando se cumple con un boleto cuyo premio apenas cubre su coste.
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Para finalizar vamos a ver como se aplicarían la visión de la ética utilitarista y la ética
de Ross a un caso en concreto. La situación a analizar es aquella en la que con el
incumplimiento de una promesa se podría salvar la vida de otra. Según la visión utilitarista
sería una cuestión de cálculo, si se va a producir un bien mayor con el incumplimiento, éste
está justificado, sin embargo, si por los efectos que el incumplimiento fuera tener en la
confianza mutua, se produjese más bien con el cumplimiento de la promesa, entonces ésta
debería cumplirse. Para Ross no puede ser una cuestión de cálculo, pero tampoco una
cuestión sencilla de deberes prima facie. En este caso, en la ética del escocés nos
encontramos con un conflicto entre deberes prima facie. Como mínimo estaríamos ante un
conflicto entre el deber de fidelidad, a la persona que se le ha hecho la promesa, y el de no
maleficencia, a quién podría acabar resultando víctima de tu acto (aunque podría discutirse
si realmente tú tendrías algún tipo de responsabilidad en tal efecto y hasta qué punto); pero
además, en el caso de que cualquiera de los dos individuos concretos con los que te estás
relacionando en este caso te hubieran hecho algún favor anteriormente, como salvarte la
vida, se añadiría el deber de gratitud; y si además el individuo concreto que podría morir
en el caso de que tu cumplieses la promesa resulta ser un miembro de tu familia o de tu
comunidad más cercana, se plantea el problema de si no tienes también con él un deber de
fidelidad razonable cuando no explícito. En estos casos de tensiones e incompatibilidades
entre deberes prima facie Ross entiende que es tan solo el yo, con la mayor reflexión de la
que sea capaz, atendiendo al contexto en el que se encuentra, es el que puede tomar una
decisión, no hay cálculos posibles ni seguridades en estas situaciones, tan solo la
percepción de lo que en ese contexto cree que es lo correcto.

Bibliografía:

ROSS, W. D., Lo correcto y lo bueno. Salamanca, Sígueme, 1994.

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