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REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACION


UNIVERSITARIA

UPTP “JUAN DE JESUS MONTILLA”

ACARIGUA ESTADO PORTUGUESA

EVOLUCIÓN DE LA UNIVERSIDAD DEL


SIGLO XX Y XXI

INTEGRANTE:

Ender Torrealba civ-16964611

PNF agroalimentación

Identidad institucional

Sección agro 001-p

Prof. María Jiménez

Abril, 2024
EVOLUCIÓN DE LA UNIVERSIDAD DEL SIGLO XX Y XXI

La Universidad como institución responsable de la transmisión de


conocimientos, investigación y difusión, no puede entenderse sino como
consecuencia de un proceso y como producto de necesidades primordiales de
la sociedad donde se intenta insertar a los ciudadanos a la sociedad
trabajadora, Surge en 1958 la Ley de Universidades con alguna influencia de lo
que contenía el Manifiesto de Córdoba, dicha ley le otorgaba a las
universidades nacionales el papel rector de la educación del país contando
dentro la misma con cuatro conceptos bien importantes para el
desenvolvimiento de las mismas: autonomía, cogobierno, libertad académica y
democratización. Es obvio que esta Ley fue producto de la conquista
universitaria por el papel desempeñado en la lucha por la democracia en
Venezuela (Hurtado 1997).

Durante las dos primeras décadas del lapso denominado democrático -


liberal, la educación superior se vio ampliamente beneficiada por la renta
petrolera, constituyéndose el espacio universitario muy atractivo como
oportunidad de empleo para los egresados de las universidades, y la salida
hacia el exterior a muchos docentes en búsqueda de obtener sus estudios de
cuarto o quinto nivel. Pero en la década de los ochenta y noventa, el país se ve
seriamente afectado al producirse una baja de los ingresos petroleros por el
descenso de los precios del crudo a nivel internacional, lo que trajo una
contracción económica, y un re direccionamiento en el presupuesto de la
nación, afectándose grandemente el sector educativo.

La universidad venezolana de finales del siglo XX y comienzo del XXI,


enfrenta dos tipos de situaciones que están íntimamente relacionadas; en
primer lugar, están los problemas internos tradicionales, asociados con la
gobernabilidad institucional, la democratización del acceso a la universidad, el
desempeño del profesorado, la calidad y pertinencia del egresado, el desarrollo
de la investigación, la pertinencia de la extensión y la eficiencia administrativa.
En segundo término, están un conjunto de factores externos que plantean
nuevos retos a la universidad; ellos son: la globalización económica, la
sociedad del conocimiento y la revolución de la información y la comunicación.

En cuanto a los Problemas Tradicionales de la Universidad que se


presentan Pérez de Roberti considera que existen tres tipos de factores
asociados con los conflictos de gobernabilidad en las universidades nacionales,
a saber: (a) factores intra-universitarios, representados por los grupos de
poder, de presión o de interés interno, redefinición del marco legal de la
autonomía y adecuación de la normativa legal a los tiempos actuales;
(b) factores derivados de la relación interinstitucional, tales como los conflictos
de carácter sindical de alcance nacional; y (c) factores externos, como son: los
conflictos con el gobierno central, en relación con los ajustes salariales. Ella
encontró como ejemplo en su estudio que, en el caso particular de la UCLA,
existe un nivel de gobernabilidad moderada o aceptable.

En cuanto al acceso a la Universidad a partir de la década de los años


60, se observa un acentuado crecimiento de la matrícula universitaria, en el
contexto de una política de ampliación de oportunidades educativas extensivas
a todos los estratos de la población, lo cual respondía, por una parte, a la
exigencias de consolidación de un nuevo proyecto político de carácter
democrático representativo y, por la otra, a la reorientación de la estrategia
económica en el marco del proceso de modernización del país (Hung y Gamus,
1988). Sin embargo, se observa, especialmente, a partir de la década de los
años 70, que esta tendencia creciente de la demanda de educación superior ha
continuado aumentado considerablemente, muy por encima de la oferta, hasta
llegar a generar la crisis recurrente del cupo universitario que se aprecia
anualmente en el país.

Con la toma de posesión del presidente Hugo Chávez Frías el 2 de


febrero de 1999, en Venezuela se da inicio a un proceso social rico en matices
y con logros ostensibles en algunas áreas que ha estado acompañado por
conflictos de diferente calibre y envergadura, cuyas repercusiones, secuelas y
efectos se revelan en distintos planos del quehacer social. El impacto del
modelo político que se busca implementar a partir de la aprobación de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela en 1999 en adelante
CRBV, permea en forma tangible todo el entramado institucional, siendo el
sector universitario uno de los escenarios en los que se despliega la tensión y
el conflicto que acompaña a los distintos ciclos y procesos que registra esta
experiencia de cambio. Sin duda alguna, dicho proceso es el resultado de un
largo periplo que tiene sus orígenes, entre otros factores, en la revuelta del año
1989 mejor conocida como “el Caracazo”, suceso que fuera férreamente
reprimido con un alto saldo luctuoso en los sectores populares de la ciudad
capital. En el desencanto producido ante los embates de los programas de
ajuste macroeconómico implementados en la década de los noventa, con sus
secuelas de privatización y reducción del gasto público en áreas tan sensibles
como educación y salud. Todo lo cual desencadenará el resquebrajamiento del
pacto de Punto Fijo, acuerdo político que brindó las bases de sostenibilidad que
experimentó la democracia venezolana, por supuesto gracias al soporte que
brindaba la renta petrolera.

En correspondencia con este precepto que propugna la indeclinable


responsabilidad que tiene el Estado en todo lo que concierne a la
universalización del acceso a la educación, el análisis del comportamiento
registrado por el sistema de educación universitario venezolano pone en
evidencia los profundos cambios que se han desplegado en la última década
en cuanto a la estructura, composición y cobertura del sistema. En efecto, para
inicios de la década de los noventa la matrícula universitaria en Venezuela
alcanzaba la cifra de 537.698 alumnos, llegando en 1998 a los 785.285
estudiantes. Ese incremento se explica por la contribución que tiene el sector
privado como oferente de plazas en ese lapso, todo ello en correspondencia
con la visión preponderante que pugnaba por un decrecimiento del rol del
Estado en este nivel educativo. Sin embargo, a partir del año 2000 comienza a
registrarse un crecimiento paulatino y sostenido de ampliación de las
oportunidades de estudios que eleva la matrícula de ese sector a la cifra de
2.120.231 estudiantes para el año 2009.

Conviene señalar, por otra parte, que este aumento tiene su origen en
tres fuentes fundamentales. La primera es la contribución que supuso la
implementación en el año 2004 de un programa especial de atención no formal
denominado Misión Sucre y destinado a la población que crónicamente no
accedía al sistema universitario. Dicha misión se inscribe en una estrategia
global asumida por gobierno en los preámbulos del Referendo Revocatorio del
mandato presidencial celebrado en el año 2004 que modificará la forma de
mediación de la acción de gobierno y la institucionalidad del Estado, y cuyo
formato se replica en todos los ámbitos del quehacer gubernamental. La
municipalización de la educación universitaria penetrará los 335 municipios que
dividen administrativamente al territorio nacional mediante la conformación de
1.643 centros de estudio ad hoc denominados “aldeas universitarias” que se
erigen a partir de las propias infraestructuras comunitarias (escuelas, locales,
etc.), contando para ello con el concurso de las autoridades locales y con la
participación de distintas instituciones de educación superior. Como eje
principal de la estrategia de universalización de la educación universitaria, esta
misión propugnará un nuevo modelo educativo que busca cambiar
medularmente el sentido de lo que se entiende por educación superior. Sobre
los impactos que tiene esta política de masificación, volveremos más adelante.
La segunda fuente es la creación de nuevas instituciones universitarias y la
ampliación de los cupos ofertados por las instituciones, especialmente en las
universidades experimentales, colegios e institutos universitarios. En este
sentido, mientras que en el lapso 1989 a 1998 se crearon cinco instituciones
universitarias dependientes del erario público, en la última década se marca el
arranque de 25 nuevas universidades oficiales, algunas de las cuales
responden a segmentos especiales de grupos de interés sectores indígena, de
fronteras territoriales, de seguridad, de deporte y de las artes que se exhiben
como ejemplos emblemáticos de la acción de gobierno. A lo anterior se suma la
denominada Misión Alma Mater, iniciativa que transformará a los Institutos
Tecnológicos.

Por otra parte la eliminación de las pruebas de aptitud académica y la


abierta oposición a cualquier tipo de procedimiento selectivo implementado por
las universidades autónomas que constriña el derecho al acceso. La puesta en
práctica de un esquema de puertas abiertas suscita, como se verá más
adelante, críticas fundadas con relación al tema de la calidad de la enseñanza
que ella se imparte. Aunque al momento de escribir estas páginas continúa la
polémica sobre este tema, lo cierto es que la prueba de aptitud es sustituida a
partir de 2008 por el Registro Único del Sistema Nacional de Ingreso Estudiantil
a la Educación Superior RUSNIES, obligatorio para cualquier estudiante
aspirante a ingresar a este nivel que suministra un Certificado de Registro en el
Sistema Nacional de Ingreso Estudiantil a la Educación Universitaria SINIEEU
destinado a verificar el comportamiento y movilidad del estudiante. El nuevo
modelo de asignación basado en los criterios de equidad y mérito respecto a
las aspiraciones de los estudiantes y disposición territorial, tiene como objetivo
primordial que la asignación guarde correspondencia con la composición
socioeconómica del país a fin de corregir las distorsiones que se venían
advirtiendo en cuanto a proporcionalidad del ingreso por sectores
socioeconómicos, al tiempo que recupera el rol rector del Estado en materia de
ingreso, función que en el pasado se vio disminuida por la recurrencia de las
universidades a utilizar pruebas internas como mecanismo de selección que
incrementaba las oportunidades de los alumnos provenientes de los estratos
más favorecidos.

Como se podrá intuir, los cambios escenificados no operan en forma


lineal ni responden a una sola perspectiva analítica de cómo hacerlos, razón
por la cual en su instrumentación se ponen en juego la capacidad de
persuasión y el equilibrio inestable de los grupos de presión y de poder que
operan al interior del propio gobierno, así como la impronta que signa los
momentos políticos que tipifican un contexto de polarización extrema. Factor
que desencadenará, dado los eventos arriba comentados, la radicalización de
las medidas gubernamentales en consonancia con el proyecto político
ideológico que se prefigura más nítidamente a partir de 2007 con la formulación
del Proyecto Nacional Simón Bolívar, Primer Plan Socialista 2007-2013, punta
de lanza de un proyecto que busca instaurar lo que se denomina Socialismo
del Siglo XXI.

La experiencia venezolana reciente, tal y como lo señala Carmen García


Guadilla (2011), ilustra cómo en las políticas públicas implementadas en
educación universitaria en lo que va del siglo, se pueden distinguir con claridad
dos momentos particulares. Un primer momento abarca el lapso 1999-2004,
lapso en el cual las políticas destinadas a este nivel se diseñan y
operacionalizan desde la Oficina de Planificación del Sector Universitario en
adelante OPSU, desde el Viceministerio de Educación Superior adscrito para la
época al entonces Ministerio de Educación Cultura y Deporte y, a partir de
enero de 2002, desde el recién creado Ministerio de Educación Superior.
Políticas en las que se introducen obviamente con sus peculiaridades locales
un conjunto de reformas a tenor de los avances que se advierte en la literatura
especializada, fundamentalmente en los procesos de innovación auspiciados
por la UNESCO. Así, durante ese período la OPSU instrumentó el programa
Alma Mater orientado al mejoramiento de la calidad y la equidad de la
educación universitaria venezolana, el cual comprendía un conjunto de
componentes como el mejoramiento de las condiciones de ingreso, la elevación
de la excelencia académica a través de programas de becas doctorales para
profesores a tiempo completo y a dedicación exclusiva de las universidades
experimentales, el mejoramiento de la infraestructura física y dotación de
laboratorios, y el diseño del Sistema de Evaluación y Acreditación.

Por su parte, desde el Viceministerio de Educación Superior y el


Viceministerio de Políticas Académicas se desarrollaron programas destinados
al mejoramiento del desempeño estudiantil y profesoral, así como a la
conformación de Redes Regionales de Cooperación de la Educación Superior,
iniciativa por lo demás pertinente para el desarrollo de sinergias entre
instituciones a fin de optimizar sus impactos en los ámbitos local y regional. A
fines de 2004, ante la resistencia que exhiben las instituciones oficiales
particularmente las universidades autónomas se desencadena, por un lado, el
desplazamiento de actores reconocidos en el medio universitario por sus
cualidades y experticias académicas que llevaban desde la OPSU los
proyectos de mejoramiento que se venían promoviendo desde esa
dependencia y, por otro, la eliminación de esos proyectos por considerar que
responden a una estrategia que mejora pero no altera en lo sustantivo al
modelo institucional imperante. A partir de este momento se aprecia la
preeminencia de un enfoque más radical, consustanciado con el impulso
revolucionario que se proclama a los cuatro vientos y que significará la
consolidación de una nueva institucionalidad universitaria cuyo centro de
atención se concentrará en la ampliación de la Misión Sucre.
En conclusión se ha realizado un paneo de algunos de los elementos que
caracterizan el comportamiento del sistema de educación universitario en
Venezuela en el siglo XX Y XXI, enfatizando cómo la universalización del
acceso a este nivel se ha desplegado en función de una política de
municipalización de la educación que, con las limitaciones, contradicciones,
ritmos y compromisos desiguales que acompañan a este proceso político, abre
un nuevo escenario en la lucha de los pueblos por romper los procesos de
monopolización del saber, Por ende, el reto que supone este peculiar escenario
no es otro que el garantizar una educación de equidad con calidad, vale decir,
compatibilizar las legítimas aspiraciones de la población por acceder a los
bienes del conocimiento y de la cultura con condiciones que le aseguren un
desarrollo pleno de sus potencialidades y que le garanticen que la formación
que se imparte en todos los centros permitirá despertar intereses, alentar
cambios conductuales y desarrollar una conciencia crítica proclive al
aprendizaje continuo, a la búsqueda permanente de creación y recreación de
los conocimientos adquiridos en una perspectiva que permita superar las trabas
que impiden disfrutan a todos y todas de un mejor porvenir.

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