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Titulo: Formación de pseudo-profesionistas en

universidades de México

Fundamentos

Las universidades has seguido muchos caminos de cambio en su historia. En el


caso de mexicano, hay tendencias que son comunes a otros países, pero éstas
mantienen su especificidad en el contexto de los propios cambios de la sociedad
al que pertenece el sistema de educación superior. Tres aspectos son relevantes
del cambio institucional en el pasado reciente: el aumento de la matrícula, su
feminización y el proceso de diferenciación y diversificación. Este último ha
ocurrido de forma correlativa al aumento de presión del volumen de la demanda
educativa y del cambio en su composición por sexo.
A escala internacional, hubo un aumento sustancial de la matrícula universitaria en
apenas algunas décadas. Los países del mundo desarrollado, en promedio,
llegaron a alcanzar tasas de atención a la población de 20 a 24 años de alrededor
de 40%, con proyecciones a la primera cuarta parte del próximo siglo del orden de
50%. En los países del tercer mundo, en los tres decenios que van de 1960 a
1990 se dio una fuerte expansión de la matrícula para llegar a un parámetro de
14% de atención al mismo grupo etario. Sin embargo, y a pesar de que pueda
continuar el aumento de la matrícula en muchos de ellos, se estima que para la
misma fecha señalada podrá disminuir la cobertura, por lo cual en términos
relativos habrá un hiato más grande entre estos dos conjuntos de naciones
(UNES-co, 1995).

Se relata Io anterior porque el caso mexicano se ajusta muy bien a esta tendencia.
En apenas 30 años (de 1960 a 1990) la matrícula en la educación superior pasó
de aproximadamente 28 000 estudiantes, a un millón en cifras redondas, con una
cobertura del grupo de 20 a 24 años que dio un salto de 2.5 a 14%. Desde
entonces y hasta 1997, la matrícula continuó elevándose hasta alcanzar 1.3
millones en las licenciaturas de universidades y tecnológicos, y casi I .6 millones si
se suma a las universidades tecnológicas y al posgrado (cuadro 1).

No obstante, las estadísticas revelan que la tasa de cobertura se ha mantenido


casi al mismo nivel, lo que tal vez refleja los efectos de la transición demográfonte
los cambios en la estructura de edad. Esto hace suponer que el aumento de la
matrícula ha cubierto simplemente lo que corresponde a la tasa de crecimiento del
grupo de edad de referencia (cuadro 2).

Pero lo más grave es que actualmente el volumen absoluto de jóvenes fuera de


las oportunidades de educación superior es mucho mayor que hace dos décadas:
a principios de los ochenta quedaban fuera de estas oportunidades unos cinco
millones de jóvenes de entre 20 y 24 años de edad; hoy están al margen más de
ocho millones.
La feminización de la matrícula, por otro lado, se refiere a varias cuestiones; una
de ellas, sin duda, es el aumento de las oportunidades educativas y la mayor
presencia de la mujer en la vida económica, social, política y cultural del país. En
el cuadro 3 se aprecia que hacia 1997 la matrícula estaba com-puesta casi en un
46% por mujeres, al tiempo que cobra un mayor peso en las áreas de ciencias
sociales y humanidades (casi dos tercios) en relación con los hombres. Aunque
más reciente, la incorporación de mujeres a las ciencias agrícolas y a la ingeniería
comienza a ser notable.

La tasa de participación de las mujeres en la matrícula universitaria ha crecido a


ritmos más elevados que la de los hombres, que en algunos periodos del decenio
pasado llegó a ser negativa. Esto posiblemente surge del hecho de que los
hombres, antes incluso de ingresar a alguna licenciatura, tengan que incorporarse
al mercado laboral para auxiliar económica-mente a sus familias. No hay estudios
que sostengan esta especulación, pero algunos resultados indican que el mejor
rendimiento académico de las mujeres con respecto al de los hombres está
asociado a una posición socioeconómica más al-ta (Rodríguez, 1998).
En México, este proceso se ha basado, sobre todo, en la creación de instituciones
con modalidades distintas a la universidad pública, esto es, en la presencia y
desarrollo de otros subsistemas que difieren de la primera en cuanto a su
organización, funciones y público al que atienden. También en la expansión de los
niveles de enseñanza, particularmente el posgrado, como respuesta a las
necesidades de cuadros de muy alto nivel, y a los problemas de credencialismo en
el mercado laboral, que produce lo que (Tedesco, 1982) llamó la “fuga hacia
adelante”.
A mediados de los años ochenta, Levy (1986) observaba el surgimiento de las
opciones privadas como una de las tendencias más importantes de la dinámica de
la educación superior en América Latina. En el análisis del caso mexicano,
señalaba que en ningún otro lugar se encontraba una distinción más clara entre Io
público y lo privado, Io que resultaba paradójico en el contexto de un Estado cuya
fortaleza se había nutrido de los postulados educativos de la Revolución
mexicana, que le en-cargan ser el responsable en la materia. Desde los años
treinta, sin embargo, el gobierno permitió la presencia de un paralelismo, y si bien
no auspició directamente al sector privado, tam-poco le enfrentó obstáculos a su
desarrollo.

El sector privado cuenta actualmente con más de 500 establecimientos


educativos, tres cuartas partes de los cuales se crearon después de 1980. La
dinámica del sector ha obedecido a un doble proceso: la expansión de grandes
universidades de prestigio que cuentan con una oferta curricular variada, con
infraestructura adecuada a su operación y con campus externos a la sede que se
extienden por el territorio de la República, como el Instituto Tecnológico de
Estudios Superiores de Monterrey; y una enorme gama de pequeñas
universidades de baja calidad, con una oferta limitada de cursos generalmente
centrados en administración e informática e instalaciones deficientes. En ambos
casos se trata de instituciones volcadas estrictamente a la docencia, esto es a
producir profesionales con escaso o nulo entrena-miento en la investigación. Para
dar una idea de su magnitud, diríase que este sector en 1980 absorbía 13.5% de
la matrícula, que pasó a 17.4% en 1990 y a casi un cuarto de la matrícula (319
1997 (cuadro 4). Esto significa que durante el decenio en marcha el sector privado
absorbió siete de cada 10 estudiantes que se incorporaron a la educación
superior.
En otras palabras, la dinámica del sector privado en los últimos tiempos se ha
orientado a satisfacer la demanda educativa que el sector público no ha podido
absorber y que tampoco logra ubicarse en las universidades privadas de prestigio
debido a los altos costos de inscripción y colegiatura. En este sentido, ha sido una
válvula de escape para manejar las condiciones financieras del sector público y
para amortiguar las presiones políticas de familias y jóvenes que de otra forma no
tendrían escuela. Dadas las tendencias recientes, por último, sería de esperar que
esta franja de la educación privada continúe creciendo.

Introducción
Se pretende analizar los distintos factores que se involucran en la formación de
profesionistas comparando los métodos que se utilizan en las universidades
publicas y privadas; para todo esto se planea analizar tres aspectos, el primero
tiene que ver con profesionalización docente, el segundo con la enseñanza
continúa y el tercero con la actualización.
Se conoce a la educación superior como la responsable de formar a los
profesionistas, es por ello que la misión de las universidades será la de
proporcionar una educación de calidad, que cubra las exigencias que impone la
planta productiva. Para ello es esencial hacer un cambio radical, en la forma de
concebir a la educación superior. Los directivos, administradores, profesores y
alumnos tienen que entender la responsabilidad social que cae en sus hombros,
por consiguiente, es necesario remarcar la importancia de los programas
académicos, la forma de transmitir los conocimientos, asimismo, se debe analizar
la forma de aprendizaje y evaluación de los estudiantes. En muchos lugares de
México se les otorga la RVOE a muchos institutos universitarios del sector privado
que no abarcan las necesidades que el ámbito laboral necesita, haciéndolos
mediocres en la profesión que estudian.
La Secretaría de Educación Pública, la SEP, es el órgano del Gobierno Federal
que regula y organiza la educación en México. Existen otros organismos
autónomos como la Universidad Nacional Autónoma de México o el Instituto
Politécnico Nacional que pueden elaborar y regular sus propios planes de estudio,
al igual que las autoridades educativas de los estados u otras universidades
autónomas.
Las instituciones particulares, para poder ofrecer carreras con validez oficial de
estudios pasan por todo un procedimiento ante la SEP para obtener un
Reconocimiento de Validez Oficial de Estudios o RVOE. Para obtener un RVOE,
una institución particular debe acreditar que cumple con los siguientes puntos
clave:
*Contar con un plan y programa de estudios aprobado por la SEP.En licenciaturas
y posgrados, las instituciones desarrollan sus propios planes y programas. Estos
son revisados por la SEP, quien decide si son académicamente adecuados. La
SEP puede solicitar modificaciones hasta que cumplan con todos los requisitos.
• Que cuenta con personal docente cualificado para impartir las materias del plan
de estudios. La SEP verifica que los docentes cumplan, al menos, el requisito de
ser titulados en una carrera afín a la materia que van a impartir. Según las
licenciaturas, una parte de los docentes deben realizar trabajo de "tiempo
completo", dedicando parte de su tiempo a la realización de investigación y
publicaciones.
• Que cuenta con instalaciones adecuadas para la impartición de las clases. Los
requisitos cambian de una carrera a otra, especialmente en cuanto a los
laboratorios y áreas específicas que se requieren.
Aún así. Existen universidades que imparten clases únicamente con la indicación:
“RVOE en tramite” lo que hace sospechar aún más sobre aquella institución y el
futuro que le espera a uno estudiando allí.
Cabe mencionar que la formación esta basada en competencias esto implica
grandes desafíos en especial para la docencia universitaria, en primer lugar por
que los obliga a realizar un análisis proyectivo de la demanda del sector productivo
como ya se ha mencionado, para lo cual es necesaria la participación de
empleadores y gresados en el proceso de diseño curricular como pieza
fundamental para el cambio. Haciendo mención que esto muchas veces no es
habitual en las instituciones formadoras que por lo general son autopoyéticas,
estableciendo el currículo solo sobre la base del saber científico y erudito de sus
propios académicos.
Según Bruner (1988); muñoz (1989) Entender y explicar los cambios de las
instituciones educativas de nivel superior es algo es algo bastante complejo
porque son el resultado de la interacción de factores que operan en su interior y en
su exterior. Y es que. Hoy se les solicita que rindan cuentas de sus resultados a la
sociedad, que contribuyan al resultado social y cultural y que sus egresados sean
entrenados para dar respuestas a las necesidades de su medio. Viejas demandas
cumplidas pero ahora retomadas y puestas en un nuevo contexto, que tiene como
una de sus principales características la restricción financiera a las que han sido
sujetas las instituciones publicas (Domínguez, 2000; Cordera y Pantoja, 1995).

Enfoque de la intervención
El proyecto se desarrollará a partir del enfoque por competencias, apegados a los
aspectos conceptuales y contextuales, se considera esencial la modernización así
como la innovación curricular, y por ello es considerado como un gran reto, para
esto es necesario contar con la participación del estudiante en su preparación
profesional y en la formación general. De esa forma se espera atender con las
demandas internas sin perder lo sustantivo del papel de la educación superior.
Para ello se hace presente la relevancia de la gestión del conocimiento y la
incorporación de los egresados al trabajo, estableciendo una relación bastante
estrecha entre universidad y sector productivo.
Para comenzar se debe comprender que por competencias se entiende la
concatenación de saberes, no sólo pragmáticos y orientados a la producción, sino
aquellos que articulan una concepción del ser, del saber, del saber hacer, del
saber convivir.
Las competencias son diferentes en cada situación y momento, por lo que permite
suponer la existencia de conflictos, dado lo inasible del concepto y su condición de
construcción social. Se desarrollan a través de experiencias de aprendizaje en
cuyo campo de conocimiento se integran tres tipos de saberes: conceptual (saber
conocer), procedimental (saber hacer) y actitudinal (saber ser). Son aprendizajes
integradores que involucran la reflexión sobre el propio proceso de aprendizaje
Bajo este contexto recae la importancia del currículo basado en competencias,
que permite a la universidad dar fe de los aprendizajes alcanzado. Ya que se
considera al profesional competente como algo mas allá de estar calificado, sino
que también es capaz de comprender el sustento conceptual que le hace posible
ejercer su autonomía y creatividad en su vida laboral. Ello requiere dos
condiciones fundamentales. En primer lugar, que las competencias se formulen en
términos evaluables, y en segundo lugar, que realicen las mediciones que
permitan su certificación utilizando para estos fines los instrumentos adecuados
que necesariamente están asociados con la práctica. El concepto de competencia
laboral no está fuera del alcance de la estructura empresarial y de la educación
para el trabajo. En forma creciente se evidencian nuevas configuraciones en la
forma de producir o generar los servicios, y cada vez más en el perfil de los
trabajadores se exigen nuevas características que están transformando
radicalmente la forma de concebir la formación para el trabajo en su estructura
institucional.
En la formación de profesionales es necesario realizar cambios metodológicos,
didácticos y actitudinales que promuevan la participación, la cooperación y
estimulen el pensar del alumno, en la medida que se construyen los conocimientos
junto al docente, apostando por un estudiante que aprenda a aprender, con una
actitud crítica y capacidad de responder y actuar ante el cambio.
No puede entenderse al proceso educativo como una relación lineal unidireccional
de maestro-alumnos; ambos actores pueden y deben implicarse activamente en la
organización y desarrollo de los contenidos educativos aportando experiencias,
debate de opiniones, iniciativas, etc. El objetivo es estimular en el educando un
sentido crítico, sobre la base de un conocimiento sólido, que le motive y le
capacite para implicarse activamente como ciudadano en los asuntos públicos.
Considerando la valoración de la actividad científica, la comprensión de la
integración entre el conocimiento y la acción, el contacto continuo con la realidad y
el énfasis en la formación antes que en la acumulación de información. El modelo
educativo se enmarca en enfoques pedagógicos contemporáneos e innovadores,
desde el paradigma epistemológico cognitivo, que promueve la reflexión, la
flexibilidad , la apertura, la transdisciplinariedad y la acción multimetodológica.
Ahora bien, el currículo de un programa académico o carrera es el conjunto de
experiencias que se dan con el propósito de que la persona que las vive
(estudiante) se transforme de un estado inicial (ingresante) a uno final (egresado).
Esta transformación implica tanto la adquisición de competencias para realizar las
tareas propias de la profesión, como los valores y actitudes que determinan la
formación de individuos críticos, creativos, responsables y solidarios.
concepción asume al ser humano como sujeto principal del proceso educativo y al
currículo como estrategia de cambio y desarrollo académico de la institución;
como proyecto educativo que articula el deber ser y la realidad del quehacer y
como plan de acción que concretiza los principios y valores institucionales.
Los contenidos curriculares han sido entendidos como fundamentales para la
integración de las actitudes, competencias cognitivas y procesos pedagógicos
vinculados a la construcción de los valores, saberes y conocimientos que
promueva la propuesta curricular.
Es importante señalar que independientemente de las competencias globales que
se desarrollan en la formación de lo profesional, en cada uno de los ciclos se
desarrollan competencias particulares que apuntan al logro de esas competencias
globales.

Población a la que va dirigido

Publico en general con interés sobre lo mencionado.

Población a la que beneficia

Estudiantes que solicitan entrar a una universidad.

Objetivo general

Describir los factores que hace diferente o iguales a la formación de profesionistas


en universidad publica y privada.

Objetivo especifico

Conocer los factores para la formación de profesionistas en


universidades privadas y publicas.
Cronograma

De acuerdo con lo mencionado en los textos anteriores, se


planea llevar acabo las siguientes actividades en tiempo y
forma recolectando los datos necesarios para llevar acabo la
propuesta.

Numero de Fecha Actividad


sesión programada
1 Viernes 1 de mayo Realizar entrevista
a egresados de
universidades
publicas.
2 Jueves 7 de mayo Realizar entrevista
a egresados de
universidades
particulares.
3 Viernes 8 de mayo Realizar entrevista
a directores de
universidades
publicas.
4 Jueves 14 de Realizar entrevista
mayo a directores de
universidades
privadas.
5 Viernes 15 de
mayo
6 Jueves 21 de
mayo

Descripción de actividades

Sistema de evaluación del proyecto


Bibliografía

Cotejo comparara materias en escuelas publicas y


privadas, entrevistas con alumnos y maestros, directivos
para saber como se llama el currículo para saber que
opinan de las actividades (alumnos)
Análisis de los datos obtenidos, estadísticos y despues
cuantitativo
Listas de cotejo en evaluacion, tanto interna como
externa evaluacion abierta para obtener mayaor info
rmacion

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