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Ejemplos de conducta disruptiva

La conducta disruptiva está presente en las diferentes etapas


evolutivas, y es por ello que hemos de entender que éstas
aparecerán, y que es responsabilidad del adulto de ponerles freno.

Y estas conductas disruptivas, ¿por qué aparecen? Inicialmente


aparecen por las dificultades para diferenciar qué está bien y qué está
mal. Posteriormente, estas conductas aparecen para descubrir cuáles
son los límites a los que un niño puede llegar, y es por ello que los
padres y educadores han de marcar esos límites.

Ya en la adolescencia, esta conducta aparece por un mix entre la


búsqueda de límites y malos hábitos al no haber tenido previamente
conocimiento y consecuencias acerca de dónde están los límites.

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En otras ocasiones, las conductas disruptivas aparecen por un mal


funcionamiento de las habilidades sociales (característico del
Síndrome de Asperger), o bien por una marcada impulsividad (TDAH
niños), o también por dificultades temperamentales (Trastorno de
Conducta Infantil) o un componente emocional muy arraigado
relacionado con la rabia (Trastorno Negativista Desafiante).

16 ejemplos de conductas disruptivas

1.
1. Enfadarse
2. Escupir
3. Decir NO continuamente
4. No dejar hablar a la otra persona
5. Robar
6. Tener una actitud vengativa
7. Negarse a mirar a los ojos
8. Esconder objetos de otras personas
9. Intimidar
10. Golpear
11. Empujar
12. Insultar
13. Tener una actitud pasivo-agresiva
14. Lanzar objetos
15. Dar las espalda a otra persona cuando está hablando
16. Mostrar una actitud hostil

LIBRO RECOMENDADO POR ORIENTACIÓN PSICOLÓGICA

Tratamiento de la Conducta
Disruptiva
Para el tratamiento de la conducta disruptiva, si se trata de
únicamente problemas de conducta, es decir, de vez en cuando hacen
conductas que están fuera de lugar (por ejemplo: llegan tarde a casa,
dicen mentiras, hacen novillos…) es importante utilizar
el entrenamiento para padres y que se aprendan técnicas
operantes.

Entrenamiento para Padres

El entrenamiento para padres consiste en:

1.
1. Aprender nuevas vías de comunicación con tus hijos
2. Ser más asertivos
3. Dejarles su espacio para que puedan expresarse mejor
4. Ayudarles a poner nombre a las emociones que
sienten
5. Evitar discutir pero siendo conscientes que las normas
de casa deben cumplirse

La comunicación para la Conducta Disruptiva


La comunicación es el camino más importante de una buena
relación, y por ello hemos de cuidarla. Hablar de cómo nos
comunicamos, pensar qué palabras pueden molestar a tu hijo, tomar
conciencia que muchas veces la comunicación falla por ambas
partes…

Si falla la comunicación, falla la base para una buena relación.


Empecemos trabajando la comunicación para reducir el
comportamiento disruptivo.

Después de un conflicto, pasado un tiempo razonable, es bueno


hablar en qué se ha errado y cuál ha sido el desencadenante, puesto
que muchas veces viene por una postura «a la defensiva», que hace
que nos lancemos piedras antes de que uno acabe la frase.

Resumiendo y como hemos dicho anteriormente, si falla la


comunicación, falla la base para una buena relación.

La importancia de escucharles

Una de las claves para la mejora y por lo tanto la reducción de


las conductas disruptivas tienen que ver con escuchar qué tienen
que decir estos niños. ¿Por qué decimos que es importante
escucharles? Vamos a poner un ejemplo:

En muchas ocasiones el inicio de estas conductas se dan por una falta


de límites, una inconsciencia, falta de madurez, porque quizás no son
capaces de entender las consecuencias de sus actos o una falta de
empatía.
En estas situaciones es más importante que nunca hacerles ver que la
conducta que han llevado a cabo no es la adecuada, y que como tal,
tiene sus consecuencias (para ello recomendamos el castigo negativo,
esto es, la retirada de aquello que les guste durante un tiempo para
posteriormente poder recuperarlo si hacen buenas conductas).

Más adelante, las conductas disruptivas que puedan aparecer vienen


motivadas, en su mayoría, por un componente emocional (rabia,
frustración, miedo…) y la falta de gestión de esas emociones les
lleva, en muchas ocasiones, a actuar de forma impulsiva y agresiva. La
solución para ello que es, castigarles directamente? Tienen derecho a
defenderse y, para ello, ser escuchados.

Si se les escucha se les transmite precisamente aquello que queremos


que aprendan: a parar, escuchar, entender, argumentar y, en nuestro
caso, a aplicar unas consecuencias adecuadas a la situación.

Si no les dejamos hablar, si no se sienten escuchados, al final


nosotros actuamos de forma premeditada y, por consiguiente, nadie
aprende nada y el «círculo vicioso» en el que os podéis encontrar se
hará cada vez más fuerte y salir de él es cada vez más difícil.

Por ello, como padres o profesionales, es muy importante que


dejemos de lado aquellas frustraciones que muchas veces cargamos
y que nos cuestan ver la situación desde una óptica más constructiva
y evolutiva.

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Las Conductas disruptivas en el


aula
(Este apartado está realizado junto a Miguel Martín, terapeuta
experimentado en el tratamiento con niños con necesidades educativas
especiales.)

Las conductas disruptivas suelen aparecer por diferentes motivos, y


en perfiles muy amplios y heterogéneos. Es por ello que es
importante acercarse a lo que piensa el alumno con un mal
comportamiento, las conductas negativas y disruptivas que hace, y las
emociones que se expresan con este mal comportamiento.

Acercamiento al niño disruptivo

Cuando un niño realiza conductas disruptivas en el aula, o en


cualquier otro lugar, hemos de conocer el motivo por el cual este
niño realiza este tipo de conductas, analizar la conducta observable y
entablar conversaciones desde la asertividad teniendo en cuenta el
aspecto social, madurativo y académico en el cual se encuentre.

Analizando el motivo de sus conductas

El motivo de esas conductas disruptivas se puede entender desde la


óptica de un desarrollo evolutivo normal y que por lo tanto pertocan
por edad, o bien puede haber un trastorno de base que sirva para
explicar estas conductas vengativas, hostiles, reactivas…

En muchas ocasiones las conductas disruptivas de estos chicos


aparecen porque tienen una percepción sesgada de sus compañeros
y del profesorado: ven señales de provocación, aunque estas no
existan.

(aquí hemos de destacar que en muchas ocasiones las conductas


disruptivas que aparecen en el aula vienen precedidas por algún
alumno que motiva a que las hagan. El profesorado deberá de estar
alerta y anticipar cualquier tipo de comentario que aliente a realizar
esta conducta).

En otras ocasiones se dan inferencias arbitrarias (conclusiones sin


una base razonable) que debe trabajar un experto en el caso o el
profesional de la escuela que esté al cargo (suelen ser
psicopedagogos o psicólogos educativos).

En general la causa principal de estas conductas disruptivas se da por


un mal aprendizaje en su desarrollo evolutivo en las relaciones
sociales con los demás. La consecuencia de este mal aprendizaje es
que se normaliza una relación con los demás basada en la
agresividad, los gritos, los reproches, los insultos, el poner a prueba
los límites de los demás…

También hemos de destacar que las conductas disruptivas se


expresan de forma diferente si hubiera algún trastorno de base o
alguna necesidad específica especial. Estas conductas disruptivas
aparecen por un mal funcionamiento de las habilidades sociales
(característico del Síndrome de Asperger), o bien por una marcada
impulsividad (TDAH niños), o también por dificultades
temperamentales (Trastorno de Conducta Infantil) o un
componente emocional muy arraigado relacionado con la rabia
(Trastorno Negativista Desafiante).

Estrategias de aprendizaje para ayudar al


niño disruptivo en el Aula

A continuación os expondremos diferentes estrategias de aprendizaje


para alcanzar el objetivo último de la intervención o gestión del
caso: conseguir que se sienta bien y que la gente tenga una buena
percepción suya. En definitiva, mejorar la convivencia.

La figura del tutor/a debe servir como modelo y ejemplo de las


conductas más adecuadas.

Una de las principales responsabilidades es conseguir la inclusión del


niño en el aula, a la hora de realizar tareas y de relacionarse con el
resto de alumnos.

Para ello, recomendamos que facilite


interacciones breves y positivas entre el niño disruptivo y el grupo.
De esta manera, se puede conseguir cambiar la percepción del resto
de alumnos y mejorar el estado de ánimo y la predisposición del
niño.

Resaltamos que, durante este proceso de cambio de estrategias hacia


el niño, el mal comportamiento será lo más probable. Y el
profesorado debe de estar preparado.
Para facilitar que estas estrategias se puedan llevar a cabo,
la comunicación con el alumno será de vital importancia.

Estrategias cognitivas en el ámbito escolar

Preparación previa al juego

Haciendo un símil al deporte, de la misma manera que antes de jugar


a un partido de fútbol es importante calentar, antes de iniciar un
juego con los compañeros es importante prepararlos.

Se recomienda avisar cuándo se va a jugar, con quién y en qué


consiste el juego. Las normas del juego han de quedar claras y las
normas del comportamiento también. Hacer un role-playing previo al
juego (como si se tratara de un ensayo previo a la actuación) donde el
niño o adolescente disruptivo pueda producir una breve interacción
en el juego con los demás. Durante este primer ensayo hay que
recordarle los valores de amabilidad y compromiso con el juego y
con los compañeros del aula. Este aprendizaje previo al juego ayudará
a reducir muchas de las conductas negativas.

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Estrategias conductuales en el ámbito escolar


Las estrategias conductuales más destacables son el manejo de
contingencias y el tiempo fuera.

El manejo de contingencias escolar nos servirá para controlar qué


pasa antes y qué pasará después de una conducta disruptiva, y el
tiempo fuera para encontrar un espacio donde gestionar la
frustración cuando el niño no consiga aquello que esperaba.

Para más información sobre las estrategias conductuales puedes


visitar el Tratamiento del Trastorno de Conducta.

Estrategias Emocionales en el ámbito escolar

1.
1. Vínculo

El vínculo se establece desde la premisa que es el adulto el que se


aproxima al niño. Y antes de que se dé la conducta disruptiva.

Por ejemplo, 5 minutos antes de clase o del recreo se puede


establecer una pequeña interacción (un diálogo o una mirada) que
facilite la vinculación con el niño, preguntándole cómo se encuentra,
cómo le ha ido el día, aficiones o preguntando sobre un hecho
ocurrido hace unos días…

El fortalecimiento del vínculo es un proceso previo al desarrollo de


cualquier otra estrategia.

2. Muro emocional
Para encontrar ese equilibrio emocional entre los deseos del niño y la
exigencia del momento, nosotros como adultos hemos de practicar lo
que denominamos muro emocional. Este muro tan necesario tiene
por objetivo hacer de contrapeso emocional y que pueda absorber las
frustraciones del niño al no conseguir aquello que desea, así como
controlar que la expresión de la rabia sea adecuada y que no se
exprese a través del insulto, la agresividad, la actitud chulesca hacia
los compañeros, etc.

Para poner un ejemplo, nosotros hemos de ser el niño que está en el


medio: hemos de hacer más o menos fuerza, desde el medio, para
compensar el desequilibrio de fuerzas que hay a cada extremo: el
deseo del niño de hacer aquello que quiere versus las normas sociales
establecidas (aquello que se debe hacer).

La figura del contrapeso emocional es importante, puesto que sirve


para compensar la situación actual del niño:

Al realizar conductas disruptivas, el niño recibe un feedback negativo


continuo respecto a lo que hace o deja de hacer en clase o en el
recreo. Con el tiempo, el niño aprende que la norma en su día a día es
el feedback negativo de todo lo que hace y, consecuentemente, la
manera de conectar emocionalmente con su realidad es a través de
estos inputs negativos.

Si queremos que se conecten emocionalmente con ellos de una


forma más asertiva, seremos los adultos los responsables últimos de
cambiar las rutinas para que se dé un aprendizaje de
otras estrategias de afrontamiento más adaptativas que faciliten
la convivencia. Nos iniciaremos con la estrategia de
la extinción (dejar de reforzar conductas que siempre hemos
reforzado, aunque sea de forma involuntaria, prestándoles atención).
3. Competitividad asertiva

Si queremos mantener al niño disruptivo motivado, una estrategia


educativa importante es la competitividad asertiva:

 Hacer comparaciones pero sólo consigo mismo


 Establecer pequeños retos atractivos para el niño y reforzarle
cada vez que los consiga
 Ayudar a integrar esos éxitos como un proceso de desarrollo
emocional y madurativo propio (así reforzaremos la motivación
intrínseca)
A pesar de esta competitividad, no nos hemos de olvidar de recalcar
las normas del juego, de convivencia en el aula y de cómo es la
relación con el resto de alumnos.

Comunicación en el ámbito escolar

La comunicación en el aula con el niño disruptivo ha de ser bajo la


premisa de la transparencia:

 Hemos de ser sinceros con aquello que sentimos y pensamos,


siempre transmitiéndolo de forma asertiva
 Aceptar las emociones tal y como vienen (este proceso es más
difícil, e incluso más si se trata de hacerlo en el aula)
 Expresar al niño las emociones que nos crea a nosotros
 Explicar experiencias pasadas propias como reflejo de su
situación y cómo ayudarle
 Enseñarle de forma explícita cuáles son las normas sociales
básicas tanto en clase como fuera del aula.
 Enseñarle que con el habla también se pueden solucionar
muchos de los problemas que aparecen con sus compañeros de
clase, así como con el profesorado.
 Ser lo más explícito posible para evitar malentendidos e
inferencias arbitrarias que, posteriormente, tienen un impacto
negativo en la convivencia con el resto de alumnos.

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 Trastorno de Conducta
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