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coordinación, aprender desaprendiendo
coordinación, aprender desaprendiendo
Mariano Algava
Hay corrientes ingenuas y "basistas" que pretenden sostener que el educador debe ser neutral, por
que si no, está manipulando al grupo y conduciéndolo a sus propias ideas e intereses.
Conduciéndolo, en el sentido correcto si, manipulándolo no; porque justamente maneja (o debe
manejar) una metodología y una pedagogía científica y participativa, que propicia y genera
conocimientos y actitudes, en plena libertad y relación con la realidad de intereses de la propia
organización.
Carlos Nuñez Hurtado
1
Carlos Fuentealba tenía 42 años y era maestro. Fue asesinado el 4 de abril de 2007 cuando participaba de una
protesta docente en Neuquén. Los docentes de la provincia estaban en conflicto desde hacía un mes, con el reclamo de
un salario básico acorde al costo de la canasta familiar. La policía, por orden del gobernador de la provincia, Carlos
Sobisch, tenía la orden de reprimir el corte de ruta. (en http://www.lamella.com.ar/index.php/eneob/294-carlos-
fuentealba-un-ejemplo-de-lucha)
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Los análisis, conclusiones y ejemplos mencionados, surjen de la experiencia del Equipo de Educación Popular
“Pañuelos en Rebeldía”, en aproximadamente 10 años de prácticas en procesos de formación de formadores en
educación popular, de acompañamiento a procesos de movimientos y articulaciones de movimientos en Argentina y
latinoamérica.
Disposición corporal “reconocer el propio cuerpo”
Improvisación “recuperar la espontaneidad” “jugar”
Observación del proceso “aprender a caminar la historia”
Estructura de demora “autocontención”
Atencionalidad. (Dispersión creativa) “aprender a observar la complejidad”
Gratuidad “aprender a ser con otros”
Búsqueda permanente de Coherencia “ir siendo educador/a popular”
A estas formas de coordinar debemos entenderlas como tendenciales, como ocasiones en que
podemos estar, como actitudes a tener en cuenta en la observación de nuestra propia tarea.
Seguramente habrá otros ejes para seguir repensando nuestras maneras de coordinar, como también
éstas se darán, no como formas “puras”, las estamos pensando sobre nuestras propias prácticas
como modalidades posibles. ¿Atravesaste otras?
Podemos entender a estos “puertos seguros” incluso como momentos que pueden aparecer y
desaparecer en una dinámica de trabajo, de construcción colectiva con una coordinación.
Quienes coordinamos somos personas y todas estas inseguridades son parte de nuestros
aprendizajes, que nunca se terminan.
Las tensiones entre lo personal y lo grupal, entre el rol y la propia personalidad, entre la
subjetividad y la historia, hará que por momentos hasta nos resulte una necesidad refugiarnos en
estos puertos, detenernos un momento. El tema será advertirlos, tensionarlos, preguntarnos y estar
atentos a que no se estereotipen. En otras palabras coordinar preguntándonos sobre nosotros
mismos, en relación con el proceso, seguir aprendiendo.
Si en momentos del proceso, o al final del mismo, se llega a un lugar, que al grupo, incluyendo al
coordinador/a, nos deja sentipensando, queda satisfacción del pensar la realidad desde un nuevo
lugar, de aprender, de descubrir, de crear, una sensación de alegría por la autoría, por la
transformación, por la develación, lugar que abre un nuevo desafío, aún con un monto de tensión y
de temor, es porque el grupo generó a través de un proceso, algo nuevo, abrió un espacio “entre” es
decir avanzamos por un camino entre las certezas y las preguntas, entre los sueños y nuestra propia
realidad, que va generando una huella por donde ir pisando. Así estaremos marcando un caminito en
esa realidad. Huella que queda en el terreno, pero también en el pié, en el cuerpo, de cada
“caminante”. Esa huella es el aprendizaje que el grupo produjo, es la marca del colectivo, del
movimiento interiorizado. Es un “aprender a caminar” en la coordinación. Es lo que nos dejará
pensando y con una sensación de satisfacción efímera. Una sensación que no es de certeza, sino de
insight, donde lo que veíamos de una manera, ahora se complejiza, nos asombra, nos asusta, nos
desafía, con la comprensión de estar en un camino de crecimiento, pero incompleto y a la vez, la
sensación de haber jugado un partido de fútbol magnífico, artístico, placentero y que seguiría
jugando si no fuera porque terminó el tiempo o porque hay que ir a tomar la leche. Sensación de
final de película o de un libro, que nos deja sentipensando con una sonrisa, con placer, con ganas de
que siga, etc. Si logramos llegar a un espacio de estas características es porque hemos colaborado a
generar un lugar de creación colectiva, porque nos corrimos del centro (poder/palabra/etc) lo
suficiente como para estar presente y no obturar la creación grupal. Un lugar que no era esperado
como resultado, sino una creación. Pudimos generar un proceso lúdico. Un caminar, que como
aprendizaje no prescinde de caídas y golpes, pero que adquiere cada vez mas dominio y firmeza.
- Estructura de demora: No es fácil esperar que el grupo resuelva con protagonismo y bancarnos
el no intervenir antes. A veces estos tiempos son más largos de lo que toleramos, allí empieza a
jugar la estructura de demora. Lo importante es tener claro que, será más significativo que el propio
grupo resuelva, que “la respuesta misma” que uno tiene ganas de dar. (así estamos observando lo
subjetivante del “proceso” y no el “resultado” inmediato)
Poder esperar que el grupo construya algo es una actitud, una renuncia, que aporta también en el
sentido de la pedagogía del ejemplo.
El ejercicio es de tolerancia, de madurez, de poder esperar y de creer en la gente. De lo contrario se
estaría reemplazando el protagonismo del grupo por el propio.
Utilizar una estructura de demora, no es inacción, al contrario, es un gran esfuerzo, aunque a la vista
externa aparente inacción.
Lograr una estructura de demora implica el desarrollo de una auto-continencia, junto a la
adquisición de la tolerancia a la frustración y tolerancia a la espera. Es como “dejar los pañales” en
la coordinación.
Aquí sirve el anotar lo que nos pasa, lo que queremos decir, que incluso puede ser dicho luego de un
tiempo si es necesario, pero ya repensado, habiendo tomado una distancia. O bien si ya fue
construido por el grupo, no decirlo. Saber callar, es asumir la tolerancia a estar de cierta forma en
anonimato. El rol del coordinador o coordinadora que pareciera que no está, aunque está,
acompañando, atento/a, interviniendo lo justo, tiene mucho de esta autocontención a la
intervención. Esta estructura de demora, una vez internalizada, nos ayuda a observar con más
calma, a escuchar y dar el tiempo necesario para que las situaciones decanten, una vez que uno
empieza a usar esta demora como una herramienta es un elemento muy facilitador de la tarea. Uno
termina diciéndose, “menos mal que no abrí la boca” ya que el grupo pudo resolver.
Se trata de habitar el grupo y dejarse habitar por los otros y otras. Habitar las palabras de los otros y
habitar los silencios.
¿Cómo es nuestra tolerancia a los silencios grupales? ¿Qué se me juega en cada silencio? ¿Qué
sentido tiene cada silencio grupal? ¿Me siento presionado a hablar, a llenar el vacío? ¿Cómo es
vivido por el grupo? ¿Hay que llenar el silencio de palabras?
Si bien la paciencia es una virtud indispensable en todo coordinador, esta no debe con-fundirse o
“actuarse” convirtiendo al silencio en un silencio inactivo, que deja al grupo sin salida. Donde se
incrementa la ansiedad, el tiempo se hace largo, hay como una espera de algo que no va a llegar, etc
Muchas veces el silencio es vivido como un pedido de que hable el coordinador, incluso por las
miradas. Pero, muchas veces, ese sentir también suele ser una construcción del propio coordinador.
Los silencios pueden ser momentos en que los grupos asientan lo ocurrido (insight), hay silencios
de reflexión, hay silencios de goce de lo producido, hay silencios expectantes, hay silencios de
respeto por un dolor, etc.
En general los silencios pueden ser vividos por el coordinador desde un lugar de ansiedad. Aquí es
importante comprender de qué silencio se trata, es parte de ir trabajando la estructura de demora,
acudir a la tolerancia. La pausa en la producción puede generar nuevas reflexiones integradoras y no
necesariamente por parte del coordinador. Los silencios son oportunidades, son espacios que los
grupos generan y que también hay que saber respetar. No implicando esto, que “nunca” se deba
hablar en un momento de silencio.
Cada silencio tiene un porque, la cuestión estará en comprender cada momento. Para esto hay que
estar con el grupo, pero a la vez no perder la mirada que es propia de nuestro rol. Las preguntas que
nos hacemos al respecto, solo encuentran respuesta en cada grupo, y en las coordinaciones que
vibran con el acontecer grupal, en esa atencionalidad lúdica o dispersión creativa que participa
desde un dinamismo que deambula entre lo que se observa, siente y piensa con el grupo.
- Atenciónalidad: “La experiencia primera de autoría es el jugar. Algo que se hace porque sí. Algo
que se hace sin la demanda de otro y sin la exigencia de la necesidad, surge en esa zona
intermedia, que no es ni interior, ni exterior, y, a su vez, la crea. Allí el ser humano, desde cuando es
bebé, toma su voz para balbucear, sus piecitos para hacer un movimiento, o el sonajero ofrecido,
haciendo una experiencia de autoría que inaugura el jugar y el atender. Solo se atiende
atendiéndonos.”8
Pensando las prácticas, en la coordinación de los procesos y los encuentros de educación popular,
nos encontramos con que nos disponemos a “atender” de una manera particular. Nos construimos
una forma de atención, que podríamos llamar “atención lúdica”. O que recibe diversos nombres. Se
habla de una atención latente, flotante. 9 Una capacidad que nos permita sentir con el grupo y a la
vez atender al rol. Momentos de mantener una escucha activa.
Es la capacidad que desarrolla por ejemplo el Clawn cuando se sale de su “libreto” (programa,
currícula, etc) y toma un emergente del público para devolverlo transformado o para destacarlo,
produciendo así la risa. Una atención que inaugura un diálogo.
Es estar atento a todo, pero sin estar atento a nada en particular. La acción fundamental consiste en
“estar”.
Como coordinadores y coordinadoras nos posicionamos como ese “otro disponible” que da un
marco de confianza para desplegar el juego grupal de creación colectiva.
Una situación parecida podría ser la de un adulto haciendo una tarea, vamos a imaginar -cocinando-
mientras el niño juega en la otra habitación, el adulto desarrolla una forma de atención, se ubica
como “el otro disponile” que a la vez sostiene el espacio. No deja de atender su tarea y no deja de
sostener el espacio de juego del niño. El niño juega libremente sabiendo que el adulto “está”,
aunque no esté allí, pero su presencia, sostiene, cuida. Cada tanto el niño llamará, preguntará, se
acercará, para seguir jugando luego, confirmando que el espacio está sostenido. De no hacerlo, será
el adulto quien eche un vistazo.
Ambos atienden su tarea, su juego, pero a la vez se sostienen, el adulto sostiene el espacio del jugar.
Algo parecido sucede cuando los grupos se disponen a construir el conocimiento, si la atención de
quien coordina está muy depositada en el contenido deja de sostener el espacio y deja de ver, o
abandona la posibilidad de ver, otros aspectos (vínculo pedagógico, vínculos y roles, comunicación,
relación con la tarea, proceso, etc).
Sobre cualquier aspecto del proceso que uno se detenga y ya no se mueva, se focaliza, dejando el
resto fuera de foco, sin la posibilidad de ser visto. Una atención en movimiento.
En los procesos de formación de educadores y educadoras populares a veces hacemos una
dinámica, que es con un tubito de papel o cartón, entonces proponemos caminar y recorrer el
espacio mirando a través del tubito, encontrándose con otros mirando partes del otro, del lugar, las
cosas colgadas y luego conversamos sobre la experiencia, descubriendo que vimos cosas que nunca
habíamos visto, que nos perdíamos, que unos viendo el mismo objeto veía una cosa y otro otra, etc.
Desde ese experimentar la mirada enfocada, planteamos el desafío de construir con las miradas de
los otros, las diferencias que se pueden integrar, etc. La misma dinámica nos puede servir para
pensar en los modos de atención, tanto sea que enfoquemos la técnica de coordinación grupal, un
elemento solamente de la dinámica de los grupos, solo el contenido, solo lo anímico, solo ver por el
tubo, o mirar el todo. Necesitamos y hacemos ambas formas atencionales, nos ubicamos en un mirar
“entre”. Así, entre el todo y la parte se abre un arco iris de formas atencionales, moldeadas por las
historias personales, los contextos, etc. Nuestra búsqueda está en moverlas.
La forma lúdica es aquella que integra, que alterna, que juega, que percibe una forma y cambia a la
otra, que las conecta que les encuentra conexiones entre la parte y el todo, coherencias, tensiones,
pero no se detiene en ninguna, o salvo por un tiempo, el necesario para inter-venir y salir.
Atender desatendiendo, habla de una dialéctica permanente, un saber dinámico, una forma de
coordinar, no con mandatos, ni con-fundirse con el resto del grupo, asumir el rol y ser grupo, entrar
y salir, o más que entrar y salir, es estar adentro y afuera al mismo tiempo. Atento y desatento al
mismo tiempo.
“necesitamos estar lo suficientemente distraídos como para sorprendernos y lo suficientemente
8
Alicia Fernandez, “La atencionalidad atrapada”, en Revista EPSIBA N° 12, oct. 2006
9
Freud, formula esta técnica explícitamente así en “Consejos al médico sobre el tratamiento psicoanalítico”, (1912):
«No debemos otorgar una importancia particular a nada de lo que oímos y conviene que le prestemos a todo la
misma atención flotante».
atentos como para no dejar perder la oportunidad” (Sara Paín)
“Sentir es estar distraído” (Fernando Pessoa)
“La capacidad atencional nace y se nutre en el espacio transicional de la creatividad y el
jugar”(Alicia Fernandez)
Una atencionalidad que puede definirse como una dispersión creativa (A.F. Ob. Cit.)
Atender lo técnico de la coordinación, el grupo y sus sentires, el proceso de aprendizaje, el
contenido que se reconstruye, que además es la realidad misma, se torna imposible mirando a través
de un tubito, focalizando, queriendo verlo todo todo el tiempo. Nos desgasta, nos genera
impotencia. Se trata de un estar, que se parece al estar en un juego, volvamos a pensar en un partido
de fútbol o cualquier deporte de conjunto. En la cancha uno observa la pelota, pero entre ojos
observa al rival que es su marca, la distancia al arco y a los posible pases a compañeros, corre y la
situación cambia, es veloz y dinámica, allí uno está en esa “dispersión creativa” necesaria para que
su moverse en la cancha sea efectivo, para producir una jugada. Para llegar atento a la situación que
se produzca en esa veloz dinámica. La atención que necesitamos construirnos es muy parecida a
este tipo de situaciones. Es estar en juego.
Es aprender a observar el mundo cada vez más complejo, aprendizaje que hacemos
permanentemente desde los aprendizajes tempranos, en descubrir el mundo.
En ocasiones hemos realizado, como caldeamiento, una dinámica que proviene del teatro, que
dispone al grupo a un tipo de atención particular.
Consiste en caminar en cualquier dirección, en un espacio acotado, encontrando grupalmente un
ritmo, y allí en cualquier momento “alguien” propone detenerse, no con palabras, sino con su propia
detención, sin aviso previo, y el resto debe detenerse también, esto se repite en busca de un
“unísono”, es decir que el grupo se detenga automáticamente todos juntos, es difícil, pero los grupos
se sorprenden cuando después de varios intentos sucede. Hay un tiempo necesario en que cada uno
y cada una se va colocando en un tipo de atención, donde pueda abarcar incluso a quienes quedan
por momentos detrás de uno. Esto implica mirar todo, pero nada a la vez, si enfoco a alguien, me
pierdo el resto, es una atención que no deja de ser dinámica, no hay recetas de cómo llegar a ella.
Algo así es la atencionalidad lúdica que practicamos en la coordinación. Este tipo de atención es
una aptitud que se entrena, pero también es una búsqueda, para ello hay que disponerse
actitudinalmente a buscarla. No es posible permanecer permanentemente en este tipo de atención.
- Búsqueda de Coherencia:
Si la fe en los hombres es un a priori del diálogo, la confianza se instaura en él. La confianza va
haciendo que los sujetos dialógicos se vayan sintiendo cada vez más compañeros en su
pronunciación del mundo. Si falta la confianza significa que fallaron las condiciones discutidas
anteriormente. Un falso amor, una falsa humildad, una debilitada fe en los hombres no pueden
generar confianza. La confianza implica el testimonio que un sujeto da al otro, de sus intenciones
10
Graciela Montes, “La Frontera Indómita”, editorial: Fondo de Cultura Económica, Mexico, DF., 1999. Pág 21
reales y concretas. No puede existir si la palabra, descaracterizada, no coincide con los actos.
Decir una cosa y hacer otra, no tomando la palabra en serio, no puede ser estímulo a la confianza.
Hablar de democracia y callar al pueblo es una farsa. Hablar del humanismo y negar a los
hombres es una mentira.
(Paulo Freire)11
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Paulo Freire, “Pedagogía del oprimido”