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Así mismo, “el diario permite recoger y analizar los datos que obtenemos a partir de las
observaciones del día a día, de las entrevistas y conversaciones, de las actuaciones y las
relaciones con los demás, de las lecturas y preguntas que nos sugiere ese entorno con el que
nos relacionamos.” (Carrillo, 2001), por ello la escritura como acto creativo que es, debe ir
acompañada de descripciones detalladas y de análisis que permitirán ir comprendiendo las
complejidades de la vida en la que estamos inmersos.
Como lugar de un debate permanente, como ejercicio de escritura con sus exigencias de
rigor y sus dificultades inherentes, en tanto reflexión sobre las relaciones que cruzan los
espacios de la escuela, el diario pedagógico debe permitir al propio maestro evidenciar sus
vacíos de formación, reconocer aquellos aspectos que demandan una mayor indagación y
conocer las dinámica en la cual la investigación y los individuos se encuentran inmersos.
En los procesos de calidad que deben evidenciar las Normales Superiores, éstas se
enfrentan al reto de formar maestros artistas del lenguaje, muy buenos lectores de contextos
y en el de romper la tradición que venían trayendo estas instituciones formadoras de
maestros de no escribir, pues sabemos que la escritura no suele formar parte de nuestras
competencias profesionales; por ello, la ausencia de referentes para el análisis y
transformación de las prácticas no permiten reflexionar sobre ellas para cambiarlas,
quedando éstas sumidas en la repetición simple y acabada de fragmentos de ciencia.
Así las cosas, el uso del diario pedagógico en la cotidianidad escolar puede hacer surgir
preguntas a las cuales el normalista busca acercarse a través de ejercicios investigativos y
que como lo refieren Porlán y Martín (1998), este ejercicio escritural debe emplearse
también como instrumento para detectar problemas en la enseñanza, en el aprendizaje y
para tomar decisiones en cuanto al cambio de concepciones pedagógicas y la
transformación de las prácticas, dando lugar a soluciones desde procesos de intervención.
CARACTERÍSTICAS Y JUSTIFICACIÓN
En el diario pedagógico se anotan los hechos observados de primera mano, como también
los datos obtenidos por personas que con su testimonio permiten que el docente abarque un
universo mayor de información, por ejemplo: los hechos ocurridos en las clases, en los
descansos u otros momentos significativos para la vida intelectual del docente como su
participación en Consejos, reuniones, asambleas, conferencias, talleres, seminarios,
observación de videos…etc, donde el educador pueda tener acceso a nuevas formas de
pensamiento, costumbres, modelos pedagógicos.
Se han señalado algunos aspectos que, según nuestro parecer, resaltan el potencial del
diario pedagógico como herramienta útil de trabajo, pero de todos ellos el más interesante
es el que permite ir relacionando los aspectos teóricos que están detrás de nuestro quehacer
con nuestra práctica.
Ahora bien, vayamos construyendo conocimiento alrededor del diario: ¿de qué manera el
diario pedagógico ayuda al docente a transformar sus prácticas para mejorarlas? Y tres
preguntas más: ¿cómo iniciarlo? ¿cómo convertirlo en el instrumento eje de un proceso de
reflexión colectiva? y, por último, ¿cómo hacer de él un cuaderno de trabajo, sistemático y
estructurado que resulte indispensable para la evaluación y el seguimiento compartido de la
práctica?
Desde el principio, el diario debe incluirse, si es posible, en una estrategia global de análisis
y reflexión en el seno de un equipo de compañeros. Comenzar las reuniones con la lectura y
la discursión de los diarios puede ser un buen punto de partida.
Llega un momento en que nuestras ideas pueden ser limitadas. En ese caso es conveniente
proponer lecturas, analizar experiencias similares, invitar a algunas personas, compañeros,
etc., que aporten otras visiones de los problemas y amplíen nuestras perspectivas. El
registro sistemático de todo ello en nuestro diario es un material de gran valor y utilidad.
Pero la discusión no debe orientarse sólo a problematizar la práctica, sino también a buscar
nuevas soluciones bien fundamentadas, elaborando conjuntamente hipótesis de
intervención. El diario, en este sentido, no sólo debe recoger información empírica sobre
los acontecimientos de la clase, sino que debe también, al hilo del diseño, ir recogiendo las
nuevas incorporaciones teóricas que se van a aplicar.
¿CÓMO HACERLO?
REFLEXIÓN Y PUNTOS DE
DESCRIPCIÓN INTERPRETACIÓN INTERVENCIÓN PARA LA
ACCIÓN
OTRO MODELO
(F. Vásquez)
A POSTERIORI IN SITU