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Lectura 4 de PAM. 25 de Marzo 2024
Lectura 4 de PAM. 25 de Marzo 2024
La familia
Definir qué es la familia no es cosa fácil hoy en día, ya que la variedad y
diversidad de organizaciones familiares es muy amplia y compleja. ¿Podríamos
decir que una familia está compuesta p aquellas personas que viven bajo un
mismo techo? ¿O por aquellas que tienen un parentesco que va más allá de la
residencia? ¿Es una pareja y sus hijos? ¿O la forman todas aquellas personas
unidas por lazos de consanguinidad? Y aquellas que se incorporan a través de
una segunda alianza, ¿qué papel juegan? ¿Y las parejas que tienen hijos de
parejas anteriores? ¿Y las parejas homosexuales?
La escuela
Desde los centros de atención a la primera infancia, escuelas de educación
infantil y primaria, debería ofrecerse un proyecto educativo que fomentara el
desarrollo psicosocial de los niños (es decir, que contemple su desarrollo
personal y social), teniendo en cuenta todos los ejes de relación que
intervienen en su crecimiento emocional. Lo veremos a continuación.
La familia
La familia como puntal para el crecimiento global del niño.
La escuela debe estar junto a la familia para poder educar. Esta
afirmación cada vez es más evidente, ya que la demanda social y familiar es
más compleja y exige al niño, y por tanto a la escuela, una respuesta de
acomodamiento, implicación y acogida en los cambios que se van que se van
produciendo. Estos cambios, que van desde movimientos económicos
(situaciones de desempleo o jornadas laborales muy largas...) a movimientos
sociales (inmigraciones, cambios de escuela...) y familiares (separaciones,
reestructuraciones familiares...) implican mucha incertidumbre y movimientos
afectivos importantes en los niños y en las familias.
El equipo
El equipo de personas que integran los contextos humanos del marco educativo
como lugar de diálogo y comunicación, como modelo de competencias
psicosociales.
El grupo personal humano que forma parte de un centro educativo es el
resolución de los mismos en este contexto, los niños tendrán un modelo
propicio o no para desarrollar sus competencias psicosociales y, por tanto,
su crecimiento emocional.
Potenciar todas las posibilidades comunicativas que pueden tener lugar
en el marco de la comunidad docente favorece el crecimiento personal y
educativo de las personas que la integran. Estas vías de comunicación pasan
por:
• Encuentros establecidos para compartir, acoger y responsabilizarse en
relación con los temas que nos implican a todos, a fin de sentir que
aquella familia, aquel niño, aquel grupo-clase no es un problema de un
maestro, sino de todo el centro educativo. Estos encuentros deberían
servir también como dinámicas de grupo, como punto en el que poder
descargar angustias, preocupaciones o incoherencias personales y
profesionales sin sentirse juzgado o mal interpretado, sino acogido,
apoyado y mimado. «Un organigrama que permita hacer llegar la
información, las posibilidades de opinar y decidir, de participar de forma
activa en diferentes ámbitos de gestión educativa, para sentir el proyecto
como un todo global, donde cada aportación es una pieza clave que tiene
una coherencia y da unidad a un proyecto común que se construye cada
día gracias a todos y a todas. » Una confianza entre los miembros de la
comunidad que permita decir le que se piensa y lo que se siente, sin
ofender, pero que posibilita el diálogo claro y limpio, sin segundas
intenciones ni vías sinuosas que provocan confusiones y rencores.
• Una formación conjunta, que permita compartir significados, sensaciones
y sentimientos; que facilite herramientas para poder escoger, opinar y
crear las propias maneras de hacer escuela, de educar que creen un
estilo, una huella que te defina como grupo y te empuje a seguir con
ilusión un camino dibujado entre todos.
El grupo-clase
El grupo-clase, como continente de las primeras relaciones sociales entre
coetáneos. Olla de provocaciones emocionales y herramienta clave para
aprender a vivir en sociedad.
La fuerza emocional que tiene el grupo de amigos y amigas juega aquí un
doble papel. Por un lado, puede ser un espejo importante para el niño,
donde puede ver reflejadas las propias emociones y sentimientos. Y por
otro, es una olla provocadora de emociones importantes para los niños,
donde se experimentan los primeros «rechazos», aceptaciones, ridículos,
vergüenzas, angustias, alegrías y tristezas provocados por otras personas que
disponen igualmente de pocas herramientas para conocer y regular todo este
mundo afectivo.
Además, este entorno es numeroso, diverso y, por tanto, complejo. Estas ca-
racterísticas hacen que se convierta en un potente trampolín, pero también
duro y angustioso para muchos niños. Por tanto, el rol del profesional aquí es
decisivo para conseguir que el grupo sea un marco rico y constructivo para el
desarrollo de la imagen interna que el niño va elaborando de sí mismo.
Como dice Arnaiz (1992, p, 43):
Los niños de un grupo deben tener consciencia clara de cuáles con
los valores y pautas que ordenan la conducta de este grupo y, sí por
un lado es preciso que surjan de la reflexión colectiva, no es menos
cierto que el adulto, como máxima autor/dad, es el responsable de
que se cumplan, y todo ello no puede estar supeditado al estado de
ánimo del adulto.
Se crean unas pautas de conducta propias del grupo que permiten o van
encaminadas a la convivencia y a la diversidad. Será educativo el grupo que se
organiza basándose en el respeto y la aceptación de la diversidad de sus
miembros, y no en la sumisión a unos ideales comunes.
Para que un grupo sea un elemento favorecedor del crecimiento
personal de sus miembros, será necesario, por un lado, que les permita su
expresión personal, que les respete como individuos y como miembros de
una cultura; y por otro, que les permita apoyarse, sentirse comprendidos y
escuchados en las peculiaridades que los definen.
Este nivel de comunicación permite al niño hacerse consciente de sus
limitaciones, preferencias y frustraciones, e ir pensando en herramientas para
encontrar o probar otros caminos o formas de afrontar la vida.
Compartiendo con el grupo de compañeros y compañeras de una forma
explícita las cosas que nos pasan, las cosas que sentimos y pensamos,
aprendemos que:
• A todos y a todas nos ocurren cosas parecidas, que nos provocan
sentimientos y emociones. Eso hace que nos sintamos unidos. » No
todos y todas sentimos lo mismo ante un mismo hecho. Todos somos di-
ferentes.
• Lo que nosotros hacemos o decimos a los demás puede provocarles
emociones agradables o desagradables, en función de sus vivencias.
Debemos pensar en los demás antes de expresar lo que sentimos.
• Expresando lo que me gusta, lo que deseo, lo que me cuesta, lo que me
gustaría que ocurriera puedo ver lo que siento desde fuera y, así,
puedo ir conociéndome mejor. Expresando lo que siento puedo
conocerlo y aceptarlo.
La comunidad
No podemos desligar todos los contextos en los que nace y crece el niño de
un marco cultural, de una sociedad que tiene unas creencias, unos valores y
unas leyes que le otorgan unas características que forman parte de todas las
personas de esa comunidad.
Los niños, como dice Tonucci (1997), no son futuros ciudadanos, sino
que de niños ya son ciudadanos, aunque no voten. Esta consideración hace
que tengamos que tener presente qué papel juega la sociedad y la cultura de
pertenencia en el niño, pero también qué puede aportar el niño a esta
comunidad.
Fuertemente competitiva
Se valora más a las personas por lo que tienen que por lo que son. Se
compara constantemente, lo que tienes, lo que haces, lo que das, lo que
recibes. Se valora ser el primero, el segundo ya no es importante. Se tiene en
cuenta el resultado, no el proceso has seguido para él.
Esta exigencia externa ayuda poco a valorar los procesos individuales y deja
al margen de la sociedad a muchos niños y familias que no se encuentra su
lugar en ella o que se sienten con la autoestima muy baja frente a la misma.
El problema de esta marginación social es que se siente mal y poco capaces
de mejorar y abandonan su esfuerzo su voluntad, y se dejan llevar. Son carne
de cañón para bandas, drogas, sectas o, sencillamente, para perpetuar una
sociedad de consumo, que valora poco lo que sienten las personas; que lo
que quiere es que compren, que mantengan una economía que permita hacer
más ricos a los ricos y generar, así, más pobreza.
Acomodarse en la incertidumbre
Aceptar con valentía la complejidad de la vida, procurando preservar
parcelas personales para no ver afectada nuestra autoestima en función de
cómo cambie nuestro entorno. Aprender a ver la diferencia entre las cosas
modificables por nosotros y aquellas que no dependen en absoluto de
nuestras posibilidades. Por tanto, una mayor consciencia de nuestro mundo
interno y del conocimiento de nosotros mismos.