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FAMILIA Y SOCIEDAD

la familia, como unidad básica de la sociedad, es la responsable principal de la transmisión de


costumbres, tradiciones, creencias y valores de una generación a otra con el fin de perpetuar la
cultura de una comunidad. La familia es, asimismo, un agente de socialización porque hace
posible que un individuo se integre a la sociedad. Por medio de las normas del hogar, los niños
y las niñas comprenden las reglas de su entrono social y cultural para adatarse a la sociedad.
El papel de la familia en esta tarea es espontáneo: algunas ocasiones lo cumple de modo
consciente y en otras no.

Las relaciones entre padre, hijos, hermanos y otros familiares permiten a los individuos aplicar
los valores que se adquieren dentro de la familia. Por ello, en el núcleo familiar debe prevalecer
el diálogo, el respeto, la comprensión, la participación y la responsabilidad. Estos valores
ayudan a las personas a comportarse y a establecer relaciones de convivencia más libres.

Los valores que permiten la convivencia familiar se aprenden mediante un proceso lento en el
que intervienen las actitudes y experiencias, que las personas tienen con sus padres o tutores,
hermanos e hijos. Por ejemplo, las responsabilidades con los demás, el tiempo que comparten,
el tipo de comunicación que establecen, las soluciones que proponen ante los conflictos, el
cariño y afecto que dan y reciben, así como la búsqueda de una vida con calidad, amor y
bienestar para todos los integrantes de la familia.

1. La familia como unidad viva

La familia, como institución social formada por personas, no es estática, sino que va
cumpliendo diversos roles a lo largo del tiempo y según los cambios que van experimentando
sus integrantes. Por consiguiente, se puede decir que la familia es una unidad viva, ya que
tiene un ciclo que se va renovando cada vez que se forma, dentro de esta, una nueva familia.

Ciclo de vida familiar

1. La elección de la pareja. Suele darse en la edad adulta, cuando las personas tienen
ideas más claras sobre ellas mismas y sobre lo que esperan del futuro. Deciden entonces
buscar una compañía que les permita compartir sus metas, planes y proyectos de vida. Al
tomar la decisión de casarse, o de vivir juntas, las personas deben asumir nuevos
compromisos como pareja. Por ejemplo, distribuir las tareas domésticas, responsabilidades
económicas, planificar la familia, entre otros.
2. El nacimiento de los hijos. Tener un hijo implica madurez, responsabilidad y
preparación personal de los padres para poder criarlo, educarlo y mantenerlo. Por ello, es una
decisión que debe ser bien pensada y planificada. Durante el periodo del embarazo, ambos
padres no sólo necesitan informarse sobre temas de salud o cuidado del bebé, sino también ir
preparándose emocionalmente para criar al nuevo integrante de la familia.
3. La educación de los hijos. La forma de educar a los hijos es una responsabilidad
compartida. Por lo tanto, ambos padres deben coordinar y llegar a acuerdos sobre las normas
que tendrán en su hogar. De este modo, evitarán contradicciones y podrán formar
adecuadamente a sus hijos. La mejor manera de que se produzca esa formación es a través
del ejemplo.
4. El crecimiento de los hijos. Los padres deben acompañar el crecimiento de sus hijos.
Esto implica no sólo buscar ser su “amigo”, sino también su apoyo y guía cuando ellos lo
requieran. Por ese motivo, los padres deben conocer los cambios sociales y culturales que
influyen en sus hijos para estar preparados cuando surjan problemas y poder orientarlos con
fundamento. Eso incluye enseñarles a decidir y no decidir por ellos. Así, cuando deban tomar
decisiones trascendentales, como su vocación o la elección de su pareja, sepan hacerlo de
manera adecuada.
5. La independencia de los hijos. Cuando alcanzan una determinada edad o etapa de sus
vidas, los hijos buscan su independencia: deciden vivir solos, convivir o casarse y formar así
una nueva familia. La pareja de padres vuelve entonces a estar sola como al principio, lo que le
permite disfrutar de un mayor tiempo juntos.
Criterios en la elección de la pareja

- Proximidad. Cuánto más vemos y compartimos con una persona, la vamos conociendo mejor.
Ello puede influir para que nos guste cada vez más su compañía.

- Apariencia física. Suele ser la primera impresión que tenemos de alguien. Esto influye para
que nos guste estar con esa persona.

- Características personales. Solemos fijarnos en alguien cuya personalidad nos agrada (buen
sentido del humor, buen carácter, etc.). ello influye para que nos sintamos cómodos a su lado.

- Similitud. Lo usual es preferir a personas con las que tenemos características comunes: edad,
nivel social, religión, educación, valores y pasatiempos. Sin embargo, también puede suceder
lo contrario: que nos gusten personas muy diferentes que nos complementen.

- Reciprocidad. Si nos sentimos bien al lado de una persona esta también debe sentir lo mismo
al estar con nosotros. No hay otra manera de formar una pareja.

- Respeto. Esto se da en la pareja cuando la otra persona nos acepta tal como somos y
nosotros la aceptamos como es. No implica tolerarlo todo, sino saber decir las faltas de la otra
persona sin ofenderla.

Roles y responsabilidades de los miembros de la familia

Para que la unidad familiar se consolide, es necesario que todos los integrantes de la familia
asuman con responsabilidad el rol que les toca. Las tareas deben estar distribuidas en forma
equitativa y de acuerdo con la edad y la capacidad de cada miembro de la familia.

1. Roles y responsabilidades entre la pareja:

- Apoyo mutuo. Tanto el padre como la madre deben consolidar sus metas y proyectos, ya no
como individuos aislados, sino como pareja.

- Compartir las tareas. Dependiendo de las habilidades y el tiempo de cada uno, deben
repartirse los quehaceres domésticos, el cuidado de los hijos y el sostenimiento del hogar.

1. Roles y responsabilidades como padres:

Los padres son los responsables de los hijos que deciden tener, por ello deben proveerles lo
siguiente:

- Sustento material

- Formación ético-educativa

- Soporte emocional

1. Roles y responsabilidades de los hijos:

- Desde pequeños, los hijos deben aprender a ayudar a sus padres en las tareas domésticas.
Estas deben ser asignadas según la capacidad y edad que tengan.

- Deben respetar las normas y reglas familiares.

- Cuando sus padres sean ancianos, deben velar por ellos para que no les falte ni sustento ni
material, ni moral, ni emocional.
Todos estos roles y responsabilidades podrán ser asumidos dentro de una familia si existe
respeto y confianza entre cada uno de sus miembros.

2. La familia y la cultura

La familia desempeña un rol significativo en la estabilidad de una sociedad, pues cumple


importantes funciones, como las siguientes:

- Transmisión de valores e ideales culturales a través de la socialización. Al interior de la


familia, los hijos aprenden el ejercicio y respeto a la autoridad, las costumbres, las normas, la
historia, el lenguaje, etc., propios del sistema cultural de la sociedad a la que pertenecen. Esta
función socializadora es complementada por otros espacios como el grupo de amigos, la
escuela, los medios de comunicación, entre otros.

- Creación de los primeros lazos afectivos. Dentro de la familia, las personas aprenden a


expresar sus sentimientos y a valorar y querer el entorno social, cultural y natural que los
rodea.

La familia como transmisora de valores culturales

En una sociedad como la nuestra, con una amplia diversidad cultural, encontramos también
una gran variedad de costumbres familiares. Estas costumbres se pueden apreciar en aspectos
cotidianos como el tipo de comida que preparan o consumen los pobladores (platos típicos,
determinados productos, etc.), las festividades a las que asisten o en las que participan
(religiosas, culturales), o las actividades que realizan (recreación, tradiciones, etc.). Mantener
esas costumbres refuerza la identidad familiar y cultural, y permite reforzar los lazos de unión
dentro de la sociedad.

Por otra parte, las familias también inculcan y reproducen valores culturales que tienen que ver
con las ideas y los hábitos. Esos valores se manifiestan en el tipo de relaciones entre las
personas, así como en las actitudes hacia la vida. Por ejemplo, nuestro país tiene una tradición
cultural patriarcal y machista, lo que por lo general es reforzado con la formación que se da en
las familias. Así, cuando algunas madres enseñan a sus hijas a encargarse de las labores
domésticas, pero se lo prohíben a sus hijos porque no es “cosa de hombres”, entonces se está
reforzando ese machismo cultural. Esto significa que no todos los valores culturales que se
enseñan en la familia son positivos. Por lo tanto, deben ser modificados.

La familia debe estar preparada para los cambios que ocurren en la sociedad y no permitir que
sus normas y costumbres e conviertan en situaciones rígidas. Confrontar los valores culturales
como los valores éticos universales es importante para lograr ese objetivo.

Valores éticos en la familia

Los valores éticos son ideas que nos orientan en la vida y nos hacen comprender y estimar a
los demás. Se relacionan con la imagen que vamos construyendo de nosotros mismos y con la
idea de nuestro lugar en la sociedad. El primer espacio donde aprendemos y aplicamos los
valores es en la familia.

Según el filósofo José Ramón Fabelo, la relación entre la familia y los valores se da en tres
niveles:

- La familia es un valor en sí misma, porque como primera instancia formadora de valores en la
sociedad, su rol es insustituible. Ninguna institución social (escuela, estado, iglesia) puede
cumplir el rol que cumple la familia, en especial en los primeros años de vida de la persona. La
primera noción que tienen los bebés y los niños sobre lo que es bueno y malo, correcto o
incorrecto, parte de la confianza absoluta que tienen en lo que sus padres les indican.
- La familia es un espacio en el que se instituyen valores, pues es allí donde se ponen en
práctica, se “oficializan”, los valores universales. En la vida cotidiana, cada uno de los
integrantes de la familia tiene la oportunidad de interrelacionarse aplicando los principios éticos
que aprenden tanto fuera como dentro del hogar. De esa manera, las personas aprenden a
hacer lo bueno o lo correcto no porque haya una ley que lo diga, sino porque comprueban en la
práctica que es la mejor manera de lograr una convivencia civilizada y humana.

- La familia es un filtro de los valores sociales, porque mide la influencia que los cambios
morales de la sociedad genera en los individuos. Así, en muchos casos la familia se convierte
en el único freno para controlar a las personas que, influenciadas por los medios de
comunicación y los mitos sociales, desarrollan actitudes inmorales. Pero esto también significa
que la familia reproduce la crisis de valores que hay en la sociedad, es decir, que la principal
manifestación de que una sociedad está perdiendo su visión étnica es la crisis de la familia.

3. Problemática familiar

En todas las familias se presentan problemas cotidianos. Por lo general, se solucionan a través
del diálogo o. sino son resueltos, no afectan de manera significativa la estabilidad familiar.
Estos problemas pueden ser originados por la falta de recursos económicos, discusiones,
malentendidos, etc.

Pero si los problemas se generan porque uno o más miembros de la familia dejan de cumplir o
desempeñar sus responsabilidades y obligaciones, originando con ello que la familia se
desestabilice, entonces hablamos de una problemática familiar.

Factores que producen la problemática familiar

- Abandono del hogar por parte de uno de los padres. Sea cual fuere el motivo del abandono,
quien queda como jefe de familia (padre o madre) debe asumir la responsabilidad de ser el
sustento material, moral y emocional para sus hijos. Esto implica tener que hacer cambios para
cubrir las carencias que se originan. Por ejemplo, trabajar más horas, distribuir las tareas con
los demás miembros de la familia, etc. esta situación afecta emocionalmente a los hijos,
causando en ellos preocupación, enojo, ansiedad e incluso cierto sentido de culpabilidad.

- Consumo de sustancias como alcohol y drogas. Esta práctica puede darse tanto en los padres
como en los hijos y derivar en peligrosas adicciones. Genera situaciones de violencia familiar
(agresión física y psicológica, en especial a los miembros más débiles de la familia), falta de
recursos económicos (el dinero que debía ser para la familia se malgasta en la compra de
estas sustancias), ausencia del hogar por varios días (el adicto sale a consumir y no regresa
hasta que está cansado, necesite alimentación o más dinero), entre otras.

- Situaciones de violencia familiar. Pueden presentarse en diferentes formas: agresión de uno


de los padres al otro; de uno de los padres o de ambos a los hijos; de los hijos a los padres o
entre los hijos. Suelen ser frecuentes y en muchas ocasiones son motivos claros. Pueden ser
agresiones físicas (golpes, empujones, etc.) o psicológicas (insultos, humillaciones, malos
tratos, etc.).

Actitudes ante la problemática familiar

Los integrantes de la familia no tienen la misma respuesta ante las situaciones problemáticas:

Cuando son los padres los que generan estas situaciones, los hijos suelen asumir las
siguientes actitudes:

- Responder con madurez (dependiendo de la edad) ante la situación, y ser un apoyo para que
la familia marche de la mejor manera.
- Evaluar a los padres como malos modelos por sus conductas inadecuadas, y manifestar su
rechazo desobedeciéndolos.

- El adre o la madre que no tiene estas conductas es apoyado(a) o defendido(a) en algunos


casos, pero en otros es rechazado(a) por considerarlo culpable de la situación de su cónyuge.

Cuando los hijos son los que generan estas situaciones, los padres suelen asumir alguna de
estas actitudes:

- Culparse por no haber orientado bien a sus hijos

- Responsabilizar al otro cónyuge por lo que está pasando en el hogar.

- Someterse a la voluntad del hijo, creyendo que así mejorará la situación.

La funcionalidad o disfuncionalidad de la familia ante las situaciones problemáticas dependerá


del diálogo, de la comprensión y del afecto que exista entre sus integrantes.

Crisis y oportunidad en la familia

Al interior de la familia se producen situaciones inesperadas y conflictos. Dependiendo de cómo


actúen sus miembros frente a estas situaciones, se pueden originar cambios que favorezcan o
desestabilicen la dinámica familiar.

Una crisis familiar puede ser superada si la familia reúne estas condiciones:

- Cohesión. Implica que los miembros de la familia se den ayuda, afecto y confianza entre sí
porque todos se sienten parte de un proyecto común.

- Flexibilidad. La organización interna de la familia debe permitir cambios en los roles y reglas
cuando estos no funcionan para afrontar nuevas situaciones.

- Adaptabilidad. Es la capacidad de adaptarse a los cambios de la sociedad que influyen en la


familia.

- Permeabilidad. Ante un problema inmanejable, se debe permitir el apoyo de otra familia, de


amigos cercanos o de la sociedad (Estado, Iglesia, profesionales, etc.).

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