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Ava Jackson Amo hermanastro

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Ava Jackson Amo hermanastro

Ava Jackson

Amo hermanastro

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Ava Jackson Amo hermanastro

Nota a los lectores


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que les llevó desarrollar una historia para fascinarnos y por eso queremos
que más personas las conozcan y disfruten de ellas.

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Ava Jackson Amo hermanastro

Sinopsis
Tres meses.

Tres meses atrapada en un rancho en la remota Montana con el


último esposo de mi madre… y su oscuro y meditabundo hijo.

No debería importarme que el talento de mi nuevo hermanastro con


las cuerdas vaya más allá de enlazar al ganado perdido. No debería
importarme que cada una de sus miradas digan que él me desea… pero
él va a luchar hasta el amargo final.

No debería importarme que a medida que el verano avanza. Mi


fascinación abruma a mi mejor juicio, y ahora me muero por llamar a mi
hermanastro… Amo.

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Ava Jackson Amo hermanastro

Capítulo Uno
Emma
Esperaba que la cuarta boda de mi madre fuera como de
costumbre. Me tomaba unos días de descanso en el trabajo, volaba a
algún lugar exótico, me quedaba de pie sonriendo a todo el mundo, y
fingía que todo esto no terminaría con mamá llorándome a través del
teléfono. Pero su último novio era el dueño de un rancho en Montana, y
me había invitado a quedarme con ellos durante el verano de su boda.

Intenté declinar de todas las formas posibles. Me acababa de


graduar en Stanford, después de cuatro años de partirme el culo para
lograrlo, y en el otoño comenzaría a enseñar en una escuela secundaria
del centro urbano D.C. Este era mi último verano libre antes de que la
vida real levantara su fea cabeza. Solo quería relajarme.

Entonces mamá me visitó en la Universidad, y todas mis razones


cuidadosamente pensadas se derrumbaron.

—Este es diferente, Emma —dijo—. He encontrado a mi alma


gemela. Y vas a estar tan ocupada pronto. Por favor, piénsate el venir…
significaría mucho para mí. —No había manera de que pudiera resistir a
la Mamá Culpabilidad tan fuerte. Incluso mientras me maldecía por mi
falta de columna vertebral, cedí.

El jet privado fue mi primer indicador de que mi próximo-a-ser-


padrastro podría ser realmente diferente. Es decir, en el sentido de que
era rico como el infierno. Tal vez mamá finalmente encontró a alguien que
no le robaría cada penique, pensé mientras bebía vino blanco en mi
asiento de la ventana, admirando el Oeste Americano que se extendía por

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debajo de mí. Aunque, si es rico, estoy segura de que hay un acuerdo


prenupcial.

El jet aterrizó en una pista privada en medio de la nada. Tan pronto


como la azafata abrió la puerta, un cálido y seco viento me golpeó en la
cara, tensando mi piel a una máscara. Incluso mi cabello se sentía
quebradizo. Parpadeando las lágrimas, me abrí paso por las escaleras.

Un te-lo-juro-por-Dios cowboy se apoyaba contra una camioneta


cromada y negra brillante. Con el sombrero de 10-galones1, las botas
rasgadas de vaquero, el chaleco de cuero y el caído bigote blanco, podría
haber salido de una película de John Wayne. Intenté no mirarlo fijamente
mientras él sacaba sin una palabra mis bolsas del vientre del avión y las
arrojaba en la caja de la camioneta. Lo bueno es que yo no empaqueto
nada demasiado frágil.

—Gracias —le dije después de un tiempo.

Él dio un breve gesto de asentimiento.

—Señora. —Luego se subió al asiento del conductor y arrancó el


motor. De acuerdo, entonces. Entra a la camioneta ahora… antes de que
se marche sin ti.

Las colinas de hierba parecían rodar por siempre, y el vaquero no


habló durante todo el viaje. Mis preguntas sobre Montana fueron

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10-galones: traducido como “realmente guapo” o “muy fino”. Otra teoría es que viene
de la palabra española galón, en relación al adorno trenzado estrecho que hay alrededor
de la corona, posiblemente un estilo copiado de los vaqueros españoles. Cuando los
vaqueros de Texas no entendieron la palabra galón por este significado, la leyenda
popular, aunque incorrecta nació. Este término diez galones no se refería a la capacidad
de retención del sombrero, sino a la anchura de la banda del sombrero. Así la compañía
de sombreros Stetson los hacía lo suficientemente impermeables para contener agua y
ser usados como cubo. Y hubo publicidad impresa de Stetson que mostraba a un
vaquero dándole de beber agua a su caballo, aunque la propia compañía señalaba que
un sombrero “diez galones” solo tenía una capacidad de unos 3/4 galones de líquido
(unos 3 litros).

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recibidas con gruñidos o sacudidas de su barbilla. Al final me di por


vencida y me concentré en mirar el horizonte, donde una diminuta casa
de muñecas crecía hasta convertirse en una mansión de piedra y troncos.

Un poco más tarde, redujimos la velocidad hacia la puerta principal


del Wild Cliffs Ranch antes de continuar hacia la casa. El vaquero salió
y tiró mis maletas en el porche. Me quedé sentada en silencio, aturdida
mientras miraba la mansión que tenía delante. Estaba muy lejos del
apartamento en Napa que mamá había conseguido tras el divorcio de su
marido número tres. Mi escolta metió su cabeza de nuevo en la cabina de
la camioneta y me miró, con un ceño fruncido de disgusto. No dijo nada,
pero obviamente estaba esperando a que sacara mi culo de la camioneta.
Asentí torpemente y abrí la puerta. Me deslicé, preguntándome si me
caería sobre mi cara, pero entonces mis pies tocaron el estribo. Apenas
había cerrado la puerta por detrás de mí cuando se marchó, dejando una
nube de polvo a su estela y a mí en este mundo nuevo y extraño.

Un hombre sin camisa rodeó la esquina de la casa con unos


enormes sacos de lo que parecían rocas, izados en cada uno de sus
hombros. Los arrojó al suelo como si no pesaran nada. Y tuvo toda mi
atención. Caliente. Maldita sea.

Tenía el tipo de cuerpo que no esperaba ver fuera de la revista


Men’s Fitness.

Cerré la boca y me mordí el labio para asegurarme de que no se


volviera a abrir de nuevo. ¿Este tipo es real? Bronceado, con amplios
hombros, unos pectorales perfectamente formados, un paquete de seis
definido. Mis ojos bajaron más abajo. Creo que… un paquete de ocho.
Forcé mi mirada hacia arriba y me di cuenta que se había detenido en su
tarea.

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¿Me había pillado mirándole? El ala de su sombrero vaquero de


paja protegía sus ojos. Su cuerpo era duro, y lo poco que podía ver de su
rostro era aún más duro: pómulos cincelados y una mandíbula cuadrada
puntuada por unos labios llenos.

Mierda. Estoy mirando, me regañé a mí misma. Pero entonces su


sombrero se inclinó abajo, y tuve que asumir que él estaba haciendo lo
mismo. Por reflejo, estiré las arrugas de mi vestido de verano rosa y
amarillo, preguntándome por el estado en que quedaría de arrugado por
mi viaje.

Me obligué a dar un paso adelante y dirigir la caminata. No podía


quedarme de pie aquí como una idiota todo el día. Un segundo hombre
se unió a él, más joven, más ágil, y de alguna manera… más verde. Ambos
me observaron mientras me dirigía a la casa. Ambos sombreros se
inclinaron, pero no dijeron una palabra.

No tenía ni idea de por qué mi corazón latía frenéticamente al pasar


junto a ellos, pero lo hizo. Agarré el pomo de la puerta, sintiendo sus ojos
sobre mí mientras entraba en el interior.

Quizás este verano no sea tan malo después de todo.

*****

Apenas tuve tiempo de mirar alrededor del vestíbulo antes de que


mamá gritara.

—¡Emmie! —Me envolvió en un apretado abrazo, presionando un


muy europeo beso en cada mejilla—. ¿Qué tal fue tu vuelo? Te ves bien.
Oh, es tan agradable verte.

—Estás actuando como si no me hubieras visto en meses. Solo han


pasado un par de semanas —dije, incapaz de retener mi sonrisa cuando

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me apretó más a ella. Era bueno verla de nuevo, especialmente con la


misma expresión enamorada y feliz que había tenido en su rostro cuando
me invitó a venir aquí por primera vez—. Mi vuelo estuvo bien. Realmente
no tenías por qué enviar un jet.

Finalmente me soltó.

—Bobadas. Sabes que solo quiero lo mejor para mi niña.

Abrí la boca para discutir, pero se alejó cuando un hombre alto, y


de cabellos oscuros entró desde la cocina, secándose las manos.

—¡Russ, ésta es Emma! Estoy tan emocionada porque vosotros dos


os conozcáis por fin.

Una sonrisa genuina se extendió por su hermoso rostro. Ya podía


ver por qué le gustaba a mamá.

—Bueno, ya era hora. Tu madre habla sin parar sobre ti, Emma.
Estoy tan contento de poner finalmente una cara al nombre. —Extendió
la mano para un apretón de manos húmedo, pero firme—. Estamos
felices de tenerte con nosotros para las fiestas y el resto del verano.

Unas pisadas crujieron detrás de mí y Russ miró sobre mi hombro.

—Oye, una sincronización perfecta, Ford. Ahora no tengo que


encontrarte para presentarte a Emma. —Me volví para ver… al bombón
de fuera. Empecé a sonreír, pero Russ continuó—. Emma, este es Ford,
mi hijo. Él dirige el rancho.

De. Ninguna. Manera. En. El. Infierno.

Mi libido se marchitó como una lechuga vieja. Mi próximo-nuevo


hermanastro tenía el mejor culo que había visto en un hombre. Y un

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paquete de ocho que quería trazar con mi lengua. ¿En qué planeta es eso
justo?

Le tendí la mano cortésmente y forcé abajo un escalofrío mientras


su piel conectaba con la mía. Me di cuenta de lo grande que era su mano,
y lo ruda que era de su trabajo, cuando me la sacudió. Dejé que mis ojos
permanecieran sobre él solo por un momento esta vez. No se necesitaba
ser un genio para ver el parecido familiar: la altura, la construcción, el
pelo negro y los ojos azules. Una mirada a Russ me dio una idea bastante
clara de cómo se vería Ford en unos treinta años o así.

Los ojos azules de Ford eran duros… casi fríos. ¿Qué le sucedió a
la mirada que había acariciado todo mi cuerpo ahí fuera? Aparentemente,
había estado imaginando cosas. Definitivamente no había estado
desnudándome con los ojos antes. Solo la idea hizo cosas en mi vientre.
Y más abajo. Me abofeteé mentalmente. ¡Emma, mala! No pienses así de
un tipo que está a siete días de ser de la familia.

Inconsciente de mi agitación interior, Russ nos sonrió.

—¿Por qué tú y tu madre no os ponéis al día mientras hago los


filetes en la parrilla?

Mamá comentó en un susurro aparte:

—Tenemos un ama de llaves, querida, pero a Russ le gusta cocinar


una vaca de tanto en tanto. Parte de toda la experiencia del “rancho”.

Russ le golpeó el culo con el paño de cocina cuando pasó cerca.


Mamá gritó y se volvió para sonreírle. No podía decidir si me sentía
molesta o reírme, así que miré a Ford.

—Entonces… diriges todo este lugar, ¿eh?

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Él asintió con la cabeza, pero eso fue todo.

Lo intenté de nuevo.

—¿Cuánto tiempo has estado a cargo?

—Desde la universidad. —Su voz era profunda y suave, de una


manera que habría sido atractiva, me recordé a mí misma, si no fuera
porque estaba a punto de ser mi nuevo hermanastro.

—¿Es extraño tener a tu padre como jefe?

Me estudió un segundo.

—Mi padre se ha retirado, en realidad, así que soy el jefe por aquí.
—Su voz era tan helada y fría como la mirada de su rostro—.
Probablemente algo bueno, porque alguien tiene que cuidarlo.

¿Qué diablos se suponía que significaba eso? Su postura se tensó


cuando miró hacia la ventana. Seguí su línea de visión a donde nuestros
respectivos padres actuaban como adolescentes, jugando a agarrarse el
culo mientras fingían asar. Volví mi mirada a Ford. Eso era algo que no
quería ver, y aparentemente él sentía lo mismo. Algo me dijo que estaba
menos que feliz sobre este tormentoso romance y la próxima boda.
Busqué una forma de romper el incómodo silencio.

Pero antes de que pudiera pensar en algo, Ford se volvió.

—Disculpa. Tengo trabajo que hacer antes de la cena.

Y entonces se marchó. Le seguí con la vista, tratando realmente


con fuerza de no notar cómo sus vaqueros desgastados se aferraban a su
perfecto, podrías-hacer-rebotar-una-moneda-en-él, culo

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Mamá se arrastró hacia la casa, haciendo una mueca cuando la


puerta se cerró fuerte por detrás de Ford.

—¿Todo bien por aquí?

Le di una mirada irónica.

—Ford no parece el tipo de “cantar kumbaya”2.

Mamá hizo un ruido pensativo.

—Él es un poco… um… tímido —dijo finalmente—. Le toma un


tiempo abrirse. Tienes que conocerlo.

Y una mierda. No es tímido, simplemente es un idiota. Decidió hacer


todo lo posible por ignorarlo por ahora, tanto su humor oscuro como su
inquietante ardor. Necesitaba cambiar de tema.

—¿Puedo ver tu vestido de novia, mamá?

Inmediatamente se iluminó de nuevo.

—Por supuesto. Me estaba muriendo por enseñártelo. Todavía


estoy decepcionada porque no pudieras venir conmigo a la última prueba.
—Echó un brazo alrededor de mí y me apretó a su costado—. Pero ahora
que has terminado la universidad, te tengo toda para mí durante el
verano. El vestido está en el armario de la habitación de invitados, pero
voy a cambiarlo de sitio para que tengas espacio para tus cosas.

Charló sobre sus planes para la boda y nuestro verano mientras la


seguía arriba. Todavía era escéptica sobre el marido número cuatro, pero
la emoción de mamá se estaba convirtiendo en contagiosa. No la había

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Kumbaya: Canción de hermanamiento o fraternidad que se canta en las fogatas de
campamentos.

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visto tan animada y genuinamente enamorada desde que papá murió


cuando yo tenía doce años. Si no hubiera sido porque era mi madre, su
rutina de tortolitos con Russ sería francamente linda.

Y el rancho en sí no dolía. Lo poco que había visto de Wild Cliffs


había hecho todo lo posible por encantarme. La mansión rústica, con sus
hermosas vistas de las montañas lejanas, daba a las colinas y un lago
privado… todo parecía perfecto.

Cuando llegamos a la habitación de invitados, me di cuenta de que


alguien había traído mis maletas. También me di cuenta de que esta
habitación era más grande que mi apartamento de Stanford.

—¿Quién es? —Señalé la fotografía enmarcada en la cómoda, de un


hombre uniformado de aspecto feroz—. ¿Va a venir a la boda?

—Ese es el hermano mayor de Ford, Nixon. Está en el extranjero


en una misión de entrenamiento de los Navy SEAL ahora mismo, pero
nos envió una tarjeta realmente agradable. Debes recordarme que te la
enseñe.

Unos pasos ligeros resonaron por el pasillo.

—¿Señora? ¿Está buscando algo…? —Una mujer con un delantal


llegó con un plumero; parecía de mi edad, pero morena y de ojos oscuros.
Se detuvo en la puerta cuando me vio. Algo en su mirada rápida de arriba
a abajo me frotó por el camino equivocado. Pareció dura y calculadora,
como si estuviera tratando de leer la etiqueta de mi precio.

—Te dije que me llamaras Cynthia. Aquí todos somos familia. —


Mamá se volvió hacia mí—. Celeste, ésta es mi hija. Emma, esta es mi
ángel de la guarda. Cuando llegué aquí hace tres meses, no podía hacer

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nada sin ella. Es la chica más dulce y servicial… además de ti, por
supuesto —añadió rápidamente.

Celeste sonrió, pero era tan quebradiza, que pensé que su cara
podría agrietarse.

—Oh, claro. Emma. ¿Así que te quedarás hasta después de la


boda? —Sin esperar mi respuesta, sonrió a mamá—. No te preocupes,
Cynthia. Este lugar es tan grande, que me perdí durante semanas cuando
llegué por primera vez. Has conseguido sentirte como en casa en un plazo
de tiempo muy corto.

No podía decir si sus palabras eran sarcásticas, o si solo tenía un


tono naturalmente malintencionado. Apostaría que ambos.

—Apenas siete días más —suspiró Mamá—. Soy tan afortunada.


Russ es… El hombre que nunca pensé que encontraría. Y solo mirad este
vestido. —Abrió el vestidor y encendió la luz.

Maldición. Su vestido de novia era realmente precioso. Una cascada


de suave gasa marfil colgando desde una cintura imperio, abriéndose en
la espalda en una larga cola de satén festoneado. El corpiño fino y de
manga larga, pesadamente adornado con encaje floral, y acentuado con
perlas en formas de semillas. Elegante y sofisticado, sin sacrificar ni una
onza de sensualidad. Por el rabillo del ojo vi la mirada de Celeste volverse
hambrienta.

—Es un diseño personalizado —dijo mamá—. Genial para ancianas


como yo con un poco de más en la barriga

—Como si necesitaras cualquier tipo de ayuda —dijo Celeste.


Chupa más fuerte, creo que aún queda algo—. Si yo fuera del tipo
soñador… bueno… tal vez algún día encontraré lo que has encontrado

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con el señor Bennett. Solo espero no tener que buscar muy lejos. —Su
mirada se deslizó hacia la ventana, y vi a Ford en el patio de abajo, una
vez más llevando sacos de piedras. Si Celeste tenía hambre mientras
estudiaba el vestido de novia, ahora se veía francamente voraz. Traté de
no dejar que esto me molestara. Pero le daba cierto sentido a por qué
actuaba como una completa perra… pero no explicaba su
comportamiento.

De repente, Celeste inclinó la cabeza hacia mí.

—¿Estás saliendo con alguien, Emma?

Desprevenida, le respondí.

—No en este momento. —Me dije a mí misma que no me molestara,


pero no pude contener la pregunta—. ¿Y tú?

Sus ojos volvieron a la ventana de nuevo. Dio una sonrisa felina,


con los labios cerrados y guasones.

Fabuloso. Hermosa mansión rústica, una madre


incandescentemente feliz, y una perra furiosa de ama de llaves. Fruncí el
ceño. No podía poner mi dedo sobre por qué Celeste me molestaba tanto.
Fuera lo que fuera, sin embargo, ciertamente no dejé demostrar nada a
la brillante opinión de mamá. Dios sabía que no era el mejor juez de
carácter del mundo, al menos, no con los hombres. Pero tampoco quería
saltar sobre alguien que había acabado de conocer. Traté de darle a
Celeste el beneficio de la duda. Tal vez solo trataba de complacer a la
nueva esposa de Russ para solidificar su posición.

Russ gritó desde abajo:

—¡Hora de la cena! —Y empujé a Celeste a la parte posterior de mi


mente. Estaba sobreanalizando las cosas. Probablemente, solo

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necesitaba dormir… pero primero tengo que conseguir pasar a través de


una comida con mi nueva familia.

Cuando las tres entramos en el enorme comedor, con su techo


abovedado de madera desnuda, y su preciosa chimenea de piedra, de dos
pisos de altura, me di cuenta de que nos habíamos convertido en cuatro.
Ford había regresado.

Él se levantó.

—Volveré enseguida. —Y se dirigió al mimo pasillo de la habitación


de invitados del que acabábamos de salir. Mierda. ¿Estaba su habitación
cerca de la mía? Dios, ¿por qué me haces esto? Todavía estaba tratando
de envolver mi cabeza alrededor de la idea de comer en la mesa de mi
nuevo hermanastro; no estaba preparada para tratar de pasar todo un
verano en el mismo pasillo de él. Mi estómago se sentía tenso. Nervios,
eso es todo. Solo nervios. Nada en absoluto que ver con el hecho de que
mi pronto próximo hermanastro era magnífico y un completo idiota.

Tengo que mejorar mintiéndome a mí misma.

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Capítulo Dos
Ford
Mi padre estaba pensando con su pene.

No era algo que yo quisiera contemplar, porque ningún hijo quiere


pensar en el pene de su padre, pero era un hecho al que tenía que
enfrentarme.

Tiré los dos sacos de piedras de río de veinticinco kilos al suelo, y


miré cómo nuestra nueva camioneta del rancho se detenía frente a la
casa. Si mi próxima nueva madrastra no tuviera la absoluta necesidad
de tener estas malditas rocas recubriendo el paseo antes de la boda,
habría sido yo el que hubiera tenido que ir a buscar a nuestra nueva
huésped. En cambio, tuve que enviar a Griff. A pesar de ser tan viejo
como la tierra, Griff todavía podía moverse rápidamente cuando quería.
La forma en que cerró la puerta de golpe y se apresuró a recuperar el
equipaje, haría evidente, incluso para un hombre ciego, que deseaba que
la tarea acabara.

No podría decir que lo culpara.

Esperé, con los ojos sombreados del sol primaveral por mi


sombrero, para ver a nuestra última llegada.

Una maldita hermanastra.

Y una que era una perra mimada.

Justo lo que necesitaba.

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Su madre ya se había instalado, y había metido una liberal mano


para añadir el toque de una mujer a la casa. No estaba seguro de lo que
había estado mal en la casa antes, pero ahora teníamos cojines, por el
amor de Dios. ¿Quién necesita malditos cojines? Mi padre y yo habíamos
funcionado muy bien antes de los cojines y piedras de río, pero parecía
que había un nuevo sheriff en la ciudad: Cynthia Carter Yates Palmer…
y podrías añadir Bennett en unos días más. Lo que me trajo de nuevo a
pensar que mi padre pensaba con su pene.

Para que conste, él amaba los cojines. Y a Cynthia, al parecer.

No era que pensara que Cynthia era una total buscadora de oro.
De acuerdo, era más como si estuviera intentando no pensar en ella. El
hecho de que fuera sólo un puñado de años más joven que mi padre era
definitivamente una marca en su lado, como lo era el hecho de que no
había oído a mi padre reír tanto en años, como lo había hecho en los
últimos meses.

Yo estaba intentándolo. Realmente estaba jodidamente


intentándolo.

Pero cuando le oí decirle a mi padre que teníamos que enviar el jet


privado por su hija, salí rápidamente antes de que tuviera la tentación a
compartir mi opinión.

Y ahora, la hija finalmente estaba aquí.

La puerta lateral del pasajero de la camioneta se abrió casi un


minuto después de que Griff ya hubiera saltado.

¿Estaba esperando que él le abriera la puerta? Sacudí la cabeza. Ya


me había imaginado que era una real y atascada perra, cuando vi las
sandalias rosas y las largas, y bronceadas piernas que se deslizaban

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fuera de la camioneta, y se balanceaban por un momento antes de acertar


a apoyarse en el estribo. Mientras salía de la cabina, su vestido veraniego
amarillo y rosado moldeó la curva de su culo. Y qué culo era. Redondo y
jugoso como un melocotón.

Joder.

El cabello rubio estaba recogido en una cola de caballo baja y un


par de gigantescas gafas de sol cubrían la mitad de su cara. No debía
importarme cómo era su rostro, pero maldita fuera si podía detener la
curiosidad que se revolvió dentro de mí. Si coincidía con el apretado,
pequeño cuerpo que mis ojos estaban devorando, este iba a ser el maldito
verano más largo de mi vida.

Ella alzó su mano como si estuviera sombreando sus ojos y se fijó


en el rancho. Es un espectáculo, eso es seguro. No era realmente una
casa tanto como una mansión. Mi padre lo hizo muy bien para él antes
de retirarse joven. No pude evitar preguntarme si la estaba examinando
de la misma forma calculadora que yo habría jurado que había visto en
el rostro de su madre.

La manzana no suele caer tan lejos del árbol, ¿no?

No pude dejar de enderezarme cuando se quitó las gafas de sol de


su cara y las deslizó sobre su cabeza.

Qué. Me. Jodan.

Mi gemido ya estaba en el mundo antes de que tuviera el sentido


de sofocarlo. Mac silbó bajo.

—Caliente. Maldita sea. Tampoco me importaría tomar esa potra


para dar un paseo.

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Mi mirada en la dirección del rancho lo silenció.

—¿Quieres conservar este trabajo? Entonces, mantendrás tus ojos


en el puto ganado y los caballos. Mantenlos lejos de la chica.

—Lo siento, jefe, pero lamento tener que soltarte eso. Esa no es una
chica. Es toda una mujer.

Jodido soplapollas. Ahora mi atención volvió a ella. Concretamente,


a sus tetas. Ese vestido debería haber estado tirado arrugado en algún
lugar del suelo de un dormitorio, y no cubriendo su cuerpo. Pequeños
botones blancos se tensaban sobre su amplio pecho, esperando que yo
los desabrochase, exponiendo lo que estaba seguro que serían unas
hermosas tetas, y chupara sus pezones.

¿Qué coño estoy pensando? Me sacudí el perturbador pensamiento.


Esta chica sería mi maldita hermanastra en cuestión de días.

Lo que significaba que estaba fuera de los límites el arrogante coño


de la única cosa que sería buena para hacer… ver esa mezcla perfecta de
arrogancia y descaro someterse a mí, con las manos atadas detrás de su
espalda, de rodillas, y preferiblemente con su follable boca abierta y
esperando por mi pene.

La boca de la chica cayó abierta, sincronizada con mis


pensamientos, y mi pene adquirió una vida propia.

Maldita sea.

Tiré de las riendas cuando me di cuenta que su expresión era el


resultado directo a que Griff arrojara sus maletas en la casa… de una
manera nada ceremoniosa.

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Ava Jackson Amo hermanastro

Recordar que estaba acostumbrada a ser tratada como una


princesa, añadiendo transporte aéreo privado, hundió mi creciente libido.
Y se quedó inmóvil mientras ella se dirigía a la casa.

Mac hizo una pausa en su tarea, y la maldita boca del chico cayó
abierta. El balanceo de esas caderas le había hipnotizado. Me gustaría
decir que ella estaba poniendo algo extra en su paso para llamar nuestra
atención, pero había hecho un estudio cuidadoso de las mujeres y cada
maldita cosa sobre ellas a lo largo de los años. Estaba dispuesto a apostar
mi dinero en el hecho de que no tenía ni idea de que estaba caminando
como si se dirigiera directamente a la cama de su amante.

Una visión brilló a través de mi cerebro… yo, esperando en mi


habitación, apoyado contra el cabecero de la cama, y ella pavoneando ese
magnífico culo hacia mí. Le diría que se detuviera y girara, inclinándose
y presentándose ante mí, dejándome ver ese culo y coño sumiso antes de
que los follara ambos. La imagen era tan real que podía imaginar sus
muslos resbaladizos con la excitación y el olor que salía de ella. Me
gustaría comer ese hermoso coño primero, saboreando el picante sabor
dulce.

Ella desaceleró en la acera a pocos metros de mí, dándome una


sonrisa tímidamente incómoda. Me imaginé lo que iba a saborear cuando
la follara con mi lengua.

¿Qué carajos es lo que estoy haciendo?

Le devolví su sonrisa con un breve asentimiento de cabeza, sin


reunirme con sus ojos y agradecido por el sombrero que sombreaba los
míos. No podría ser considerado responsable de lo que ella vería en mi
mirada ahora mismo.

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Ava Jackson Amo hermanastro

Una vez que la puerta se cerró por detrás de ella, supe que era sólo
cuestión de tiempo antes de que mi padre esperara que entrara para las
presentaciones. Presentaciones que no quería hacer, y sin embargo no
podía evitarlas. La aspereza de mi entorno podría haber atenuado los
modales que me habían inculcado desde la infancia, pero no habían
desaparecido por completo. Vacié la última de esta carga de piedras, me
dirigí a la puerta principal y la abrí silenciosamente.

—Estamos felices de tenerte con nosotros para las fiestas y el resto


del verano. —Escuché a mi padre diciendo.

Sí. Estamos encantados de tener a otra mujer ocupando espacio en


la casa y calculando mentalmente el valor de la propiedad sobre la que se
asienta.

Papá miró por encima del hombro de la rubia.

—Oye, una sincronización perfecta, Ford. Ahora no tengo que


localizarte para presentarte a Emma. —Ella se volvió hacia mí, una
sonrisa se extendió por su cara… que murió rápidamente cuando mi
padre agregó—: Emma, este es Ford, mi hijo. Él dirige el rancho.

¿No sabía realmente quién era yo fuera?

Su mirada de estupefacción sugería que no había tenido ninguna


maldita pista. Bueno, ¿no era interesante?

Ofreció su mano y la sacudí, saboreando la sensación de su suave


y delicada palma contra la mía áspera, y tratando de conseguir algún tipo
de lectura sobre ella, ¿le gustaba áspero? ¿Retrocedería con disgusto si
le dijera que quería amarrarla y follar el perfecto melocotón de su culo?
Empecé a detener mis instintos, no tenía absolutamente ningún negocio

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Ava Jackson Amo hermanastro

tratando de obtener una lectura de ella. Estaba completamente fuera de


los límites.

Y necesitaba salir zumbando de allí antes de que me convenciera a


mí mismo de lo contrario.

Mi padre dijo algo sobre ella poniéndose al día con su madre, pero
ya estaba tratando de encontrar una manera de salir como el infierno de
esta incómoda situación. Cynthia se rió, y le susurró algo lindo sobre mi
padre, a lo que él respondió azotándole el culo con el paño de cocina,
como un adolescente.

Jesús. Estos dos.

Emma se aclaró la garganta y parecía tan incómoda como yo me


sentía.

—Así que… diriges todo este lugar, ¿eh?

Su pregunta sonaba forzada, pero fue una distracción bienvenida.

Asentí.

—¿Cuánto tiempo llevas al cargo?

¿Le importaba realmente, o esto se trataba de una pequeña charla


educada que yo había dejado atrás cuando abandonamos Silicon Valley
para venir a Montana?

Dado que no era una pregunta de un sí o un no, respondí con el


mínimo de información.

—Desde la universidad.

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Ava Jackson Amo hermanastro

Esperé que se rindiera, considerando que apenas estaba


participando, pero continuó.

—¿Es extraño tener a tu padre como jefe?

Claramente no entendía que mi padre estaba completamente


jubilado, y que el único jefe alrededor de este lugar era yo. Ese hecho
nunca me había molestado antes de que él hubiera hecho un viaje a
California para comprar un poco de vino, y volviera con una novia. Quizás
si hubiera estado más involucrado en las operaciones, no se habría ido
de aquí en primer lugar, y el rancho no habría sido invadido por Cynthia,
y ahora Emma.

La miré fijamente por un instante antes de informarla de que yo


era el jefe por aquí y, a continuación, añadir:

—Probablemente algo bueno, porque alguien tiene que cuidarlo.

Su cabeza se sacudió hacia atrás por mis palabras, y casi pude


verla darse cuenta que no me habían vendido todo este negocio entre
nuestros padres. No necesitaba permanecer aquí más, perdiendo mi
tiempo, para conseguir ese objetivo.

—Disculpa. Tengo trabajo que hacer antes de la cena —dije, antes


de girar mis talones y volver a pasar a través de la puerta delantera.

*****

Mi alivio no duró mucho, sin embargo, porque mi teléfono zumbaba


con un mensaje de texto. Solté en el suelo el saco de piedras que todavía
estaba acarreando para comprobarlo.

Papá: Tu trasero tiene que estar en la casa para la cena.

24
Ava Jackson Amo hermanastro

Yo: Sí, señor.

Papá: Y sé amable con Emma.

No respondí a este último texto. ¿Qué se suponía que debía decir


yo? ¿Qué me gustaría ser tan amable con Emma que la introduciría en
la maravilla de los orgasmos múltiples? ¿Qué me gustaría volverla loca
con mi pene? No ocurriría.

Así que volví a la casa y me senté a cenar. Mastiqué mi filete, carne


malditamente buena, y escuché a Emma y Cynthia hablar sobre la boda.
Aunque, para ser justos, la mayor parte de la charla provenía de Cynthia.
Pero aún así, cada vez que Emma abría la boca para responder a una de
las preguntas de su madre, fantaseaba con meter una mordaza de bola
entre esos labios plenos rosados. Lo que entonces me hizo pensar en sus
otros labios plenos rosados.

Joder. Tenía que salir como el infierno de allí antes de que me


brotara una erección del tamaño de un pino ponderosa3.

Así que empujé atrás mi silla, me excusé, y escapé a la paz y la


tranquilidad del establo. Respiré el aroma dulce del heno y el aroma
terroso que venía de los cubículos. Un relincho de mi yegua favorita fue
un sonido bienvenido. La mierda que estaba hablando Mac a quién le
estaba escuchando decididamente no.

—Tío, deberías haber visto el culo de esta chica. Joder. Tío. Mi pene
podría no ser nunca el mismo después de que ella hubiera terminado con
él. Estará arruinado para todos los demás coños. Eso es un hecho. Ya te
lo digo.

3Pino ponderosa: Especie de pinos altos, con una cierta forma de abetos.

25
Ava Jackson Amo hermanastro

Giré la esquina y vi a Mac apoyado contra un cubículo, con TJ, mi


más confiable y talentoso trabajador del rancho, y Griff, ambos sentados
en balas de paja. Por lo general, TJ no era generalmente de los que
hablaba mierda sobre las mujeres. Tendía ser más del tipo de respétalas
y ellas vendrán. No estaba seguro de cuánta suerte había tenido con ese
enfoque, pero, sin embargo, era un buen hombre. Griff rara vez decía
nada. Sólo masticaba su tabaco o un palillo de dientes. O ambos.

La primera vez que Cynthia lo vio soltar el escupitajo de jugo de


tabaco en el césped, casi se había desmallado. Y luego se ofreció para
comprarle una antigua escupidera. Mis pensamientos de Cynthia
inmediatamente trajeron pensamientos de su hija, que uno de mis
trabajadores estaba hablando de follar.

A veces el ser jefe era una mierda. Ahora no era una de esas veces.

—Una palabra más saliendo de tu boca sobre esa mujer, y estarás


colocando vallas durante seis meses seguidos. La única acción que te
esperará será tu propia puta mano… ¿me entiendes?

Mi voz era fría y dura, un tono que no empleaba muy a menudo


con los chicos. Pero esta vez, quería que no hubiera dudas de que quería
decir lo que dije.

—Pero la viste…

—No estoy bromeando, Mac. Ella está fuera de los límites. No la


mirarás. No hablarás de ella. No es asunto tuyo y nunca lo será.

Mac se erizó, y sospeché que era porque lo estaba riñendo delante


de Griff y TJ. Probablemente podría haber sido más diplomático al
respecto, pero no andaba malditamente bromeando. Ella no era para él.
Tampoco era para mí.

26
Ava Jackson Amo hermanastro

Aguardé, esperando que Mac dijera algo más, pero no lo hizo. Se


apartó del cubículo, agarró su Gatorade del suelo y se dirigió a la salida.

Eso dejó a Griff estudiándome, y a TJ boquiabierto.

—¿Tienes algún problema con eso, TJ?

Él sacudió la cabeza y perdió la mirada de estupefacción pegada a


su rostro.

—No, señor. —Se empujó fuera del fardo de paja—. Creo que llegaré
a la sección de valla que estaba planeando dirigirme hoy.

Y entonces fuimos solos Griff y yo… un hombre en el que confiaba


y respetaba, cuyo propio respeto gané con mi sangre, sudor y
determinación. Todavía no creía que el chico del hombre rico tuviera lo
que se necesitaba para dirigir este rancho, y yo estaba mortalmente
decidido a demostrarle que estaba equivocado.

Su risa fue baja, y su voz áspera por el tabaco retumbó a través del
granero. Esperaba que hiciera un comentario sobre mi nueva próxima
hermanastra, pero por el contrario, dijo:

—¿Tu padre me esperará en esa boda? No llevo trajes. Ni siquiera


para mi propio maldito funeral.

—Estoy seguro de que lo apreciaría, pero si prefieres no ir, esa es


tu elección.

Griff asintió una vez.

—Me lo pensaré. —Cambió el palillo al otro extremo de la boca—.


Esa chica hace un montón de preguntas. No creo que supiera distinguir
un caballo de arrear vacas de una mierda de vaca.

27
Ava Jackson Amo hermanastro

—Probablemente tengas razón en eso —contesté, pensando en la


conversación durante la cena.

Griff se levantó, sus articulaciones crujieron con el esfuerzo.

—Supongo que veremos cuánto tiempo dura ella, entonces.

Salió del establo, y una vez más me quedé solo con mis
pensamientos de Emma. Tal vez si ella salía de aquí lo suficientemente
rápido, sería capaz de mantener esa maldita mordaza de bola en mi bolsa
de juguetes, donde pertenecía.

28
Ava Jackson Amo hermanastro

Capítulo Tres
Emma
Antes de que Celeste hubiera recogido su plato, Ford desapareció
de nuevo. La genial expresión de Russ vaciló por un momento, pero
mamá le tocó el brazo y él le sonrió. Retuve el impulso de preguntar dónde
iba Ford. O nos estaba evitando, en cuyo caso todo el mundo debería
dejarlo enfurruñarse… o estaba intentando darnos espacio libre. Fuera
lo que fuera, que Ford se relajara un poco solo podía ser una buena cosa.

Continuamos charlando con el café mientras Celeste quitaba los


platos. Después de una hora de charla, Russ bostezó y dejó su taza con
un tintineo.

—Creo que es hora de revisar el interior de mis párpados. ¿Vienes,


Cyn?

Mamá me miró mientras Russ retiraba su silla.

—¿Necesitas ayuda para deshacer el equipaje, cariño?

—No, gracias. Solo voy a sacar lo que necesito para esta noche, y
continuaré con el resto por la mañana. —Me incliné para besarle la
mejilla—. Buenas noches, mamá.

Russ esperó a que mamá se levantara y se dirigió hacia las


escaleras que conducían a su ala de la casa. Puse mi plato y taza en el
fregadero de la cocina. Eran los únicos platos que Celeste no había
recogido. Había recibido el mensaje claro como el día: no era bienvenida
en lo que ella consideraba su dominio. Mamá estaba demasiado atrapada

29
Ava Jackson Amo hermanastro

en la emoción de los planes de boda y enamorada para notar la


declaración que Celeste estaba haciendo silenciosamente. Pero eso era
algo para otro día; estaba demasiado malditamente cansada para tratar
con Celeste justo ahora.

Subí a mi habitación y rebusqué a través de mis maletas hasta que


encontré mi champú y mi albornoz largo. Aunque estaba muerta para
seguir de pie, sabía que no podría dormir sin una ducha rápida; estaba
arrugada y sucia por viajar todo el día.

Me desvestí y crucé el pasillo bufando de molestia cuando encontré


la puerta cerrada. No podía hacer nada más que esperar. O eso, o
perderme para siempre intentando encontrar otro baño en esta enorme y
oscura casa.

Finalmente la puerta se abrió. Una bonita chica con un picardías


transparente salió. Tenía el cabello revuelto, las mejillas enrojecidas…
Estaba claro que acaba de ser bien follada. Gritó cuando me vio y se lanzó
por el pasillo hacia la habitación de Ford como un ratón asustado. Me
quedé boquiabierta hasta que la situación finalmente hizo clic. ¿Todos
estaban echando un polvo por aquí salvo yo?

Detrás de mí, Ford llegó a la puerta del cuarto de baño. Me volví a


mirar y me arrepentí inmediatamente.

No llevaba más que una toalla envuelta flojamente alrededor de su


cintura. Arranqué mis ojos lejos del rastro de vello oscuro que conducía
a través de sus abdominales y me di cuenta que me estaba mirando
fijamente. No una mirada enojada, solo… descarada. Este era su hogar,
y me retaba para que lo desafiara, o para que me escabullera con mi rabo
entre las piernas. ¿Estaba todo el mundo desafiándome esta noche?

—¿Vas a ducharte o qué? —preguntó finalmente.

30
Ava Jackson Amo hermanastro

Entrecerré mis ojos hacia él. Que te jodan, amigo. No es como si


tuviera un voto para alojarme aquí.

No mostró ningún signo de irse a mover para dejarme pasar.


Viéndome obligada a escurrirme por la puerta a su alrededor, tan cerca
que su mano rozó mi cadera. Mi piel palpitó donde me tocó a través de la
bata. Con una última mirada a mis pantorrillas desnudas, finalmente
siguió a la chica de regreso a su dormitorio. Miré su apretado culo
mientras se alejaba y me dije que solo lo estaba haciendo para
contrariarlo. Definitivamente no he perdido el control de mis propias
hormonas. Nop. No, en absoluto.

*****

Los días hasta la boda de mamá se arrastraban. Mientras mamá y


Russ se acurrucaban obviamente en su ala, me encontraba atrapada, con
Ford a pocas puertas. Y él dejó claro que no le gustaba que invadiera su
espacio. Siempre que me daba la vuelta, estaba justo allí… mirándome
con el ceño fruncido, bloqueándome el camino, pavoneándose por
alrededor medio vestido. Todo lo que hacía me cabreaba, y a la vez, me
ponía caliente como el infierno. Sentía que estaba burlándose de mí. No
sabía por qué no podía soportarme, no sabía por qué no podía sacudir
mis sucios pensamientos sobre él.

Encerrarme en mi habitación para evitarlo no funcionaba. Echaba


siestas, revisé todos los libros de mi e-reader, e incluso me repinté las
uñas. El aburrimiento hizo más difícil que ignorara mi libido. Y estar
perezosa durante el día, significaba estar despierta por la noche cuando
estaría seguro vislumbrando el flujo aparentemente interminable de
rollos de una noche, yendo y viniendo de su dormitorio.

Para mi tercera noche en Wild Cliffs, ya estaba hecha una mierda.


No podía aguantar simplemente estando acostada en la cama tratando

31
Ava Jackson Amo hermanastro

de dormir más. Necesitaba un poco de aire fresco. Necesitaba irme lo


suficientemente lejos de la habitación de Ford para dejar de preguntarme
si dormía desnudo. Me puse la ropa que llevé a cenar el día anterior y me
deslicé al piso de abajo.

Cuando abrí la puerta principal, una refrescante brisa nocturna


acarició mi rostro. Respiré profundamente: polvo, hierba, animales,
humo de madera, especias, y el extraño olor que había aprendido que era
el aire verdaderamente limpio. Las estrellas lucían, en el profundo negro
del cielo, más brillantes y más numerosas de lo que jamás vi nunca en la
ciudad. Mi cabeza ya está despejada.

No salí con ningún objetivo en particular. Me quedé en el porche


por un rato, disfrutando la tranquilidad de la noche. Finalmente, mis ojos
deambularon al establo. Como cada niña en el mundo, había estado
obsesionada con “ponis mágicos” una vez. Ahora que había visto
auténticas manadas de caballos corriendo en sus potreros, enérgicos y
graciosos, me estaba enamorando de nuevo. Tal vez podía visitarlos por
un rato.

Llena de pensamientos de acariciar narices suaves y ofrecer trozos


de azúcar, paseé por la pasarela de ladrillo del frente de la casa. Pero
cuando volví hacia el establo de caballos, convirtiéndose en un camino
de tierra, oí un ruido extraño. Parecía que venía desde la habitación de
los aparejos. Confundida, me aventuré más cerca y lo oí de nuevo, ese
chasquido agudo, seguido tan rápidamente por un gemido bajo que eran
casi el mismo sonido.

La luz brillaba a través de la grieta abierta de la puerta de la


habitación. Miré a través del delgado espacio y me quedé sin aliento.

Una mujer estaba arrodillada desnuda en el suelo de hormigón. No


podía ver su cara. Pero tenía sus brazos sobre la cabeza, atados por las

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Ava Jackson Amo hermanastro

muñecas con una cuerda blanca; el otro extremo de la cuerda


desaparecía en las vigas del techo. La pálida piel de su culo estaba
cubierta de dolorosas marcas rojas.

Y Ford estaba de pie sobre ella con una fusta de montar.

Vestía solo unos pantalones vaqueros viejos y descoloridos. La luz


áspera de la única bombilla desnuda de la habitación caía sobre sus
asombrosos planos agudos y ángulos afilados por la sombra, definiendo
cada músculo. Y pude ver una cosa en particular con mucha claridad: el
largo y grueso pene que se tensaba contra su cremallera. Mi boca se secó.

Con un movimiento experto de su muñeca, Ford estrelló la fusta


sobre la nalga derecha. El movimiento fue rápido y fluido, como si tuviera
mucha práctica, y los tendones de su brazo se agruparon por la fuerza
que puso en el golpe. La mujer soltó un agudo y desesperado sollozo. Su
espalda se arqueó, empujando su culo hacia mí, y pude ver su coño
brillando. En su tierna piel brotó un nuevo cordón.

—Solo tres más, mascota —ladró Ford. Su voz profunda tomó un


nuevo, áspero y extraño tono que hizo que mi clítoris se tensara—. Puedes
conseguirlo. Pediste esto. ¿A menos que no te importe tu recompensa?

La mujer sacudió la cabeza rápidamente, haciendo un ruido


gutural. Su pelo color arena se deslizó a un lado para revelar una correa
de cuero alrededor de la base de su cráneo. Estaba amordazada.

No pude quitar mis ojos fuera de ellos. ¿Debería llamar a mamá?


¿Debería llamar a la policía? Pero la mujer atada estaba retorciéndose con
los golpes de Ford, no se alejaba de ellos, y gemía como un gato en celo
con cada palabra que salía de sus labios llenos. Fuera lo que fuera en el
infierno que estuviera pasando aquí, a ella le gustaba. A mí me encantó.
Ella no estaba asustada en absoluto, y yo tampoco. Alguna otra

33
Ava Jackson Amo hermanastro

sensación me había congelado en ese punto. Una extraña fascinación


bajó a la boca de mi estómago.

En shock, me di cuenta que estaba frotando mis muslos juntos,


tratando de aliviar el dolor caliente del deseo. Me moví ligeramente y sentí
una inundación resbaladiza.

Tragué saliva con fuerza. Mi mano se deslizó bajo mi fina falda de


punto… solo para probar, me dije. Sabía que estaba casi tan empapada
como la mujer que estaba delante de mí. Incluso tocando a través de mis
bragas, mis dedos se sentían húmedos.

Ford golpeó, una, dos, tres veces más, fiel a su palabra, y la mujer
gimió con cada áspero chasquido. Él respiraba con dificultad, pero no por
esfuerzo. Sus ojos me quemaron sin siquiera mirar en mi dirección. La
expresión de su rostro era de alguna manera lejana e inmediata,
consumida por la necesidad absoluta del aquí y ahora. Casi
inconscientemente me balanceé sobre el talón de mi mano.

Tiró la fusta a un lado haciendo ruido sobre el suelo. Se dejó caer


detrás de la mujer, con una rodilla a cada lado de la pierna izquierda.

—Buena chica —ronroneó. Ahora su voz era hipnótica, en vez de


manar abiertamente, y goteaba pecado—. ¿Estás lista para que te folle?

Sin esperar una respuesta, metió dos dedos dentro de ella. Ella
gritó contra la mordaza y empujó hacia atrás, intentando llevarlo más
profundo. Él rugió en aprecio y comenzó a empujar salvajemente su
mano.

—Una buena mascota, estás tan húmeda para mí —jadeó. Su mano


libre se desvió hacia su cremallera.

34
Ava Jackson Amo hermanastro

Mi fuerza de voluntad se derrumbó. De repente, no me importó si


Ford era mi hermanastro, un cabrón, o un maldito extraterrestre. Solo
necesitaba correrme. Ahora. Cuando mis dedos comenzaron a frotar en
serio, sofoqué un gemido de alivio.

La cabeza de Ford giró alrededor, sus ojos se encontraron con los


míos y se abrieron, luego endurecieron de rabia.

El hechizo erótico se rompió. De repente, me sentí como la mirona


que era. Me eché hacia atrás desde la puerta, tropecé y corrí de regreso
a casa.

No dejé de correr hasta que estuve segura arriba en mi habitación,


llena de vergüenza y excitación. En cualquier momento, Ford vendría
atronando por las escaleras detrás de mis talones. Si no me hubiera
odiado antes, seguro que ahora lo haría. ¿Cómo pude espiarlos así? ¿Qué
clase de pervertida era yo? No podía recordar la última vez que mi cuerpo
había reaccionado tan violentamente a nada. Mi libido había pateado a
mi cerebro fuera de la silla de montar y se había apoderado de las riendas.
Si Ford me hubiera detenido, si me hubiera mandado acercarme, si me
hubiera perseguido cuando corrí y me hubiera empujado al suelo como
una presa…

—Mierda —murmuré en voz alta. Mi coño todavía dolía, clamando


por mí para que terminara lo que había empezado. Tengo que terminar
con esta mierda. Justo aquí y ahora. No sacudiéndome la habichuela4
mientras “accidentalmente” pensaba en mi hermanastro. Sin embargo,
después de lo que acababa de ver, sabía que nunca podría conseguir esa
imagen de Ford fuera de mi cabeza… él de pie sobre esa mujer con una
fusta en su mano y cruda lujuria en sus ojos.

4 Una forma coloquial de llamar a la masturbación femenina, frotando el clítoris.

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Ava Jackson Amo hermanastro

Incluso si una ducha fría hubiera ayudado, no podía conseguir


aventurarme fuera de mi habitación. Pero después de que pasaran los
minutos sin ninguna señal de Ford, mi tensión comenzó a ceder. Tal vez
no iba a enfrentarse conmigo después de todo. Si quería actuar como si
nada de esto hubiera pasado, estaba más que feliz de hacerlo igual. Unas
dolorosamente incómodas comidas familiares y todo el episodio estaría
detrás de nosotros.

Solo necesitaba ponerme mi pijama de nuevo, meterme en la cama,


y fingir que no había visto ninguna maldita cosa. Satisfecha con esa
decisión, comencé a tirar de mi blusa sobre mi cabeza.

Y entonces Ford irrumpió.

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Ava Jackson Amo hermanastro

Capítulo Cuatro
Ford
El subidón que había estado pasando por mis venas… el subidón
que sólo consigo cuando estoy en medio de una escena… se evaporó al
segundo en que vi a Emma. Mi pene que había trabajado mi culo para
mantenerlo duro para Chelsea se desinfló muy rápidamente.

Después de que Emma y yo bloqueamos los ojos el uno en el otro,


y ella giró el culo y corrió, ayudé a salir a Chelsea de las ataduras, la
envolví con una manta, y me senté con ella mientras se bajaba. Unos
cuantos sorbos de agua y unos pocos bocados de chocolate y encontró
su equilibrio de nuevo.

La acompañé hasta su coche, y mi mente se dirigió a la mujer que


estaba en la casa que acababa de joder mi noche. Toda la razón por la
cual tuve a Chelsea atada con mis cuerdas esta noche y bajo mi mano
fue porque necesitaba liberar la tensión que Emma había despertado en
mí.

Pero ella me la había quitado.

Y ahora la niñita curiosa tenía algo que explicar.

Desinfecté y enrollé mis cuerdas y volví a empaquetarlas en mi


bolsa de juguetes. Tirándola por encima de mi hombro, me acerqué a la
pasarela de ladrillo, y todo lo que pude ver fue el shock en sus brillantes
ojos azules. Y luego el horror.

37
Ava Jackson Amo hermanastro

Era suficiente para destripar a un tipo. Claramente no tenía ni idea


de lo que había interrumpido. Probablemente estaba llamando ahora a la
policía para denunciar que tenía a una mujer atada. El pensamiento me
hizo moverme un poco más rápido. Sería una cosa si el alguacil Jackson
Harrison respondiera a la llamada, sabía por sus comentarios que
compartíamos una perversión, pero el resto del pequeño departamento
del condado se lanzaría sobre mí primero, independientemente de mi
apellido, y preguntarían más tarde.

Mi ala de la casa, la que había sido mi ala de la casa estaba


tranquila y oscura.

Excepto por el pálido resplandor que salía de la puerta de Emma.

No me molesté en llamar. Abrí la puerta, entré y la cerré detrás de


mí con un clic que hizo que Emma se girara para mirarme.

Tenía la blusa a medio camino por encima de su cabeza, y pude


vislumbrar su suave piel pálida y un sujetador rosa de encaje. Y mi cojo
pene de repente ya no estaba flácido. Se quitó la camisa, cubriéndose a
sí misma, pero mi pene no bajó con la maldita camisa. Nop, ese hijo de
puta se estaba poniendo más duro con cada segundo. Reprimí la
necesidad de reajustarme y forcé mi atención sobre el hecho de que ella
era la razón por la que no iba a correrme en la garganta de Chelsea ahora
mismo. Funcionó.

Mi frustración subió y alimentó mi ira.

—¿Qué mierda fue eso? —Mis palabras fueron duras y cortantes.


La quería a ella en el borde y tan incómoda como yo. Miró al suelo por un
instante, y usé ese momento para mover mi pene a una posición más
cómoda. Pero no fui lo suficientemente rápido, ni suficientemente
sigiloso, porque al levantar los ojos, vi que había capturado mi mano.

38
Ava Jackson Amo hermanastro

—¿De q...qué estás hablando? —tartamudeó, sus ojos lazándose a


los míos, y luego hacia abajo otra vez.

No lo creo así, cariño.

Ella cruzó sus dedos juntos, moviéndose de un pie a otro, con los
dedos pintados en rosa excavando en la gruesa alfombra.

Atravesé la habitación en dos zancadas y tenía su barbilla entre


mis dedos, forzando su mirada a la mía. Ni siquiera estaba seguro de
cuándo decidí moverme.

—A menos que te diga que quiera tus ojos en el suelo, los quiero
en mí cuando esté hablando contigo.

Sus ojos azules se ampliaron con sorpresa. Aparentemente mi


dulce próxima hermanastra no tenía mucha experiencia siendo
maltratada o dándole órdenes a su alrededor. La confirmación de lo que
sospechaba me hizo saltar en mi siguiente pregunta. La imperativa.

—¿No le habrás dicho a nadie lo que has visto?

Tragó, y su sorpresa se desvaneció cuando decidió intentar con su


valentía.

—Todavía no, pero es mejor que sepas que lo haré. ¿Dónde está
ella? ¿Todavía está atada? ¿La lastimaste?

Sus preguntas fueron como una bofetada en la cara. Que cualquier


mujer pensara que un Dom abandonaría a su compañera de juego al
límite era aborrecible. Me aparté de mi creciente ira recordándome que
evidentemente no tenía ni puta idea de lo que había visto.

39
Ava Jackson Amo hermanastro

—¿Tienes alguna idea de en qué te metiste? —le pregunté. No pude


evitar la necesidad de educarla. Me dije que era solo porque no quería
que corriera y difundiera el rumor de que era un maldito enfermo que me
gustaba atar a las mujeres y golpearlas. Aunque no sería una declaración
completamente falsa.

Sus cejas se juntaron, endureciendo su expresión.

—Sé que vi algo que no estaba bien. —Escupió las palabras y sentí
que estaba viendo a una gatita aprender a golpear con sus garras por
primera vez.

Oh, gatita… No juzgues lo que no entiendes.

Mi agarre en su barbilla se relajó, y miré alrededor de la habitación.


Vi lo que estaba buscando en la mesilla de noche.

Un e-reader.

Tomé un riesgo calculado.

—Pareces el tipo de chica que pasaría algún buen momento


acurrucada con un libro.

Su barbilla bajó bruscamente, y tomé su asentimiento con la


cabeza como un “sí”.

—¿Has leído algo sobre BDSM? ¿Relaciones Dom/sub?


¿Intercambio de poder?

—Eso es ficción. No es algo que la gente normal haga. —Sus


palabras, aunque críticas, no llevaban un tono severo. Eran más suaves,
más interrogantes.

40
Ava Jackson Amo hermanastro

No pude evitar sino rozar mi pulgar hacia atrás y hacia adelante


por debajo de su barbilla. Se puso rígida ante el contacto.

—¿Estás segura de que solo es ficción, mascota? Porque si lo fuera,


eso haría bastante malditamente difícil de creer que haya un Dom parado
delante de ti ahora mismo.

Solté mi agarre en su barbilla y deslicé mi mano por el arco de su


garganta. Sentí el escalofrío que recorría su cuerpo bajo mis dedos
callosos.

—Yo… No sé qué quieres que diga. No entiendo lo que estás…

—No tienes que decir nada, mascota. Y todo lo que necesitas


entender es que algunos hombres tienen… necesidades particulares.
Expectativas más estrictas. Y soy uno de ellos.

Su pulso, que ya golpeaba fuertemente contra mi tacto, dio un


puntapié hacia el galope. No estaba seguro de cómo lo hizo, pero el
ambiente tímido y sumiso que estaba recibiendo de ella se transformó en
algo completamente diferente.

Sus ojos brillaron, y se puso más derecha, esquivando y golpeando


mi mano lejos.

—¿Necesidades particulares y expectativas estrictas? Y, ¿qué


implica exactamente eso? ¿La necesidad de amordazar a una mujer y
atarla antes de follarla? ¿Qué tal si me dices exactamente cuáles son esas
necesidades y expectativas? También podría aprender algo mientras
estoy aquí este verano.

Algo sobre esos labios rosa clavel que decían la palabra “follar” me
hicieron querer hacerle eso exactamente a su boca. Mi pene pulsó contra
mi cremallera, duro como una puta roca. Me desvié para encontrar su

41
Ava Jackson Amo hermanastro

movimiento y me incliné más cerca. Su pecho se levantaba y caía con


cada respiración, y sentí un estallido de victoria cuando
inconscientemente se inclinó hacia mí.

¿Quiere aprender algo este verano? Ha venido al lugar correcto. Me


congelé tan pronto como los pensamientos se solidificaron en mi cerebro.
Va a ser tu hermanastra en un puñado de días. ¿Y lo que es más
importante? Es un culo apretado, una perra mimada que acaba de perder
su M.R.S en la Universidad5 .

—No creo que una pequeña princesita como tú pueda empezar


incluso a entender lo que un hombre como yo necesita. Por no hablar de
tener una oportunidad en el infierno de darlo.

Sus ojos azules parpadearon, burlándose de mí.

—Ponme a prueba.

La respuesta conmocionó la mierda fuera de mí. Envolví la mano


alrededor de su hombro y la apreté hasta que se vio obligada a retroceder
un paso. Y luego otro… hasta que su espalda golpeó la pared y yo estaba
bloqueando su escape.

—¿Crees que podrías manejar esto, cariño?

Abrió la boca para responder, pero no pude esperar. Ya estaba


malditamente harto de esperar esta noche. Bajé mis labios a los suyos y
devoré. Mis manos se enredaron en su cabello, y la hice inclinar la cabeza

5
Expresión que se usa para gente que aprovecha sus años de Universidad para
encontrar marido, y convertirse en “la Señora de…”, sin pensar en completar sus
estudios después.

42
Ava Jackson Amo hermanastro

para poder profundizar el beso. Su lengüita caliente se lanzó hacia fuera,


y lo tomé como luz verde para dar un paso más lejos. Moví mi pierna
deslizándola entre sus muslos. Se atascó en su falda, así que dejé caer
una mano al dobladillo y empujé más arriba. Agarrando la parte de atrás
de su muslo, deslicé mi mano hacia arriba… y hasta… hasta que toqué
la suavidad de su desnudo culo. Gemí en su boca al descubrirlo,
profundizando el beso. Su culo, que había admirado abiertamente desde
el primer día, era suave y carnoso, y luché contra el impulso de darle una
pequeña bofetada, solo para asegurarme de que sabía quién estaba al
cargo ahora. Sus manos me rozaron el pecho, y me presioné en ella,
queriendo sentirla contra mí. Tragué los pequeños gemidos que hizo
mientras me tomaba mi tiempo acariciando cada centímetro de su
pequeño cuerpo curvilíneo.

Joder. Si hubiera sabido que llevaba un tanga debajo de este


vestido, no podría haber sido responsable de mis acciones. Di medio paso
hacia atrás, y mi palma se burló de su nalga, antes de deslizarse entre
sus piernas. Mi pene se sacudió insistentemente al segundo que sentí el
tanga húmedo que cubría su coño. Ella se movió, presionándose contra
mi mano, y me tomó todo lo que tenía en mí no empujar esa frágil barrera
a un lado y hundir dos dedos profundamente dentro de ella.

Me retiré del beso solo una fracción de pulgada.

—Que me jodan, estás empapada, pequeña. ¿Tu coño se mojó


viéndome antes, o estabas esperando mi mano en este pequeño coño
caliente?

Su gemido en respuesta fue el sonido más dulce que jamás había


escuchado.

Quería estar dentro de ella. Solo quería follarla.

43
Ava Jackson Amo hermanastro

El pensamiento chocó contra mí con la sutileza de un tren de


mercancías.

Me eché hacia atrás, solté mi mano y coloqué unos pocos


centímetros de separación necesaria entre nosotros.

Sus ojos revolotearon abiertos, y no pude negar la ráfaga de orgullo


masculino que surgió a través de mí al verlos empañados por la
excitación.

Los dos nos quedamos de pie, a centímetros de distancia,


aspirando el suficiente oxígeno para conseguir que nuestros cerebros
volvieran a los niveles normales de funcionamiento. Mi atención se fijó en
ella y en cada uno de sus movimientos. Casi pude precisar el momento
en que su mente volvió de nuevo a lo que había visto en el granero.

—¿Dónde está ella? ¿Qué hiciste con la mujer? Nunca me


contestaste.

—Estará en casa ahora mismo. Toda acurrucadita en su cama


caliente, probablemente deseando que una pequeña rubia curiosa no
hubiera interrumpido una escena garantizada para hacerla correrse más
duro de lo que nunca lo había hecho antes en su vida.

—¿Por qué no… terminaste?

¿Y no era esa la pregunta del millón de dólares de la noche?

Decidí seguir audaz, porque ese era el tipo de persona que era yo,
y no me disculpo por ello.

—Porque tal vez después de verte, no era a ella a la que quería


atada y de rodillas ante mí.

44
Ava Jackson Amo hermanastro

Su aguda inhalación y sus pupilas dilatadas eran más


embriagadoras que el matarratas que Griff bebía.

Me moví de nuevo hacia ella, mis manos alrededor de sus muñecas,


tirando de ellas por encima de su cabeza, y anclándolas a la pared. Mi
boca cayó sobre la suya, y tomé otro sabor de lo prohibido.

Fue ese pensamiento… el conocimiento de que iba a ser mi


hermanastra en un par de días, lo que me hizo alejarme y cruzar hasta
la puerta, a pesar de que todavía estaba jadeando y necesitada.

Pero fue mi propia maldita falta de filtro lo que me tuvo diciendo:

—Si alguna vez deseas un verdadero hombre para mostrarte el


placer de la sumisión, ya sabes dónde encontrarme. Mientras tanto, echa
el pestillo a tu puta puerta.

La confusión en su rostro era evidente cuando cerré la puerta.

Hice mi camino por el pasillo a mi dormitorio y me metí dentro, sin


molestarme en cerrar mi propia puerta. Si Emma tenía las agallas de
venir a mí esta noche, no tendría las fuerzas para rechazarla, a pesar de
que sabía que era la peor idea que jamás había tenido en mi vida.

Pero eso no me impidió ir a la ducha, agarrando mi pene, e


imaginando sus grandes ojos azules y su perfecta boca rosada mientras
tomaba mi propia liberación.

45
Ava Jackson Amo hermanastro

Capítulo Cinco
Emma
Hormigón frío bajos mis pies descalzos. Los brazos en alto, atados
con cuerdas, dejándome indefensa. Ni siguiera podía girar mi cabeza,
pero sabía que Ford estaba detrás de mí. Sentí su mirada sobre mi cuerpo
desnudo.

De repente, se apoderó de mis caderas. Sus dedos eran ásperos, lo


suficiente para hacer contusiones. Su pene caliente y duro presionó
contra la parte baja de mi espalda como un hierro candente. Gemí a
través del cuero ajustado firmemente entre mis dientes y me puse de
puntillas, posicionándome, rogándole a mi captor que hiciera lo peor.
Una mano fuerte se deslizó alrededor de mi vientre, más abajo, entre mis
muslos…

Parpadeé despierta, desorientada. Me tomó un minuto entero


averiguar dónde estaba. Cuando el sopor somnoliento finalmente se
despejó, arrojé mi almohada a la pared, reprimiendo un grito de
frustración. No sabía qué era peor: mi mente subconsciente
traicionándome así en primer lugar, o mi mente consciente cortándome
justo cuando llegaba a la mejor parte.

Había pasado menos de una semana desde que llegué. Menos de


dos días desde que Ford me había acorralado en mi habitación por lo que
había visto. Él finalmente rotó el estancamiento sexualmente cargado
entre nosotros… dejándolo para que sanara de una forma nueva y aún
más angustiosa. Ahora sabía cómo se sentían sus labios sobre los míos.

46
Ava Jackson Amo hermanastro

Qué talento tenían sus dedos. Qué tipo de cosas quería enseñarme él a
mí.

Por la noche, me revolví y giré, intentando olvidar. Durante el día,


evitaba a Ford tanto como me era posible lanzándome en los preparativos
de la boda. Ya no podía negar que lo deseaba. Pero tampoco podía ceder.
Estar obsesionada con mi propio hermanastro era erróneo a muchos
niveles. Y no solo era mi hermanastro, sino que era un Dom y un hombre
con gran lujuria… algo por lo que no tenía ningún negocio yendo detrás
de él. Necesitaba seguir adelante, despejar mi cabeza de pensamientos
clasificados X que él, su cuerpo caliente y se gran pene habían creado, y
disfrutar de mi último verano de libertad con mi madre. Claro. Como si
eso fuera a suceder. Estaba oficialmente más calentorra que una
adolescente viendo una porno.

—¿Emma? ¡Emma!

Parpadeé.

—¿Huh?

—Yo dije, ¿podrías pasarme las tijeras? —repitió mamá con un


toque de impaciencia en su voz.

—Oh, claro. —Le di las tijeras que sostenía mientras me perdía en


mis pensamientos.

Estábamos sentadas en la mesa de la cocina preparando regalos


para los invitados. Mamá había encargado una caja de jabones
artesanales de leche de cabra, una frase que jamás pensé que diría, con
la idea de envolverlos en unas lindas bolsas de estopilla. Mi trabajo en
nuestra cadena de ensamblaje de dos mujeres, era atarlas con una cinta

47
Ava Jackson Amo hermanastro

de color rosa. Sin embargo, ya que Ford me había vuelto temporalmente


loca, ahora estaba hasta mis codos en jabón de cabra.

Mamá cortó unos cuantos cuadraditos de estopilla para hacerlos,


luego me miró de nuevo. Recé para que Casi follé con Ford no estuviera
escrito en mi cara. Cuando era adolescente, prácticamente podía leer mi
mente, si ella quería. O tal vez yo era una terrible mentirosa entonces.

—¿Te sientes bien, cariño? —dijo finalmente—. Has estado


distraída últimamente.

Sabía que no lo decía en tono de regaño, pero todavía me sentía


culpable. Su gran día era mañana y no podía sacar el pene de Ford de mi
cabeza el tiempo suficiente para ayudar.

—Estoy bien, mamá. Solo estoy pensando en… —Recogí un


paquete y busqué algo plausible—. Mi oferta de trabajo. Tengo que
encontrar un apartamento en D.C y hacer que tomen mis huellas
digitales, y um… como un millón de otras cosas antes de empezar el
otoño.

Mamá asintió sabiamente, su sonrisa se volvió un poco agridulce.

—Es mucho de lo que preocuparse —dijo. Luego se echó a reír—.


Crecer no es muy divertido, ¿verdad? Al menos todavía tengo unos meses
más para mimarte.

Miré hacia abajo al trozo de jabón redondo en mi mano. Estaba en


lo cierto. Ahora que había encontrado un verdadero trabajo adulto, no
tendríamos muchos días más como este. Seguro, yo tendría vacaciones,
pero no la vería tan a menudo como solía. Por ser el último verano con
mamá, estaba más que dispuesta a soportar el extraño comportamiento
de Ford, por no mencionar el mío.

48
Ava Jackson Amo hermanastro

—Ten cuidado de no agarrarlo demasiado tiempo —dijo mamá


bruscamente, mientras amarraba la cinta en otra pequeña bolsa de
jabones—. Podría derretirse. —Su tono sonaba exactamente igual que el
que tenía cuando yo tenía ocho años, y estaba a punto de perder mi cono
de helado al sol.

Tragué el nudo que de repente se había formado en mi garganta.

—Eh, ¿mamá?

—Eh, ¿Emmie? —Ella se hizo eco, burlándose.

Pero antes de que pudiera terminar, Celeste entró en la cocina.

—¿Cómo van las mujeres?

Sentí una puñalada de disgusto por la interrupción. Estábamos


yendo muy bien antes de que irrumpieras en nuestro momento juntas.

—Oh, ya sabes… lento y constante —respondió mamá con un


movimiento de su mano—. Gracias por todo tu duro trabajo. No estaba
segura si íbamos a estar listos a tiempo, pero creo que lo lograremos.

—No es problema, es mi trabajo, ¿verdad? —Celeste miró hacia las


sucias baldosas y suspiró—. Aunque me gustaría que ciertos hombres se
quitaran sus botas embarradas antes de entrar a trompicones por la
casa. Acabo de limpiar los baños del primer piso ayer, y aquí estoy otra
vez de nuevo.

—Todo el mundo está hablando de mí —cantó una voz masculina


desde fuera. La puerta de pantalla se abrió de golpe y Mac se acercó al
fregadero de la cocina.

—¿No dice la canción “Todo el mundo me habla a mí”? —Señalé.

49
Ava Jackson Amo hermanastro

—Licencia poética. —Comenzó a llenar un vaso de agua—. No le


digas a Ford que vine. Casi he terminado de preparar las mesas para la
recepción… solo necesitaba mojar mi silbato. —Con un guiño hacia mí,
agregó—: Y robar un minuto con vosotras tres, chicas encantadoras.

Celeste le dirigió una sonrisa tensa. Si mamá no hubiera estado en


la habitación, tenía la sensación de que ella le habría dicho exactamente
dónde pegar su silbato. Aunque, no estaba segura de si quería mandar a
Mac a la mierda o simplemente que le prestara atención a ella en lugar
de a mí.

Mamá sonrió.

—Cuidado, cariño. Pronto seré una mujer casada.

—Pero esa es la regla número uno —dijo Mac—. Siempre tener algo
dulce que decir a la mujer del jefe… al menos, cuando el jefe no está
alrededor. —Ladeó la cabeza en mi dirección—. Lo mismo va por la hija
del jefe.

Demasiado tarde, me di cuenta de que él estaba esperando que


respondiera. Yo había dejado totalmente pasar la oportunidad.

Mac era bastante malditamente lindo, y parecía un chico divertido,


pero simplemente no podría entrar en el baile de coqueteo con él. Lo
mismo ocurría siempre con TJ. Ninguno de los operarios del rancho
podría estar a la altura de Ford. Él estaba solo… a otro nivel. Sexy,
masculino, controlando sin esfuerzo, confiado. Incluso cuando actuaba
de forma fría, solo lo hacía por el contrario más caliente. Y dos noches
atrás, había visto cómo era él cuando ardía.

Es razonable que me quedara colgada por un tipo por aquí que no


puedo tener.

50
Ava Jackson Amo hermanastro

Bueno, eso no era exactamente cierto. Podría tenerlo. Él había


hecho bastante obvio lo que quería hacer conmigo. Demonios,
literalmente me dio una invitación abierta a su dormitorio. Pero el punto
era, no debía. No importa lo curiosa que estuviera sobre someterme a
Ford. No importa cuánto quisiera complacer el placer que su “mascota”
había sentido tan claramente.

Aquella noche, agazapada espiando en la puerta del cuarto de


aperos, algo se había incendiado dentro de mí. Una parte salvaje y animal
de mí, que ni siquiera sabía que existía, y me estaba muriendo de ganas
de explorarla. Pero había ciertas líneas que nunca debían ser cruzadas.
Traté de ignorar la pequeña voz pervertida en mi cabeza que me
susurraba: es solo técnicamente tu hermano.

Mac se tragó el agua torpemente.

—Guau. Un público exigente.

Mierda. Yo había estado mirando al espacio perdida y dejé caer


totalmente el tema de conversación. De nuevo.

Pareciendo decepcionado, Mac dejo el vaso sobre el mostrador


cerca de la pila y volvió a salir. Mamá se volvió hacia mí.

—¿No querías preguntarme algo, cariño?

Sacudí la cabeza.

—No importa, no era importante. —Celeste se había sentado a la


mesa, limpiándose la frente, y era la última persona en la Tierra ante la
que quería desnudar mi alma. Miré hacia la ventana de la cocina, justo
para ver a Ford sin camisa llevando una pesada caja de decoraciones
debajo de cada brazo. Rápidamente me concentré muy, muy duro en el
diminuto lazo que estaba atando.

51
Ava Jackson Amo hermanastro

*****

A la mañana siguiente amaneció cálido, claro y sin viento. El día


perfecto para una boda.

Los invitados comenzaron a llegar poco después de nuestro


desayuno tardío; Russ les ofreció café y asientos en la sala de estar hasta
que se dispersaron por el patio trasero. La mayoría estaban aquí por él,
pero un número sorprendente de parientes de mamá y amigos de la vieja
escuela aparecieron también. Ellos echaron una mano, o miraron
mientras Ford, TJ y Mac instalaban sillas de jardín y sacaban una ancha
alfombra blanca que conducía a la glorieta que había junto al lago
privado. Como dama de honor, estuve contenta de esconderme en el
interior y ayudar a mamá con su vestido y maquillaje. Me vería obligada
a mirar fijamente al hombre lo suficientemente pronto.

A las primeras notas bajas de la banda, instruí a mamá y la


acompañé al altar. Ford llevaba la más leve sonrisa posible mientras
permanecía detrás de su padre. No exactamente extático, pero no
fastidiado, tampoco. ¿Había empezado a sentirse más positivo sobre su
nueva madrastra? ¿O era solo miedo a que Russ lo asesinara si le
arruinaba la boda? La música terminó y me dije a mí misma que dejara
de preocuparme por él.

La ceremonia duró menos de una hora. Después de unas palabras


del ministro sobre el amor como la verdadera expresión de fe, mamá y
Russ cada uno recitó un poema: “Invitation to Love6 ” de Paul Dunbar para
ella, “Most Like An Arch 7” de John Ciardi para él. Mientras él deslizaba el
anillo de diamantes en su dedo, la forma en que ella le sonrió me hizo
sentirme extrañamente tranquila. Podría haber sido el clima hermoso,

6 Invitación al amor.
7 Más como un Arco.

52
Ava Jackson Amo hermanastro

con el cielo de Montana que nos rodeaba como un océano, pero viéndolos
mirarse a los ojos… no pude evitar atrapar un poco de su optimismo. No
había visto a mamá así de feliz en mucho tiempo. Tal vez las cosas
realmente funcionaban a veces. Tal vez lo que tenía con Russ duraría.

Me golpeó de nuevo que mamá y yo íbamos a seguir adelante con


nuestras vidas. Sí, solo por momentos como este, me di cuenta, me alegré
de haber venido a Wild Cliffs.

Solo once semanas más para irse. No estaba segura de si ese tiempo
era demasiado largo o demasiado corto.

53
Ava Jackson Amo hermanastro

Capítulo Seis
Ford
¿No era algo extraño para cualquier hijo adulto ver a su padre
caminar por el pasillo hacia el altar? Debería de serlo. No podía serlo
únicamente para mí.

Pero ver a mi padre prometiendo amar, honrar y cuidar a una


mujer me golpeó y desequilibró. Y no sólo porque la mujer en cuestión
tenía una hija que también me había golpeado y dejado completamente
desequilibrado.

Ella había agarrado mi brazo rígidamente mientras la había


conducido por el pasillo cuando la ceremonia acabó. Y había dejado caer
su mano rápidamente murmurando alguna excusa sobre la necesidad de
ocuparse de algo durante el banquete.

Obligada a regresar a mi lado para las fotos de familia, no pude por


menos que preguntarme cuán verdaderas eran sus sonrisas.
Especialmente porque ella me había estado evitando desde entonces.

Su brindis bajo la gran carpa blanca, durante el banquete, había


sido sencillo y sincero. Lo que me recordó que ella lo había hecho muchas
más veces que yo.

Mi confianza en la duración del nuevo matrimonio de mi padre no


era particularmente alta. Me considero realista, y el historial de Cynthia
también dejaba mucho que desear. Sólo deseaba que esta vez funcionara
para ambos.

54
Ava Jackson Amo hermanastro

Los invitados charlaban y se mezclaban, y el bar tenía un flujo


constante de personas acercándose. Yo era uno de ellos. Agarré una
cerveza y decidí jugar al juego de beber sólo por el placer de hacerlo: cada
vez que Emma me miraba y luego apartaba la vista tan pronto como me
atrapaba mirándola fijamente, yo bebía.

No tardé mucho en terminar mi primera cerveza.

Me tomé la cerveza número dos de esta manera: mientras Emma


estaba arreglando el bouquet de su madre sobre la mesa principal,
nuestros ojos se encontraron. Bebí.

Mientras Emma estaba charlando con un anciano invitado y


después le ayudó a ir a su mesa. Sus ojos aterrizaron donde yo estaba
apoyado contra la barra. Bebí.

Mientras Emma estaba cogiendo una copa de champán de la


bandeja de un camarero, me miró directamente mientras se sentaba en
la mesa principal. Bebí.

Mientras Emma estaba terminando su segunda copa de champán,


se dejó arrastrar a la pista de baile por el hijo de nuestro vecino, que
tendría unos cinco años. Ella me miró, sonriendo, antes de prestar su
atención de nuevo en el diminuto cowboy. Bebí.

Proseguí el juego a través de otra cerveza antes de cambiar a whisky


escocés y finalmente renuncié a él porque si no terminaría con una buena
cogorza.

Y ahora quería arrancarla de la pista de baile y regresar a mi


habitación, arrancarle también ese sexy vestido azul y meterla en mi
cama para que se corriese tan fuerte que olvidara su propio jodido
nombre. Y también el toque de cualquier otro hombre.

55
Ava Jackson Amo hermanastro

Cada mirada de ella había aumentado la posesividad que crecía


dentro de mí. Mi mano probó la solidez de mi copa, y me obligué a
relajarme mientras la levantaba a mis labios y bebía su contenido. No
podía importarme menos que este escocés costase más de lo que mayoría
de la gente ganaba en un mes. Estaba más preocupado por quitarme de
la cabeza a la mujer que se burlaba de mí a unos seis metros de distancia.

Juraría por Dios que ella lo estaba haciendo a propósito. Todavía


me evitaba, permaneciendo a por lo menos a seis metros de distancia en
todo momento, y sin embargo sus brillantes ojos azules seguían
posándose en mí. Su última copa de champán la había vuelto más audaz.
Yo no era un muchacho inexperto. Sabía cuándo una mujer estaba
interesada. ¿Y qué pasaba con esta mujer? Estaba preparada y lista. Pero
eso no significaba que yo simplemente pudiera entrarle y disfrutar de mis
instintos primitivos. No, esta situación requeriría una cuidadosa
planificación y tacto.

Cuando bailó con Griff, yo me quedé un poco sorprendido. Era


lindo verla tirar del anciano fuera del asiento y convencerlo para que
bailara unos pasos. ¿Cuándo había aprendido a bailar ese baile? Ni
siquiera podía empezar a adivinarlo.

Mi diversión murió rápidamente tan pronto como Mac intervino y


la alejó de Griff, tirando de ella cerca de su cuerpo cuando la canción
cambió a un ritmo más lento. Tuve que girar la espalda e ir de cabeza a
la barra para una recarga y contentarme con el hecho de que tendría un
montón de tiempo para reflexionar sobre su estúpido movimiento desde
la parte de atrás de su silla de montar, mientras vigilaba las cercas bajo
el sol abrasador.

Volví a mi posición al borde de la carpa, observando y esperando.


La canción terminó, y Mac inclinó su sombrero y caminó fuera de la pista

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Ava Jackson Amo hermanastro

de baile. Sería mejor que el pequeño cabrón hubiera ido a buscar una
mujer de su propia liga de mierda.

La banda siguió con otra maldita canción lenta y otro vaquero que
no entendía bien el significado de “manos fuera” se acercó a Emma.

Era TJ. Aparentemente, él tampoco iba a prestar atención a mi


advertencia. El soplapollas.

Mac es el tipo de persona que piensa más con su polla que con su
cerebro cuando se trata de mujeres, y sólo estaba buscando conseguir
mojar su polla. No podía decir lo mismo de TJ. Él era un tipo inteligente.
Pensativo. Buscaba una mujer para que se estableciera con él en el
rancho y empezara a tener bebés.

Y yo odiaba malditamente cómo estaba mirando a Emma. Como si


ella pudiese ser esa mujer. Sus ojos volvieron a mirarme, y me encontré
con los de ella, esperaba que pudiera leer la irritación y la posesión que
ardían a través de los míos. Ella se ruborizó y alejó su mirada de la mía,
y se giró hacia la cara de TJ, poniendo sus manos detrás de su cuello
durante el baile.

Oh, cariño, tu jugoso culito va a pagar por ese movimiento.

Mi palma latía con la necesidad de tenerla bajo mi mano. Esa


necesidad se intensificó varios grados cuando el sonido claro y nítido de
su risa flotó desde la pista de baile, y su sonrisa se extendió sobre su
rostro. TJ levantó una mano para quitarle un rizo de la cara… y casi perdí
el control en contra de mi mejor juicio.

¿Qué fue lo único que me salvó? Irónicamente, mi padre. Nada


como el recordatorio de que la mujer que deseas follarte era tu
hermanastra.

57
Ava Jackson Amo hermanastro

Papá, ya con varios whiskys escocés encima, se detuvo junto a mí


y chocó su vaso con el mío. Y siguió mi mirada a la pista de baile.

—Serás amable con Emma mientras Cyn y yo estemos ausentes o


me darás explicaciones cuando regresemos.

Las palabras sonaron como si le hubiera estado hablando a un niño


de trece años y no a uno de veinticinco.

—Me imagino que ambos nos cuidaremos a nosotros mismos y


estaremos bien, papá. —No agregué, “porque si no me cuido de mí mismo,
hay una buena probabilidad de que las cosas se descontrolen
malditamente rápido”.

Papá bebió su whisky y me estudió.

—Ella no conoce a nadie aquí, y nos vamos a ir durante una


semana. No quiero que la dejes a su suerte todo ese tiempo. Espero que
la hagas sentirse bienvenida y que no se aburra.

—¿Entonces, esperas que lo deje todo y me convierta en su director


de entretenimiento?

Los ojos de mi padre, del mismo color que los míos, se oscurecieron.

—Podéis compartir las comidas, llevarla a montar a caballo,


enseñarle el rancho. Será mejor que ella esté feliz y que sonría cuando
volvamos.

Cada palabra que salió de su boca me dio muchas ideas.


Necesitaba terminar con esta conversación… ahora.

—Por supuesto, papá —dije, pero él miraba atentamente a Cyn,


que estaba saliendo de la carpa y yendo hacia la casa.

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Ava Jackson Amo hermanastro

Papá me regaló un guiño ausente.

—Bien. Sabía que podría contar contigo. Ahora tengo que ir junto
a mi esposa. —No esperó a mi respuesta, sólo cruzó la carpa más
rápidamente de lo que yo lo había visto moverse durante mucho tiempo.

Y tras seguir los movimientos de mi padre, mi atención volvió a la


pista de baile y a Emma. Ella todavía estaba entre los brazos de TJ.

Dejé caer mi vaso vacío en la bandeja de un camarero que pasaba.


Ya había tenido suficiente. Mi camino era breve y directo.

TJ y Emma se detuvieron cuando me paré a unos metros de ellos.

Los ojos de TJ lo sabían. Era atrevido. ¿Se estaba riendo de mí a


propósito? En este momento, no me importaba.

Mi voz sonó áspera, incluso para mí, cuando dije:

—Creo que me prometiste un baile, Emma.

El shock iluminó sus ojos, y miró de nuevo a TJ.

No le mires a él, Emma. Él no te va a salvar.

Pude ver el momento en que decidió que iba a concedérmelo,


aunque sólo fuera para no hacer una escena. Y TJ inclinó su sobrero
saludando a los dos.

—Jefe. Emma.

Asentí en respuesta y tiré de Emma hacia mis brazos. Su cuerpo


estaba rígido, casi de madera, totalmente opuesto al de la mujer
apasionada y maleable que había sido hace pocos días.

59
Ava Jackson Amo hermanastro

Me incliné hacia abajo y le dije al oído.

—¿Crees que sólo porque ellos no organizaron un baile entre el


padrino y la dama de honor que pasarías esta noche sin que yo te tuviera
en mis brazos?

Su respuesta fue tranquila, y atrapé un mínimo indicio de pánico.

—¿Por qué estás haciendo esto? ¿Y si alguien…?

—No hay nada absolutamente impropio por bailar con mi nueva


hermanastra. Sería extraño si no lo hiciera.

—No me llames hermanastra si vas a frotar eso contra mí. —Ella


se giró un poco para presionar su cadera contra mi creciente erección,
que estaba oculta entre nosotros.

—No puedo evitar lo que me haces —Admití. Emma no retrocedió,


sino que se apretó contra mí de nuevo, con sus ojos clavados en los
botones de mi esmoquin—. No deberías hacer eso a menos que estés
preparada para afrontar las consecuencias. —Mi voz salió baja, casi un
gruñido.

Ella finalmente me miró, con sus ojos teñidos con malicia.

—Creo que puedo manejar todas las consecuencias que tú puedas


soñar.

Su completo giro de ciento ochenta grados tuvo a mis cejas


elevándose y a mi polla endureciéndose contra su estómago.

—No me gustan las chicas que se burlan cuando han bebido un


poco de champán, que estimula su valentía. —Yo sabía exactamente
cuánto había bebido, porque la estuve vigilando de cerca toda la noche.

60
Ava Jackson Amo hermanastro

No creía que fuera el suficiente como para afectar su capacidad de juicio


y que le impidiera tomar una decisión consciente cuando finalmente la
tuviera a solas.

—No es el champán, y tal vez no sea tan experimentada como tú,


pero no estoy burlándome. —Ella tragó saliva y su coraje pareció vacilar
un instante antes de añadir—. No puedo dejar de pensar en ello.
Demonios, incluso sueño con eso.

Yo lentamente maniobré fuera de la pista de baile, y estábamos


cerca de la entrada de la carpa cuando ella hizo esa admisión. Lo que
probablemente fue algo bueno, porque nadie podría oírme lo que le decía.

—Es mejor que estés segura de que eso es lo que deseas, porque
puedes tener más de lo que esperas.

Había llegado el momento de poner nuestras cartas sobre la mesa


y ver si queríamos lo mismo. Cada mirada que me había disparado esta
noche decía que sí. Sólo necesitaba que ella dijera las palabras.

—Quiero eso —dijo Emma, con voz baja, pero confiada.

Gracias, joder.

61
Ava Jackson Amo hermanastro

Capítulo Siete
Emma
En el momento que comenzó el banquete, puse tanta distancia
entre Ford y yo como fue posible. Todavía estaba dolorosamente
consciente de que él me estaba mirando, pero al mismo tiempo,
agradablemente achispada y feliz por mi madre. Algo en lo que no podía
poner el dedo en el aire, una especie de… ligereza. Como si el futuro no
fuera nada por lo qué preocuparse, ya fuera porque no existía, o porque
todo saldría bien al final. No estaba segura. Mamá había agarrado la
felicidad allí donde la había encontrado, no siempre le había ido bien,
pero las cosas finalmente funcionaban para ella. Tal vez yo debería tener
esa actitud también. Dejar de pensar tan fuertemente sobre la vida y
simplemente vivirla.

Era más fácil de decir que hacer. Por eso estaba bailando con cada
hombre que me lo había pedido, incluso arrastrando al viejo Griff a la
pista, todo en un esfuerzo por no notar lo delicioso que parecía Ford con
su esmoquin. Fue una batalla perdida.

Mientras bailaba con TJ, Ford me miró e hizo que mis mejillas se
ruborizaran. Enojado, lujurioso, posesivo. Me obligué a apartar la vista y
regresar al rostro de TJ, dejando que la mano que yo había apoyado en
su hombro se deslizara hacia su nuca.

—¿Estás teniendo un buen verano, señorita Emma? —me preguntó


TJ.

—Bastante bueno —respondí con una sonrisa. No podía evitar que


me gustara TJ. Probablemente nadie podría evitarlo. Tenía una forma de

62
Ava Jackson Amo hermanastro

ser caballerosa, solo lo suficientemente áspero cerca del borde para ser
aún más encantador. Y su aspecto no hacía daño… tenía un cuerpo como
para una portada de novela romántica del oeste.

—Bien, si hay algo que pueda hacer por ti, solo dame un grito.
Como llevarte a la ciudad… a caballo, o en camioneta, como prefieras —
Sonrió de una forma torcida.

Me reí. Mac habría dicho algo así como, “un tour privado al
barracón”.

—Espera, tienes algo aquí —Y él apartó un mechón de pelo de mi


rostro.

Detrás de la cabeza de TJ, Russ acorraló a Ford en su puesto de


vigilancia de Emma, justo al borde de la carpa. No podía oír de qué
estaban hablando, pero Ford parecía más irritado a cada segundo. Al
menos finalmente había tomado un descanso a arrancar mi vestido con
sus ojos. Aliviada y extrañamente decepcionada, intenté centrarme de
nuevo en el baile con TJ.

Pero incluso una reprimenda de su padre, ahora mi padrastro


también, me recordé a mí misma, no detuvo a Ford por mucho tiempo.
Tan pronto como Russ se dirigió en dirección a mamá, Ford caminó sobre
la pista de baile, acercándose hasta que ninguno de nosotros pudo
ignorarlo.

Él y TJ intercambiaron una larga mirada. Comunicándose algo de


lo que yo no estaba exactamente segura, pero la tensión en la atmósfera
era inconfundible. Justo cuando pensé que TJ estaba metido en un lío,
Ford volvió toda su atención hacia mí.

—Creo que me prometiste un baile, Emma.

63
Ava Jackson Amo hermanastro

Yo no te prometí ninguna maldita cosa, estuve tentada a decirle.


Pero no quería una discusión en medio del banquete de boda de mi
madre. Miré a TJ para medir sus sentimientos y lo vi a punto de
retroceder. Y tuve que admitir, que la idea de acercarme a Ford no era
desagradable. Oh, qué diablos… un baile no puede hacer daño. Y asentí
con la cabeza a Ford.

Con una rápida despedida, mi compañero de baile se fue. TJ estaba


lejos de ser estúpido; sabía que no se debía meter en medio de Ford y
algo que quisiera. Me sentí repentinamente paranoica. ¿Cuántos de los
operarios del rancho lo sabían? Tal vez pensaban que Ford estaba siendo
sobreprotector con su nueva hermanastra. No había forma de preguntar
sin hacerles sospechar. Y si pensaran que había algo entre nosotros...
¿tendrían que mantener la boca cerrada, ya que Ford era su jefe, o había
una posibilidad de que se lo dijeran a nuestros padres?

Pero antes de que pudiera preguntarle también, Ford


prácticamente tiró de mí hacia sus brazos. Me puse rígida contra él,
asustada y muy consciente del cuerpo que había debajo de ese esmoquin.
Después de evitarle durante tanto tiempo, su proximidad ahora dio un
zumbido a mi cabeza de una forma mucho más potente y peligroso que
el del champán.

Él inclinó la cabeza. Me estremecí cuando su respiración me hizo


cosquillas en el oído.

—¿Crees que sólo porque ellos no organizaron un baile entre el


padrino y la dama de honor —dijo lentamente—, pasarías esta noche sin
que yo te tuviera en mis brazos?

—¿Por qué estás haciendo esto? —Siseé. Salió mucho más jadeante
de lo que yo pensé—. ¿Y si alguien…?

64
Ava Jackson Amo hermanastro

—No hay nada absolutamente impropio con que baile con mi nueva
hermanastra. Sería extraño si no lo hiciera.

¿Estaba yo imaginando la sonrisa en su voz? Presumido bastardo.


Quizás el baile de un hermano-hermana no era algo raro, pero él me tenía
muy apretada, con su mano ni siquiera a un centímetro por encima de
mi culo. Estábamos malditamente cerca de estarnos moliendo juntos. Mi
rostro se acaloró cuando se endureció contra mi vientre.

—No me llames tu hermanastra si vas a frotar eso contra mí —


repliqué, desplazando la cadera hacia su entrepierna para darle énfasis.

La mirada de Ford no dudó.

—No puedo evitar lo que me haces.

La nota de sinceridad en su voz me hizo detenerme. Había tenido


la intención de avergonzarlo, pero él ni siquiera intentaba ocultar cuánto
me deseaba en este momento. Él era completamente abierto sobre sus
intenciones: su cuerpo, sus deseos. El conocimiento me llenó a partes
iguales de envidia y shock.

Pero yo estaba aún más sorprendida cuando me acerqué más. Y


querido Dios, la protuberancia en sus pantalones se sentía enorme.

La voz de Ford se convirtió en más ronca, casi en un gruñido

—No deberías hacer eso a menos que estés preparada para afrontar
las consecuencias.

Una emoción bajó por mi columna vertebral. Yo le hice esto a él. Y


él me lo hizo a mí… el tirón caliente en mi vientre fue como un imán. Nos
habíamos atraído y ahora él estaba aquí, listo para reclamarme tan

65
Ava Jackson Amo hermanastro

pronto como yo dijera las palabras. Sentí una extraña y eléctrica


yuxtaposición de poder y vulnerabilidad.

Antes de que mi buen juicio pudiera golpearme, le contesté.

—Creo que puedo manejar todas las consecuencias que puedas


soñar.

Je, je. Eso tuvo una reacción de él. Sus ojos chispearon con interés,
y luego se estrecharon un poco.

—No me tomo bien a las chicas que les gusta burlarse cuando
toman un poco de champán, y eso estimula su valentía.

—No es el champán. —Esa podría ser la excusa que usaría mañana


por la mañana, pero en ese momento estaba embriagada por otra cosa—
. Y tal vez no sea tan experimentada como tú, pero no estoy burlándome.
—Tragué, reafirmándome a mí misma, luego confesé—. No puedo dejar
de pensar en eso. Demonios, incluso sueño con eso.

Me estudió con sus agudos ojos mientras nos alejábamos de la


multitud de bailarines.

—Es mejor que estés segura de que eso es lo que deseas, porque
puedes tener más de lo que esperas.

Ahí estaba. El punto de no retorno. No porque tuviera miedo de


Ford… si yo cambiara de idea en el último minuto, sabía que él me dejaría
ir. Pero en este momento, todavía podría haberme negado. Podría escapar
limpiamente, culpar de todo lo que había sucedido entre nosotros a la
mala suerte, a las hormonas, a lo que fuera… y pasar el resto del verano
siendo torturada por su aspecto moja bragas. Si dijera que sí, ya no sería
capaz de mentirme a mí misma.

66
Ava Jackson Amo hermanastro

Pero eso era exactamente lo que había estado viviendo, ¿no? Una
mentira.

Una vez más, sentí la misma sensación de ligereza de antes, y con


repentina claridad, me di cuenta de que la vida era corta. ¿Por qué diablos
debería mentirme a mí misma? ¿Por qué no debo ceder? ¿Sólo tomar lo
que quiero, sin preguntarme lo que hipotéticos terceros puedan pensar?

Mi corazón corría con anticipación. Mucho antes de que yo misma


lo supiera, algo en lo profundo de mis tripas había decidido por mí.

Finalmente dije:

—Quiero eso.

Ford no perdió el tiempo. Con un gruñido, me llevó lejos de la pista


de baile, y yo me apresuré caminando medio paso por detrás de él.

*****

Ford me llevó alrededor del lago privado a la glorieta donde


nuestros padres se habían casado apenas unas horas antes. Una luna
creciente se reflejaba en el agua, rompiéndose en fragmentos vacilantes
de luz blanca. El banquete todavía estaba en pleno apogeo al otro lado,
pero si alguien diera un paseo por la noche, nada les impediría vernos.

Él aplastó nuestras bocas en un beso que nos produciría


hematomas, y luego se apartó de repente, dejándome jadeando.

—Sabes, ahora soy oficialmente tu hermanastro. Todavía tenemos


una oportunidad de retroceder.

—Lo sé. —Pero si no conseguía que él estuviera dentro de mí en los


próximos cinco minutos, yo iba a arder. Incluso la idea de ser

67
Ava Jackson Amo hermanastro

descubiertos no me enfrió, sino que se sumó al ambiente prohibido de lo


que estábamos a punto de hacer—. No me pidas que vuelva a tomar esa
decisión.

Con una baja y oscura risa, comenzó a deshacer su corbata de seda


negra.

—Mientras estés segura.

Ahora que está a punto de echar un polvo, es totalmente juguetón.

Se movió hacia adelante, empujándome contra una de las


columnas de la glorieta.

—Voy a atarte las manos —dijo, acariciando mi mejilla—. Si no


quieres, dilo ahora.

—Te dije que quería, y lo dije en serio. —Sin que lo pidiera, crucé
mis muñecas por delante. Lo que había visto en el cuarto de aperos
estaba grabado en mi mente, había soñado con cada detalle. Con esta
parte, al menos, sabía lo que tenía que hacer.

Con un ruido bajo, complacido, se puso a trabajar. La longitud de


la seda se deslizó fresca y suave sobre mis muñecas. Cuando él retrocedió
de nuevo, tiré del nudo tentativamente. Estaba apretado, pero no
doloroso. Supongo que ya sabía que tenía mucha práctica. Bajé mis
manos, de repente consciente de cómo mis pechos se marcaban,
empujados por mis brazos.

Ford vigiló estrechamente cómo probé las ataduras. Con más


valentía que realmente sentía, le miré y dije:

—¿Y bien? ¿Qué estás esperando?

68
Ava Jackson Amo hermanastro

—No seas tan impaciente, mascota. —Una mano se apoderó de mi


cadera. La otra se deslizó por mi espalda para acunar mi cabeza,
manteniéndola inmóvil para poder saborearme lentamente. Él mordió mi
expuesta clavícula ahora muy suavemente, pero con la promesa de más
tarde, y arrastró besos continuando hacia mi cuello. Cada toque iba como
un rayo directamente hacia mis piernas—. Tienes que elegir una palabra
de seguridad primero —murmuró en mi oído.

En este momento, ni siquiera podía recordar lo que era una palabra


normal. Mis pensamientos seguían dispersándose y nadando, como la luz
de la luna en el lago. Todavía podía oír la música de jazz que llegaba desde
el banquete flotando sobre el lago. La posibilidad de ser atrapada surcaba
mi mente otra vez, y me retorcí de excitación.

Él extendió la mano para desabrochar mi vestido. Su erección se


frotó contra mi empapado coño, separados sólo por unas pocas capas de
tela, y mi estómago se anudó. Yo estaba frenética, desesperada por
tocarlo, por ser tocada por él, y perderme en el placer que me había estado
negando durante demasiado tiempo. Yo sabía que debía detenerlo hasta
que hubiéramos planeado todo pero no podía pensar oyendo a mis
instintos aullar: sólo déjalo hacer lo que quiera. El latido constante de su
corazón resonó a través de nuestra ropa; quizá actuó de forma fría, pero
estaba siendo tan salvaje como yo.

La parte frontal de mi vestido cayó hacia delante. Él tiró hacia


abajo, doblándolo sobre sí mismo para que la pesada tela apresara mis
brazos atados. Mis pezones se pusieron como guijarros ante el fresco aire
de la noche. Por un momento, miró con hambre mis pechos expuestos.
Luego se arrodilló sobre una rodilla para lamer y chupar la suave y tierna
carne. Abrí la boca, pero sólo salió un quejido.

Él echó su cabeza hacia atrás para mirarme.

69
Ava Jackson Amo hermanastro

—¿Has pensado en tu palabra de seguridad?

Mi gruñido de frustración surgió como un quejido. Iba a llorar. Y


entonces tendría que matarlo.

—Yo no… no sé… —Tartamudeé.

—Entonces, supongo que la elegiré yo. Basándome en el hermoso


color de tus pezones… —Y rodó ambos entre sus dedos índice y pulgar
mientras hablaba, casi distraídamente—. ¿Qué tal suena “rosa”?

Todo lo que pude hacer fue asentir con la cabeza, sin palabras,
temblando de necesidad.

70
Ava Jackson Amo hermanastro

Capítulo Ocho
Ford
—Necesito más que un asentimiento, mascota. Necesito la palabra.
—Sus grandes ojos azules me miraron y me obligué a concentrarme en
primer lugar en las cosas importantes. No importaba lo bien que se
sentían sus perfectos pezones rosados rodando apretados bajo mis dedos
o cómo veía de follables esos perfectos labios rojos, necesitaba sentar las
bases primero.

—¿Qué… qué? —Suspiró.

—Tu palabra de seguridad, Emma. Dila.

Sus labios formaron la palabra, y salió como un susurro.

—Más fuerte.

La neblina de lujuria en sus ojos estaba atravesada por chispas de


desafío. Me gustaba un fuerte espíritu en mis subs, y Emma tenía un
montón.

—Rosa, maldita sea. ¿Ahora podemos seguir adelante?

—Creo que tu primera lección es que necesitas tener paciencia,


mascota… y la mejor manera de enseñarte es burlarme de ti hasta que
me estés rogando por correrte. Ese será tu recordatorio de que soy yo
quien manda aquí, no tú. Tomas lo que yo te doy, y confía en mí cuando
digo que me aseguraré de que te quedes jodidamente encantada.

—Pero…

71
Ava Jackson Amo hermanastro

—No me hagas amordazarte, Emma. Porque, lo haré —Le advertí.


Bajé mi boca a su oreja, y le dije directamente—. A menos que esperes
atraer a una audiencia.

Ella no respondió. ¡Diablos!, ni siquiera estaba seguro de si


respiraba.

Abrí la boca, a punto de preguntar si estaba conmigo, pero ella


respondió:

—Está bien.

Sus labios rozaron mi mandíbula mientras decía la palabra. No sé


si el contacto fue intencional, pero ¡joder! Si mi pene no estuviera duro
como una roca, eso lo habría puesto. ¿Qué es lo que tenía esta mujer que
con tan poco me ponía fuera de mí?

Necesitaba dominar la situación, solté sus pezones y rocé mis


palmas por su pecho, por su cuello y enterré mis dedos en su cabello.
Tirando hacia atrás, me incliné y aplasté mi boca contra la de ella otra
vez. El sabor del champán y el de Emma agudizó mi hambre con un dolor
casi primitivo.

Sus manos, incluso atadas, corrían por mi pecho, como si estuviera


desesperada por el contacto. Buscó el botón de mi pantalón de vestir y
tiró de la cremallera.

Debería haberla detenido, pero quería que me pusiera las manos


encima, y su afán hizo que este truco loco me pareciera la mejor idea que
jamás había tenido. Alcé mis labios de los suyos para mirarla.

—Eso es, mascota. Saca mi polla. Quiero sentir tus manos


envueltas alrededor de mí.

72
Ava Jackson Amo hermanastro

Ella inhaló bruscamente, y me encantó saber que mis órdenes la


conmocionaban.

—¿Eso hace que te mojes, Emma? ¿Cuándo te digo que quiero mi


polla en tus manos? ¿Te tendría mojada si también te dijera que tomaras
mi polla entre esos perfectos labios rojos? —Ella bajó con dificultad la
cremallera, ya fuera debido a mis palabras o por las ataduras, no estaba
seguro—. Respóndeme, mascota. Cuando hago una pregunta, espero que
se me conteste.

La cremallera se deslizó hacia abajo y sus manos encerraron mi


polla mientras susurraba.

—Sí. Muy húmeda.

¡Jesús!. Retuve un gemido. Ella me apretó más y yo me empujé en


sus palmas.

—Buena chica.

La dejé que me agarrara y me acariciara unos instantes antes de


darme cuenta de que tenía que pararla. Un poco más de tiempo, y tal vez
no me merecería llamarme a mí mismo hombre… y mucho menos un
Dom. Necesitaba recuperar las riendas, ponerme bajo control, y Emma
necesitaba ser la que estuviera jadeando bajo mi toque, lista para
romperse en añicos.

—Suficiente —dije, desenredando mis dedos de su pelo.

Ella se congeló, sus grandes ojos azules mirándome.

—¿Qué hice?

Sacudí mi cabeza y una sonrisa tiró de las comisuras de mi boca.

73
Ava Jackson Amo hermanastro

—Nada, mascota. Es mi turno para jugar.

Ella desenrolló sus manos de alrededor de mi polla, y silencié el


gemido que amenazada con salir de mi boca cuando perdí su toque. Mis
manos bajaron a la falda de su vestido y deslicé hacia arriba la sedosa
tela hasta que le llegó a la cintura. Sus ojos se movieron de lado a lado,
buscando si alguien podía ver lo que yo iba a hacer.

—Tus ojos en mí, mascota. Sólo en mí.

—Pero…

—Tú sólo tienes que preocuparte de lo que yo quiero, y yo me


preocuparé de todo lo demás. Esa es la belleza de esto. Tienes que dejarte
ir, ponerte en mis manos, y tienes mi palabra de que yo no traicionaré
esa confianza.

Ella parpadeó dos veces.

—No puedo creer que realmente estemos haciendo esto. Toda esa
cosa de la confianza. Apenas te conozco.

Me quedé quieto.

—Dijiste que querías esto.

—Lo hago. Yo sólo… es tan… real, cuando lo pones así.

—Es real. Tan real como quieras que sea. Tienes tu palabra segura,
y todo lo que tienes que hacer es decirla, y todo se detiene. —Coloqué mis
manos bajo el dobladillo de su vestido y encima de sus muslos—. Por
ejemplo, si no quieres que averigüe lo apretado que es tu coño, deberías
decirlo malditamente ahora mismo, porque de lo contrario mis dedos
estarán enterrados dentro de ti en un momento.

74
Ava Jackson Amo hermanastro

Yo pude sentir cómo un temblor atravesó todo su cuerpo. Reduje


la velocidad de mis movimientos, dándole tiempo para protestar. Ella no
lo hizo. Arrastrando mi pulgar a lo largo de la parte delantera de sus
bragas, podía sentir que estaba empapada. Mi polla, apenas metida
dentro de mis pantalones de vestir, se tensó al punto del dolor. Sus ojos
azules brillaban con lujuria, una expresión que había visto muchas veces
antes, pero parecía aún mejor en Emma. Mi pulgar se deslizó más abajo,
burlándose del borde de sus bragas.

—Quiero esto fuera de ti —dije, y usé mi otra mano para empujar


la parte delantera de su vestido hasta su cintura y tiré de ellas por sus
piernas. Meneó sus caderas, ayudándome a quitarle sus bragas, y yo
luché contra las ganas de desgarrarlas. Una vez que esta última barrera
había desparecido, mis dedos encontraron de nuevo su humedad, y sin
perder el tiempo resbalaron entre sus piernas y juguetearon con el
resbaladizo calor—. Jesús, cariño. Estás tan jodidamente mojada. Eres
como un maldito sueño.

Ella se presionó contra mi toque mientras yo jugueteaba contra su


entrada. ¡Joder!. Yo no sabía a quién estaba burlando más: a Emma o a
mí. Suficiente de esta mierda. Deslicé un dedo dentro de ella y no logré
contener una maldición.

Deslizando un segundo dedo dentro para unirse al primero, la follé


lentamente. Dolorosamente lento. Sus quejidos y gemidos me excitaron,
y sus manos atadas se alzaron alrededor de mi cuello, tirando de mi
cabeza hacia abajo. Mis labios encontraron los suyos y nuestro beso fue
salvaje: todo labios, dientes y lengua. De alguna manera mi mano libre
encontró el camino de regreso a su pelo y le incliné la cabeza hacia un
lado para conseguir ir más profundo.

Más profundo.

75
Ava Jackson Amo hermanastro

Incluso pensar en esa palabra tenía a mi polla pulsando con


impaciencia.

Me aparté, pero aún podía sentir su aliento en mis labios.

—Necesito estar dentro de ti. ¡Ahora!.

—Sí. Sí. Ahora.

La solté y dejé caer mis manos en su culo, impulsándola hacia


adelante.

—Envuelve tus piernas a mí alrededor.

Ella cumplió mi orden, y mi polla se colocó contra su coño. La


cabeza se arrastró por su resbaladizo calor mientras la levantaba y
bajaba, acelerándonos a los dos. En la siguiente bajada, me desaceleré y
alineé mi polla para meterla en casa. Mis caderas retrocedieron un poco
y empujé… un empujón que sabía que nos llevaría directamente al puto
cielo.

Pero luego me congelé.

¿La razón por la que se sentía tan jodidamente bueno? No tenía un


maldito condón.

—Mierda. Condón.

—¿Qué?

—Condón. Olvidé el jodido condón.

La realidad fue como un cubo de agua helada.

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Ava Jackson Amo hermanastro

¡Madre de Dios! ¡Cabrón! Mis manos seguían agarrando el culo de


Emma, pero ella ya estaba luchando para bajarse. Yo la dejé.

—Mierda. —Ella resopló, empujando su vestido hacia abajo. Seguí


su ejemplo y me volví a meter en mis pantalones—. No lo puedo creer…
¿en qué estaba pensando?

¿En qué estaba pensando ella? ¿Qué estaba pensando yo? ¡Jesús!
Nunca había olvidado un condón en mi vida. Nunca. Y nunca dejaba a
una sumisa descarrilar tan completamente en una escena. No sabía qué
carajo me estaba haciendo Emma. Necesitaba retroceder y conseguir
reunir todas las piezas en mi cabeza.

—Deberíamos volver al banquete. —Las palabras salieron duras y


bajas, pero no hice nada para suavizarlas. Mi mirada se enredaba en la
seda negra a mis pies. Sus malditas bragas. Las agarré y las sostuve—.
Tienes que ponerte esto de nuevo.

Ella aceptó la ropa interior, pero las miró cuestionándoselo.

—Creo que voy a pasar de ponérmelas de nuevo en… Teniendo en


cuenta que estuvieron en el suelo.

Parecía que tan pronto como le quité las ataduras, su naturaleza


obstinada se alzaba nuevamente. Yo quería verla doblegarse hacia mí,
incluso por algo tan simple.

—Emma, tus bragas vuelven a su sitio.

—Ford —dijo ella, su barbilla inclinándose hacia arriba—.


Realmente no las necesito. Sólo mételas en tu bolsillo o algo así.

Me acerqué, apretándola contra la pared del mirador. Mi voz era


baja, y mi tono no admitía réplica.

77
Ava Jackson Amo hermanastro

—No creo que lo entiendas, mascota. No abandonarás esta maldita


glorieta sin esas bragas cubriendo tu pequeño coño apretado. No seré
responsable de mis acciones, si no te las pones, y si no llevas nada debajo
de ese vestido y bailas con otros hombres.

Ella dejó caer la boca abierta, lo que sólo me hizo querer empujarla
contra la pared, y comenzar todo de nuevo.

Me eché atrás. Cuando ella no hizo ningún movimiento para volver


a ponerse la ropa interior, dije:

—Ahora, Emma. O te pondré sobre mi rodilla y no podrás sentarte


durante el resto de la noche porque tu culo estará rojo.

Su boca se cerró de golpe, y luego ella metió un pie y luego el otro


en sus bragas y las subió por sus piernas. Su expresión se convirtió en
testadura.

—Así. ¿Ya eres feliz ahora?

—Sería más feliz si estuviera enterrado hasta las bolas dentro de


ti. Ahora, vámonos.

Sentí la tentación de agarrar su mano y arrastrarla de regreso al


banquete detrás de mí, pero no quería levantar ninguna sospecha de
dónde habíamos estado. No es que nadie fuera a saber lo que habíamos
estado haciendo, pero no quería tentar al destino. En su lugar, hice cola
para ir al bar.

—Make’s. Tres dedos. Sólo.

Mi mirada se dirigió a mi izquierda ante la risita que estalló. Los


ojos azules de Emma estaban brillantes, y ella se mordió el labio inferior.

78
Ava Jackson Amo hermanastro

—¿Qué es tan gracioso? —Le pregunto.

Ella negó con la cabeza y miró al camarero.

—Nada. Yo quiero lo mismo.

El barman sirvió ambas bebidas y nos las llevó a una mesa vacía.
Me senté y tomé un sano trago. Sorprendentemente, Emma se hundió en
el asiento a mi lado. Ella todavía tenía esa sonrisa en su rostro.

—¿Qué? —pregunté, tomando otro trago.

Ella se mordió el labio de nuevo.

—Supongo que esta es mi única oportunidad de conseguir tres


dedos esta noche, ¿eh?

Escupí mi whisky por todo el maldito suelo.

Esta mujer iba a ser mi muerte.

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Ava Jackson Amo hermanastro

Capítulo Nueve
Emma
Me quedé en el asiento junto a Ford hasta que me ahogué con mi
fuerte bebida. Entonces me puse de pie, sintiéndome inquieta. Mi cuerpo
había necesitado definitivamente ese whisky, pero eso no había sido
suficiente para apaciguar mi libido que me agitaba. Si no podía tener al
hombre sentado junto a mí... y si me emborrachaba, acabaría
arrojándome de nuevo sobre él... entonces tendría que servir con la
comida.

Mientras pululaba alrededor de la carpa del banquete, las últimas


porciones del pastel de bodas me llamaron la atención. No estaría nada
mal si me tomaba una segunda porción. Sólo unas pocas personas
seguían gritando, y parecían más interesadas en el baile lento o en
aprovecharse de la bebida gratis. La gente mayor y los padres con niños
pequeños ya se habían ido a casa hacía horas. Mamá y Russ no se veían
por ninguna parte. Probablemente ya estaban arriba, pensé, e
inmediatamente me sentí asqueada. Esa imagen me enfrió un poco, pero
no quería pensar mucho sobre ella.

Corté un aceitoso pedazo de pastel y me di una autoindulgencia.


Como era de esperar, teniendo en cuenta lo golosa que era mamá, el
cocinero había ido con todo. El plato de papel casi se dobló bajo el peso
del chocolate espeso y amargo, el helado de vainilla batido, cubierto por
una costra de trufa brillante. Pero toda la bondad azucarada del mundo
no podía apaciguar la frustración sexual que yo sentía.

80
Ava Jackson Amo hermanastro

Miré a través del lago mientras llevaba cada esponjoso bocado a mi


boca. Esa maldita glorieta apenas era visible a la luz de la luna. Me reí,
recordando el aspecto de la cara de Ford a mi comentario de “tres dedos”.
Después de todos los sobresaltos que me había dado él durante la
semana pasada, merecía un poco de su propia medicina.

—¿Qué es tan gracioso? —preguntó una mujer detrás de mí. Me


giré, casi dejando caer el pastel de mi plato. Celeste estaba parada con
una copa de champán en la mano y con una leve sonrisa que no le
alcanzaba los ojos—. Lo siento. No quería asustarte.

Pero apuesto a que tu corazón tampoco se está rompiendo. No estaba


de humor para hablar con nadie, y menos con Celeste.

—De acuerdo —respondí—. Yo estaba sólo… recordando algo de


antes.

—¿De antes que tú y Ford desaparecierais? —Su sonrisa de


serpiente no se inmutó ni un centímetro.

Parpadeé hacia ella. Bien, ¿qué carajo? ¿Era un interrogatorio?

—Uh… —Mi mente voló en todas las direcciones al mismo tiempo,


abandonándome para tropezar con mis palabras. Si ella había notado
que los dos habíamos salido juntos, no tenía sentido insistir en que no lo
habíamos hecho.

Pero, ¿tenía necesidad de mentir? Después de todo, ahora éramos


hermanastros. Por lo que ella sabía, podíamos haber llevado cosas del
banquete a la casa o haberle enseñado al tío de mamá las estrellas, o algo
así.

—Mientras estuvimos fuera, en realidad. Puede ser un tipo muy


divertido cuando quiere.

81
Ava Jackson Amo hermanastro

Su frente se arrugó.

—¿De verdad? Él siempre es tan serio conmigo. Ahora debe estar


un poco borracho. —Miró hacia donde Ford estaba sentado, tomando su
segundo whisky—. Pero de alguna manera me gusta, es un tipo fuerte y
silencioso, ¿no crees?

Era bueno que a ella le gustara el sonido de su propia voz, o yo


tendría que pensar más rápido. Hice un ruido evasivo mientras
masticaba, tragaba y respondí:

—A veces funciona. Depende del tipo, creo.

Pareciendo poco convencida, Celeste volvió a mirar a Ford.

—Debo de terminar de empacar pronto… oh, ¿Te lo dije? Russ y


Cynthia me van a enviar a un crucero mientras están en su luna de miel.
Traté de decirles que no, que eran muy generosos, pero insistieron que
yo había trabajado muy duro para la boda.

—Oh, realmente es un bonito detalle —le dije—. Supongo que


tendremos que sobrevivir sin ti durante una semana.

Ella asintió con seriedad. O bien ella no había pillado mi indirecta


de sarcasmo, o había decidido no hacer ni caso.

—De todos modos, creo que voy a saludar rápidamente a Ford.


Hacerle saber lo bien que le queda ese esmoquin. —Su sonrisa se volvió
predatoria—. Sólo entre nosotras, las chicas, él está mejor fuera de él.

Intenté no fruncir el ceño. ¿Se habían liado ella y Ford antes? De


alguna manera lo dudaba, pero su intento de farol me molestó
igualmente. Estaba cansada de navegar alrededor de los consejos de tres
al cuarto que me seguían dando. Ella no estaba tratando de hacerme su

82
Ava Jackson Amo hermanastro

amiga a través de una pequeña conversación de chicas. Ella quería que


yo reaccionara. Que reaccionara cómo, no tenía ni idea.

Necesitaba dejar de analizar su mierda y únicamente salir de allí.


Finalmente, mi plato estaba vacío y no estaba interesada en ver a Celeste
pegada a Ford por todas partes.

—Creo que por esta noche acabé —dije—. Nos vemos cuando
vuelvas.

—Adiós —contestó sobre su hombro, ya de camino hacia la mesa


de Ford.

Tiré mi plato a la basura y entré en la oscura casa. Una vez en la


seguridad de mi habitación, me despojé de mi vestido de dama de honor,
y me dejé caer sobre la cama. Por un minuto miré fijamente la forma
redondeada de las vigas de madera del techo.

Dormir con mi hermanastro… ¿En qué diablos había estado


pensando? Claro, lo había deseado, y realmente todavía lo hacía. No
podía negar eso. Pero ahora que había puesto cierta distancia a la
situación, me di cuenta de que acababa de esquivar una bala. Mis
hormonas me habían llevado a una locura temporal, eso era todo. Nunca
hubiera sucedido si yo hubiera pasado un poco más de tiempo sola
conmigo misma.

Hablando de eso, nunca llegaré a dormir si no me alivio. Suspiré y


dejé que mi mano se deslizara hacia abajo. Cuando cerré los ojos, sentí
las manos de Ford en mi piel, las marcas alrededor de mis muñecas
donde su corbata de seda se me había clavado. Pasé la lengua sobre mis
labios, todavía hinchados por la fuerza de sus besos.

83
Ava Jackson Amo hermanastro

Me quedé helada, los dedos rozando la parte superior de mis


bragas, ante el ruido sordo de pasos. Subiendo las escaleras, acercándose
y luego deteniéndose junto a mi puerta por un brevísimo instante, antes
de continuar. Supongo que Ford tuvo bastante con Celeste, pensé. Si él
había etiquetado también a nuestro encuentro de error, o…

Mi mente se llenó con la imagen de Ford en su propia cama,


haciendo lo que yo había estado a punto de hacer, y con el agujero en mi
vientre doliendo de deseo.

Este iba a ser el verano más largo de mi vida.

*****

Después de un desayuno temprano, libre de Celeste, a la mañana


siguiente nuestros padres se fueron a Napa Valley. Estarían de gira por
los viñedos durante una semana, permaneciendo en una villa cerca de la
bodega donde se conocieron por primera vez. Ford y yo tendríamos la
casa para nosotros.

Tomando lo último de mis huevos revueltos, me limpié el


pintalabios de mamá de mi frente, donde me había besado para decirme
adiós. Esta casa era demasiado grande en un día normal; ahora, con sólo
dos personas deambulando alrededor de sus habitaciones vacías, se
sentía cavernosa.

Miré a través de la amplia mesa del comedor a Ford. Había


terminado su comida, pero todavía se demoraba en la mesa. Me notó
observándolo y me miró a los ojos con una mirada fría, indiferente, de las
suyas. Rápidamente bajé los ojos a mi comida. ¿Iba él a mencionar la
noche anterior? ¿Quería que lo hiciera?

84
Ava Jackson Amo hermanastro

Sin esperar a descubrirlo, me levanté y fui a la cocina. Tenía que


dejar de volverme loca y sacar mi mente de Ford. Mientras lavaba mi plato
y lo guardaba en el lavavajillas, traté de pensar en cómo mantenerme
ocupada. No me apetecía salir con los trabajadores del rancho, y de todos
modos, ellos tenían su propio trabajo que hacer. Tal vez podría darme yo
sola una vuelta por el rancho. Bueno, no por todo el rancho, cuarenta
mil acres sonaban como un montón, pero podría conducir siguiendo las
vallas durante unas horas. Sin una idea mejor, me conformé con eso y
comencé a hurgar en la nevera para hacerme algún sándwich.

Unos pasos se acercaron por detrás de mí.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó Ford.

Sin darme la vuelta, balbuceé.

—Haciéndome el almuerzo para llevar. —Maldita sea, ¿por qué


había dicho eso? Ahora tendría que explicar por qué, y él podría
preguntarme a dónde iba a ir.

Pero su única respuesta fue:

—No le pongas mayonesa. Se pondrá mala si vas a estar paseando


al sol todo el día.

Eso me hizo mirar hacia atrás hasta donde estaba reclinado contra
el marco de la puerta. Supongo que él puede adivinar que quiero estar
sola… o tal vez no le importa una mierda lo que yo esté haciendo. De
cualquier manera, no debería haber esperado un tercer grado del estilo
de mamá.

—¿Quieres venir? —Las palabras salieron antes de que yo pudiera


pensar.

85
Ava Jackson Amo hermanastro

Él sacudió la cabeza.

—Ahora que la maldita boda finalmente terminó, no puedo dejar el


trabajo por más tiempo. —Mientras salía de la cocina, comentó—. Y tú
deberías agacharte más a menudo.

Resistí el impulso de lanzar el frasco de mostaza tras él.

Fuera no había nubes, pero una cálida brisa traía el olor a tierra
mojada justo antes del amanecer. Salí a través de la hierba alta y
amarillenta a una valla que apenas se podía vislumbrar. Ocasionalmente
el golpeteo de lejanos cascos flotaba a través de las ondulantes colinas,
pero las únicas criaturas que vi en mi caminata fueron unos perros de
las praderas de cola negra. Les tiré mis cortezas cuando me senté para
almorzar. Se acercaron lo suficiente para atrapar los premios y luego
volvieron a esconderse de nuevo.

El sol subió más arriba y se deslizó hacia abajo otra vez. Cuando
estaba a un pulgar de ancho por encima del horizonte, me di cuenta que
probablemente se había hecho demasiado tarde. Me apresuré en
regresar.

Justo cuando el sol caía, mis pies encontraron el paseo de ladrillo


que conducía a la casa. La luz de la cocina estaba encendida, un
agradable ojo en la casa que de lo contrario ya estaría oscura. Cuando
abrí la puerta delantera, el rico aroma de ajo, orégano y tomates me
saludó. Encontré a Ford en la cocina, agitando una enorme olla de sopa
roja burbujeante.

—¿Tú has hecho esto?

—¿Quién diablos más está aquí? —replicó él, sin detener su mano.

86
Ava Jackson Amo hermanastro

Caminé cerca, asomándome a la olla: almejas, vieiras, cangrejos,


mejillones. Mi boca se hizo agua. Viviendo en California me había
aficionado al marisco y cuando visité a mamá en Napa, ella siempre nos
llevaba al restaurante con el mejor cioppino8 de la ciudad. ¿Cuándo había
mencionado que me gustaba esto? ¿Cuánto costaban los mariscos
frescos en Montana? Y lo más sorprendente de todo, ¿por qué Ford estaba
tan pensativo? Pero lo que salió de mi boca fue:

—No sabía que supieras cocinar.

Él levantó la vista e inhaló.

—Alguien tiene que hacerlo. Cuando paré de trabajar había hecho


bastante de mi tarea, así que pensé que podría hacer la cena para los
próximos días.

Le sonreí socarronamente.

—Una cena que por casualidad es una de mis comidas favoritas.

—No eres la única californiana del mundo. Crecí en Silicon Valley.


Ven a revolver esto. —Ocupé su lugar, cuando empezó a coger tazones y
vasos de vino de los armarios.

—Es una pena —dije—. Y yo aquí pensando que habías decido


ganar mi corazón a través de mi estómago.

—Por supuesto que no. ¿No has oído nunca que “el caramelo es
maravilloso, pero el licor es más rápido”? Es por eso que… —Sacó una
botella de Riesling de la nevera—. He traído este regalo de la bodega.

8
N. T.: Cioppino se trata de una sopa de origen ítalo-estadounidense. La sopa se elabora
como un estofado de pescados y mariscos. A veces se sirve sobre spaghetti o cualquier
otro tipo de pasta alargada.

87
Ava Jackson Amo hermanastro

Nuestros padres no deberían ser los únicos en tomar un buen vino en


este momento.

¿Estamos flirteando? Otra cosa que no me habría esperado de Ford.


Parecía más del tipo de: “¿Así que quieres follar o qué?”. No era tan
grosero, realmente, pero era rápido y directo. Él no tenía tiempo para
jugar a los juegos del flirteo… y con ese aspecto que dejaba la boca
abierta… él no tenía por qué hacerlo.

Esa no es la única razón por la que esto es raro, me obligué a


recordar. Los hermanastros normales no estarían hablando entre sí de
esta manera. U organizando una elegante cena para dos, tampoco.

De alguna manera, sin embargo, no me importaba demasiado. Era


divertido. Me merecía disfrutar de mis últimas vacaciones de verano con
mi nuevo hermanastro. El hecho de que casi lo hubiéramos jodido ayer
fue pura casualidad. Si yo paraba eso, entonces sería la que estaba
haciendo cosas extrañas.

A la mierda, pensé, y me serví un vaso de vino.

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Ava Jackson Amo hermanastro

Capítulo Diez
Ford
—¿Trajiste traje de baño? —le pregunté a Emma mientras
terminábamos de lavar y secar los platos. Habíamos hablado durante
toda la cena y mientras recogíamos. Bueno, yo había coqueteado con ella.
No lo había hecho desde… Ni siquiera podía recordarlo. Era inquietante
a algunos niveles, pero algo de Emma lo sacó fuera de mí.

—¿Traje de baño? —Me miró mientras cerraba la puerta del


armario. Se veía tan malditamente… bonita con su falda rosa y su
camiseta blanca. Era ropa simple, pero muy femenina. Y eso había
mantenido mi polla dura durante toda la cena. Bueno, eso y su risa. Y su
sonrisa. Mierda. ¿Qué me estaba pasando? Me encontré con sus ojos,
estaba decidido a ponerme de nuevo bajo control.

—Sí, un traje de baño. Para el jacuzzi. Ya sabes, ¿bikini?

Sus dientes se hundieron en el labio inferior.

—¿Estás seguro que es una buena idea?

—¿Por qué no iba a serlo?

Ella se encogió de hombros.

—No sé… yo sólo pensaba…

Interrumpiéndola, le dije:

—Emma, no pienses tanto. Sólo ponte tu traje de baño.

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Ava Jackson Amo hermanastro

Su linda barbilla testaruda como el infierno se levantó un


centímetro. Abrió la boca, probablemente para discutir, pero cerré el
espacio entre nosotros y llevé mi pulgar a sus labios.

—Por favor. —Su garganta se movió, cuando ella tragó, y asintió


lentamente—. Buena chica.

Emma salió de la cocina, mirándome por encima del hombro. Abrí


la puerta del armario que ella acababa de cerrar, tomé dos copas de vino,
y elegí una botella de mi vino blanco favorito. Más dulce que el que
habíamos tomado en la cena… y perfecto para el postre. Me dirigí hacia
arriba para ponerme mi bañador, luchando contra el deseo de detenerme
al pasar por la puerta de Emma. Me preguntaba si ella se estaba
debatiendo sobre su elección de bañador. Podía imaginármela fácilmente
de pie frente a la cómoda, diciéndose a sí misma que no debía elegir el
bikini, sólo porque yo había dicho que lo hiciera. Estaba contando con
que su deseo de complacerme ganara. Tal vez no se diera cuenta, pero
sus tendencias sumisas estaban ahí, esperando a ser exploradas.
Empujé mi propia puerta, tomé mi bañador de la cómoda y estuve fuera
de mi ropa en un tiempo récord.

Golpeé su puerta para decirle a Emma que iba a la terraza exterior,


tenía la cubierta del jacuzzi abierta, con el agua burbujeante, las
diminutas luces blancas de la pérgola encendidas, y el vino servido en las
copas en el momento que ella apareció vistiendo una túnica blanca de
felpa.

Su mirada de sorpresa podría haberme llevado por el camino


equivocado antes, pero esta noche… esta noche estaba viendo un lado
diferente de ella.

—Los vaqueros también pueden ser románticos, Emma.

90
Ava Jackson Amo hermanastro

Sus cejas subieron hasta el nacimiento de su pelo.

—Yo no sabía que el romance era parte del juego.

Avancé, haciendo que estuviéramos uno contra otro y envolví mi


mano alrededor del cinturón de su bata.

—Lo es si quieres que lo sea.

Ella me estudió, al parecer lo que encontró la satisfizo, porque


asintió con la cabeza. Sus manos se deslizaron por debajo de las mías y
ella se desató el cinturón. Los lados de la bata cayeron abiertos, revelando
un bikini turquesa, con unos triángulos diminutos en la parte de arriba
y una parte de abajo que se ataba a los lados. Una sonrisa se extendió
por mi rostro.

—Eres una buena chica.

Su encogimiento de hombros no sólo fue entrañable, sino que hizo


que sus pechos rebotaran deliciosamente. Cuando sus mejillas se
sonrojaron, le extendí la mano. Ella la tomó y subió las escaleras de la
bañera de hidromasaje. Caminando con cuidado por el agua, se hundió
bajo la superficie hasta que sólo eran visibles sus hombros y las cimas
de sus pechos. Yo la seguí dentro y me senté en el banquillo en diagonal
a ella. Tomé las copas de vino que había dejado en el borde y comencé a
desplazarme más cerca, cuando su expresión relajada se volvió dura.

—¿Haces esto a menudo? ¿Con tu desfile de mujeres? Parece una


escena de seducción muy practicada.

¿Qué carajo? ¿Practicada?

Su tono se convirtió en más agudo cuando añadió.

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Ava Jackson Amo hermanastro

—¿Haces esto a menudo con Celeste?

Dejé las copas de vino de nuevo en el borde de la bañera con un


tintineo.

—¿De qué diablos estás hablando?

—De esto —Ella levantó sus manos fuera del agua, las gotitas
volaron—. El vino, las luces, las estrellas.

No pude contener una carcajada.

—¿Las estrellas? No puedo tomarme el crédito de eso, cariño.

—Ya sabes a qué me refiero.

Ella luchó duro para mantener su expresión seria, pero incluso


Emma parecía que estaba a punto de reírse. Me deslicé por el banco hasta
que mi muslo tocó el suyo. Alcé la mano y le retiré un mechón de pelo
húmedo de su rostro.

—Nunca cociné para ninguna mujer antes de esta noche. —Mi tono
era suave, como el que yo utilizaría con un caballo asustado.

—Pensé que habías cocinado para ti, no para mí —respondí.

—¿Crees que me tomaría todas estas molestias solo para mí?

Se encogió de hombros, y sus pechos se levantaron del agua por


un segundo antes de que las burbujas de espuma los cubrieran de nuevo.
Mi atención decayó, porque soy un hombre de sangre caliente y toda la
sangre de mi cuerpo se dirigió a mi polla antes de levantar mis ojos a su
rostro.

—¿Y Celeste? —preguntó.

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Ava Jackson Amo hermanastro

Todo lo que pude hacer fue sacudir la cabeza.

—Celeste nunca ha sido parte del desfile, como tú lo has llamado.


Sé que ella es solo una mujer que busca clavar sus garras en un hombre.
Está interesada en mí porque soy el hijo del rico propietario del rancho.
Además, ¿no sé cómo puedes pensar, estando tú en esta casa, que yo
podría mirarla dos veces? Eres todo lo que yo puedo ver, Emma. No
importa si te estoy mirando o no. Estás por todas partes. Todo el tiempo.
Bajo mi piel. En mi sangre. —Acaricié su mejilla con mi pulgar, todavía
asombrado de lo jodidamente suave que era su piel—. Como cuando estoy
acostado en la cama por la noche, muriéndome malditamente por el alivio
porque juraría que puedo sentirte sólo a unos pocos metros por el pasillo.
E incluso cuando envuelvo mi mano alrededor de mi polla y me hago una
paja hasta correrme, es tu nombre el que está en mis labios.

Su boca se abrió en una pequeña O.

—Esa boca tuya me da ideas, Emma. Como lo jodidamente bueno


que se sentirían tus labios alrededor de mi polla.

Sus pupilas se dilataron y su respiración se volvió superficial.


Asumí que nadie había sido jamás tan tajante con ella antes. Tendría que
acostumbrarse, porque planeaba decirle cada maldita cosa perversa que
quería hacerle.

Me incliné más cerca.

—¿Te gusta eso, Emma? ¿Te gusta cuando te digo lo que quiero
hacerte? ¿Te hace mojarte?

Ella tragó saliva pero no respondió.

Eso no serviría en absoluto.

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Ava Jackson Amo hermanastro

—Espero una respuesta cuando te hago una pregunta, cariño. —


No estaba seguro de cuando había decidido que no iba a llamarla
mascota, como a todas las demás que había follado, pero algo en mí había
cambiado en lo que a esta mujer se refería.

Ella asintió.

—Las palabras, Emma.

—Sí… sí, me pongo húmeda cuando me dices que deseas mis labios
envueltos alrededor de tu polla.

Qué. Me. Jodan.

—Y me pone duro como una puta roca oírte decir eso cariño.
¿Recuerdas tu palabra segura?

—Rosa —respondió ella.

—Buena chica. ¿Recuerdas cuando usarla?

—Cuando algo sea demasiado.

—Mejor incluso. —Sólo el recordatorio de su palabra segura trajo a


mi mente el origen de ella… el magnífico color de sus pezones. Que yo
quería ver ahora mismo. ¡Joder!, quería hacer más que verlos, los quería
en mi boca. Bajo mi lengua. Entre mis dientes.

Agaché mi cabeza y rocé con mis labios a lo largo de su mandíbula,


triunfante por los pequeños escalofríos que ondulaban a través de su
cuerpo. Me encantaba saber lo mucho que yo la afectaba. Me encantaba
saber que ella estaba totalmente conmigo en ese momento.

—Arrodíllate para mí, cariño. Quiero ver esas hermosas tetas


tuyas. —Sus ojos se abrieron y no pude contener mi sonrisa. Incluso con

94
Ava Jackson Amo hermanastro

su sorpresa, ella cumplió mi orden. Murmuré otro buena chica, y cogí el


lazo de la parte superior—. Me alegro que decidieras seguir mis órdenes
y lleves un bikini en lugar de un bañador.

Su boca cayó abierta de nuevo.

—¿Cómo sabías que yo estuve considerando ponerme un bañador?

—Porque aunque no nos conocemos desde hace mucho tiempo,


empiezo a saber cómo piensas. Cómo reaccionas. —Una vez estuvo el
nudo deshecho, cuidadosamente tiré de los tirantes hacia delante y
aparté los pequeños triángulos de sus pechos. Cada centímetro de piel
que descubrí era otro ejemplo de una puta total perfección. Ahuequé
ambos pechos en mis manos, bajé mi boca y pasé mis labios a lo largo de
las magníficas curvas.

Su pecho subía y bajaba cuando alcancé su pezón derecho, y sus


palabras salieron temblorosas.

—¿Qué habrías hecho si yo te hubiera desobedecido?

Levanté mis ojos y mi lengua rodeó su areola. Más escalofríos


sacudieron su cuerpo. Me levanté un centímetro, sin soltar mi agarre.

—Te habría puesto sobre mi rodilla y te habría puesto el culo rojo


antes de que yo hiciera lo que voy a hacer ahora mismo, que es hacer que
te corras más fuerte de lo que te has corrido en tu vida. —Hice una pausa
tan pronto como describí el castigo, pensando que había otra
conversación que Emma y yo habíamos estado retrasando—. Y ahora es
un buen momento para discutir los límites, cariño.

—¿Límites? —preguntó.

—Sí. Tus límites duros. Las cosas que no te gustaría intentar.

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Ava Jackson Amo hermanastro

Ella mordió su labio inferior, como si no hubiera nada que le viniera


a la mente. Jodido infierno, mi pene se puso aún más duro. Decidí
ayudarla.

—Estoy bastante seguro de que estás bien con las ataduras.

Ella asintió.

—Sí. —Sabía que ambos podíamos recordar la forma en que yo le


había atado las manos en la glorieta.

—Y con un azote ligero.

Ella asintió de nuevo, sus pupilas dilatadas.

—¿Y sobre el sexo anal? —Dios mío, que diga que sí. Ese melocotón
de culo que tenía me había estado rogando ser follado desde el primer día
que la había visto.

—Yo… nunca he hecho algo así, pero estoy dispuesta a intentarlo…

Esa es mi chica. Asentí con la cabeza.

—Bueno. Si surge algo más, lo discutiremos primero. Quiero que


te sientas cómoda para probar cosas nuevas conmigo.

Ella dio un suspiro mientras yo cerraba mi boca sobre su pezón,


chupando, lamiendo, y tirando de él con mis dientes. Mi pulgar e índice
se cerraron sobre el otro, rodando y apretando hasta que ella se giró y
retorció contra mi muslo, desesperada por el contacto que iba a hacer
que se corriera.

Los chorros se encendieron, golpeándome por detrás, y una idea


burbujeó con el agua espumosa. Agarré a Emma por las caderas y tiré de
ella hacia atrás.

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Ava Jackson Amo hermanastro

—¿Qué estás...?

—Confía en mí. Esto te va a encantar.

Apreté uno de los botones del panel de control antes de colocarnos


para que ambos enfrentáramos a uno de los chorros cuando el agua se
extinguió. Coloqué por delante a Emma y la posicioné para que la
golpeara justo a nivel de su coño. Tiré de los cordones de la parte de abajo
del bikini y lo dejé sobre el borde del jacuzzi.

Su protesta se silenció cuando mi mano se deslizó alrededor de sus


caderas y cubrió su pequeño coño apretado. Se debió de dar cuenta de la
intención de mis movimientos, porque murmuró:

—Oh, mierda.

—Te tengo, cariño. Te dije que te iba a hacer correrte más fuerte de
lo que jamás lo hiciste en tu vida. —Mis palabras susurraron sobre su
oído.

El chorro estalló de nuevo a la vida, y extendí los labios de su coño


con mis dedos, dejando que el suave pulso del agua golpeara su clítoris.

—Oh, Dios mío. —Emma sopló, retorciéndose contra mí—. Oh,


Dios mío. No puedo…

—Sí, puedes. —El agua se calmó, y pasé mis dedos por su centro,
antes de sumergirlos más abajo y empujar dos dedos dentro de ella.
Bajando mis labios a la columna de su garganta, arrastré mis dientes
hacia abajo por el tendón.

—Santo… —El resto de lo que iba a decir fue ahogado por otro pulso
de chorro de agua contra su clítoris y su cuerpo se arqueó gimiendo.

97
Ava Jackson Amo hermanastro

Sus músculos interiores se apretaron sobre mis dedos y sus


caderas tiraron contra mi abrazo durante largos momentos.

Sostener a Emma a través de su orgasmo fue la cosa más


malditamente caliente que jamás había hecho en mi vida. Cuando su
cuerpo dejó de temblar, volví a sentarme en el banco y la acuné en mi
regazo. No podía dejar de pensar en lo bien que la sentía en mis brazos,
y como esto, el momento de tenerla entre mis brazos, sería la manera
perfecta de terminar cada noche.

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Ava Jackson Amo hermanastro

Capítulo Once
Emma
No me lo podía creer. Me clavó en la pared de la bañera de
hidromasaje, haciendo que me deshiciera. Con la erección de mi
hermanastro contra la hendidura de mi culo y sus labios murmurando
dulces y sucias cosas en mi oído. ¿Quién demonios era esa mujer en la
que me había convertido? Vivía para el placer que zumbaba a lo largo de
mis nervios, sensual y completamente desvergonzada, con cada uno de
sus movimientos cargados de erotismo. Fue ella la que se retorció en los
brazos de Ford para desatar su bañador y meter su mano dentro. Fue
ella quien acarició esa enorme y dura polla sólo para sentirla palpitar en
su mano, imaginándola en algún otro lugar.

Y me di cuenta… ¡Que me encantó! Me sentí lasciva y codiciosa, y


más viva que nunca. Mis músculos todavía temblaban con las réplicas
de mi orgasmo, pero eso sólo había estimulado mi apetito. Ya no podía
importarme menos que Ford fuera mi hermanastro. Todo lo que
importaba era la nueva Emma que él había sacado de mí… y la
disposición de él para satisfacerla.

—¿Más? —Ronroneó—. Debías de estar bastante reprimida.

Malditamente cierto que lo estoy. Me he estado muriendo por poner


mis manos en esa gran cosa desde el primer día. La nota complacida y
posesiva de su voz me hizo estremecer. Si eso quería decir que él me iba
a hablar así, quería dejar que Ford me dominara. Quería que me usara
como el juguete que era.

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Ava Jackson Amo hermanastro

—Bueno… eso suena como algo de lo que yo me puedo ocupar.


Busca en el borde del jacuzzi por detrás de mí.

Con un poco de renuencia, solté su polla e hice lo que él ordenó.


Mis dedos encontraron la lámina lisa de un paquete de condones.

¡Arrogante hijo de…! Un dulce calor se extendió por mi columna


vertebral, y no pude evitar reírme.

—¿Simplemente pensaste que íbamos a follar aquí?

—Como te dije, cariño, te conozco. —Él enredó su mano en mi


cabello e inclinó mi cabeza hacia atrás, lo suficiente como para exponer
mi garganta. La anticipación me sacudió—. Normalmente me habría
gustado prolongar esto, decirte que tengas paciencia, pero ya no puedo
esperar más y quiero tenerte. —De repente, él se sentó, tirando de mí
hacia su regazo. Me retorcí para orientarme y sentarme a horcajadas—.
Fóllate a ti misma sobre mi polla, Emma. Enséñame lo que deseas
cuando estás sola por la noche.

No necesitaba que me lo dijera dos veces. Intenté desgarrar el


envoltorio del condón, se lo enfundé y descendí sobre él con un grito. Era
malditamente enorme, y de hecho hice un sonido desesperado mientras
luchaba para meterlo todo dentro de mí.

—Tómate tu tiempo —dijo con los dientes apretados—. Maldición,


estás apretada. Ese coño está estrangulando mi polla. Tranquilízate,
cariño.

Tal como ordenó, me tomé mi tiempo, respirando una bocanada de


aire fresco, y relajando mis músculos internos para que mi cuerpo
pudiera aceptar la invasión que tan desesperadamente había deseado.
Una vez que estuvo completamente enterrado dentro de mí, dejé escapar

100
Ava Jackson Amo hermanastro

un grito de alivio al mismo tiempo que lo oí maldecir. Lenta,


cuidadosamente, me moví arriba y abajo, y encontré mi ritmo. A pesar de
todas mis preocupaciones sobre que nuestros padres descubrieran
nuestro secreto, sobre Celeste, sobre este verano, le dejé meter su gigante
polla en mí, y lo cabalgué con todo lo que tenía.

Finalmente, pude tener mi ración de Ford. No había ningún otro


lugar en el que necesitáramos estar ahora mismo, nadie que nos
interrumpiera o se preguntara a dónde habíamos ido. Una y otra vez, me
empujé en su longitud tan fuertemente como pude, apretando sus
piernas con las mías. Mis manos mojadas se aferraban y se deslizaban
sobre sus grandes hombros. Su cabello negro se pegaba a su frente por
el agua y el sudor. Una mano goteando vino se acercó para trazar mi
mandíbula, mi cuello, mi pulso caliente, dejando rayas de humedad que
se enfriaban rápidamente con el aire nocturno. Nuestros cuerpos
echaban vapor como si estuviéramos cociéndonos en el jacuzzi que
teníamos a nuestro alrededor.

—Córrete para mí, Emma —dijo Ford—. Ya estás cerca, ¿no? Tu


dulce coño está cerrándose a mi alrededor… se siente condenadamente
increíble.

Incapaz de hablar, le contesté con un alto y lánguido gemido. Mis


muslos temblaron cuando me levanté y me dejé caer, clavando su polla
justo en ese lugar perfecto dentro de mí. Él aferró mis caderas para
ayudarme a moverme aún más rápido. Un ruido como un sollozo se
desgarró en mi garganta. Se sentía tan bueno, tan intenso, que rayaba
en lo doloroso. Si me contenía o me soltaba, tenía miedo de desmayarme
en cualquier caso.

—Eso es todo, cariño. Puedes hacerlo. Déjame sentir como te


corres. —Su boca bajó para chupar y morder mi cuello, sin vacilar en sus

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Ava Jackson Amo hermanastro

empujes. Todo mi ser se derritió y enrolló, todo al mismo tiempo, estaba


tan cerca, no podía parar ahora, ¡oh mi jodido Dios!…

Un placer abrumador me rompió en pedazos. Colapsé encima de


Ford, mis sentidos lentamente iban a la deriva, temblando ante la
sensación de él pulsando dentro de mí. Pero no me dejó descansar mucho
tiempo.

—No he terminado contigo todavía. —Respiró en mi oído. Deslizó


sus brazos alrededor de mí, uno por detrás de mis hombros y otro por
debajo de mis rodillas.

—¿Qu...qué diablos estás…?

—Te quiero en mi cama —respondió—, y eso es lo que voy a tener.

Descansando mi mejilla contra sus perfectos pectorales, consideré


morder su pezón, y luego simplemente decidí disfrutar del paseo en lugar
de arriesgarme a que él me dejara caer.

Dejamos un sendero húmedo por todo el camino por las escaleras


y a través del pasillo hacia el baño. Ford me posó suavemente, con
cuidado de que no me resbalara, y se volvió a la ducha. Admiré su
apretado y esculpido culo mientras él entraba bajo el chorro de agua.

Se dio media vuelta, con expresión divertida cuando me vio mirarlo.

—Vamos —dijo—. Tenemos que enjuagarnos el cloro.

—Oh, por supuesto. Esto definitivamente no era una excusa para


mantenerme desnuda y que estuviera toda enjabonada —Mientras lo
decía, me metí en la ducha detrás de él.

102
Ava Jackson Amo hermanastro

—¿Desde cuándo necesito una excusa para hacerte algo? —Él


deslizó sus manos sobre mis costillas, haciéndome cosquillas en los
costados de mis pechos con sus pulgares, e hizo todo el camino hacia
abajo para exprimir mi culo. Con su caliente boca persiguiendo las gotas
de agua sobre mi clavícula y mis endurecidos pezones.

En un perverso impulso, agarré su muñeca. Sostuve su mirada de


párpados pesados mientras levantaba su mano a mis labios. Besé las dos
primeras puntas de sus dedos, luego las llevé a mi boca, deslizando mi
lengua hacia abajo y retrocediendo con un movimiento lento y deliberado
de mi cabeza. Sus ojos ardían y su aliento se aceleró. Su boca se curvó
en una expresión que sólo parecía una sonrisa; en realidad, era un
destello depredador de dientes, listo para dominarme en un instante. Y
yo quería entrar aún más profundamente en la guarida del tigre.

Mi deseo pronto fue concedido.

—Estás lo suficientemente limpia —dijo Ford, su voz áspera, con


un deseo apenas contenido—. Y yo voy a arreglar eso ahora mismo. —
Apagó la ducha y me arrastró a través del pasillo.

Nunca había entrado en su habitación, sólo había echado vistazos


a través de la puerta entreabierta, era enorme, casi como una segunda
suite principal. Pero no tuve oportunidad de mirar a mí alrededor antes
de que Ford nos arrojara a la cama.

—Quiero hacer que te corras hasta que te olvides de tu propio


nombre. —Me mordió el cuello y yo lloriqueé—. Hasta que me pidas que
me detenga.

No me podía imaginar que eso sucediera. Yo ya me había corrido


dos veces, pero justo entonces, mi apetito se volvió insaciable. Como si
pudiéramos follar hasta el amanecer y ni siquiera hiciera mella.

103
Ava Jackson Amo hermanastro

—Dios, sí —Jadeé—. ¡Sólo date prisa!

De repente, Ford cambió su peso, sujetándome los brazos y las


piernas.

—¿Me estás dando órdenes? —Su expresión se volvió perversa—.


Quizás debería amarrarte y burlarme de ti un rato. Una hora o dos.

Me estremecí desesperada. La idea de ser castigada de esa manera


me hizo sentir aún más frenética y simultáneamente excitada.

—N...no estoy tratando de decirte cómo hacer tu trabajo. Sólo


quiero que lo hagas rápido —Agité mis caderas hacia él para hacer
énfasis.

Con una risa oscura, empujó mis rodillas hasta mis hombros.

—Lo dejaré pasar, cariño. Sólo esta vez —Se inclinó hacia su mesita
de noche para buscar otro condón. Hizo un rápido trabajo desgarrando
el paquete y se lo puso. Se alineó con mi entrada, y mi gemido hizo eco
en los altos techos cuando finalmente se deslizó dentro. Esta vez entró
en mí más duro. Más rápido. Como si no pudiera contenerse.

Nuestras bocas se estrellaron juntas en un beso desordenado y


desesperado. Me aferré a su ondulante espalda mientras él golpeaba
dentro de mí. Su pelvis apoyándose sin piedad en mi clítoris. Era tan
grande, tan grueso y largo, que parecía que me golpeaba por todas partes
a la vez, iluminando centros de placer que yo apenas sabía que tenía.
Justo cuando recuperé el aliento, Ford se retiró casi por completo y al
momento se sumió hasta la empuñadura, y el aire de mis pulmones salió
de golpe. Luego lo hizo de nuevo, frotando mi punto-G cada vez.

—Esto era en lo que pensaba cada vez que te miraba —murmuró—


. Todas esas noches que estuve masturbándome a solas… a veces incluso

104
Ava Jackson Amo hermanastro

tuve que escabullirme a mitad del día, porque había visto tus labios
deslizarse sobre la cucharilla del desayuno o porque una brisa levantaba
tu falda.

Ford frenó por un momento, rompiendo nuestro beso para volver a


ponerse de rodillas, y empujar aún más fuerte en un nuevo ángulo.
Lloriqueé y mis manos cayeron para agarrar las sábanas. Tan profundo,
tan llena, golpeando justo donde lo necesitaba.

—Te imaginaba exactamente así. Las rodillas alrededor de mis


orejas y tus exuberantes tetas rebotando mientras te follaba hasta
volverte loca. —Se apoderó de mis caderas con una mano más dura y
frotó mi clítoris con el talón de la otra—. Y cuando no pudieras caminar
al día siguiente, yo simplemente te mantendría en mi cama y lo haría
todo de nuevo.

Mi cabeza flotaba y mi piel zumbaba. Era casi demasiado, pero yo


quería sentir aún más esa sutil quemadura que había tras el placer.
Quería recordarlo dentro de mí cada vez que me moviera mañana. El puro
placer palpitaba y giraba en mi vientre, expulsando todos los demás
pensamientos. Di un sordo ruido animal desde lo más profundo de mi
pecho. Estaba tan agonizantemente cerca; en cualquier momento me
perdería. Dejaría que Ford me rompiera completamente.

Nuestros ojos se unieron y se sostuvieron. Esa mirada ardiente,


empeñada en abrumar, consumir, poseer, fue lo que finalmente me llevó
al borde. Me arqueé con un grito, contrayéndome a su alrededor en una
ola tras otra estremecedora.

—¡Joder, Emma! —Rugió Ford en el hueco de mi hombro, su barba


incipiente arañando mi cuello. Y dando unos cuantos empujes
contundentes y erráticos, se detuvo.

105
Ava Jackson Amo hermanastro

Durante unos instantes sólo nos quedamos tumbados juntos. Me


sentía sin huesos y deliciosamente dolorida. Después de esa avalancha
de orgasmos, descubrí que me había equivocado antes… mi calentura fue
finalmente compensada por el agotamiento.

Finalmente, Ford desenredó sus extremidades de las mías y se


sentó, lanzándome una sonrisa satisfecha. La satisfacción de un trabajo
bien hecho… en más de una forma. Probablemente me veía tan
minuciosamente follada como me sentía.

—¿Estás a favor de otra ronda? —dijo por fin.

—Cállate —gemí. Le habría arrojado una almohada si hubiera


tenido fuerzas—. Como si tú estuvieras fresco como una rosa. —La peor
parte era que no estaba completamente segura de que él estuviera
bromeando.

El sacó sus piernas fuera de la cama.

—Si estás cansada podremos retomar el trabajo donde lo dejamos


más tarde. —Me gustó la bonita vista cuando llegó a mi lado todavía
desnudo, y me ofreció su brazo.

Sorprendida por su gesto caballeroso, lo tomé y tiró para ponerme


de pie. A pesar de sus palabras dulces antes en el jacuzzi, yo todavía
pensaba que esta noche era una excepción. No se me ocurrió que Ford,
en realidad, que ninguno de nosotros, estuviera detrás de más que un
poco de alivio rápido. Pero una repetición de la actuación no sonó poco
apetitosa. Supongo que estoy de acuerdo con tener a un follamigo tan
talentoso como Ford, aunque sea mi hermanastro.

Noté que todavía estaba sujetando el brazo de Ford. Y, lo que era


más importante, él me estaba mirando.

106
Ava Jackson Amo hermanastro

—¿Estás bien para caminar por ti misma? —Me preguntó.

Rápidamente me solté, sintiéndome cohibida de repente.

—Y… sí, estoy bien. —Yo no era una flor delicada que no pudiera
tomar un poco de juego duro. Y no quería abusar de su bienvenida en su
habitación. Ciertamente, esto era más que un rollo de una noche, pero
una noche era todo lo que habíamos tenido hasta ahora. Incluso la idea
de que Ford me acompañara por el pasillo se sentía demasiado íntimo.

El hizo un ruido escéptico, pero dio un paso atrás.

—Entonces supongo que te veré mañana.

Eso arregló las cosas. No me había despedido, pero tampoco me


había invitado a dormir. No era una sorpresa, conocía a Ford… y yo
estaba bien con esto. Ninguno de nosotros había entrado en este juego
para abrazos y flores, después de todo. Y lo que era más importante, si
me quedaba mucho más tiempo, acabaría cayendo de nuevo en su cama.
Yo no estaba segura de que mi pobre cuerpo pudiera tener una tercera
ronda. ¿O era cuarta? Me obligué a prestarle atención y le di una firme
cabezada a Ford.

—Nos vemos por la mañana —dije mientras me alejaba. Llegué a


mi habitación, orgullosa de mí misma por sólo tambalearme un poco, y
me desmayé tan pronto como mi cabeza golpeó la almohada.

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Ava Jackson Amo hermanastro

Capítulo Doce
Ford
Nunca había estado sin nadie cuando se refería al sexo. Y si alguien
me hubiera preguntado hace unas semanas, les habría dicho que mi vida
sexual era perfecta. Incluso en el salvaje mundo de Montana, tenía una
variedad de mujeres a las que llamar para mantenerme entretenido. Pero
eso fue así antes de Emma. Ahora que la había tenido, no estaba seguro
de que otra mujer pudiera satisfacerme de nuevo. Y francamente, si fuera
el tipo de hombre que dejara que algo me intranquilizara, ese
pensamiento ahí podría haberlo hecho. En su lugar, simplemente simulé
y disfruté del tiempo que teníamos en el rancho con nuestros padres
lejos.

No había lugar en la tierra más hermoso que Montana en


primavera. Había una razón para que fuera llamada Big Sky Country 9, y
en un día como hoy, solo quería estar con el azul vivo por encima y el
verde vibrante por debajo. El ganado pacía en la distancia mientras
esperaba a Emma junto a los dos quads aparcados entre la casa y el
granero. Ayer, la había presentado a más gente del rancho. Era imposible
cubrir cada acre, pero habíamos montado a lo largo de un par de los
senderos principales. Me sorprendió lo bien que se había sentado en su
montura. Era natural a caballo, y jodidamente sexy. No había habido
nada más que hubiera querido que dejar caer mis riendas, desmontarla,
arrastrarla al suelo y follarla hasta volverla loca. Pero había visto a Griff

9
El país del Gran Cielo.

108
Ava Jackson Amo hermanastro

en una camioneta, llegando a través de una puerta no muy lejana,


revisando la manada. No me oponía a tener una audiencia, pero no a
Griff. Podría provocarle al viejo un ataque al corazón, y no quería que
nadie cayera muerto por mi causa.

Los otros operarios no parecían que se extrañaran porque pasara


tanto tiempo con Emma… aparte del hecho de que aparentemente había
desarrollado un sentido de la hospitalidad. Pero Griff parecía un poco
sospechoso. Por lo que hoy íbamos a ir mucho más lejos de la senda
trillada, de ahí los quads. Tenía una nevera portátil, atada en la parte de
atrás del mío, para que no tuviéramos que hacer nuestro viaje de regreso
por un tiempo.

Me giré para ver a Emma bajando desde la casa. Maldición, esa


mujer podría usar un par de vaqueros como nadie. No le había dicho
mucho, excepto cómo vestirse, y sonreí cuando su barbilla se alzó cuando
le entregué la orden. Pero había obedecido. Solo podía imaginar la
corriente de maldiciones que probablemente habrían salido de su boca
cuando se emperifollaba a sí misma. Su pelo rubio rebotaba con cada
atrevido paso que daba mientras caminaba hacia mí.

Sacudí la cabeza.

—Te dije que te ataras el pelo hacia atrás.

Su puchero solo me hizo más ansioso de subir al ATV10 y salir de


la vista para poder mostrarle la otra sorpresa que había empaquetado.
Esperé a que se parara frente a mí, y vi el elástico en su muñeca.
Sacándoselo, la agarré por los hombros y la giré, antes de alisar su pelo

10
Quad.

109
Ava Jackson Amo hermanastro

en una cola de caballo y deslizar el elástico a su alrededor. Cuando


terminé, me miró por encima del hombro, frunciendo el ceño.

—¿Por qué eres tan bueno en esto?

No pensé que apreciara que le dijera que estaba de lejos de ser la


primera vez que había quitado el pelo de una mujer de su cara…
normalmente porque estaba a punto de atarla de otras maneras. Decidí
que no responder era el curso de acción más sabio. Tampoco estaba listo
para explicar que se sentía diferente con ella. Diablos, apenas podía
admitírmelo a mí mismo. Esto no era más que una pequeña aventura de
verano. Eso era todo. No podía ser otra cosa.

—Creo que estarás más interesada en las otras cosas en las que
soy bueno. —Le hablé directamente en su oído. Se estremeció, y pasé mis
manos por sus brazos—. Vamos a irnos para que pueda enseñártelo.

—¿Por qué tengo la sensación de que no estamos hablando del


rancho? —susurró.

—Porque eres una chica inteligente.

Retrocedí y agarré el casco del asiento del segundo ATV, justo antes
de que una de las grandes puertas del granero se abriera con un chirrido
de bisagras.

TJ estaba saliendo. Nos estudió.

—¿Vas a irte por mucho tiempo, jefe?

—Hasta la cena. ¿Crees que puedes defender el fuerte hasta


entonces?

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Ava Jackson Amo hermanastro

Asintió, sus ojos corriendo sobre la figura de Emma


apreciativamente. Mis dedos se cerraron alrededor del casco de plástico
duro, y se dobló bajo mi agarre. Las palabras Muévete, vaquero subieron
a mi garganta, pero me obligué a que bajaran. Tenía derecho a decirlo,
pero no por la razón que quería hacerlo. Aun así, no me podía quedar
totalmente silencioso.

—Las vacas no se van a verificar por sí mismas, TJ.

—Sí, señor —dijo, antes de finalmente apartar los ojos de Emma y


dirigirse al granero.

Emma estaba mirando el ATV, así que no había notado el


intercambio. Una vez más, una sonrisa apareció en mi cara, estaba
pasando una mano sobre el asiento con un asombro infantil.

—¿De verdad voy a conducir el mío?

—Tienes carné de conducir, ¿verdad?

Me lanzó una mirada por encima del hombro.

—Por supuesto.

—Entonces sí, vas a conducir el tuyo. Pensé en ponerte en la parte


de atrás del mío, y tener tu pequeño cuerpo apretado a mí alrededor, pero
quería asegurarme que tuvieras una buena vista del rancho.

Su sonrisa se convirtió en un poco tímida.

—Gracias, Ford. Eso fue muy considerado por tu parte.

—Oh, cielo, he pensado mucho sobre hoy. Espera a ver lo que he


planeado. Ahora vamos a ponerte tu casco y montar.

111
Ava Jackson Amo hermanastro

Después de que coloqué el casco en la cabeza de Emma y le mostré


como manejar el ATV, partimos. Me siguió cuando establecí un ritmo
fácil, pero ella se volvió más audaz con cada cuarto de kilómetro que
pasamos. Muy pronto, estaba tratando de competir conmigo, y yo estaba
teniendo más diversión de la que podía haber tenido en meses, incluso
años. No estaba seguro de lo que era acerca de ella, pero esa naturaleza
lúdica me llegó. Ella no era nada de lo que había esperado cuando salió
de esa camioneta. No mimada, ni una perra. En este punto, la mujer
acababa de salpicar deliberadamente en un charco y trató de mojarme,
algo que pagaría cuando nos detuviéramos. Se detuvo cuando nos
acercamos a una sección más boscosa, y tomé la iniciativa, haciendo
señas para que siguiera el sendero detrás de mí. Una rápida inspección
de mi retrovisor mostró que Emma estaba justo detrás de mí, con una
sonrisa todavía curvada aún en su rostro, junto a una raya de barro.
Antes de ese momento en particular, no tenía ni puta idea de cómo podría
ser el barro tan sexy… fuera de un cuadrilátero de lucha de barro con
algunas tías tetonas rodando en él. Obligué a mis ojos a volver al sendero,
o de lo contrario corría el riesgo de chocar con un árbol y verme como un
asno real.

Unas cuantas vueltas más tarde, finalmente llegamos al claro en el


borde de una colina. Salvo que en esta parte de Montana, una colina se
alzaba como una genuina montaña. Gemí mientras desmontaba, porque
mi duro culo se había hecho incómodamente presente durante los dos
últimos kilómetros del viaje. Emma apagó su ATV y se quitó el casco. Si
pensaba que había tenido una expresión de asombro infantil antes, ahora
debía ser lo que parecía la mañana de Navidad cuando era una niña. Se
giró y se adentró en el exuberante prado verde rodeado de árboles altos
de hoja perenne.

—Ford, esto es hermoso.

112
Ava Jackson Amo hermanastro

Sonreí. Ni siquiera había visto la mejor parte todavía. Me apresuré


a desenganchar la nevera y la bolsa de la parte trasera de mi vehículo de
cuatro ruedas. Colgándome la bolsa y cogiendo la nevera con una mano,
entrelacé los dedos de la otra con los de Emma.

—Venga. Espera hasta que veas esto. —La empujé hacia la línea de
árboles.

Tan pronto como se despejaron los pinos, se detuvo,


arrastrándonos a los dos a un alto.

—Oh, guau. —Su boca se abrió, e incluso yo no podía imputar


pensamientos lascivos a ella en ese momento. Bueno, quizás. Solo dame
un minuto para apreciar su emoción—. Es increíble.

—Mi lugar favorito en el rancho.

Apartó los ojos de las vistas para mirarme.

—Puedes ver kilómetros y kilómetros.

—Claro que puedes. Muchos de ellos son nuestros, también.


Tendremos que enseñarte a pescar con mosca a continuación. —Dejé
caer su mano para hacer un gesto al río.

Las ideas preconcebidas que tenía de ella seguían siendo fuertes,


porque esperé que arrugara su nariz y vacilara, pero sus ojos brillaron de
nuevo.

—¿De verdad? Eso sería genial.

—¿Qué tal un poco de comida? Tengo lomo de ternera frío,


verduras, un buen tinto, algo de queso de cabra que adora tu madre y
trufas de chocolate.

113
Ava Jackson Amo hermanastro

Sorprendentemente, ante esto, su nariz se arrugó. Dejé la nevera y


la bolsa en el suelo.

—¿Qué? Sé que no eres vegetariana. Te he visto comer un bistec.

Los hombros de Emma subieron hasta sus oídos.

—No es eso. Es extraño sabiendo que criaste a las vacas y luego las
comes. En mi mundo, el bistec está totalmente empaquetado en el
supermercado. Solo tengo que volcarlo en la plancha. No hay ningún
parto, marca o despiece involucrado.

No pude evitar sonreír.

—Así es la vida. Al menos aquí, sabemos que el ganado es tratado


humanamente. Son nuestro medio de vida, por lo que es de nuestro
interés asegurarnos que tomamos el mejor cuidado de ellos que podamos.
Estamos orgullosos de lo que hacemos.

—Lo sé. Es difícil para una chica de ciudad superarlo, supongo.


Estoy más acostumbrada a matar uvas para hacer vino, que una vaca
para conseguir el bistec.

—Pero es un maldito buen bistec.

Los hombros de Emma finalmente bajaron.

—Entonces, supongo que será mejor que comamos.

—Creo que quiero empezar con el postre primero. Inclínate sobre


el ATV.

Emma sacudió la cabeza hacia atrás y sus ojos se abrieron de par


en par.

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Ava Jackson Amo hermanastro

—¿Disculpa?

—Me escuchaste. Y en caso de que te estuvieras preguntando… esa


era una orden.

—Espera, ¿qué…?

—¿Cuál es tu palabra de seguridad, Emma?

—Rosa —susurró. Sus pupilas estaban ya dilatadas; su cuerpo


estaba poniéndose al día con el cambio de planes.

—Bueno. Ahora inclínate. He traído algo más que el almuerzo.

—Oh, mierda —susurró. Era demasiado entrañable para querer


castigarla por ello… pero eso no significaba que no me atrevería a darle
unos azotes por no cumplir más rápidamente.

Emma se dobló sobre el asiento del ATV, apoyando los codos sobre
el mismo. No perdí mi tiempo para alcanzar alrededor y desabrochar,
bajar la cremallera y quitarle los vaqueros hacia abajo sobre su culo.
Capturé la exuberante curva de ella, incapaz de retener un gemido. Mi
pene saltó contra la cremallera de mis vaqueros, y sabía que mi propia
paciencia estaría a prueba en este ejercicio al igual que los límites de ella.

Tiré de sus bragas hacia abajo y descubrí su suave piel.

—Jesús, Emma. Tienes el más perfecto jodido culo. Creo que


necesitamos una nueva regla: no más bragas. La próxima vez que te diga
que te inclines, te quiero desnuda debajo de lo que estés usando. Y si es
una falda, quiero ser capaz de llegar por debajo y sentir tu apretado
pequeño coño, húmedo, sin nada en mi camino.

Inhaló bruscamente.

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Ava Jackson Amo hermanastro

—¿Te gusta la idea? ¿O solo que te diga lo que tienes que hacer? —
Empujé sus vaqueros el resto del camino hacia abajo y dejé que sus
bragas cayeran al suelo, y no necesitó instrucciones por mi parte para
salir de ellos y echarlos a un lado. Era lo mejor, ellos no iban a volver a
regresar.

Debió haber asumido que mi pregunta era retórica, porque no


respondió. Jodidamente perfecto. Eché mi mano hacia atrás y la dejé
aterrizar con un sólido golpe en su culo.

Tomó otra respiración.

—¿Qué fue eso?

—No me respondiste, cariño. Espero una respuesta cuando te haga


una pregunta.

Todavía no contestó, así que retiré la mano para otro azote. Antes
de que conectara, dijo:

—Sí. Te entiendo. Pero no te detengas. Por favor.

Su respuesta me sorprendió.

—¿No detenga qué, cariño?

—Me gusta. Cuando… —susurró.

—¿Cuándo azoto este pequeño y dulce culo?

Asintió con la cabeza y añadió rápidamente:

—Sí.

—¿Podrías ser más jodidamente perfecta?

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Ava Jackson Amo hermanastro

Coloqué mi palma sobre su culo antes de aterrizar varias palmadas


más agudas. Calmé la picadura y metí mi mano entre sus piernas para
encontrarla empapada. Jesús. Abrió las piernas sin que se lo pidiera.
Nop. Realmente no podría ser más jodidamente perfecta.

Mi pene duro como una roca luchaba por su libertad contra mi


cremallera. Pero aún no era su turno. Pronto, amigo. Arremoliné mis
dedos en su humedad y empujé dentro de ella. Sus músculos se
apretaron contra mí mientras inclinaba sus caderas hacia arriba. Que.
Me. Jodan. Estaba preparada y lista para el siguiente paso y para el
juguete que había traído.

—Voy a llevarte más lejos, Emma. Si en algún momento sientes que


es demasiado, sabes qué decir y todo se detiene.

—Sí. Lo sé.

—Buena chica.

Saqué mi mano de entre sus piernas y recuperé la bolsa de


juguetes. Abriéndola, me limpié las manos en la toalla que llevaba dentro,
y saqué un trozo de cuerda primero.

—Quiero que te acuestes sobre tu pecho en el asiento y coloques


tus manos detrás de la espalda.

Obedeció, y la posición arqueó su culo incluso aún más arriba en


el aire.

—Hermoso, cariño. Jodidamente hermoso. —Hice un corto trabajo


de envolver la cuerda en un nudo intrincado que se extendía unos
cuantos centímetros arriba por sus antebrazos, comprobando en todos
los puntos su presión, y agarré las tijeras médicas de seguridad de la

117
Ava Jackson Amo hermanastro

bolsa. Las fijé al manillar del ATV en caso de que entrara en pánico y
necesitara cortarlas.

—Maldita sea, estás preciosa con mis cuerdas. —Alisé mis manos
sobre sus caderas, y tembló. Deslizándolas por debajo de su camisa, rodé
a lo largo de sus costados y debajo de su sujetador para ahuecar sus
pechos. Giré sus pezones entre mis dedos pulgar e índice solo por un
instante, antes de deslizar una mano de nuevo hacia abajo para cubrir
su coño.

—Entiendes que este pequeño coño es mío, ¿verdad?

Deslicé un dedo entre los labios de su coño y provoqué su clítoris.


Luché contra el impulso de moler mi pene en su culo y buscar mi propio
alivio. Pronto, me prometí. Pronto. Me burlé de ella hasta que se retorció
contra mi mano, sus gemidos y lamentos no ayudaban a mi auto-control.
Cuando se tambaleó en el borde del orgasmo, retiré mi mano.

—Por favor…

—No ruegues, cariño. Te daré lo que necesites.

Bajé mi mano a la bolsa de juguetes y agarré el lubricante. Emma


se puso rígida y se levantó ligeramente cuando la fría y pegajosa
sustancia se deslizó por su grieta. Bajé mi mano libre a la parte baja de
su espalda.

—Si no deseas que esto suceda, sabes qué decir, Emma. De lo


contrario, voy a jugar con este dulce pequeño culo tuyo, antes de llenarlo
y follarlo.

Sus caderas se clavaron contra el asiento del ATV, y habría dado


cualquier cosa por tener mi pene dentro de ella en este momento porque
podría garantizar que los músculos de su coño habrían sujetado muy

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Ava Jackson Amo hermanastro

duro. Pero, de nuevo, quizás era una buena cosa que no estuviera dentro
de ella, porque probablemente habría quemado mi carga en ese momento.
Rodeé su pequeño agujero fruncido y presioné suavemente.

Emma se congeló.

—Ahora, no hagas eso, cariño. Sabías que esto no estaba fuera de


los límites, y no hay manera en el infierno de que pueda mantenerme
alejado de este perfecto culo. —Ahuequé una mejilla y acaricié con el
pulgar—. Pero no te preocupes. —Presioné con más fuerza, hasta que el
anillo liso de músculos cedió a mi dedo—. Mi pene todavía estará en ese
pequeño coño apretado tuyo. Podrás lograrlo con un tapón hasta que te
hayas extendido lo suficiente como para tomarme. —Los músculos se
apretaron intentando mantenerme fuera, pero no estaba a punto de dejar
que ganaran—. Simplemente relájate para mí, Emma. Te estoy
preparando bien y lista para el tapón. Te acostumbrarás a usarlo hasta
que estés lista para tomarme. —Sus caderas comenzaron a moverse de
nuevo, y alcancé alrededor para acariciar su clítoris con mi otra mano.
Seguramente, su coño todavía estaba empapado y necesitado. Pasé varios
momentos follando su culo con mi dedo mientras acariciaba su clítoris y,
una vez más, la llevé al borde del abismo. Estaba rogando y suplicando
por correrse en el momento en que agarré y lubriqué el tapón. Lo presioné
contra su culo.

—Empuja hacia atrás contra él, cariño. Muéstrame lo bueno que


puede ser, y entonces te daré ese orgasmo que te volverá loca que sé que
quieres.

Tímidamente al principio, y luego con más confianza, empujó


contra el tapón. Añadí presión y pasó más allá del tenso anillo de
músculos hasta que se deslizó dentro y quedó atrapado por su base
mellada.

119
Ava Jackson Amo hermanastro

—Oh, Dios mío —respiró.

—¿Te sientes llena, cariño?

—Sí, ¡oh, Dios mío! —Repitió.

—¿Todavía estás bien? —pregunté.

Asintió.

—Dime la palabra, Emma.

—Sí. Estoy bien.

—Buena chica. Porque estas a punto de sentirte aún más llena. —


Alcancé mi bolsillo, recuperé un condón, y lo desgarré abierto con mis
dientes, sin quitar nunca mi dedo pulgar de la mano izquierda de la base
del tapón. Necesitaba mantener la conexión continua con ella mientras
estaba en una posición vulnerable. Rodé el condón con una mano y me
coloqué en su entrada. Una vez que la cabeza de mi pene estaba encajada
contra el calor de su coño, empecé a deslizarla hacia adelante.

—Jooooder —gemí. Estaba tan apretada con el tapón en el culo,


que me alegré de haber escogido uno pequeño. Mi pene apenas encajaba
en su coño, algo para considerar la próxima vez, porque esto podría ser
la mejor y más corta follada de mi vida. Me obligué a ir lentamente, a
saborear el apretón de su cuerpo y los temblores que ondulaban a través
de ella. Los gemidos de Emma aumentaron mi propio placer grado a
grado. Alcanzando alrededor, encontré su clítoris con dos dedos de mi
mano derecha y tiré.

—Ford. Por favor. Oh, Dios mío. Voy a…

—¿Ya? —No pude mantener la carcajada fuera de mi propia voz.

120
Ava Jackson Amo hermanastro

—Por favor —gritó.

Apreté su clítoris y aumenté mi ritmo, manteniendo los


movimientos suaves y firmes, al menos hasta que su cuerpo se abatió,
prácticamente estrangulando mi pene.

—¡Santa mierda! —Su grito resonó a través de los acres y acres de


colinas y prados, seguido por mi gemido de placer cuando mi orgasmo
salió de mis bolas y me vacié dentro del condón.

Mi último pensamiento antes de que me sostuviera a mí mismo


sobre el asiento del ATV fue: Ojalá no hubiera habido nada entre nosotros.

121
Ava Jackson Amo hermanastro

Capítulo Trece
Emma
En nuestra última noche juntos solos, las bebidas después de la
cena se habían convertido rápidamente en hacerlo en el sofá como
adolescentes. Me aparté solo el tiempo suficiente para jadear.

—¿Qué tal unos, um… azotes duros esta noche? Ya sabes. Con una
paleta.

El cambio de la expresión de Ford fue sutil; ni siquiera me permitió


subir de donde me había anclado. Pero pude oír su encantada sorpresa
cuando dijo:

—No parecías ansiosa cuando puse esa idea por primera vez sobre
la mesa.

—No lo estaba —admití. No me había asustado ni nada, solo me


detuvo que Ford hubiera cambiado de tema—. Pero entonces solo… no
podía dejar de pensar en eso. —Me mordí el labio, sonriendo—.
Especialmente cuando estaba sola en la cama. —Solo la idea de estar a
merced de Ford, y el aguijón de la paleta, todavía hacía que mi boca se
secara. Ahora, sin embargo, sabía que era emoción en vez de miedo. Y
con nuestros padres volviendo mañana por la mañana, no podía
resistirme a caer a la sumisión, en el toque magistral de Ford, una última
vez.

Si la velocidad a la que me había arrastrado a la planta de arriba


fuera cualquier indicio, Ford sentía lo mismo.

122
Ava Jackson Amo hermanastro

Ahora estaba tumbada boca abajo sobre sus sábanas, respirando


su olor único de sudor y jabón, ciega excepto por una astilla de luz en la
parte inferior de mi visión. Mis muñecas y tobillos estaban esposados a
los postes de la cama. Había estado esperando a que terminara sus
preparaciones durante diez minutos, tal vez quince, era difícil seguir la
pista mientras tenía los ojos vendados. Mi mundo oscuro estaba lleno de
sensaciones, en sintonía con cada ruido, olor, y corriente de aire disperso
que se reflejaba sobre mi piel. Conociendo a Ford, se estaba tomando su
tiempo a propósito, dejándome construirme en un frenesí de
anticipación. Definitivamente estaba funcionando; me deslicé contra mis
restricciones y sentí la humedad que ya se extendía entre mis piernas.

El pomo de la puerta finalmente giró. Pies descalzos se subieron


suavemente sobre la cama.

—¿Estás lista?

—Sí, señor. —Antes de que pudiera preguntarme, añadí—. Y mi


palabra segura es rosa.

Se rió entre dientes.

—Buena chica. —Un dedo me hizo cosquillas en mi nuca y acarició


lentamente hacia abajo por mi columna, persistiendo en la parte baja de
mi espalda. Me estremecí, tensa. ¿Iba a meter ese dedo en mi coño, o tal
vez en mi culo? No me había olvidado de nuestro día fuera en el mirador.
Apretó las mejillas de mi culo más fuerte y solté un chillido.

—Estás nerviosa esta noche, cariño. —Hizo una pausa—. Sabes,


podemos hacer otra cosa. El sexo kinky11 no es como recitar el alfabeto,

11
Sexo audaz que se sale de la rutina.

123
Ava Jackson Amo hermanastro

no tienes que ir a XYZ solo porque has hecho ABC. No tiene sentido si no
te diviertes.

Sacudí la cabeza.

—Lo sé. Pero… quiero saber qué se siente. Lo que estaba sintiendo
la mujer del cuarto de aperos.

Una respiración contenida.

—Maldita sea, Emma —dijo. Su voz se había vuelto ronca—. Has


tomado esta materia como un pato el agua. Nunca he visto a nadie
moverse tan rápido.

—¿Qué puedo decir? Tengo un buen maestro. —Moví mis caderas


ondulando en su dirección—. Ahora, empieza la azotaina ya.

Soltó una pequeña risa.

—Con ese tono de voz, jovencita, creo que tendré que hacerlo. —Oí
un ruido de madera sobre carne. Me di cuenta que había golpeado la
paleta en su mano para que pudiera oír su fuerza—. Pero primero… creo
que te calentaré. Levanta las caderas.

Plástico caliente se empujó en mi empapado coño. Me apresuré a


obedecer su orden. El consolador se deslizó con facilidad, a pesar de su
circunferencia, pero su longitud parecía interminable, hasta que me sentí
aún más llena de lo que lo hacía con el enorme pene de Ford. Un nudo
curvo y aplanado en la base encajaba perfectamente contra mí clítoris. Él
buscó a tientas durante un segundo, y gimoteé cuando el consolador
empezó a vibrar. Dios bendiga a un hombre que posee un vibrador para
el placer de su mujer. Si esto no era amor, estaba malditamente cerca.

124
Ava Jackson Amo hermanastro

Sus manos dejaron mi coño y se asentaron en mi culo de nuevo,


amasando suavemente la piel hasta que la calentó y hormigueó. Intenté
retorcerme. El vibrador estaba perfectamente sintonizado con solo el
suficiente estímulo para volverme loca, pero nunca para dejarme ir en
realidad. Distraída, no estaba preparada para su primer azote.

Splas. Tiré bruscamente hacia delante, abriendo mi boca. El golpe


había empujado el vibrador contra mi clítoris y punto-G. Mi nalga
izquierda ardía con la paradoja del placer y dolor al que me había vuelto
adicta. Splas. Splas. Un quejido estalló desde lo profundo de mi pecho. A
este ritmo, me iba a correr antes de que llegáramos a la parte divertida.
Pero eso no importaba… Ford podría exprimir un orgasmo tras otro de
mí. Incluso sola, nunca había llegado tantas veces seguidas como lo hice
con él.

Después de una media docena de azotes en cada nalga, era un


estremecedor lío. Mi culo estaba en llamas. Mis muslos estaban
resbaladizos por el sudor y mis propios jugos.

—Una chica tan buena —ronroneó Ford—. ¿Estás lista para las
cosas duras?

—Sí, señor. Por favor —grité. Me impuse relajarme cuando la paleta


vino silbando hacia abajo. Cayó sobre las mejillas de ambos lados a la
vez.

Santa madre de Dios. Me había azotado con la mano muchas veces,


pero esto estaba a otro nivel totalmente diferente. Las lágrimas brotaron
de mis ojos y me mordí el labio. Pero el calor doloroso se extendía a lo
largo de mi culo mezclado con el calor de placer en mi coño y clítoris
juntándose hasta que no podía decir qué era. Ford esperó el tiempo
suficiente para permitir que el fuego muriera un poco, y, a continuación,
golpeó de nuevo. Y de nuevo. Cada golpe fue más rápido que el anterior.

125
Ava Jackson Amo hermanastro

De pronto, toda la vergüenza se desvaneció. Me retorcía, moliendo


contra la cama, codiciosa de cualquier sensación que pudiera atrapar.
Detrás de mí, el aliento de Ford llegaba en gruñidos de esfuerzo y
excitación. Estaba perdiendo la cabeza. Lo quería dentro de mí y quería
que me siguiera golpeando. Me había mantenido en el borde por lo que
parecían años y un toque más, una bofetada más ardiente, cualquier cosa
más, me lanzaría sobre el borde.

El vibrador se estrelló con fuerza, y grité en las sábanas, sollozando


el nombre de Ford. Un chasquido… la paleta golpeando el suelo duro de
madera. La cama se hundió y un cuerpo sudoroso, masculino se moldeó
al mío. Su corazón latía con un tamborileo salvaje en mi espalda. Arrancó
el vibrador y llenó el repentino vacío con su pene. Grité incluso cuando
me arqueaba hacia él, insoportablemente sensible, pero hambrienta de
más. Mi segundo orgasmo ya estaba construyéndose justo a la estela del
primero. Sus salvajes y castigadores empujes hacían enrollar la espiral
de mi vientre cada vez más apretado. Sus caderas golpeaban contra mi
dolorido culo, enviando sacudidas de placer-dolor a través de mí. Con un
gruñido, mordió el hueco de mi cuello, y mi cuerpo entero se contrajo de
nuevo mientras su pene palpitaba dentro de mí.

Sentí una extraña pérdida cuando se alejó para desatar mis


extremidades. Y lo más espantoso era que sabía que mis experiencias con
él me habían arruinado para otros hombres. El sexo vainilla ya no serviría
frente a las cosas malas que Ford había mostrado a mi cuerpo. La venda
cayó de mis ojos y parpadeé por el repentino brilló.

—¿Todavía puedes hablar? —preguntó, buscando en mi cara.

Abrí la boca para decir, Por supuestos, que puedo… y descubrí que
no podía. Mis ojos se abrieron. Guau. No tenía ni idea de que algo pudiera
ser tan intenso.

126
Ava Jackson Amo hermanastro

Confundiendo mi asombro por pánico, acarició mi pelo.

—Ssh, está bien. Solo descansa. —Un rastro de esa nota hipnótica
de Dom aún persistía en su voz. Se sentó contra el cabecero de la cama
y me acercó a su costado. Sin mover el brazo que me sostenía, se inclinó
para tomar una botella de agua de la mesilla de noche—. ¿Puedes beber?
¿O debería sostenerla para ti?

La idea tenía un cierto atractivo, pero mi orgullo ganó. Asentí y


tomé la botella de él. Cuando el agua tocó mi lengua, me di cuenta que
me moría de sed. Pronto me había tragado la mitad de la botella. Se la
pasé de nuevo a él y la dejó sobre la mesilla.

—¿Quieres algo de comer? —preguntó.

—Mm… no —balbuceé, acurrucándome contra su cálido cuerpo—


. Solo cansada.

Ford se rió entre dientes.

—Sí, estoy seguro. Viste las estrellas. —Bajó la mirada hacia mí,
su expresión posesiva y casi cariñosa. ¿O eso era solo mi ilusión? No
teniendo la energía para reflexionar sobre él, me di la vuelta lejos para
reclinar mi cara enrojecida sobre sus abdominales.

—Fue increíble, cariño —continuó después de un minuto. Sentí las


vibraciones de su profunda voz en mi mejilla—. A riesgo de estropearte,
estoy impresionado.

Un suspiro de satisfacción escapó de mí. Sus dedos se deslizaron


a través de mi cabello de nuevo, y luego pasó a acariciar mi espalda como
si fuera un gato, con largos y amplios trazos que eran más relajantes que
excitantes. Mi cabeza subía y bajaba con sus respiraciones lentas.

127
Ava Jackson Amo hermanastro

No quise quedarme dormida. Pero me sentía tan agotada, y sus


caricias eran tan suaves… Estuve dormida antes de que lo supiera.

*****

A la mañana siguiente, devoramos un par de tortillas enormes…


ambos estábamos hambrientos después del ejercicio de la noche anterior.
Después, sin embargo, nos rezagamos juntos con nuestros cafés. Todo
mi cuerpo inferior estaba agradablemente dolorido, y todavía sentía la
marca de mordedura donde Ford me había reclamado como suya.

De alguna manera mi cabeza había llegado a descansar sobre el


hombro de Ford. Al igual que la noche anterior, él no me movió. Pero con
el ruido de unos neumáticos sobre el camino de tierra, su cuerpo se puso
rígido, y mi cabeza cayó.

—¿Qué? —pregunté, molesta por perder mi almohada—. Es solo


una camioneta.

—Están de vuelta.

¡Oh, mierda! No había aprendido a leer los sonidos del rancho


todavía. Ford podía distinguir las diferentes camionetas… o tal vez sabía
que los operarios normalmente no iban tan cerca de la casa. Rápidamente
me levanté de la mesa.

Unos minutos más tarde, tres voces familiares flotaban, y nuestros


padres enfilaban a través de la puerta frontal con Celeste.
Aparentemente, la habían recogido de su crucero en su vuelo de regreso.

Cuando mamá me abrazó y saludé a Russ, Ford pasó junto a ellos


sin decir una palabra. Regresó con el resto del equipaje y comenzó a
llevarlo a sus habitaciones. Fue una gran excusa para la libertad bajo
fianza, pero deseé que no me hubiera dejado sin respaldo. Mis ojos se

128
Ava Jackson Amo hermanastro

desviaron a sus vaqueros y la forma que abrazaban perfectamente su


culo cuando subía las escaleras. Por otra parte, quizás es mejor si nosotros
no permanecemos demasiado cerca.

—¡Uau! —dijo Celeste—. Os haré algo de almuerzo, y luego me


acostaré. Este jet lag me está matando.

—Acabamos de desayunar, gracias —dije yo.

—¿Lo hicisteis? ¿A esta hora? —Celeste miró el reloj de la pared.

—No tienes que hacernos nada. Puedo hacer yo algo hasta que
hayas descansado —murmuró mamá.

Celeste ondeó su mano.

—Son solo unos sándwiches.

—Deja que hagamos tu trabajo, querida. —Russ estaba inclinado,


desatándose sus botas.

Fruncí el ceño cuando Celeste entró en la cocina. Sería una cosa si


ella deseara verdaderamente alimentarnos. Pero hizo un gran alboroto de
lo destartalada que se sentía, y luego no dejó que la ayudáramos. Como
si todo lo que quisiera fuera ser vista como una mártir.

Lo que sea. Volví mi atención a mamá.

—¿Cómo estuvo tu viaje?

—¡El complejo era increíble! —respondió—. Había un spa, un


restaurante de cinco estrellas… podías vivir allí. —Ford regresó al
vestíbulo cuando mamá continuaba—. Russ no me dirá cuánto costó
nada, ¡pero debió haber sido una fortuna! La tarifa por noche, todas las

129
Ava Jackson Amo hermanastro

cenas, los tours por las viñas y Dios sabe qué más. —Le dio a Russ una
sonrisa afectuosa—. Supongo que él no se preocupa por ese tipo de cosas.

—Tampoco tú —dijo Russ—. Lo que es mío es tuyo ahora,


¿recuerdas?

Mamá se rió entre dientes.

—Supongo que tomará algún tiempo acostumbrarme.

Una línea apareció en la frente de Ford. Preguntándome cuál era


su problema, interrumpí.

—Tan chulo como la propiedad del complejo suena, me preocupo


más por vosotros. ¿Os divertisteis?

—¡Oh, sí! —dijo mamá—. Cada mañana ponían una pequeña


canasta de pasteles frescos a la puerta para que pudieras desayunar
cuando quisieras. Era de lo más lindo. Durante el día jugamos a croquet
y tenis, fuimos a hacer senderismo… y catamos vinos, por supuesto. Y
nuestra cabaña tenía una terraza privada donde podíamos ver el
atardecer.

Ahí va ella, jadeando sobre las comodidades de nuevo. Pero sabía


cómo se sentía. Todavía me estaba acostumbrando a lo increíblemente
ricos que eran los Bennett. Después de vivir con un presupuesto bastante
estricto durante tanto tiempo, mamá estaba impresionada por los lujos
que Russ podía permitirse sin siquiera parpadear.

—O tratar de ver, de todos modos —comentó Russ—. Casi no se


podía ver el horizonte con tantos árboles altos. El norte de California es
hermoso, pero creo que vivir en este rancho me ha convertido en un
hombre de Montana para siempre.

130
Ava Jackson Amo hermanastro

—Vamos, querido, no es tan malo salir de la pradera. Ese día


lluvioso fue una gran excusa para acurrucarse junto al fuego —se burló
mamá. Russ, solo se rió y la besó.

Yyyy esa es mi señal. Solo había un tanto que quería oír sobre los
aspectos privados de su luna de miel. Pero antes de que pudiera
excusarme cortésmente, mamá se volvió hacia nosotros.

—¿Y vosotros, chicos, qué hicisteis todos los días de la semana?


Espero que os mantuvierais entretenidos.

Mi estómago cayó hasta mis sandalias. Ford y yo nos habíamos


entretenido a nosotros mismos, bien… en el jacuzzi, en su dormitorio, en
los bosques de detrás, en el establo de los caballos y prácticamente en
todas las habitaciones de la casa.

—Nosotros, uh, no hicimos mucho —tartamudeé, mi rostro se


sentía caliente. ¿Me estaba sonrojando? ¿Podrían verlo? ¡Di algo, maldita
sea!

Ford interrumpió, su voz perfectamente uniforme.

—Claro que lo hicimos. Llevé a Emma a montar a caballo a lo largo


de algunos de los senderos principales del rancho. Los caballos de arrear
la aman. Para alguien que nunca había montado antes, es muy buena en
eso.

No te rías, repetí para mí misma.

—Bien, ¿es así? —dijo Russ—. Deberíamos salir alguna vez como
una familia, ahora que Ford te ha mostrado las cuerdas.

Malditamente. No. Te. Rías.

131
Ava Jackson Amo hermanastro

Ford en realidad se agrietó con una sonrisa.

—La empujé estando en forma con ejercicio vigoroso. También


tomamos los quad para hacer un picnic. —Bien, ese picnic. Con su cesta
de golosinas muy especiales. De pronto Ford levantó una ceja hacia mí—
. Hicimos una carrera, ¿verdad?

—Ve...verdad —dije, corriendo para seguirle la corriente. Era casi


desconcertante lo confiado e imperturbable que estaba. ¿Dónde había
aprendido a ser tan buen mentiroso?

—¿No es tu lugar favorito, Ford? —Sonrió Russ, las arrugas se


profundizaron en las esquinas de sus ojos—. Supongo que no debería
haberme preocupado por vosotros.

¿Uh? Preocupado, ¿de qué manera? Intenté forzarme a mí misma a


calmarme… nadie estaba haciendo ninguna acusación. Pero sentía que
cada cosa sucia y traviesa que había hecho con Ford estaba escrita en mi
frente.

Ford parecía irónico.

—Te dije que no la dejaría para que se defendiera por sí sola, papá.
—No podría decir si él estaba molesto o incómodo.

Celeste eligió ese momento para resurgir, llamando.

—La comida está en la mesa. Os dejaré en paz ahora. —Con una


ola de su mano, desapareció de la habitación.

Todos fuimos al comedor para seguir poniéndonos al día mientras


nuestros padres comían. Bajo la mesa, la mano de Ford se acercó a la
mía, como para tranquilizarme. La moví lejos. Tenía que empezar a
controlar todas las formas que mi cuerpo respondía automáticamente

132
Ava Jackson Amo hermanastro

alrededor de Ford. No más toques casuales, miradas persistentes, o besos


en la boca. Los pechos alzados o las bragas húmedas probablemente no
tenían esperanzas, pero los había escondido desde que llegué al rancho,
¿verdad? Traté de ignorar la voz de mi cabeza que se burlaba, Sí, durante
toda una semana. Increíble moderación.

Finalmente, nuestros padres terminaron sus sándwiches y Ford se


excusó, diciendo que tenía trabajo que hacer. Fui a mi habitación,
aliviada… pero ya temiendo la hora de la cena

133
Ava Jackson Amo hermanastro

Capítulo Catorce
Ford
Sentarse a cenar con mi padre, mi nueva madrastra, y Emma tenía
un toque surrealista. Volvía a traer el punto de que ella era realmente mi
hermanastra, pero la erección que se había impreso contra mi cremallera
parece que no obtuvo este informe. Tal vez porque no me importaban las
etiquetas en este momento. Era solo Emma… y se estaba convirtiendo en
montón de mucho más a cada día. Tenerla atada y bajo mi mano había
sido… embriagador. Sus reacciones, su entusiasmo, había sido todo lo
que hubiera podido pedir. Nuestra última semana juntos, ver lo bien que
habíamos engranado, tanto dentro, como fuera de la habitación, lo
cambió todo, y no sabía exactamente qué hacer al respecto todavía. Pero
eso era para otro día.

—¿Algo que deba saber sobre lo que sucedió mientras estábamos


en el país del vino? —preguntó mi padre, sacándome de mis
pensamientos y trayéndome de vuelta a la conversación.

—Lo siento, ¿qué?

Papá levantó un montón de puré de patata a la boca y masticó,


dándome tiempo para reunir mis pensamientos antes de que él repitiera
su pregunta.

—Informe. Actualización. Resumen.

—Oh. Nada reseñable. El ganado está todo bien, el herrero estuvo


fuera. Los caballos están en la mejor forma. Creo que quizás tengamos
que contratar a otro operario, aunque Griff no lo admita, está empezando

134
Ava Jackson Amo hermanastro

a ralentizarse más y más, y me gustaría quitarle algo de carga. Sé que


trata de mantenerse a la par de los chicos más jóvenes, pero se ha ganado
su retiro.

—Él discutirá sobre ser puesto a pastar —comentó papá.

—Lo sé, pero no tenemos que ponérselo de esa manera.


Simplemente aliviaré sus responsabilidades lentamente. Tal vez consiga
que forme al nuevo tipo para que ocupe parte de su tiempo, y pueda ser
un proceso gradual.

Papá se encogió de hombros.

—Si crees que puedes navegar por ese campo minado sin volarte
una pierna, te lo dejo a ti.

Por unos momentos, el único sonido de la habitación fue el tintineo


de los cubiertos sobre la porcelana.

Tomé otro pedazo de pan de la canasta a tiempo para ver a mi padre


alcanzar la fuente del puré de patatas. Cynthia se la arrebató y deslizó
un cuenco de ensalada en su mano. Parte de mí estaba contento de ver
que alguien estaba cuidando a papá de nuevo, pero no pude evitar
preguntarme cuánto tiempo duraría. Esta no era la primera fase de luna
de miel de Cynthia. Antes de que pudiera pensar mucho en eso, Cynthia
se secó los labios con la servilleta y se lanzó a la conversación.

—Emma, cariño, sabía que esto te encantaría. Me alegra que le


hayas dado una oportunidad al rancho. Hay tantas cosas que hacer y
ver. No he estado tan activa en años.

Emma mordió con fuerza el tenedor antes de tragar un bocado. Un


rubor rosado teñía sus mejillas, recordándome el color de su trasero

135
Ava Jackson Amo hermanastro

antes de cambiar de mi mano a la paleta. El impulso de irritarla era


demasiado fuerte para no ceder.

—Emma fue definitivamente activa la semana pasada —dije,


alzando la vista mientras terminaba de partir mi pan y untarlo de
mantequilla, llevándolo a mis labios—. Tuvimos unos buenos ratos dando
a las cosas una oportunidad. Me gustaría pensar que Montana le ha dado
una nueva gama de experiencias impactantes. Estuvo en buenas manos
mientras estuvisteis fuera. —Emma no se perdió los dobles sentidos, su
rosa se volvió lentamente rojo. Molestarla de esta manera era infantil
como el infierno, pero ella se había perturbado así durante el almuerzo
cuando hablamos de “cuerdas” y “cabalgatas”.

Cynthia se sentó más derecha en su silla, sonriendo alegremente.

—Estoy tan contenta porque los dos hayáis hecho buenas migas.
Estaba preocupada. —Miró premeditadamente hacia mí—. Odio decirlo,
Ford, pero no eres el hombre más fácil de conocer. Me alegro de que hayas
sido tan hospitalario con mi niña.

—Solo una cosa más que me encanta de ti, Cyn. —La voz de mi
papá creció a lo largo de la mesa de la cena—. No tienes miedo a decir las
cosas como son. Nos mantiene a todos honestos.

Me reuní con la mirada de Cynthia.

—En eso no hay nada de qué preocuparse, Cynthia. Creo que nos
estamos llevando muy bien. —Perdí mi batalla y dirigí mis ojos a la niña
en cuestión. Sus mejillas se habían calentado a un rojo brillante—. Y creo
que es seguro decir que Emma y yo, ambos… nos hemos abierto al otro.
La semana pasada la pasamos unidos por todo el rancho.

136
Ava Jackson Amo hermanastro

Emma se atragantó con su bistec, tosiendo en su servilleta durante


un minuto antes de alejarse de la mesa.

—Disculpen. Yo… tengo que irme. No me siento bien.

Todos observamos en un silencio aturdido como Emma


desapareció en el pasillo.

—¿Qué diablos? —dijo Cynthia, levantándose y siguiendo a su hija.

Mi padre me miró, con las cejas arrugadas.

—¿Tienes alguna idea de qué se trataba?

Sacudí la cabeza.

—No, ni idea.

Ambos seguimos terminando los restos de la comida, pero la mía


me sentó como alimento rancio en mi estómago. ¿Había empujado a
Emma demasiado lejos? La jodí, eso fue seguro. Pensé que estábamos
compartiendo una broma inocente, pero no había reconocido lo que ella
estaba sintiendo hasta que fue demasiado tarde. Había huido de mí.
Enojada o disgustada, o tal vez con miedo… fuera lo que fuera, nunca
querría esa mirada dirigida a mí de nuevo. Algo helado se filtró en mis
venas. Se sentía muy parecido al miedo de que hubiera dañado la
confianza que habíamos estado construyendo. Terminé mi plato y me
excusé rápidamente. Necesitaba arreglar lo que había hecho. Y por
primera vez en mucho tiempo… no estaba seguro de mi próximo paso.

137
Ava Jackson Amo hermanastro

Capítulo Quince
Emma
Me retiré rápidamente a mi habitación y cerré la puerta. Mi
estómago todavía seguía retorciéndose con nerviosismo. ¿En qué estaba
pensando Ford para airear nuestra vida sexual así frente a mamá y a
Russ?

Pero esa no fue la peor parte. Sus burlas pusieron todo en su lugar,
dejándome ver cuán equivocada era nuestra relación. La verdadera
pregunta aquí era: ¿Qué diablos había estado pensando yo? ¿Qué
esperaba cuando me involucré con él en primer lugar?

Alguien tocó a la puerta. La voz amortiguada de mamá llegó desde


el otro lado.

—¿Estás bien? ¿Necesitas que te traiga algo?

Intenté recuperarme.

—Yo… sí, mamá. Quiero decir, no. Quiero decir… Entra. —Podría
estar al acecho en el pasillo hasta que dejara que me cuidara, así que lo
mejor era acabar con esto rápidamente.

Mamá abrió la puerta y frunció el ceño.

—¿Te sientes mal? —Extendió su mano para ponerla en mi frente—


. No parece que tengas fiebre, pero has estado enrojecida durante la cena.

—Oh, mamá… —Suspiré. Por un momento me arrepentí de haberla


invitado a jugar a las Veinte Preguntas. Me sentía como si hubiera viajado

138
Ava Jackson Amo hermanastro

en el tiempo hacia el instituto. Si no iba con cuidado, estaría metiéndome


en un cochecito de bebé muy pronto—. No te preocupes. Estoy bien. Solo
es, uh… —Me aventuré a un cambio de tema—. Me está tomando algún
tiempo acostumbrarme a esto. Supongo que me dejé llevar divirtiéndome
con Ford. —Me pateé mentalmente—. Me quedé en el sol demasiado
tiempo, o he hecho mucho ejercicio, o tal vez comí algo que no me sentó
bien… —Oh Dios, ¿por qué no podía dejar de divagar?

Pero mamá asintió con una sonrisa comprensiva.

—Nunca hiciste nada a medias. —Se rió entre dientes—. Incluso


cuando realmente deberías hacerlo. Tan pronto como intentabas algo,
querías dominarlo, contra viento y marea. Es genial que estés disfrutando
tanto de Montana, pero la próxima vez que salgas con Ford, no te
esfuerces tanto. Él ha estado haciendo esto mucho más que tú.

Le devolví la sonrisa, tibia y un poco enferma.

—De acuerdo, mamá. Voy a intentar tomármelo con tranquilidad.

Apartó unos cabellos sueltos de mi rostro.

—Ha sido muy agradable verte este verano. Sé que estoy


repitiéndome, pero realmente me alegra que te lleves bien con tu
hermanastro. —Hizo una pausa, mirando brevemente hacia abajo—. Sé
que es difícil lidiar con tu madre constantemente arrastrando nuevos
parientes a tu vida. Realmente has sido muy valiente durante todo este
tiempo.

La interrumpí.

—No te eches la culpa por…

139
Ava Jackson Amo hermanastro

—Déjame terminar, cariño. —Suspiró, pensativa en lugar de


impaciente—. A lo que intento llegar es a… Estás acostumbrada a este
tipo de cosas. Pero Ford no. Así que fue un poco cauteloso cuando llegué
aquí.

Casi quería reírme. “Cauteloso” era la última palabra que jamás


usaría para describirlo. Pero recordé el primer día que nos encontramos:
la fría sospecha que templó sus ojos, la manera en que había actuado
como perro guardián de su padre. Quizás mamá no estaba demasiado
lejos de la verdad en esto.

—Ford y tú tuvisteis un comienzo difícil, pero parece que el tiempo


a solas os ha sentado bien. —Su tono y voz se suavizaron aún más, al
nivel de ternura que siempre mostraba al hablar de su nuevo marido—.
Russ es una de las mejores cosas que me han pasado jamás. Si pudieras
sentirte como en casa aquí… Significaría mucho para mí.

Una vez más, me pareció que nunca había visto a mamá tan feliz y
enamorada. Su racha de mala suerte finalmente había terminado. Este
matrimonio estaba aquí para quedarse.

Si yo no lo estropeaba por follar a su hijastro.

Mi estómago se retorció con una mezcla de culpa y enfado. Odiaba


mentir así a mi madre. Siendo las únicas constantes en la vida de la otra,
siempre habíamos tenido una relación estrecha, pero ahora me estaba
escondiendo de ella. El hecho de que no supiera que estaba apartándola
no cambiaba nada.

—Lo hago, mamá. Gracias. —La abracé, luchando contra las


súbitas lágrimas mientras respiraba su perfume… ese olor a rosa, jazmín,
un olor que venía con mis primeros recuerdos—. Yo… creo que voy a
acostarme. Todavía me siento un poco mal.

140
Ava Jackson Amo hermanastro

Dio un paso atrás y me besó en la mejilla.

—Que duermas bien, cariño.

Asentí, temiendo que mi voz se rompiera si hablaba, y ella cerró la


puerta al salir. Entonces me senté en la cama y mecí la cabeza entre mis
manos. Mi mente corría en círculos. ¿Qué diablos iba a hacer?

Pero no me dio mucho tiempo para pensar. Unos pasos se


acercaron a mi puerta, más pesados y más espaciados que los de mamá.
La puerta se abrió para revelar al hombre que menos, y más, quería ver.

—¿Qué estás haciendo aquí arriba? —Las palabras salieron con


más dureza de lo que había previsto—. Vas a conseguir que nos atrapen.

—Por el amor de Dios, relájate. —Ford entró y descansó su mano


sobre mi hombro. Por alguna razón, no me acarició—. Es normal que un
chico se preocupe por su hermana. Nuestros padres piensan que
simplemente estoy aquí para comprobar cómo estás.

—Pero yo…

—No saben nada. Confía en mí —dijo—. E incluso si lo hicieran,


los dos somos adultos que han consentido. No es su maldito asunto. No
tenemos ninguna razón para preocuparnos.

Quería creerlo. Solo escuchando su voz tranquila y confiada quise


entrar en la fuerza de sus cálidos brazos. Él no dejaría que nada malo me
pasara. A pesar de mis dudas, comencé a relajarme.

—Buena chica —dijo con una leve sonrisa. Mirándome a los ojos,
Ford ahuecó mi barbilla con su mano libre. Mi cuerpo respondió y mi
rostro giró automáticamente hacia él.

141
Ava Jackson Amo hermanastro

Se inclinó y me atrajo a un beso lento y prolongado que casi dolió.


Entonces, con sus labios rozando los míos, murmuró:

—Quiero follarte de nuevo.

Un ruido suave de sorpresa y deseo se me escapó. Ese calor familiar


que siempre sentía alrededor de Ford estaba subiendo rápidamente por
mi piel.

—No soporto no estar dentro de ti. Quiero hacer que te corras y


sentir tu cuerpo retorcerse contra el mío. —Me besó de nuevo, más
salvaje y hambriento que antes, y esta vez se lo devolví. De alguna manera
su otra mano ya estaba sobre mis rodillas, pasando sobre mi muslo, luego
más arriba, y me arqueé hacia él. Lentamente empecé a rendirme,
derritiéndome bajo su toque…

Pero el recuerdo de la sonrisa de mamá resurgió. Ella y Russ


probablemente estaban tomando el postre ahora, o viendo la tele
acurrucados en el sofá, o alguna otra cosa bonita de parejas. Cómodos y
tranquilos en la felicidad matrimonial… mientras sus hijos sentían
lujuria uno por el otro justo encima de sus cabezas. Las náuseas y la
culpa abrumaron todo lo que estaba sintiendo. Fue solo por un momento,
pero lo suficiente para empujar lejos a Ford.

Parpadeó, frunciendo el ceño.

—¿Qué pasa?

¿No era obvio? ¿Estaba jugando conmigo de nuevo? Las únicas


palabras que pude encontrar fueron:

—No puedo. Lo siento.

142
Ava Jackson Amo hermanastro

—Oye, detente. —Bajó la vista por un momento—. He actuado


como un gilipollas esta noche. Si todavía estás cabreada, no puedo
culparte.

—No, no estoy… bueno, un poco. —Sacudí la cabeza. Era agradable


por su parte disculparse, pero no podía desviarme del tema—. Eso no es
lo que quise decir, sin embargo. Estaba hablando de todo esto. De
nosotros. Es demasiado raro.

Ford volvió a alcanzar mi mano y yo di un paso atrás alejándome


de la cama. Soltó un bufido.

—Si quisieras escuchar por un segundo, estoy intentando


disculparme.

—Gracias. Lo aprecio, de verdad lo hago. —Intenté no sonar


frustrada, y aterricé en algún lugar en la región del sarcasmo—. Pero si
estuvieras escuchando, sabrías que eso no es lo que me molesta. —Esa
sensación de “cena familiar feliz” se había enfrentado horriblemente con
la carga sexual entre Ford y yo. Incluso el recuerdo hizo que se sintiera
escamoso contra mi piel.

—No creías que fuera muy raro anoche. O la noche antes. O


cualquiera de la docena de veces que hemos follado en la última semana.
—Ford respondió un poco más fuerte. No estaba presumiendo sobre su
conquista, no había una sonrisa en su rostro o en su voz. Parecía
genuinamente confundido, y empezaba a enojarse.

Mi propia ira se encendió en respuesta. ¿Por qué demonios no lo


entendía? Después de todo lo que yo acababa de decir, ¿cómo era posible
que todavía no lo entendiera? ¿Cómo es posible que no se sintiera tan
asustado como yo? Antes de poder detenerme, espeté:

143
Ava Jackson Amo hermanastro

—¡Pero esa semana ha terminado, Ford! Nuestros padres han


vuelto. Ahora somos una familia. —Solté una carcajada sin humor—.
Dios, ¿cómo de jodido es eso? Olvidé que eres mi hermanastro durante
unos días, pero no puedo hacerlo más. Incluso si quisiera, simplemente
no puedo.

—¿Y quieres? —Su mirada me quemó.

—¡N...no con nuestros padres en casa! —Mentí. Justo como ayer, y


todos los días desde la primera vez que puse mis ojos en Ford… seguía
atraída por él. En mi corazón, sabía que la última semana había sido más
que un lapso de juicio. Y si estuviera siendo realmente honesta, lo que
sentía por Ford iba más allá de mi cuerpo. Ningún hombre jamás me
había dominado como hizo él, o me había dado tanto placer.

—¿Entonces solo soy una gran equivocación para ti? —preguntó.


Sus ojos estrechándose y los músculos de su mandíbula contrayéndose.
Estaba completamente enojado ahora… del tipo de cabreo que solo se
siente cuando estás dolido, me di cuenta.

Pero no hacía ninguna diferencia. Incluso si nos dolía a los dos, no


podía echarme atrás en esto.

Tragué el nudo de mi garganta.

—Ese no es el punto. Nunca funcionaría entre nosotros a largo


plazo. Nuestros padres están casados y ahora tenemos que empezar a
actuar como una familia. Eres mi hermanastro. Yo soy tu hermanastra.
—Me aparté para ocultar las estúpidas e ilógicas lágrimas que llenaban
mis ojos—. Lo siento, Ford. Fue divertido mientras duró, pero… Por favor,
vete.

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Ava Jackson Amo hermanastro

Capítulo Dieciséis
Ford
—¿Vete? ¿Solo quieres que me vaya? Eso es todo. Así es como vas
a terminarlo. Me salgo un poco fuera de la línea en la cena, ¿y quieres
cortar y correr? —Me pasé la mano por el cabello y me giré hacia la
puerta. Tenía que mirar a otro lado, tenía que reunir mi mierda junta
antes de decir algo que no podría retirar. Normalmente no me era difícil
mantenerme en control, pero algo en Emma había roto mi moderación
desde el principio.

Me volví para mirarla, y una parte de mí esperaba que estuviera


sonriendo y riendo. Como si sus palabras hubieran sido una broma y
ahora esperase que yo la llevara a la cama y la pusiera sobre mi rodilla
por lanzar esa mierda, pero su rostro estaba fijo en una fría y dura
máscara. No había siquiera un atisbo de diversión, ni de la Emma
descarada que había llegado a conocer. Era como mirar fijamente a una
desconocida. Y jodidamente lo odié. Las palabras estuvieron fuera antes
que pudiera bloquearlas.

—Así es como será entonces. Justo así. —Una dura carcajada


escapó de mis labios ante el asentimiento tenso de Emma—. Supongo
que es lo mejor, de todos modos. No es como si ninguno de nosotros
creyera realmente que este matrimonio va a durar. Estarás por aquí
durante el verano, pero entonces realmente, ¿cuánto tiempo más crees
que tu madre estará aquí? Ni siquiera creo que lleguemos a Acción de
Gracias siendo una agradable familia. Así que supongo que no tendremos
que preocuparnos por que esté siendo incómodo.

145
Ava Jackson Amo hermanastro

El rostro de Emma se arrugó mientras tomaba una respiración,


hundiéndose como si acabara de darle un puñetazo en el estómago. Se
enderezó con la misma rapidez, su temperamento se encendió.

—Entonces, ¿básicamente estás diciendo que mi madre no es mejor


que Celeste, loca por enganchar a un tipo rico, llevarlo a dar un paseo, y
conseguir lo que pueda de él? Bueno, adivina, Ford. Es bueno que haya
decidido terminarlo ahora, porque está claro que no sabes una maldita
cosa sobre mi madre o sobre mí. Ahora, sal de mi habitación.

A la mierda con esto. Me volví y alcancé el pomo de la puerta,


abriéndola. Quería cerrarla de golpe, pero sabía que no podía arriesgarme
a llamar la atención. Necesitaba salir como la mierda de esta casa, así
que me dirigí al granero.

*****

Largas horas en la silla de montar daban a un hombre el tiempo


suficiente para pensar, y yo cabalgué lo bastante lejos para haber
cubierto mucho terreno… literal y figurativamente. Evitar los lugares
donde había llevado a Emma no la mantuvo fuera de mis pensamientos.
En todo caso, solo pensé más en ella. ¿Y mi conclusión? Podría haberlo
jodido. A lo grande. Seguí viendo la expresión de su rostro cuando dije
eso de su madre, y luego cuando se encorvó como si le hubiera dolido.

Mierda.

Paré a Richter, mi castrado, y le palmeé el cuello.

—Buen chico. —Nos detuvimos frente a mi campamento favorito.


Lo encontré por casualidad la primavera pasada. Tenía un saliente
rocoso, con una gran vista y un pozo para el fuego natural. Realmente
había considerado traer a Emma para pasar una noche aquí, pero nos

146
Ava Jackson Amo hermanastro

habíamos quedado atrapados el uno con el otro y no quería dejarla salir


de mi cama.

Emma.

Jesús. En cada maldito pensamiento.

Desmonté, agarré mi equipo y me puse a encender el fuego. Traje


el suficiente whisky para olvidarla por esta noche. Eso esperaba. Pero
mientras miraba fijamente las llamas, todo lo que podía ver era su rostro,
su sonrisa, la forma en que sus ojos se enturbiaban por el placer, la
manera en que su nariz se arrugaba cuando se reía.

Estoy tan jodido.

*****

Me mantuve alejado de la casa durante dos días con la esperanza


de que la distancia me ayudara a controlarme, pero no hizo nada más
que empeorarlo. La extrañaba. No estaba demasiado orgulloso por
admitirlo. El viejo Ford habría sacado su pequeña libreta negra y llamado
a una de las mujeres demasiado dispuestas a venir con poca antelación
para el tipo de placer que tenía que ofrecer. Pero no podía reunir el
maldito apetito para eso, o para nada. Incluso mi recompensa, la carne
de ternera alimentada de pasto, sabía como la mierda.

Y ese descubrimiento me hizo ver que tenía un gran problema.


Bueno eso, y las ganas de sacar la escopeta de mi silla de montar y
disparar unas cuantas balas a Mac y TJ, mientras se quedaban
boquiabiertos mirando a Emma en unos pantalones cortos que podrían

147
Ava Jackson Amo hermanastro

haber hecho que incluso Daisy Duke12 se ruborizara. No necesitaba


señalar que mi polla lo aprobaba de todo corazón.

—¿Qué mierda está haciendo ahora? —murmuré mientras


desmontaba y enganchaba las riendas de Richter en un poste del
granero—. ¿No tenéis trabajo que hacer? —grité a los trabajadores de mi
rancho. Mac y TJ se alejaron de la cerca.

—Lo siento, jefe —dijo Mac—. Solo estábamos mirando para ver si
la señorita Emma necesitaba ayuda con su trabajo de jardinería.

Emma estaba de rodillas, otra posición que le gustó a mi polla y


que recordaba bastante bien, arrancando todas las hierbas de los
macizos de flores a lo largo de la fachada de la casa. Se echó hacia atrás,
su culo en el aire, y esos jodidos pantalones cortos no dejaron nada a la
maldita imaginación. Quería ir allí, arrodillarme y sonrojarla para
demostrarle a cualquiera que me pertenecía. Excepto que no lo hacía. Lo
había dejado perfecta y malditamente claro.

—¿Mirando si necesita ayuda a cien metros de distancia? Claro.


Volved al maldito trabajo —gruñí.

Mac se volvió y se dirigió al granero, pero TJ permaneció junto a


mí.

—Te pido disculpas si piensas que solo estábamos aquí para hablar
mierda de tu hermanastra. No es así. Es una mujer increíble. Sabes que
estoy esperando asentarme, y ella es exactamente lo que estoy buscando.
Creo que podríamos tener algo real.

Personaje de una serie norteamericana que llevaba unos sexys pantalones vaqueros
12

muy cortos.

148
Ava Jackson Amo hermanastro

Todo instinto posesivo en mí despertó a la vida y no quería nada


más que agarrarlo por la garganta y decirle que no tenía ni una maldita
posibilidad porque ella ya era mía.

Pero no podía.

TJ siguió adelante.

—Antes, hoy, quería ir a dar un paseo y trató de ensillar a Delilah


sola. Fue lindo como el infierno. No sabía nada de bridas. Tenía todo
completamente al revés, pero Delilah, con lo dulce que es, simplemente
se irguió y dejó que Emma hiciera todo un alboroto a su alrededor. ¿Y la
parte más malditamente hermosa? Emma seguía preguntándole al
caballo, “ahora, ¿dónde va esta cosa?”, como si Delilah realmente pudiera
contestar. —TJ sacudió la cabeza—. Por supuesto, siendo el caballero
cowboy que soy, intervine para ofrecerle mi ayuda.

Apreté los dientes para no decirle que se guardara el resto de la


historia. No quería oírlo, pero otra vez, porque se trataba de Emma… una
parte de mí lo hacía. Me giré y dirigí al granero, esperando tanto que él lo
hiciera, como que no me siguiera. Pero por supuesto, TJ lo hizo… y
malditamente siguió hablando.

—Le mostré las cuerdas, nos pusimos a charlar, y me contó sobre


el trabajo que tiene programado ayudando a niños de la ciudad. Tiene
tanta pasión por lo que quiere hacer... Prácticamente brilla en ella.
Terminé llevándola a dar un paseo para que no se perdiera, y tío, podría
hablar con esa mujer el resto de mi maldita vida. Emma es la clase de
mujer que encuentras y consigues un anillo alrededor de su dedo tan
rápido como puedas para no dejarla ir nunca.

Entrando en el fresco establo mi puño se cerró por reflejo, y el


impulso de golpearlo a través de la pared resonó a través de mí. Si TJ

149
Ava Jackson Amo hermanastro

decía otra palabra me perdería, y todo lo que Emma estaba tan


desesperada por fingir que nunca había sucedido quedaría descubierto
de par en par.

Joder.

Mi salvación vino de una fuente poco probable.

—TJ, Mac va a practicar el corte de algunos becerros de la manada.


Es tu turno. Soy demasiado mayor para enseñar a cualquiera esa mierda
nunca más —dijo Griff, entrando en el granero. El anciano se dirigió a los
fardos de paja que los trabajadores usaban como área de descanso y se
dejó caer en una. Sacando la lata de tabaco de mascar, la golpeó contra
la muñeca en varias ocasiones, amontonándolo contra un lado de la lata,
una vez satisfecho, abrió la tapa, y sacó un pellizco que colocó detrás de
sus labios.

Cuando terminó el ritual, TJ había salido del establo, y los ojos de


Griff me taladraron.

—¿Estás listo para sacarte la cabeza del culo, muchacho?

El anciano no hablaba mucho, pero cuando lo hacía no malgastaba


palabras. Directo al grano.

Intenté desviarle.

—¿Alguna vez vas a jubilarte, viejo?

—No estamos hablando de mí. Tú y esa chica tenéis algo, y si no


consigues colocar tu mierda rápidamente vas a perderla.

Me quedé atónito en silencio por unos cuantos latidos, y mi


estómago cayó. ¿Cómo diablos podía saberlo? Aparentemente, no

150
Ava Jackson Amo hermanastro

habíamos sido tan cuidadosos la semana pasada como habíamos


pensado. Mierda.

—No sé de lo que estás hablando. —Las palabras sabían a ceniza


en mi lengua. Incluso intentar negarla se sentía condenadamente mal.

—Puedes mentirme todo lo que quieras, pero mentirse a uno mismo


es un maldito desperdicio de tiempo.

Me pasé los dedos por el cabello, crucé los dos metros que había a
los fardos de paja, y me senté frente a Griff.

—Ella fue la que dijo que había terminado.

Griff sacó una botella de escupir de su bolsillo y la levantó a su


boca por un segundo antes de contestar.

—¿Y eso es todo? ¿Has estado caminando por aquí como un oso
que fue tras la miel y fue atacado por todo el maldito enjambre, porque
estás bien con ella terminando esto?

—No digo que esté bien con eso.

—Entonces, ¿qué demonios vas a hacer al respecto?

—No lo sé. Yo no… me lo he tomado exactamente bien. Dije algo de


mierda que no debía.

Griff bufó una risa.

—Entonces, pide disculpas. Flores. Romance. Un anciano no


debería tener que explicar cómo funciona esa mierda a un brillante chico
joven como tú.

151
Ava Jackson Amo hermanastro

—Lo sé. Simplemente no he descubierto cómo. Tengo que


arreglarlo. Necesitaré ser un hombre y hacerle entender que no dejaré
que se aleje, incluso si eso hiciera que nuestras vidas fueran más fáciles.

Griff asintió.

—Eso está mucho mejor. Porque tú no serías ese mocoso que vino
aquí recién salido de la universidad, pensando que sabía cómo dirigir este
rancho mejor que cualquier otro maldito cowboy si esa no fuera tu
actitud. —Sus ojos azules descoloridos se encontraron con los míos—. Y
para que lo sepas, Ford, has hecho un infierno de trabajo. Estoy orgulloso
de ti, muchacho. Ahora lárgate de aquí y ve a buscar a la chica.

Mi pecho se apretó con orgullo al recibir finalmente la aprobación


de Griff, algo en lo que había trabajado desde el día que llegué, como él
decía, siendo un mocoso recién salido de la universidad.

—Gracias. No sabes lo que eso significa para mí.

—Era necesario que se dijera. Ahora, largo.

Me dirigí a la puerta del granero, mi confianza marcaba


nuevamente mi zancada. Griff tenía razón, tenía que sacar la cabeza de
mi culo y conseguir a la chica. Porque, joder… ella era mía. Y no la dejaría
ir.

Salvo que tan pronto como crucé el umbral, todo el infierno parecía
haberse desatado. TJ corría hacia la casa gritando:

—¡Tenemos que llevar a Mac al hospital! ¡Su puto hueso de la


pierna está sobresaliendo!

Mierda.

152
Ava Jackson Amo hermanastro

Capítulo Diecisiete
Emma
Dos días después, Ford seguía evitando la casa tanto como fuera
posible, y yo estaba jodidamente bien con eso. Mi ira por lo que había
dicho de mi madre apenas se había enfriado. Si quería irse y
enfurruñarse como un niño al que habían dado una palmada en la mano,
yo encontraría mi propio camino para encajar en la vida del rancho.

Decidí montar a Delilah, uno de los caballos más lentos, y menos


excitables, y llevarla a hacer un poco de ejercicio suave. Pero al parecer
no había absorbido tanto de la equitación de Ford como pensaba. Cada
vez que pensaba que había averiguado cómo una pieza de la montura
conectaba con la otra, me daba cuenta de que no tenía ni idea de cómo
colocar la tercera. Afortunadamente, TJ había pasado y me echó una
mano. Además, hizo novillos por un par de horas para enseñarme uno de
los senderos del rancho para montar a caballo.

Paseamos sobre las verdes colinas, nuestras yeguas deteniéndose


aquí y allá para mordisquear la larga hierba que ya estaba granando. Mi
humor se aclaró mientras hablábamos. TJ parecía genuinamente
interesado en mis clases de Stanford y en el trabajo que me esperaba al
final del verano. Pero el ambiente tranquilo no duró. Yo seguía
distrayéndome, preguntándome qué estaba haciendo Ford en ese
momento, o reproduciendo mentalmente uno de sus besos apasionados…
y luego volviendo a hervir con el recuerdo de sus palabras.

Ojalá pudiera conectar con TJ. Un apuesto y considerado caballero


que no es mi maldito hermanastro. ¿Por qué tuve que obsesionarme con el

153
Ava Jackson Amo hermanastro

tipo más inapropiado de todo el condado? ¿Por qué no puedo elegir por
quién soy atraída?

Cuando volvimos, busqué un trabajo de verdad para hacer y me


conformé con quitarle las hierbas a los arriates de flores que había
delante de la casa. Pero ni siquiera eso podía sacar la mierda de Ford
fuera de mi cabeza. Sobre todo, porque podía sentirlo observándome
desde el establo. Espero que consigas una buena vista, amigo, porque eso
es todo lo que vas a tener a partir de ahora.

Apuñalé mi pala en la hierba como si estuviera tratando de matar


a la tierra. De todos modos, ¿dónde diablos había ido Ford? Y, ¿cómo pudo
siquiera pensar esas cosas, y mucho menos decirlas? No sabía ni una sola
maldita cosa sobre mi familia. No tenía ni idea de lo que nos hizo
atravesar la muerte de papá. Cómo casi había destruido a mamá, en más
de una forma.

Su relación había sido algo como Leave It To Beaver13: novios desde


el instituto, casados jóvenes, papá trabajando, mamá quedándose en
casa. Un día, yo volvía de la escuela para encontrarla llorando a pleno
pulmón en el sofá, el teléfono todavía en su mano. Papá había muerto.
Justo en el escritorio en su trabajo, dijeron que algún tipo de aneurisma
cerebral. En una sola llamada, habíamos perdido al único hombre que
mamá había amado siempre y nuestra única fuente de ingresos.

Toda su vida había girado alrededor de nosotros. Ella nunca había


tenido trabajo, ni siquiera había ido a la universidad. Pero el poco dinero
que mis padres habían ahorrado no era suficiente, así que mamá lo
estrujó lo mejor que pudo y buscó trabajo sin poseer ninguna habilidad
o experiencia. Sin embargo, no tuvo mucho éxito… y cuando conseguía

13
Telecomedia familiar de TV estadounidense de los años 50.

154
Ava Jackson Amo hermanastro

un trabajo era despedida porque estaba demasiado destruida


emocionalmente para concentrarse.

Su trabajo más largo fue como recepcionista en un bufete de


abogados privado. El socio principal era un viudo, por lo que simpatizó
con lo que nos estaba pasando y no se molestó demasiado con sus
pequeños errores. Era un hombre dulce, un poco mayor y muy solitario,
y cuando se propuso… Mi madre fue realista sobre sus opciones, no sabía
hacer otra cosa para proveerme, así que aceptó. Como era de esperar, el
matrimonio duró solo unos años, ya que ambos se habían casado por las
razones equivocadas. Mamá pasó por otro marido después de eso, no
porque necesitara el dinero, ya que el primer divorcio le había dejado
suficiente para una vida modesta, sino porque no podía soportar estar
sola. Pero vivir con un hombre no era lo mismo que estar enamorada de
él. No podía recuperar lo que había tenido con papá.

No hasta que conoció a Russ, de todos modos. Y yo estuve


demasiado cerca de pudrir su relación desde dentro.

Lentamente, vacié los arriates de todo excepto lo que debía estar


en ellos: yuca roja, espuela de caballero azul, colombina amarillo
mantequilla, flor de cera rosa pálido, y florecientes arbustos violetas de
hisopo y lavanda inglesa. Junto a mí tenía un gran montículo de maleza
arrancada, hojas y raíces llenas de tierra seca. Mis piernas dolían por
estar arrodillada demasiado tiempo, mis manos se sentían en carne viva,
y mis hombros estaban quemados por el sol.

Y mi estado de ánimo era incluso peor que cuando lo inicié,


ahondar en la historia de mi familia había sido exactamente lo peor que
podría hacer. Me gustaría poder limpiar mi cabeza tan fácilmente como
este jardín.

155
Ava Jackson Amo hermanastro

Quizás un almuerzo ayudaría. A juzgar por el sol, había estado


trabajando durante horas. Un poco de comida aumentaría mi nivel de
azúcar en sangre y me distraería mientras decidía cómo pasar el resto de
mi día. Sin una idea mejor, me dirigí hacia la cocina.

El aire acondicionado de la casa me erizó la piel de los brazos. No


me había dado cuenta de lo sobrecalentada que estaba hasta que mi
sudor comenzó a enfriarse. Abrí la nevera, dejando que el frío aún mayor
cayera sobre mí mientras meditaba qué comer. Un poco de pan con
semillas, jamón en rodajas, ensalada de sandía, sobras de la cena de
pollo de anoche… nada realmente me atrajo. No había tenido mucho
apetito durante los últimos días. Pero sabía que mi estómago no iba a ser
menos sensible si le permitía permanecer vacío.

—¿Te apetece algo?

Casi me golpeé la cabeza con el techo de la nevera. Retrocedí,


cerrando la puerta, para ver a Celeste apoyada sobre una mano en la isla
de la cocina. ¿Por qué siempre tiene que aparecer de la nada? Suspiré en
señal de frustración.

—Me asustaste.

—Lo siento —dijo sin lamentarlo en absoluto. Sacó un taburete y


se sentó—. Ya sabes, es bueno que nos encontráramos. He querido hablar
contigo.

Rebusqué en el armario por la mantequilla de cacahuete y


mermelada. Si quería ser críptica conmigo, podría hacerlo mientras
comía.

—¿Sobre qué?

—Ford y tú.

156
Ava Jackson Amo hermanastro

Mis entrañas se congelaron. Me obligué a seguir haciendo mi


sándwich; abrir el cajón de los cubiertos, sacar un plato, un paso tras
otro, como si Celeste no hubiera dejado caer una bomba que
potencialmente arruinaría mi vida.

—E...eso realmente no responde a mi pregunta. ¿Podrías ser más


específica? —pregunté, manteniendo mi voz lo más calmada posible.

—Oh, vamos, Emma. Sabes exactamente de lo que estoy hablando.


—Sus labios se curvaron como si yo fuera una rata muerta que tuviera
que limpiar—. Con esos grandes ojos de carnero degollado que le echas,
me sorprende que tus padres no lo hayan notado. ¿Cómo pudiste
hacerles eso? Tonteando con tu propio hermano… solo el pensamiento es
suficiente para hacerme vomitar.

Bien. Estaba entrando en pánico, un poco. Pero hasta ahora, no


había dicho nada que no me hubiera reprochado más de un centenar de
veces. Y cuando el sentimiento de culpa vino de sus labios en vez de mis
más profundos, más vergonzosos miedos, simplemente me cabreó. Había
estado preocupada todo el tiempo porque mamá o Russ lo averiguaran…
pero nunca se me ocurrió que sería Celeste la que estaría husmeando
alrededor. No me gustaba ser perseguida, especialmente no por alguien
como ella.

De repente, me quedé sin mierda para dar. La había utilizado toda


estando enojada con Ford. Si mintiera sobre follar con él, ella seguiría
creyendo en lo que quisiera creer y seguiría acosándome. Mi paciencia
estaba hecha pedazos, ni siquiera tenía la suficiente energía para ser
diplomática, especialmente no con la mujer que había sido una perra
conmigo desde el momento en que llegué. Dejé el frasco de mermelada y
enfrenté su mirada con una glacial mía.

157
Ava Jackson Amo hermanastro

—Una pregunta rápida, Celeste. ¿Qué te hace pensar que mi vida


es algo de tus putos asuntos?

Su rostro se quedó flojo por un instante.

—Jesucristo. ¿Ni siquiera lo niegas?

—Tengo franca curiosidad. ¿Por qué tienes que meter la nariz en


todo? ¿Hay un nombre médico para cualquier cosa en el infierno que te
pase? —Saboreando su mirada de indignación, volví a extender la
mantequilla de cacahuete en mi pan. Sabía que estaba siendo infantil,
pero eso no hizo que se sintiera menos satisfactorio—. Solo quédate fuera
de esto.

—¡No voy a dejar que alguna… alguna puta universitaria de mierda


lo robe debajo de mis narices! Sabías que Ford era mío, pero tú te
deslizaste aquí y…

—No, sabía que lo deseabas. —Lo había expresado con la sutileza


de un perro que husmeaba en su árbol favorito—. Y no me importó.
Porque si él te folla o no, es su decisión, no la mía. —Consideré mencionar
que Ford sabía exactamente lo que estaba planeando y que nunca se
enamoraría de ella, y luego decidí guardarlo. No sería la que hiciera esa
conversación aún más mezquina de lo que era—. No puedes reclamar la
existencia de otro ser humano.

—Tal vez no. Pero puedo hacer que sea mucho más difícil para él
distraerse contigo. —Su súbito y meloso tono me hizo girarme de nuevo.
Llevaba la falsa sonrisa que había visto en ella tantas veces—. ¿Cómo
suena esto? No les digo a tus padres estos pequeños juegos enfermos que
has estado jugando con Ford. A cambio, no lo tocas por el resto del
verano, y no te pones en contacto con él cuando te vayas.

158
Ava Jackson Amo hermanastro

Reprimí una risa vacía. Yo ya había torpedeado bastante nuestra


relación sin necesitar ningún chantaje. ¿Pero que debía decir ahora?
Aunque las cosas habían terminado entre nosotros, todavía quería
proteger a mamá del conocimiento de lo que habíamos hecho. Si aceptaba
el trato, ¿Celeste sería fiel a su palabra?

La puerta frontal se estrelló abierta, seguida de fuertes y rápidos


pasos. Me aparté a un lado para ver a TJ lanzarse dentro de la cocina.

—Lamento interrumpir, señoras —dijo—, pero Ford va de camino


a St. Peter’s.

Mi corazón saltó a mi garganta. ¿Un hospital? ¿Estaba herido?


¿“Vete” iba a ser la última cosa que le dijera? Mierda. ¿Qué había hecho?

Celeste parecía casi tan sorprendida como yo.

—¿Q...qué pasó? —preguntó.

—Mac se rompió su jodida pierna —respondió TJ—. Se veía mal,


desde mi punto de vista. Ford lo subió en la camioneta y se fue a toda
velocidad.

El miedo se escurrió de mí, dejándome débil de alivio. Fue casi


seguido de inmediato por la culpa. Mac todavía era un ser humano herido
y no era nada por lo cual sentirse aliviada.

Pero el pensamiento de Ford lastimado me asustó mortalmente. Y


entonces me di cuenta de lo verdaderamente jodida que estaba. Me
gustara o no… todavía tenía sentimientos por él. Sentimientos serios.

—¿Deberíamos ir tras ellos? —pregunté.

TJ sacudió la cabeza.

159
Ava Jackson Amo hermanastro

—No serviría para nada. Tomará todo el tiempo que sea necesario,
sin importar cuantos de nosotros andemos por allí. —Suspiró y se quitó
el sombrero para limpiarse la frente.

—Oh. Bueno… gracias por avisarnos —dije.

Las palabras se sentían mediocres, pero TJ dio una sonrisa


reconfortante.

—De nada, señorita Emma. —Inclinó la cabeza hacia Celeste, que


todavía seguía detrás de mí—. No querría que ninguna de las dos
esperara. No volverá hasta después de la cena. O tal vez incluso más
tarde, dependiendo lo ocupado que esté Urgencias.

Cuando TJ fue a decirle a Russ las malas noticias, Celeste me lanzó


una mirada oscura, luego lo siguió. Evidentemente, mis días todavía
estaban contados. Pero ella no era estúpida. Si hablaba sobre mí ahora,
la pierna rota de Mac simplemente le robaría el protagonismo. Y, de todos
modos, yo no tenía tiempo para asustarme realmente por su amenaza.
Celeste tendría que esperar a que todo esto se asentara y yo me
reconcomiera sobre mis opciones: o le prometía lo que quería o se
atrevería a hacer lo peor.

Hace cinco minutos, pensé que sabía el movimiento más


inteligente. Pero ahora… ya no estaba tan segura de poder aceptar su
trato.

160
Ava Jackson Amo hermanastro

Capítulo Dieciocho
Ford
La casa estaba oscura cuando finalmente entré en el garaje. Mac
estaba instalado en la habitación de invitados de Griff, y el anciano se
agitaba sobre él como una mamá gallina, si yo alguna vez había visto
una. Tal vez solo había acabado de encontrar la manera de que Griff se
retirara un poco más rápidamente, al ponerle a cargo de la recuperación
de Mac.

Abrí la puerta y me metí en la cocina. Era ya medianoche y la casa


estaba silenciosa. Echando un vistazo a mis pantalones manchados de
tierra y hierba, sabía que debía dirigirme directo a mi maldita habitación
para desnudarme y ducharme, y acabar la noche, pero mis pies todavía
me llevaban directamente a la habitación de Emma. A pesar de la
condición de Mac, había pensado en ella ininterrumpidamente desde que
la vi trabajando en el jardín. Lo que tenía que decirle no podía esperar,
aunque tuviera que despertarla.

Sentado en la sala de espera durante horas y horas, recordé algo


que mi padre me había dicho hace años: hay algunas cosas que
simplemente no puedes esperar para decirle a alguien. Te quiero y Lo
siento, eran dos de esas cosas. Porque si esperas demasiado tiempo, no
hay garantías de que alguna vez tengas la oportunidad de hacerlo. Emma
podría hacer sus maletas e irse de aquí mañana, y tal vez nunca volvería
a verla. Si eso sucediera, me quedaría con nada más que los recuerdos y
el arrepentimiento. No era una oportunidad que quisiera tomar.

161
Ava Jackson Amo hermanastro

Golpeé su puerta suavemente, y esperé unos instantes, odiando


que sintiera la necesidad de llamar a su puerta en absoluto y no poder
entrar. Antes de levantar la mano para golpear de nuevo, la puerta se
abrió antes de que mis nudillos pudieran conectar con la madera. Emma
estaba allí, usando el maldito pantalón corto de Daisy Duke y la camiseta
que llevaba antes.

—¿No podías dormir? —pregunté.

Se encogió de hombros.

—¿Cómo está Mac? ¿Y su pierna?

—Una fractura limpia, a pesar que se veía un lio de mierda.


Afortunadamente, fueron capaces de colocarla y no necesitó cirugía, de
lo contrario habría estado allí toda la noche.

Soltando un largo aliento, se apoyó contra el marco de la puerta.

—Gracias a Dios. He estado tan preocupada. Él podría ser tan


arrogante como el infierno, pero es tan malditamente entrañable que no
puede dejar de gustarte. —Los celos ardían dentro de mí, lo cual era
ridículo. Estaba hablando de Mac, que acababa de romperse una pierna.
Todavía estaba consiguiendo meter mi reacción bajo control cuando
habló en voz baja—. No pude dormir pensando en ello. Demasiado
malditamente preocupada de que algo horrible hubiera sucedido. Es
increíble como algo tan simple como una pierna rota me hace pensar en
cuán rápido perdimos a mi padre. Recuerdo haberle visto el miércoles por
la mañana, darle un abrazo, y no darme cuenta de que sería la última
vez que lo vería. —Sus ojos se nublaron con lágrimas durante un
segundo, pero las parpadeó atrás rápidamente—. Nunca sé lo que traerá
los recuerdos a la superficie. Te hace dar un paso atrás y darte cuenta de
lo que es importante. —Respiró hondo, y pude leer lo angustiada que

162
Ava Jackson Amo hermanastro

realmente estaba. Era simplemente otra cosa de amar en ella—. De todos


modos, ¿es eso todo lo que querías decirme? —Se apartó de la puerta y
cruzó los brazos.

Me adelanté, metiéndome en su espacio. Bajó los brazos,


retrocediendo un paso, pero seguí adelante hasta que ambos estábamos
dentro de la habitación y pude cerrar la puerta por detrás de nosotros.

—Te debo una disculpa. Dije alguna mierda que no debería haber
dicho. No tenía ningún sentido abrir mi bocaza sobre tu madre. Yo…
realmente, de verdad, lo siento, Emma.

—Ford…

—Déjame sacar esto, ¿de acuerdo?

—Está bien.

—¿La semana que nuestros padres se fueron? Eso significó algo


para mí. No esperaba que sucediera. No esperaba caer por ti. Pero lo hice.
Eres todo el paquete. Jodidamente sexy en el dormitorio, e increíble como
el infierno fuera de él. Pero obtener un sabor de eso y tenerlo todo, y ser
arrebatado tan pronto como lo conseguí, eso me destrozó. No sabía cómo
lidiar con ello, salvo arremetiendo. Pasarlo contra ti fue un reflejo, y uno
que fue una mierda, para el caso.

—Ford…

—Si no vas a perdonarme y decirme que te importa una mierda las


etiquetas hermanastro-hermanastra, entonces voy a seguir pidiendo
disculpas hasta llegar a eso. He tenido demasiado maldito tiempo para
pensar sobre esto en los últimos días, y no voy a dejar que te vayas a
menos que sepa que es un hecho que no hay forma en el infierno de que
le darás una oportunidad.

163
Ava Jackson Amo hermanastro

Dio un paso adelante y presionó sus palmas contra mi pecho.

—Ford, cállate.

Me callé.

—Si crees que eres el único que ha sido miserable durante días,
entonces estás equivocado. No importa cuántas veces me dije que esto no
podría funcionar, no puedo dejarlo fuera. Porque eres todo el paquete
también. ¿Cómo lo dijiste? ¿Jodidamente sexy en el dormitorio e increíble
como el infierno fuera de él? Estoy bastante segura de que me has
arruinado para cualquier otro hombre.

Envolví mis brazos alrededor de ella y la arrastré contra mi pecho.

—Gracias, maldita sea. —Inhalé el olor de su pelo—. Porque no me


podía imaginar que no te sintiera así contra mí de nuevo. —Deslicé mis
labios a lo largo de su mandíbula—. No saborearte de nuevo—. Contra
sus labios susurré—: No besarte de nuevo.

Emma se abrió para mí y nuestras lenguas se encontraron y


enredaron. Y, santa mierda, mi chica puede besar. Dos días sin esto
parecían una vida entera. Su afán brilló en cada movimiento, desde sus
dedos aferrándome los músculos de los hombros, hasta los gemidos que
caían de sus labios. Retiré mi boca, deslizando mi mano del cabello de
Emma hacia abajo alrededor de sus caderas y a su parte delantera.
Ahuecándola entre sus piernas, rugí.

—No podría imaginarme no estar nunca dentro de ti de nuevo.

Gimió, presionándose contra mí.

—Tampoco podía imaginar eso. Incluso cuando dije que no quería


esto, no podía imaginar que… Ford, por favor. Necesito…

164
Ava Jackson Amo hermanastro

Me agaché, atrapándola por detrás de sus rodillas y hombros,


levantándola en el aire.

—Eso es todo lo que tienes que decir, cariño. ¿Recuerdas tu palabra


de seguridad?

—Rosa —dijo, y sonreí.

—Malditamente hermosa, cariño. Malditamente hermosa.

La llevé a la puerta. Sus ojos se desencajaron.

—¿Qué estás…?

—Estoy cubierto de tierra y mugre, y acabo de ensuciarte también.


Creo que es hora de desnudarnos y limpiarnos.

Sus ojos cayeron a la mancha gris de su camiseta, y cuando los


levantó de nuevo a los míos, estaban brillantes.

—¿Sabes cuánto me gustó el sexo en la ducha la última vez,


verdad?

Fue esa chispa, ese fuego, ese resplandor interior lo que me atrajo
a ella desde el principio, y ella simplemente continuó ardiendo tan
condenadamente brillante. Emma alcanzó el pomo de la puerta,
empujándola abierta. Nos adentramos en el pasillo, y esperaba que ella
se congelara, con la cabeza girando a un lado y a otro, buscando a alguien
que pudiera vernos, tan pronto como mis pies tocaron el suelo de madera.
Pero no lo hizo. Sus ojos nunca dejaron los míos. Mi corazón se hinchó
un poco. Era justo como le había enseñado. Yo controlaba todo, todo lo
que tenía que hacer era dejarse ir.

165
Ava Jackson Amo hermanastro

La convicción reflejada en sus ojos me apuró hacia el cuarto de


baño. Joder, la necesitaba desnuda y mojada, con mi pene enterrado
dentro de ese dulce coño.

Emma encendió el interruptor de la luz apenas cerré la puerta del


baño pero no la bajé hasta que nos paramos frente a la ducha. La dejé
deslizarse por mi cuerpo, indiferente ahora que estaba manchándose con
mi suciedad. La limpiaría y luego la volvería a ensuciar con todo lo que
iba a hacer con ella. La sensación de sus curvas presionando contra mí,
tuvo a mi erección haciendo estragos dentro de mis vaqueros.

—Tienes que estar desnuda en cinco segundos, o te despojaré de


esa ropa empapada. —Aplasté los labios contra los de ella. En lugar de
seguir mis órdenes, los dedos de Emma se enredaron en el dobladillo de
mi camiseta y lo arrastró arriba por mi cuerpo. Me separé, dejándola que
me la sacara por encima de mi cabeza—. ¿Con prisa?

—No te he visto desnudo en mucho tiempo. Así que sí, podrías decir
que tengo prisa. Para que conste, tu cuerpo es una locura.

No pude evitar la sonrisa que irradiaba de mis labios hacia abajo


hasta los dedos de mis pies.

—Como el tuyo, cariño. Mi pene duele pensando en ti.

Empujé la puerta de cristal, alcanzando dentro de la cabina de la


ducha. Mi carcajada hizo eco en la mampara mientras giraba el grifo
hacia el agua caliente. La miré fijamente mientras el vapor comenzaba a
salir por la puerta abierta.

—Ahora camisa fuera. Creo que ya sabes que estoy muy excitado
por verte desnuda, cariño.

166
Ava Jackson Amo hermanastro

Sus dedos bajaron a la parte inferior de su camisa y tiró de ella


hacia arriba, exponiendo centímetro a centímetro su piel cremosa y
perfecta. Mi risa se calmó en un gemido mientras la deslizaba sobre el
oleaje de sus pechos.

Jesús, los había echado de menos. Cubrí sus manos con las mías
y tiré de la camiseta hacia arriba y sobre su cabeza el resto del camino.

—Supongo que estás excitado.

—No tienes ni idea.

Saqué el condón de mi bolsillo antes de dejar caer mis manos al


botón de mis pantalones. Emma estaba justo allí conmigo, desnudándose
con la misma rapidez. Nuestra ropa restante desapareció en cuestión de
segundos, y luego ambos estuvimos desnudos, mirándonos el uno al otro.

—Eres la mujer más hermosa que he visto nunca —dije, mi voz


baja y ronca.

—Y tienes que saber que eres la fantasía de casi todas las mujeres,
¿verdad?

Sacudí la cabeza.

—No te preocupes por ninguna otra mujer, salvo tú. Ahora métete
en la ducha, cariño. Tenemos tiempo perdido que compensar.

Me encantó el escalofrío que la atravesó, y mi pene saltó cuando se


volvió y ese culo magnífico destelló cuando caminó dentro de la ducha.
Joder, qué culo. Las ideas comenzaron a formarse mientras la seguía
dentro.

167
Ava Jackson Amo hermanastro

Emma ya estaba bajo el spray, girándose hacia los lados, el agua


le empapaba el cabello y bajaba por su cuerpo en riachuelos. Se dirigió a
mí, y una necesidad primaria, desgarradora me atravesó. Como Dom, me
enorgullecía del control, pero ahora mismo, solo deseaba a mi mujer.
Áspero, caliente y duro. Contra la pared de la puta ducha.

Desgarré el paquete del condón con los dientes y me lo deslicé


mientras ella se volvía hacia mí. En dos pasos, la tenía contra la pared,
sus piernas envueltas alrededor de mi cintura, y el agua goteando en mi
rostro y corriendo por mi espalda. Era como si todo lo que se había
mantenido entre nosotros… las etiquetas, las duras palabras… todo se
lavara.

Mi boca encontró la suya, y me di un festín. Re-aprendí cada rincón


de su boca con mi lengua. Cada curva de su cuerpo con mis manos. Al
igual que iba a re-aprender cada centímetro de su resbaladizo coño con
mi pene. Para el momento que levanté mi cabeza, Emma se sacudía
contra mí, y la humedad en la cresta de mis abdominales no tenía nada
que ver con el agua que caía a nuestro alrededor.

—Por favor. Quiero…

—Y vas a conseguir todo lo que quieras, cariño. Esto va a ser duro


y rápido. Tienes tu palabra de seguridad si la necesitas.

Las uñas de Emma marcaron los músculos de mis hombros.

—No. Quiero esto. Duro y rápido. Ahora mismo. No te detengas,


Ford. Dame todo lo que tienes.

Apreté sus caderas y deslicé mis palmas hacia arriba y hacia abajo
por sus piernas.

168
Ava Jackson Amo hermanastro

—¿Ese pequeño coño apretado está listo para mí, cariño? —Tenía
mis dudas, recordando la primera vez que estuvimos juntos en el jacuzzi.
Apenas pude introducirme del todo, y ahora, hacía varios días que no la
había estirado... la había llenado.

Sus muslos se cerraron en mi cintura.

—Sí —dijo, asintiendo con la cabeza.

Me aparté, soltando una mano de su cadera para poder agarrar mi


pene y posicionarme en su entrada. Incluso el calor de la ducha no podía
compararse en nada al calor de su cuerpo. No me molesté en contener mi
gemido.

—Joooder, cariño. Me vas a quemar vivo.

—No te burles de mí, Ford.

Mis ojos se clavaron en los suyos.

—¿Olvidaste quién da las órdenes aquí?

Los ojos de Emma se encendieron de inmediato.

—Fóllame y luego azótame, pero, por favor, Dios, no me hagas


esperar.

La mujer sabía cómo empujar mis botones, y yo sabía


malditamente bien que ella estaba subiendo desde abajo14.

14 Expresión utilizada para describir una situación en la que un sumiso intenta


controlar el juego, la dinámica o la relación desde su posición sumisa con la seducción,
la persuasión, la provocación…

169
Ava Jackson Amo hermanastro

—Tu trasero estará rojo más tarde, pero por ahora, voy a darnos lo
que ambos necesitamos —dije, y luego empujé. El calor ardiente y
resbaladizo de su cuerpo se apoderó de mi pene mientras empujaba
dentro.

Casa. Estaba en casa.

Los gemidos y quejidos de Emma eran los sonidos de los que quería
hacerme eco en mi ducha para el resto de mi maldita vida. Empujé una
y otra vez, hasta que ambos nos volvimos locos de placer. Cambié mi
mano para cubrir su clítoris con el pulgar, presionando ligeramente,
hasta que sus gemidos se hicieron más fuertes. Enterró su rostro en mi
cuello y sus dientes apretaron hacia abajo para amortiguar su grito.

Los apretados espasmos de sus músculos internos en mi pene me


empujaron por el borde, y simplemente lo solté todo, menos a Emma.
Porque nunca dejaría ir a Emma.

170
Ava Jackson Amo hermanastro

Capítulo Diecinueve
Emma
Esta mañana, rodé en la cama de Ford para encontrar un muffin
de arándanos y una taza de café en la mesilla de noche. Me senté a tomar
un sorbo… solo un toque de azúcar y crema, exactamente como me
gustaba. Una vertiginosa sonrisa se esparció por mi rostro. Este pequeño
gesto de desayuno en la cama era tan malditamente lindo. No hace
mucho, habría dicho “tan completamente diferente a Ford”. Pero había
aprendido su debilidad por cuidarme. Y ayer por la noche, había
confesado en sus propias palabras lo loco que estaba por mí… en mi
habitación, en la ducha, y una y otra vez en su cama.

Me reí conmigo misma, sin importarme que sonara como una


colegiala enamorada. Ford había hecho todo lo posible por agotarme,
probablemente por eso había tenido cuidado de no despertarme. Miré el
reloj y vi que eran casi las once y media.

Me envolví en su albornoz, respirando el aroma agudo de su jabón,


y salí corriendo por el pasillo para tomar mi teléfono antes de que nadie
pasara. Luego me acurruqué en la cama de Ford de nuevo, y tomé un
bocado de mi muffin. Seguí comiéndolo y abrí mi aplicación de correo
electrónico.

Y mi felicidad de estar en una nube se estrelló. Mezclado entre


todos los spam normales, las notificaciones de Facebook y los mails en
cadena de mamá, estaba un recordatorio automatizado:

Estimada Sra. Carter,

171
Ava Jackson Amo hermanastro

Tiene programada la Orientación del Nuevo Maestro el 12 de agosto.


Por favor, háganos saber si necesita ayuda para hacer los arreglos del
viaje. Las clases comienzan el 19 de agosto. ¡Esperamos verla este otoño!

Mary Blomkap

Administradora Jefe

Lincoln High School

Fue un asqueroso despertar. Y uno que había estado temiendo.


Tenía responsabilidades que me estaban esperando. No solo una carrera,
una oportunidad de hacer una diferencia, trabajar con los niños que más
ayuda necesitaban. E incluso si me quedaba, la enseñanza en una
escuela rural de Montana no me retaría en la forma en que necesitaba.
Pero sabía que quería quedarme con Ford. Lo que teníamos juntos iba
más allá de un rollo de verano, ahora lo sabía. No podría renunciar a él
más de lo que podría renunciar a esta oportunidad de trabajo. Incluso
plantearle la cuestión a él no sería divertido. No tenía miedo de que se
enfadara o algo así, pero acabábamos de reconciliarnos anoche y me
resistía a arruinar el ambiente positivo de nuevo.

¿Estaba siendo infantil sobre todo esto? Desgarrada, terminé mi


desayuno mientras apenas lo saboreaba. Me vestí, bajé a dejar los platos
en el fregadero y luego dejé que mis pies me llevaran donde quisieran
mientras rumiaba mi dilema.

Mi ritmo e inquietud, finalmente me llevó al establo de los caballos.


Su fresca sombra me dio la bienvenida. Aspiré los suaves aromas de
madera polvorienta desgastada, heno fresco y dulce; incluso el olor
persistente del estiércol se sentía de alguna manera sano. Los pocos
caballos que se encontraban allí estaban comiendo sus raciones,
ocasionalmente dando suaves bufidos de satisfacción.

172
Ava Jackson Amo hermanastro

—Hola, Griff —dije cuando entré.

Estaba echando agua en un cubo medio lleno de gránulos de color


rojizo. Sin levantar la vista, sacudió brevemente la cabeza en mi
dirección.

—Señorita.

—Um… ¿Qué hay en el balde?

—Pulpa de remolacha. Ayúdame allí.

—¿Huh? ¡Oh! —Me balanceé para abrir la puerta del establo ante
el que había estado parada delante sin pensarlo.

Un potro castaño brillante con calcetines blancos estaba amarrado


dentro, con una larga cuerda de algodón. A la vista de la comida, relinchó
alto y pateó el suelo. Tan pronto como Griff dejó el balde, se empujó más
allá para enterrar su nariz en el puré de color púrpura, casi tirándolo.

—Pequeño hijo de puta —dijo Griff, acariciando su cuello. Se alejó


y se sentó pesadamente sobre un fardo de heno, tomando una lata de
tabaco de mascar de su bolsillo.

Después de cerrar la puerta del establo detrás de él, me encontré


sin saber qué hacer a continuación. Griff evidentemente había terminado
sus quehaceres, y dado que apenas había hablado conmigo, me sentí
extraña molestándolo. Vagué alrededor del granero por un rato. Pero
pronto, visitar a los caballos y examinar el equipo de granja se convirtió
de nuevo en un ritmo de paseo.

—¿Me vas a decir lo que tienes en mente, muchacha, o


simplemente seguirás soplando con energía?

173
Ava Jackson Amo hermanastro

Me volví bruscamente, sorprendida. Casi me había olvidado de que


Griff seguía allí.

En nuestro viaje desde la pista de aterrizaje a la mansión, él parecía


un gruñón con los labios apretados. Después de pasar algún tiempo en
el rancho, sin embargo, lo conocía mejor. Su silencio no significaba
nada… simplemente que no tenía ganas de hablar. Y ahora mismo, lo que
más necesitaba era una caja de resonancia. Alguien que supiera
escuchar sin juzgar. Parecía que Griff era mi hombre.

Dudé… pero luego derramé mis entrañas. Incluso dejando de lado


los sangrientos detalles, conversé durante media hora sobre la
importancia de la carrera y el amor, y de cómo me había quedado
atrapada en medio. Casi me esperaba que se largara o se durmiera en
medio de la diatriba. Cuando terminé, lo miré para verlo mirando hacia
el espacio y rascarse la barba. Mientras me preguntaba si habría oído
siquiera una sola palabra, preguntó:

—¿Nunca has pensado en el centro juvenil de la frontera del


estado?

Sacudí mi cabeza.

—¿Hay algo así por aquí?

—Podría llamarse “centro correccional juvenil”, o lo que esté de


moda por estos días. —Volvió la cabeza para escupir—. Necesitan buenas
personas que realmente se preocupen para ayudar a los chicos a obtener
sus diplomas y mantenerlos fuera de problemas… no solo personas que
quieran el cheque de paga.

Mordí la uña mientras lo pensaba. No estaba certificada para eso


específicamente, pero mucha de mi formación probablemente coincidía

174
Ava Jackson Amo hermanastro

puesto que había elegido mis clases con un ojo en enseñar en el interior
de ciudades. Para los estudiantes que habían pasado toda su vida en
escuelas insuficientemente financiadas, y en barrios peligrosos. Un
centro de detención juvenil era solo un paso más allá de eso. Los chicos
que habían caído a través de las grietas de una manera aún más grande.
Este tipo de trabajo definitivamente no tendría nunca ninguna escasez
de desafíos. Nunca se me ocurrió el buscar un trabajo en el sistema
penitenciario, pero…

—Es una gran idea —respondí en voz alta—. ¿Sabes algo más
acerca de la escuela?

Griff sacudió la cabeza.

—No he tenido muchas razones para averiguarlo. Demonios,


probablemente incluso conseguí los hechos equivocaos. Podría haber un
centro juvenil para chicos y otro para chicas.

Supongo que no sé lo que esperaba. Sonreí al viejo capataz.

—Gracias de cualquier manera. Has sido de gran ayuda. —Un poco


de Google manejaría el resto de mis preguntas; lo realmente importante
era el rayo de esperanza que Griff había plantado. Quizás podría
quedarme en Montana, después de todo.

Gruñó en reconocimiento y bajó la cabeza. Pero cuando me volví


para irme, dijo:

—Has estado teniendo algunos problemas con la señorita Celeste.


—Era una afirmación, no una pregunta.

Desprevenida, murmuré:

175
Ava Jackson Amo hermanastro

—Uh… —No pensaba que hubiera dejado ver tanto sobre estar
chocando la cabeza con Celeste. ¿Qué más quería decirle?

—Antes de este trabajo, vivía con su hermana y su marido bueno-


para-nada. Se reventó el culo sirviendo mesas mientras él bebía todas
sus propinas. —Griff se movió y escupió en el suelo de nuevo—. Eso no
es una excusa para sus tonterías, ¿entiendes? Solo una razón.

Asentí lentamente.

—Entonces, ¿cómo comenzó a trabajar para Russ?

—Bueno, el bastardo maltrataba a veces a la hermana de Celeste,


y una noche el sheriff fue avisado. No sé si Celeste lo llamó, o fue un
vecino, pero de cualquier manera, los rumores corrieron por la ciudad.
Russ fue directamente a su restaurante y le ofreció un trabajo.
Habitación, pensión y salario. Dijo que Celeste estaba invitada para
traerse a su hermana, pero supongo que ella no se iría… no conozco los
detalles. Celeste le envía dinero cada dos meses.

Por un momento, me quedé estupefacta. No me podía imaginar


tener que lidiar con algo así.

—Gracias, Griff —dije por fin—. Lo recordaré —Y lo haría… era el


discurso más largo que había oído de él, y ponía muchas cosas en
perspectiva

Durante mi gran pelea con Ford, había gritado que mamá no era
nada como Celeste. Ahora, sin embargo, me preguntaba si la diferencia
entre ellas era realmente tan grande. Seguro, Celeste era cruel y
despiadada sobre perseguir el dinero, mientras que mamá siempre fue
pragmática, sin perder nunca su actitud positiva. Pero, ¿y si ese amable
abogado viudo nunca hubiera aparecido? Mamá habría tenido que

176
Ava Jackson Amo hermanastro

cuidarme. ¿Hasta dónde habría llegado para seguir poniendo comida en


la mesa? ¿Qué tan amargada se habría vuelto con los años de mala suerte
y miedo? No estaba segura de poder responderme a esa pregunta.

Me sentí un poco culpable. Ni siquiera me había molestado en


preguntarme por qué Celeste actuaba de la manera en que lo hacía;
acabando de etiquetarla como una perra. Había vivido una vida dura, y
probablemente haría cualquier cosa para evitar eso de nuevo. Lo que no
era una excusa, como dijo Griff, y no estaba segura de que ella quisiera
mi compasión… sobre todo si sabía que había cavado en su pasado. Pero
ahora sabía que necesitábamos tener una conversación. Pronto.

En primer lugar, sin embargo, tenía que ocuparme de mi situación


laboral. Le agradecí por última vez a Griff por escucharme, luego volví a
la casa y subí las escaleras hacia mi portátil. Una búsqueda rápida
demostró que efectivamente existían dos centros separados por sexo.
Uno, el de los chicos estaba al otro lado del condado, pero el de las chicas
no estaba demasiado lejos del rancho… fácil de ir y venir a diario. Santa
mierda, esta idea podría funcionar realmente. La emoción despertó en mi
pecho.

Un par de brazos cálidos se asentaron alrededor de mí desde


detrás, creando una chispa diferente. La barbilla de Ford descansó sobre
la parte superior de mi cabeza.

—¿En qué andas ahora? —preguntó—. El almuerzo está listo.

—¿De verdad quieres que me quede aquí? ¿En el rancho? —Espeté.

Se quedó quieto, solo su aliento apenas removía mi cabello. Maldita


sea, Emma, podrías haberlo llevado un poco más suavemente. No había
querido pedirle que evaluara toda nuestra relación justo sobre la marcha.
Esperé nerviosamente, medio oyendo Jeopardy! como música de fondo.

177
Ava Jackson Amo hermanastro

Finalmente, respondió.

—Creo que nunca tuve la intención de dejarte ir.

Mi estómago revoloteó con alivio y una agradable sorpresa.

—Siento haber sido tan torpe —dije—. Es solo que… si voy a


quedarme, necesitaré encontrar un trabajo para reemplazar al mío. Algo
con un propósito, donde pueda estar segura de que mi labor hace una
diferencia real para el mundo. Griff sugirió enseñar en el centro
correccional juvenil. —Dudé y luego continué—. Le conté a Griff sobre
nosotros. Lo siento. Debería haber hablado primero contigo para
asegurarme que te parecía bien.

No estaba segura de cómo reaccionaría sobre mí contando nuestro


pequeño y sucio secreto. Pero todos mis temores se disiparon cuando
Ford respondió:

—No te preocupes, Griff ve cada maldita cosa que sucede en este


rancho, de todos modos… terminé hablando con él también, pero
probablemente ya lo sabía. —Sonrió—. Y creo que su idea para el trabajo
es una maldita buena idea. De hecho, conozco al tipo que dirige el lugar.
Le llamaré ahora mismo y le pediré una visita.

Me recliné hacia atrás, recostando mi cabeza sobre la silla para


besarlo al revés. Pasó un largo tiempo antes de que dejara que Ford
hiciera esa llamada telefónica.

*****

Al día siguiente, después de pasar veinte minutos eligiendo juntos


un impresionante conjunto de mi mezcolanza de ropa de vacaciones,
fuimos a la frontera del condado. El centro de detención se parecía mucho
más a una escuela típica de lo que me esperaba. Media docena de

178
Ava Jackson Amo hermanastro

edificios bajos, con techo rojo repartidos en un enorme cercado de césped.


En la oficina principal, Ford me presentó al superintendente de la
instalación, un hombre de mediana edad, con el pelo rubio fino, llamado
Ted Wright.

Ted me estrechó la mano como si estuviera tratando de tirar de mí.

—Bienvenida al Centro de Rehabilitación de Oak Creek, Señorita


Carter —exclamó—. Esta instalación atiende a veinte delincuentes
femeninas entre las edades de diez y dieciocho… ¿Dónde dijiste que fuiste
a la universidad?

Distraída por lo mucho que sonaba a un folleto, casi no capté su


pregunta.

—Um, no creo que lo haya dicho. Pero acabo de graduarme en


Stanford.

—Mundo pequeño y una gran escuela. El sobrino de mi esposa


acaba de recibir su carta de aceptación. —Ted entró en la sala, saludando
a lo largo con la mano—. ¿Y qué estudiaste?

Esta vez tuve una respuesta lista para disparar en contestación.

—Matemáticas y ciencias de nivel secundario, con énfasis en la


educación correctiva y jóvenes de riesgo. Hice mis prácticas en una
escuela secundaria. Pero también he tomado algunas clases de pedagogía
y psicología del desarrollo que se centraron en el nivel primario.

Cuando nos mostró las aulas, las salas de consejería y los


dormitorios, Ted se mantuvo lanzándome abruptamente preguntas
inesperadas e informales. Ford nos siguió un paso por detrás, con sus
manos en los bolsillos, dejándome hablar a mí. Finalmente la visita

179
Ava Jackson Amo hermanastro

terminó de regreso en la oficina principal. Agitando una mano a una


mujer de pelo corto con un traje pantalón verde oscuro, Ted dijo:

—Quiero que conozcas a Maddie Baker. Es la directora de esta


locura. Maddie, esta es Emma Carter.

—Encantada de conocerte —contesté, sacudiendo su manicurada


mano, y preguntándome qué diablos estaba pasando.

—De acuerdo a tu educación y experiencia, señorita Carter, estás


excesivamente calificada. —Ted se aclaró la garganta con fuerza, dejando
que mis esperanzas se desplomaran un momento—. Pero instalaciones
juveniles rurales como esta no reciben realmente muchas solicitudes de
empleo… especialmente esos tan bien entrenados, con talento y
entusiastas como tú pareces ser.

Maddie interrumpió.

—Lo que Ted quiere decir es que estaríamos honrados en tenerte


con nosotros

Ford me lanzó una mirada rápida de soslayo que decía:


Malditamente cierto que lo harían.

—¿De verdad? Pero… ni siquiera he hecho una entrevista real —


balbuceé. ¿Le había dado Ford mi currículum por teléfono o algo así?

Ted solo se rió.

—Conozco a un buen maestro en cuanto lo veo.

—Ahora, sobre tus deberes —dijo Maddie enérgicamente—. Las


clases se imparten durante ocho horas durante todos los días de la
semana, durante todo el año. Solo tenemos a otro maestro en este

180
Ava Jackson Amo hermanastro

momento, por lo que te harías cargo de las clases de matemáticas y


ciencias para todos los grados. ¿Cuándo puedes empezar? Suponiendo,
por supuesto, que pases la verificación de antecedentes.

Mi chispa de excitación estalló en un resplandor pleno. Esto está


sucediendo realmente, me di cuenta… y esto es exactamente a dónde
estoy destinada a estar. Si hubiera sabido más sobre la Ley de menores,
quizás podría haber visto esta oportunidad de trabajo incluso sin la
sugerencia de Griff. Estas muchachas me necesitaban más que los
estudiantes de D.C. Sería mucho más fácil para la Lincoln High School
encontrar un reemplazo cualificado que para Oak Creek encontrar… a
nadie en absoluto. Y si trabajaba aquí, me permitiría quedarme con Ford,
entonces eso era solo la guinda del pastel. Quería ponerme a saltar, besar
los amaneceres siempre-amables de Ford, pero en cambio respondí con
frialdad.

—Me encantaría el trabajo, y puedo empezar en cuanto me


necesitéis.

181
Ava Jackson Amo hermanastro

Capítulo Veinte
Emma
Los dedos de Ford se entrelazaron con los míos mientras guiaba la
camioneta a lo largo de un tramo de carretera de dos carriles de regreso
al rancho. En mi interior desenfrenada y pura alegría floreció, todo iba
cayendo en su lugar. Había temido todo sobre este verano, pero me había
dado las más increíbles oportunidades: el hombre y el trabajo. Por reflejo,
apreté la mano de Ford, y me miró sonriendo.

—¿Feliz, cariño?

—¿Feliz? Esa no es siquiera la palabra correcta para lo que estoy


sintiendo —respondí.

—Vamos a necesitar conseguir traer tus cosas aquí. Asegurarnos


de que tengas un vehículo que esté a la altura durante el invierno.

Sus palabras evocaron la imagen de un camión de mudanzas


aparcado delante del rancho, con hombres descargando todas las cajas
que estaban esperando actualmente ser embaladas en mi pequeño
apartamento de Stanford, antes de que me fuera a DC. Imaginé a mamá
y a Russ de pie en el porche, las mandíbulas caídas, preguntándose qué
demonios estaba pasando.

Algo de esa satisfacción desapareció, pero agarré la mano de Ford


con más fuerza. No, vamos a resolverlo.

—Ford —comenté suavemente—. ¿Cómo vamos a contarles a


nuestros padres sobre nosotros?

182
Ava Jackson Amo hermanastro

Me miró durante un segundo antes de que sus ojos volvieran a


centrarse en la carretera.

—Solo se lo diremos. Directamente. Sin juegos. Estoy enamorado


de ti, y tú de mí, y vamos a estar juntos. Las etiquetas no importan; es lo
que sentimos el uno por el otro lo que lo hace. Si tienen un problema con
ello, podemos discutirlo como adultos, y eso será todo. —Su pulgar
acariciaba el dorso de mi mano mientras pronunciaba su discurso.

Estábamos conduciendo por una carretera rural desierta, y ahora


era cuando el hombre decidía decirme que estaba enamorado de mí.

—Para a un lado.

La cabeza de Ford se sacudió en mi dirección.

—¿Qué? ¿Qué pasa? —preguntó, pero ya estaba bajando la


velocidad.

—Solo hazlo. Para.

Ya estaba desabrochándome mi cinturón de seguridad mientras


Ford conducía la camioneta a un lado de la carretera y la paraba. Gracias
a Dios por los bancos unidos, pensé. Me deslicé hacia el centro, empujé
los brazos de Ford hacia abajo, y pasé una pierna por encima de sus
caderas para ponerme a horcajadas.

—¿Qué hice para merecer esto? —preguntó, bajando las manos


hacia mis hombros.

—¿Quién decidiría decirle a una mujer que está enamorado de ella


mientras está volando por una carretera rural a unos cien kilómetros por
hora? Esa es la verdadera pregunta. —Traté de sonar severa pero estaba

183
Ava Jackson Amo hermanastro

sonriendo demasiado ampliamente para fingir nada más que ser


locamente feliz.

La sonrisa de Ford se extendió a través de su cara en un reflejo de


la mía.

—Como si no te lo hubieras imaginado ya —murmuró, sus labios


bajando a los míos.

Levanté mi mano, impidiendo su beso, algo que difícilmente podía


creer que estuviera haciendo… pero solo por esta vez.

—Dilo otra vez.

La chispa en sus ojos brilló.

—Te quiero, Emma. Malditamente demasiado.

Dejé caer mi dedo.

—También te quiero, Ford. Ahora bésame.

Lo hizo. Su cabeza se inclinó, sus labios reclamando los míos, la


lengua metiéndose dentro para probarme. Quería que poseyera cada
centímetro de mí, y no solo con su lengua. Mis manos patinaron por su
pecho, encontrando el botón de sus vaqueros, y tirando. Solo una vez que
mi mano estuvo dentro y alrededor de su grueso y duro pene, Ford separó
su boca de la mía.

—Sabes que estamos al lado de una carretera pública, ¿verdad?

Miré por las ventanillas, sin soltar mi agarre, y supervisé el largo


tramo de asfalto vacío. Cristales tintados. No he visto un coche en veinte
minutos. Me siento afortunada por este increíble, precioso hombre que me
ama.

184
Ava Jackson Amo hermanastro

Lanzando mis ojos a Ford, que se inclinaba en mi agarre mientras


lo acariciaba y jugueteaba con su longitud, le pregunté:

—¿Qué es lo peor que pasaría si nos pillan?

Su sonrisa fue rápida.

—¿Sintiéndote un poco loca?

—Sintiendo suerte en el amor —corregí.

—Joder, entonces.

—Joderme a mí, quieres decir.

—Cosa descarada. —Sus manos acariciaron hasta mis piernas y


agradecí a quien estuviera escuchando allá arriba que hubiera tenido la
previsión de llevar una falda a mi entrevista improvisada. Cuando Ford
golpeó mis bragas, suspiró.

—Te dije que no más bragas.

—Era una entrevista de trabajo —dije, exasperada.

Hizo un puchero. Querido Dios, Dom y todo, y hacía pucheros. La


imagen de sus labios llenos bajando tuvo a mis ovarios derritiéndose.
Cuando sus dedos se deslizaron por el frente de mis bragas, gimió.

—Húmeda para mí cada maldita vez. —Dos dedos se deslizaron


dentro y fue mi turno de gemir. Mis pezones se arrugaron contra el encaje
de mi sostén y de repente mi idea de un polvo rápido en el arcén de la
carretera me pareció un poco menos impresionante porque quería estar
desnuda y extendida en su cama. Luego movió sus dedos, y me olvidé de
preocuparme por nada, salvo de cómo se sentía dentro de mí. Maldición,

185
Ava Jackson Amo hermanastro

pero la sensación de él, cualquier parte de él, nunca dejaba de enviar


escalofríos corriendo a través de cada centímetro de mi piel.

Ford agrupó mi falda alrededor de mi cintura, agarró mis caderas,


empujándome hacia adelante, colocándome contra la cabeza de su pene.
Y entonces, se congeló.

—Mierda. Condón.

—Estoy de acuerdo si tú lo estás.

Sus ojos subieron a los míos.

—¿Estás segura, Emma?

—Estoy limpia. Y no hay nada que me gustaría más que tenerte sin
nada entre nosotros.

Las caderas de Ford se arquearon hacia mí.

—Quiero tus brazos alrededor de mí, cariño.

Rodeé mis brazos alrededor de su cuello, presioné mi frente a la


suya, y Ford me bajó en su pene, centímetro, a delicioso, centímetro.
Maldito infierno. Me preguntaba si alguna vez me acostumbraría a su
tamaño.

Mi cuerpo se entregó al suyo, y saboreé la exquisita plenitud.


Incluso después de las muchas veces que estuvimos juntos, era todavía
casi más grande de lo que podía manejar, pero creedme, me encantó el
desafío. Cuando empezó a empujarme, lentamente me levanté y bajé,
encontrándome con cada golpe, mientras lo miraba fijamente a los ojos.
Sus manos dejaron las mías para enterrarse en mi pelo y tirar de mi cara

186
Ava Jackson Amo hermanastro

a la suya, nuestros labios colisionaron nuevamente, no podíamos obtener


lo suficiente el uno del otro.

Mis músculos interiores se apretaron más fuertes con cada empuje.


Mi orgasmo estaba subiendo, a punto de atravesarme.

El agarre de Ford en mi cabello se tensó y se apartó de mi boca.

—Te quiero, Emma. Joder. Voy a correrme. ¿Estás conmigo,


cariño?

—Sí. Ahora.

Lo que esperaba que fuera un polvo rápido en el asiento delantero


de una camioneta se convirtió en una sinfonía de movimientos y
reacciones casi perfectamente coreografiadas. Cuando miré a los ojos de
Ford, salvajes de placer, mi orgasmo estaba a punto de caer sobre mí, y
fue uno de los momentos más bellos que nunca había experimentado.

*****

Había algunos inconvenientes del sexo en un coche… como la


limpieza, pero dado mi felicidad post-coital… Tuve un momento difícil
para que me importara. Pero con cada kilómetro más cerca para llegar al
rancho, mi aprensión subió un poco más alta.

—¿Exactamente cómo se lo vamos a decir? —pregunté.

Una vez más, mi mano se entrelazó dentro de la Ford con fuerza,


un agarre seguro. Cuando un hombre tenía un agarre como ese, estaba
empezando a darme cuenta, podría agarrar tu mano y lo seguirías a
cualquier lugar.

187
Ava Jackson Amo hermanastro

—Solo se lo vamos a decir. Ninguna tontería. No pidiendo


disculpas. Somos adultos. También tenemos la suerte de que nuestros
padres quieran que seamos verdaderamente felices. —Lanzó sus ojos
hacia mí antes de volver la vista a la carretera—. Creo que no va a ser un
espectáculo tan grande como el que estás imaginando, cariño.

—Es solo que… No lo sé. ¿Es incómodo?

—Ponte en sus zapatos. ¿Qué tan incómodo fue para tu madre que
fuera a ti y te dijera que se iba a casar de nuevo? ¿Cómo crees que se
sentía ella? ¿Y mi padre? ¿Venir a casa y decirme que se había enamorado
de una mujer en el espacio de una semana? Incómodo, seguro, pero,
¿piensas por un minuto que dejarían que esa incomodidad les disuadiera
de estar juntos?

De acuerdo, el hombre tenía un punto válido.

—Así que solo vamos a decírselo. —Mi aprensión se estaba


desvaneciendo ante la cara de confianza de Ford—. ¿Y si se horrorizan?

Me lanzó una sonrisa devastadora.

—Nos ocupamos de ello. Eres mía, Emma. Ningún horror, ni


parenteral o de otra manera, nos impedirá estar juntos. Ten un poco de
fe, ¿vale?

Inspiré profundamente. Podría conseguir lograr tener fe. Podría


hacer muchas cosas con Ford a mi lado. O detrás de mí. O debajo de mí.
O encima de mí. Una sonrisa coqueteó en las comisuras de mi boca.

—Maldita sea, Emma. No me obligues a llevarte al granero para


azotarte tu culo hasta volverlo rojo para que te comportes.

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Ava Jackson Amo hermanastro

—No estoy segura si eso se supone que sea una amenaza... Pero
definitivamente estás perdiendo puntos.

Su rica risa llenó la cabina de la camioneta, junto con algo que


sonó mucho a:

—Al menos sé lo que haremos después.

Cuando nos detuvimos frente al garaje, Ford aparcó la camioneta


y me dijo que esperara. Me quedé quieta mientras se acercaba a mi lado
y me abría la puerta. Me levantó de la camioneta y me dejó sobre mis
pies.

—No te preocupes, Emma, tenemos esto.

Asentí.

—Tienes razón. Tenemos esto.

Una vez más, agarré su mano, y sentí que juntos, podríamos tomar
el mundo.

*****

Entré en la cocina, mi cuerpo todavía seguía sintiendo el abrazo


aplastante de los brazos de mamá y Russ. Decir que las cosas habían ido
mejor de lo que esperábamos habría sido un leve eufemismo. ¿Miradas
horrorizadas y desafíos acusatorios? Completamente ausentes. ¿Sonrisas
felices y felicitaciones? Genuinas y abundantes. No estaba segura de que
pudiera borrar mi sonrisa durante días.

Hasta que Celeste salió de la despensa sosteniendo un saco de lona


de comestibles y una expresión amarga se torció inmediatamente en sus
facciones al verme.

189
Ava Jackson Amo hermanastro

No. simplemente, no. Montana podría ser el Oeste, pero no era el


Salvaje Oeste, y este rancho era, en realidad, lo suficientemente grande
para las dos. Había llegado el momento de enterrar el hacha de guerra. Y
no en la espalda de Celeste.

Me negué a dejar que mi sonrisa flaquera mientras sus ojos se


estrechaban.

—No tienes que parecer tan presumida. Aunque no debería


sorprenderme. Probablemente estás dispuesta a hacer lo que sea…

Levanté una mano.

—Basta, Celeste. Simplemente… suficiente. He terminado de hacer


lo que fuera que hayamos estado haciendo. —Su boca se cerró de golpe,
así que tomé eso como mi oportunidad para continuar—. Me quedo aquí
en el rancho. Para siempre. Nuestros padres saben que estoy saliendo
con Ford. Están totalmente bien con eso. Así que, no tienes por qué
gustarme, pero vamos a tener que averiguar cómo llevarnos bien.

Celeste se puso rígida.

—Entonces despídeme. Eso es lo que quieres hacer, ¿no?

Sacudí la cabeza.

—No. Tienes un sitio aquí tanto tiempo como lo desees. También


has hecho de este tu hogar, y ciertamente no es mi intención echarte.
Solo quiero asegurarme de que tenemos claro que Ford no es una opción.

Esperaba una respuesta maliciosa, pero lo que conseguí fue algo


totalmente diferente: risa. Los hombros de Celeste se sacudieron cuando
se envolvió un brazo alrededor de sí misma, y levantó el otro a su cara.

190
Ava Jackson Amo hermanastro

—Ni siquiera quiero a Ford. Dios, soy tan idiota. Pensé… tal vez…
si pudiera hacer que me notara, nunca tendría que preocuparme de
nuevo. ¡Pero Mac tuvo que entrar y arruinarlo todo!

Bueno, ahora estaba completamente perdida.

—¿Mac?

Celeste levantó su rostro de su mano.

—No puedes elegir de quién te enamoras… incluso cuando debes


saberlo mejor. —Sacudiendo su cabeza añadió—: Me dije que nunca me
enamoraría de un vaquero, pero trabajó su camino a mi corazón, y ahora
no puedo sacarlo de él.

Mi cerebro giró para ponerse al día. ¿Celeste y Mac? ¿Desde


cuándo? ¿Qué demonios?

Se levantó de la mesa, recogiendo de nuevo la bolsa de lona. Celeste


captó mi mirada confusa.

—Voy a cuidar de él mientras está alojado donde Griff. Griff va a


visitar a su sobrino, así que Mac y yo podremos tener un poco de tiempo
para nosotros mismos, no es que vaya a pasar mucho con su pierna
destrozada. —Su sonrisa se suavizó—. Pero será agradable tener algo de
tiempo a solas. Nos dará una oportunidad de hablar sobre el futuro. —
Con eso, salió de la cocina, una mirada melancólica en su rostro. La
puerta trasera se cerró con un clic tranquilo, justo antes de que la voz de
Ford llenara el vacío de la cocina.

—¿Aún te lo está haciendo pasar mal?

—No.

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Ava Jackson Amo hermanastro

Me levanté y me volví hacia él. Me encantaba no tener que mirar


por encima de mi hombro, o el de él, para ver quién podría estar
observando. Me encantaba saber que podría cruzar la cocina y envolver
mis brazos alrededor de él, y apretar su firme culo sin repercusiones, al
menos, ninguna que no estuviera completamente emocionada de
experimentar. Así que hice exactamente eso.

Ford me pasó los dedos por el pelo e inclinó mi rostro hacia el suyo.

—Estás segura de que todo está bien.

Alargué la mano y envolví mis brazos alrededor de su culo,


levantándome sobre las puntas de los pies mientras tiraba para bajar su
rostro al mío.

—Mucho mejor que bien. Absolutamente perfecto —susurré, antes


de presionar mis labios a los suyos. La mano de Ford ahuecó la parte de
atrás de mi cabeza, y no hablamos por un largo, largo rato después de
eso.

192
Ava Jackson Amo hermanastro

Epílogo
Emma
Una brisa caliente y seca corría sobre nuestras espaldas sudorosas
mientras mamá, Ford y yo cabalgábamos hacia el rancho. No había
llovido durante semanas y el polvo del camino se pegaba a mi garganta.

—Oye, ¿Ford? ¿Puedes darme algo de tu agua?

—¿Te has bebido toda la tuya ya? —Mientras me tomaba el pelo,


Ford guió a Richter más cerca de mi yegua y me entregó su cantimplora.
Tomé un trago y se la devolví.

—¡Oh, sois tan lindos juntos! —dijo mamá desde detrás de


nosotros. Su castrado estaba más interesado en las flores silvestres a lo
largo del borde del sendero que en mantenerse al día con nuestra
enérgica caminata.

Di un gemido burlón.

—Jesucristo, mamá, cálmate. Solo necesitaba un trago.

Estábamos de regreso de un almuerzo tipo picnic en el bosque.


Durante todo el tiempo, mamá había arrullado sobre nosotros cuando
hacíamos algo remotamente de pareja: como apoyarme en el hombro de
Ford, u ofrecerme él un bocado de pastel, incluso cuando nos palmeamos
ambos las manos cuando buscábamos una manzana a la vez.

Russ solía venir a nuestros paseos, pero justo después del


desayuno, se había ido en uno de las camionetas del rancho, y ni mamá,
ni Ford admitieron lo que él estaba tramando. Sabía que mamá tenía un

193
Ava Jackson Amo hermanastro

lado tonto, pero nunca esperé que Ford estuviera de acuerdo en jugar con
ello. Por otra parte, si le gustaban los juegos en el dormitorio… Suspiré con
una sonrisa, solo un poco molesta. Incluso cuando mi nueva familia
decidía meterse conmigo a la vez, me encantó vivir juntos así: tranquilos,
felices, libres.

Nuestros caballos bufaron cuando el granero apareció a la vista.


Sabían que eso significaba que habían terminado de trabajar por el día
de hoy, y todo lo que querían era que los lavaran y los soltaran en el prado
cubierto de hierba. Desmonté a Delilah y aflojé la cincha de su silla, con
cuidado de no volver a enganchar mi nuevo anillo de compromiso, y
comencé a guiarla hacia delante con una rienda suelta. Sonreí para mí.
Era prácticamente una profesional.

Mientras caminábamos con nuestros caballos a sus cubículos, oí


crujir la grava, subrayado por el ronroneo de un motor. Miré a mamá en
la tenue luz.

—¿Ese es Russ?

Ella me dirigió una sonrisa traviesa.

—Tal vez. Ve a mirar fuera… nos haremos cargo de tu caballo.

Cuando miré a Ford por una pista, solo me tendió la mano, los
labios ligeramente curvados en diversión. ¡Oh, me doy por vencida!
¿Tendré simplemente que averiguar por mí misma por qué están actuando
de una forma tan extraña? Le pasé la rienda de Delilah a Ford y salí hacia
el sol, parpadeando rápidamente.

Cerca del frente de la casa, un automóvil compacto plateado


acababa de detenerse. La puerta del conductor se abrió. Un borrón de

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una falda sedosa, una blusa fruncida y un elegante delineador de ojos


salió volando gritando:

—¡Emma!

—¡Avery! —contesté gritando, justo antes de que ella me encontrara


en un abrazo aplastante.

Avery Palmer era mi hermanastra del tercer matrimonio de mamá.


Cuando era una adolescente, mamá y yo nos mudamos con una
frecuencia suficiente para que fueran difíciles hacer amigos
permanentes, así que me emocioné cuando mamá se casó con alguien
con una hija apenas un año más joven que yo. Era como tener una
hermana pequeña para Navidad, nos uníamos en todas las
estereotipadas cosas de chicas de inmediato. Mamá fue solo la “Sra.
Palmer” durante unos años, pero Avery y yo seguimos en contacto,
incluso después de que ella dejara California para estudiar en el London
College of Fashion.

—No te he visto en una eternidad —dije—. ¿Cómo estás?

Soltó un gruñido exagerado.

—¡Me alegro de haber terminado con ese sangriento período de


verano! A veces me pregunto si graduarse tempranamente vale la pena…
sobre todo porque me tuve que perder la última boda de la señorita
Cynthia.

—Pareces un poco más británica cada vez que te veo —bromeé—.


Apuesto que a los chicos americanos les encantas cuando vienes a casa
de visita.

—Nah, son los pájaros americanos y los chavales británicos los que
se gustan mutuamente —dijo, exagerando deliberadamente su acento—.

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Ava Jackson Amo hermanastro

Simplemente sueno como la descendiente mutante de una chica de


valle15 y un lamentable chav16. —Rápidamente puso dos dedos sobre sus
labios cereza. Como siempre, sus uñas estaban intrincadamente
pintadas; las obras maestras de hoy incluían un toque de brillo azul sobre
el pulido marfil, cubierto con flores de plata—. Olvida que dije eso.
Grosero como el infierno.

Me reí.

—Bueno, sea lo que sea ya habrás terminado con los exámenes


finales y ahora tendrás tiempo para nosotros. —Puse mi brazo alrededor
de sus hombros—. ¿Has comido? El almuerzo es… uh, dentro de un rato,
pero creo que tenemos algún filete de sobra en la nevera… —Siempre
teníamos carne.

Me detuve cuando me di cuenta que no estaba prestando atención.


Seguí su mirada al camión que acababa de llegar al otro lado del patio.
Russ había salido y ahora estaba hablando con un hombre alto, de pelo
negro, con un uniforme de camuflaje gris azulado. Algo en él me pareció
familiar.

Sonreí a Avery.

—Oh, ya veo de lo que realmente estás hambrienta.

—Púdrete —replicó, sin ningún calor real—. ¿Quién es ese?

Buena jodida pregunta. Me quedé mirando fijamente al hombre por


un segundo. Entonces recordé que había visto esos rasgos severos y

15
Una adolescente del Valle de San Fernando; También: una cuyos valores,
manierismos, y especialmente los patrones de habla se asemejan a los de una niña.
16
Una persona joven de clase baja tipificada por el comportamiento descarado y grosero.

196
Ava Jackson Amo hermanastro

esculpidos antes: en la fotografía enmarcada en la habitación de


invitados.

—¡Oh! Ese es nuestro otro hermanastro. El nuevo marido de mamá


tiene dos hijos, Ford y Nixon.

Avery frunció el ceño.

—¿Hermanastro? Carajo. Justo mi suerte.

—Nunca digas nunca. —Le señalé a Ford, que había salido del
establo para darle la bienvenida a Nixon—. Tengo uno para mí.

Su mirada cayó al diamante que brillaba en mi mano.

—¿Así que eso es… de él?

Asentí, mordiéndome el labio contra una enorme y tonta sonrisa.


Ford me lo había propuesto hace unos días y todavía apenas podía
creérmelo. Mi anillo era absolutamente impresionante. Un modesto dos
quilates, hecho a mano por un joyero local con las especificaciones
exactas de Ford. Estaba absolutamente enamorada de él. Y del hombre
que me lo dio.

—Guau. Eso es un infierno de roca. Seguro que sabes cómo


conseguirlo.

Antes de que pudiera reírme y decirle que se callara, mamá vino al


trote para darle la bienvenida a Avery. Pronto fue seguida por Russ, Ford
y Nixon. No me perdí la doble toma de este último cuando vio a Avery,
admirando a mi hermana de pies a cabeza antes de que sus vividos ojos
azules finalmente se posaran en los suyos. Las mejillas de ella se
ruborizaron ligeramente y su boca se curvó en una sutil sonrisa felina,
sorprendida pero sensual. Ve por él, chica, pensé.

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Ava Jackson Amo hermanastro

Cuando Ford se acercó a mí, apretó mi mano. Todavía sigue


maravillándome ese simple gesto: cómo podíamos hacer cosas cariñosas
sin pensar, sin revisar sobre nuestros hombros ni preocuparnos por el
día que nos descubrieran. Revelar nuestra relación a mamá y Russ había
sido la media hora más atrozmente incómoda de mi vida. Pero desde
donde me encontraba ahora, mereció la pena cada minuto. Ahora
podíamos disfrutar de la presencia de cada uno cuando quisiéramos… y
nuestra perfecta vida juntos apenas había acabado de comenzar.

Fin

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Ava Jackson Amo hermanastro

Staff
Traductora
Mdf30y

Correctoras
Pily1 – Diancris - Valquiria

Lectura final
Laavic

Diseño
Laavic - Lelu

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Ava Jackson Amo hermanastro

Sobre la Autora
Ava disfruta con cosas traviesas. Es atraída
por lo prohibido y tabú, y escribe perversiones que
te hacen pensar.

Criada en Idaho, Ava ahora vive en la costa


este con su esposo y dos perros.

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