Está en la página 1de 11

Número 7 - Abril 2004

El gabinete psicopedagógico en la escuela


Algunas consideraciones acerca de su posición
Susana Passano

http://www.fort-da.org/fort-da7/gabinete.htm

Síntesis: El tema aborda algunas cuestiones que encuadran y determinan el lugar y la posición del gabinete
psicopedagógico en la escuela.

Se considera sintéticamente, la influencia que lo histórico tiene en la ubicación de los profesionales "psi" en
el gabinete cuando éste se inserta en la escuela.

Los obstáculos que se presentan en la práctica, se relacionan con la contundencia de lo institucional, las
concepciones teóricas diferentes entre docentes y "psi" y la dificultad para escuchar y atender las demandas
desde un enfoque clínico en psicopedagogía.

Desarrollo: Comenzaré diciendo que las posibilidades de analizar la temática son varias y en este espacio
sólo abordaré el tema tomando dos aspectos:

 -cuestiones históricas que aluden a la inclusión de lo "psi" en la escuela


 -obstáculos que en la práctica profesional dificultan o impiden la tarea específica.

 ¿Cómo ingresa lo "psi" a la escuela?


 ¿Para qué?
 ¿Cuándo?

Considerar lo histórico, permite iniciar un camino donde se encontrarán acontecimientos que otorgarán valor
y significado a los hechos pasados y a las situaciones actuales, con referencia a la inclusión del gabinete
psicopedagógico en la escuela.

Nos proporcionará la posibilidad de abrir caminos que den cuenta del sentido que se otorgó a la fundación
de los gabinetes escolares, y al ingreso de la psicología y la psicopedagogía en el ámbito de la educación y
del sistema educativo.

Este recorrido permitirá observar cómo se da la convivencia de estos dos sistemas: educativo (escuela),
salud (psicólogos escolares-gabinete psicopedagógico-psicopedagogos). Veremos qué lugares y posiciones
ocuparon y ocupan actualmente, y nos preguntaremos hasta qué punto sus intervenciones, desde esas
posiciones, favorecen un trabajo creativo y orientado a la salud mental de la institución y hasta qué punto
ese trabajo permite a los profesionales trabajar de modo saludable para sí mismos.

En los años inmediatos a la segunda guerra mundial, en Europa, aparece la figura del psicólogo trabajando
en contacto directo con las escuelas y los maestros, constituyéndose esta situación como un antecedente
del área que profesionalmente ocuparían algunos profesionales de la salud mental.

Los orígenes de la "Psicología escolar" se encuentran ligados al estudio y medida de las diferencias
individuales a través de los distintos tests que se crearon. La formación de los psicólogos escolares durante
las primeras décadas del siglo XX y la formación de los psicopedagogos hasta épocas recientes se orientó a
formar profesionales especialistas en la administración y evaluación de tests.

En nuestro país, en el tema de salud mental en la infancia, la doctora Carolina Tobar García escribe el libro
"Higiene mental del escolar" en el año 1945, iniciando en el país aportes novedosos en esta línea.

En el año 1956 se funda en nuestro país la primera facultad de Psicopedagogía. Toma esta iniciativa la
Universidad del Salvador. Consideran que debería haber una rama de la Psicología que se dedicara
expresamente a la Pedagogía y al perfeccionamiento de docentes, comprendiendo que esta era una
necesidad impostergable de la escuela y del sistema educativo.

En nuestro país, el Estado ha organizado en la provincia de Buenos Aires la inclusión de la Psicología y


Psicopedagogía en la Escuela a partir de la formación de la Dirección de Psicología y Asistencia Social
Escolar. Las escuelas de la provincia tienen Equipos de Orientación Escolar con profesionales de estas
disciplinas.

En la Capital Federal con la fundación de los Equipos Técnicos de Orientación Escolar del gobierno de la
ciudad de Buenos Aires, se inserta lo psicopedagógico y lo psicológico en la escuela.

En otras provincias del país, en las escuelas, ya sean privadas o del estado, hay gabinetes escolares. Su
estilo de funcionamiento es acorde a lo que describiremos en este trabajo.

Se depositaba una fe ciega en los tests mentales y de personalidad. La tarea consistía en hacer un
diagnóstico del grupo de clase, aplicando las técnicas vigentes. Esta tarea realizada durante años, le
adjudicó al psicólogo y psicopedagogo el rol de "mago diagnosticador" que todavía hoy insiste adosado a la
imagen del profesional.

Actualmente, el rótulo de psicólogo escolar, es utilizado para una amplia gama de actividades ejercidas por
personas con competencias, objetivos y expectativas diferentes: psicólogos, psicopedagogos, licenciados en
ciencias de la educación, profesores en pedagogía, profesores en psicología, especialistas en educación
especial.

En principio, podemos decir que lo psicológico y lo psicopedagógico ingresan en la escuela para acompañar
un cambio en la concepción de alumno, en las metodologías de enseñanza y en el abordaje de las
"dificultades de aprendizaje y conducta". Pero también se esperaba que produjera cambios excepcionales,
según se puede leer en un párrafo del discurso que da un director del sistema educativo de la provincia de
Buenos Aires ante la fundación de los gabinetes en las escuelas, en el año 1949: " Es este Organismo que
por primera vez se incorpora a la enseñanza primaria, y ya promete alcanzar vasto desarrollo y obtener
resultados insospechables, lleva en sí el germen vital de una evolución humana. Constituye tal vez, el punto
de apoyo que Arquímedes reclamaba para mover el mundo por medio de una palanca.

Puede afirmarse asimismo, que nuestros males presentes, el vicio, la miseria, el odio, la injusticia, la
delincuencia, y la ignorancia, no son más que otros tantos calambres del organismo social, que una ciencia
experta y práctica, como la psicología aplicada a la reeducación del hombre, puede curar fácilmente
mutando el organismo colectivo en un ser sano y vibrante".

La influencia de lo psicológico en la educación modifica, sin duda, valores éticos ya que el castigo ante la
falta de conocimiento o por comportamientos con dificultades, fueron reemplazados por "si no aprende algo
le pasa"

Los cambios en la historia del movimiento científico, las actuales concepciones en salud mental,
aprendizaje, enseñanza, socialización, determinan un cambio de rumbo en la atención de los alumnos que
tienen problemas en la escuela.

Ya no se intenta atender únicamente cuestiones individuales ligadas con el rendimiento intelectual o


aprendizaje, sino que se propone la atención a la salud mental del escolar y más ampliamente a la salud
mental de la institución educativa. Sin embargo, si bien hay nuevas construcciones teóricas en este sentido,
se impone en la práctica, el abordaje tradicional, en parte determinado, desde los orígenes de la inclusión de
lo psicológico en la escuela.

Actualmente y en la mayoría de las escuelas, para diagnosticar al alumno en la escuela, es necesario


apartarlo del grupo del aula y llevarlo al gabinete psicopedagógico para realizar el psicodiagnóstico. En este
contexto se trata de ponerle un nombre a la patología que ya ha sido señalada por el docente. Implica en la
práctica, confirmar algo que ya está señalado por el maestro.

El concepto que en este trabajo intentamos expresar, es que los alumnos con dificultades en la escuela no
deben ser tratados aisladamente del contexto institucional-educativo-social, dado que entendemos que
estos alumnos manifiestan, en algún sentido, el malestar institucional-social.

El encuadre teórico que avala nuestra práctica se orienta a abordar a la institución, atendiendo a sus
miembros involucrados en una compleja trama vincular y en este encuadre se resignificarán los
aprendizajes, la convivencia y sus problemas. No se aislará al alumno del contexto para confirmar una
dificultad que lo ubicaría en la posición de "alumno problema"

Lugar complicado el de lo "psi" dentro de la escuela: conflictos corporativos producidos por ideologías y
formaciones teóricas distintas, que desde los orígenes, producen malestar en la convivencia entre los
docentes y psicólogos educacionales o psicopedagogos.

Los constructos teóricos sobre temas como salud mental, aprendizaje, convivencia, enseñanza, a veces son
tan diferentes que resultan inconciliables: maestros que no consideran problemática la situación de un
alumno que no juega o no habla porque no le molesta y le permite dar clases y la derivación insistente a
gabinete de alumnos que están inquietos porque se aburren o terminan muy pronto las tareas.

Obstáculos que impiden la clínica psicopedagógica dentro de la escuela.

Demandas que se "satisfacen" y que burocratizan la tarea. Insistentes pedidos de maestros para que sean
atendidos los "chicos que no aprenden o que se portan mal" y respuestas del gabinete que se hacen cargo
de "atender" y confirmar aquello que ya ha sido detectado por el docente, sin cuestionar la salud
institucional, ni los vínculos docente-alumno, ni metodologías de enseñanza-aprendizaje, ni sus propios
encuadres teóricos que avalan su práctica, y mucho menos, los aspectos fundacionales que determinaron
que lo psi ocupe el lugar y la posición que describimos.

Niños atendidos por dificultades que se constituyen en "los que van a gabinete"..."los locos"; a sus
dificultades, con la complicidad del gabinete se las transforma en "casos crónicos" que difícilmente
resuelven sus problemas, generando el gabinete iatrogenia institucional, más enfermedad, y avalando una
política hegemónica que necesita tener "algunos tontos-enfermos"

¿Consultorios externos en la escuela? ¿Atención a los alumnos o a la institución?

Espacio físico y lugar simbólico asignado al gabinete o al psicólogo escolar en la escuela: mago
diagnosticador...padre que ampara...que excluye...que estigmatiza...

Käes habla de lo inextricable de la institución, de la compleja trama de vínculos, de lo que está más allá de
nosotros, de aquello que nos trasciende, nos nombra...

Ahí está el gabinete, atravesado por lo institucional. Allí está el gabinete, posicionado por la institución y
determinado absolutamente por lo institucional: ¿es posible hacer clínica en ese lugar?

Intervenciones profesionales de psicólogos o psicopedagogos que en la mayoría de los casos se hacen


cargo, inconscientemente, de una identidad institucional que determina y condiciona absolutamente sus
intervenciones. El obstáculo mayor es precisamente éste: permanecer en el interior de la institución, estar
atravesado por su modo de funcionamiento y no tener claro conceptualmente que esto es así.

Entonces, intervenciones para qué ? Con qué consecuencias?


He escuchado, en gabinetes de escuelas, entrevistas a padres con encuadres de trabajo que se desarrolla
en consultorio particular o consultorios externos de servicios hospitalarios; en la escuela no se hace
tratamiento psicopedagógico, psicoterapia, entonces para qué necesita el profesional indagar, preguntar,
movilizar ansiedades, historias , significantes, si luego todo queda ahí...no hay un abordaje terapéutico y en
la mayoría de los casos no hay orientación, se le dice a los padres del alumno, "hay que consultar con un
psicólogo..con un psicopedagogo...con un pediatra..."

Intervenciones para que sólo se vea lo problemático en el alumno, cortando el hilo en la parte más fina.

El psicólogo escolar, el psicopedagogo o el gabinete psicopedagógico, ¿dentro de la escuela o fuera de la


escuela?

Bibliografía

Baquero, R.: "Vigotzki y el aprendizaje escolar". Ed. Aiqué

Butelman, Ida: "Psicopedagogía Institucional". Ed. Paidós

Castorina, J.A.: "Las teorías de aprendizaje y la práctica psicopedagógica". Paidós

CRESAS: "El fracaso escolar no es una fatalidad ".Ed. Kapelusz

Dirección de Psicología y Asistencia Social: "Documentos Nº7/19 mayo 1986, Nº 4 del 8 de septiembre 1993
y Nº2/97".

Circular Nº 3/97. El EOE en la Institución Educativa"

Fernández, Lidia: " Inatituciones Educativas. Dinámicas institucionales en situaciones críticas". Paidós. 1994

Foucault, M.: "El nacimiento de la clínica". Ed. S.XXI. 1977

Freud, S.: "El malestar en la cultura", y "Psicología de las masas y análisis del yo". Obras completas

García Rolando: "La epistemología genética y la ciencia contemporánea". Ed. Gedisa

Käes, Bleger y otros: "La institución y las instituciones". Ed. Paidós. 1998

Munin, Helena: "La Dirección de Psicología: el caso de un conflicto de intereses en el sistema


educativo." Tesis de Maestría de Flacso. Bs. As. 1991 (sin editar)

Passano, Susana: "La institución hospitalaria. Inserción de la Psicopedagogía clínica". Tekné. 1991

Passano, Susana: "Cuestiones epistemológicas en psicopedagogía". "La construcción del concepto de


obediencia en niños de sectores marginales". en: www.xpsicopedagogia.com.ar . 2001

Passano, Susana y Fernández, Marina: "A diferentes puntos de partida, corresponden diferentes puntos de
llegada? Deficits o diferencias? " en: www.xpsicopedagogia.com.ar . 2001.

Palazzoli, Cirilo y otros: "El mago sin magia". Ed. Paidós. 1987

Revista de la Universidad del Salvador. Año III, números 7 y 8 . Octubre 1981

Rodulfo, R.: "El niño y el significante". Paidós

Rosbaco, I.: "Es desnutrido escolar". Ed. Homo Sapiens. 2000.


Rozitchner, L.:"Freud y el problema del poder". Ed. Folios. 1972

Verde, Daniel: "Función, lugar y posición del psicólogo en la institución educativa". Revista Ensayos y
Experiencias.

EL GABINETE PSICOPEDAGÓGICO: CONSIDERACIONES ACERCA DEL LUGAR OCUPADO.(*)


04/03/2010

http://www.xpsicopedagogia.com.ar/gabinete-psicopedagogico.html

Lic. Susana Passano – Psicopedagoga

Las ideas contenidas al interior del concepto de gabinete aluden a un lugar desde el que se mira, desde el
que se analizan situaciones, un lugar menor dentro de otro mayor en importancia y en espacio. Se refiere
además al tratamiento de una materia sin tener práctica alguna y conociéndola sólo por la teoría.

Probablemente, a partir de considerar estas ideas contenidas en el concepto “gabinete” se puede inferir que
en algún sentido, la tarea del gabinete en la escuela es en ocasiones teórica, aislada o escindida de una
realidad más compleja. Es precisamente en este punto donde algunas críticas de los docentes pueden
encontrar su correlato en lo cotidiano: ” el gabinete no sirve porque no te dan cosas prácticas”, “sí, ellos
mucha teoría pero hay que estar en el aula”.

Podemos pensar que si el gabinete se constituye en una tribuna de cristal desde la que se mira y se teoriza,
entonces abordaría sólo algún aspecto de la compleja realidad escolar.

Las ideas que aluden al espacio ocupado por el gabinete y al lugar donde se ubica o sitúa, se constituyen en
dos conceptos importantes para integrarlos al análisis del tema.

Un lugar menor que otro, un lugar desde donde se mira.

Si el concepto habla de la sala menor, la tribuna de cristales desde donde se mira, esto condiciona la
significación del espacio del gabinete dentro del sistema. El lugar marca un destino, un por que y un para
que. Da un sentido a la función y al rol. La historia, los hechos, se organizan y construyen en un
determinado lugar y posición.

Los conflictos en la convivencia y las diferencias de abordaje de las situaciones escolares, entre los
profesionales del gabinete y los docentes de la escuela surgen a partir de cumplir en mayor o menor medida
con este mandato del lugar fundacional e histórico.

Si los profesionales miran al alumno y no cuestionan la tarea docente no hay conflicto en la convivencia,
pero si se intenta transgredir el mandato surge el desencuentro en lo cotidiano. Si el profesional del gabinete
cumple órdenes que imparte el director de la escuela no hay conflicto, si éste se niega a obedecer surgen
las dificultades.

Desde su origen y fundación los gabinetes conviven con un conflicto corporativo porque los grupos que
conviven en las escuelas tienen intereses diferentes. Estos grupos se refieren a los docentes y a los
profesionales de la salud mental, sean psicólogos, psicopedagogos, trabajadores sociales. Las miradas y la
formación como así también los intereses, son diferentes y esto produce permanentes desencuentros en las
conceptualizaciones acerca de las situaciones surgidas al interior de la escuela.

En mi práctica profesional he escuchado muchos discursos que avalan estas investigaciones y que hablan
de un conflicto corporativo no resuelto. En una oportunidad escuchaba, supervisando el trabajo de una
psicopedagoga que ingresaba a una escuela para trabajar en el gabinete: “todavía no me dieron un
lugar…ando con la cartera y mis cosas de aquí para allá”. Una colega decía: ” Yo de a poco voy entrando…
me voy con los profesores a la hora de almorzar…trato de que me vayan integrando, es muy difícil porque te
miran con desconfianza, hago todo un trabajo de seducción para ganarme un lugar.”. Dice una
psicopedagoga:”A mí no me gusta esta palabra gabinete, una parece que estuviera como encerrada.” Dice
una directora:”Acá la psicopedagoga entra y sale de las aulas, está siempre con los maestros no está nunca
en el gabinete”. “Hubieron varias mudanzas anteriormente, encontrar un lugar para el gabinete a veces no
es tarea fácil.” Una maestra ocupa el gabinete para entrevistar a la madre de un alumno: “¿Necesitas el
lugar? ¿Me voy? Si querés me voy ya!.”

Después de una kermese los padres de la cooperadora de la escuela Nº1 deciden guardar en el aula usada
para gabinete, todos los juegos de la kermese hasta la semana siguiente, esto se realizó durante quince
días, con lo cual los profesionales del gabinete durante quince días perdieron el espacio físico para atender.
Esta aula estaba abarrotada de macetas, canastas, plantas, ruletas, juguetes varios. La puerta del aula
estaba cerrada con candado con lo cual no se podía ingresar a retirar el material que los profesionales del
gabinte guardaban allí: “Pusimos todo esto acá porque es el lugar más cómodo, no porque pensáramos que
no se usa”, (dice un miembro de la cooperadora). Durante los días que duró la kermese la gente del
gabinete anduvo de aula en aula, usando el pasillo para entrevistas a padres, en fin, sin un lugar.

En una escuela privada el gabinete está ubicado al fondo del terreno de la escuela, al lado de la casa de los
porteros. El espacio contiene equipo de música, cajas cerradas, una mesa de dibujo propiedad del dueño.
Aparentemente, la escuela que era de su propiedad, representaba algo así como la prolongación de su casa
y éste era el espacio para guardar trastos viejos y en desuso. El gabinete estaba además sucio, con olor a
humedad y a las comidas que realizaba la portera en su casa.

En otra escuela la directora decide guardar en el gabinete unos pupitres y escritorios en desuso: “Los dejo
acá porque no hay otro lugar”, “Dejo estos pupìtres que me sobran, … no sé dónde ponerlos!.”
Generalmente estos lugares usados para gabinete suelen ser incómodos, no tienen buenos muebles, ni
buena luz o cortinas en sus ventanas .

El lugar, el espacio, en definitiva, los límites que marcan una identidad y definen aquello que marca el
espacio propio y ajeno, como así también lo que uno puede hacer en su espacio.

¿Quién ha dado este espacio al gabinete?


¿Puede el gabinete desde este lugar trabajar objetivamente y del lado de la salud?
¿Un espacio propio y ajeno, un espacio conseguido por propia iniciativa, un espacio otorgado, un espacio
amenazado, un espacio avalado por otro, un espacio robado, un espacio compartido?

Estos relatos de cuestiones cotidianas vividas en la institución resultan una suerte de dibujo que representa
los contenidos teóricos que estamos desarrollando.

Tomando otro hilo conductor en nuestras reflexiones, resulta interesante señalar, que las relaciones
laborales de dependencia, pautadas por un patrón, acotan las posibilidades de operar con enfoque clínico
en psicopedagogía, realizando asesoramiento e intervenciones institucionales.
Se acotan las posibilidades de intervenir para generar espacios tendientes a la reflexión, el análisis y
eventualmente, el cambio y la creatividad.

En una institución privada, el dueño ordena: “Queremos que el gabinete ubique a los chicos
problema…chico problema afuera…queremos empezar un año nuevo, hacer un blanqueo”.

Con la relación laboral antes descrita y el mandato del dueño se condicionaba a los profesionales del
gabinete para avalar las expulsiones y certificar lo que los dueños querían hacer pero sin “poner la cara”.

Otro relato interesante de esta institución: la directora de estudios del nivel secundario convoca a la
psicopedagoga para coordinar en conjunto una reunión con los padres de alumnos de un curso que
presentaba dificultades para ajustarse a la disciplina del colegio. La propuesta de la psicopedagoga se
centró en comenzar la tarea con una reflexión con los alumnos, los docentes y los padres, sobre el tema de
la conducta en la escuela. La directora acepta esta propuesta quedando ambas comprometidas para iniciar
el trabajo con los padres de los alumnos. Al llegar la psicopedagoga a la reunión, la directora le informa que
por decisión de la dueña y rectora de la escuela, se cambiaría el proyecto de la reunión con los padres. Se
implementó una técnica de juego dirigida por la directora, muy pautada, en la que los padres no emitieron
ninguna opinión ni comentarios. Sólo elegían frases ya impresas con las que armaban compromisos con la
empresa-escuela para “enderezar” la conducta de sus hijos. El juego los condujo a comprometerse con la
escuela para “calmar” a sus hijos. Se obturó con esta técnica todo espacio de intercambio, diálogo, reflexión
y propuestas de estrategias surgidas del grupo para atender a la situación planteada. En este caso a los
padres se les “tapó la boca” y se los tuvo bajo control. Para el profesional que tiene una formación en clínica
psicopedagógica y que no debe someterse a mandatos institucionales el trabajo en este tipo de instituciones
significa un esfuerzo enorme. Por un lado, debe detectar cuáles son los estilos y mandatos institucionales y
por otro lado, evitar mimetizarse con ellos quedando adherido a los intereses de la institución. Cuando
queda atrapado en mandatos institucionales se obtura una mirada científica, objetiva y centrada en la salud.

A partir de lo observado en mi tarea en los gabinetes considero que, es decididamente imposible, trabajar
con un enfoque clínico desde dentro de la institución y ocupando el lugar otorgado por el sistema educativo.

Esta es una afirmación aplicable a todas las instituciones y no sólo a la que acabo de mencionar. Con mayor
o menor intensidad todas las instituciones pretenden someter al gabinete y manejar sus intervenciones. En
las escuelas privadas se lo considera un “servicio” que puede ofrecer la escuela a sus clientes, por lo tanto,
es más intensa la necesidad de controlar el servicio que se presta a los padres.

En estas relaciones de dependencia el discurso es “vaya y haga”, así se define el lugar del gabinete, así se
burocratiza la tarea, la tarea principal pasa a último término, siendo lo más importante lo informado por
escrito, firmado y sellado para reaseguro de dueños y directivos.

Esta situación de “vaya y haga” ubica al gabinete en un lugar de “servicio”, con la connotación de
dependencia que tiene esta palabra. El servicio es contratado por la institución para usar del mismo siempre
que se necesite.

Dice una directora:”La institución contrata un servicio y vos tenés que dejar acá los informes y no podés
hacer lo que querés”. Se refiere a dejar los informes en un fichero en dirección con llaves guardadas por la
directora. Cuando hay un servicio en marcha se cumplen órdenes que bajan desde la dirección de la
escuela, desde los dueños, o desde la Dirección de Psicología.

No es malo cumplir órdenes ni obedecer, es más, es necesario para organizar instituciones. Sin embargo, lo
que deseo destacar con estas reflexiones, es que el gabinete suele aparecer como un comodín del sistema,
de la escuela, para que todo quede como está.

A continuación aportaré más materiales observados en diferentes escuelas para mostrar que los miembros
de la institución a partir de sus demandas confirman al gabinete en una posición y en un lugar determinados:

* Comentarios de una directora de escuela oficial de la provincia de Buenos Aires en el momento de recibir,
en su oficina, a los profesionales del gabinete:
“Chicas, acá en esta escuela el gabinete es la mano derecha y la izquierda de la dirección…
Ustedes tienen vía libre, pueden hacer lo que quieren, manejar su tarea como quieran… Aquí hay
programas de actividades, tenemos un plan de ortografía, otro de disciplina.
Acá está prohibido a los maestros que griten a los chicos y que los saquen afuera. Todo se reflexiona, es
algo que cuesta pero lo vamos a imponer de a poco. Tenemos también un plan de prevención de
accidentes. Hacemos muchas cosas, pero claro hay que engancharse…
Los chicos tienen premios ganados en competencias. Ganaron el primer premio en una competencia
internacional compitiendo con colegios privados del país y del extranjero.
El gabinete anterior trabajó muchísimo para que estas cosas se pudieran dar.
… Bueno, yo tengo que seguir con otras cosas, ustedes ubiquensé y organicen sus horarios cuando yo
esté.”

Después de una semana de haber recibido al nuevo equipo del gabinete, la directora pregunta a la
psicopedagoga: “Qué viste en los grados?
Psp.: “Bueno, en realidad sólo puedo dar alguna impresión de un primer vistazo. Los he visto trabajando
mucho. Segundo grado estaba un poco desorganizado, no vi ambiente de trabajo, lo más llamativo es que
utilizan un vocabulario agresivo, hay maltrato entre ellos, se desvalorizan. Habría que tratar el tema con la
maestra y eventualmente con los padres en una reunión.
Directora: “No, la culpa no la tiene ni el hogar ni esta maestra, sino la maestra del año pasado, era Jardinera
y los trataba a los nenes como bebitos. Al final se pasó al Jardín. Ella era tan infantil!”

* Entrevista realizada por la psicopedagoga a una directora de escuela oficial con la finalidad de relevar
material que permitiera indagar la información que poseen los directores acerca del rol y función del
gabinete:
Psp.: ¿Qué es el gabinete de Orientación Escolar?
Directora: Es un equipo que colabora con la dirección en los problemas de lectoescritura, ausentismo.
Psp.: ¿Qué función cumple?
Directora: En los primeros años, para los chicos que tienen problemas en lectoescritura. Trabajan orientando
a las maestras de primero y de segundo ciclo en los proyectos de aula, las planificaciones. La MR y la OE
cada una en un ciclo.
Los problemas de pronunciación y cuando los chicos faltan mucho.
Psp.: ¿Quienes lo integran y que hace cada uno?
Directora: La MR (1) trabaja en el aula o afuera ayudando a los chicos en lectoescritura, la OE (2), ésta no
sé bien que hace, creo que los diagnósticos madurativos de los chicos con problemas, la OS trabaja los
vínculos socioeconómicos con la familia, trata de acercar a la familia a la escuela, por ejemplo, si el chico
falta mucho va a la casa para conocer las causas del ausentismo escolar. La FO (3) con los problemas de
pronunciación.
Psp.: ¿Hizo algún pedido, quiere relatarlo?
Directora: Siempre voy al gabinete, voy a ver qué están haciendo, veo los “prontuarios”, yo le llamo así a los
legajos de los chicos. Hacen registros escritos de lo que le pasa al chico cada año y si se va de la escuela
pasan las fichas a la otra escuela.
Son colaboradoras, ayudan a resolver problemas con los chicos.
Psp.: ¿Trabajan en equipo o el gabinete trabaja solo?
Directora: Siempre trabajamos en equipo, hicimos el proyecto para mejorar vínculos entre maestros y padres
y hoy justamente hicimos la fiesta en la escuela como cierre del proyecto.
A veces ellos hacen proyectos solos y los llevan adelante…
Yo descubrí al gabinete ahora, desde la función directiva, sé más de ellos ahora que antes que estaba en el
grado. En realidad, debería ser al revés, porque en el grado con los chicos que tienen problemas tendría que
haber más ayuda. Será que uno en el grado se encierra y no ve más allá. Ahora hay una visión más
institucional.

Quiero destacar en estas consideraciones acerca del lugar ocupado por el gabinete en la escuela, que las
particularidades y significaciones que tiene ese lugar ocupado determinarán todas las demandas que
formule la institución y las intervenciones del equipo de profesionales del gabinete.

El abordaje de las demandas institucionales se escucharán desde ese lugar ocupado, desde el
atravesamiento de la identidad y de los mandatos institucionales. Por lo tanto los profesionales “psi” estarán
absolutamente influenciados por las significaciones del lugar ocupado.

Bibliografía

– Alvarez Uria, F.: “Escuela y subjetividad”. En Revista Cuaderno de Pedagogía Nº 222.


– Bleger: “Psicohigiene y Psicología Institucional”. Paidós
– Butelman, Ida: “Psicopedagogía Institucional”. Ed. Paidós
– Castorina, J.A.: “Las teorías de aprendizaje y la práctica psicopedagógica”. Paidós
– Fernández, Lidia: ” Inatituciones Educativas. Dinámicas institucionales en situaciones críticas”. Paidós.
1994
– Foucault, M.: “El nacimiento de la clínica”. Ed. S.XXI. 1977
– Käes, Bleger y otros: “La institución y las instituciones”. Ed. Paidós. 1998
– Munin, Helena: “La Dirección de Psicología: el caso de un conflicto de intereses en el sistema educativo.”
Tesis de Maestría de Flacso. Bs. As. 1991 (sin editar)
– Palazzoli, Cirilo y otros: “El mago sin magia”. Ed. Paidós. 1987
(*) El artículo, “El gabinete psicopedagógico: consideraciones acerca del lugar ocupado”, forma parte de un
capítulo en un trabajo de investigación más extenso.
(1) M.R., término usado para nombrar a la Maestra de Recuperación. En este cargo se designa a
psicopedagogos, psicólogos, licenciados en ciencias de la educación, profesores en pedagogía, siempre
que posean título docente.
(2) OE., usado para nombrar a la Orientadora Educacional
(3) FO. Usado para designar a la fonoaudióloga

CAROLINA BRUNSTEIN de la Redacción de Clarín


Diario Clarín – Suplemento Educación – Domingo 30 de marzo de 2003

Dificultades de aprendizaje, problemas de conducta, chicos que se aíslan de sus compañeros. Son
situaciones frecuentes en las escuelas, en todos los grados. Por eso muchas cuentan con la ayuda de un
gabinete psicopedagógico. Pero no sólo de resolver conflictos se trata su tarea. Su función es básicamente
preventiva: trabaja codo a codo con los docentes y directivos para alcanzar los mejores resultados en las
actividades del aula y en la integración de los grupos.

En rigor, hoy muchas escuelas prefieren hablar de equipos psicopedagógicos. “El titulo de gabinete está
muy cuestionado, porque remite a un lugar pasivo donde se reciben ‘niños-problema’ con quienes ‘algo debe
hacerse'”, explica la psicopedagoga María Emilia Chuit, integrante del portal Por Psicopedagogía
(www.xpsicopedagogia.com.ar).

En cambio, dice, la idea de “equipo de orientación escolar” muestra claramente “la necesidad de trabajar en
grupo y de ser orientador y no depositario de ciertas situaciones” .

La directora de la carrera de Psicopedagogía en la Universidad del Salvador, Andrea Bertán, coincide: “Un
equipo supone una mirada más amplia. El rol de los profesionales del equipo psicopedagógico es anticipar
problemas que pueden devenir en fracaso escolar”.

Cada escuela, aclaran las especialistas consultadas, trabaja con una modalidad diferente. En la ciudad de
Buenos Aires, las escuelas públicas cuentan con equipos de orientación que no están dentro de la
institución, sino que trabajan en todo un distrito (ver Un trabajo…).En las privadas no hay un único modelo.
En algunas, el gabinete psicopedagógico es en realidad una sola persona, que puede ser psicólogo o
psicopedagogo. En otras están los dos, a veces se agrega un trabajador social o un fonoaudiólogo. “La
función de estos equipos -explica Chuit- se va delineando de acuerdo con el proyecto educativo
institucional”.

En líneas generales, agrega, “se trata de optimizar los recursos institucionales para. favorecer el proceso de
enseñanza-aprendizaje, trabajando con docentes, padres, alumnos y directivos”. Este trabajo conjunto,
señala, “permite transformar la certeza de ‘fulanito no aprende’, o de ‘es agresivo’ en la pregunta ¿qué
dificulta el aprendizaje o el vínculo con los otros?”

La especialista en educación Liliana Maltz, asesora en la escuela privada Julio Cortázar, opina que “lo ideal
es trabajar no sólo cuando aparecen las dificultades, sino en prevención”. Esto implica, por ejemplo,
colaborar con los maestros de primer grado en el diagnóstico sobre el nivel de los chicos: “Hay que formar
un equipo con el maestro, planificar las actividades en función de las diferencias. No todos los alumnos
están en un mismo nivel”.

También conviene, indica Maltz, “que el psicopedagogo pueda hacer observaciones en las aulas, porque
puede detectar problemas que el maestro no ve”.
A diferencia de un psicólogo o un psicopedagogo que trabajan en consultorios, explica esta experta, “en la
escuela lo que se hace es un trabajo muy fuerte de orientación al maestro, darle contención y aportar
propuestas para que pueda ayudar al chico con dificultades a integrarse al grupo”.

La psicopedagoga Paula Schurmann amplía: “El gabinete no se ocupa sólo de conflictos puntuales, sino que
trabaja sobre la dinámica de los grupos, frente a situaciones problemáticas asociadas al crecimiento, a
determinados momentos en que los chicos pueden necesitar apoyo”.

Muchas veces el gabinete -o equipo- trabaja con todo un grado. Pero en otras debe ocuparse de un alumno
en particular, por problemas de conducta, de distracción, dificultades en la lectura o en los razonamientos
matemáticos, o cualquier otra traba que impida al chico cumplir con los objetivos planteados por el maestro.

¿Cuándo encender la luz de alerta? Según Bertán, cuando el problema se generaliza. “Cuando algo se
vuelve recurrente, hay que estar atento. Por ejemplo, si la mamá dice que el chico se distrae en otras
situaciones fuera de la escuela. En cambio, cuando el problema aparece en un momento o situación
determinados, puede ser simplemente que el chico necesite un tiempo de maduración”, analiza.

La psicopedagoga Trixie Levy, del colegio privado Tarbut, señala que “muchas veces se asocia al gabinete
la imagen de ‘bombero’, que viene a resolver urgencias. Pero es importante trabajar generando espacios de
reflexión junto con los directivos, los docentes, los padres y el chico”.

A veces, dice Levy, se trata de dificultades leves que pueden resolverse en la escuela con la ayuda del
psicopedagogo, quien aporta al docente nuevas estrategias para la enseñanza. Pero en algunos casos los
conflictos exceden las posibilidades de la escuela para llegar a una solución.

Entonces se puede sugerir a los padres una consulta con un profesional externo. “En general, los chicos no
se abren de la misma manera a un psicólogo en la escuela que a uno particular -compara Maltz-. Y hay
cosas que tal vez los padres no quieren contar en la escuela;”

Lo ideal, coinciden las especialistas, es el trabajo conjunto entre el equipo de la escuela y el psicólogo o
psicopedagogo particular, porque tienen miradas distintas y se complementan. “El de la escuela ve al chico
en actitud grupal -detalla Maltz-. El que está en su consultorio tiene un estilo de intervención diferente. Pero
es bueno que se acerque a la escuela, para armar redes que sostengan mejor a la familia”.

En la práctica, no todas las escuelas tienen un equipo psicopedagógico. Pero su tarea la cubren maestros o
directivos. “Muchos docentes tienen una formación adicional -aclara Schurmann-, y estos recursos pueden
aprovecharse. Se arma un grupo de trabajo y aprendizaje qué se enriquece con la colaboración de un
profesional externo que trata a algún alumno. Así aparecen cuestiones que para el docente, hasta ese
momento, no eran observables. Y pueden servir para implementar nuevas estrategias de enseñanza.

Un trabajo interdisciplinario para el asesoramiento En las escuelas públicas de la ciudad de Buenos Aires, el
equipo psicopedagógico trabaja puertas afuera. Un grupo interdisciplinario asesora a los docentes y
directivos de las instituciones que pertenecen a un mismo distrito. El objetivo principal: prevenir situaciones
de conflicto en el ámbito educativo.
Cada equipo de orientación, dependiente de la Secretaría de Educación porteña, está integrado por
psicólogos, psicopedagogos y trabajadores sociales. En total, son entre ocho y diez personas por distrito
escolar. Según explica Susana Ortiz, directora de Salud y Orientación educativa, trabajan básicamente en
nivel inicial y primaria, aunque algunos también se ocupan de las escuelas medias y de adultos.
Estos grupos, que empezaron a formarse en 1984, están muy articulados con las instancias de supervisión
escolar y trabajan en el marco de los proyectos institucionales de cada distrito. Cada dos semanas, las
escuelas reciben la visita de dos profesionales del equipo, que se reúnen con los directivos. “Aunque, por
supuesto, puede haber situaciones puntuales por las que una escuela puede convocar al equipo en
cualquier otro momento”, aclara Ortiz.
Según las necesidades del distrito, programan acciones tendientes a abrir el camino para el aprendizaje. Se
realizan, entre otras actividades, encuentros con los directivos y talleres en los que participan los padres.
“En las reuniones con docentes se toman temas como el fracaso escolar”, ejemplifica Ortiz.
El equipo también interviene si aparece algún conflicto con un alumno. “Algunos casos se resuelven en la
propia dinámica de la escuela -cuenta la funcionaria-. Pero a veces puede hacer falta citar a los padres y
sugerirles una consulta con un profesional.”

En qué casos interviene con modalidades diferentes los equipos psicopedagógicos -o de orientación
escolar- se ocupan de situaciones que suelen repetirse en las escuelas. Según los especialistas
consultados, éstos son los casos en que intervienen con más frecuencia:
– Dificultades de convivencia en determinados grupos.
– Reuniones de padres(grupales o individuales).
– Asesoramiento y acompañamiento a los docentes en relación a estrategias didácticas en el aula.
– Ante alguna dificultad en la relación docente-alumno.
– Apoyando y acompañando a los chicos en el pasaje de un ciclo a otro.
– En talleres de orientación vocacional (al finalizar la primaria y, en algunos casos, la secundaria).
– Ante emergentes institucionales, como alguna muerte, agresiones y otros conflictos.
– Derivación a un espacio terapéutico a los alumnos que lo necesiten.
– Asesoramiento y colaboración en el proyecto educativo institucional.

También podría gustarte